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LECCION #1 GRUPOS FAMILIARES - IGLESIA ESMIRNA

Viernes 4 de Marzo 2022


La regla de oro
LECTURA: Mateo 7:12
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque
esto es la ley y los profetas.
VERDAD CENTRAL: Quien cumple con la regla de oro, cumple con la voluntad de Dios.

INTRODUCCIÓN
En términos de redacción, el versículo que ahora consideramos es una unidad aislada del resto del pasaje. No obstante, su
enseñanza está en completa concordancia con el espíritu del Sermón del Monte. Estas palabras han llegado a ser tan
famosas que se conocen con el nombre de «La regla de oro». Se le llama de oro porque se considera que su contenido es el
que mejor expresa cómo deben normarse las relaciones entre las personas. Aunque la manera en que ahora la tenemos
redactada se atribuye al Señor Jesús, su enseñanza era ya conocida en su tiempo. Por ejemplo, antes de Jesús, hubo un
maestro judío de nombre Hillel quien en el Talmud enseñó: «Lo que para ti es odioso, no lo hagas a otro». En el libro de
Tobías, que era parte de la literatura judía, también encontramos una expresión parecida que dice: «Lo que odias, no lo
hagas a nadie». Es muy probable que Jesús escuchó esas expresiones que eran parte de su entorno, las tomó y las
reelaboró en la manera que hoy la tenemos en este versículo.

CUERPO
1- Lo que queremos de los hombres. Se puede notar que las enseñanzas de Hillel y del libro de Tobías estaban
formuladas en un sentido negativo: «no lo hagas a otro», «no lo hagas a nadie». En cambio, Jesús la formuló en sentido
positivo: «así también haced vosotros». La importancia de esto es que para el Señor no basta con que uno se abstenga de
hacer el mal, también quiere que hagamos el bien. Debemos preguntarnos ¿qué es lo que esperamos de las otras
personas? Se puede responder: esperamos que los demás nos traten con respeto, atención, consideración, justicia, etc. El
Señor ordena que las mismas cosas debemos ofrecer a los demás. No se trata de una cuestión de correspondencia, porque
pudiera ser que las otras personas nos traten muy mal; pero, aún así, siempre debemos tratarles de la mejor manera. Con
el tiempo, el bien que hagamos a otros regresará a nosotros. Es un principio inviolable del universo de Dios. Todo lo que el
hombre hace, lo cosecha. Si se hace el bien, se recibirá bien. Pero, si se hace mal, se recibirá el mismo mal.

2- Lo que debemos hacer con ellos. Exactamente lo que esperamos que los demás hagan con nosotros, es lo que
debemos hacer con ellos. Eso debe hacerse no solo porque Jesús lo dijo, no solo porque es una regla de oro, no solo porque
la lógica enseña que es lo correcto; debemos hacerlo porque de verdad lo sentimos. Pero, en su estado natural, el hombre
no siempre siente el deseo de hacer bien a los demás. El hombre es vengativo y busca la manera de desquitarse en todo
tiempo. Solo podremos hacer el bien cuando el amor reine en nosotros. Para que la regla de oro no resulte una imposición,
o algo que debe hacerse porque sí, es importante aprender a ver a los demás como las personas que son. Además, hay que
tener en cuenta los principios universales que rigen la creación de Dios. Es un universo balanceado en el que todo lo que se
haga se vuelve a la persona que lo hizo. Cuando alguien ejecuta una venganza solo está transfiriendo el mismo dolor para sí
mismo en el futuro. En cambio, quien es compasivo con los demás, transfiere compasión para más adelante en la vida.

3- El fin de la ley y los profetas. Si cada persona tomara la decisión de regir su vida por la regla de oro, el mundo sería
muy diferente al que conocemos. No habría mentira, pobreza, guerras, ni violencia. Las cosas serían como Dios lo desea
porque, al final de todo, el amor es la solución a los males. Por ello Jesús afirmó que la regla de oro «es la ley y los
profetas». En otras palabras, quien cumple con la regla de oro cumple con todo lo que escribieron Moisés y los profetas; es
decir, cumple con los deseos de Dios. Todo se resume en tratar bien a los demás. Es algo muy sencillo de entender, pero el
ser humano es muy renuente a hacerlo. Simplemente porque prefiere dejarse llevar por sus deseos de lastimar y vengarse.

APLICACIÓN
El día que el ser humano comprenda la importancia de tratar a los demás como desea ser tratado, las cosas cambiarán
radicalmente. Pero, eso no es fácil debido a que en el hombre habita la maldad y la inclinación al odio. No es posible vivir
de acuerdo con la regla de oro sino solo con la intervención de Dios. Esa intervención ocurre por medio del nuevo
nacimiento. Para nacer de nuevo, se necesita de la palabra de Dios y de la obra del Espíritu Santo. La persona debe poseer
un genuino deseo de entregarse al Señor y recibir su salvación. Cuando se arrepiente, el Espíritu Santo le da la capacidad de
cumplir con la voluntad de Dios. Hoy es el mejor día para recibir a Jesús como salvador, entonces, recibirá el amor
necesario para vivir conforme a la regla de oro.

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