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Servir o no servir

07 de octubre de 2018
Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuando Jesús nació, Israel estaba esclavizada por Roma y había un choque de
culturas: la judía y la romana. Él hizo contrapropuestas ante lo que ocurría: les
enseñó contra toda lógica que si recibían una bofetada en una mejilla pusieran la
otra, o si les obligaban a llevar una carga por una milla, la llevaran por dos. Cuando
nos pegan en una mejilla nos duele el corazón, pero cuando ponemos la otra, eso lo
sana. Es más fácil curar una mejilla que un corazón, y en eso consiste la
contracultura que los cristianos tratamos de vivir siguiendo el ejemplo de Cristo.

La gente cree sentirse bien cuando humilla, critica y aborrece a otros, pero se siente
mucho mejor perdonar y bendecir a quien nos maldice. La ley de los profetas se
resume en no hacer lo que no queremos que nos hagan,[1] pero la contracultura de
Jesús propone, además, bendecir a quien nos maldiga y amar a quien nos aborrezca.
Él, siendo hijo de Dios, vino a servir[2] y eso no es condena de esclavos, sino honra
de señores.

Encárgate de servir sin esperar que nadie te promueva porque de eso se encargará
nuestro Padre. Que en casa no se te olvide servir a tu pareja y a tus hijos. Además,
todo lo que Jesús hizo, lo hizo bien; por lo tanto, nosotros también deberíamos
hacerlo igual. Todo ―sobre todo las cosas buenas― tiene un pasado que lo
fundamenta.

Hoy existen los libros electrónicos y nos maravillamos por ello, pero fue más
maravilloso cuando Johannes Gutenberg imprimió por primera vez un libro. Hoy
hablamos de relojes electrónicos, pero más impresionante fue cuando se descubrió el
movimiento de rotación y traslación de la tierra gracias a la cual podemos lucir un
reloj en la muñeca.

Hace dos semanas recibimos nuestro tercer botón de plata en YouTube. Claro, ese es
el final de la historia, lo que la gente ahora ve y aplaude, pero no sucedió por
casualidad. Detrás de ese y tantos otros reconocimientos hay una historia de varios
años de servicio. No sirvamos para ser promovidos, sino porque hay que hacerlo.
Hagámoslo sin ningún interés bajo la manga, sino porque dignifica. Se puede hacer
más en el liderazgo sirviendo que mandando.

Ahora bien, si la Palabra dice que solo al Señor debemos servir y adorar, así
debemos hacerlo y al hacerlo, ángeles nos servirán a nosotros.[3] Nadie puede servir
a dos señores porque terminará aborreciendo a uno y amará al otro. No se puede
servir a Dios y a las riquezas; el Señor es quien da el poder para hacer las riquezas,
no las riquezas para servir a Dios. Después que Josué repartió la tierra prometida le
dio libertad al pueblo para que sirvieran a otros dioses, pero él y su casa decidieron
servir a Jehová.[4]

Nunca sabremos a dónde Dios nos llevará. Llegué a predicar en el zoológico, donde
nadie me escuchaba, sin saber que años después llegaría a predicar ante 250 mil
personas. Eso fue posible porque jamás hemos hecho algo para ver quién se fija en
nosotros, simplemente aprendimos que Jesús no vino a ser servido sino a servir y es
nuestra esencia imitarlo. Y aunque no podemos ser perfectos e imitarlo en todo,
cuando prestamos servicio a otras personas estamos siendo como Él. No es difícil,
solo requiere actitud. Si nadie se fija en las cosas buenas que haces, ¡qué importa!
No permitas que tu servicio se corrompa. Recuerda que nada pasa desapercibido
ante los ojos de Dios.

[1] Mateo 7:12: Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.

[2] Marcos 10:45: Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para
servir, y para dar su vida en rescate por muchos.

[3] Mateo 4:8-11: Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos
los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me
adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu
Dios adorarás, y a él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron
ángeles y le servían.

[4] Josué 24:15: Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si
a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del
río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa
serviremos a Jehová.

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