engreído, o si algo maquinas, ponte a pensar que batiendo leche se obtiene mantequilla, sonándose fuerte sangra la nariz, y provocando la ira se acaba peleando”.
Si quieres ser más feliz, esfuérzate y controla tu
temperamento ante cualquier provocación, así evitas que tu lengua empiece a disparar toda clase de palabras hirientes que van a provocar que los demás te ataquen sin piedad y al final de esa batalla verbal, termines con heridas en el alma.
No pronuncies palabras cargadas de violencia, no
hagas nada con ira, no tires las cosas, respira profundamente y di: “Señor: ayúdame a ser libre de las emociones que dañan mi alma y mi cuerpo. Padre bueno, se propició a mí y recibe mi gratitud por escuchar mi ruego y darme la sabiduría que necesito para vencer en este instante”.
Proverbios17:27-28. “El que ahorra sus palabras tiene
sabiduría; de espíritu prudente es el hombre entendido. Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio; el que cierra sus labios es entendido”.
Practica tantas veces como necesites el arte de
quedarte en silencio y mucho más cuando percibas que estas enojado. No te enredes en una discusión con gritos y falta de respeto.
Aprende a expresarte con Amor, en calma, en tono
suave, sin gritar y sin gesticular demasiado tu rostro y tus manos porque eso es de muy mal gusto.
Has de cuenta que es como presentar un examen
tantas veces sea necesario para que lo pruebes y puedas pasar a un nivel superior donde el Espíritu de Dios gobierne sobre tus emociones y sentimientos.
En dicho nivel de permanencia las demás personas no
pueden robar tu Paz y tu gozo pues tú no estás listo para polemizar como un necio. Dios es Amor y a Él tienes que imitar en su carácter si deseas que te use como instrumento de su Paz.
Pocos contraen matrimonio pensando en divorciarse,
cada cual hace sus votos libremente ante Dios prometiendo estar unidos en amor hasta que la muerte les separe.
Amar en el noviazgo es fácil, pero en el matrimonio
hay que cuidar la unidad, la armonía y el respeto para conservar la alegría de estar juntos toda la vida.
Después de casados se descubren facetas ocultas del
conyugue que quizá nos molesten y necesitamos sabiduría a Dios para no entrar en críticas y juicios inoportunos. No discutas por simplezas: porque no se apagó la luz de la habitación, no se cerró la puerta del baño, se perdió la pasta dental. Mejor es hablar y corregir a tiempo las diferencias. La Tolerancia es importante, no hagas guerra con palabras ofensivas.
Acepta lo que «no» le parece, busca la forma de
mejorar cada día para que tu mañana sea mejor.
Proverbios 10: 19 “En las muchas palabras no falta
pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente”.
Hay momentos en que tendrás que cerrar fuerte tus
labios para bloquear tu enojo en medio de una encendida discusión. “Callar» es provechoso, recuerda somos esclavos de lo que decimos y “Amos” de lo que callamos.
Pisa muy fuerte el freno de la prudencia sobre tu
lengua, no caigas en la trampa de hacerte esclavo de tus palabras, no hay razón alguna para invertir tu vida en conflictos innecesarios.
Quizá algunas discusiones serán inevitables pero la
contienda no debe ser parte de tu estilo de vida.
Un sabio consejo: Toma la decisión de callar y ser más
feliz aunque tengas la razón. A veces se gana perdiendo, el Señor nos enseñó que el que se humilla es exaltado y el que se exalta es humillado. Renunciar al orgullo es de valientes, pasa ese trago amargo con altura.
No dejes que el “Ego” te manipule. El de carácter
humilde es inteligente, pues evita las ofensas y protege tu tranquilidad y la de tus seres queridos.
Efesios 4:26: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el
sol sobre vuestro enojo”, es decir: “enójense pero no cometan locuras, y no den lugar al rencor al permitir que ese enojo tome ventaja sobre vuestra forma de hablar y de actuar”.
Si la paciencia no es compatible con tu carácter,
entonces vas a tener que esforzarte más hasta desarrollar esta virtud. Lee y medita en el Salmo 40. Vigila que tu enojo no sea por mucho tiempo, no te vayas a dormir enojado con alguien. “Reconcíliate”.
Si llegas a morir enojado irías rumbo al infierno. Es de
sabios perdonarse mutuamente. Aunque el enojo es una reacción humana como cualquier otra, necesita límites porque es un arma mortal del diablo que destruye el amor y las metas.
El enojo contamina el alma con desamor, queja,
insatisfacción y descontento. La virtud clave para tener paciencia es vivir en: AMOR. Lee 1 Corintios 13 y entérate que el verdadero amor es sufrido. Significa que son muchas las ocasiones en que vas a tener que tolerar y soportar acciones desagradables de otras personas por amor a Cristo, quien se elevo por encima de toda mala reacción humana y clamo al Padre mientras agonizaba: Padre perdónales porque no saben lo que hacen. Todos tenemos virtudes y defectos, nos casamos con todo el paquete completo.
El amor cubre la multitud de pecados con silencio, con
disculpa y con perdón. No es hacerse el de la vista gorda para alcahuetear, sino que vamos a Dios en oración, y con amor y sabiduría corregimos el error. No olvides que al casarse pactaste ante Dios amarse y respetarse toda la vida.
No rompas tu pacto a la ligera, mira como Dios tiene
paciencia contigo y piensa: “El que ahorra peleas evita tormentos ”“Resistid al diablo y a la ira huira de vosotros”. Las peleas dividen las personas y una familia dividida contra sí misma no prospera, se estanca y pierde muchas bendiciones. Ámense con nuevas misericordias cada día. Bendice al que te maldiga, Dios honra a quienes le honran y “ningún arma contra ti prosperará y tu boca será llena de risa y tu lengua de alabanza porque grandes y maravillosas son las obras que Dios hace en favor de los que le buscan y en Él perseveran”. Todo lo puedes en Cristo que te fortalece.
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