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ALGO PARA PENSAR (LÍMITES)

MATEO 5:37

SEA VUESTRO HABLAR SI SI Y NO NO

Tener y conservar límites en nuestra vida, es un tema poco tratado en


el cuerpo de Cristo. Sin embargo, es de suma importancia para poder
tener vidas ordenadas y que agraden a Dios, pues Él pone la mayoría de
los límites y luego, nosotros vamos agregando los nuestros.
¿QUÉ ES UN LÍMITE?
Viene a ser como una línea, borde o frontera que nos separa y distingue
de los demás seres humanos, los cuales no deben ser rebasados. Poner
límites es tener muy claro qué consideramos propio, ya sean
pertenencias, derechos, opiniones, etc., y tener la confianza de
hacérselo saber a los demás en el momento oportuno y no dejar que nos
quiten el lugar que nos corresponde.
DIOS NOS PONE LÍMITES
Desde el principio de la Creación, Dios puso orden y empezó a poner
límites dentro de Su creación. Límites en el horizonte, donde se unen la
tierra y el cielo; puso órbitas prefijadas por Él, para los planetas.
También ordenó las medidas de la tierra; encerró con puertas el mar,
para que no se salgan las olas (Job 38:8,11).
En el jardín del Edén, puso los primeros límites al ser humano: que no
comieran del árbol del bien y del mal, pues si lo hacían, morirían
(Génesis 2:16-17).
Dios nos ha puesto límites, pero también nos ha dado libre albedrío para
que coloquemos límites importantes en nuestra vida. Somos
responsables de esos límites. Un día daremos cuenta a Dios por ellos.
¿POR QUÉ DIOS NOS PONE LÍMITES?
Dios nos pone límites por 2 razones (pueden haber más, pero estas son
las que yo reconozco):
1) Como protección – Dios desea protegernos de:
 afuera – peligros naturales, accidentes, ataques de otras
personas, o del enemigo.
 adentro – el pecado. La palabra “transgresión”, viene del latín y
significa “atravesar, sobrepasar”. Es cuando no respetamos, o
saltamos más allá de las costumbres o normas.
2) Por diseño divino – Dios tiene un diseño (bosquejo, esquema) para
nuestra vida, para lo cual nos ha puesto límites. Debemos vivir dentro
de esos límites, si queremos cumplir el diseño divino en esta tierra
(Ezequiel 43:10). Dios ha señalado nuestro tiempo de vida y los lugares
donde hemos de vivir (Hechos 17:26).
Cuando nosotros sobrepasamos los límites puestos por Dios, hay
consecuencias, y no buenas. Muchos de nuestros problemas vienen
porque no hemos aprendido a ponernos buenos límites o porque no
ejercemos el fruto del Espíritu Santo llamado “templanza” (moderación
de carácter, equilibrio, autocontrol).
En el mundo físico, vemos límites como: vallas, cercas, señales, puertas,
que señalan el principio y el fin de cada propiedad. De igual manera, los
seres humanos debemos ponernos límites, que sirvan de protección en
nuestra vida.
ALGUNOS LÍMITES EN LA BIBLIA
Éxodo16:35 límites para cambiar de un tipo de bendición a otra
19:21 límites para encontrarse con Dios
19:22 límites para santificar el monte
23:31 límites (fronteras) para señalar naciones
Deuteronomio 19:14 no reducir los límites de la propiedad del vecino
Job 14:5 Límites en la edad
Ezequiel 11:10-11 límites de juicio
47:13 límites en la heredad que Dios da
Miqueas 7:11 límites que se extienden al edificar muros
Hechos17:26 Dios ha determinado los límites donde hemos de vivir
LÍMITES PERSONALES – TIPOS
Establecen nuestra propiedad personal y marcan las cosas de las que
somos responsables. Definen quiénes somos o no somos y afectan
diferentes aspectos de nuestra vida.
Existen los límites internos y externos:
Límites Internos:
 Espirituales – son los que tienen que ver con nuestra relación con
Dios. Nosotros nos comunicamos con Dios por medio de nuestro
espíritu. A veces nuestro espíritu se cierra a Dios, generalmente por
el pecado (rebeldía, desobediencia) que nos separa de Él (Isaías 59:2).
 Almáticos – no tenemos el control de nuestros pensamientos,
emociones y voluntad, lo cual hace que se desborden, perdiendo así los
límites.
Límites Externos:
 Físicos – es el resultado del descontrol de nuestra parte espiritual
y almática, lo cual redunda en el área física; llámese, nuestro cuerpo.
El cuerpo es el vehículo que lleva a cabo lo que ocurre en nuestro
interior.
¿CUÁNDO COMIENZAN LOS LÍMITES?
Los límites comienzan en la niñez. Conforme vamos creciendo, nuestros
padres y otras personas en autoridad sobre nosotros, nos van
enseñando cuáles son nuestros límites (puedes hacer esto, no puedes
hacer lo otro), los cuales estarán con nosotros toda la vida. Luego,
nosotros iremos agregando nuestros propios límites, de acuerdo con
nuestros principios, creencias y valores.
¿LÍMITES BUENOS O MALOS?
Límites buenos, son los que Dios ha puesto. Siempre pensando en
nuestro bienestar, nunca para hacernos daño. Esos son los límites que
debemos cumplir a cabalidad, sin excepción, para que podamos ser
personas satisfechas con lo que Dios nos ha dado, poder ser felices,
porque romper los límites trae daño e infelicidad. El obedecerlos traerá
paz y conciencia limpia a nuestro corazón. 
Límites malos, son la falta de ellos o no tenerlos bien definidos.
1. El no tener límites es muy peligroso, pues estamos expuestos a
que cualquiera haga lo que quiera con nuestra vida; que nos usen y
abusen.
2. Lo mismo pasa en el caso de no tener límites bien definidos. La
inseguridad hace que nos rijamos más por lo que dicen, que por lo que
creemos. Nos dejamos influenciar fácilmente y muchas veces a
disgusto, después de haber hecho o dicho algo sobre lo cual no
creíamos verdaderamente.
En ninguno de estos casos tendremos vidas satisfactorias, pues no
habrá paz en nuestro corazón y puede llevarnos a la desdicha y fracaso.
CONCLUSIÓN
Es necesario establecer límites claros para poder tener vidas
saludables. A veces no es muy agradable hacerlo, pues implica morir a
nuestros deseos o sentimientos, pero son necesarios para poder vivir en
paz y armonía con nosotros mismos y las personas que nos rodean.
El mundo respetará nuestros límites si les indicamos cuáles son. La
salud emocional está íntimamente relacionada con la salud de nuestros
límites. Algunas personas intentarán invadir nuestros límites, pero es
nuestra obligación mantenerlas a distancia para defender nuestros
intereses. Mi libertad acaba donde empieza la libertad de la otra
persona.
Para poner límites de una forma efectiva, hay que saber controlar las
propias emociones. Ante cualquier muestra de atropello, no dejarse
llevar por la ira ni por el decaimiento, sino mantener una actitud firme y
serena. Necesitamos tener límites claros, que nos proporcionen el
bienestar que todo ser humano requiere para enfrentar los desafíos
básicos de su existencia.
Lo principal es saber que Dios está de nuestro lado, para ayudarnos a
colocar y mantener esos límites.
¿Estamos poniendo límites en nuestra vida?
¡DIOS TE BENDIGA!

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