Está en la página 1de 4

CUESTIONARIO #01

SE PIDE:
LUEGO DE LEER LA LECTURA SIGUIENTE DE PAUL
KRUGMAN, SE LE PIDE QUE CONTESTE LAS
SIGUIENTES PREGUNTAS:
1. ¿ POR QUE CHINA PUEDE ACUMULAR SALDOS
FAVORABLES DE BALANZA COMERCIAL ¿
2. ¿ QUE OCURRIRÍA SI CHINA OPTA POR UNA
POLITICA FISCAL EXPANSIVA
3. ¿QUÉ OCURRE SI EEUU APLICA UNA POLÍTICA
FISCAL AGRESIVA
4. ¿QUÉ OCURRIRÍA SI CHINA EXPMDE SUS
INVERSIONES PRIVADAS POR MAYORES
EXPECTATIVAS DE CRECIMIENTO
5. ¿POR QUÉ CHINA OPTA POR UNA POLITICA DE
TIPOS DE CAMBIO FIJOS

TRIBUNA:LABORATORIO DE IDEAS: La trampa de los


dólares de China. PAUL KRUGMAN 05/04/09
En los comienzos de la crisis financiera, los bromistas
decían que nuestras relaciones comerciales con China
habían resultado ser justas y equilibradas después de
todo: ellos nos vendían juguetes envenenados y
pescado contaminado, y nosotros les vendíamos
valores fraudulentos.
Pero últimamente ambas partes de ese acuerdo están
fallando. Por un lado, el interés del mundo por los
productos chinos ha caído en picado. Las
exportaciones de aquel país se han hundido en los
últimos meses y son ahora un 26% más bajas que hace
un año. Por otra parte, es evidente que los chinos están
poniéndose nerviosos por culpa de esos valores.
Pero parece que China sigue teniendo expectativas
poco realistas. Y eso es un problema para todos
nosotros. La gran noticia de la semana pasada fue un
discurso de Zhou Xiaochuan, el gobernador del Banco
Central de China, en el que pedía una nueva "moneda
de reserva supersoberana".
La facción paranoica del Partido Republicano advirtió
inmediatamente sobre un vil complot para que Estados
Unidos renunciase al dólar. Pero el discurso de Zhou
Xiaochuan era en realidad un reconocimiento de la
debilidad del país. Lo que estaba diciendo, de hecho,
es que China se ha metido a sí misma en una trampa de
dólares y que no es capaz de salir de esa trampa, ni de
cambiar las políticas que la hicieron caer inicialmente
en ella.
Algunos antecedentes: en los primeros años de esta
década, China empezó a registrar grandes superávit
comerciales y también empezó a atraer un flujo
considerable de capital extranjero. Si China hubiese
tenido un tipo de cambio flotante -como, por ejemplo,
Canadá-, esto habría provocado una revalorización de
su moneda que, a su vez, habría ralentizado el
crecimiento de las exportaciones chinas.
Pero, en vez de eso, China decidió mantener el valor
del yuan más o menos fijo con respecto al dólar. Para
hacerlo tenía que comprar dólares a medida que
llegaban. Con el paso de los años, esos superávit
comerciales siguieron creciendo, al igual que lo hizo la
reserva de activos extranjeros de la República Popular
China.
Pero la broma sobre los valores fraudulentos era
injusta en realidad. Aparte de un tardío e irreflexivo
acopio de acciones (de las más altas del mercado), los
chinos han acumulado principalmente activos muy
seguros, entre los que los bonos del Tesoro de
Estados Unidos (bonos T, para abreviar) representan
una parte importante del total. Pero aunque los bonos T
son seguros como los que más, ofrecen una
rentabilidad muy baja.
¿Había alguna estrategia oculta tras esta vasta
acumulación de activos de baja rentabilidad?
Probablemente, no. China adquirió su alijo de dos
billones de dólares (con lo que convirtió la República
Popular en la República de los bonos T) de la misma
forma que Gran Bretaña adquirió su imperio: en un
ataque de insensatez. Y, según parece, el otro día, los
dirigentes chinos se despertaron y se dieron cuenta de
que tenían un problema. La baja rentabilidad no parece
preocuparles demasiado, ni siquiera ahora. Pero,
aparentemente, están preocupados por el hecho de que
alrededor del 70% de esos activos estén expresados en
dólares, por lo que cualquier caída futura del dólar
conllevaría una gran pérdida de capital para China. De
ahí la propuesta de Zhou de pasar a una nueva moneda
de reserva del tipo de los Derechos Especiales de Giro
(DEG), en los que el Fondo Monetario Internacional
mantiene sus cuentas.
Pero esto es a la vez más y menos simple de lo que
parece. Los Derechos Especiales de Giro no son dinero
real. Son unidades contables cuyo valor se fija en
función de una mezcla de dólares, euros, yenes
japoneses y libras británicas. Y no hay nada que pueda
evitar que China diversifique sus reservas apartándose
del dólar ni, por supuesto, que se haga con una reserva
que tenga una composición mixta como la de los DEG;
es decir, nada excepto el hecho de que ahora China
tiene tantos dólares, que no puede venderlos sin
provocar una caída del dólar y desencadenar la pérdida
de capital que temen sus dirigentes.
Así que, en realidad, la propuesta de Zhou equivale a
una súplica para que alguien rescate a China de las
consecuencias de sus propios errores de inversión.
Pero eso no va a ocurrir.
Y la petición de alguna solución mágica al problema del
exceso de dólares de China indica algo más: que los
dirigentes de aquel país no se han enfrentado al hecho
de que las reglas del juego han cambiado de una forma
fundamental.
Hace dos años vivíamos en un mundo en el que China
podía ahorrar mucho más de lo que invertía y
deshacerse de su exceso de ahorro en Estados Unidos.
Ese mundo ha desaparecido.
Aun así, el día después de su discurso sobre la nueva
moneda de reserva, Zhou dio otro en el que parecía
afirmar que la altísima tasa de ahorro china es
inmutable, una consecuencia del confucionismo, que
valora la "antiextravagancia". Mientras tanto, "no es el
momento apropiado" para que Estados Unidos ahorre
más. En otras palabras, dejemos las cosas como
estaban. Pero eso tampoco va a ocurrir.
La conclusión es que China todavía no se ha
enfrentado a los dolorosísimos cambios que serán
necesarios para afrontar esta crisis mundial. Claro está
que lo mismo podría decirse de los japoneses, los
europeos y los estadounidenses.
Y ese no aceptar las nuevas realidades es el principal
motivo por el que, a pesar de algunos rayos de
esperanza (la cumbre del G-20 ha conseguido más de
lo que yo pensaba), es probable que esta crisis todavía
se prolongue durante años.
Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y
premio Nobel de Economía en 2008. © 2009 New York
Times Service Traducción de News Clips. * Este
artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5
de abril de 2009

También podría gustarte