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Cuando decimos algo metafóricamente, estamos realizando una comparación entre una
cosa y otra diferente, para poder explicar mejor esta última o poder expresarnos de
una manera más eficaz, hermosa o interesante.
Empecemos por entender cómo funciona una metáfora, que es una de las principales
figuras retóricas conocidas, es decir, de uno de los principales recursos que
usamos para embellecer el lenguaje o para hacerlo más rotundo, más eficaz. La
metáfora consiste en tomar un referente y compararlo con otro, para así
“desplazarle” o “transferirle” parte de su significado.
Por ejemplo, si decimos que al recibir un obsequio el rostro una persona “se
iluminó de alegría”, estamos comparando el rostro de la persona con una lámpara o
algún artefacto que pueda iluminarse, o sea, llenarse de luz, y al hacer dicha
comparación estamos diciendo que el efecto de la alegría sobre el rostro de la
persona fue similar a lo que ocurre cuando encendemos una lámpara en una habitación
oscura.
Por el contrario, podríamos decir que una persona que sufre una pérdida tiene un
rostro “apagado” o “sombrío”, ya que carece de la “luz” de la alegría.
Fuente: https://concepto.de/metaforicamente/#ixzz7fbELbCLO