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Asignatura: Lengua C. y Literatura II del curso 2.

º de Bachillerato

Textos complementarios

CAMBIOS SEMÁNTICOS Y FIGURAS RETÓRICAS

La Semántica no solo estudia cómo se relacionan las palabras y su


significado, sino también cómo evoluciona este. Las palabras cambian de
significado con el tiempo, al compás de las modificaciones de la realidad
externa. La palabra coche, que en tiempos pretéritos significaba «carruaje
de cuatro ruedas de tracción animal» y actualmente «vehículo automóvil».
El primer significado ha sido desplazado por el segundo, de modo que
cuando nos queremos referir a él hemos de especificar que se trata del
«coche de caballos».

Así pues, a las variaciones en su significado que una palabra ha


experimentado con el paso de los siglos, se les llama cambios semánticos.
Tales cambios pueden manifestarse bien como una reducción del
significado inicial, bien por ampliación del mismo. Las causas del cambio
semántico pueden ser:

─ Contextuales o lingüísticas

Si una palabra aparece con gran frecuencia junto a otra, ese contacto
contextual puede funcionar como un contagio de significado. E. g.:
¿Me das un negro? (Negro = cigarrillo de tabaco negro; ha pasado,
pues, a significar un tipo de cigarrillo).

─ Causas históricas

Las que producen el cambio de significado en una palabra, determinado


por las diferentes etapas de la historia de la lengua. E. g.: cátedra designaba
el asiento que ocupaba el maestro; actualmente ha pasado a designar el
cargo académico que desempeña y la materia que enseña el catedrático, y
nadie piensa en la silla que se le destina en el aula, que se trata de una
cátedra.

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─ Causas sociales

Las palabras pueden ver restringido su empleo por un grupo social o


verlo ampliado a otros grupos, con lo que cambia su significado. E. g.:
Hortera; que, en Madrid, designaba antiguamente al mancebo de las
tiendas de mercader, ha pasado a significar persona «vulgar o de mal
gusto».
Por supuesto que, tras estas causas, hay un proceso psicológico claro, a
pesar de que hoy parezca que hay un simple automatismo en la unión del
significante y el o los significados de una palabra, pero el factor tiempo es
el que convierte en automática esta asociación de ideas, que es el origen
último de todo cambio semántico.

Casos especiales del cambio semántico, tanto por causas contextuales


como históricas, sociales, estilísticas o estéticas son:

— El tabú verbal: Palabra prohibida o evitada por convención social, a


causa de sus connotaciones desagradables de tipo religioso, político,
sexual, etc. E. g.: la muerte, la huelga, parir.

— El eufemismo: Palabra o frase que sustituye a la que se considera tabú


para atenuar la realidad que designa. E. g.:
El último viaje o el viaje definitivo (J. R. J.) en lugar de la muerte
Alumbrar en lugar de parir.
Una mujer de la calle en vez de prostituta, etc.

— El disfemismo: palabra o frase que sustituye a otra -no necesariamente


tabú- y presenta connotaciones humorísticas o despectivas. E. g.:
La calva = la muerte.
Estirar la pata = morir.

— Los llamados tropos: la metáfora, la metonimia, la sinécdoque, la


sinestesia, la imagen visionaria…

─ Dentro de las FIGURAS RETÓRICAS, ESTILÍSTICAS O


LITERARIAS, que se pueden clasificar u organizar utilizando distintos
criterios, si las clasificamos atendiendo a los tres niveles de la lengua,
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tendremos: figuras del nivel fónico (aliteración, anadiplosis, anáfora,
onomatopeya, similicadencia, paronomasia, palindromía, anagrama);
figuras del nivel morfosintáctico (pleonasmo, epíteto, paradiástole,
sinonimia, asíndeton, bimembración, elipsis o zeugma, polisíndeton,
quiasmo o retruécano, concatenación, correlación, interrogación retórica,
polípote, derivación o poliptoton, hipérbaton, paralelismo, dilogía o
equívoco, calambur, perífrasis, prosopografía, etopeya, anacoluto), y
figuras del nivel léxico-semántico (antítesis, paradoja u oxímoron,
hipérbole, personificación o prosopopeya, ironía, eufemismo, apóstrofe o
exclamación, lítote, y su vez dentro de las figuras del nivel
léxico-semántico, están los llamados T R O P O S).

Los TROPOS son palabras empleadas en un sentido que no es habitual. El


término tropo viene del griego del gr. τρόπος trópos: vuelta, estilo, manera
y se asocia con la raíz indoeuropea * trep-2- (girar, voltear). Se llama tropo
a todo cambio de significado (cambio semántico) en la palabra o en la
oración; en virtud de la asociación que podemos establecer entre los objetos
designados.

En retórica designa el cambio de sentido en una palabra o frase. Las cosas


(objetos, personas, lugares, emociones, sentimientos, ideas) se designan no
por su nombre habitual, sino por otro en virtud de una analogía, asociación,
comparación entre dos objetos que no están próximos en la realidad. Entre
los tropos tenemos: metáfora, alegoría, hipérbole, comparación o símil,
metonimia, sinécdoque, antonomasia, énfasis, ironía, sinestesia, símbolo…

I. La imagen literaria

Con este término podemos incluir toda figura que, como el símil, la
metáfora, la metonimia, la sinécdoque o el símbolo, consista en la
sustitución de un término real por otro imaginario. Sin embargo, solemos
reservarlo a aquella sustitución que no se ha basado en una relación
objetiva o correspondencia aceptada culturalmente, sino en algún elemento
irracional.

Una imagen es una figura del lenguaje mediante la que se manifiesta


alguna semejanza o analogía entre objetos reales e irreales. Se podría
definir como “toda expresión verbal capaz de representar ideas abstractas,
como por ej.: muerte, angustia…, capaz de relacionar entre sí objetos muy
distintos con una finalidad estética o afectiva”. Su función es corporeizar lo
abstracto dándole forma sensible. Cuando el escritor sustituye el plano

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significativo real A de un objeto o idea asignándole el significado de otro
irreal o imaginario B se produce la imagen.

Deste, pues, formidable de la tierra


bostezo, el melancólico vacío...

Fábula de Polifemo y Galatea, Góngora

Gruta en la montaña (A) ----- se parece a ----- un bostezo (B).

II. Clases de imágenes

Tradicionalmente las imágenes se producían entre elementos (A-B) que


guardaban entre sí un parecido. Esta identificación tomaba como base la
analogía entre ambos elementos (A-B). Se percibían con claridad los lazos
de semejanza entre los planos que estaban en relación de significado, tanto
el plano real como evocado. Este tipo de metáforas se estructura de forma
más o menos racionalista y lógica. Pero a partir de la poesía emocional del
romanticismo y coincidiendo con una nueva época cultural que prima el
irracionalismo, se pierden los lazos de relación lógica y se hace visionaria,
inconsciente, irracionalista y subjetiva.

Siguiendo la teoría poética de Carlos Bousoño ─expuesta en Teoría de la


expresión poética, 1952─ distinguiremos dos tipos de imágenes.

La imagen tradicional y la imagen visionaria

En la imagen visionaria los signos lingüísticos se revisten de un valor


nuevo y extraordinario, de una fuerza expresiva inusitada. Con las
imágenes los poetas no solo representan, sino que despiertan emociones.
En esto estriba la gran diferencia entre la lengua literaria y la lengua
conversacional. Mientras una es teórica y denotativa, expresión de las
ideas, pensamientos, objetos, etc., la lengua literaria y por extensión la
poesía destaca por su plasticidad y capacidad de evocación. El lenguaje
directo corriente es impotente para expresar algunas ideas, experiencias
únicas, paradójicas y solamente claras para el entendimiento poético que
las forja.

La imagen visionaria, tanto en forma de símil o, más habitualmente, de


metáfora, consiste en relacionar los dos planos (A-B) no en función de su
parecido objetivo, sino porque ambos provocan en el lector la misma
“sensación” (Z) de manera irracional, no lógica.

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A=B, porque A y B ----- provocan la sensación Z.

No se basa en asociaciones racionales, sino puramente emocionales.

“Dónde vas, tren” ---- Metáfora pura: A = Mujer. B = Tren. Z = Grandeza

No hay un parecido racional “Tren/Mujer”; es la similitud de la sensación


que uno y otra producen lo que provoca la metáfora, la identidad entre
ambos elementos.

En la imagen tradicional la semejanza entre los dos planos se basa siempre


en una condición objetiva, y su efecto siempre es racional. En la imagen
visionaria el poeta contemporáneo llamará iguales a los términos A y B no
porque objetivamente se parezcan en su figura material, en su
configuración moral o en el valor con el que se manifiestan ante alguien,
sino porque despiertan en nosotros un sentimiento parecido: Z.

Las imágenes (símiles o metáforas) visionarias son una forma de


presentar un fenómeno más general que C. Bousoño denomina visión.
La visión consiste en atribuir funciones, propiedades o en general atributos
imposibles (B) a un ser (A), cuando tal atribución expresa irracionalmente
a través de la emoción (Z) que suscita en nosotros, cierta cualidad (C) que
el autor siente como real en ese ser. “Para ti que conoces cómo la piedra
canta”. La sensación (Z) que nos provoca esta expresión es positiva. Cantar
connota alegría, felicidad. A partir de esta sensación intentamos llegar a la
cualidad (C = elementalidad, naturalidad, pureza, ser natural no manchado
por el mal) que se supone a la piedra (A) porque le atribuye la idea de
cantar (B).

Las visiones y las imágenes visionarias se caracterizan por tres notas


fundamentales:

1. La cualidad irreal (B) aparentemente no pretende sino impresionarnos de


un modo (Z); de modo que a primera vista se trata de pura irrealidad.

2. Pero un análisis de nuestra emoción, y a continuación de ella, descubre


siempre un lazo entre lo irreal (B) y ciertos ingredientes reales de (A).

3. Mas estos ingredientes no aparecen nítidamente en el análisis, sino con


una difuminación o imprecisión que justamente caracteriza a las visiones.

Una forma de visión es la sinestesia. Para W. Kaysser es “la fusión de


diversas impresiones sensoriales en la expresión lingüística”.

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La noche me sabía a tintineo de ajorcas orientales.

vista gusto oído = Noche: música, erotismo, misterio, oriental.

III. Formas de la imagen. Los tropos

Las diferentes formas que pueden adoptar las imágenes fueron condensadas
por los retóricos como otras tantas figuras o tropos.

A. Comparación o símil

Primer estado es que se expresa la imagen. Los dos elementos, el A y el B,


se relacionan entre sí por una comparación explícita. Ambos términos
aparecen expresos en la formulación lingüística. La relación entre los dos
términos es de parecido, tanto del estado de las cosas, Flaco como un fideo;
o de acontecimientos, corría como un gamo.

B. Metáfora

Es frecuente designar una cosa con el nombre de otra con la que guarda una
relación de analogía (o semejanza): falda femenina/falda del monte, alas
(del avión), pata (de una silla), los gladíolos (silvestres) denominados
popularmente espadicas…, y tantas otras que existen en la lengua usual
desde hace mucho tiempo y cuyo origen metafórico el hablante
prácticamente ya no recuerda: falda del monte, pata de la mesa, ala del
avión (metáforas léxicas). Porque el hablante está buscando
continuamente analogías; la lengua expresaría, en definitiva, la manera en
que el ser humano ha ido antropomorfizando el mundo.

A partir de la comparación, este es un segundo estado más perfecto y más


puro de la imagen. Se produce la identidad entre dos términos distintos, una
sustitución de un término tomando como base para esta suplantación
significativa la analogía de sentidos, la comparación entre ambos.

La luna es un pozo chico.

A =Real –igual que-- B= Irreal, imaginario, metafísico

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Obviamente tanto la literatura popular ─de manera intuitiva─ como la
culta ─de forma consciente y estudiada─ le han sacado mucho partido a
este procedimiento por acumulación e intensificación del mismo en el
lenguaje literario en general y en el poético en particular.

Pero esta definición es insuficiente para definir las metáforas de este siglo.
La relación de analogía, comparación en una metáfora surrealista es
imposible de percibir, basadas en analogías de segundo o tercer grado. La
metáfora más que un proceso de comunicación lógico de significados
nocionales es un proceso de intuición, de aprehensión de la subjetividad
poética de un autor.

• Clases de metáforas

1. Metáforas impuras

En este tipo de metáforas se conservan los dos términos, tanto el real A


como el imaginario B, sin nexo comparativo. Pueden ser de dos tipos,
atributivas y preposicionales.

a. Atributivas

- A es B. Son tus besos en mi espalda / avispas y vientecillos / en doble


enjambre de flautas. A = Besos. B = Avispas, vientecillos.
- B es A. El vacío es luna.

b. Preposicionales

─ A de B. La luna recogerá / tu dolor de cal y adelfa. A = Dolor. B = Cal y


adelfa.
─ B de A. Las piquetas (B) de los gallos / cavan buscando la aurora. B =
Piquetas. A = Gallos.
El jinete se acercaba / tocando el tambor (B) del llano (A) G. Lorca.
Los cristales (B) de su bella mano (A) Góngora.

2. Metáforas puras

Es el grado más perfecto de la imagen, puesto que en ella el término real ha


desaparecido y solo se muestra el imaginario, figurado o evocado. B en
lugar de A. Dentro hay una niña muerta / con una rosa encarnada / oculta

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en la cabellera. A = Herida. B = Rosa encarnada. Su luna de pergamino /
Preciosa tocando viene (G. Lorca, Preciosa y el aire, Primer romancero
gitano, 1928).
A = Pandereta; elemento elidido. B = Luna de pergamino.

La metáfora pura rompe los lazos que existen entre el plano real y el
evocado, nombrando tan sólo el último, B. Se omite la asociación.

Cuando el contexto o la intuición impiden la determinación del elemento


real, estamos ante el enigma. Un brazo de noche / entra por mi ventana /
Un gran brazo moreno / con pulseras de agua. G. Lorca, Nocturno II,
Nocturnos desde la ventana (Canciones, 1921-1924).

3. Metáfora aposicional

En esta el plano evocado o imaginario B, aparece como una aposición


explicativa o especificativa. A, B: El otoño: / isla de perfil estricto, J.
Guillén, Cántico (1928); ¡El sol, capitán redondo, / lleva un chaleco raso!,
G. Lorca, El lagarto está llorando, Canciones para niños, (Canciones,
1921-1924); El viento, galán de torres, / la prende por la cintura, Arbolé,
arbolé, Canciones andaluzas (Canciones, 1921-1924). En este tipo de
metáforas se puede producir una inversión de los términos, Cobre amarillo,
su carne...Yunques ahumados, sus pechos… G. Lorca, Romance de la pena
negra, Primer romancero gitano (1928).

4. Metáfora descriptiva o impresionista

Variante de la metáfora aposicional, consiste en utilizar más de un término


imaginario en aposición. Podrá darse de forma directa: A: B, B, B...; o de
forma invertida: B, B, B: A. El plano real se va enriqueciendo por la
yuxtaposición de evocaciones múltiples, Yo soy, nieve en las cumbres, / soy
fuego en las arenas, / azul onda en los mares, Rima V, Rimas en Obras
(1870), G. A. Bécquer.

5. Metáfora antropomórfica

Cuando la metáfora utiliza como término imaginario un elemento humano,


si la metáfora oculta una personificación. La niña del bello rostro / sigue
cogiendo aceituna, / con el brazo gris del viento / ceñido por la cintura.
Arbolé, arbolé, Canciones andaluzas (Canciones, 1921-1924). A = viento,
B = Brazo gris.

6. Metáforas de animales
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En ellas el término imaginario será un animal, cuyas características sirven
para calificar a las personas. Ej.: Es un lince.

7. Metáfora superpuesta

Una imagen provoca otra y esta a su vez otra nueva. El plano real crea una
cadena de evocaciones. A da lugar a B, y este a B1... Nuestras vidas son los
ríos / que van a dar en el mar / que es el morir... Coplas a la muerte de su
padre (1476, 1494), J. Manrique. Esta estructura metafórica es muy
cercana a la alegoría, de la que nos ocuparemos después.

C. Metonimia

La metonimia es el nombre que recibe la transferencia de significado de


una palabra a otra posibilitada por una relación de contigüidad lógica o
material existente entre ambas. Siguiendo a Jakobson, podemos decir que
la metonimia es la sustitución de un término por otro que presenta con el
primero una relación de contigüidad; e. g., si decimos: Se gana el pan con
el sudor de su frente, en realidad lo que queremos expresar es “con el
trabajo que causa sudor…” -trueque del efecto por la causa-. También el
discurso de la corona sustituye a: el discurso del rey -cambio de la persona
por el objeto-. Mientras que en la metáfora la relación entre los dos
términos es emparejados es paradigmática, o sea, que los dos términos
pertenecen a campos semánticos diferentes, como sucede con cabellos
rubios y oro; en la metonimia la relación es sintagmática, intrínseca. Con
exactitud, el tipo de contigüidad expresa:

— el nombre de una parte del cuerpo en lugar de un objeto contiguo a


ella (e. g.: el cuello de la camisa, los pies de la cama, el cabecero de la
cama);
— el efecto por la causa: mi dulce tormento (Arniches), por mi mujer;
— la causa por el efecto: Cuando las estrellas clavan / rejones al agua
gris (G. Lorca). Lo que se clava en el agua es el rayo de luz que
procede de cada estrella;
— la materia por la cosa: fio, y su vida a un leño (Góngora). Leño por
barco;
— el continente por el contenido (e. g.: tomarse una copa; servir varios
platos);

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— el contenido por el continente (e. g.: una gramática, por ‘libro sobre
gramática’);
— lo abstracto por lo concreto: La Santidad de Pío X (Valle-Inclán) por
el Papa;
— lo concreto por lo abstracto: Tener buena estrella. La determinación
física expresa atributos morales: tiene una buena cabeza= es
inteligente;
— el instrumento por la persona que lo maneja- o el objeto poseído por el
poseedor: e. g.: pluma por escritor; el primer violín, el espadón de
Loja;
— el autor en lugar de la obra (e. g.: un velázquez ‘cuadro pintado por
Velázquez’);
— el lugar de procedencia en lugar del producto que en él se fabrica
(ejemplos: un rioja ‘vino elaborado en La Rioja’, una berlina ‘carruaje
construido en Berlín’, cachemira ‘tejido elaborado en la región de
Cachemira’, pergamino, soporte para escribir elaborado por primera
vez en la ciudad de Pérgamo, etc.);
— el epónimo por la cosa: Por ser la Virgen de la Paloma (el día de la
Virgen…).

D. Sinécdoque

La sinécdoque, como la metonimia, es una figura semántica que consiste en


la transferencia de significado de una palabra a otra, apoyándose en una
relación de contigüidad. Pero mientras que en la metonimia la relación es
de contigüidad (espacial, temporal o causal), en la sinécdoque la relación
es de inclusión, es decir, que uno de los miembros es de mayor o menor
extensión o forma parte del conjunto implícito que presenta el otro. Por
tanto, la sinécdoque representa:

— la parte por el todo, e. g.: vela por ‘nave’, cabezas por ‘reses’, fuegos
por ‘casas’; cerebro por ‘persona inteligente’, en fuga de cerebros;
— el todo por la parte: la ciudad se amotinó por ‘los habitantes…’;
— lo particular por lo general: el hombre es mortal por ‘los hombres’;
— la palabra de significado más amplio por la de significado restringido:
trabajador por ‘obrero’, félido por ‘tigre’;
— el género por la especie: noble bruto por ‘caballo’;
— la especie por el género: No sabe ganarse el pan por ‘la comida’;
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— el singular por el plural: el inglés es flemático, el español colérico;
— el plural por el singular: Los oros de las Indias;
— la materia por el objeto: fiel acero toledano por ‘espada’;
— lo abstracto por lo concreto: la juventud es rebelde por ‘los jóvenes…’;
Las tropas no respetaron sexo —por ‘mujeres’— ni edad —por ‘viejos
y niños’—.

E. Alegoría

“Imagen continuada”. En ella los elementos reales están expresos de un


modo metafórico. La diferencia con la metáfora continuada es que en la
alegoría la equivalencia es miembro a miembro. Esta forma de imagen se
parte de una metáfora A = B; el plano real se descompone en sus
elementos, partes constituyentes, y el plano imaginario a su vez en los
suyos, relacionándose con su correspondiente en el plano real. “El prado
(A) es el paraíso (B)”: A1-B1, A2-B2, A3-B3... An-Bn. Introducción a Los
milagros de Nuestra Señora, Berceo. Una forma especial de alegoría es la
parábola que consiste en la narración de un hecho ficticio del que se
deduce una enseñanza moral.

E. Símbolo

Una clase importante de imágenes son aquellas que llegan a convertirse en


símbolos. Símbolo es toda metáfora pura que expresa de una forma
memorable, reiterativa en la obra de un autor, uno de los temas (ideas)
principales de esa obra literaria o pensamiento poético. Así el desnudo, en
la obra de V. Aleixandre Sombra del paraíso, conlleva el sentido, connota,
pureza, naturaleza pura no hollada, belleza natural. En G. Lorca, tanto el
caballo como la Luna tienen un claro significado de muerte.

El símbolo es una metáfora pura en la que el término real es la suma de


sensaciones que nos produce la presencia del término imaginario al verlo
reiterado en unos determinados contextos. El símbolo se forma con dos
elementos uno sensorial balanza y uno intelectual, justicia. El símbolo
poético o literario no es convencional, sino que entre ambos planos A y B
existe una relación analógica. El símbolo literario es un objeto real que por
voluntad del creador representa un sentimiento, un estado anímico, algo
perteneciente al ámbito de lo espiritual. La relación entre el símbolo y lo
simbolizado puede tener un fundamento real (símbolos barrocos) o
personal (símbolos contemporáneos). La creación e interpretación del

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símbolo no es unívoca, ya que este es un medio de expresión de lo
misterioso y lo inefable.

F. Sinestesia

Es una metáfora sensorial, producto de la asociación espontánea entre


sensaciones de naturaleza distinta, que proceden de diferentes sentidos.
Consiste en aplicar la sensación de un sentido a otro, fundiéndolos en una
sola imagen. Normalmente se trata de un sintagma compuesto por un
sustantivo y un adjetivo calificativo que al menos en apariencia o en
sentido estricto no le corresponde, y esto provoca un choque desde el punto
de vista lógico, pero que en sentido figurado y por encima de la aparente
contradicción busca un nuevo significado.

Esta figura existe en los usos funcionales de la lengua (Ej.: vestido de


colores chillones -vista y oído-, y hay personas sinestésicas; aunque fueron
los poetas del simbolismo francés los que pusieron en circulación este
recurso y de estos pasa a Juan Ramón Jiménez:

Verde verderol
¡endulza la puesta de sol!

y una que ha dicho esto J. R., F. G. Lorca puede decir:

Silencio de cal y mirto.


La monja gitana, F. G. L.

Ejemplos:

— vista-oído: tumulto de luz, silencio ondulado, rojo chillón;


— vista-gusto: agrio verde, dulces nieblas;
— oído-gusto: voz dulce, ruidos amargos;
— olfato-tacto: me duelen los perfumes de la primavera;
— olfato-oído: fragante melodía;
— vista-oído-tacto: risa amarilla y dura, me roza el ruido que la luz
desencadena;
— sensaciones traspuestas: blanco horror, sombras enmohecidas,
verónicas de alhelí.

G. Imagen visionaria (en acertada expresión de C. Bousoño en Teoría de


la expresión poética, 1952)

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Posiblemente la característica más destacable del lenguaje poético del
Grupo poético del 27 sea el frecuente y personalísimo uso de metáforas,
comparaciones, sinestesias, etc. A través de este peculiar uso reflejan el
deseo de ver la realidad de otra manera, de re-crearla, de sustituirla, de
crear mundos, de aportar el mundo de la imaginación; toda esa intención
artística, lógicamente, lleva a que estos poetas se expresen con imágenes de
todo tipo (de ahí su interés por Góngora -el gran inventor de metáforas, el
gran imaginador de mundos- , o por las vanguardias (creacionismo,
ultraísmo -los vanguardismos españoles-, surrealismo…, que a su vez había
recogido la influencia del simbolismo francés).

Los recursos o procesos metafóricos clásicos de estirpe renacentista, que


toman referencias de la naturaleza o el arte para idealizar el cuerpo de la
donna entre los que podemos incluir además de la metáfora misma (…el
cabello / que en la vena del oro se escogió…, Garcilaso), la comparación o
la antítesis se basan en la analogía o semejanza; así como la metonimia,
basada en la contigüidad o la sinécdoque basada en la relación de inclusión
entre dos elementos… Todos estos recursos en suma se basan en elementos
objetivos, en relaciones lógicas entre dos elementos. Los poetas del
Barroco renuevan la metafórica clásica renacentista acendrándola e
hiperbolizando las metáforas ya gastadas (Mientras por competir con tu
cabello, / oro bruñido, el sol relumbra en vano, Góngora), pero
manteniendo esa base lógica u objetiva…

Pero como en el fondo los procedimientos metafóricos no se basan

Pero en el fondo, podríamos decir, las metáforas o las comparaciones no se


basan en la estricta racionalidad, sino que surgen del plano de la
imaginación, es decir, de la irracionalidad, de la subjetividad, ya uno de
los simbolistas franceses, el conde de Lautréamont (Isidore Lucien
Ducasse), en Los cantos de Maldoror (1869) se sitúa en esa ruptura con lo
racional cuando al definir la belleza de un muchacho dice que es «Bello
como […] el encuentro fortuito sobre una mesa de disección, de una
máquina de coser y de un paraguas» (Lautréamont, 2014, C.6: 236), que
reunión de tres elementos descontextualizados creando una nueva relación
ilógica, inconsciente y que a su vez tomaron los surrealistas como divisa de
lo que para ellos era la belleza.

Así pues, desde el simbolismo ya y singularmente desde las vanguardias no


podemos leer las metáforas en la poesía contemporánea buscando un
elemento objetivo, una relación lógica entre dos elementos, sino que hemos
de captar las sugerencias, las connotaciones, sin más, porque no existe ese

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elemento comprensible -al menos inmediatamente-. Así, si el poeta dice,
por ejemplo, un pajarillo es un arcoíris (alumno de 2.º de Bachillerato), o
tu desnudez se ofrece como un río escapando (Cuerpo de amor, en Sombra
del paraíso, V. Aleixandre), si crea estas asociaciones -aquí en forma de
comparación, pero que igual se podrían decir en forma de metáfora
identificativa: canta un arcoíris en tu mano…-, si las crea es porque una de
estas cosas le sugiere: desnudez de un cuerpo es semejante a lo que le
sugiere la otra: un río fluyendo; por consiguiente esta relación (que solo
está en la mente del poeta) será tan personal a veces que no la entendamos.

En relación con el uso del lenguaje poético del Grupo del 27, vamos a
denominar imagen visionaria a todo procedimiento de tipo metafórico -ya
sea metáfora, símil, metonimia…- que se fundamente en lo subjetivo-
imaginativo (más o menos irracional).

En la poesía de Guillén, Salinas o G. Lorca podemos encontrar muchas


imágenes visionarias: e. g. en el poema Los amantes de J. Guillén se puede
entender como metáfora racional: tallos = amantes, pero no: Balcones en
volandas, eso es una visión; puede que se refiera con esta expresión a
balcones efectivamente o que sea una metáfora de los propios amantes, con
lo que estaríamos ante una imagen visionaria: con la que el poeta nos
estaría sugiriendo que la misma alegría le producen esos amantes que la
que le producen los balcones colgados en el aire, sobre la calle, asomados a
la vida.
Es importante, pues, fijarse detenidamente en todo este sistema de
imágenes vanguardistas, ya sean comparaciones, metáforas o simplemente
desplazamientos de adjetivos, como cuando G. Lorca dice:

…y el débil trino amarillo


del canario…

Amparo, Poema del cante jondo, 1921; editado en 1931

Bibliografía

ANTAS, D. (1987): Auxiliar para el comentario de textos literarios


(Prácticas y textos resueltos). Barcelona: PPU.

BONET, R. ET ALII (1992): ¿Para qué sirve la literatura? LAS


RESPUESTAS DEL SIGLO XX. Manual de literatura para COU.
Barcelona: Octaedro.

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LAUTRÉAMONT (Isidore Ducasse) (2014): Obras completas, traducción
y prólogo de Aldo Pellegrini, Buenos Aires: Argonauta.

MARCHESE, A. y FORRADELLAS, J. (1998): Diccionario de retórica,


crítica y terminología literaria. Madrid: Ariel.

ROZAS, J. M. y NEBREDA, F. (1987): El grupo poético del 27. Madrid:


Cincel.

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