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El paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia

Valores, amenazas, y planes de desarrollo cultural y gestión medioambiental

Maria Espada
Índice

Introducción: la Ensenada de Bolonia como paisaje ambiental y cultural……………………3


Valores naturales y ecológicos……………………………………………………………………4
Valores simbólicos e identitarios………………………………………………………………….5
Valores estéticos……………………………………………………………………………………6
Valores históricos y culturales…………………………………………………………………….7
Un espacio fronterizo………………………………………………………………………………9
El núcleo urbano del Lentiscal……………………………………………………………………9
Urbanización y amenazas paisajísticas…………………………………………………………10
Planes de gestión y preservación………………………………………………………………..10
Planes de gestión y preservación………………………………………………………………..11
Conclusiones……………………………………………………………………………………….13

2
Introducción: la Ensenada de Bolonia como paisaje ambiental y cultural

La ensenada de Bolonia pertenece al municipio de Tarifa en Cádiz, Andalucía. La playa


tiene una longitud de 3800 metros y una anchura media de 70 metros y está considerada
uno de los lugares con mayor valor paisajístico y ambiental de la región. Sus arenas son
blancas y finas, y forman poderosas y abundantes dunas. Una de sus características
geográficas principales es que está bordeada por dos sistemas montañosos: la sierra de La
Plata, la sierra de la Higuera y la Loma de San Bartolomé; por otra parte existen escasos
núcleos poblacionales en su área circundante hecho que ha ayudado a su conservación
como espacio natural. A causa de ello es una de las pocas playas vírgenes con atunes que
se pueden encontrar al sur de la península ibérica. Así mismo, la playa de Bolonia se
considera un paisaje de un valor incalculable por diversos motivos: la singularidad de las
entidades arqueológicas documentadas en el lugar, la permanencia de actividades que lo
han caracterizado desde la antigüedad y la conservación de tipologías constructivas
tradicionales1: en este paisaje natural se pueden reconocer huellas de la actividad humana
desde el Paleolítico hasta la actualidad, transformándolo en un paisaje cultural con una
larga trayectoria cronológica, aunque tal y como se cita en el artículo Acciones en el paisaje
cultural de la Ensenada de Bolonia, estos valores se conjugan con aspectos externos
relacionados con las actividades humanas económicas y turísticas, y las políticas acerca de
su estado de conservación, sus posibilidades de recuperación, su óptima localización y su
utilización como factor alternativo del desarrollo endógeno2. Por otra parte, Bolonia puede
comprenderse como un espacio mítico, un Jardín del Edén colonizable, en el imaginario
colectivo, desde tiempos remotos hasta la actualidad. La ensenada representaba un lugar
idóneo donde asentarse, y así lo hicieron fenicios, griegos, romanos, cristianos,
musulmanes y otros colonos posteriores3: por su posición geográfica ha sido considerada
desde la antigüedad hasta la actualidad, el lugar más propicio para la conexión con el otro
continente4.

1
Garcia Casares, Roman. Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia, Cádiz. n. 63,
2007, pp. 92-115. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. p.5
2
Ibídem
3
Fernández-Baca Casares, Roman. Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia,
Cádiz. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. No, 63. 2007. pp. 92-115. p. 77
4
Para ver más información sobre otras acciones colonizadoras y relacionadas con la posición
estratégica del lugar consultar: Ibídem.

3
Valores naturales y ecológicos

Uno de los grandes valores paisajísticos de la ensenada de Bolonia y del cual derivan otros,
es que se mantiene en gran medida natural, no urbanizada, a diferencia de otras zonas de
litoral andaluz (veamos por ejemplo la cercana playa de Zahara de los Atunes. Anexo fig. 1).
En la playa de Bolonia confluye el paisaje rural (zonas de matorral y pastizal donde se
pueden apreciar zonas desarboladas a consecuencia de la presión ganadera tradicional5) y
también áreas con retamas y lentiscos) con el paisaje marítimo de la playa. Esto conforma
un paisaje triple donde confluye la observación de rasgos rurales, el patrimonio cultural del
asentamiento de Baelo Claudia (ver apartado Valores históricos) y el paisaje natural apenas
urbanizado de la playa. Es un espacio único donde pueden apreciarse los restos de la
huella humana del pasado, la acción humana actual y todo el poderío de la naturaleza no
urbanizada: por lo tanto es un paisaje complejo, con diversas partes que interactúan para
convertirlo en un paisaje cultural dinámico, con diversas capas de observación y en
constante cambio debido al turismo y a las políticas ejecutadas para su conservación
medioambiental y su fijación como paisaje cultural.

Podemos considerar otro valor paisajístico el horizonte de la playa, que queda dominado
por la Loma de San Bartolomé y sus roquedos, “un relieve abrupto con densa cobertura
forestal (acebuches, encinas y pinos piñoneros) en parte resultado de repoblaciones
contemporáneas6”. Por otra parte, la playa de Bolonia queda justo enfrente de la costa
montañosa de Tánger y de la propia ciudad, que puede divisarse desde la orilla: durante la
noche, las luces lejanas del otro continente forman parte del paisaje. “La resonancia de este
continente, la situación de frontera, de divisoria de mundos social, económica y
culturalmente muy distintos, ofrece también un valor inmaterial pero de indudable valor a
esta ensenada.7” Esto nos muestra cómo el paisaje puede aportar una doble culturalidad:
ofrecer un marco de exploración e imaginación de otra cultura, abrir la puerta a otro mundo
lejano y a la vez presente, un horizonte, a la vez fronterizo y abierto. La cercanía y la
distancia son conceptos que se acercan en el paisaje de la playa de Bolonia: África se
puede contemplar desde la playa en los días claros, las luces de Tánger por la noche, en un
acercamiento real, observable, a una realidad lejana, ofreciendo así un paisaje dentro de un
paisaje, una realidad dentro de otra realidad para el observador atento que mira hacia el
mar. Desde mi propia experiencia, recuerdo haber visitado la playa de Bolonia, en la

5
https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/paisaje/1_obse
rvatorio/paisajes_pays_doc/pays_and_37.pdf
6
https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/paisaje/1_obse
rvatorio/paisajes_pays_doc/pays_and_37.pdf
7
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 2016 p. 6

4
infancia y haber mirado con fascinación las brumosas montañas que se alzaban detrás del
mar, después de que mi padre me dijera que desde ahí “se podía ver África”. La sensación
era la de poder acercarse a una lejanía imposible a través de la vista; de poder preguntarse
que se escondía detrás de aquella lejanía imposible, que de pronto se hacía cercana.

Valores simbólicos e identitarios

La duna de Bolonia (ver Anexo fig. 2) constituye el más famoso e importante valor
paisajístico de la ensenada: fue declarada monumento natural en 2001, es la duna de
mayores dimensiones de la región (30 metros de altura y 200 de anchura) y su preservación
puede considerarse un hecho excepcional que revaloriza el valor ambiental y paisajístico de
la playa de Bolonia, ya que debido a la ocupación urbana y a la construcción de paseos
marítimos, se han destruido la mayoría de formas dunares del litoral atlántico andaluz8.
Esto, paradójicamente aporta un valor cultural al paisaje, ya que a pesar de que se
mantiene “natural”, esto contrasta con otros paisajes similares urbanizados, aportando un
valor simbólico a la duna que va más allá de su valor natural. Los visitantes, de hecho, van
ahí a contemplar la duna, a escalarla, incluso a hacer sandboard en ella9 (ver Anexo fig. 3)
los niños a jugar con ella; hay infinidades de páginas webs y blogs10 dedicadas a este
monumento natural. Desde mi experiencia personal, yo también fui allí a visitar la famosa
duna: la excursión de ese día se organizó entorno a la emoción que producía ese
monumento natural. Todo ello convierte este elemento paisajístico en un objeto plenamente
cultural.

Por otra parte, también podemos considerar un elemento identitario del paisaje el viento,
característico de todo el litoral gaditano, asumido en la zona como una seña de identidad11.
De esta manera, un elemento propio del paisaje y del medio con el cual este se relaciona,
se convierte en un elemento cultural que puede tener consecuencias de tipo social dentro

8
https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/paisaje/1_obse
rvatorio/paisajes_pays_doc/pays_and_37.pdf
9
Ver este entrañable vídeo en el que un padre y un hijo “surfean” por la duna:
https://www.youtube.com/watch?v=-KYX9v-F4WY
10
Ver por ejemplo:
https://comandopreston.blogspot.com/2017/07/desde-la-playa-de-bolonia-hasta-la.html
http://www.lacostadecadiz.com/subir-la-duna-de-bolonia/
https://www.ruralsierrasol.es/recomendaciones/77/duna-de-bolonia-monumento-natural-del-viento-de-
levante
11
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 2016 p. 6

5
de este. Por ejemplo, en cierto períodico gaditano se dan recomendaciones acerca de los
vientos para turistas:

“Los vientos predominantes en la zona de Tarifa son el levante y el poniente. No se dan con
normalidad, habitualmente sopla aire en calma, pero cuando se dan este tipo de vientos, se
hace muy complicado permanecer en la playa, y más aún, conocer las dunas de Bolonia” [...]
Hay quienes aprovechan el fuerte viento para visitar Bolonia estos días, ya que es cuando
más solitaria se encuentra y más se puede disfrutar de sus dunas si se mantienen
estables12”.

Por otra parte, el viento puede atraer a un determinado tipo de turismo, interesado en los
deportes acuáticos de viento como el windsurf, el surf, o el kitesurf (ver anexo fig. 11) y
tener también consecuencias urbanísticas sobre el paisaje, como la creación del Bolonia
Windsurf Center, ubicado justo en la playa de Bolonia13, y que como tal, modifica su paisaje.
Es decir vemos como los propios elementos del medio natural y del paisaje (elementos
naturales) interaccionan con los elementos culturales, dando pie a las modificaciones
humanas del mismo.

Valores estéticos

La playa de Bolonia destaca estéticamente por su belleza natural: sus aguas cristalinas y
claras, su arena fina y blanca y la integración de la vegetación con el paisaje marítimo,
apenas roto por las construcciones urbanas que suelen caracterizar los paisajes litorales de
la zona. Por otra parte, su belleza estética también recae en el poderío visual de su
gigantesca duna, un auténtico monumento natural, dinámico y cambiante, sometido a los
vaivenes del viento, que se convierte de este modo en una obra de arte fluida, que no tiene
siempre el mismo aspecto y que puede ser fotografiada en diversos momentos del día y del
año, con distintas formas (ver anexo fig. 7- 8). Incluso encontramos un poema sobre la
duna, de José Salguero Duarte (ver anexo 9.) en la que percibe sus cualidades estéticas y
paisajísticas. Todo ello convierte el valor estético del paisaje en un valor cultural: sus
cualidades estéticas se transforman en hitos culturales que reproducen, fijan, transforman y
transfiguran estos atractivos visuales, y además les confieren un valor humano. Por
ejemplo, en el poema de Salguero Duarte, la duna se convierte en un elemento cotidiano,

12
https://www.lavozdigital.es/cadiz/campo-gibraltar/lvdi-playa-bolonia-consejos-para-visitar-arenal-mas
-paradisiaco-provincia-cadiz-202205041050_noticia.html
13
https://www.yumping.com/deportes-acuaticos/bolonia-windsurf-center--e19621728

6
con tintes femeninos, ya que hace mención a su “tacones en puntas, orejas pegadas, piel
rubia, escasas manos14”, el poema termina con una hermosa frase: “y mi cama, sin hacer,
aguarda.15”

Valores históricos y culturales

La ensenada de Bolonia es un paraje de un gran valor cultural debido a la pervivencia de


numerosos rastros históricos de todas las épocas: las ruinas de Baelo Claudia una ciudad
romana fundada en el siglo II a.c que se sitúa en la playa de Bolonia, rastros de la
incorporación de Tarifa al Reino de Castilla a finales del siglo XIII (como vías pecuarias,
caminos, edificaciones, pozos, propiedades comunales…) e instalaciones militares de
diversas épocas16.

“Una singularidad relevante de la Ensenada de Bolonia es la combinación de estas dos


modalidades de pervivencia de elementos del paisaje cultural: una gran densidad de
herencias, entendidas como impronta física de un elemento que ha dejado de usarse, más
las permanencias, entendidas como modalidades de utilización del medio, de apropiación del
espacio o de ordenación del mismo que, en un lugar determinado, permanecen estables
durante largos períodos de tiempo y continúan en la actualidad17.

La ciudad de Baelo Claudia, fundada en el siglo II a.C fue un rico puerto del que Estrabón
escribió que contenía fábricas de salazones y desde el cual se podía embarcar hacia
Mauritania18.

“Su prosperidad urbana todavía es perceptible en el paisaje actual: un notable foro con edificios
públicos entre los que destacan tres templos, baños públicos, el teatro, instalaciones para la
industria pesquera19”.

Estas ruinas son unos de los grandes elementos culturales del paisaje, en primer lugar por
su valor patrimonial; pero también debemos considerar el modo en que interactúan con éste
de forma estética y visual (ver anexo fig. 4-5-6). El espacio de las ruinas y el de la playa,

14
https://www.poetasandaluces.com/poema/3233/
15
Ibídem
16
Fernández-Baca Casares, Roman. Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia,
Cádiz. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. No, 63. 2007. pp. 92-115. p. 69
17
Ibídem
18
https://es.wikipedia.org/wiki/Baelo_Claudia
19
https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/paisaje/1_obs
ervatorio/paisajes_pays_doc/pays_and_37.pdf

7
podemos considerarlos como dos paisajes simbióticos que se retroalimentan: la playa vista
desde las las ruinas adquiere un carácter especial, impregnada por el valor simbólico del
pasado, las ruinas, vistas desde la playa, restan naturalidad al paisaje pero también son
muestra de su trayectoria histórica, su dinamismo cultural, en definitiva, como una muestra
de que un paisaje no es algo estático, sino que está sujeto a cambios naturales, y cambios
propiciados por la acción humana y la acción de la historia. La playa, vista desde las ruinas,
adquiere una perspectiva distinta, la perspectiva del pasado: el espectador no solo
contempla el paisaje presente, sino que puede imaginar el lugar con sus habitantes, formas
de vida y construcciones antiguas. Puede imaginar, por ejemplo el puerto desde donde
zarpaban los barcos, a los romanos con sus túnicas, los salazones secándose al sol. Esto
dota al escenario de un dinamismo doble, incluso fantasmal, en el que la historia se
despliega e interactúa con el ambiente presente. En la playa de Bolonia, el pasado se
hincha y se despliega desde las ruinas romanas, aportando al espectador la conciencia del
paso del tiempo y la importancia del patrimonio cultural.

Existen en la Ensenada otros elementos de valor histórico de la Antigüedad como un abrigo


rupestre: la cueva del Moro, un observatorio desde donde apreciar la belleza paisajística de
la playa de Bolonia o la necrópolis de Los Algarbes, de la Edad de Bronce20. Por otra parte,
la situación estratégica de la Ensenada ha provocado que exista un importante repertorio de
recursos militares como búnkeres o instalaciones de vigilancia21 de la Segunda Guerra
Mundial, y la disposición de estructuras defensivas actuales que dependen del mando de
Artillería de Costa del Estrecho (MACTAE)22. La Ensenada ha estado tradicionalmente
vinculada a la defensa y a la vigilancia dejando como testimonia construcciones militares de
interés de todas las épocas: a partir de la conquista de Tarifa en el siglo XIII, pasando por la
edificación de los búnkeres durante el franquismo y hasta el momento actual (tres baterías
de artillería, que se distribuyen en tres destacamentos: Punta Camarinal, Paloma Alta y
Paloma Baja23.). Este hecho nos muestra no solo la evolución constructiva y cronológica del
paisaje sino su importancia como paisaje cultural, ligado a actividades humanas: la
utilización y productivización de este. El paisaje no es solo estético, sino que puede ser un
recurso, no solo económico, sino también estratégico, comprendido en forma de mapa,
estratégicamente. De este modo, el paisaje interacciona con las construcciones y el uso que
se puede hacer de estas, escondiéndolas o dando, al emplazamiento donde están situadas,
una importancia especial.

20
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 2016 p. 24
21
Ibídem
22
Fernández-Baca Casares, Roman. Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia,
Cádiz. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. No, 63. 2007. pp. 92-115. p. 54
23
Ibídem p. 57

8
Un espacio fronterizo

Tal y como se destaca en el artículo Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de


Bolonia, Cádiz, podemos considerar la Ensenada como un espacio fronterizo con distintos
significados para los distintos tipos de personas que lo pueblan o visitan: pescadores y
marineros, turistas, almadraberos onubenses, o inmigrantes ilegales magrebíes o
subsaharianos. Dado su carácter fronterizo el narcotráfico tiene un impacto importante que
influye en los modos de vida y en la sociedad24. Esta frontera abierta convierte este paisaje
en el escenario de “conflictos humanos que no van a decaer25”, como el naufragio de
pateras, y en una zona de gran actividad económica, ya que los barcos de transporte de
mercancías y pasajeros que cruzan el Estrecho de costa a costa dan vida a los puertos
andaluces26.

“Este carácter de frontera no sólo se da como separación entre países, entre continentes,
entre culturas, sino que supone vínculos precisos de clima, formas del paisaje, modelos de
actividad, restos de civilizaciones y de ocupación que no deben olvidarse en los proyectos de
futuro de la zona.27”

El núcleo urbano del Lentiscal

La existencia de un pequeño núcleo urbano, con una amplia trayectoria cronológica y


cultural nos indica una vez más el dinamismo del paisaje: estamos, de nuevo ante un
paisaje cultural, con un gigantesco peso histórico, donde se acumulan miles de historias
humanas que se funden fantasmalmente en el paisaje actual, pero la sociedad local no
conoce su pasado, no lo valora y no está interesada en la preservación del patrimonio
legado28. El pequeño núcleo urbano actual llamado El Lentiscal se está viendo transformado
en la actualidad debido al crecimiento del turismo y tiene su origen en un asentamiento
denominado como “Bolona”, que existió a principios del siglo XX, y que se dedicaba a
tareas vinculadas con el mar (la pesca de bajura principalmente con lance desde la orilla), a
labores agrícolas, como el cultivo de cereales y pequeños huertos, y a la cría de cerdos y

24
Fernández-Baca Casares, Roman. Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia,
Cádiz. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. No, 63. 2007. pp. 92-115. p. 54
25
Ibídem
26
Ibídem
27
Ibídem
28
Ibídem

9
ovejas, todo ello a escala familiar29. En la actualidad, El Lentiscal es una población pequeña
en la que se puede apreciar desorden urbanístico y nuevas construcciones que derivan del
turismo.

Urbanización y amenazas paisajísticas

Respecto a la urbanización cabe apreciar ciertas amenazas debido a la presión


urbanizadora, aunque en esta zona, por ser parte del parque natural del Estrecho, se ha
visto considerablemente frenada30. Existe un tema de debate central en los últimos años
acerca de otro espacio vírgen y no urbanizado, también con una importante duna:
Valdevaqueros, sobre el que existe una presión urbanizadora31: se han presentado
proyectos para construir urbanizaciones de lujo y complejos turísticos que han chocado
contra distintos colectivos y voces políticas, y sobretodo contra una creciente conciencia
local32: “cada vez más el pensamiento en la isla ve que es necesario un modelo más
sostenible y concéntrico33”. Esto nos muestra una vez más que el paisaje forma parte del
entorno cultural de las personas, que interactúa con sus vidas, sus hábitos, su forma de
pensar; forma parte de las políticas públicas y tiene una enorme relevancia. Tanto
Valdevaqueros como Bolonia son entonces paisajes culturales, por la enorme relevancia de
los debates entorno a la presión urbanizadora. En Bolonia, “han aparecido numerosas
construcciones en madera, cabañas, que, más que una tradición arquitectónica tradicional,
han superado las trabas urbanísticas hasta el punto de que muchas residencias y hoteles
rurales se ofrecen con esta tipología34”. El plan de gestión consiste en mantener un control
directo sobre las construcciones en este paraje, y subsanar el desorden urbanístico de los
márgenes del Lentiscal, y especialmente evitar la proliferación de las cabañas de madera
“que terminen alterando la esencia del paisaje35”. Por otra parte un nuevo edificio, el Centro
de Recepción de Visitantes Interpretación de Bolonia que se ubica en un promontorio
cercano a las ruinas romanas adquiere “un protagonismo excesivo y fuera de escala
respecto al frágil y excepcional paisaje que preside”36 (ver anexo Fig.10). Por otra parte,

29
Millán Salgado, Maria Luisa. El antiguo poblado pesquero de Bolonia. Al Qantir Vol. 16. 2014 pp.
225-229
30
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 2016 p.24
31
https://www.infolibre.es/politica/amenaza-ladrillo-vuelve-valdevaqueros-playa-tarifa-murcielagos-evit
aron-voraz-proyecto-urbanistico_1_1184582.html
32
https://www.infolibre.es/politica/amenaza-ladrillo-vuelve-valdevaqueros-playa-tarifa-murcielagos-evit
aron-voraz-proyecto-urbanistico_1_1184582.html
33
Ibídem
34
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 2016 p.24
35
Ibidem
36
Ibídem

10
existe una amenaza que radica en el desarrollo de parques eólicos en el municipio de Tarifa
que podrían hacerse visibles desde Tarifa. En este sentido “debe evitarse que cualquier
desarrollo futuro de parques eólicos afecte visualmente a la Ensenada37”.

Planes de gestión y preservación

El Plan Especial de Protección del Medio Físico de la Provincia de Cádiz (1986) califica la
Ensenada de Bolonia como un espacio diferenciado y sujeto a Protección Especial
Compatible, quedando calificado como Complejo Litoral de Interés Ambiental38. En este plan
hay una serie de consideraciones importantes respecto a la Ensenada de Bolonia: definidos
como “espacios naturales de gran importancia y singularidad estrategia [...] e importancia
ecológica, biogeográfica, arqueológica, pesquera y paisajística”. Además el documento
confirma la existencia de una gran diversidad zoológica y botánica y especies exclusivas del
cono sur ibérico a lo cual se une “la fragilidad de las comunidades presentes y la
importancia de este espacio natural en los fenómenos migratorios tanto de aves como de
especies marinas39”. Por otra parte, el documento recoge la importancia cultural del conjunto
arqueológico de Baelo Claudia. Dentro de este Plan, El Lentiscal queda definido como
Espacio Sujeto a Protección Cautelar.

El Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) del frente Litoral Algeciras-Tarifa,
al cual queda sujeto la Ensenada de Bolonia, clasifica más del 90% de la superficie su
ámbito como Suelo No Urbanizable o de Especial Protección, por lo tanto aporta aporta un
alto grado de protección teórica en relación al ámbito urbanístico40.

En cuanto a los usos turísticos y agropecuarios, se propone en el documento Uso turístico


en el frente litoral de Bolonia, realizado por la Empresa Pública de Suelo de Andalucía
(EPSA)41 “un modelo de turismo sostenible, compatible con la preservación del medio
natural bajo la denominación Uso turístico en el frente litoral de Bolonia42”. Este plan ha
devenido en un modelo de desarrollo integrativo: pretende integrar el espacio natural-rural y

37
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. 2016 p.24
38
Fernández-Baca Casares, Roman. Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia,
Cádiz. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. No, 63. 2007. pp. 92-115. p. 78
39
Consejería de la Presidencia de la Junta de Andalucía núm. 18. p.1.850, 2003
40
Ibídem
41
Ibídem
42
Ibídem

11
las distintas formas del capital territorial43, pretende fortalecer las capacidades adaptativas
de los ecosistemas en un desarrollo humano sano y sostenible que tenga su
contraprestación en unos mejores servicios ambientales que a su vez contribuyan a un
mejor desarrollo humano sano y sostenible; por otra parte implica adaptar los procesos
productivos y sociales a los propios ecosistemas para facilitar la identidad, cohesión social,
diferenciación y valor añadido de los mismos ecosistemas44.

Por otro lado, La guía del paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia establece unos
criterios de intervención, análisis, y control de las diferentes estructuras que definen el
paisaje cultural de la Ensenada45, partiendo de las ruinas de Baelo Claudia que se
comprenden como el “atractor cultural de la ensenada46” y hacen la función de “soporte y
enlace de los diferentes elementos patrimoniales dispersos en el territorio47”. Para ello se
han trazado una serie de recorridos que permiten atravesar e interpretar de forma simbólica
el territorio48, como una forma de “lectura psicogeográfica49”. El sentido del proyecto se
ordena bajo los conceptos de: Recorrer/Orientar/Proteger/Disfrutar, de este modo la
experiencia humana se mezcla con la experiencia del paisaje y la experiencia
cultural-histórica de las ruinas integradas en el paisaje, ofreciendo “una nueva capa de
lectura “que transforma simbólica y físicamente el espacio a través de la acción del
observador50”. De este modo, este plan de acción ha creado lugares específicos que
favorecen distintos tipos de contemplación, generando así una fragmentación del paisaje en
cada observador, y generando distintos tipos de lugares: algunos, según cita el artículo
favorecen la contemplación solitaria otros, la discusión íntima, otros el pequeño grupo, otros
la vasta asamblea51 (ver anexo. fig. 12-13-14). Por otra parte, en los caminos próximos a las
playas de Bolonia se han dispuesto pasarelas de madera que facilitan el acceso
“ayudándolo a superar la dificultad que supone caminar por un firme de tipo arenoso y
ofreciéndole la posibilidad de pasear a personas que tienen movilidad reducida52”.

43
Plan de Desarrollo Sostenible Parque Natural del Estrecho y su Área de Influencia
Socio-Económica. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio p. 85
44
Plan de Desarrollo Sostenible Parque Natural del Estrecho y su Área de Influencia
Socio-Económica. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio p. 85
45
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. N. 63.
2007 pp. 92-113 p.100
46
Ibídem
47
Ibídem
48
Ibídem
49
Ibídem
50
Ibídem
51
Paisaje de la ensenada de Bolonia. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. N. 63.
2007 pp. 92-113 p.100
52
Plan de Desarrollo Sostenible Parque Natural del Estrecho y su Área de Influencia
Socio-Económica. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. 2018 p. 59

12
Conclusiones

Como hemos visto, la ensenada de Bolonia es un paisaje cultural, como todos los paisajes.
Si nos fijamos en cada uno de los elementos que interactúan, surgen, modifican y confluyen
en un paisaje, descubrimos que el paisaje no es elemento estático, observable, o dispuesto
e inmovilizado para su contemplación, sino que interactúa con el observador y con los
distintos elementos del medio en el que está situado, especialmente con los seres humanos
y las acciones que realizan en él, como la explotación de sus recursos naturales, la
investigación y valoración del legado histórico o el turismo. Cada elemento del paisaje:
(elementos naturales como el mar o las rocas, las construcción particulares o turísticas, o
elementos patrimoniales/históricos como unas ruinas romanas) son culturales, desde el
momento en el que el observador se posiciona ante él y lo observa, lo utiliza, lo codifica
legalmente o lo estudia geográficamente. De este modo, cuando un paisaje interactúa con
el ser humano adquiere su cualidad cultural que se ramifica en ámbitos ilimitados,
proporcionando capas de lectura infinitas, y un dinamismo contemplativo y analítico
extensísimo que proporciona al objeto de estudio una amplitud que no es visible en una
observación superficial del mismo.

13
Bibliografía

Consejería de la Presidencia de la Junta de Andalucía núm. 18, 2003

Fernández-Baca Casares, Roman. Acciones en el paisaje cultural de la Ensenada de Bolonia, Cádiz.


Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. No, 63. 2007. pp. 92-115.

Millán Salgado, Maria Luisa. El antiguo poblado pesquero de Bolonia. Al Qantir Vol. 16. 2014 pp.
225-229 p.225-226

Paisaje de la ensenada de Bolonia. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. N. 63. 2007
pp. 92-113

Plan de Desarrollo Sostenible Parque Natural del Estrecho y su Área de Influencia Socio-Económica.
Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio

Webgrafía

https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/espacios_prote
gidos/04_planificacion/pds/I_PDS_Estrecho/180404_I_PDS_Estrecho.pdf Consultado el: 02/06/2022

https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/portal_web/web/temas_ambientales/paisaj
Consultado el: 02/06/2022
e/1_observatorio/paisajes_pays_doc/pays_and_37.pdf. Consultado el: 02/06/2022

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15
Anexo

Fig. 1

Fig. 2

16
Fig. 3

Fig. 4

17
Fig. 5

Fig. 6

18
Fig. 7

Fig. 8

19
9.

Dunas

La duna de Bolonia,
carne natural de otro manantial;
revolea su falda por el Estrecho
a través del largo y moldeado cuerpo,
al llorar rota en silencio.

Mar y campo, hierba mojada,


cintura marcada, ojos claros;
tacones en puntas, orejas pegadas,
piel rubia, escasas manos, hija del desierto
sin arrugas, ni estrías y ni cáligas.

Suéter negro, pañuelo en el cuello,


en invierno, sus corrientes me hielan,
en verano, su silueta me abrasa;
oleaje bramando, brisa sin planchar,
y mi cama, sin hacer, aguarda.

José Salguero Duarte

Fig. 10

20
Fig. 11

Fig. 12

Fig. 13

21
Fig. 13

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