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DIANA SALOMÉ MORA

ENSAYO SOBRE EL CONFLICTO ARMADO


LENGUAJE
10-1
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INSTITUCION EDUCATIVA FRANSISCO TOORES LEÓN PUENTE AMARILLO.
El conflicto armado en Colombia.
El conflicto armado en Colombia es una realidad que todos ven como algo una
situación y anuncio diario, ya sea en los medios de comunicación o por las
amenazas de estos grupos que siguen deteriorando la esperanza y visión del
mundo y el futuro en las personas que son y fueron víctimas directas, además de
las generaciones no futuras sino actuales que aprenden, sienten y siguen viviendo
esta problemática diariamente, como una mancha en entorno que afecta en más
de un aspecto el destino de sus vidas.

¿Qué papel juega el conflicto armado en la realidad del país?

Se llega a pensar que el conflicto es el producto de la discrepancia de diferentes


ideas; eso en nuestra vida cotidiana puede verse como un suceso normal
Ignorando el echo en el que las actuaciones humanas traspasan límites de la
racionalidad se acude a medios y métodos que no favorecen en las relaciones
humanas, bien común o paz y que verdaderamente atentan contra la dignidad de
las personas, segados por lo que llamamos normal, una realidad fría y cruel con
nosotros mismos. En nuestro país, Colombia, a lo largo de la historia se han
venido presentando una cadena de hechos que tocan a todas las dimensiones y
esferas que comprenden al ser humano o individuo, causando en muchas
ocasiones heridas irremediables, laceraciones o daños físicos, psicológicos y
Morales, tangibles e intangibles, que por negligencia de muchos y bajo la mirada
atónita y en ocasiones indiferente siguen sin resolver aún a pesar de que el dolor
sigue dejando daños visibles en el diario vivir y consume a quien se acerca ya que
al mirar la historia de Colombia podemos descubrir que hace ya más de 50 años
en el pasado, cuando las clases sociales más bajas comenzaron a experimentar el
desamparo, la pobreza, injusticia, la desigualdad y la falta de apoyo además de la
ausencia del estado en cada una de las regiones; se origina el deseo al cambio.
Ese entonces, cuando en la realidad del país se gesta la idea de las primeras
guerrillas que no buscaban otra cosa más que recuperar los derechos por
naturaleza adquiridos al nacer y quedar registrado como ciudadano así fuera a la
fuerza.

Lamentablemente se acude a las armas para defender esta verdad exigida, poco a
poco, frente a la represión de quién es en su ansia y terror de poder perderlo,
aparece la violencia en cada uno de sus campos y de manera gradual para
aparentemente, en nombre del pueblo, cometer una serie de actos inhumanos
afectando principalmente a aquellas personas que creían defender; a partir de ese
momento, aparecen pues, las guerrillas con diferentes denominaciones y nombres
por las cuales se reconocen actualmente: las FARC, el ELN, el EPL, el m-19, entre
otros; Entonces el campesino; el dueño de la Tierra y el trabajador que sólo quiere
lograr el sustento para su familia, decide armarse para defender lo suyo de unos
grupos guerrilleros que sólo pretenden aprovecharse de la situación para adquirir
insumos y riquezas temporales. Las autodefensas colombianas son creadas para
contrarrestar estos ataques, lo que una vez más, genera derramamiento de sangre
en las parcelas, campos y en los pueblos; todo frente a la mirada de un gobierno
al que no le importa el sufrimiento del pueblo o no puede tomar las riendas de la
situación por más que lo desee por el peligro de cada actuar.

Al hablar de conflicto también podemos decir que, los actos ilegales del mismo
aparecen como un medio de financiación para todos estos grupos usando a la
comunidad como rehén para conseguirlo; el narcotráfico y la corrupción junto con
la justicia que aumenta la impunidad por lo que en el paso de los años, la situación
cada vez empeora, dejando al enemigo crecer y a las victimas perder su voz y
relevancia ante el mundo que los rodea, dejando por obligación sus cabezas
mirando al suelo y con el temor de tener que huir en cualquier momento a pesar
de los intentos aparentes de la misma población y de los antiguos nuevos
gobiernos por darle un final definitivo al conflicto, y de que se hiciera un proceso
de diálogo con el grupo armado de las FARC; hay mucha impunidad rodante,
prevalece el dolor y preguntas sin respuesta, muertos que se desconoce su
paradero, mucho dolor qué no ha sido resarcido y muchos desplazamientos que
no han sido restituidos.

Ante esta situación tan preocupante y dolorosa, está una sociedad que se ha
acostumbrado a todas estas crueldades, a toda esta injusticia. Vemos atónitos un
noticiero que alimenta nuestro deseo novelesco de conocer lo que pasó, pero que,
a las horas de haber saciado la curiosidad o el escándalo, todos pasamos a la
indolencia ante tantas realidades que dejan en nuestro país y subconsciente la
tristeza, pobreza, mendicidad, desplazamiento, homicidios, desapariciones,
secuestros, extorsiones, abusos sexuales, robo de la inocencia y el derecho a la
niñez y dolores profundos que siguen alimentando la sed de venganza y recelo.
Todos estos efectos nefastos del conflicto armado simplemente deterioran cada
vez más la realidad social del país, destruye la esperanza y el futuro de todos
aquellos que son sus víctimas, recientes a la que seguimos llamando futura y
pasadas; realidades ante las cuales, emergen de ella, líderes que buscan el
restablecimiento de los derechos para sus comunidades y que lamentablemente
son y fueron callados por los victimarios qué en muchas ocasiones se camuflan en
las entidades gubernamentales y son olas que imparten justicia. Nada ni nadie es
seguro o lo está.

Hablar de conflicto, es pensar en todo el daño social que se ha causado, en todos


los dimensiones afectivas destruidas, en la condena económica a la pobreza de
las clases menos favorecidas, de los que querían trabajar y no lo pueden hacer
porque las políticas agrarias no los favorecen, porque simplemente no pueden
habitar en sus tierras; hablar de conflicto en Colombia es comprender que deben
existir en el país, políticas reales, que cumplan con los principios de cuidar a cada
uno de los miembros del estado, proteger a todos, sin excluir a los más débiles, es
hablar de reformas a la justicia, en la economía y a cada una de las ramas, de
igual manera debe ser el estado quién garantice el bienestar evitando que
muchos de los que hoy en Colombia reclaman justicia y necesitan ser resarcidos
por las profundas heridas ocasionadas mueran en espera; es cierto que algunas
de las víctimas son recompensadas, pero el ofrecer estas disculpas no arreglan en
problema original, es decir, su raíz; Muchos los que quisieron resarcir el daño
causado, se reincorporaron a la vida civil y hoy necesitan ser aceptados por la
sociedad para emprender nuevos rumbos, garantizarles este derecho les da la
oportunidad de perseverar en su deseo de servir a la sociedad; Todos y cada uno
de los actores del conflicto armado estamos llamados a ser resilientes, a
sobreponernos a cada una de estas situaciones por desagradables, tristes y
dolorosas que sean; ser resistentes ante quienes no quieren acabar con el
conflicto y a escuchar y perdonar para iniciar una vida diferente que garantice a
todas las generaciones el poder vivir en un país tranquilo que garantiza y que
provee a todos sus miembros de unas condiciones promulgadas por la
constitución política, enseñándonos el verdadero significado de la riqueza de un
territorio como lo es Colombia.

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