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124 ÁNGEL GUERRA SIERRA

Cuando un animal elija libremente vivir la continencia y el desprendimien-


to total y luche por ser fiel a esa elección toda su vida, entonces consideraré
que tiene personalidad.
Cuando un animal elija morir por un ideal, e incluso arrastre a otros a se-
guirle, entonces consideraré que tiene personalidad.
Cuando un animal sea capaz de perdonar, incluso a sus enemigos, entonces
consideraré que tiene personalidad.
Cuando un animal se dé cuenta de que le ha nacido una cría discapacitada
y funde una asociación para cuidar criaturas con esa deficiencia, entonces ¿EL NATURALISMO ES UN ANTIHUMANISMO?
consideraré que tiene personalidad. LA ONTOLOGÍA NATURALISTA Y
Cuando un animal muestre vergúenza en manifestar a los demás algo de su LA IDEA DE PERSONA HUMANA!
intimidad (pudor), entonces consideraré que tiene personalidad.
Cuando un animal sea capaz de crear una obra de arte de algún tipo —pin- Moisés PÉREZ MARCOS
tura, escultura, literatura, música—, entonces consideraré que tiene perso-
nalidad. ¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él,
Cuando un animal sea capaz de entender y aplicar el teorema de Pitágoras, el ser humano para mirar por él? (Sal 8, 5).
entonces consideraré que tiene personalidad.
Cuando un animal, aun siendo viejo, haya sido capaz de conservar un co- 1. INTRODUCCIÓN
razón de niño, entonces consideraré que tiene personalidad.
Cuando un animal se ría de sí mismo, entonces consideraré que tiene per- Intentaremos saber si el naturalismo es un antihumanismo, pero antes de-
sonalidad. bemos saber, como es lógico, qué es el naturalismo y qué el humanismo. Em-
pezaremos por esto último. Utilizo aquí el término «humanismo» en un sentido
muy general. Un humanista es aquel que, independientemente de si estudia las
humanidades o no, considera que en el ser humano hay algo valioso. El humanista
cree que hay diferencia entre el ser humano y el resto de los animales, y además
considera que esa diferencia tiene un valor en sí misma. La manera típica de ser
humana posee un valor intrínseco que no poseen otras formas de existencia. Esto
no significa, necesariamente, que el humanista tenga que ignorar la existencia de
valor en los otros seres naturales. Los otros seres naturales poseen un valor, pero
hay algo en el ser humano que lo sitúa, en la escala valorativa de los seres, en un
lugar especial. Quizá la mejor manera de designar eso diferente que hay en el ser
humano que lo diferencia del resto de las criaturas sea decir que el ser humano es
persona.
Para explicar un poco más qué es ser persona podemos guiarnos por el título
del Aula de Verano: El hombre: ni mascota ni robot. En efecto, el humanista defien-
de que entre los seres puramente naturales —como las mascotas— y los puramente
artificiales —como los robots— hay un tercer tipo de ser que difiere de una manera

1 Alfredo Marcos, Cristina González y Natália Plá me han ayudado a corregir algunos errores y
aclarar algunas ideas. Les doy las gracias por ello.
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ontológicamente relevante de los anteriores, que es el ser persona. Está bastante Para profundizar en estas ideas, poder conocerlas mejor y hacer una evalua-
claro que ni las mascotas son puramente naturales (los siglos de selección artifi- ción más acertada de las mismas, vamos, en lo que sigue, a exponer sucintamente
cial sobre ellas lo desmienten), ni los robots son puramente artificiales (puesto que por qué la ontología naturalista ignora o desprecia la diferencia entre el ser humano
funcionan gracias a una legalidad natural dada y con materiales en último término y el resto de los animales. Para ello tendremos que decir algo sobre las bases de
extraídos de la naturaleza). Pero basta con lo dicho para saber de qué hablamos. La dicha ontología y ver cómo no hay espacio en ella para tal cosa como las personas
idea es que el ser humano es un tipo de ser que ni es puramente natural, como lo (apartados 2 y 3). En el apartado 4 veremos que el naturalismo es algo más que una
sería un ornitorrinco, ni es puramente artificial, como lo sería un tostador. interpretación de la ciencia: es una interpretación mitologizada de la misma, que
Según el humanismo, en definitiva, los seres humanos son personas, anfibios termina por convertirse en una cuasi-religión dogmática que pretende imponer su
entre la naturaleza y la libertad; poseedores de una naturaleza, que es como un antropología e incluso su teología, contra el sentido común. Al final, expondremos
legado que reciben, y responsables de que esa naturaleza actualice sus potencia- de modo sintético las conclusiones de nuestra pequeña investigación (apartado 5).
lidades de una u otra manera, en uno u otro sentido. No solamente el ser humano
es tal, sino que el hecho de que existan tales seres es valioso, añade al mundo algo 2. ONTOLOGÍA Y EPISTEMOLOGÍA NATURALISTA
que no había antes, y por eso merece la pena conservarlo y potenciarlo. De ahí que
el humanista tienda a ser un cuidador de lo humano: le interesa que lo humano se Se puede aceptar sin dificultad que la reflexión ontológica y la epistemológica
desarrolle, florezca, aporte al conjunto del cosmos su valor específico, añada a las caminan de la mano. Lo que piensa alguien sobre cómo se conoce el mundo está
peculiaridades de los demás seres la suya propia. íntimamente relacionado con cómo cree que es el mundo. Y viceversa, en función
Pues bien. Si hay dos doctrinas filosóficas que actualmente son contrarias a de la noción que tengamos de la realidad pensaremos que esta puede o no puede
esta forma de pensar, estas son claramente el naturalismo y el transhumanismo, en ser conocida de una u otra manera. Por eso, aunque nuestro interés radica funda-
las que encontraremos precisamente las dos tendencias mencionadas en el título de mentalmente en la ontología, irán apareciendo también algunas reflexiones sobre
nuestra reunión. Hay naturalistas, como veremos, que creen que el ser humano no la epistemología.
es persona, y en este sentido no es sino un animal más, como otro cualquiera, sin
ninguna diferencia ontológicamente relevante o axiológicamente significativa. El 2.1. Scientia mensura
ser humano, para estos, es solamente un animal, pura naturaleza sometida al rigor
Lo primero que hay que señalar sobre la ontología naturalista es que se da en
de las leyes naturales. Hay otros que creen que el ser humano es algo caduco, pa-
ella un vínculo estrecho con la ciencia. Algunos naturalistas creen que la ontolo-
sado de moda, que ya no tiene un valor claro que aportar al conjunto de los seres,
gía naturalista es indistinguible de la ciencia, y otros reconocen que es una cierta
y que entonces lo mejor es sustituirlo por otra cosa que ya no es humana, por una
interpretación de la ciencia (aunque por supuesto defienden que es la correcta o
máquina. El ser humano, para estos, debería dejar de existir y dar paso a una má-
incluso la única válida?*). Sea como fuere, el naturalista está convencido de que
quina sofisticada con un gran número de capacidades, convertirse en algo así como
el mundo es como la ciencia —y solo la ciencia— dice que es. El gran defensor de
un robot sofisticadísimo y multifuncional. En ambos casos, el del naturalismo y el
esta postura en el siglo XX fue Willard Van Orman Quine, verdadero padre de los
transhumanismo, hay una devaluación del valor de lo humano, una devaluación
naturalistas contemporáneos. En uno de sus textos leemos: «El mundo es como la
comparativa: el ser humano no es más que el resto de los animales, y el ser humano
ciencia natural dice que es»*. Wilfrid Sellars había escrito unos años antes: «en la
es menos que el posthumano artificial. Aquí, ontología y axiología van de la mano:
dimensión de describir y explicar el mundo, la ciencia es la medida de todas las
el naturalista no ve diferencia ontológicamente significativa, y por eso niega un
valor diferente (o extra); y el transhumanista ve una diferencia ontológica en la que
el ser humano sale perdiendo, y por eso quiere eliminarlo para crear otra cosa que
axiológico. Y, en realidad, de un cambio a peor, pues la pérdida del componente axiológico, de la posi-
entiende que es mejor (de modo incongruente, por cierto?). bilidad misma de valorar, supone ya una pérdida de valor, pues, en palabras de Hans Jonas, la mera
posibilidad de valor es ya un valor. Parafraseando a Jonas podríamos decir ahora que el tránsito hacia la
imposibilidad de valor es ya un disvalor (Cf. Jonas (1995), pp. 95-96). Sobre esta cuestión, véase Marcos
2 La razón es la siguiente: una antropotecnia que pretende ir más allá de la naturaleza humana y Pérez (2018).
destruye de paso los criterios de valoración que ofrece la existencia de dicha naturaleza humana. En 3 Que esto es un error lo ha mostrado claramente Soler (2013).
consecuencia, difícilmente se puede llamar mejora. Se trataría más bien de un cambio sin componente 4 Quine (1992), p. 9.
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cosas, de lo que es, que es, y de lo que no es, que no es»*. No es casual que esta 2.2. El fisicalismo
expresión sea una paráfrasis de la famosa sentencia atribuida a Protágoras, según
la cual «el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son y El fisicalismo afirma que todo es físico o necesita de lo físico. Para profun-
de las que no son en tanto que no son». Independientemente de la dilatada historia dizar más tendríamos que detenernos y explicar qué es «todo», qué significa «físi-
de la interpretación de la sentencia protagórica, lo que está claro es que en ella el co» y qué se entiende por «necesitar de». Sin embargo, tal explicación rebasa los
hombre ocupa el centro, lugar que en el naturalismo pasa a ocupar la ciencia. Lo límites del espacio que tenemos asignado en este escrito, y va más allá de lo que
primero, incluso desde el punto de vista ontológico, no es el ser humano, mucho pretendemos'. Nos basta con tener una idea aproximada de lo que estamos hablan-
menos la persona, sino la ciencia. Este principio ontológico y epistemológico se- do. El fisicalismo está comprometido con la imagen del mundo que se sigue de la
gún el cual no hay más que lo que la ciencia dice y no se puede conocer más que ciencia física, y no cree que deba suponerse más ontología que la que esta supone.
como la ciencia conoce, puede ser denominado, parafraseando el homo mensura Algunos fisicalistas no gustan de llamarse materialistas porque su compromiso no
protagórico, principio de scientia mensura. es con la existencia de la materia, sino con la existencia de lo que la ciencia física
Ya tenemos un principio para elaborar una ontología naturalista: sencillamen- diga que hay en cada ocasión. En sus versiones más radicales, el fisicalismo es
te, vamos a la ciencia y le preguntamos cómo ve el mundo. Independientemente de algo así como una interpretación literal de la física. No hay ningún otro camino
que la ciencia no es una persona, y, por lo tanto, no tiene una visión del mundo, e más que este para conocer cómo es la realidad. Según James Ladyman y Don
independientemente de que en el ancho campo de lo que denominamos «la cien- Ross, defensores de una metafísica naturalista radical, el dominio y los métodos
cia» hay descripciones del mundo muy diferentes (los aspectos de la realidad en de la metafísica vienen a coincidir con los de la física, y además no hay ninguna
los que se fija uno y otro científico pueden ser bien diferentes), tenemos además alternativa epistemológica u ontológica aceptable:
el problema de que no hay, aparentemente, una sola ontología naturalista, sino
La ciencia no respeta restricciones de dominio y no admitirá rivales epistemo-
muchas. Si uno acude a la literatura al respecto, se dará cuenta de que hay muchas lógicos (tales como la teología natural o la metafísica puramente especulativa). Con
opciones para elegir. Todas tienen, no obstante, un cierto aire de familia, y, a pesar respecto a cualquier cosa que sea un presunto hecho sobre el mundo, los procesos
de las diferencias, juntas conforman una auténtica cosmovisión. institucionales científicos son absoluta y exclusivamente dictatoriales”.
Una estrategia fecunda a la hora de intentar exponer la ontología naturalis-
ta es fijarse en la ciencia que predomina a la hora de elaborar dicha ontología. Hay versiones menos literalistas o dictatoriales que la que acabamos de citar,
Para los naturalistas contemporáneos, son dos las ciencias estrella: la física y la pero de fondo, con aceptación de más o menos distancia con respecto a la física,
biología. Por eso, vamos a encontrar dos tendencias en la ontología naturalista. con más o menos talante dictatorial, el fisicalista está de acuerdo en que la física
Una, la que privilegia la ciencia física como fuente de todo posible conocimiento nos da el criterio para discernir cuáles son las afirmaciones metafísicas aceptables
ontológico. Otra, la que, reconociendo la autoridad ontológica de la física, com- y cuáles no lo son.
pleta la visión del mundo que emana de ella con los datos que vienen de la biolo- Una de las consecuencias más notables del fisicalismo se sigue de su asun-
gía. Podemos denominar a cada una de estas vertientes fisicalismo y biologicismo ción del conocido como principio de completitud de la fisica, según el cual todos
respectivamente, y veremos que cada una de ellas extrae un principio ontológico los efectos físicos están completamente determinados —por ley— por acontecimien-
diferente. La primera, el principio de la completitud de la fisica o del cierre cau- tos físicos previos. Dicho de otro modo: todos los sucesos físicos están determina-
sal del mundo fisico. La segunda, el que podemos denominar principio del cierre dos por sucesos físicos previos, de acuerdo con leyes físicas?. La economía no es
evolucionista del mundo. Ambos principios, lejos de ser incompatibles, se comple- completa, en el sentido en el que lo es la física, porque los fenómenos económicos
mentan y refuerzan mutuamente. Veamos brevemente cada una de estas vertientes (como la caída de la bolsa) pueden estar causados por fenómenos no económicos
de la ontología naturalista.

6 Cf. Stoljar (2010) y Pérez (2016), pp. 269-323.


7 Ladyman, Ross et al. (2007), p. 28. Por eso los autores critican la idea de Gould de que la
religión y la ciencia son explicaciones complementarias de diferentes dominios de lo real. Cualquier
hecho que cualquier religión quiera establecer debe ceñirse al criterio de lo real que establece la ciencia.
Cf. Ladyman, Ross et al. 2007, p. 28, n. 31.
5 Sellars (1963), p. 186. 8 Cf. Papineau 1993, 2001, 2002 y 2007.
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(como un huracán). La física es especial en este sentido, pues si tomamos cual- eso para nosotros como personas. De hecho, si tenemos que renunciar a aspectos
quier resultado físico y retrocedemos atrás en el tiempo para ver cómo ha surgido, tan básicos como la percepción o la sensación, y a otros quizá no tan básicos como
siempre bastarán factores físicos para dar una explicación completa del resultado. el hablar significativo, el conocer, el razonar, el valor, la normatividad, o el ser
El principio de completitud de la física no tiene por qué ser problemático para consciente de uno mismo, parece que difícilmente podemos encontrar un lugar en
el concepto de persona, siempre que se reconozca que tiene un campo limitado de nuestra ontología para eso que llamamos personas”. Parece, entonces, que hay un
acción. Si pensamos que es un principio válido para los fenómenos físicos, tal y cierto conflicto entre la imagen fisicalista del mundo y eso que podemos llamar,
como los estudia la ciencia, no hay por qué asustarse de él. Lo que viene a decir el siguiendo a Stoljar, los «presupuestos de la vida cotidiana»!%, pero parece claro,
principio de completitud en este caso es que, si uno está examinando algo en el te- por lo tanto, que no hay sitio en la imagen física del mundo para semejante «cosa»
rreno de la física, no necesita abandonar dicho terreno para encontrar causas que le como son las personas.
proporcionen una explicación completa del objeto de su estudio, pero no prejuzga Como ejemplo de esto que digo, bastará un texto del afamado premio Nobel
necesariamente lo que ocurre en otros ámbitos, ni extiende la afirmación ontoló- Francis Crick, que escribió: «Tú, tus alegrías y preocupaciones, tus recuerdos y tus
gica más allá de los fenómenos físicos. Pero si asumimos una ontología naturalis- ambiciones, tu sentido de la identidad personal y tu libre albedrío, no son de hecho
ta como la del fisicalismo, resulta que el principio de completitud de la física, a nada más que el comportamiento de un vasto ensamblaje de células nerviosas y de
veces denominado del cierre causal del mundo físico, rige para toda la realidad y sus moléculas asociadas»'!. Decir que el ser humano no es nada más que el com-
para todos los fenómenos, dado que para el fisicalista no hay más realidad ni más portamiento de unos procesos bioquímicos es una afirmación no ya dura de asumir,
fenómenos que los físicos. Así, el principio de completitud de la física, que no es sino difícil de entender. Es comprensible que yo tenga una alegría, y que parte de
de suyo nocivo, se convierte en manos del fisicalista en un poderoso instrumento lo que me pasa cuando me alegro tenga que ver con comportamientos bioquími-
metafísico de destrucción. ¿Destrucción de qué? Pues, por ejemplo, de la libertad. cos. Pero ¿qué puede significar que un yo que no es más que comportamientos
Si no hay más causa de los fenómenos físicos (es decir, de todos los fenómenos) bioquímicos pueda tener una alegría? ¿En qué sentido un sistema bioquímico es
que causas físicas de acuerdo con leyes, ¿qué puede significar ser libre? Pero no susceptible de un comportamiento libre? ¿Qué es para un ensamblaje de células
ocurre esto solo con la libertad. nerviosas y un montón de moléculas estar preocupado?
La afirmación de que todo es físico o necesita de lo físico, así como la verdad Frente a este conflicto, el fisicalista puede adoptar tres posturas o estrategias.
del principio de completitud de la física, parecen contradecir algunas experiencias La primera es abandonar o modificar el fisicalismo (cosa a la que no suele estar
cotidianas a las que cualquier persona puede tener acceso. De entre esas experien- dispuesto, por supuesto: no se va a rendir tan fácilmente). La segunda es abandonar
cias sobresalen las que dependen de la vida mental o la constituyen. El hecho de algunos (o todos) los presupuestos de la vida cotidiana (aceptando sin reparos las
que seamos capaces de percibir cosas y que tengamos sensaciones corporales de desastrosas consecuencias a las que esto conduciría, incluida la desaparición de
varios tipos: que percibamos el color, el sabor, la textura, los olores y los sonidos las personas, como acabamos de ver en Crick). Y la tercera, intentar mostrar que
(la famosa cuestión de los qualia). El hecho de que seamos capaces de hablar todos esos supuestos de la vida cotidiana, o al menos los que más nos importan,
(significativamente) y pensar sobre el mundo y sobre otras personas (el fenómeno no son en el fondo incompatibles con la verdad del fisicalismo. La postura más
del significado). El hecho de que las personas actúen movidas por razones, y que
tales razones puedan estar sujetas a un escrutinio normativo (incluido el moral).
Que las personas digan que han actuado libremente; que participen en procesos 9 Tallis (2011) pasa revista a algunos de esos fenómenos que la perspectiva naturalista es incapaz
de explicar o acoger en su ontología, y los engloba bajo el epígrafe «prácticamente todo lo que importa».
de decisión, a veces con otras personas. Que existan verdades matemáticas y ló-
Estos son: la conciencia, los qualia, el sentido de ser un yo, la unidad de la conciencia en el aquí y el
gicas, y que podamos conocer esas verdades... Todos estos fenómenos, que, como ahora (sincrónica), la unidad de la conciencia a lo largo del tiempo (diacrónica), la memoria, la sensación
decimos, tienen que ver con la existencia de una vida mental, con la existencia en temporal (es decir, el hecho de que los humanos percibimos el tiempo con tres éxtasis: pasado, presente y
futuro). En todos estos casos, el problema es siempre el mismo: a la explicación naturalista se le escapa lo
definitiva de personas, parece que no encajan bien con una imagen del mundo en
que estos fenómenos más íntimamente son, por lo que no es en absoluto una explicación de los mismos.
la que todo es físico o necesita de lo físico. No es un problema menor, dado que Una descripción objetiva del mundo, como veremos más adelante, no incluye sujetos, pero el carácter
estas afirmaciones, a primera vista circunstanciales, son en realidad parte de lo que subjetivo y de primera persona de estos fenómenos es su entraña, precisamente lo que hay que explicar en
ellos.
suponemos cotidianamente en nuestras vidas. Para probar esto basta con imaginar
10 Cf. Stoljar (2010), p. 14.
cómo sería un mundo en el que no existiesen estas cosas, y qué repercusión tendría 11 Crick (1994), p. 3. Cursiva añadida.
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común es la tercera, que además tiene la ventaja de dar al naturalista una excusa Cada vez son más los pensadores que están poniendo de manifiesto que no
para dar permiso de existencia a la filosofía, aunque con una nueva tarea. Si hasta solamente es difícil explicar la conciencia en términos naturalistas, sino que es
ahora la filosofía había sido un conjunto de disparates metafísicos que no condu- sencillamente imposible'*. Aunque son muchos los críticos de las explicaciones
cían a ninguna parte (según las versiones más radicales del naturalismo), ahora la naturalistas de la conciencia, el más sagaz y exhaustivo de todos es probablemente
filosofía tiene como tarea sensata la elaboración de la metafísica que se sigue de Juan Arana. En su último libro, La conciencia inexplicada (título que hace clara
las ciencias naturales. Y lo mismo puede decirse de la epistemología: su tarea ya referencia al de Dennett, La conciencia explicada), repasa las explicaciones na-
no es fundamentar la ciencia, o prescribir normativamente lo que esta debe hacer, turalistas que se han intentado de la conciencia, y explica con acierto las razones
sino sencillamente describir, en términos físicos, el conocimiento”?. por las que cada una de esas explicaciones es fallida. No podemos detenernos en
El gran problema aquí es que no es nada fácil mostrar que el fisicalismo sea sus argumentos, que damos por buenos. Lo que nos interesa ahora es que Arana
compatible con eso que hemos llamado supuestos de la vida cotidiana. Estos supues- no solamente muestra cómo es que cada una de las explicaciones naturalistas ha
tos están relacionados, de una u otra manera, con eso que Francisco Rodríguez Valls fracasado, sino que expone, además, por qué la conciencia es inexplicable desde
ha denominado los tres vulnera de la ciencia natural, es decir, aquellos tres fenóme- tales presupuestos. En este sentido, el título de su libro podría ser La conciencia
nos O hechos que parecen escapar a cualquier explicación en términos científicos y, inexplicable (y no solo inexplicada)'”.
por lo tanto, a cualquier explicación en términos naturalistas (no porque ciencia y Aunque cada uno de los intentos naturalistas tiene sus fallos, hay una serie de
naturalismo sean lo mismo, sino porque el naturalismo agota sus opciones epistemo- razones que afectan a todos en su conjunto. ¿Por qué piensa Arana que el naturalis-
lógicas y ontológicas con las de la ciencia)'?. Estos tres vulnera son la conciencia, el mo no puede explicar la conciencia? En primer lugar, la conciencia cae fuera de los
conocimiento y el valor. El éxito explicativo del fisicalismo depende de que sea ca- límites internos del naturalismo. El naturalismo asume, en su ideal epistemológico,
paz de dar cuenta de estos fenómenos en términos naturalistas, lo cual desde luego no el punto de vista nomológico, que describimos siguiendo a Arana:
es nada fácil (tampoco lo es, para ser sinceros, hacerlo en términos no naturalistas).
Se reúnen muchos casos análogos por medio de observaciones o experien-
Las estrategias para intentar hacer un hueco, en el sistema naturalista, a los
cias contrastadas intersubjetivamente y luego se comparan entre sí para encontrar
tres vulnera son fundamentalmente dos. La primera, prescindir de ellos. Es la pos- constancias, pautas e identidades que trascienden a lo que en ellos hay de diverso,
tura eliminativista, que sencillamente desprecia aquello que no puede explicar, variable e irrepetible. Así se abstrae la regla, el nomos, la cual constituye la materia
intentando convencernos de que la pérdida realmente no es tan grave. La segunda prima refinada que elabora la ciencia para lograr la unificación progresiva de reglas
estrategia es la reduccionista, que intenta explicar la conciencia, el conocimiento y mediante procedimientos lógico-matemáticos'*.
el valor, en términos de otra cosa que, esta vez sí, caiga bajo el dominio o el rango
de acción de la explicación naturalista. Es decir, se trata de explicar la conciencia Mediante este procedimiento se obtienen un puñado de leyes, y según esta
en términos de lo no consciente, el conocimiento en términos de lo no epistémico concepción, una explicación consiste en mostrar cómo tal o cual fenómeno corres-
y el valor como el resultado de lo que no es normativo. Aunque conciencia, cono- ponde a esta o aquella categoría de casos que están sometidos a dichas leyes. En
cimiento y valor son tres fenómenos diferentes, porque plantean tres problemas cierta medida, la conciencia sí está sometida al entramado de las leyes naturales,
distintos al naturalismo —cada uno con su peculiaridad—, está claro que dependen por lo que hay algunos fenómenos relacionados con la conciencia que quizá ha-
cada uno del anterior. Sin seres capaces de conocer el valor, no habría una dimen- yan recibido o puedan recibir una explicación naturalista. Sabemos que cuando un
sión normativa, y sin seres conscientes no habría propiamente cognoscentes. Lo organismo es sometido a una anestesia, por ejemplo, la conciencia, por así decir,
normativo depende de la capacidad de conocer, y esta depende, a su vez, de que se apaga. Pero hay un aspecto de la conciencia que queda fuera de la explicación
existan seres conscientes. Por eso, bastará por el momento con mostrar que la con- naturalista, y es el hecho de darnos cuenta. Según Arana:
ciencia no ha sido explicada por el fisicalismo.

12 De nuevo, la obra eximia sobre esta cuestión es la de Quine, para quien la ontología no trata 14 Cf. Tallis (2011), Nagel (2012), Baker (2013), Soler (2013), Arana (2015).
sino de la explicitación de las entidades supuestas por la física y la epistemología, cuestión que no es sino 15 Arana no solamente piensa que no hay una explicación naturalista de la conciencia, sino que
un capítulo de la psicología conductista; o, mejor aún, un capítulo de la neurología. Cf. especialmente no hay ninguna explicación en absoluto de la conciencia. Una discusión crítica sobre esta idea de Arana
Quine (1960 y 1969). puede verse en Pérez y Marcos (2016).
13 Cf. Rodríguez Valls (2012), pp. 14-19. 16 Arana (2015), pp. 134-135.
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¿Qué queda entonces fuera de la explicación natural ya disponible o de la que Mediante una extraña prestidigitación, ha confundido la realidad con lo objetivo,
podemos esperar en buena ley alcanzar más adelante? Pues únicamente una sola olvidando que para que exista conocimiento científico, esto es, representación ob-
cosa: el hecho de que mientras somos conscientes nos damos cuenta de parte de lo jetiva del mundo, debe existir también en el mundo algún sujeto para el cual dicha
que nos pasa. Si tenemos curiosidad y adquirimos cultura científica sabremos de
representación sea tal.
muchas leyes que pueden explicar casi todo, pero nunca el fino matiz del «darse
cuenta» (si fuera metafísico añadiría quizá: «del darse cuenta en cuanto darse
Así, la misma razón que muestra por qué la ciencia física es ciega para el ser
cuenta»)'"”. de las personas es la que muestra por qué la explicación naturalista es imposible:
la física es una actividad de sujetos que elaboran o buscan una imagen de lo ob-
jetivo, mientras que las personas son seres eminentemente subjetivos. No tiene
La razón última de que este «darse cuenta» quede fuera del planteamiento de
sentido querer agarrarse como a un clavo ardiendo a la ontología que presunta-
las ciencias naturales es que: «la ciencia no habla ni puede hablar de otra cosa que
mente se sigue de la física, porque según esa ontología no hay seres capaces de
de objetividades (al fin y al cabo, ¿no está tan ufana —y con motivo— de su obje-
hacer física. No es que pongamos el carro delante de los bueyes, si se me permite
tividad?) La ciencia no es capaz de resolver el problema de la conciencia porque
la comparación, sino que queremos que el carro camine solo, sin ningún buey que
necesariamente tiene que presuponerlo resuelto»'*,
lo mueva. Esto que hemos explicado en términos de la relación entre lo objetivo y
En efecto, la perspectiva científica consiste precisamente en la objetivación:
lo subjetivo se puede decir de las relaciones entre lo consciente y lo inconsciente,
lo que hacen los científicos mediante la perspectiva nomológica es identificar lo
entre lo normativo y lo no normativo y, finalmente, entre lo epistémico y lo no
objetivo del mundo y su comportamiento probable. Pero a esta perspectiva esca-
epistémico. El nexo de unión o gozne entre estos pares de realidades es la persona,
pa, por razones evidentes, lo subjetivo. Uno podría estar tentado, como los eli-
y sin personas no es que sea difícil explicar estos aspectos, es que es imposible.
minativistas, de elegir entonces entre uno de los dos polos. Dado que la ciencia
Conciencia, conocimiento y valor, los famosos vulnera, no son explicables por la
solamente alcanza a ver lo objetivo, ¡eliminemos lo subjetivo!'”. Pero este error es
ciencia física porque esta ignora a las personas y, sin personas, ninguna de estas
inconsistente y autodestructivo, pues como bien sugiere Arana, lo objetivo de la
cosas tiene sentido.
ciencia necesariamente presupone lo subjetivo. Dicho de otra manera: no hay pers-
pectiva nomológica, ni hay objetividad científica, ni hay en definitiva ciencia, sin
2.3. El biologicismo
un alguien, sin un sujeto que posee como una de sus más extrañas características
la conciencia o la perspectiva subjetiva del «darse cuenta». Sin sujetos que hacen Que no hay cabida en la ontología naturalista para las personas se pone tam-
ciencia no hay objetos en sentido científico. bién de manifiesto con mucha claridad al examinar su vertiente biologicista. En el
La imagen del mundo que nos ofrece la ciencia es una representación que biologicismo se da, como vamos a ver, una homogeneización entre los seres hu-
no cabe confundir con la realidad. Por utilizar un ejemplo del propio Arana: una manos y el resto de los animales, e incluso los seres humanos y el resto de los seres
cosa es el electrón mismo y otra, parecida solo en parte, el concepto de electrón inanimados. Para explicar los principios ontológicos del biologicismo me serviré
que nos proporciona la ciencia”. Las cosas en sí mismas no son como nos las re- de dos autores: Hilary Kornblith y Carlos Castrodeza.
presentamos científicamente. El naturalista tiende a obviar este hecho e identifica Hemos dicho que la existencia del conocimiento es un problema para el natu-
la representación científica de la realidad con la propia realidad. Confundiendo ralista, porque parece exigir la existencia de un alguien, de un ser cuya caracterís-
representación con realidad está preparado para avanzar hacia un error aún mayor tica fundamental es la subjetividad consciente. Pues bien, basándose en la biología,
y más difícil aún de justificar: aquel en virtud del cual se queda con la represen- Kornblith elabora un concepto de conocimiento que pretende evitar esta dificultad
tación y olvida que tiene necesidad de un alguien para el cual hay representación. y mostrar que la existencia del mismo es compatible con un naturalismo estricto.
Según nuestro autor, el conocimiento es una clase natural, es decir, un grupo de
propiedades agregadas homeostáticamente, propiedades que se sostienen y refuer-
17 Arana (2015), pp. 135-136. zan mutuamente frente a los cambios externos?!. Como ejemplo de clase natural,
18 Arana (2015), p. 144. ofrece el agua. El H,O cuenta como un agregado porque, unidos por los enlaces
19 En la negación del otro polo, lo objetivo, consiste el monismo espiritualista. Quizá el pensa-
miento de Berkeley es un ejemplo de ello: no existe la sustancia material sino solamente un espíritu que
percibe ideas.
20 Cf. Arana (2015), p. 161. 21 Cf Kormblith (1994), p. 108; 1999, pp. 127-128; 2002, p. 61 y 2011, pp. 190-193.
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químicos, sus átomos forman una unidad que no se encuentra en una colección hecho observamos en la naturaleza? ¿Se puede meter en la misma clase natural
aleatoria de átomos. En la molécula de agua las propiedades que son responsables lo que hace una araña cuando elabora su tela y lo que hacen los seres humanos
de la unidad homeostática explican también un gran número de las propiedades de cuando elaboran la física? Por otra parte, si el conocimiento es una clase natural
la clase. De ahí que las clases naturales estén a la base de las inferencias inductivas como otra cualquiera, elaborada para explicar el comportamiento, ¿qué nos impide
y desempeñen un papel prominente en las leyes causales (pues es el agregado de atribuir a la molécula de agua un conocimiento? Y dado que una piedra es también
propiedades lo que explica el comportamiento del agua). un cierto agregado homeostático de propiedades, ¿qué nos impide afirmar que has-
Los etólogos cognitivos —vamos ya a la biología— hablan del conocimiento ta las piedras conocen? Esto puede parecer una exageración propia de un crítico
como si se tratase de una clase natural, pues interpretan el comportamiento animal cruel y despiadado, una especie de ridiculización de la postura del oponente. Afor-
suponiendo que el animal tiene unas creencias que han sido generadas por un pro- tunadamente, para mi descargo, algunos defensores del naturalismo han extraído
ceso fiable”. Para explicar el comportamiento de un animal necesitamos suponer esta misma conclusión. Carlos Castrodeza, uno de los mejores y más profundos
en él un conocimiento de su entorno, y ese conocimiento puede interpretarse como defensores del biologicismo, ha dicho que «una piedra puede “manifestar” su co-
un agregado homeostático de propiedades que permiten explicar, e incluso pre- nocimiento manteniendo su identidad estructural en condiciones físicas distintas a
decir, dicho comportamiento. El etólogo puede hablar en términos intencionales, las que puedan caracterizar su entorno habitual»”*, Pero conviene que expliquemos
apelando a deseos y creencias, sin por ello estar comprometido con la existencia de un poco más su pensamiento.
algo diferente a lo físico. Se trata de un lenguaje útil, pero que no tiene detrás más Lo interesante de Castrodeza es, primero, que reconoce que su postura es
que materia: «las creencias —dice Kornblith— son totalmente materiales»”. metafísica, y, segundo, que pretende ser coherente, hasta las últimas consecuen-
Kornblith cree haber conseguido un concepto de conocimiento elaborado en cias, con el naturalismo. Para él, naturalismo y darwinismo son prácticamente si-
términos estrictamente materialistas, tras lo cual se lanza a desdibujar la diferencia nónimos, por lo que una concepción naturalista en metafísica será una concepción
que existe entre los seres humanos y los animales a este respecto. Lógico, porque si darwinizada de la realidad. Lo que para Darwin era una teoría que regía un proceso
el conocimiento es algo material, ¿por qué habría de ser diferente el conocimiento natural, la teoría de la evolución por selección natural, fue considerado por Daw-
que el etólogo supone en la marmota que el que supone en el ser humano? Ambos kins como un principio obvio, que más que responder a un hecho empírico consiste
conocimientos pertenecen a la misma clase natural. Son como el agua de ambos en una verdad lógica incuestionable, en una descripción de cómo las cosas ocurren
organismos: es el mismo tipo de cosa. Las características que habitualmente se necesariamente”. Castrodeza da un paso más y convierte la evolución en un prin-
atribuyen al conocimiento humano como distintivas del mismo son epistemológi- cipio metafísico, culminando así un proceso que denomina naturalización de la
ca y ontológicamente irrelevantes, en el sentido de que no van más allá de lo que existencia: «La teoría de Darwin sobre “el origen de las especies” es simplemente
ocurre en el conocimiento de otros animales. Kornblith entonces argumenta contra un eufemismo para una “teoría del todo”, no ya desde la física, como es lo acos-
el hecho de que para la existencia del conocimiento sea necesaria la práctica social tumbrado, sino desde la biología [...]. En efecto, planteamos que el darwinismo es
del lenguaje y del razonamiento; desacredita el papel de la reflexión y la intros- una teoría ontológica genuina, puesto que atañe al conjunto de la realidad, no sólo
pección (que no solamente son inútiles a la hora de evaluar el proceso cognitivo, orgánica, sino también inorgánica»”, Castrodeza reconoce explícitamente que en
sino que además ayudan a afianzar un falso sentido de seguridad); niega que para su pensamiento:
el conocimiento sea necesaria la reflexión (que por lo demás puede ser explicada
se quiere dejar bien patente que el principio de la selección natural es más metafísico
en términos mecánicos), y considera innecesaria la existencia de una voluntad libre
que físico, y aunque esto pueda sonar sorprendente, no debería serlo tanto, porque
y una auténtica acción epistémica. dicho principio respondería, en definitiva, a una cosmovisión naturalista que nos
En definitiva, parece que Kornblith ha elaborado un concepto de conocimien- invita a saber a qué atenernos en una existencia bajo supuestos mínimos metafísicos,
to estrictamente materialista, que prescinde de sujeto alguno. Pero es difícil ver por pero metafísicos al fin”.
qué esto ha resuelto aceptablemente la cuestión. ¿Qué podría ser el conocimiento
sin un sujeto del mismo? ¿Da cuenta de lo real, es decir, de las diferencias que de
24 Castrodeza (1999), p. 80.
25 Cf. Dawkins (1976).
22 Vemos aquí que Kornblith adopta en epistemología una postura fiabilista. 26 Castrodeza (2013), p. 116. Cursiva añadida.
23 Kornblith (2002), p. 40. 27 Castrodeza (2009), p. 19.
138 MOISÉS PÉREZ MARCOS ¿EL NATURALISMO ES UN ANTIHUMANISMO? 139

Se trata, en definitiva, de un ultradarwinismo, término que para Castrodeza narse también, dada su similitud con el famoso principio leibniziano, principio de
no contiene connotación negativa”, lo que no significa que no conduzca al ni- razón biologicista suficiente.
hilismo (es un nihilismo que hay que aceptar como consecuencia imposible de La característica general del naturalismo como concepción sobre el ser hu-
obviar, aunque no nos guste ni nos consuele): «[la] selección natural es el icono mano es que lo concibe como una entidad biológica más, sin concesiones parti-
que representa la naturalización de la existencia, la concreción de que todo lo que cularistas de ningún tipo. ¿Qué significa esto exactamente? Que es imposible que
existe, existe por una razón, y esta razón es siempre banal, de Perogrullo. Se existe exista una característica humana que trascienda las características propias de la
porque se dan las condiciones para existir, no porque haya habido un proceso neto biología. Dicho de otra manera: no hay nada en el ser humano más allá de la biolo-
de selección perfeccionante»”. gía; nada hay en él que no sea biológico. Pero la cosa no queda ahí, porque en una
Pero dejemos de lado, de momento, las consecuencias nihilistas de la con- concepción naturalista estricta, incluso lo biológico se desdibuja, pues es reducido
cepción de Castrodeza y preguntémonos qué consecuencias tiene esto para el ser a lo físico. La propia vida pasaría a formar parte de uno de esos fenómenos que
humano, para la persona. Como es fácil de prever, no son nada halagijeñas. En la desaparecen ante el implacable avance de la ciencia: «Lo vivo está muriéndose por
ontología biologicista no hay cabida para el ser humano, en primer lugar, porque estar entrando a formar parte de lo inerte. Porque inerte es “la física y la química”,
lo único que existe es el gen, o más precisamente, el replicador. La pieza básica a lo que se remite todo desde la ciencia a secas»**. Esta escalofriante perspectiva
de la ontología, el átomo de todo el sistema, su fundamento, es el replicador y su se aplica al ser humano:
extraña querencia por «sobrevivir» y reproducirse. Es el replicador el que organiza
complicadas máquinas en torno a él, máquinas que le permiten estar resguardado y Desde la ciencia no hay nada sagrado, nada respetable, todo tiene valor de
cambio según las leyes del mercado. En cierto modo, todo es materia inerte; lo vivo
reproducirse. No es que el ser vivo no tenga una realidad ontológica relevante más
ha perdido su esencialidad, y no sólo porque el vitalismo haya pasado a la historia,
allá del replicador; es que ni siquiera el medio la tiene. La realidad que rodea a un sino porque también lo ha hecho la intencionalidad humana. Prácticamente todos
organismo no es más que su fenotipo ampliado (expresión tomada de Dawkins”), los seres vivos nos remitimos a la química de moléculas de ADN y ARN que inte-
y dicha realidad o dicho fenotipo es todo su universo. Lo demás sencillamente no raccionan con otras moléculas, y el todo se expresa mediante un código genético
existe, o es irrelevante: que en principio enmarca todo lo que hacemos o pensamos dentro de una norma
de reacción, o margen circunstancial, relativamente estrecho. Luego, la influencia
que haya un medio físico real e inalterable es algo, siempre en esa última instancia, del medio, en su interacción con el genoma, termina formateando el fenotipo que
irrelevante para la vida orgánica. Es como si, en el lenguaje de Dawkins, el fenotipo resulta**.
ampliado (extended phenotype) de un organismo se extendiera a todo el universo, o
sea, que, en efecto, todo el universo fuera parte de mi fenotipo, del fenotipo de cual-
quier organismo”!, Nada hay entonces en el ser humano que vaya más allá de esa química inerte,
en su interacción con un medio (incluso, como vimos, en cierto sentido, ese medio
no es sino una función de esa química inerte). Se trata de una ontología que iguala
Todo, entonces, es la manifestación fenotípica de un determinado genotipo.
a todos los seres por debajo: «desde la ciencia no hay diferencias esenciales entre
Cualquier cosa, desde la longitud de la pierna hasta la aptitud musical, pasando por
piedras, animales y hombres, por mucho que unos entes hayan evolucionado (se
la fe en Dios, no es sino una manifestación de lo auténticamente real: los replica-
hayan transformado) y otros no»**.
dores. Este principio ontológico podemos denominarlo, siguiendo el paralelismo
con el principio del cierre causal, el cierre evolucionista del mundo. El propio Cas-
trodeza lo formula así: «siempre hay una razón naturalista para todo, que se matiza
incontrovertiblemente desde una perspectiva darwiniana»”. Quizá podría denomi- 33 Castrodeza (2007), pp. 45-46. En otro lugar dice Castrodeza: «una de las consecuencias del
nuevo orden es en un principio la “mecanización” de toda la “realidad”, de manera que esencialmente no
hay seres vivos [...]. Estos han sido sustituidos por moléculas de ácidos nucleicos y sustancias químicas
de apoyo. [...] Así son las cosas y así nos parecen», Castrodeza (2009), p. 275. Y también: «lo orgánico y
28 Cf. Castrodeza (2009), p. 81. lo inorgánico son simple y llanamente fórmulas clasificatorias —porque todo es inerte, o sea, estrictamente
29 Castrodeza (2009), pp. 70-71. inorgánico», Castrodeza (2013), p. 68.
30 Cf. Dawkins (1982). 34 Castrodeza (2009), pp. 105-106.
31 Castrodeza (2007), p. 131. 35 Castrodeza (2009), p. 107. Según Castrodeza, «la ciencia como metalenguaje unificador»
32 Castrodeza (2009), p. 357. tiene la consecuencia de que «nos iguala a todos, y nos iguala “por abajo”»; Castrodeza (2007), p. 17.
140 MOISÉS PÉREZ MARCOS ¿EL NATURALISMO ES UN ANTIHUMANISMO? 141

Eso que normalmente llamamos ser humano, entonces, no es más que un raba Heidegger en su Época de la Visión del Mundo, ya en 1938, la ciencia sólo es
«programa de supervivencia» que «nos instruye para que sobrevivamos a toda posible cuando Dios ha sido separado del mundo)”.
costa, especialmente en nuestros descendientes»*. El hombre es «una máquina
de supervivencia más entre las muchas aparecidas»”, un «robot orgánico»**, Su En síntesis, «nadie está “por encima” de su propia biología»*. No hay nin-
origen es un accidente, pues se debe a la selección natural o a unas leyes de la guna capacidad humana, como llegaron a suponer incluso otros naturalistas como
complejidad que aún no comprendemos bien, pero que, en cualquier caso, son Monod y Dawkins, que nos permita sobreponernos a nuestra biología:
mecánicas, accidentales. Y su destino no es otro que la supervivencia y la repro-
ducción, por el hecho mismo de la supervivencia y la reproducción. Nada hay con No se puede “nadar y guardar la ropa”. Porque si nosotros somos nuestros
sentido ni con verdadera realidad más allá de eso: «[sé], creo saber, por mi tiempo, genes, es decir, la acción de dichos genes en un medio u otro, o el de más allá, según
los casos, ¿cómo entonces podemos sobreponernos a nosotros mismos? ¿Cómo
lugar y condición, que la “suerte está echada”, que mi origen es un accidente y que
podemos oponernos a nuestra biología, si no somos otra cosa más que nuestra bio-
no tengo destino (¡vaya panorama! )»*”. «En efecto, en la ciencia actual, y funda- logía? Por hacer una frase enteramente vacía pero explicativa, somos enteramente la
mentalmente en la biología, el hombre sería una especie de accidente atrapado en definición de lo que somos**,
un mundo sin sentido»*.
Tenemos, entonces, que lo esencial del ser humano desaparece. No está ahí La antropología, al igual que la ontología, remiten, entonces, en último tér-
con entidad propia, sino en orden a otra cosa: a la supervivencia y a la reproduc-
mino, al replicador. No solamente el fenómeno de lo real, sino todo el fenómeno
ción. Pero, la supervivencia y la reproducción ¿de quién? ¿No es, acaso, de la
humano debe ser entonces interpretado desde la perspectiva del replicador, que
persona? Pues no: para la biología, la persona queda deconstruida, el ser humano viene a ser la esencia del ser humano (o, mejor dicho, el accidente del ser huma-
desaparece: «desde el darwinismo, el hombre queda deconstruido (es y no es)»*. no) y la esencia de la realidad (o, mejor dicho, el accidente de la realidad). Por
Es, porque se trata de un «constructo», una máquina de replicación, un mecanismo intentar decirlo de otro modo: el corazón de la realidad y el del ser humano, lo que
químico; y no es, porque ese mecanismo químico, esa máquina de replicación, no realmente son, lo que hay a la base de todo lo que existe, incluido el ser humano,
es en nada sustancial diferente al resto de los seres. Pero, entonces, volvemos a
son replicadores que quieren sobrevivir y reproducirse. ¿Qué hay de esas cosas
preguntar, la supervivencia y la reproducción ¿de quién? Del genoma, o para ser
como el arte, la ética, la conciencia o cualesquiera otras que parecen Ir más allá de
más exactos, del replicador:
lo puramente químico o biológico, y que tradicionalmente constituyen elementos
Verdaderamente, así en principio y en general, a casi nadie se le ocurre pensar diferenciadores entre el ser humano y el resto de los seres? Remiten en último
en el genoma, cuando se trata de aclarar qué es la realidad, o la relación entre el término al replicador: «[...]Jobviamente, desde la ciencia biológica, toda inefabili-
hombre y la tesitura de su muerte, o la naturaleza de la felicidad, o bien la creencia dad remite, como cualquier otra característica humana, a un sustrato orgánico. La
en lo sobrenatural, o en el ideal de la solidaridad humana. [...] Pero, desde el juego ontología pertinente se dirige al replicador»*. Verdad, belleza, bien, conocimiento,
de la ciencia, el hombre, aunque estrictamente no sea su genoma, sí se centra exis-
conciencia, etc., son, sencillamente características que pueden ser naturalizadas,
tencialmente (que no esencialmente) en su genoma, o, mejor dicho, la expresión más
biologizadas sin mayor dificultad, referidas en su ser a lo que verdaderamente es
o menos aleatoria de éste que se concretiza en un medio [...]. Y cualquier comporta-
miento humano, incluso aquél que se traduzca en la actuación intelectual más inefa- (el replicador), casi como una cuestión puramente formal:
ble, desde el naturalismo, es una expresión más o menos aleatoria de su genoma,
Desde luego que existe la intuición sempiterna, incluso desde la biología
concretizada en un medio, repito, y nada más (porque, desde la ciencia, ¿qué puede
actual más ortodoxa (biología darwiniana), de que el hombre es algo más que bio-
haber más?, en el juego de la ciencia actual no cabe la trascendencia; como asegu-
logía. Pero, según se ha venido constatando, este supuesto añadido no biológico en

36 Castrodeza (2007), p. 71.


37 Castrodeza (2007), p. 105. 42 Castrodeza (2007), pp. 113-114. El sujeto es efímero, porque en el ser humano, como en tan-
38 Castrodeza (2007), p. 150. tos otros seres, el replicador y el sujeto individual no coinciden: cf. Castrodeza (2013), p. 167.
39 Castrodeza (2007), p. 32. 43 Castrodeza (1999), p. 236-237.
40 Castrodeza (2007), p. 41. 44 Castrodeza (2007), p. 64.
41 Castrodeza (2007), p. 56. 45 Castrodeza (2007), p. 132.
142 MOISÉS PÉREZ MARCOS ¿EL NATURALISMO ES UN ANTIHUMANISMO? 143

principio se puede biologizar sin mayores dificultades. Respetando las reglas del no es que tenga en cuenta las ciencias; el problema es que solo quiere tener en
lenguaje (uego) de la ciencia actual, dicha biologización es puro formalismo*. cuenta las ciencias, lo cual le conduce a una especial forma de desentrañamiento o
harakiri, que no por más ceremonial y pomposo es menos suicida.
No entraremos ahora a valorar si realmente se puede satisfacer el expediente Le pasa al naturalista lo que al loco del que hablaba Chesterton hace ya más
de naturalizar completamente al hombre mediante un «puro formalismo», como de cien años: «No es que el loco haya perdido la razón, sino que lo ha perdido todo
dice Castrodeza, pues a buen seguro la empresa reviste mayor dificultad. Basta con menos la razón [...] la marca inconfundible de la locura es esa combinación entre
constatar, ahora, que el pensamiento naturalista, aquí ejemplificado por Castrode- una perfección lógica y una contracción espiritual»*. En el naturalista, como en
za, conduce a la disolución del hombre o, de modo más preciso, al reconocimiento el loco, se da la misma combinación:
de que nunca ha existido tal cosa como el hombre: «no habrá antropolisis porque
la del raciocinio expansivo y exhaustivo con un sentido común reducido [...] toman
nunca hubo antropogénesis»”.
una floja explicación y la llevan demasiado lejos. Pero, por mucho que la extiendan,
no dejará de ser poco convincente. Les parece que el tablero de ajedrez es blanco
3. LA RELIGIÓN NATURALISTA sobre fondo negro, y si el universo está empavesado con él continúan pensando que
es blanco sobre fondo negro. Como el loco, son incapaces de cambiar de punto de
La ontología naturalista pretende ser la consecuencia inevitable de lo que las vista, hacer un esfuerzo mental y ver lo negro sobre fondo blanco”.
ciencias nos enseñan sobre el mundo. Pero no es difícil darse cuenta de que el natu-
ralismo es solamente una de las interpretaciones posibles de lo que la ciencia dice, El materialismo, según Chesterton, posee como explicación del mundo una
y como hemos visto no exenta de problemas. La característica fundamental del simplicidad insana, característica de los locos: «al mismo tiempo da la sensación
naturalismo como interpretación, como dijimos antes, es que confunde la imagen de explicarlo todo y de no explicar nada»*'. Es, peor aún, porque no es que no se
científica de las cosas con las cosas mismas, y que piensa, además, que no hay otra explique nada, sino que en el mundo materialista no hay nada que entender, o al
imagen posible. Esta confusión ha sido denominada por Francisco José Soler como menos nada que merezca la pena intentar entender: «si el cosmos del materialista
extrapolación omnicomprensiva, actividad intelectual que surge cuando se da por es el verdadero cosmos, no es un cosmos que valga gran cosa»”. Igual que el loco,
supuesta la correspondencia exacta entre la realidad y el objeto de las ciencias na- el materialista destruye su humanidad: «la principal acusación contra las principa-
turales*, Hemos visto cómo ocurre esto en la ontología naturalista: los fisicalistas les conclusiones de los materialistas es que, acertadas o no, acaban destruyendo
creen que la realidad en su conjunto es lo que la ciencia física tiene como su objeto su humanidad; y no me refiero solo a su bondad, sino a su esperanza, su valor, su
propio, y nada más. Los biologicistas creen que la realidad es lo que la ciencia poesía, su iniciativa, a todo lo que es humano»*”. Chesterton ve que las conse-
biológica tiene como su objeto propio, y nada más; e incluso esto, como hemos cuencias del materialismo de hace cien años son las mismas que vemos hoy en el
visto en el caso de Castrodeza, termina por diluirse en una concepción fisicalista naturalismo contemporáneo. ¿Será, permítaseme la expresión, que estamos ante el
del mundo (dado que lo vivo desaparece reducido a lo biológico). mismo perro, pero con distinto collar?
La pregunta que podemos hacer es: ¿por qué este empeño en seguir mante- Lo que los naturalistas hacen con la ciencia ha sido tratado por Mary Mid-
niendo la concepción naturalista, cuando esta es contraria incluso a la existencia
gley como tergiversaciones mitológicas de la ciencia: algunas ideas de lo que
de la propia ciencia? ¿Qué podría significar la palabra «ciencia» en un mundo en nosotros hemos estudiado como biologicismo son denominadas por ella «formas
el que no existen realmente personas, y en el que el pensamiento no es más que un hipertrofiadas del pesimismo cósmico»**. Francisco Soler ha desmontado de modo
enjambre de reacciones químicas? Los naturalistas responderán que es racional in-
terpretar la realidad del mundo tal y como las ciencias nos dicen que es. Y estamos
de acuerdo. Pero de ahí a suponer que tenemos que interpretar el mundo solamente 49 Chesterton (1908), p. 22-23. Por razones parecidas, Juan Arana dice que «el naturalismo filo-
como las ciencias nos dicen que es, hay un gran salto. El problema del naturalista sófico es para el científico una enfermedad senil, el delirio de un anciano que ha perdido facultades, que
no sabe ya medir distancias ni conserva el sentido de las proporciones», Arana (2016), p. 17.
50 Chesterton (1908), p. 27.
51 Chesterton (1908), p. 27.
46 Castrodeza (2009), p. 360. 52 Chesterton (1908), p. 28.
47 Castrodeza (2007), p. 81. 53 Chesterton (1908), p. 30.
48 Cf. Soler (2014). 54 Cf. Midegley (1985), p. 7.
144 MOISÉS PÉREZ MARCOS ¿EL NATURALISMO ES UN ANTIHUMANISMO? 145

acertado lo que denomina, en un libro esclarecedor, «mitología materialista de la acuerdo con lo que dice aquí Scruton: es el primer paso en la búsqueda de Dios. No
ciencia». Los naturalistas juegan a elaborar un lenguaje simbólico, parecido al de es una conclusión que aparezca por casualidad en la mente de un teísta. De hecho,
la religión, que de hecho pretende sustituir a esta en el tratamiento de las cues- este pensamiento es explicitado también por algunos naturalistas. Como ha escrito
tiones importantes de la vida, especialmente en lo que a su sentido se refiere. El Richard Lewontin (curiosamente no es uno de los naturalistas más radicales):
naturalismo, en este sentido, funciona más que como una extensión natural de la
actividad científica, como una pseudo-religión dogmática que trata de imponer su Nuestra disposición a aceptar las afirmaciones científicas contrarias al sentido
común es la clave para comprender la verdadera lucha entre la ciencia y lo sobrena-
verdad a pesar del sentido común.
tural. Nos ponemos del lado de la ciencia a pesar del absurdo patente de algunos de
Una de las grandes preocupaciones de los naturalistas es, de hecho, la exis- sus constructos, a pesar de su fallo en el cumplimiento de muchas de sus extrava-
tencia de Dios. Hay en el modo de razonar del naturalismo una auténtica anti- gantes promesas de salud y vida, a pesar de la tolerancia de la comunidad científica
teodicea. Roger Scruton ha utilizado el concepto de nothing-buttery para designar hacia muchos relatos claramente no corroborados, porque tenemos un compromiso a
la tarea de la filosofía: priori, un compromiso con el materialismo. No es que los métodos y las institucio-
nes de la ciencia de alguna manera nos obliguen a aceptar una explicación material
Hay un hábito extendido de declarar que las realidades emergentes no son del mundo fenoménico, sino que, por el contrario, lo que pasa es que somos forza-
“nada sino” [nothing but] las cosas en las que las percibimos. La persona humana dos por nuestra adherencia a priori con las causas materiales a crear un aparato de
no es “nada sino” el animal humano; la ley no es “nada sino” las relaciones sociales investigación y un conjunto de conceptos que produzcan explicaciones materiales,
de poder; el amor sexual no es “nada sino” la urgencia de procrear; el altruismo no no importa cuán anti intuitivas, cuán desconcertantes sean para los no iniciados.
es “nada sino” la estrategia dominante descrita por Maynard Smith; la Mona Lisa no Además, este materialismo es absoluto, porque no podemos permitir un Pie Divino
es “nada sino” unos pigmentos esparcidos por un lienzo; la Novena Sinfonía no es asomando por debajo de la puerta””.
“nada sino” una secuencia de sonidos de un determinado tono y timbre variando. Y
así sucesivamente. Librarse de este hábito es, en mi opinión, la verdadera meta de la
filosofía**, Parece claro que el naturalismo, antes que muchas otras cosas, realmente es
un anti-teísmo. Ante la pregunta del salmista y del propio Job «¿qué es el hombre
para que te acuerdes de él, el ser humano para que le cuides?»*-, la respuesta del
Pero liberarse de ese hábito, que es precisamente el del naturalismo, posee
naturalista es: «nada». Pero no es que no haya un hombre del que acordarse; es
consecuencias nada desdeñables desde el punto de vista del teísmo:
que tampoco hay un Dios, ni ninguna otra persona, que pueda hacer semejante
Y si nos libramos de él cuando tratamos con las cosas pequeñas —sinfonías, cosa como acordarse o cuidar. La ontología naturalista no deja espacio para las
cuadros, personas—, podemos deshacernos también de él cuando tratamos las gran- personas, ni las humanas ni las divinas. ¡Quién nos iba a decir que el naturalismo
des: de manera notable, cuando tratamos con el mundo como un todo. Y entonces acabaría siendo una afirmación teológica, o mejor dicho a-teológica!
podemos concluir que es tan absurdo decir que el universo no es nada sino el orden
de la naturaleza, tal y como la física lo describe, que decir que la Mona Lisa no es
nada sino unos pigmentos embadurnados. Extraer esta conclusión es el primer paso 4. CONCLUSIONES
en la búsqueda de Dios**,
Se ha mostrado suficientemente por qué en la ontología naturalista no hay
espacio para la existencia de las personas. Más bien todo lo contrario. El natura-
Si tiene razón Scruton, y haciendo una lectura inversa, vemos que en efecto
lismo parece empeñado en demostrar que no existen seres conscientes, realidades
este nothing-buttery puede ser leído también como una de las herramientas más
eminentemente subjetivas, libres, capaces de conocer y de hacer juicios valorati-
útiles para lo que hemos llamado anti-teodicea naturalista: de lo que se trata es
vos (incluidos los morales). Dado que el naturalismo no solamente no contempla
de hacer desaparecer la posibilidad de que el mundo, considerado en su conjunto,
a la persona, sino que propone su disolución (o propone, más radicalmente aún,
pueda ser algo más que el orden de la naturaleza (tal y como lo describen las cien-
que no ha existido nunca, como vimos en Castrodeza), bien puede decirse que el
cias). El naturalismo quiere hacer imposible ese paso, porque en el fondo está de
naturalismo es un antihumanismo.

55 Scruton (2014), pp. 39-40. 57 Lewontin (1997), p. 31.


56 Scruton (2014), p. 40. 58 Cf. Sal 8 y Job 7, 17.
146 MOISÉS PÉREZ MARCOS ¿EL NATURALISMO ES UN ANTIHUMANISMO? 147

Pero ¿por qué aceptar la ontología naturalista? El argumento de que, según Desgraciadamente no hay tiempo ya para entrar en la cuestión de cuál es esa onto-
sus defensores, se sigue de la ciencia, no es aceptable. No hay nada en la ciencia logía. Tendrá que ser tema, necesariamente, para otra ocasión,
que obligue a asumir los principios de la ontología naturalista. Antes bien, al con-
trario, la ontología naturalista, más que basarse en la ciencia, se cimienta sobre BIBLIOGRAFÍA
el cientificismo; más que elaborarse a partir de la física, es un fisicalismo; y, más
que contemplar lo que la biología dice sobre el mundo y el ser humano, se trata Arana, Juan (2015): La conciencia inexplicada. Ensayo sobre los limites de la compren-
de un biologicismo. La ontología naturalista no es posible sin una extrapolación sión naturalista de la mente, Biblioteca Nueva, Madrid, 2015.
omnicomprensiva difícilmente justificable, especialmente si tenemos en cuenta Baker, Lynne Rudder (2013): Naturalism and the first person perspective, Oxford Uni-
versity Press, Oxford, 2013.
sus consecuencias lógicas: el naturalismo destruye o hace incomprensible la idea
Castrodeza, Carlos (1999): Razón biológica. La base evolucionista del pensamiento, Bi-
misma de una ciencia, así como la idea de unos seres capaces de hacerla. «Es
blioteca Nueva, Madrid, 2011.
conocido —dice Mary Midgley, con razón— que es posible vivir sin creer en Dios, (2007): Nihilismo y supervivencia. Una expresión naturalista de lo inefable, Trotta, Ma-
pero ¿qué podría significar vivir sin creer en uno mismo —convertirse, de hecho, drid, 2007.
en ausente?»”. (2009): La darwinización del mundo, Herder, Barcelona, 2009.
El naturalismo, más que como una continuación de la práctica científica, fun- (013): El flujo de la historia y el sentido de la vida. La retórica irresistible de la selec-
ciona como una cosmovisión cuasi-religiosa que postula un conocimiento sin cono- ción natural, Herder, Barcelona, 2013.
cedor, bajado de no se sabe qué cielo, cuyo contenido debe ser aceptado como una Chesterton, Gilbert Keith (1908): Ortodoxia, trad. de Miguel Temprano García, Acanti-
especie de revelación divina de la verdad, y cuyo mensaje es, además, corrosivo para lado, Barcelona, 2013.
el ser humano, puesto que decreta su desaparición o —en las versiones más modera- Crick, Francis (1994): The Astonishing Hypothesis: The Scientific Search for the Soul,
das— su futilidad. Ni siquiera puede el naturalista decir que el hombre, su conciencia Touchstone, New York, 1994.
o su libertad, son una ilusión, porque las ilusiones lo son siempre de alguien. ¿Por Dawkins, Richard (1976): El gen egoísta, trad. cast. de Juana Robles, Salvat, Barcelona,
qué entonces seguir empeñándose en afirmar el naturalismo contra el más elemental 1993.
(1982): The Extended Phenotype, Oxford University Press, Oxford , 1982.
sentido común, que nos informa sobre la existencia de personas? Al final, el natu-
Jonas, Hans (1995): El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civili-
ralismo parece justificarse fundamentalmente como afirmación teológica. El com-
zación tecnológica, trad. cast. de A. Sánchez, Herder, Barcelona.
promiso a priori con el materialismo ateo (o a veces con el panteísmo) hace que el Kornblith, Hilary (Ed.) (1994): Naturalizing Epistemology, Cambridge, MA, The MIT
naturalista tenga que aceptar doctrinas extrañas, aun cuando estas sean contrarias a Press, 2* ed.
lo que se muestra a la experiencia cotidiana del mundo, pues, como dice Lewontin, (1999): «Knowledge in Humans and Other Animals», Philosophical Perspectives 13
no pueden permitirse un pie de Dios asomando por debajo de la puerta. (1999), pp. 327-46. Reimpreso en Kornblith, Hilary (2014): 4 Naturalistic Episte-
Si, parafraseando a Scruton, el ser humano es algo más que biología, si las rela- mology. Selected Papers, Oxford, Oxford University Press, pp. 119-141, por donde
ciones entre los seres humanos son algo más que relaciones de poder y reproducción, se cita.
si el altruismo es algo más que una estrategia descrita por Maynard Smith, si la Mona (2002): Knowledge and its Place in Nature, Oxford University Press Oxford, 2002.
Lisa es algo más que unos pigmentos esparcidos por un lienzo, si la Novena Sinfonía (011): «Why Should We Care about the Concept of Knowledge», Episteme, Vol. 8
es algo más que una secuencia de sonidos de un determinado tono, entonces, no solo (011), pp. 38-52. Reimpreso en Kornblith, H. (2014): 4 Naturalistic Epistemology.
habrá poesía, como decía Bécquer, sino que habrá filosofía. No solo eso, sino que Selected Papers, Oxford, Oxford University Press, pp. 183-198, por donde se cita.
Ladyman, James y Ross, Don (2007): Every Thing Must Go: Metaphysics Naturalized,
quizá entonces sea posible pensar (porque sea el caso) que el universo en su conjunto
Oxford University Press. Oxford, 2007.
es algo más que el orden estrictamente natural descrito por la ciencia. Y este, como
Lewontin, Richard C. (1997): «Billions and Billions of Demons», The New York Review
dice Scruton, es el primer paso en la búsqueda (racional) de Dios. of Books, Vol. 44, No. 1 (9 de enero de 1997). Disponible en:
En cualquier caso, independientemente de la cuestión de Dios, parece cla- http://www.nybooks.com/articles/archives/1997/jan/09/billions-and-billions-of-
ro que necesitamos una ontología compatible con eso que llamamos persona. demons/.

59 Midgley (2014), pp. 37-38. 60 Sobre esta cuestión puede verse Marcos y Pérez (2018).
148 MOISÉS PÉREZ MARCOS

Marcos, Alfredo y Pérez, Moisés (2018): Meditación de la naturaleza humana, BAC,


Madrid.
Midegley, Mary (1985): Evolution as a Religion: Strange Hopes and Stranger Fears,
Routledge, London-New York, 1985; reimpreso con nueva introducción en 2002.
(014): Are you an Illusion?, Acumen.
Nagel, Thomas (2012): La mente y el cosmos. Por qué la concepción neo-darwinista
materialista de la naturaleza es, casi con certeza, falsa, trad. cast. de Francisco
Rodríguez Valls, Biblioteca Nueva, Madrid, 2014.
Papineau, David (1993): Philosophical Naturalism, Blackwell Publishers, Oxford, 1993. SOBRE LOS AUTORES
(2001): «The Rise of Physicalism», en Gillett, Carl y Loewer, Barry (Eds.) (2001): Physi-
calism and lts Discontents, Cambridge University Press, Cambridge, 2007, pp. 3-37.
(2002): Thinking about Consciousness, Oxford University Press, Oxford, 2002. Angel Guerra Sierra (Madrid, 1947). Doctor en Biología por la Universidad
(2007): «Naturalism», en The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2009 Edi- de Barcelona. Profesor de Investigación emérito del Consejo Superior de Inves-
tion), Edward N. Zalta (ed.), http://plato.stanford.edu/archives/spr2009/entries/na- tigaciones Científicas (CSIC). Ha dirigido (o participado en ellos) 38 proyectos y
turalism/. unos 40 contratos de investigación, publicado más de 300 trabajos científicos en
Pérez, Moisés (2016): Exposición y crítica de las tesis básicas de la cosmovisión natura- revistas nacionales e internacionales, y presentado 183 comunicaciones en con-
lista, Tesis Doctoral, disponible en el repositorio documental de la Universidad de gresos. Autor de 10 libros sobre Ecología y Biología Marina, y 19 capítulos en
Valladolid: https://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/16671/1/Tesis938-160406.pdf. volúmenes colectivos. Consultor y asesor de varios organismos internacionales y
Pérez, Moisés y Marcos, Alfredo (2016): «La conciencia como problema ontológico: nacionales. Ha impartido cursos y conferencias en varias instituciones y universi-
aproximación desde la filosofía aristotélica» en Naturaleza y Libertad 7, pp. 185- dades europeas y americanas, y dirigido 14 expediciones científicas en el Medite-
210. rráneo, en el Atlántico y en el Pacífico. Su tarea de defensor de la dignidad humana
Quine, Willard Van Orman (1960): Palabra y objeto, trad. de Manuel Sacristán, Labor, y del medio ambiente se concreta en conferencias, colaboraciones en revistas y
Barcelona, 1968; reeditada en Barcelona, Herder, 2001. cinco libros, entre los que destacamos: Hombres de ciencia, hombres de fe (Rialp,
(1969): «Epistemología Naturalizada», en Quine, W.V.O. (1969): La relatividad ontoló- 2011), Salvaguardar el medio ambiente (EINUSA, 2012); El dinamismo de la in-
gica y otros ensayos, traducción de Josep Lluis Blasco y Manuel Garrido, Tecnos, formación en la naturaleza (Encuentro, 2015). Es presidente de la Asociación Ga-
Madrid, 1974.
lega de Bioética (2017).
(1992): «Structure and Nature», Journal of Philosophy, Vol. 89, No. 1, pp. 5-9.
Moisés Pérez Marcos es doctor en Filosofía, licenciado en Teología y profe-
Rodríguez Valls, Francisco (2012): «Prólogo», en Nagel, Th. (2012): La mente y el cos-
sor de Filosofía del lenguaje en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Va-
mos, Biblioteca Nueva, Madrid,2014.
Scruton, Roger (2014): The Soul of the World, Princeton University Press Princeton, lencia. Entre sus líneas de investigación se encuentra la cuestión de la cosmovisión
2014. naturalista y sus consecuencias para la comprensión del ser humano. Con respecto
Sellars, Wlfrid (1963): Ciencia, percepción y realidad, traducción de Víctor Sánchez de a este tema ha publicado varios artículos y libros, entre los que cabe mencionar:
Zavala, Tecnos, Madrid, 1971. Meditación de la naturaleza humana (con Alfredo Marcos, BAC, 2018) y La orto-
Soler, Francisco José (2013): Mitología materialista de la ciencia, Ed. Encuentro, Ma- doxia naturalista y sus críticos (San Esteban, 2018).
drid, 2013. Francisco J. Génova es Doctor en Teología e Ingeniero técnico industrial.
(2014): «El naturalismo y la tentación de las extrapolaciones omnicomprensivas», Na- Profesor en el Centro de Estudios Teológicos de Aragón, donde imparte Teología
turaleza y Libertad. Revista de estudios interdisciplinares, 4 (2014), pp. 225-238. ecuménica y el curso sobre Desafíos de las fronteras tecnológicas a la transmisión
Stoljar, Daniel (2010): Physicalism, Routledge, London-New York, 2010. de la fe. En el Centro San Valero de Zaragoza, obra diocesana, es profesor de
Tallis, Raymond (2011): Aping Mankind: Neuromania, Darwinitis and the Misrepresen- Electrónica en Formación Profesional, y de Religión en Educación Secundaria, así
tation of Humanity, Durham, Acumen Publishing. como consiliario y responsable de pastoral del mismo. Colabora con el Instituto
de Teología Fundamental de Sant Cugat del Vallés (Barcelona) como profesor en
su programa de Formación Permanente. Es autor de diversos artículos sobre los

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