Está en la página 1de 3

Hoy en día hay mucha información disponible sobre el acoso (conocido como 

bullying) y más
conciencia que nunca acerca del problema. Sabemos que el bullying suele ocurrir en las redes
sociales. También sabemos que puede ser tanto verbal como físico. Pero ¿las bromas se pueden
considerar como acoso.
La respuesta corta sería: es complicado. A veces las bromas son inofensivas y divertidas. Otras
veces son usadas para lastimar a otros. Incluso las bromas en juego pueden herir o malinterpretarse,
especialmente cuando los niños tienen dificultades con las habilidades sociales.
Esto es lo que usted necesita saber sobre las bromas y el bullying, y cómo ayudar a los niños a
manejar las situaciones sociales.

Las bromas son una forma de comunicarse


Las bromas bien intencionadas son una forma de comunicación. Es parte de la socialización.
Muchos niños bromean entre ellos para acercarse o formar relaciones. Cuando el chico que es el
mejor jugador del equipo de básquetbol falla un lanzamiento y uno de sus compañeros le dice:
“Buen tiro Magic” puede que ambos se reían. La broma muestra que pueden burlarse entre ellos y
seguir siendo amigos.
Las bromas pueden ser positivas si no intentan perjudicar. Cuando los niños se burlan de su ropa,
sus gustos musicales o su comportamiento, aprenden a aceptar la crítica constructiva. Es parte de la
forma como se relacionan.
Los niños también usan las bromas para influenciarse unos a otros y cambiar el comportamiento. Si
una adolescente está mirando con insistencia a un chico que le gusta, sus amigas podrían decirle:
“¿De nuevo estás mirando a Mario? ¡Vamos, háblale!”. Esta broma enseña una regla social (no
mirar fijamente durante mucho tiempo) y fomenta que la chica actúe.
Sin embargo, las bromas también pueden ser negativas. A menudo se emplean para establecer quién
manda en el grupo. Por ejemplo, un grupo de niñas podrían burlarse de una de ellas por su peso.
También pueden usarse para fomentar una conducta inapropiada: “Qué cobarde eres Samuel, ni
siquiera pruebas el cigarro”.
Además, lo que es un juego para un niño puede no serlo para otro. En esos casos, las bromas pueden
herir los sentimientos.
Con estos aspectos negativos en cuenta, ¿por qué no disuadir a los niños de hacer bromas? Como
cualquier comunicación, las bromas tienen un propósito. Algunos temas delicados de tratar en
conversaciones serias, son más fáciles de abordar a través de las bromas.
Las bromas también pueden ser divertidas. Por ejemplo, piense en las bromas de cualquier comedia.

El bullying tiene la intención de perjudicar


El acoso verbal es diferente a bromear. No se hace para hacer amigos o para relacionarse con
alguien. Todo lo contrario: el objetivo es avergonzar a la víctima y que el acosador (bully) parezca
mejor y más fuerte.
Lo engañoso es que puede empezar como una broma. Pero cuando se hace repetidamente y con la
intención de herir o amenazar se convierte en bullying.
El bullying verbal incluye los sobrenombres, los insultos y el acoso sexual. Puede ser en persona, a
través de mensajes de texto, o a través de las redes sociales y el email.
El bullying también implica una lucha de poder. La víctima no suele provocarlo. Más bien, es
posible que los niños no puedan defenderse por su tamaño o su posición social en la escuela o en un
grupo. Y si la víctima se enoja, los bullies generalmente no se detienen. El bullying incluso puede
empeorar.
A diferencia de las víctimas de bullying, los niños que son objeto de burlas pueden influir en si estas
continúan o no. Si se enojan, el bromista suele dejar de hacerlo.

Bromas y niños con dificultad para socializar


Las bromas podrían ser difíciles de entender para los niños que tienen dificultad para entablar
conversaciones o para captar las señales sociales. Un gran reto es saber cómo responder. Algunos
no se dan cuenta si alguien les está haciendo una broma sin mala intención o si está intentando
acosarlo. Esto puede ser confuso y hacer que los niños digan o hagan cosas inapropiadas.
Además, a muchos niños les cuesta hacer amigos y aguantan bromas hirientes porque quieren
seguir siendo parte del grupo o ser aceptados.
Los niños que intentan bromear, a veces terminan acosando. Por ejemplo, un niño puede decir algo
malintencionado a otro, pensando que es divertido. Esto puede llevar a una discusión. O, un niño
puede enojarse por un comentario amistoso y causar que otros niños se alejen.
Para abordar estas dificultades, es importante enseñar a los niños las reglas de la conversación.
Ayude a los niños a darse cuenta cuándo está bien bromear, y cuándo lastiman o están cerca de
convertirse en bullying. Una forma de hacerlo es a través del juego de roles: practicar una situación
donde se les hace una broma que no les gusta, y tienen que responder.

Preguntas para los niños sobre las bromas


Tal vez usted ha escuchado que hay niños en la escuela que se burlan de su hijo o de un estudiante.
Usted puede hacer algunas preguntas para saber si son bien intencionadas o dañinas:
• ¿Los niños que se burlan de ti son tus amigos?
• ¿Te gusta cuando bromean contigo?
• ¿Tú les respondes en broma?
• Si les dijeras que dejen de burlarse, ¿lo harían?
• Si les dijeras que hieren tus sentimientos, ¿se disculparían?
Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es “no” o “no sé”, entonces puede ser un caso de
bromas negativas o incluso de bullying. Es importante averiguar más.
Averigüe cómo enseñar a los niños a defenderse del bullying. Y conozca qué pasos seguir si su
hijo está siendo acosado en la escuela.
Puntos clave
Las bromas pueden resultar en acoso.
Los niños con dificultad para socializar necesitan ayuda para
entender cómo reaccionar a las bromas.
Hacer preguntas específicas puede ayudar a determinar si las
bromas son dañinas.

También podría gustarte