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de un menor
Crianza positiva
Todos queremos tener hijos felices, pero ser padre, madre o educador no es
una tarea fácil, porque requiere habilidades, paciencia y un sin número de
virtudes, de ahí la necesidad de obtener herramientas para una crianza
positiva, donde se fomenten relaciones sanas, el manejo de las emociones no
sea un problema y consecuentemente, no se mine la autoestima de las niñas y
los niños. Dado que la violencia no es hereditaria, se aprende, y
desafortunadamente muchas veces es el hogar, por ello te compartimos frases
que lastiman para que las pienses antes de decirlas.
1. ¡Ya no te quiero!
Cuando los chicos o las chicas hacen algo mal, a veces decimos “Si sigues
haciendo eso te voy a dejar de querer” o “Ya no te quiero porque eres malo”.
Ellos y ellas no deben aprender que tu amor se condiciona, si quieres que
cumplan las reglas, existen otras formas de motivarlos o en su caso,
sancionarlos, pero el amor no debe estar involucrado. No le des esa lección del
amor, piensa que con esa conducta aprenderán que la violencia es permitida,
mejor ayúdalo-ayúdala a construir relaciones sanas.
2. ¡Jamás haces nada bien!
Los niños y las niñas aprenden todos los días, no puedes exigirles lo que no
está a su alcance, como padre y madre es tu responsabilidad guiarlos y
enseñarles, si algo no les sale bien y les dices que “jamás hace nada bien” sólo
destruyes su autoestima, es mejor que los alientes a intentarlo nuevamente, ten
paciencia, el aprendizaje requiere práctica y él o ella están creciendo.
3. ¡Deja de hacer preguntas tontas!
Ninguna pregunta es tonta, los niños y las niñas tienen una sed incansable de
conocer, tú eres una fuente de conocimiento para ellos, alienta su curiosidad,
no la enjaules. De hecho, si alimentas esa curiosidad puedes lograr cosas
increíbles como el interés por la ciencia.
6. Me tienes harto
Después de la llegada de un hijo/hija cambia la vida, los horarios, las rutinas,
los gastos y las preocupaciones, por lo que es necesario adaptarnos a la nueva
realidad de la familia, entenderlo parece es un proceso largo, pero desquitarte
con tus hijos no servirá de nada, es mejor explicarle a tus pequeños las cosas:
hablar siempre es la mejor opción; pero sobre todas las cosas, adapta tus
expectativas y te sentirás menos frustrada/frustrado. Tu hijo/hija crecerá, te lo
aseguro: es una etapa, una transición. Deja que disfrute su infancia, haz un
esfuerzo por entenderlo y te ahorraras peleas innecesarias, y sobre todo nunca
utilices la violencia como “disciplina” por ser tu derecho, porque no es un
derecho disciplinario la violencia, es maltrato.
7. Sabía que no debía tener hijos
A veces creemos que si los hacemos sentir mal, acataran las reglas y se
portaran mejor. ¡Grave error!, Si dices palabras hirientes crearás rebeldía y los
alejarás de tu lado. Las palabras que dirigimos a los niños/as y adolescentes
tienen “súper poderes”, así como pueden hacerlos construir un auto estima
elevada, una comunicación asertiva con los demás y una adecuada expresión
de sus sentimientos y pensamientos, puede llevarlos al extremo contrario.
Una palabra dicha con enojo, frustración y/o dolo destruye, lastima y
queda grabada en la mente de ellos/as aún mucho tiempo después,
nuestras palabras pueden dejarles marcas imborrables en su interior,
cicatrices que aunque no se ven, resultan tan dañinas como las que deja
un golpe. Porque siembran en ellos/as desconfianza, vulnerabilidad,
inseguridad y hasta rencor, que si no se resuelve y trabaja
adecuadamente puede llevarlos/as a convertirse en adultos
agresivos, intolerantes y frustrados.
Recomendamos leer: 7 conductas que dañan el autoestima de un menor
8. Siempre me avergüenzas
Si tu hijo o hija hace berrinches en casa o en público, jamás le digas que te
avergüenzas de él-ella, quizás está tratando de decir que necesita atención de
tu parte, sobre todo si no han trabajado en casa la mejor forma de digerir y
manejar las emociones, de ahí la importancia de no sólo no reprimirlas sino
desarrollarlos con actividades como las actividades artísticas, por ejemplo:
La dramatización de los juegos teatrales o teatro donde se ponen a prueba
el ensayo, el error y la transmisión de una idea, ayudan al reconocimiento de
conductas y reconocimiento propio en figuras llamadas personajes. Los juegos
teatrales ayudan a la exploración del mundo imaginario y las posibilidades, algo
así como un “ensayo de vida”. Los juegos teatrales ayudan al individuo a
concebirse en la convivencia ya que siempre se actúa en función de comunicar
algo al otro.
9. Deberías parecerte más a tu hermano
No puedes pedirle que se parezca a alguien y menos a su hermano, crearás
rencillas y rivalidades irracionales, todos somos personas únicas e irrepetibles,
debes alentar y respetar esa individualidad, así tendrás un niño-niña sana y
feliz consigo misma.
2. PRESENTACIÓN: YO SOY…
Para esta actividad, en primer lugar pediremos a los niños y niñas que anoten
en una hoja lo que quieran de sí mismos, por ejemplo: Me llamo Isabel, soy la
pequeña de 3 hermanos, me gusta el chocolate. Me gusta mucho patinar. Soy
simpática.
Los agruparemos en parejas y pediremos que hagan lo mismo con el
compañero/a que les ha tocado. Finalmente deben explicar lo que han puesto
ellos mismos y lo que han puesto de sus compañeros. Con esta actividad, los
niños y las niñas podrán ser conscientes de todas las cualidades que poseen;
podrán auto valorarse, reconocer sus características positivas y expresarlas de
forma adecuada.
3. COLLAGE
Los niños y las niñas han de hacer un collage sobre si mismos, pueden incluir
lo que quieran: dibujos, palabras, fotos, etc. Para ello han de tomarse su tiempo
y elegir cada elemento que quieren poner en el collage. Luego deberán explicar
cada elemento del mismo.
Esta actividad es una buena manera de centrar la atención del niño o la
niña en aquellas características que lo hacen especial, en los aspectos
positivos de personalidad y sueños que tiene. Este será un recordatorio
positivo de todas las cosas que lo hacen único y las razones por las debe
sentirse bien consigo mismo.
4. LA ENTREVISTA
Les diremos a los niños y niñas que imagen que van a hacerse una entrevista a
sí mismos. Han de pensar que cosas se preguntarían, como se presentarían a
sí mismos, que cosas dirían.
5. CARTA A MI MISMO
Esta es otra actividad que puede ayudar a los niños y las niñas a ponerse más
en contacto con sus sentimientos acerca de sí mismos y de lo que son. Y todo
lo que necesitas es un lápiz y un papel. Nadie debería leer esta carta, excepto
el niño.
Esto es para asegurarte de que el niño sea lo más abierto y honesto
posible en la carta. La carta debe incluir experiencias felices que el niño
haya tenido en el último año, los descubrimientos que ha hecho de sí
mismo, y / o las cosas que le gustaría lograr o algún objetivo que tenga.
La carta se puede dejar a un lado y el niño puede leerla más adelante en
su vida como un recordatorio de quién era y cómo ha cambiado
6. JUEGO DE ELOGIOS
Con un grupo de dos o más niños, corta una hoja de papel en partes pequeñas
y da a cada niño el mismo número de papeletas como número de niños haya
en el grupo. En cada hoja de papel, cada niño deberá escribir el nombre de otro
niño y una lista sus características positivas. Ellos tienen que enfocarse en los
rasgos de personalidad y talentos, en lugar de los rasgos físicos. Cuando todas
las listas estén completas, lean las características de cada niño en voz alta.
Con una alta autoestima, los niños y las niñas se sienten seguros de sus
habilidades y continúan luchando por sus sueños. La autoconfianza es una
herramienta invaluable que llevarán durante toda su vida.
Todo padre o madre quiere proteger a sus hijos del dolor, el peligro, la
infelicidad, el rechazo, y las malas experiencias, pero el mundo es imperfecto y
si evitamos el contacto de los y las niñas con el mundo real, sólo
obstaculizaremos su sano desarrollo y estamos dándole el mensaje de: “No
eres capaz”,” no puedes hacerlo”, “no puedes confiar del todo en ti mismo.”
En un articulo anterior, hablamos de cómo hacer responsable a nuestros hijos e
hijas, por ello, ahora es muy importante, que nosotros, sus padres, entendamos
que para hacerlos responsables, no debemos ser sobreprotectores. Pues al
sobreprotegerlos le damos poder a los miedos. Los y las niñas sobreprotegidas
tienden a:
Ser inseguros.
Presentan dificultad para adaptarse a nuevas situaciones.
No son serviciales ni tienen iniciativa.
Se acostumbrado a que le hagan las cosas
No son independientes, y por ello, sólo realizan las actividades si alguien
le ayuda
No le gustas esforzarse y esto lo pone de mal humor.
Son flojos, exigentes y demandantes: solicitan las cosas con mala
actitud, ya sea gritando, llorando, etc.
Una vez, que entendemos el por que, te compartimos los errores más comunes
de los padres sobreprotectores:
1. Limitar la toma de riesgo.
Los niños y las niñas necesitan enfrentar retos, es parte de crecer. Los padres
sobreprotectores desconfían en la capacidad de sus hijos, y ellos acaban
creyendo que no pueden por sí mismos.
Prohibirles realizar sus propios deseos por una percepción de daño
exagerado puede conllevar a una falta de conocimiento de sí mismos, así
como del mundo que les rodea, lo que tendrá un efecto de falta de
confianza, seguridad y autoestima.
Al igual que los adultos, los niños y las niñas desean sentir que sus opiniones y
deseos tienen importancia, y a menudo uno consigue que se enojen cuando se
les dice que no tienen razón sin explicar. El hecho de contradecir
inmediatamente la opinión de un menor se exagera y se convierte en un debate
sobre quién tiene la razón. En cambio, una pregunta específica relativa a la
situación podría motivar una discusión útil.
2. Solapar su frustración.
La frustración es el terreno fértil de la creatividad, pero cuando los padres la
resuelven por ellos, los niños desarrollan la noción de que el mundo está ahí
para proveer gratificación inmediata. Se vuelven intolerantes, caprichosos,
manipuladores y evasivos.
Los niños deben poder caerse para experimentar lo que supone
levantarse y sentirse orgullosos de sus propias capacidades y logros.
Ellos y ellas gritan, se enfadan. Necesitan poder sentir y ponerle palabras a lo
que sienten para entenderse y conocer sentimientos. Si les interrumpimos,
rechazamos y nos asustamos, no serán capaces de desarrollar una
autorregulación interna ni integrar sentimientos, la recomendación es,
ayudarles a poner en palabras sus emociones a través de juegos, dibujos,
lenguaje.
3. Evitar que tomen responsabilidad.
Estos padres hacen todo por ellos, quitándoles la oportunidad volverse
independientes, con ello, refuerzan y hacen creer que el mundo gira a su
alrededor, y conforme crecen, se vuelven cada vez más diestros en la evasión
de la responsabilidad.
Lo que realmente necesitan es lo opuesto: hacerlos sentir el peso de las
consecuencias de sus actos, tanto de lo que hacen como de lo que dejan
de hacer. Para aprender de los errores u olvidos, es conveniente que no
se impida que el hijo/a padezca las consecuencias naturales de sus
decisiones.
Muchos padres/madres responden a tal cuestión diciendo «es que yo lo hago
más rápido y con menos esfuerzo que él». Claro, el aprendizaje requiere
paciencia y tiempo pero el esfuerzo es una piedra básica para que podamos
aprender de nosotros y de cómo funciona nuestro entorno.
4. Ocultar información por miedo al sufrimiento o frustración.
Los niños y las niñas necesitan poder hacerse cargo de las situaciones.
Debemos enseñarles poco a poco a relacionarse con las limitaciones, las
dudas, las pequeñas frustraciones del día a día para que puedan
desarrollar recursos de afrontamiento, de lo contrario, los estamos
exponiendo sin herramientas propias para los momentos difíciles.
Deje muy clara la responsabilidad de cada miembro de la familia, de ser
posible, escriba la responsabilidad de cada miembro en un mural o panel
de corcho. Cada uno debe saber qué tiene que hacer, cómo y cuándo
debe hacerlo para que se responsabilice, haya colaboración en las tareas
comunes de la familia y no se cargue de tarea a un miembro en
particular. La incoherencia o discrepancia entre lo que exigen o permiten
unos u otros miembros de la familia, favorecen el incumplimiento de las
tareas que se le encomiendan al menor, así como su justificación para no
hacerlas. Por ello, conviene reflexionar sobre el grado de responsabilidad
de los adultos, para no exigir lo que no podemos dar.
4. No les compares ni lo etiquetes
Todos somos diferentes y eso es maravilloso, por ello, no lo compares con sus
hermanos/hermanas, ni con sus amigos. Menos lo etiquetes ni de cariño, no es
bonito pensar que eres el tonto/tonta, el gordo/la gorda, la floja/el flojo. Las
etiquetas no ayudan a fomentar el autoestima, sino al contrario, minan la
seguridad y la infancia es un proceso de construcción del carácter.
Recuerde, la violencia inicia en el hogar y la calle, y después se replica
en las escuelas, y sucede en un ambiente de inequidad, exclusión social,
pobreza y falta de ejercicio de derechos. Cuando un niño o una niña son
educados con violencia, es más factible que sufra acoso escolar o una
agresión física.
Muchas
veces recordamos las críticas, las cosas que hacemos mal, las
ofensas.. pero nos olvidamos de recordar nuestros éxitos,
elogios, halagos. Para ello vamos a hacer una recopilación de los
mismos, es una forma de darles más peso:
Busca una libreta para trabajar (física o virtual 😉 y realiza tres listas:
Elogios Recibidos:
Soy paciente.
Sé escuchar a los demás.
Soy respetuoso con las opiniones de otros.
Soy generoso
..etc
2. El sorteo de autoregalos: