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Civil Obligaciones
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2019 Swanhilda
DERECHO CIVIL II
OBLIGACIONES
Curso 2019-2020 actualizados con la edición 23º del manual
por Swanhilda basado en Manuel Agudo
Apuntes realizados sobre la base de los de resúmenes de Sonia Rodríguez y de María Esnaola (PROFESORA EMPRESA-
UNED) actualizados por Patajuán. Mediante esta combinación se ha buscado el equilibro en la extensión de los contenidos
para adecuarlo al formato de examen, que como sabemos es de espacio muy tasado. Recuerda que mi criterio a la hora de
destacar o minimizar algunos epígrafes es en todo caso subjetivo, y aunque normalmente viene determinado por las
ocasiones en que estos han sido objeto de examen, es siempre buena idea tener delante el manual y el Código Civil.
Sobre los hots: En cada epígrafe que haya caído figurará el año, el mes y la semana en que ha caído por ej. 15F1 será la
primera semana de febrero 2015.
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
3. LA ESTRUCTURA GENERAL DE LA RELACIÓN OBLIGATORIA: NOCIONES INSTRUMENTALES
3.1. Los Sujetos De La Obligación
La relación obligatoria vincula, al menos, a dos personas. La razón es clara: el Derecho es un instrumento de
resolución de conflictos, tensiones o relaciones sociales. En términos jurídicos nadie puede estar obligado
consigo mismo, sino siempre con respecto a otra persona.
Por este motivo, la relación obligatoria requiere de la existencia contrapuesta de sujetos o personas que
ocupan posiciones distintas en dicha relación:
1. El sujeto activo: es la persona/s legitimada o que tiene derecho a exigir una conducta determinada a
la otra. Desempeña el papel activo de la obligación. Legalmente se denomina ACREEDOR, y la razón
es doble: por economía gramatical y porque acredita que dicha persona ostenta la titularidad de un
derecho de crédito.
2. El sujeto pasivo: es la persona/s vinculada por la relación obligatoria, que debe observar la conducta
pasiva de la obligación, por ejemplo, cumplir cuanto debe. Legalmente se le denomina DEUDOR.
3.2. La Prestación
La conducta a desplegar por el deudor puede ser muy distinta naturaleza, dependiendo del origen y del tipo
de obligación de que se trate. Por economía gramatical, la conducta debida por el obligado se denomina
genérica y técnicamente “prestación”. La prestación constituye el elemento objetivo de la relación
obligatoria y, según el art. 1.088 puede consistir en “dar, hacer o no hacer alguna cosa”.
3.3. El Derecho De Crédito: Diferenciación De Los Derechos Reales. [04S/07S/09S]
El poder o facultad para reclamar la prestación que se reconoce al acreedor se denomina derecho de crédito.
A veces se habla de él como “derecho personal”. Esta última denominación tiene por objeto fundamental
marcar las diferencias entre los derechos reales y los derechos de crédito, pues la posición del titular es
notoriamente diversa en unos y otros. Las diferencias entre derechos reales y derechos de crédito son:
o El derecho real otorga a su titular un señorío (total o parcial) o una facultad concreta sobre las cosas
en sí mismas consideradas, con independencia de quién sea su titular o poseedor actual, puede
dirigirse directamente contra las cosas afectas por el derecho real.
o Los derechos reales deben ser respetados por todos los sujetos de una colectividad dada, son, por
tanto, derechos absolutos o con eficacia erga omnes; En cambio los derechos de crédito sólo pueden
hacerse valer frente al obligado, son derechos relativos.
o Los derechos reales en general son tendencialmente derechos permanentes, mientras no se
modifique la situación fáctica que les sirve de fundamento. En cambio, los derechos de crédito atienden
fundamentalmente al intercambio de bienes y servicios. Son derechos transitorios y con vocación de
autoextinción.
o El Ordenamiento jurídico requiere mayores requisitos de forma para los actos constitutivos,
modificativos o extintivos de los derechos reales, ya que su tendencia es la permanencia.
o La general poseibilidad o susceptibilidad de posesión de los derechos reales conlleva la posibilidad de
usucapión, posibilidad esta que está excluida respecto de los derechos de crédito.
5. LAS OBLIGACIONES NATURALES. [03F/05F/07F/10S/11F/12F2/16F1]
5.1. Planteamiento: La Obligación Natural En Derecho Romano.
Es tradicional la contraposición entre las obligaciones civiles y las obligaciones naturales.
o Las obligaciones civiles serían las obligaciones propiamente dichas, dotadas de la posibilidad de
reclamación y, en su caso, de ejecución judicial.
o Las obligaciones naturales serían aquellas que no conceden acción alguna a su titular para
reclamarlas, ni exigir su cumplimiento, aunque constituirían causa suficiente para retener el pago
(“soluti retentio”). Este es un planteamiento claramente romanista, para cuyo Derecho, la obligación
natural era “obligación imperfecta” u “obligación civil abortada”, por falta de personalidad o capacidad
del obligado o defecto procesal.
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
5.2. La Discusión Doctrinal En España
Nuestro Código Civil no recoge este concepto, ni parece aceptar la categoría de la obligación natural, tal y
como mantienen relevantes autores que niegan abiertamente la existencia de esta categoría.
Sin embargo, parte de la doctrina, aun reconociendo que la noción general de obligación natural no ha sido
incorporada a nuestro CC, consideran que este cuerpo legal contempla y permite diversos supuestos en los
que, dada la irrepetibilidad de lo pagado, debe considerarse que el código asume la noción de obligación
natural. Ejemplo de ello sería, entre otros, lo dispuesto en el art. 1.756 CC sobre el pago de intereses no convenidos al
prestatario o el art. 1798 sobre el pago de la deuda procedente o derivada de juegos ilícitos.
En este sentido, hay que reseñar que el TS ha recurrido a la obligación natural para justificar “deberes morales
o de conciencia”, lo que supone que muchos autores consideren que la noción de obligación natural, revisada
es útil para justificar determinadas atribuciones patrimoniales, las cuales, sin ser claramente exigibles,
tampoco pueden considerarse como supuestos de pago de lo indebido.
5.3. La obligación natural como deber moral. [14SR]
Doctrinalmente, la obligación natural debería configurarse hoy como una justa causa de una atribución
patrimonial concreta, que encontraría su fundamento en la existencia de un deber moral cualificado o un deber
moral elevado a rango de obligación imperfecta.
En Derecho Histórico la obligación natural era considerada como una “obligación civil en estado degenerado
o abortado” y ahora es “un deber moral o de conciencia” que, pese a no ser exigible jurídicamente, desempeña
la misma función que en el Derecho de Roma: justificar la irrepetibilidad del pago y la posibilidad de
fundamentar promesas o declaraciones de voluntad unilateralmente por quien se auto considera obligado a
pago.
5.4. La Jurisprudencia Del Tribunal Supremo. [03F/05F/07F/10S/11F/12F2/16F1]
Debe partirse de la STS de 17 de octubre de 1932, que aborda como cuestión central el valor que ha de
otorgarse a la “promesa formal de la pensión ofrecida” y a la “violación del compromiso contraído”. El TS
declara el valor de la promesa en cuanto se fundamenta en deberes morales preexistentes, los cuales
desempeñan la función de causa justa de la obligatoriedad de la misma.
Algo similar ocurre con la STS de 5 de mayo de 1958, normalmente citada en apoyo de la obligación natural.
En este caso, la cuestión central radica en la consideración de que una vez que una obligación estrictamente
moral, desborda el recinto de la conciencia para manifestarse externamente, convierte aquella en una
declaración unilateral constituida por la promesa posteriormente aceptada, cuyo cumplimiento es obligado por
el oferente.
En resumen, con carácter general la jurisprudencia del TS parece aceptar la configuración postcodificada de
la obligación natural, según la cual, cuando existan deberes morales o compromisos de conciencia social cuyo
alcance patrimonial haya sido transmitido o notificado a los beneficiarios, éstos podrán no solo oponer la
irrepetibilidad de los pagos, en su caso realizados, sino incluso reclamar el cumplimiento de las promesas
unilateralmente emitidas por la persona afectada por aquellos deberes.
No obstante, y pese a lo dicho, la reciente STS 154/2017 no concede el derecho a reclamar el cumplimento
de una obligación natural al considerar que no se genera acción de repetición en un caso concreto de pago
de obligación de alimentos, en el que, si bien reconoce la existencia de una obligación natural, dispone que
la ley no concede acción para pedir el cumplimiento de un deber de esta clase en la forma en que ha sido
interesada…
5.5. La Compilación De Navarra.
La Compilación Navarra si regula expresamente las obligaciones naturales “No será repetible el pago cuando
se haya hecho en cumplimiento de un deber moral, o impuesto por el uso, aunque, no sea jurídicamente
exigible”.
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
Son aquellas obligaciones que derivan de la ley, es decir, que encuentran en ella su fuente directa e
inmediata.
Ello plantea inicialmente el problema de asignar un significado estricto al término “ley” como norma jurídica
legislativa y por tanto escrita, o por el contrario, considerarlo en un sentido amplio como cualquier norma
jurídica, ya sea de carácter consuetudinario o principio general del Derecho.
Aunque los clásicos pensaban que se refería solo a la norma jurídica escrita, en la actualidad se tiende a
pensar en “ley” como concepto amplio, existiendo un paralelismo entre “fuentes de obligaciones” y “fuentes
del derecho”.
Al restringir las obligaciones a las leyes escritas encontramos un problema insuperable: supone justificar la
aplicación de la prohibición del enriquecimiento injusto, cuyo origen partió de un principio general del
derecho, por lo que, en términos reales y prácticos, la derivación de las obligaciones ex lege no puede
restringirse a los casos de existencia de una norma legislativa precisa y concreta.
3.2. Los Contratos
El contrato asume un papel estelar en la generación de obligaciones, ya que tanto la celebración como la
ejecución de los contratos tienen como finalidad crear una serie de derechos y obligaciones entre las partes.
Los contratos, por tanto, siempre tienen por objeto generar obligaciones, sea para ambas partes contratantes
o para una de ellas.
El artículo 1091 afirma que “las obligaciones que nacen de los contratos tienen fuerza de ley entre las
partes contratantes y deben cumplirse a tenor de los mismos”.
Pese a lo hiperbólico del uso de la expresión “fuerza de ley”, no es incorrecto hablar de lex contractus o de
lex privata para referirse a los acuerdos contractuales, como hace la jurisprudencia del TS al resaltar que la
obligatoriedad de las cláusulas de los contratos corresponde a la autonomía privada.
3.3. Los Cuasicontratos
Según el artículo 1.887 “son cuasicontratos los hechos lícitos y puramente voluntarios, de los que resulta
obligado su autor para con un tercero y a veces una obligación recíproca entre los interesados”.
El Código Civil considera cuasicontratos la gestión de asuntos o negocios ajenos y el cobro de lo
indebido.
3.4. La Responsabilidad Civil
Aunque el artículo 1.089 considere conjuntamente “los actos y omisiones ilícitos o en que intervenga cualquier
género de culpa o negligencia”, seguidamente el propio Código se refiere por separado a la responsabilidad
civil nacida de delito y a la responsabilidad civil propiamente dicha o responsabilidad extracontractual:
1. Artículo 1.092: «Las obligaciones civiles que nazcan de los delitos o faltas se regirán por las
disposiciones del Código Penal».
2. Artículo 1.093: «Las que se deriven de actos u omisiones en las que intervenga culpa o negligencia
no penadas por la ley quedarán sometidas a las disposiciones del capítulo II del título XVI de este
libro», esto es, en los artículos 1.902 y ss.
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5.2 La promesa pública de recompensa. [06F/07F]
Pese a las dudas que genera el análisis de la jurisprudencia sobre la voluntad unilateral como fuente de las
obligaciones, la doctrina más autorizada considera que actualmente las promesas públicas de recompensa
deben considerarse vinculantes para el promitente (esto es, quien emite la declaración unilateral de
voluntad).
Como el Código Civil no menciona la cuestión, el fundamento de la validez y eficacia de las promesas públicas
de recompensa debe buscarse en los principios generales del Derecho, o bien en la eficacia normativa de la
costumbre.
Algunos autores dicen al respecto que, en la práctica, y ante la presencia de una costumbre sancionadora de
tal eficacia obligacional, no es preciso acudir a los principios de seguridad jurídica y buena fe para fundar
dicha fuerza vinculante de la promesa.
Según dicha concepción, la promesa pública de recompensa debe considerarse como fuente productora
de obligaciones para el declarante o promitente, constituyendo así la excepción a la regla general de que
en Derecho español la voluntad unilateral no es fuente de las obligaciones.
Para generar realmente obligaciones a cargo del promitente, la promesa pública de recompensa debe haber
sido objeto de pública divulgación, y ha de encontrarse dirigida a una colectividad indeterminada de
personas, características sin las cuales estaríamos situados frente a un precontrato o una oferta de contrato.
En cuanto al carácter revocable o irrevocable de la promesa pública de recompensa, debe admitirse la
revocabilidad siempre que alcance la misma publicidad o divulgación que la propia promesa o bien que se
haya alcanzado ya el resultado o la actividad perseguida por el promitente.
5.3 Los Concursos Con Premio. [04S]
Concurso con premio se refiere a aquellas promesas de premio o recompensa que van indisolublemente
unidas a la participación de varias personas en la realización de cualquier actividad lícita (por ejemplo, un
premio en un concurso).
La realización de una actividad (o del resultado) que es impulsada por el prominente mediante la promesa del
premio no basta por sí misma, sino que es necesario la concurrencia o competencia entre varias personas
por conseguir que «su» actividad o «su» resultado sea considerado idóneo por el promitente o por el jurado
(comité, comisión, etc.) designado por el promitente o entidad organizadora del concurso.
Con carácter general, suele considerarse a tales concursos como una clase, modalidad o tipo concreto de
promesa pública de recompensa. Sin embargo, en numerosas ocasiones, la participación en tales concursos
y la aceptación de las propias bases de participación en los mismos (que suelen ser muy cuidadosamente
elaboradas por los promitentes) suponen, en realidad, que los participantes prestan su conformidad a un juego
o apuesta, esto es, a uno de los modelos contractuales típicos, o bien a cualquier otro esquema contractual
atípico. En tales casos, no sería aplicable el concepto de voluntad unilateral como fuente de obligación, por lo
que requiere atender de forma casuística a las bases de la convocatoria o a las reglas del concurso.
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3.2. Obligación Dividida, Conjunta Y Parciaria
La expresión “obligación mancomunada” origina muchos conflictos, siendo necesario precisar su alcance y
significado:
1. Estaremos ante un supuesto de obligación dividida cuando la existencia de una obligación
mancomunada o crédito mancomunado legitima la actuación separada de cada uno de los acreedores
y/o deudores implicados en la relación obligatoria para satisfacer sus créditos y/o ejecutar la prestación
debida, de tal manera que queden liberados de la obligación.
2. Nos encontraremos ante una obligación dividida u obligación in solidum cuando la utilización del
epíteto mancomunado trata de lograr que todos los interesados actúen de consuno o “en mano
común”, lo cual implica que el deber de prestación ha de ser exigido por la pluralidad de acreedores
conjuntamente o cumplido por la pluralidad de deudores también de forma conjunta.
3. Esta confusión semántica que provoca el adjetivo mancomunado hace que algunos autores propugnen
sustituir dicha denominación por la de obligación parciaria.
La simplicidad del esquema mancomunado no evita su relevancia práctica, ya que una vez satisfecho el
crédito solidario o una vez cumplida la deuda solidaria, en las relaciones internas entre los coacreedores o
codeudores las reglas aplicables son precisamente las propias de las obligaciones mancomunadas.
3.3. La División En Partes Iguales Como Regla Supletoria
El art. 1.138 CC, establece como criterio general en la materia, que, en el caso de obligaciones
mancomunadas “el crédito o la deuda se presumirán dividido en tantas partes iguales como
acreedores o deudores haya”.
Sin embargo, dicho criterio no tiene más valor que el de ser una norma de carácter supletorio u orientativo,
pues la respectiva participación de los distintos coacreedores o codeudores en el montante total del crédito o
de la deuda dependerá de las circunstancias concretas del caso.
La Compilación Navarra establece la presunción de divisibilidad de las obligaciones con pluralidad de
sujetos, salvo que la ley o el pacto declaren que lo son solidariamente o así resulte de la naturaleza o
circunstancias de la misma obligación.
Por lo tanto, son concordantes los art. 1138 y 393 del CC (en materia de comunidad de bienes y cotitularidad
de derechos) ya que “presumen iguales” la participación de las personas implicadas en cualquier relación
jurídica. Se establece un criterio resolutivo que es prudente y adecuado a la mayor parte de los supuestos
prácticos, así, se evitan litigios, dada a veces la dificultad de la prueba. De este modo, el legislador establece
una presunción iuris tantum (salvo prueba en contrario).
4. - LA PRESUNCION LEGAL DE MANCOMUNIDAD Y LA REGLA PRACTICA [04S/11F/14F1]
El art. 1.137 Código Civil establece que, en caso de pluralidad de sujetos en la obligación, esta tendrá
carácter mancomunado: “la concurrencia de dos o más acreedores o de dos o más deudores en una sola obligación no implica
que (...) cada uno de éstos deba prestar íntegramente las cosas objeto de la misma. Sólo habrá lugar a esto cuando la obligación
expresamente lo determine, constituyéndose con el carácter de solidaria”.
No obstante, y pese al consenso doctrinal de la existencia literal de dicha presunción legal de mancomunidad,
la interpretación laxa por parte de doctrina y jurisprudencia del adverbio “expresamente”, así como la misma
realidad cotidiana, desemboca en que la regla práctica de la mayoría de los negocios convencionalmente
pactados en que existen pluralidad de deudores, se tiende a estipular forma expresa la responsabilidad
solidaria, lo cual evita al acreedor el tener que reclamar a cuantos deudores haya para cobrar su deuda
íntegramente.
En este sentido, el estado actual de la cuestión puede describirse del siguiente modo:
1. En los casos de responsabilidad extracontractual, cuando sean dos o más responsables por ilícito civil,
la jurisprudencia se inclina por acoger el principio de solidaridad. De este modo, se producirá
solidaridad impropia (que nacerá con la sentencia de condena) entre los sujetos a quienes alcanza la
responsabilidad por ilícito culposo con pluralidad de agentes y concurrencia de causa única. Para su
aplicación se exige que no sea posible individualizar los respectivos comportamientos ni establecer las
distintas responsabilidades.
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2. En esta línea interpretativa, la solidaridad también existe cuando las características del contrato
permitan deducir la voluntad de los interesados de crear un vínculo de dicha clase, o resulte de la
propia naturaleza de lo pactado. Ahora bien, una cosa es que no se exija pacto expreso de
solidaridad para que esta exista, y otra distinta que la regla general sea la solidaridad y no la
mancomunidad.
5. - LA OBLIGACION SOLIDARIA: LA SOLIDARIDAD ACTIVA
5.1. Introducción
Del mismo modo, la solidaridad puede darse tanto en la posición del acreedor como en la de deudor:
A. Solidaridad Activa (o del acreedor). Cualquiera de los acreedores podrá reclamar del deudor (o
deudores) la íntegra prestación objeto de la obligación.
B. Solidaridad Pasiva (o del deudor). En caso de pluralidad de deudores, todos y cada uno de ellos
quedan obligados a cumplir íntegramente la obligación cuando sean compelidos para ello por el
acreedor.
C. Solidaridad mixta se da en los casos en los que existen varios acreedores y varios deudores.
El cumplimiento de la obligación solidaria (activa o pasiva) extingue la obligación. (art. 1.145.1 Código Civil).
Sin embargo, esta extinción no agota las consecuencias propias de la obligación solidaria, ya que después
tiene que completarse con el consiguiente “reparto interno” o “arreglo de cuentas” entre la pluralidad de sujetos
de la obligación.
La razón de ello es que en la práctica es el propio acreedor quien, en garantía de su crédito, impone el
esquema de solidaridad a los deudores para tener mayor seguridad en la satisfacción de sus legítimos
intereses de cobro del crédito. En otros casos, son las propias disposiciones legales las que imponen el
esquema técnico de la solidaridad en el supuesto de existencia de pluralidad de deudores.
5.2. Solidaridad Activa. [06F/06S]
En caso de que uno de los acreedores haya cobrado es evidente que, seguidamente, debe hacer partícipes
de dicho cobro a los restantes acreedores, ya que si no éstos verían burlados sus legítimos intereses.
El art 1.143.2 CC, en su parte final, dispone “el que cobre la deuda responderá a los demás de la parte que
les corresponde en la obligación”. Según el precepto, lo que corresponde a los demás acreedores en la
relación obligatoria es una parte del crédito, que, por el mecanismo de la solidaridad, ha sido íntegramente
cobrado por uno de ellos, al que se denomina accipiens (acreedor que cobra). Este debe reembolsar a cada
uno de los demás acreedores, la cuota parte del crédito que les corresponde.
Los acreedores que no hayan participado en el cobro, pueden ejercitar su derecho de regreso contra el
accipiens, desde el momento en que éste haya cobrado y habrán de hacerlo cada uno en su propio nombre y
derecho por la cuota parte que le corresponda. Esto significa que el crédito solidario, una vez satisfecho, dejar
de ser solidario, y a partir de ese instante, las relaciones internas entre los coacreedores se basan en las
reglas de la mancomunidad y no en las de la solidaridad.
Asimismo, la existencia de solidaridad comporta que cualquier actuación de cualquiera de los acreedores
solidarios sea determinante en la relación con el deudor y con la subsistencia o extinción de la relación
obligatoria de que se trate. El art. 1.143.1 CC establece que la novación, compensación, confusión o remisión
de la deuda, hechas por cualquiera de los acreedores solidarios o con cualquiera de los deudores de la misma
clase, extinguen la obligación, para remachar seguidamente que el acreedor que haya ejecutado cualquiera
de estos actos (así como el que cobre la deuda), responderá a los demás de la parte que les corresponde en
la obligación.
La responsabilidad por reembolso del accipiens solidario se mantiene incluso en el caso de que la extinción
de la obligación tenga lugar por una causa diferente al pago o cumplimiento propiamente dicho: novación,
compensación, confusión o remisión de la deuda. Quede claro que el acreedor solidario que mediante su
acción individual haya dado origen a la extinción de la obligación y, por tanto, a la liberación del
deudor, ha de responder frente a sus copartícipes de la parte correspondiente a cada uno de ellos.
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6. SOLIDARIDAD PASIVA [09S]
6.1. Las Relaciones Externas Entre Acreedor Y Deudores Solidarios [10F]
En caso de pluralidad de deudores, el cumplimiento íntegro de la obligación por parte de cualquiera de ellos
implica la extinción de la relación obligatoria frente al acreedor o a los acreedores, pues una vez satisfechos
los intereses de éstos, la eventual reclamación a cualquiera de los restantes deudores se encontraría privada
de causa y fundamento. De ahí que el art. 1.145.1 sea terminante al respecto: “El pago hecho por uno de los
deudores solidarios extingue la obligación”.
Mientras no se produzca esta extinción, el acreedor sigue estando legitimado para reclamar el pago a
cualquiera de los deudores solidarios (a esto se le conoce como ius variandi: la posibilidad de reclamar primero
a un deudor y luego a otro). Así lo declara con claridad el art. 1.144.2 “las reclamaciones entabladas contra
uno no serán obstáculo para las que posteriormente se dirijan contra los demás, mientras no resulte cobrada
la deuda por completo.”
El acreedor puede reclamar el pago a su libre arbitrio a cualquiera de los deudores solidarios, a varios de ellos
sucesivamente, o a todos simultáneamente (art. 1.144.1 CC), hasta que la deuda quede completamente
satisfecha. Pero conviene precisar que:
• Puede existir solidaridad, aunque los acreedores y deudores no estén ligados del propio modo y por
unos mismos plazos y condiciones. lógicamente la reclamación sólo podrá afectar a los deudores para
los que el plazo haya ya transcurrido.
• Si existen varias reclamaciones en curso (in itinere), judiciales o extrajudiciales, y alguna de ellas
prospera de modo que el acreedor cobra, todas las demás caerán por su propio peso, ya que la
obligación se habrá extinguido. Si el acreedor aceptara algún otro pago sería cobro indebido.
Sobre el proceso de ejecución en relación con los deudores solidarios la LEC 2000 ha planteado:
• En los títulos de naturaleza judicial, el art. 542.1 establece que “las sentencias, laudos u otros títulos
ejecutivos judiciales obtenidos sólo frente a uno o varios deudores solidarios no servirán de título
ejecutivo frente a los deudores solidarios que no hubiesen sido parte del proceso”.
• Los títulos ejecutivos extrajudiciales sólo permiten ejecutar la acción ejecutiva contra el deudor
solidario que aparezca como tal en el correspondiente título con la particularidad de que, siendo varios,
lo mismo puede demandarse a uno de ellos como a todos.
6.2. La Relación Interna Entre Los Codeudores Solidarios: El Reembolso. [07F/10S]
La extinción de la obligación solidaria (por pago o por otra causa) no conlleva que, internamente (entre los
diversos deudores), la obligación pueda darse por extinguida, ya que el solvens [persona que efectúa el pago de
una obligación] de la obligación solidaria tendrá derecho a que los restantes deudores solidarios le abonen o
satisfagan la parte correspondiente en lo que viene a denominarse técnicamente acción de regreso o
reembolso.
Dicha consecuencia la establece el Código Civil art. 1.145.2: “el que hizo el pago sólo puede reclamar de sus
codeudores la parte que a cada uno le corresponda, con los intereses de anticipo”
El hecho de que al solvens solidario se le deba reembolsar el montante de la deuda correspondiente a los
demás codeudores no significa que la obligación solidaria continúe viva. Tanto externa (en relación con el
acreedor) como internamente (en las relaciones entre los codeudores solidarios), el pago realizado por el
solvens determina la desaparición del régimen propio de la solidaridad y, en consecuencia:
1. El solvens podrá reclamar a cada uno de sus codeudores la cuota parte que le corresponda del pago
realizado, pero nunca podrá dirigirse contra uno de ellos en concreto para que le abone el conjunto de
las cuotas de todos los deudores (STS 11/6/55,29/12/87 y 6/3/15).
2. Ello significa que una vez satisfecho el acreedor, la obligación solidaria se convierte en mancomunada
o dividida, si bien, en caso de que algún/os codeudor/es solidarios sea insolvente, los demás, a
prorrata, suplirán el pago de su cuota parte.
6.3 La Subrogación Del Deudor-Solvens [10S]
Para garantizar la efectividad de la acción de regreso o el reembolso el Código concede al solvens la
posibilidad de ejercer el reembolso con las mismas condiciones y garantías que contaba el acreedor, dado
que el pago realizado otorga a aquél la subrogación legal (art. 1.210.3). En este sentido, algunos aspectos de
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interés son:
1. El deudor solidario que haya desempeñado el papel de solvens, no se subroga en el crédito íntegramente
considerado, sino en el montante resultante una vez deducida la cuota parte de la deuda que a él
personalmente le correspondiera (incrementada si es que alguno se ha declarado insolvente).
2. Aunque se subrogue en el lugar del acreedor, no adquirirá las mismas condiciones respecto a la relación
externa de solidaridad
3. Corresponde, al deudor-solvens la facultad complementaria y dispositiva de reclamar los intereses del
anticipo (art. 1.145.2), aunque no se hallen convencionalmente establecidos y pese a que los demás
codeudores solidarios no pueden ser calificados de morosos.
7. LA INSOLVENCIA DEL CODEUDOR [04S/05F/06F/13S1/15F1/18F1/19SR]
La divergencia entre obligación mancomunada y solidaria se evidencia en caso de que alguno/s de los
codeudor/es sea insolvente, es decir no cuente con bienes suficientes para hacer frente al cumplimiento de
sus obligaciones:
A. En caso de obligación mancomunada, ante un codeudor insolvente, “no estarán los demás obligados
a suplir su falta” (art. 1.139), ya que el esquema técnico de la mancomunidad, conlleva que cada uno
de los deudores responde exclusivamente de su cuota parte.
B. Por el contrario, “la falta de cumplimiento de la obligación por insolvencia del deudor solidario será
suplida por sus codeudores, a prorrata de la deuda de cada uno” (art. 1.145.3).
La responsabilidad del deudor solidario se limita, en principio, a la cuota parte que le corresponda, pero que
puede ampliarse en caso de que cualquiera de los codeudores sea insolvente. Cabe destacar que las
cuotas partes de las personas interesadas en las obligaciones solidarias no tienen por qué ser iguales, ya que
habla de “a prorrata de la deuda de cada uno”.
En cuanto a la delimitación del concepto de insolvencia. No parece exigible acreditar dicha insolvencia
mediante declaración judicial de la misma, bastará con la falta de atención del pago de la cuota-parte de
cualquier deudor solidario para que el solvens pueda exigir el prorrateo a los demás deudores, incluyéndose
él en el cómputo. La concreción del prorrateo dependerá de la participación respectiva de los deudores
solidarios en la obligación:
Si las cuotas son iguales, el prorrateo es igual para todos:
Cuota
Cuota
Deudor % inicial % final final
inicial
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embargo, no adquirirá derecho real sobre ella hasta que le haya sido entregada (art. 1.095 CC).
3. Cuando lo que deba entregarse sea una cosa determinada, el acreedor, puede compeler al deudor a
que realice la entrega. Si la cosa fuere indeterminada o genérica, podrá pedir que se cumpla la
obligación a expensas del deudor.
4. El deudor, además de la entrega del bien, debe entregar también los accesorios, aunque no hayan
sido mencionados (art. 1097 CC).
3.2 La obligación de hacer: obligación de medios y resultado: la obligación personalísima
[07S/13SR/15F1/19F2]
Se impone al deudor un comportamiento positivo consistente en el desarrollo de una actividad
diferente a la de dar. Ejemplos: desempeño de un servicio (art. 1583 CC), construcción de una obra (art. 1588 CC).
Dicha actividad puede venir requerida desde una doble perspectiva:
1. Desempeño de la actividad sin exigencia de un resultado concreto. En tal caso se habla de
obligación de actividad u obligación de medios, porque la prestación del deudor se limita a
desarrollar una conducta diligente para ofrecer el resultado final perseguido por el acreedor.
2. Desempeño de una actividad con la obtención de un resultado concreto. Se habla entonces de
obligación de resultado ya que el deudor se obliga a proporcionar de forma directa e inmediata la
satisfacción del interés del acreedor, mediante la obtención de un resultado pactado que integra la
prestación. La responsabilidad por incumplimiento pesa sobre el deudor incumplidor, aunque haya
desplegado la actividad correspondiente a la obligación contraída con la mayor diligencia posible. El
cumplimiento de la obligación queda supeditado a la materialización del resultado.
También puede considerarse según la persona del deudor o, por el contrario, ser esta sustituible:
1. Deudor insustituible, obligación personalísima o intuitu personae (en contemplación de la persona),
dándose cuando la calidad y las circunstancias de la persona del deudor se hubieran tenido en cuenta
al establecer la obligación para excluir, salvo consentimiento del acreedor, el pago del tercero.
2. Deudor sustituible, obligación no personalísima, el cumplimiento de la obligación puede ser llevado
a cabo por persona diferente al deudor, ya sea por iniciativa de esté o por ejecución forzosa.
3.3 La Obligación De No Hacer
Consiste en imponer al deudor una conducta negativa, es decir, no desarrollar una actividad cualquiera ya
sea una actividad material o una propiamente jurídica.
• En ocasiones las imposiciones de conductas negativas de carácter accesorio tienen su origen en
la ley: por ejemplo, la ley nos dice que los adquirentes por retracto legal, han de mantener durante
cierto plazo la adquisición, quedando obligados a no enajenar el bien objeto del retracto.
• En otras ocasiones la obligación de no hacer tiene un origen puramente convencional, como ocurre
en el retracto convencional
4. - OBLIGACIONES POSITIVAS Y NEGATIVAS
Aunque a primera vista lo parezca, la distinción entre obligaciones positivas (dar o entregar una cosa o
hacer algo) y obligaciones negativas (no hacer) no siempre es sencilla. En muchas ocasiones la formulación
lingüística puede hacerse negativamente, aunque la obligación sea positiva y viceversa.
Supongamos que una inmobiliaria vende un local en una urbanización de lujo, y vincula dicha venta al destino de una determinada
actividad, por ejemplo, una peluquería. Establece por tanto una cláusula contractual en la que se fija que el cese de dicha actividad
comercial antes de 20 años desde la entrega de llaves comportará la resolución del contrato. Este a los 2 años instala unos recreativos
atrayendo a ludópatas, enrareciendo el ambiente de las zonas comunes incumpliendo la obligación que tenía contraída. Cabe pensar
que en principio la prestación sería de carácter positivo en cuanto que el adquiriente debe mantener la actividad de peluquería, pero
también que la obligación es negativa en cuanto que debe abstenerse de cesar la actividad prevista y más si cabe, por realizar una
distinta a la pactada.
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5. OBLIGACIONES TRANSITORIAS Y DURADERAS [07S]
La presente distinción se fundamenta en la duración de la prestación prometida por el deudor. Según la
duración de la prestación, se habla de obligaciones transitorias (se agotan o realizan en un acto único) o
duraderas (suponen cierta continuidad temporal en su realización).
Las obligaciones transitorias o instantáneas (o de tracto único, término en desuso) se caracterizan porque
el cumplimiento de la íntegra prestación por el deudor se lleva a cabo mediante la realización de un acto o
conducta que se ejecuta pasajeramente y sin que, posteriormente, exista vinculación alguna entre deudor y
acreedor. Ej.: pagar el periódico en el quiosco.
Obligaciones duraderas se caracterizan por establecer una ligazón entre acreedor y deudor que se prolonga
en el tiempo, además de requerir actos sucesivos de cumplimiento, sean continuados o no. De ahí que las
obligaciones duraderas sean denominadas también obligaciones de tracto continuado u obligaciones de tracto
sucesivo.
Dentro de estas se pueden distinguir diversos tipos de obligaciones según la conducta a realizar:
1. Obligaciones duraderas simples o propiamente dichas: la prestación del deudor es de tracto único,
pero se encuentra aplazada, no es exigible hasta que llegue el término o plazo. Por ejemplo cantar en un
concierto dentro de 3 meses.
2. Obligaciones duraderas continuadas: la conducta del deudor debe mantenerse durante un tiempo
de manera prolongada y sin solución de continuidad, la interrupción podría provocar la insatisfacción
del acreedor o restricción de la relación. Un ejemplo claro serían las obligaciones negativas, no realizar una actividad
determinada en un local arrendado
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numéricamente, cuando se conoce con exactitud la cantidad de cosas o unidades monetarias debidas. La
noción de liquidez hay que referirla inicialmente a las prestaciones de dar, con carácter general, aunque en la
práctica, la mayor parte son pecuniarias.
El conocimiento exacto de la prestación es indispensable para poder realizar una reclamación. Sin conocer el
montante exacto de la prestación debida difícilmente cabe constituir al deudor en mora o que la obligación
sea objeto de ejecución forzosa.
Si planteamos la posible existencia de deudas indemnizatorias cuya cuantía (en caso de disconformidad entre
las partes) requerirá necesariamente un pronunciamiento judicial firme, hasta entonces se habla de
obligación o deuda ilíquida para expresar que se desconoce la cuantía exacta de la prestación debida.
Dado que la obligación ilíquida es inexigible e inejecutable, la noción de iliquidez se utiliza para retrasar el
pago efectivo de la obligación. El CC y el TS han tratado de minimizar esto, por eso el art. 1.169, establece
que, “cuando la deuda tuviera una parte líquida y otra ilíquida, podrá exigir el acreedor y hacer el
deudor el pago de la primera sin esperar a que se liquide la segunda”. Este precepto tiene mucha utilidad
cuando el deudor pretende retrasar el cumplimiento de la obligación amparándose en que no se conoce con
exactitud las costas, los gastos o la cuantía de los intereses.
Por su parte, la jurisprudencia del TS entiende que pese a no ser expresado (en el título constitutivo de la
obligación o en una sentencia) el montante exacto de la prestación debida, la obligación es líquida si dicha
cuantía precisa puede obtenerse mediante simples operaciones matemáticas por complejas que éstas
puedan resultar.
8. OBLIGACIONES DIVISIBLES E INDIVISIBLES
8.1. La Indivisibilidad Derivada De La Prestación
La divisibilidad o indivisibilidad se deriva de la propia naturaleza de la prestación. Se habla de divisibilidad o
indivisibilidad natural y objetiva, pues la obligación se puede clasificar de una forma u otra sin tener en
cuenta nada más.
Sin embargo, que una prestación pueda ser divisible no autoriza al cumplimiento parcial de la misma, el cual
sólo es admitido cuando así se haya pactado. Art. 1.169 “a menos que el contrato expresamente lo autorice, no
podrá compelerse al acreedor a recibir parcialmente las prestaciones en que consista la obligación”.
La división natural de la prestación no conlleva necesariamente la calificación de obligación divisible, sino
que constituye un presupuesto necesario de la posible divisibilidad convencional de la obligación. Sin
embargo, la indivisibilidad de la prestación sí supone un límite a la hora de establecer la posibilidad del
eventual carácter divisible de la obligación.
Según el Art 1151, son obligaciones indivisibles:
1. Las obligaciones de dar o entregar una cosa que no permita fraccionarse o distribuirse en lotes.
(por ejemplo, el art. 1151.1 establece que serán indivisibles las obligaciones de dar cuerpos ciertos).
2. Las obligaciones de hacer que no sean susceptibles de cumplimiento parcial. (art. 1151).
3. La mayor parte de las obligaciones negativas o de no hacer. Dado que el comportamiento
prometido por el deudor consiste en una abstención, la realización de cualquier acto o hecho contrario
a dicha actitud pasiva será simultáneamente generador del incumplimiento definitivo de la obligación
de forma automática, salvo que se admita que la consideración del elemento temporal incorpore un
factor de divisibilidad en las obligaciones negativas. Ej; No hacer competencia.
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8.3. Las Obligaciones Indivisibles Con Pluralidad De Sujetos. [08S/12F2]
En caso de existir pluralidad de sujetos la cuestión se complica, porque además de ser necesario saber
cómo ha de ser cumplida la obligación también se deberá conocer cuál de los deudores o de los acreedores
ha de llevar a cabo o puede exigir el cumplimiento de la prestación. Esto será distinto según el régimen de
pluralidad de sujetos.
En caso de obligación solidaria la cuestión es sencilla, cualquiera de los deudores o acreedores podrá
actuar libremente frente a la otra parte.
En caso de obligación mancomunada, el crédito (o deuda) se fracciona en tantos acreedores o deudores
haya. En este caso, el esquema técnico es en sí mismo inadecuado, pues son conceptos contrarios la
indivisibilidad y la mancomunidad.
En estos casos se impone la actuación conjunta de los sujetos de las obligaciones indivisibles que carezcan
de nota de solidaridad, transformándose en una obligación en mano común u obligación in solidum.
En este tipo de obligaciones el comportamiento de los diversos deudores o acreedores debe realizarse de
consuno y conjuntamente ya que la obligación es indivisible.
En caso de incumplimiento de la obligación de mano común, esta se convierte en una deuda indemnizatoria,
la cual si será divisible. De esta manera cambia su naturaleza: la divisibilidad de la deuda indemnizatoria
supone la posibilidad de aplicación de las reglas propias de las obligaciones mancomunadas, respondiendo
cada uno de los deudores por su cuota parte. Por tanto, la indemnización en sentido propio habrá de ser
sufrida por el deudor incumplidor, cosa que resulta absolutamente coherente con nuestro sistema jurídico
patrimonial.
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• Obligaciones específicas: cuando la prestación se encuentra perfectamente individualizada y por
lo tanto, la entrega de una diferente no satisfaga el interés del acreedor.
Así se deduce del art 1.166.1 CC: “El deudor de una cosa no puede obligar a su acreedor a que reciba
otra diferente, aun cuando fuere de igual o mayor valor que la debida”.
Ello supone que, en el caso de obligación específica, el principio de identidad de la prestación se
encuentra notoriamente reforzado, precisamente por haber sido señalada la cosa objeto de
cumplimiento de forma particular en el título constitutivo de la obligación.
Aunque para el CC la referencia a obligaciones genéricas y específicas parece estar referida siempre a
obligaciones de dar, la categoría se puede extender a la obligación de hacer y así lo admite la doctrina. De
ahí que pese a la letra del CC, sería más correcto hablar de prestación específica y prestación genérica.
2.2. La Obligación Genérica De Genero Limitado [06F/10F]
Dentro de las obligaciones genéricas, se subdistinguen las obligaciones genéricas ordinarias o propiamente
dichas y las obligaciones genéricas de género limitado (u obligaciones genéricas delimitadas), según la mayor
o menor amplitud y determinación del género considerado.
En las obligaciones de género limitado, la obligación no se determina sólo por su pertenencia a un género,
sino también por una serie de datos o circunstancias complementarios de origen, lugar, añada etc (por ejemplo,
una caja de vino de tal año...)
Si bien es cierto que hay consenso en que, con independencia de que el género contemplado sea más o
menos amplio, se está siempre frente a obligaciones genéricas, es obvio que cuanto más se concrete el
género mayor es la posibilidad de extinción de la obligación por desaparición de los bienes objeto de la
obligación, por eso a las obligaciones genéricas de género limitado no se les aplica la regla genus numquam
perit (el género nunca perece).
2.3. Régimen Jurídico De Las Obligaciones Genéricas
La obligación genérica plantea dos problemas fundamentales:
1. La calidad de la cosa que ha de entregarse
2. La repercusión que sobre el cumplimiento de la obligación constituida arroja la propia pérdida de la
cosa.
2.4. La Regla De La Calidad Media: El Art. 1.167 Del Código Civil
En el caso de que la obligación nazca de un contrato y las partes hayan previsto con la debida precisión la
calidad de la cosa genérica, se deberá estar a lo pactado
Pero en la práctica diaria no es raro que la cuestión sea problemática, bien por imprevisión en el contrato,
bien por haber nacido de una obligación extracontractual.
Para esos casos, el art. 1167 CC establece que el acreedor no podrá exigirla de la calidad superior, ni el
deudor entregarla de la inferior. Dicha norma es de carácter supletorio y solo se producirá en caso de
imprevisión, además, no entrará en juego respecto de las obligaciones de género limitado.
Esta regla de la calidad media es de una utilidad relativa, porque si bien parece equilibrar las pretensiones del
acreedor de recibir lo mejor y las del deudor de entregar lo peor, resulta difícil presumir que eso es lo que
hubieran querido las partes
2.5. La Pérdida De La Cosa Y La Regla Genus Nunquam Perit
El otro problema que se plantea en las obligaciones genéricas es sobre las consecuencias que sobre el
cumplimiento de la obligación puede tener la pérdida de la cosa:
En el caso de las obligaciones específicas: (ej; entregar un determinado cuadro) la pérdida de la cosa ha
de conllevar necesariamente la extinción de la obligación, siempre que la pérdida no se debiese a dolo, culpa
o mora del deudor.
En el caso de las obligaciones genéricas, la pérdida no es significativa, pues puede ser sustituida por otra
del mismo género. La responsabilidad del deudor se agrava en las obligaciones genéricas, pues las
prestaciones pueden ser atendidas en el caso de que desaparecieran o perecieran todas las cosas que
inicialmente tuviera el deudor.
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El caso de las obligaciones genéricas no está expresamente contemplado en el Código Civil, pero sí el caso
de las obligaciones específicas. El art. 1182 establece que quedará extinguida la obligación que consista en
entregar una cosa determinada cuando esta se perdiere o destruyere sin culpa del deudor y antes de haberse
este constituido en mora. La aplicación sensu contrario del precepto lleva a la doctrina a afirmar la pervivencia
de la regla genuns nunquam perit (el género nunca muere).
2.6. La Individualización De La Prestación En Las Obligaciones Genéricas [HOT]
En algún momento de la obligación tiene que desaparecer la indeterminación de la prestación que pesa sobre
la conducta del deudor, concretándose cuál de las posibles cosas se entrega o qué servicios se realiza de
entre los hipotéticamente posibles. Por lo tanto, se debe especificar.
La obligación dejará de ser genérica para pasar a ser específica, con la consecuencia de que la regla genus
nunquam perit deja de tener operatividad. Es lo que se denomina concentración, concreción o
especificación. El último término es el preferible.
El Código Civil no lo trata, ni indica si la especificación corresponde al deudor o al acreedor, pero en cualquier
caso no puede ser unilateral por alguna de las partes salvo que esté legitimada para ello.
En cuanto al momento temporal, la especificación suele coincidir con el momento solutorio, en interés del
acreedor de agravar la responsabilidad que implica la aplicación del genus nunquam perit. Por excepción,
puede tener lugar antes, ya sea porque así se previó en el título, o porque el resto de las prestaciones
genéricas sean consideradas imposibles.
2.7. La Diferencia Entre Obligaciones Específicas Y Genéricas Respecto De La Ejecución
Forzosa.
El CC establece un régimen jurídico diverso para cada categoría en lo referente a la posibilidad de reclamar
la prestación in natura o ejecución específica de la obligación.
1. Si la cosa fuera indeterminada o genérica el acreedor podrá pedir que se cumpla la obligación a
expensas del deudor (Art. 1096.2 CC). Quiere decir que, pese a la falta de colaboración del deudor en
el cumplimiento, el acreedor podrá obtener judicialmente el mismo resultado previsto en la obligación
mediante los mecanismos oportunos de ejecución. Ej; Si la deuda cosiste en entregar 3 cajas de papel, se le
puede embargar una cantidad de dinero al deudor de las cuentas bancarias para destinarlo a comprar 3 cajas de papel.
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“el obligado alternativamente a diversas prestaciones debe cumplir por completo una de estas” y el propio CC
Art 1132 dice que “la elección corresponde al deudor, a menos que expresamente se hubiese concedido al
acreedor”. A la elección se le denomina técnicamente concentración.
La elección de la prestación tiene gran importancia pues una vez efectuada la obligación deja de ser
alternativa y se convierte en obligación simple, quedando obligado el deudor a realizar exactamente la
prestación seleccionada. El CC Art 1136 “Cuando la elección hubiere sido expresamente atribuida al acreedor,
la obligación cesará de ser alternativa desde el día en que aquélla hubiese sido notificada al deudor”.
Al contrario, mientras no tenga lugar la concentración, la imposibilidad de realizar alguna de las prestaciones
es intrascendente para la liberación del deudor, debiendo realizar alguna de las posibles, según reglas de los
art. 1134 a 1136 que pasamos a comentar:
• La primera de dichas reglas puede denominarse de “Concentración automática” o “pérdida del derecho
de elección atribuido al deudor”, y se da cuando, salvo una, todas las demás prestaciones
alternativamente contempladas devengan irrealizables. En el caso de que todas las prestaciones hayan
perecido por culpa del deudor, éste no queda liberado del cumplimiento, deberá responder ante el
acreedor, con independencia de a quien correspondiese la facultad de elección.
• Cuando la facultad de elección corresponda al acreedor, este gozará de facultades complementarias
cuando la imposibilidad sea imputable al deudor. Si alguna/algunas prestaciones devienen irrealizables
sin culpa del deudor este “cumplirá entregando la que el acreedor elija entre las restantes o la que haya
quedado, sí una sola subsistiera” (art. 1136.1). En cambio, si la imposibilidad de ejecutar una/todas las
prestaciones es culpa del deudor, el acreedor conserva su facultad de elección, incluso referida al precio
que tuviesen.
3.3 Obligaciones Con Clausula Facultativa [06S/07F/14F2/18F2]
Estaríamos frente a una obligación facultativa cuando existe una sola prestación prevista en el título
constitutivo de la obligación, pero el deudor cuenta con la posibilidad de llevar a cabo otra diversa llegada el
momento del pago. No se mencionan expresamente en el CC y algunos preceptos parecen ir incluso en contra
de ellas 1166 CC, pero han sido reiteradamente contempladas por la doctrina y la jurisprudencia.
El TS dice que el acreedor solo puede exigir el cumplimiento de la única prestación debida y carece de facultad
alguna para reclamar la prestación facultativa pues esta se materializa y única y exclusivamente por voluntad
del deudor.
La diferencia entre obligaciones alternativas y facultativas:
• En las obligaciones alternativas se debe una prestación aun no individualizada, entre varias
prestaciones contempladas en el título constitutivo de la obligación.
• En las obligaciones facultativas se debe una prestación única.
Es más propio hablar de obligaciones con cláusula facultativa, pues la facultad de desistimiento es una
addenda (un añadido) a una obligación simple. Dado que realmente existe una sola prestación en la relación
obligatoria, en caso de resultar imposible su cumplimiento por causas no imputables al deudor, la obligación
se extingue y por tanto también la prestación facultativa en cuando accesoria de aquélla.
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2.3 Referencia A La Ley 2/2015, De 30 De marzo De Desindexación De La Economía Española
El propósito de la ley 2/2015 es que los valores monetarios no sean modificados en virtud de índices de
precios.
• Este objetivo imperativo cuando está presente el sector público, para coadyuvar a evitar la inflación que
puede resultar muy desventajosa para las contrapartes del sector público.
• En las obligaciones derivadas de contratos entre particulares, esta Ley recoge todo lo relacionado con la
libre voluntad de las partes intervinientes en el contrato, de modo que solo procederá a la revisión periódica
en caso de pacto expreso.
En el supuesto de que las partes hubiesen acordado explícitamente la aplicación de algún mecanismo de
revisión periódica pero no detallasen el índice de referencia, será aplicable el Índice de Garantía dela
Competitividad (IGC), y será el Instituto Nacional de Estadística (INE) el organismo encargado de su
elaboración y publicación mensualmente. Este IGC establece una tasa de revisión de precios acorde con la
recuperación de competitividad de España frente a la zona euro.
Con esta reforma, en defecto de pacto expreso, no se aplicará revisión de rentas a los contratos; y si hay
pacto expreso y no se acuerda el método de revisión, supletoriamente se aplicará el nuevo IGC. De otro lado,
estas modificaciones se aplican sólo a los contratos que se perfeccionen con posterioridad a la entrada en
vigor de esta ley (01/04/2015).
2.4 Los Tipos De Cláusulas Contractuales De Actualización
Las partes son libres de fijar el criterio actualizador que mejor les parezca, por tanto, las cláusulas de
actualización son variopintas. Por razones históricas, las conocidas y doctrinalmente son las siguientes:
1. Cláusula del valor en especie: criterio de actualización el precio de un determinado bien/conjunto de
bienes (por ej. tonelada de café en Nueva York)
2. Cláusula de valor oro o plata: (o cualquier otro metal u objeto precisos de cotización generalizada y
oficial) valor del metal en determinados momentos.
3. Cláusula de moneda extranjera: cotización oficial de cualquier moneda diferente al euro, de curso legal
en España.
4. Cláusula de escala móvil o de índices variables: índices publicados por el INE (o cualquier otro
organismo) en relación con un determinado sector productivo o un parámetro económico de valor común:
índice general de precios al consumo, inflación, etc. Son sin duda las más empleadas y las más seguras.
2.5 La Validez O Licitud De Los Medios Correctores Del Nominalismo
La doctrina y la jurisprudencia han acabado por reconocer la licitud de los pactos y de las previsiones legales
tendentes a corregir el nominalismo y conseguir una cierta estabilidad en el valor real del importe nominal de
las deudas pecuniarias. A ello ha contribuido la constante práctica (cláusulas de carácter convencional) y la
inclusión en determinados casos en la legislación de mecanismos correctores.
El argumento en contra de la licitud de las cláusulas convencionales de actualización es muy pobre y se
basaba en que semejante práctica atentaba contra el orden público y, en particular, contra la economía
nacional a través del deterioro y descrédito del propio valor de la moneda de curso legal.
3. LOS INTERESES Y LA OBLIGACIÓN DE INTERESES
Desde el prisma económico y jurídico, el dinero es un bien productivo en cuanto que genera o puede generar
intereses, que son frutos civiles por el Art. 355.3 CC “son frutos civiles el alquiler de los edificios, el precio
del arrendamiento de tierras y el importe de las rentas perpetuas, vitalicias y otras análogas”.
Ahora bien, desde el punto de vista jurídico, la obligación de pagar intereses se configura como una obligación
accesoria que requiere una de dos:
1. Que el pago de los intereses se haya pactado convencionalmente.
2. Que el deudor de la obligación pecuniaria se halle constituido en mora, en cuyo caso el Art. 1108 CC
establece que la indemnización de daños y perjuicios, no habiendo pacto en contrario, consistirá en el
pago de los intereses convenidos, y a falta de convenio, en el interés legal”.
Hay que tener en cuenta que, para el Código Civil, incluso el contrato de préstamo es naturalmente gratuito,
pues entiende que, tratándose de relaciones no mercantiles, la prestación de intereses se considera una
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eventualidad que no se encuentra en las relaciones familiares o amicales. De ahí la necesidad de pacto
En relación con el Art. 1108 CC, el TS reitera que la constitución en mora del deudor, en caso de deuda
pecuniaria, solo es posible si la obligación es líquida (se refiere a que la cantidad está claramente definida).
3.1 Los Intereses Convenicionales Y La Usura. [05S]
Las partes pueden fijar convencionalmente un tipo de interés superior, o (en raras ocasiones) inferior a la tasa
legal.
Al ser el interés legal lícito, (de hecho, viene fijado por ley), los tipos de interés pactados cercanos o similares
a éste también lo serán. Actualmente, la discusión se plantea en exclusiva respecto a la licitud intereses
pactados notoriamente superiores al interés legal, que por lo general superan con mucho este valor (lo
duplican o triplican).
El problema de la usura, o imposición de unos intereses excesivamente elevados se agravó durante el siglo
XX, ya que no se regulo una práctica que suponía una auténtica lacra, que sumía a los necesitados de
capitales ajenos en una ruina segura.
3.2 La Ley Azcárate De 23 De Julio De 1908
El Código Civil no establece la frontera a partir de la cual el interés convencionalmente fijado puede ser
considerado usurario. Es más, el Art. 315 Código de Comercio dispone expresamente que “podrá pactarse el
interés del préstamo sin tasa ni limitación de ninguna especie”, haciendo gala de un liberalismo salvaje.
Para atajar y frenar la usura, se dictó la Ley de represión de la usura, más conocida como Ley de Azcarate,
de 23 de julio de 1908, todavía vigente, que no fija un tope, sino que recurre al criterio de considerar nulos,
por usurarios, los contratos de préstamo cuyo tipo fuese notablemente superior al normal del dinero y
manifiestamente desproporcionado.
3.3 Los intereses usurarios
El criterio legal de la ley de Azcarate es intemporal y de gran ductilidad. Ello permite a la jurisprudencia
adaptarse a las circunstancias socioeconómicas de cada momento, pues el dato del “interés normal del dinero”
es un dato extrajurídico.
La tradicional jurisprudencia del TS, durante décadas solo ha considerado usureros los tipos superiores al
30 o 40% anual, con independencia de que se fijen por días, meses o trimestres, o por un determinado tanto
alzado.
Según LEC-2000 Art. 319.3 “en materia de usura, los tribunales resolverán en cada caso formando libremente
su convicción sin vinculación a la fuerza probatoria de los documentos públicos. Esta reforma, unida a otras
circunstancias, ha hecho que el TS endurezca su postura respecto de tipo aplicable a los intereses, viniendo
a establecer que los intereses superiores al veinte por ciento cuando el interés legal está fijado en el cinco por
ciento debían considerarse usurarios.
También hay que aplicar la normativa europea, el TJUE declaró nula e inaplicable, por abusiva, una cláusula
en la que una entidad bancaria había fijado como tipo de interés de demora el 29 %.
La Ley 1/2013, de 14 de mayo, de medidas para reforzar la protección a los deudores hipotecarios,
reestructuración de deuda y alquiler social, ha impuesto que, en las hipotecas constituidas sobre la vivienda
habitual, los intereses de demora que pueden exigir las entidades de crédito quedan limitados al triple del
interés legal del dinero, fijado en los últimos años en el cuatro por ciento. La última modificación en esta
materia ha sido la Ley 5/2019, de 15 de marzo, reguladora de los contratos de crédito inmobiliario.
3.4 El anatocismo: los intereses de los intereses [09F/10F]
Anatocismo término griego utilizado por los juristas para hablar de «interés del interés». La cuestión que se
plantea es si los intereses vencidos y no satisfechos, generan a su vez el interés fijado para la obligación
pecuniaria, ya convencional, ya legalmente.
El Código Civil presume su existencia en caso de reclamación judicial: “los intereses vencidos devengan el
interés legal desde que son judicialmente reclamados, aunque la obligación haya guardado silencio sobre el
punto” (art. 1109.1), es decir, el anatocismo puede producirse tanto convencional como legalmente. Por
consiguiente, cabe considerar posible que los intereses devengados y no satisfechos generen también
intereses desde el mismo momento en que, debiendo haber sido atendidos, han quedado impagados.
Por el contrario, el Código de Comercio en el encabezado del Art. 317 para el préstamo mercantil, establece
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que los intereses vencidos y no pagados no devengarán intereses; así mismo, el Art. 319 CCom dispone
que, interpuesta la demanda, no podrá hacerse la acumulación del interés al capital para exigir mayores
réditos. De este modo, el CCom se muestra desfavorable hacia el anatocismo legal, aunque luego legitima
el anatocismo convencional en el segundo inciso del 317. En la práctica bancaria el anatocismo
convencional es una regla de general aplicación.
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2.2. Las reglas de capacidad en relación con el pago
No hay regulación sistemática en el Código Civil, solo algunos aspectos:
1. Capacidad del solvens: art. 1.160 CC “en las obligaciones de dar no será válido el pago hecho por
quien no tenga la libre disposición de la cosa debida y capacidad para enajenarla. Sin embargo, si el
pago hubiere consistido en una cantidad de dinero o cosa fungible, no habrá repetición contra el
acreedor que la hubiese gastado o consumido de buena fe”. El que esté referido únicamente a
obligación de dar, podría autorizar la interpretación sensu contrario y concluir que en las restantes
obligaciones no se exige requisito alguno para el pago. No obstante, no es aceptable para la mayor
parte de la doctrina que propugna exigir al menos una cierta capacidad natural, en correspondencia
con cierta voluntariedad necesaria en el cumplimiento.
2. Capacidad del accipiens: art. 1.163.1 CC “El pago hecho a una persona incapacitada para
administrar sus bienes será válido en cuanto se hubiere convertido en su utilidad”. Solo las personas
con capacidad para administrar sus bienes pueden recibir el pago con plena eficacia solutoria.
Ahora bien, la falta de capacidad no excluye por sí misma la validez y eficacia solutoria del pago frente a
persona incapacitada cuando “se hubiere convertido en su utilidad” es decir en su beneficio.
2.3. La Ejecución De La Prestación Debida Por Un Extraño: La Admisibilidad Del Pago Hecho Por
Terceros [04F/05F/06S/08F/12SR/13F1]
Curiosamente, el Código Civil es partidario de que el cumplimiento de la obligación pueda efectuarlo
cualquier persona (art. 1.158); salvo en los casos de obligaciones personalísimas (art. 1.161CC, intuitu
personae en que “la calidad y circunstancia de la persona del deudor se hubiesen tenido en cuenta al
establecer la obligación”. Es decir, que la persona hubiera sido elegida teniendo en cuenta su profesión,
arte u oficio.
Excluidas las obligaciones de hacer personalísimas, la regla es que cualquier persona pueda llevar a cabo
la ejecución de la prestación, con independencia de la posición en que, frente a dicho intervención ajena,
se encuentre el deudor. Estas posiciones del deudor son:
1. Que la ignore (Art. 1.158.1 CC)
2. Que, conociéndola, la apruebe (Art. 1.158.1 CC)
3. Que, conociéndola, se oponga a ella (Art. 1.158.2)
En cualquiera de los casos se considera válidamente realizado el pago. La idea de satisfacción de los
intereses del acreedor es el fundamento tradicionalmente argüido para la permisividad del Código Civil
respecto de la intervención de terceras personas.
2.4. La Relación Entre El Solvens Y El Deudor: Subrogación O Reembolso
Ciertamente el pago del tercero satisface el interés del acreedor, el cual desaparece de escena, pero ello
no supone que el deudor quede liberado. Las consecuencias fundamentales que genera el pago del tercero
respecto a las relaciones entre solvens y deudor son:
1. Subrogación: En algunos casos, sobre todo cuando el solvens intervenga con la aprobación
del deudor, se traduce en una sustitución del titular del derecho de crédito, que conlleva una
alteración de carácter subjetivo en exclusiva, manteniéndose la relación obligatoria preexistente
inalterada, con el mismo contenido y, en su caso con las mismas garantías (fianza, hipoteca,
cláusula).
2. Acción de reembolso o de reintegro: se da cuando el deudor ignore o se oponga al pago del
tercero; el solvens podrá reclamar al deudor “aquello en que le hubiera sido útil el pago”, pero éste
no se subroga en el lugar del antiguo acreedor. Aquella obligación se extinguió y ahora nace una
nueva obligación (la acción de reembolso/reintegro).
2.5 El Pago Del Tercero En La Reciente Jurisprudencia
El Código Civil permite a un tercero realizar el pago de la deuda, tenga o no interés en el cumplimiento
de la obligación, ya lo conozca y lo apruebe ya lo ignore el deudor (1158 CC), siendo evidente la legitimidad
del pago, del que únicamente se derivaría la acción de reembolso por parte del tercero que paga.
La utilidad a que se refiere el párrafo último de dicho artículo debe entenderse, en sentido objetivo, esto
es, analizando si mediante el pago se ha producido un aumento del patrimonio del deudor mediante la
disminución de su pasivo.
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
Con la crisis de los primeros años del siglo XXI, han proliferado los procedimientos concursales y la
aparición de terceros como solvens, con el consiguiente incremento de sentencias en este sentido.
2.6. La Recepción De La Prestación: El Pago Al Acreedor Aparente Y Al Tercero
[09S/06S/11F/11S/19S]
Normalmente el accipiens será el propio acreedor, la persona en cuyo favor está constituida la obligación,
(art. 1162CC). No obstante, es obvio que el acreedor podrá designar a un representante, o sin llegar a
elevarlo a dicha categoría, habilitar a cualquier persona para recibir el pago. Se suele hablar de adiectus
solutionis causa, o persona designada con ocasión del cumplimiento (secretaria, banco).
Cabe incluso que el cumplimiento se lleve a cabo a favor de una persona que, aparentemente cuenta con
la legitimación para cobrar, aunque realmente no la tenga. En tales casos se habla de pago al acreedor
aparente.
El pago al acreedor aparente se contempla en el 1164 CC, “el pago hecho de buna fe al que estuviere en
posesión del crédito, liberará al deudor”. Por ejemplo, al pagar a la persona que está detrás de la barra,
aunque luego resulte no ser el camarero. Para que se produzca tal efecto ha de darse que:
- Se dé la buena fe del deudor
- Objetivamente que el acreedor aparente actúe como verdadero acreedor.
Aunque el verdadero acreedor no llegue a recibir la prestación, el deudor queda liberado de la obligación,
en protección del tráfico económico.
Los supuestos de pago al tercero, son menos comunes. A tal hipótesis se refiere el 1163.2 CC “también
será válido el pago hecho a un tercero en cuanto se hubiere convertido en utilidad del acreedor”, el pago a
tercero no es un verdadero cumplimiento y no tiene eficacia liberatoria para el deudor, pero si el acreedor
a través del tercero llega a recibir la prestación, el pago habrá sido útil y válido.
3. LOS REQUISITOS DEL CUMPLIMIENTO: LA EXACTITUD DE LA PRESTACIÓN
[12F1/14SR/17F1]
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
3.2 Integridad De La Prestación.
Art. 1157 CC: “No se entenderá pagada una deuda sino cuando completamente se hubiese entregado la
cosa o hecho la prestación que la obligación consistía”. Identidad e integridad están profundamente
relacionadas, y es evidente que si la prestación ofrecida no es la misma que la contemplada en el título, se
conculcaría requisito de integridad. La conveniencia de la previsión normativa recalca que la prestación ha
de ser la misma, y ejecutarse de forma total y completa. La integridad supone, además:
1. En las obligaciones de dar, la entrega se encuentra referida tanto a la cosa adeudada como
a sus frutos y accesorios (art. 1095 y 1097).
2. En las Obligaciones pecuniarias que generen intereses: la prestación debe alcanzar al
principal adeudado y a los intereses vencidos (art. 1173 CC).
3.3 Indivisibilidad De La Prestación
La integridad de la prestación excluye, en principio, que el cumplimiento o pago de la misma pueda
realizarse por partes o de forma fraccionada, aunque el objeto de la prestación sea por naturaleza divisible.
La indivisibilidad de la prestación es una concreción de la integridad.
Como regla general, el acreedor puede rechazar la pretensión del deudor de pago fraccionado, excepto:
1. Que el contrato expresamente lo autorice. En la práctica es frecuente que el acreedor renuncie a la
indivisibilidad y admita pagos parciales, pero la obligación originaria se mantiene sin que haya novación.
2. Que la imponga la ley. Ocurre así en el supuesto previsto en el art. 1169.2 CC (cuando la deuda tuviere
una parte líquida y otra ilíquida, podrá exigir el acreedor y hacer el deudor el pago de la primera sin esperar
a que se liquide la segunda).
3. Obligaciones mancomunadas de origen incidental (art. 1138 CC) o en la fianza común (art.1837).
4. Prorrateo de pago entre varios deudores (art. 1174 CC).
4. EL MOMENTO TEMPORAL DEL CUMPLIMIENTO
La determinación del momento temporal del cumplimiento tiene una gran importancia: a partir del
mismo el deudor puede ser constituido en mora o conceptuado como moroso, con la agravación de la
responsabilidad que ello conlleva. A partir de dicho momento comienzan a generarse en perjuicio del deudor
los intereses por mora o retraso en las obligaciones pecuniarias.
Desde la otra cara de la moneda, el momento temporal del cumplimiento determina igualmente la
posibilidad de constitución en mora del acreedor, que rechace el cumplimiento idóneo por el deudor.
4.1 Exigibilidad De Las Obligaciones Puras
La obligación ha de cumplirse en el momento temporal previsto en su título constitutivo, o en su defecto,
desde su nacimiento.
La regla establecida en el Código Civil dice: la obligación pura (la que no se encuentra sometida a
condición o plazo) ha de cumplirse de forma inmediata una vez nacida (art. 1113.1 “será exigible desde
luego toda obligación cuyo cumplimiento no dependa de un suceso futuro o de un suceso pasado, que los
interesados ignoren”).
Se exceptúan las obligaciones puras mercantiles, para las que el art. 62 CComercio dice “serán exigibles
a los 10 días después de contraídas, si sólo produjeren acción ordinaria, y el día inmediato si llevaren
aparejada ejecución”.
En relación con las “operaciones comerciales” reguladas por la Ley 3/2004, el plazo de pago, de no haber
pacto, será de 30 días a partir de la presentación de la factura o recepción de las mercancías.
4.2 Obligaciones Sometidas A Condición Suspensiva O Termino Inicial
En la práctica es muy habitual someter la eficacia del contrato (el nacimiento de las obligaciones) a
condición o a término; de esta manera, la obligación no será exigible ni se deberá cumplir hasta que
ocurra el suceso contemplado como condición o llegue el día o se agote el plazo señalado como término.
Ej; Cuando apruebes la carrera te regalo un coche. Arts.1114 y 1125 CC
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Puede deberse a una expresa y concreta determinación accesoria de las partes, que se eleva a requisito
esencial, cuanto derivase de la propia naturaleza de la obligación, aunque en su título no se haya
considerado tal esencialidad.
Su importancia radica en que la obligación debe ser cumplida exactamente en el momento temporal fijado,
ni antes ni después. Por ejemplo, que el pianista toque la marcha nupcial durante la celebración de la boda.
4.4 Plazo A Voluntad Del Deudor
Suele haber relaciones en las que la ejecución de la prestación queda aplazada, sin que se fije el alcance
o la extensión temporal de dicho aplazamiento, sino que las partes se preocupan únicamente de
documentar la obligación de devolución, sin atender al momento concreto de cumplimiento.
En caso de que el cumplimiento haya quedado a voluntad del deudor, habrán de ser los Tribunales quienes
fijen la duración del mismo (art. 1128 CC).
Misma consecuencia jurídica se dará en el caso de que de la naturaleza y circunstancias de la obligación
pueda deducirse que el plazo se ha “concedido” al deudor. En ambos casos pues, serán los Tribunales
los que deban fijar el plazo, puesto que no puede quedar al arbitrio de ninguna de las partes el
cumplimiento de la obligación.
El acreedor que reclame el cumplimiento de las “obligaciones aplazadas a voluntad del deudor” podrá, por
tanto, reclamar la fijación del plazo por parte del Tribunal, sin perjuicio en su lugar prefiera optar por
acreditar la expiración del mismo por reclamaciones extrajudiciales.
Este artículo no es aplicable a obligaciones mercantiles, cuyo Art. 61 del Código de Comercio dice “no
se reconocerán términos de gracia, cortesía u otros que, bajo cualquier denominación, difieran o retrasen
el cumplimiento de las obligaciones mercantiles, sino los que las partes hubieran prefijado en el contrato,
o se apoyaren en una disposición terminante de Derecho”.
4.5 El Vencimiento Anticipado De Las Obligaciones Aplazadas
El hecho de que la situación patrimonial o la actitud del deudor hagan peligrar la satisfacción del interés
del acreedor puede conllevar la anticipación del vencimiento de la obligación aplazada.
Perderá el deudor todo derecho a utilizar el plazo en los tres casos siguientes (art. 1129 CC):
1. Cuando, después de contraída la obligación, resulte insolvente, salvo que garantice la deuda.
2. Cuando no otorgue al acreedor las garantías a que estuviere comprometido.
3. Cuando por actos propios hubiese disminuido aquellas garantías después de establecidas, y cuando por caso
fortuito desaparecieran, a menos que sean inmediatamente sustituidas por otras nuevas e igualmente seguras.
A) El vencimiento anticipado o la anticipación del vencimiento. Se da aqui la caducidad del plazo
establecido, pudiendo el acreedor exigir el cumplimiento inmediato de la obligación. La
jurisprudencia del TS se fundamenta en la idea de protección de las legítimas expectativas del
acreedor. En los casos de obligación sin plazo, no es aplicable el vencimiento anticipado pues no
hay plazo preconvenido.
B) La insolvencia sobrevenida del deudor. Se refiere a la situación patrimonial concreta del deudor
comparando con la que tuviera en el momento constitutivo de la relación obligatoria, sin que sea
necesario que se encuentre incurso en una situación concursal. Lo difícil es establecer donde está
la barrera, pero lo que está claro es que debe ser sobrevenida, no puede asimilase a una mera
variación en su situación patrimonial y que no basta con la falta de liquidez (puesto que puede existir
un activo patrimonial). 1129 CC.
C) La falta de constitución de las garantías pactadas. Las garantías pueden ser personales
(promesa de fianza) o reales (hipoteca) y su falta de constitución implica un incumplimiento parcial
de la obligación, que afecta a la relación obligatoria en conjunto. Es discutible si se considera
incumplimiento cuando la falta de constitución sea imputable al deudor o también por caso fortuito.
D) La disminución de las garantías. El vencimiento anticipado por disminución de garantías se
produce por actos propios del deudor, que objetivamente son fraudulentos para las expectativas
del acreedor, quien puede reclamar la caducidad del plazo, salvo que el deudor renueve las
garantías.
E) La desaparición de las garantías. Se refiere a la completa y total desaparición de las garantías
otorgadas por el deudor, quien responde, aunque la desaparición sea fortuita; no se aplica el
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principio favor debitoris. La norma, aunque rígida, pretende mantener el equilibrio inicial de la
relación obligatoria, sin detrimento del legítimo interés del acreedor.
4.6 El Cumplimiento Anticipado De Las Obligaciones Aplazadas
Aun habiéndose fijado un plazo, es posible que el cumplimiento tenga lugar antes:
a) Por iniciativa del acreedor, quien reclama el pago antes de su vencimiento.
b) Por iniciativa del deudor, quien (aun sabiendo que lo puede cumplir con posterioridad) lo hace
voluntariamente antes de tiempo.
c) Por acuerdo entre el deudor y el acreedor, previendo en el título constitutivo de la obligación dicha
posibilidad.
Naturalmente, el cumplimiento anticipado es imposible en los casos que exista un término esencial, ya que
ello no satisface los intereses del acreedor.
1. Validez e irrepetibilidad del pago anticipado. El pago o cumplimiento anticipado es perfectamente
válido y cumple sus efectos propios de extinción de la relación obligatoria. Lo que anticipadamente se
hubiese pagado en las obligaciones a plazo no se podrá repetir.
2. Error en el plazo del pago. El solvens que paga antes del plazo (ya sea por error absoluto –desconoce
que hay plazo-, o por error relativo –confunde el plazo o duración del mismo) sólo puede reclamar al
acreedor los intereses o frutos que éste ha obtenido de la cosa.
Sólo se contempla el error del solvens, no del accipiens, y es indiferente que actúe de buena o mala
fe. El error es trascendente porque puede producir un perjuicio patrimonial a quien lo sufrió y un
enriquecimiento injusto al accipiens. Se pueden reclamar frutos:
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
Como reglas particulares, por ejemplo, destaca el Art. 1500 CC, que regula el lugar del pago del precio en
la compraventa. A su vez, las sucesivas leyes de arrendamientos rústicos también se han detenido a
contemplar el lugar de pago de la renta arrendaticia rustica en caso de pacto expreso al respecto
(concretamente, el domicilio del arrendatario).
5.2 Regla General: El Lugar Designado En La Obligación
En principio, se deberá cumplir en el lugar de cumplimiento establecido en el título constitutivo de la obligación
(1171 CC). Dicha designación puede producirse de forma expresa (estableciéndose de forma clara) o, por
el contrario, de forma tácita, debiendo deducirse de la propia naturaleza de la obligación conforme a los usos
del tráfico (ej; los coches objeto de reparación no suelen entregarse a domicilio).
Por tanto, cualquier relación obligatoria exige ser interpretada y en su caso, integrada para saber cuál ha
sido la voluntad de las partes en este aspecto.
Sin embargo, su aplicación es dificultosa en las obligaciones que no tienen origen convencional, por
ejemplo, la responsabilidad extracontractual. En relación con estas, el TS ha concluido que el lugar de
cumplimiento debe coincidir con el lugar en que se ocasionó el daño. Para Lasarte esto es desacertado,
ya que genera una situación injusta, la reparación del daño debería hacerse a favor de la víctima, por lo
que el lugar debería ser el elegido por la víctima o su domicilio habitual.
En la práctica, las obligaciones pecuniarias se cumplen a través de la Banca, y según jurisprudencia TS
respecto de las transferencias o giros, se entiende hecho el pago en el lugar donde las cantidades se reciben.
5.3 Reglas Supletorias De Carácter General
Para el caso en que el título constitutivo no arroje determinación sobre el lugar de cumplimiento, el art. 1171
ofrece dos reglas supletorias, atendiendo a si la prestación consiste en entregar una cosa determinada o no:
a) Si La entrega de cosa determinada deberá hacerse en el lugar donde esta existía en el momento de
constituirse la obligación. Esta regla es limitada a cosas específicas de dar y tiene muchas
excepciones, de hecho resulta inaplicable en casos de responsabilidad extracontractual (ej.:un madrileño
que arrolla con su coche a un disminuido físico en Valladolid y destroza su silla de ruedas, no puede pretender decirle que
ha encargado una idéntica en Bilbao, donde la tiene a su disposición).
b) Para las restantes obligaciones y con carácter general, la regla legal de carácter supletorio determina
que “el lugar del pago será el del domicilio deudor” (art. 1171.3). Esta regla se dice basada en el favor
debitoris (trato más favorable al deudor), es decir, busca favorecer que el deudor cumpla, pero su
adecuación en el tráfico económico y mercantil es nula. Por ello, la entrada en juego del artículo es
cada día menos frecuente pues el acreedor querrá que se cumpla la obligación en su ámbito cotidiano.
Otro problema es el de interpretación del domicilio del deudor, el TS ha deducido de ella que pretende
designar la población o ciudad en que la obligación ha de ser cumplida. Doctrina que es criticable, pues
con ella tampoco se consigue determinar con exactitud el lugar de cumplimiento.
Por ello Lasarte propugna que el domicilio del deudor debe interpretarse en su sentido técnico. Algo de
esto dice el art. 1.615 en relación con el pago del canon en los censos cuando el censualista no tiene fijado
domicilio en el lugar donde radique la finca: “no teniéndolo y sí el censatario, en el domicilio de éste se hará
el pago”.
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con la naturaleza de la obligación.
A diferencia del deudor, para la imputación del pago por el acreedor, mediante la entrega del recibo, éste
debe ser admitido sin reservas por el deudor, es decir, la última palabra la tiene el deudor.
1.5 Reglas De Imputación De Carácter Subsidiario: La Imputación De Carácter Subsidiario:
La Imputación Legal
En los supuestos en que no haya habido imputación por el deudor, ni se haya emitido recibo por el acreedor
que haya sido aceptado por el deudor, pero se haya producido un pago entrarán en juego las siguientes
reglas legales:
a) Onerosidad: se entenderá satisfecha en primer lugar la deuda más onerosa para el deudor (1174.1).
Se refiere a la que más perjuicio económico suponga para el deudor. Esto dependerá de distintos
factores, como el tipo de interés, las existencia de garantías, la existencia de cláusula penal o de
cláusula resolutoria expresa.
b) Prorrateo: si las diversas deudas fueren de igual naturaleza y gravamen, el pago se imputará a todas
a prorrata, lo que genera una excepción al principio de indivisibilidad del pago del 1169.
Los criterios de onerosidad y prorrateo no son excluyentes entre sí, aunque ciertamente la de prorrateo
sea subsidiaria respecto al criterio de mayor onerosidad. Cabe la aplicación combinada y conjunta.
2.- FORMAS ESPECIALES DE CUMPLIMIENTO: DACIÓN EN PAGO Y CESIÓN DE BIENES
PARA EL PAGO
2.1 En general: la “negociación” del crédito o de la deuda
Es frecuente que, llegado el momento, el deudor no esté en condiciones de hacerle frente. El acreedor
puede proceder judicialmente, pero dicha salida puede resultar poco atractiva para el acreedor, e incluso
para ambas partes.
No es extraño que cualquiera de los sujetos adopte la iniciativa de sustituir la prestación debida por
otra. El cambio de prestación conllevará caso por caso una valoración económica, que en el tráfico real se
suele identificar con negociación o renegociación del crédito o deuda.
En cualquier caso, se requiere el acuerdo entre acreedor y deudor, por lo que, de una forma u otra, el
referido “cumplimiento” tiene indudable carácter negocial.
Conviene igualmente subrayar que el pacto renovado puede plantearse de dos formas, que conviene
separar:
1. Mediante la entrega de algo o la prestación de un servicio, pese a ser diferentes a la prestación
originaria, suponen cumplir a obligación existente (dación en pago).
2. Asegurando el cumplimiento mediante la entrega de bienes al acreedor para que éste los enajene y
aplique el producto de la venta al pago de la obligación originaria (cesión de bienes para pago).
2.2 La Dación En Pago [06S/11S/13S1]
Es una forma especial de cumplimiento puesto que, en este caso, el deudor, con el consentimiento del
acreedor, realiza una prestación distinta a la originaria, que surte efecto de extinguir la obligación
constituida.
El CC no lo regula de forma expresa, pero sí lo recoge en algunos artículos, por lo tanto, es perfectamente
lícita y posible; es más, es muy frecuente. La doctrina considera que se deben cumplir 2 requisitos:
1. Acuerdo entre las partes que da por extinguida la obligación sin dar origen a una nueva. Excluye
la novación.
2. Transmisión o entrega simultanea del objeto de la nueva prestación, pues si el deudor se
comprometiera a ella estaríamos ante una novación.
En la práctica, la nueva prestación suele consistir en dar o entregar alguna cosa (por eso se llama
“dación”) pero también puede ser hacer o no hacer algo.
En la medida en que la dación en pago consista en la entrega de una cosa, en principio le serán de
aplicación las reglas sobre saneamiento por evicción que el Código Civil regula para la compraventa, según
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destaca en muchos casos la jurisprudencia.
Ello no puede suponer una equiparación plena entre dación y compraventa, sino meramente instrumental,
en tanto que los esquemas propios de la dación en pago sean acordes con los de aquella.
No puede obviarse el hecho de que la dación en pago consiste en la extinción (causa solvendi) de una
relación obligatoria preexistente, no en dar vida a un nuevo contrato productor o fuente de obligaciones,
pese a tener también naturaleza negocial.
2.3. La Cesión De Bienes Para El Pago O El Pago Por Cesión De Bienes
En la cesión de bienes el deudor se limita a transferir al acreedor la posesión y administración de sus
bienes para que los liquiden y apliquen el precio obtenido al pago de sus créditos (no transfieren su
propiedad).
Por lo tanto, no supone la extinción de la obligación originaria automáticamente, sino que lo facilita
dejando en manos del acreedor el cobro de sus propios créditos;
1. Si el dinero obtenido supera el montante del crédito, el acreedor se cobrará y restituirá el restante
al deudor cedente.
2. Si el dinero obtenido no llega a cubrir el importe del crédito, el deudor seguirá siéndolo de la
cantidad restante.
En este sentido el Art. 1175 CC establece que la cesión solo libera al deudor “de responsabilidad por
el importe liquido de los bienes cedidos”.
A juicio de la MEJOR DOCTRINA, el art. 1175 está referido en exclusiva a la cesión de bienes judicial,
debiendo considerarse que, al igual que la dación de pago, la cesión de bienes extrajudicial o
convencional queda sometida a reglas generales de la Autonomía Privada.
Conviene resaltar el distinto régimen jurídico de una y otra:
1. Cesión de bienes judicial: se somete a una serie de reglas de carácter imperativo que solo encuentran
fundamento en los supuestos de suspensión de pagos, quita o espera (aplazamiento para el pago de las deudas),
concurso de acreedores o quiebra (procedimientos concursales).
2. Cesión de bienes convencional o extrajudicial: La cesión convencional está, enteramente sometida a las
reglas de la autonomía privada, solo se encuentra regulada supletoriamente por las normas generales de
contratación o del derecho de obligaciones. “sin que sean de aplicación forzosa las reglas procesales del juicio
universal de concurso o de quiebra, solo utilizables en el supuesto de cesión judicial o abandono de sus bienes
por el deudor ante el juez a favor de una pluralidad de acreedores. Cabe por tanto acuerdo con un solo acreedor
o con varios de llevar a cabo la cesión. Solo que, si existen más acreedores, la cesión no puede ser realizada en
fraude de los mismos.
La mayor parte se pronuncia sobre la naturaleza jurídica de la cesión de bienes convencional, en el sentido
de que subyace un verdadero contrato de mandato. En tal sentido se ha producido reiteradamente la
jurisprudencia.
2.4 Diferencias Entre La Dación En Pago Y Cesión De Bienes Para Pago
La recurrente tendencia a limitar la distinción entre ambos conceptos se debe por un lado a inexistencia de
un marco normativo de naturaleza dispositiva que permita la resolución de litigios ante la imprevisión de
las partes, así como el interés de estas en distorsionar en el momento de conflicto lo acordado,
amparándose incluso en la similitud de palabras utilizadas en ambas figuras.
Este interés se responde a que, mientras que la dación transmite la titularidad del bien entregado al
acreedor, la cesión no, sólo atribuye la posesión de los bienes con un poder de carácter personal que
permite al acreedor efectuar la venta para cobrarse con su importe.
El TS dice que la dación en pago es un negocio pro soluto, mientras que la cesión de bienes es un negocio
pro solvendo.
La datio pro soluto es un acto por virtud del cual el deudor transmite bienes de su propiedad al acreedor a fin de que
este aplique el bien recibido a la extinción del crédito de que era titular.
El negocio pro solvento, carece de efectos liberatorios o extintivos hasta que se enajenen y liquiden los bienes, y con
su importe se pague a los acreedores de modo total o parcial, produciendo también la extinción total o parcialmente. Su
naturaleza jurídica es la de un mandato liquidatorio y de pago, que se ejecuta mediante el otorgamiento de un poder
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irrevocable, perfeccionándose la cesión con la entrega de los bienes y, repetimos, si no se ha pactado otra cosa el
obligado sólo se libera por el importe de los bienes liquidados, persistiendo su responsabilidad por la aparte de deuda
que queda sin cubrir.
3.- LA MORA DEL ACREEDOR: EL OFRECIMIENTO DE PAGO Y LA CONSIGNACIÓN
[05S/18S/19SR]
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
3.4 El Ofrecimiento De Pago Y La Constitución En Mora Del Acreedor
El ofrecimiento del pago, además de operar como presupuesto de la consignación, tiene virtualidad
propia, aunque no se vea seguido de la consignación. La mora del acreedor, lo convierte en acreedor
moroso, dada su conducta entorpecedora del devenir normal de la relación obligatoria. la constitución de
la mora del acreedor traerá consigo:
1. Que el retraso en el cumplimiento no hará nacer la mora del deudor.
2. Que, en caso de obligaciones pecuniarias, cesará la generación de intereses
3. Que en general, la imposibilidad sobrevenida de la prestación sin culpa del deudor operará en
perjuicio para el acreedor, quien, pese a no recibir la prestación, habrá de cumplir con las obligaciones
que tuviera para con el deudor
4. Que el acreedor constituido en mora deberá abonar todos los gastos derivados de la conservación
y custodia de la cosa debida. 1179 CC.
3.5 Supuestos De Consignación Directa
La regla general del previo ofrecimiento de pago decae en aquellos casos, que, por circunstancias, el
deudor no puede llegar ni siquiera a dirigirse al acreedor ofreciéndole la prestación debida. Conforme al
art. 1176.2 CC se dan estos casos:
1. El acreedor está ausente o incapacitado: sin que se haya producido una declaración judicial de
ausencia o incapacitación, pues en tal caso el pago debería hacerse directamente a sus legítimos
representantes, sino simplemente se trata de estar incapacitado para recibir el pago en el
momento en que deba hacerse.
2. Cuando varias personas pretenden tener derecho a cobrar y el deudor no sabe bien frente a
quién está obligado, permitiéndole en consecuencia proceder directamente a realizar la
consignación.
3. Que se haya extraviado el título de obligación, etc…
Los casos descritos en el art. 1176.2 son simples ejemplos, otros casos análogos se pueden incluir en este
supuesto. En cualquier caso, el art. 1176.2 dispone “la consignación por si sola producirá el mismo
efecto...”, que si hubiese visto precedida del ofrecimiento de pago.
3.6 Efectos De La Consignación [07F/07S/11S/14F1]
La aceptación de la consignación por el acreedor o la declaración judicial de estar bien hecha y extinguirá
la obligación y el deudor podrá pedir que se mande cancelar la obligación y la garantía en su caso.
Mientras esto no se produzca, el deudor podrá retirar la cosa o cantidad consignada, dejando subsistente
la obligación (art.1180).
Si la consignación es notarial, el Notario notificara a los interesados para que en el plazo de 10 días hábiles
acepten el pago, retiren la cosa debida o realicen las alegaciones que consideren oportunas. Si transcurrido
dicho plazo no procede el acreedor a retirarla, no realiza una alegación o se niega a recibirla, se procederá
a la devolución de lo consignado sin más trámites y se archivará el expediente. Cuando la consignación se
produzca (siendo idónea o procedente), todos los gastos generados deberán ser pagados por el acreedor
(art. 1179).
NOTA: en los exámenes anteriores referidos a este epígrafe, la pregunta exacta fue: REQUISITOS Y EFECTOS DE LA
CONSIGNACION. Se añaden aquí dichos requisitos de modo que, si vuelve a caer, quede completa la pregunta.
La consignación debe reunir los siguientes requisitos para producir los efectos que le son propios:
1. Debe ser anunciada previamente a las personas interesadas en el cumplimiento de la obligación, aunque no
será exigible en los supuestos de consignación directa.
2. La consignación debe ajustarse estrictamente a las disposiciones que regulan el pago. Es decir, ha de
respetar los principios de identidad, integridad e indivisibilidad del pago.
3. Una vez admitida judicialmente, posteriormente la consignación deberá notificarse también a los
interesados.
3.7 Prestaciones Susceptibles De Consignación
La actual redacción del art. 1178 CC dada por la LJV de 2015 habla de “poner a disposición” del juzgado
o del notario, en lugar de depositar las cosas debidas como figuraba en la redacción anterior.
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
Ello, sumado a que el art. 69 de la ley del Notariado (también modificado por la LJV) utiliza la expresión
“consignación de los bienes” hace que pueda concluirse que nada impide la consignación de bienes
inmuebles.
No obstante, es evidente la preeminencia de las consignaciones de efectivo, hasta el punto de que la
reglamentación reguladora de los pagos, depósitos y consignaciones judiciales solo se refieren a dinero y
a cheques o a metálico, efectos o valores.
Dos aspectos destacados de esta regulación, representada por el RD 467/2006 (y sucesivamente
modificada)
1. Cuando se reciba el depósito material de moneda metálica, billetes de banco, cheques o valores
realizables en las oficinas judiciales, el secretario judicial ordenará su ingreso en la Cuenta de
Depósito y Consignaciones ese mismo día o, de ser imposible, al día siguiente hábil.
2. El secretario judicial es el responsable directo y la única persona autorizada para disponer de
los fondos existentes en la cuenta de depósitos y consignaciones
3.8. Otras Formas Especiales De Pago
La Ley del Notariado modificada por la LJV, establece un procedimiento notarial de reclamación de deudas
dinerarias no contradichas, que permite al acreedor que pretenda el pago de una deuda dineraria de
naturaleza civil o mercantil, que sea líquida, determinada, vencida y exigible, solicitar del Notario que
requiera a éste de pago. La deuda habrá de desglosar principal, intereses aplicados.
Una vez realizado el requerimiento, si el deudor paga en el plazo establecido, el Notario cerrará el acta,
aunque si no hubiera confirmación expresa por el acreedor en el plazo previsto para el pago, quedará
abierta la vía judicial. Si el deudor formula oposición, se motivará haciéndolo constar por diligencia, lo que
pondrá fin a la actuación notarial. Si en el plazo establecido el deudor no compareciere o no alegare motivos
de oposición, el Notario dejará constancia de dicha circunstancia.
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3.2 Prueba Del Caso Fortuito Y De La Fuerza Mayor
Aunque por lo general acreditar la existencia del caso fortuito o la fuerza mayor resultará fácil, es evidente
que será el deudor que pretenda exonerarse del cumplimiento de la obligación quien haya de probar
el efectivo acaecimiento de circunstancias objetivamente insuperables a su capacidad de acción.
Así se deducía del 1.214 CC in fine, derogado por la LEC 2000 ahora arts 281 y ss (incumbe la prueba de
la extinción de las obligaciones "al que la opone"), el cual permitía una interpretación extensiva del art.
1183 CC "siempre que la cosa se hubiese perdido en poder del deudor, se presumirá que la pérdida ocurrió
por su culpa y no por caso fortuito, salvo prueba en contrario", que sería aplicable a las obligaciones no
solo de dar, sino a las de hacer y no hacer.
3.3 Mantenimiento De La Responsabilidad Del Deudor Pese A La Existencia De Caso
Fortuito O Fuerza Mayor
La regla general de exoneración del deudor o caso fortuito o fuerza mayor no es de carácter absoluto, no es
imperativa sino de carácter disponible. Según el art. 1.105 CC no será de aplicación:
A) En los casos expresamente mencionados en la Ley.
B) Cuando expresamente lo declare la obligación.
Así, puede distinguirse entre:
1) Responsabilidad por caso fortuito o fuerza mayor convencionalmente pactada. Es decir, cuando
expresamente lo declare la obligación. Parece acertado determinar que el art.1105 CC responde a la
existencia de un modelo contractual típico, el contrato de seguro, que bascula sobre el acaecimiento
de un riesgo que origine daño al asegurado.
2) Responsabilidad por caso fortuito o fuerza mayor legalmente determinada. Poco frecuentes, son
los casos expresamente mencionados por la Ley. (ej. la responsabilidad del comodatario incluso del
caso fortuito y de la fuerza mayor en determinados supuestos)
Sin embargo, se dan otras causas de responsabilidad del deudor que son independientes de la regla
general del 1.105, en las que la existencia de caso fortuito o de fuerza mayor se combina con una conducta
descuidada, culposa o morosa del deudor:
1. Cuando el obligado a entregar una cosa determinada (obligación específica) se constituye en mora o
se halla comprometido a entregar una misma cosa a dos o más personas, serán de su cuenta los casos
fortuitos hasta que se realice a entrega.
2. Cuando la prestación de hacer resulta legal o físicamente imposible y el deudor hubiese incurrido en
mora o culpa, y ello, pese a que no lo disponga así expresamente el art. 1184.
3. Cuando el gestor de negocios ajenos (1.888) acometa operaciones arriesgadas o posponga el interés
del dueño al suyo propio (1.891).
Finalmente, hay que reiterar la vigencia del genus nunquam perit, en virtud del cual, en las obligaciones
genéricas, el deudor no queda exonerado si se dan supuestos de caso fortuito o fuerza mayor salvo que
se haya llevado a cabo la concentración o especificación de común acuerdo con el acreedor, o bien ya se
haya cumplido o se haya entregado las cosas en el domicilio del deudor.
4. LA RESPONSABILIDAD DEL DEUDOR POR INCUMPLIMIENTO A ÉL IMPUTABLE
Como se ha visto, salvo la existencia de caso fortuito o fuerza mayor, el deudor será responsable de la
falta de cumplimiento (Art. 1.101 CC) dicho incumplimiento puede ser:
1. Por incurrir en dolo, negligencia o morosidad, o
2. Contravenir de cualquier modo el tenor de la obligación.
En sentido estricto, los únicos modos de contravenir la obligación por parte del deudor son la culpa
(negligencia), dolo (no querer cumplir) o mora (retrasarse en el cumplimiento). Legalmente no hay otros
modos de contravenir la obligación atendiendo a su causa genética. Por tanto, la expresión "de cualquier
modo" (de contravención) se refiere a los supuestos de cumplimiento impropio, defectuoso o inexacto, y
no a las causas que los han originado (culpa, dolo, mora).
De la interpretación extensiva del art. 1.183 CC se entiende que, en caso de falta de cumplimiento, se
presumirá que el incumplimiento tuvo lugar por culpa del deudor y no por caso fortuito.
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4.1 La Culpa O Negligencia
El art. 1.104.1 CC define la negligencia como "la omisión de aquella diligencia que exija la naturaleza
de la obligación y corresponda a las circunstancias de las personas, del tiempo y del lugar".
Nuestro CC propone en el art. 1.104.1 un sistema de culpa en concreto, donde la fijación del grado de
diligencia depende de la naturaleza y circunstancias concretas de la relación obligatoria.
En este sentido son múltiples las STS que delimitan el ámbito propio de la denominada lex artis ad hoc o
condiciones específicas a tener en cuenta en relación con el supuesto específico de que se trate, pues el
deudor común no puede asumir las mismas cargas de diligencia que los especialistas.
Sin embargo, dicho criterio resulta oscurecido por el art. 1.104.2 CC, al establecer que "cuando la
obligación no exprese la diligencia que ha de prestarse en su cumplimiento, se exigirá la que
correspondería a un buen padre de familia", volviendo así criterio básico del sistema de culpa en
abstracto, procedente del Derecho romano.
La oposición entre ambos criterios es evidente. Para algunos autores debe primar el criterio del buen padre
de familia en atención a razones históricas, a la general aceptación de dicho estándar en nuestro Código
Civil, y a que dicho canon es menos gravoso o riguroso para el deudor. En cambio, otros lo consideran
subsidiario, debiendo primar el sistema de culpa en concreto, opinión esta que coincide con la del profesor
Lasarte.
Para el CC qe la falta de diligencia es un dato de carácter objetivo que arroja un resultado lesivo
para el acreedor, (que se incumpla o se cumpla defectuosamente, por descuido, dejadez, falta de pericia,
etc) sin necesidad de que medie una voluntad deliberada de incumplir (como en el caso del dolo).
El CC presume (iuris tantum), la culpa del deudor en caso de incumplimiento, salvo que acredite
causas exoneradoras de la responsabilidad. En tal sentido dispone el 1.183 que "siempre que la cosa
se hubiese perdido en poder del deudor, se presumirá que la pérdida ocurrió por su culpa y no por caso
fortuito, salvo prueba en contrario, y sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 1096". Aunque está referido solo
a obligaciones de dar, resulta indiscutible su interpretación extensiva a las restantes obligaciones.
4.2 El Dolo O La Conducta Dolosa En El Cumplimiento De Las Obligaciones
El Código Civil no ofrece definición del dolo como conducta del deudor en el cumplimiento de las
obligaciones, pero ofrece las siguientes claves:
1) El dolo consiste en una actuación consciente y deliberada del deudor que, malévolamente
se resiste a cumplir. Se encuentra presidida por la mala fe o por la falta de buena fe (Art. 1.107).
2) No es necesario que el deudor tenga intención de dañar o causar mayores perjuicios al acreedor,
sino que basta con que el deudor, a sabiendas, infrinja el deber de cumplimiento que pesa sobre
él.
3) La actuación dolosa es considerada por el Ordenamiento jurídico de mayor gravedad que la
culposa. De ahí que el CC prohíba a los Tribunales moderar o mitigar la responsabilidad dimanante
del dolo y que además prohíba que el acreedor renuncie anticipadamente a exigir la responsabilidad
derivada del dolo, dejando claro su carácter imperativo.
Finalmente comentar que el Código Civil utiliza dos nociones diversas de dolo:
! Como vicio del consentimiento en la celebración del contrato (1.269).
! Como conducta del deudor reacio al cumplimiento o dolo causante del incumplimiento.
El alcance y significado de ambos es diferente en el ámbito del derecho patrimonial, pese a la común falta
de buena fe.
5. - LA MORA DEL DEUDOR [05F]
5.1. El Retraso En El Cumplimiento Y Los Presupuestos De La Mora
Se habla de mora del deudor, deudor moroso o moroso, cuando el cumplimiento de la obligación no tiene
lugar en el momento temporal prefijado, o lo que es lo mismo, mora es igual a retraso en el
cumplimiento.
En ocasiones, el simple retraso en el cumplimiento equivale a un incumplimiento total (casos de obligación
sometida a término esencial). Por tanto, solo tendrá sentido hablar de mora cuando el cumplimiento,
aunque tardío, resulte satisfactorio para el acreedor, al mismo tiempo que la falta de cumplimiento puntual
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sea imputable al deudor (Art. 1.105 CC).
La mora no es incompatible con la culpa o el dolo, es más, suelen ir asociadas. Pero si el retraso en el
cumplimiento ha sido originado por caso fortuito o fuerza mayor (no imputable al deudor) éste no puede
ser constituido en mora.
Atendiendo al dato objetivo de la prestación, sólo se puede hablar de mora en las obligaciones positivas,
exigibles, y en caso particular de las pecuniarias, debe tratarse de deudas líquidas según la jurisprudencia.
5.2 La Constitución En Mora: La Intimación O Interpelación [09F/10F/11F]
Para que el retraso (dato objetivo) se convierta en mora, es necesario que el acreedor exija al deudor,
judicial o extrajudicialmente, el cumplimiento de la obligación (Art. 1.100.1 CC). El acreedor ha de llevar
a cabo la intimación o interpelación al deudor para constituirlo en mora, pues si no lo hace, no puede hablarse
técnicamente de deudor moroso. La necesidad de interpelación es una manifestación del favor debitoris, ya
que si el acreedor no reclama se podría pensar que está concediendo una prórroga.
La carga de la prueba de la intimación recae sobre el acreedor. Por tanto, en los casos de interpelación
extrajudicial deberá preconstituirse o prepararse la prueba de la misma: mediante requerimiento notarial,
carta con acuse de recibo. En relación con la interpelación judicial, los intereses moratorios comienzan con
la interposición de la demanda.
5.3 Los Supuestos De La Mora Automática: En Particular, La Mora En Las Obligaciones
Recíprocas [06F]
La regla de que la generación de la mora requiere previa interpelación al deudor no es absoluta. El art.
1.100.2 dice que "no será, sin embargo, necesaria la intimación del acreedor para que la mora exista:
1) Cuando la obligación o la Ley lo declaren así expresamente.
2) Cuando de su naturaleza y circunstancias resulte que la designación de la época en que había de
entregarse la cosa o hacerse el servicio, fue motivo determinante para establecer la obligación".
La exclusión convencional de la necesidad de interpelación es muy frecuente en la práctica contractual,
basta indicar que el retraso en su ejecución dará lugar a la indemnización de daños y perjuicios sin
necesidad de reclamación. Asimismo, resulta absolutamente excepcional la exclusión legal de la misma
en el Código Civil, si bien, es la regla en las obligaciones mercantiles "en los contratos que tuvieren días
señalado para su cumplimiento" (art. 61.1 C Com) aunque no tenga carácter esencial.
En todos los supuestos arriba considerados la doctrina considera oportuno hablar de mora automática,
ya que su finalidad es resaltar que, inmediatamente, el mero retraso temporal en el cumplimiento equivale
a la constitución en mora del deudor.
En el caso de obligaciones bilaterales, el art. 1.100.3 CC dice que "En las obligaciones recíprocas ninguno
de los obligados incurre en mora si el otro no cumple o no se allana a cumplir debidamente lo que le
incumbe. Desde que uno de los obligados cumple su obligación, empieza la mora para el otro". El
cumplimiento por una de las partes sitúa a la otra parte inmediatamente en mora. Esto es válido siempre y
cuando las obligaciones, además de recíprocas, sean instantáneas.
5.4 Los Efectos De La Mora [09S/10F/13F2/14F2/15SR]
La distinción entre el mero retraso y la mora encuentra su causa en el diferente régimen normativo de la
falta de cumplimiento puntual o temporáneo en uno y otro caso.
A. El deudor moroso queda obligado a:
1) Cumplir la obligación y, además, indemnizar los daños y perjuicios causados al acreedor por
su retraso (culposo o doloso). Común a cualquier tipo de incumplimiento "quedan sujetos a la
indemnización de daños y perjuicios causados lo que en el cumplimiento de sus obligaciones
incurrieren en dolo, negligencia o morosidad y los que de cualquier modo contravinieran al tenor de
aquellas" (art.1.101 CC). Y conforme al art. 1.108 CC "si la obligación consistiere en el pago de una
cantidad de dinero, y el deudor incurriere en mora, la indemnización de daños y perjuicios, no
habiendo pacto en contrario, consistirá en el pago de los intereses convenidos, y a falta de convenio,
en el interés legal".
2) Responder por la falta de cumplimiento de la obligación incluso en los supuestos en que el
cumplimiento resulte imposible, con posterioridad al momento de constitución en mora, a
consecuencia de caso fortuito o de fuerza mayor (art.1.096.3 CC). A esta agravación de la
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responsabilidad del deudor moroso suele denominarse, perpetuatio obligationis.
B. Por el contrario, el deudor que se ha retrasado en el cumplimiento, pero no ha sido constituido en mora:
1) No habrá de indemnizar daños y perjuicios por el mero retraso.
2) No responde por incumplimiento en los supuestos de caso fortuito o fuerza mayor que provoque
la imposibilidad del cumplimiento.
5.5 Referencia a las moratorias
Cuando el acreedor concede un nuevo plazo de cumplimiento al deudor, la mora (común o automática)
queda absolutamente excluida de la relación obligatoria. Se denomina moratoria a esta prórroga del plazo
o término del cumplimiento que se concede. En atención a su origen:
1. Moratoria convencional: dimanantes de la autonomía privada. Las partes así lo establecen
2. Moratoria legal: que encuentran su base de existencia en disposiciones legislativas. Son menos
frecuentes, y suelen establecerse por ejemplo en Decreto Ley en caso de catástrofe.
6. LOS EFECTOS DEL INCUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES: LAS POSIBLES
REACCIONES DEL ACREEDOR FRENTE AL INCUMPLIMIENTO
La dificultad de sistematizar los diversos supuestos de incumplimiento, implica que también sea difícil
sistematizar la respuesta a las consecuencias del mismo. La reacción del acreedor frente al incumplimiento
del deudor depende en gran medida de la naturaleza y características propias de la relación obligatoria de
que se trate y de la posibilidad de reclamar el cumplimiento de la obligación en forma satisfactoria para el
acreedor.
Puede que al acreedor le compense resolver el contrato [extinción del contrato], o conseguir una
indemnización, o conseguir una rebaja en el contrato.
7. REACCIÓN DEL ACREEDOR Y EJECUCIÓN FORZOSA [05F]
Dado el incumplimiento, el acreedor reclamará judicialmente el cumplimiento o la resolución del contrato.
En caso de sentencia judicial estimatoria de las pretensiones del acreedor del cumplimiento de la obligación
o restitución de las prestaciones ya realizadas, además de la correspondiente indemnización por daños y
perjuicios, puede ocurrir:
a. Que el deudor se decida a cumplir conforme a lo ordenado por el Juez en el fallo (ejecución
voluntaria).
b. Que, pese a sentencia firme de condena, se niegue a cumplir, y acreedor se vea forzado a reclamar
de nuevo la intervención del Juez para ejecutar la sentencia (ejecución forzosa).
La ejecución forzosa constituye el último paso a dar por el acreedor para ver satisfecho su interés de cobrar.
La potestad de juzgar y ejecutar lo juzgado corresponde al Juez y los Tribunales (117. 3 CE).
La ejecución forzosa podrá tener lugar de forma específica o mediante el denominado cumplimiento in
natura y en forma genérica o mediante cumplimiento por equivalente pecuniario.
7.1 Ejecución Forzosa En Forma Específica O Cumplimiento In Natura
Consiste en obtener judicialmente la prestación tal y como quedó prefijada en el título constitutivo.
Dado que finalmente el acreedor consigue en tal caso el cumplimiento o ejecución de la prestación prevista,
se habla de cumplimiento in natura.
7.2 Ejecución Forzosa En Forma Genérica O Cumplimiento Por Equivalente Pecuniario
Se da cuando, ni siquiera judicialmente hay posibilidad de obtener el cumplimiento in natura. Se trata de
un puro resarcimiento pecuniario una vez que el Juez determine su montante (se podrán embargar bienes
de forma preventiva).
Se habla de cumplimiento por equivalente (pecuniario), ya que la suma de dinero fijada en sustitución
equivale (idealmente) al valor patrimonial de la prestación no ejecutada.
El Código Civil no lo contempla expresamente, aunque si se deduce del sistema procesal de la LEC cuerpo
legal que contiene las normas básicas de la ejecución forzosa y que se expresa en los mismos términos,
equivalente pecuniario.
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7.3 La Ejecución Forzosa En Forma Específica En El Código Civil
El Código Civil se refiere a la ejecución forzosa específica en diversos artículos. En todos los supuestos el
leitmotiv es: la prestación in natura podrá conseguirse, tramite la autoridad judicial, mediante su
ejecución por un tercero, siempre a expensas del deudor incumplidor (que asumirá su coste).
1. Obligación de dar: "cuando lo que deba entregarse sea una cosa determinada, el acreedor,
independientemente del derecho que le otorga el art. 1.101 CC, puede compeler al deudor a que realice
la entrega. Si la cosa fuere indeterminada o genérica, podrá pedir que se cumpla la obligación a
expensas del deudor". (art. 1096 CC, ratificado por normas procesales: art. 701 y 702 LEC 2000).
2. Obligación de hacer: "Si el obligado a hacer alguna cosa no la hiciere, se mandará ejecutar a su costa.
Esto mismo se observará si la hiciere contraviniendo al tenor de la obligación. Además podrá decretarse
que se deshaga lo mal hecho” (art. 1098 CC)(art. 706.1 LEC 200).
3. Obligación de no hacer: también podrá decretarse que se deshaga lo mal hecho "cuando la obligación
consista en no hacer y el deudor ejecutare lo que le había sido prohibido" (arts. 1099 y 1098.2). En
caso de que no pueda deshacerse, solo queda la reclamación pecuniaria, tal y como establece el 710.2
LEC 2000.
8. LA INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS Y PERJUICIOS [10S/13SR/17F2]
8.1 Noción General Y Ámbito De Aplicación
La indemnización de daños y perjuicios es siempre de carácter pecuniario. Consiste en la suma de dinero
que el deudor incumplidor ha de entregar al acreedor para resarcirle de los daños y perjuicios causados
por cualquier tipo de incumplimiento.
Art. 1101 «Quedan sometidos a la indemnización de daños y perjuicios causados los que en el
cumplimiento de sus obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los que de cualquier
modo contravinieren el tenor de aquellas.»
La indemnización de daños y perjuicios puede entrar en juego de forma accesoria y complementaria:
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8.4 Los Presupuestos De La Indemnización
La indemnización de daños y perjuicios propiamente dicha no se genera automáticamente por virtud del
incumplimiento contractual o del acto ilícito, sino que es necesario que se den los siguientes requisitos:
1. Que la actuación del deudor en la relación obligatoria de que se trate o las condiciones y
circunstancias de la misma (contrato o responsabilidad extracontractual) lo haga responsable del
incumplimiento contractual o del acto ilícito.
2. Que el acreedor pruebe o acredite la efectiva existencia de daños y perjuicios mediante algún medio
de prueba, descartándose las meras suposiciones, previsiones o hipótesis no probadas.
La necesidad de prueba asume gran importancia en relación con el lucro cesante, ya que el daño
emergente cabe identificarlo con el valor de la prestación debida. La determinación del lucro cesante es
muy compleja en la práctica. Y se trata de una cuestión fundamentalmente casuística, que depende en
gran medida de la apreciación del Tribunal o del Juez.
8.5 Alcance De La Indemnización: Deudor Culposo Y Doloso
El CC establece criterios muy generales, distinguiendo según sea deudor de buena fe/de mala fe (art. 1107
CC. La gravedad del dolo en relación con la culpa justifica el diferente ámbito y extensión del resarcimiento
en uno y otro caso. Las reglas generales son:
1. Deudor de buena fe o culposo: responderá de daños y perjuicios que se hubieran previsto o podido
prever al tiempo de constituir la obligación y que sean consecuencia necesaria de la falta de su
cumplimiento (art. 1107.1 CC).
2. Deudor de mala fe o doloso: Habrá de resolver de todos los daños y perjuicios que, conocidamente,
se deriven de la falta de cumplimiento de la obligación (Art. 1107.2 CC).
El deudor de mala fe debe afrontar cualquier consecuencia dañosa derivada de incumplimiento
deliberado/doloso siempre y cuando puedan probarse.
Por el contrario, el incumplimiento del deudor de buena fe debe conectarse con la idea de previsibilidad en
relación con la propia voluntad de los contratantes. Los daños previstos y los previsibles no pueden ser
entendidos como los previstos unilateralmente por el deudor al tiempo de contratar, sino los daños
contemplados en el contrato.
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se den además los siguientes presupuestos:
1) Imposibilidad sobrevenida de la prestación no imputable al deudor (cfra. 1101 y 1182 "sin culpa").
2) Imposibilidad sobrevenida de la prestación se produzca con anterioridad a la eventual constitución
en mora del deudor (cfr. 1182 in fine y 1096.3). El deudor moroso responde incluso del caso fortuito.
3) Que, en obligaciones de dar, la cosa sea específica o determinada. En estos casos, la pérdida
de la cosa ha de conllevar necesariamente la extinción de la obligación (por imposibilidad de
cumplimiento), siempre y cuando la pérdida no se debiere a dolo, culpa o mora del deudor. Si la
obligación fuese genérica, el deudor queda obligado a realizar la entrega mediante la consecución
de una cosa que se corresponda con la prestación debida, aunque haya de buscarla fuera de su
patrimonio.
4) Que la cosa no proceda de delito o falta. Es aplicable el art. 1185 CC "cuando la deuda de cosa
cierta y determinada procediere de delito o falta, no se eximirá el deudor del pago de precio,
cualquiera que hubiese sido el motivo de la pérdida, a menos que, ofrecida por él la cosa al que la
debía recibir, éste se hubiese, sin razón, negado a aceptarla". Establece la agravación de la
responsabilidad del deudor, atendiendo a la ilegitimidad de fondo del supuesto de hecho.
3. LA CONDONACIÓN O REMISIÓN DE LA DEUDA
3.1. Idea Inicial
En los art. 870 CC y siguientes, se refiere el Código Civil a la posibilidad de que testador libere de obligación
a una persona, esto se llama "legado de perdón o liberación de una deuda".
Posteriormente, en el art. 1187 CC y siguientes regula con cierto detalle "la condonación de la deuda",
noción que el Código Civil da por supuesta. La tradición histórica y algunos datos normativos (aplicación
de las reglas de la donación), permiten afirmar que condonar equivale a perdonar una deuda o renunciar
a exigirla, ya se haga:
1. Mortis causa, caso en el que se habla de legado de perdón o,
2. Inter vivos, condonación o remisión, propiamente dicha.
3.2. Unilateralidad O Bilateralidad De La Condonación De La Deuda
Inicialmente, puede determinarse que la condonación de la deuda depende en exclusiva de la iniciativa del
acreedor, de ahí que se afirme que la condonación es la renuncia unilateral del acreedor al ejercicio
del derecho de crédito, aún en el caso de que la condonación de la deuda se plasme en un contrato ad
hoc.
No obstante, puede darse la eventual de resistencia del deudor a aceptar la condonación, lo cual hace que
no baste la voluntad del acreedor para dar por extinguida la relación obligatoria. Si no se puede obligar a
nadie a aceptar una donación (nolenti non fit donatio), tampoco se puede obligar al deudor a liberarse de
la obligación. De hecho, incluso puede consignar, extinguiendo la obligación por pago y no por condonación
del acreedor.
Consiguientemente, la condonación se caracteriza por su bilateralidad, aunque a veces dicho carácter
quede en la sombra por el consentimiento del deudor en vez de aceptar expresamente. En consecuencia,
la voluntad remisiva del acreedor ha de verse acompañada de la aceptación (o al menos, falta de
oposición) del deudor. Por lo tanto, hablar de unilateralidad tiene poco sentido, a no ser que se pretenda
indicar que la condonación sólo puede generarse a iniciativa del acreedor.
3.3 Régimen Normativo Básico
A) Límites de la condonación: La condonación se configura como un acto a título gratuito, sin
contraprestación alguna por parte del deudor. El segundo párrafo del art. 1187 establece que toda
condonación "estará sometida a los preceptos que rigen las donaciones inoficiosas" donaciones estas,
recogidas en el art. 636, que establece que nadie podrá condonar "más de lo que pueda dar por
testamento" siendo inoficiosa la condonación "en todo lo que exceda de esta medida".
En consecuencia, el primer límite viene representado por los derechos de los legitimarios. De otra parte,
el acreedor podrá condonar solamente los derechos que sean renunciables por no contrariar el orden
público ni perjudicar a terceros.
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ésta última deducible de cualquier actuación o hecho concluyente del acreedor. Pero en el caso de la
expresa, "deberá ajustarse a las formas de la donación" (art. 1187.2 in fine) siendo aplicables el 632 y
633 CC.
Considera además el Código Civil casos de condonación presunta:
■ Art. 1181.1 CC: "La entrega del documento privado justificativo de un crédito, hecha
voluntariamente por el acreedor al deudor, implica la renuncia de la acción que el primero tenía
contra el segundo", presunción reforzada por una segunda iuris tantum del 1.189 "siempre que
el documento privado de donde resulte la deuda se hallare en poder del deudor, se presumirá
que el acreedor lo entregó voluntariamente, a no ser que se pruebe lo contrario".
■ Art. 1191 CC: "se presumirá remitida la obligación accesoria de prenda, cuando la cosa pignorada,
después de entregada al acreedor, se hallare en poder del deudor".
Atendiendo al alcance, también se puede hablar condonación total o parcial.
C) Efectos de la condonación: El efecto fundamental es la extinción de la obligación a consecuencia de la
renuncia al ejercicio del derecho de crédito que ostenta el acreedor. En caso de condonación parcial, la
relación obligatoria subsiste con el alcance, extensión y contenido que se derive de aquella.
Especial interés el caso de la relación con obligaciones principales y accesorias, expresamente contemplado
en el art.1190 CC "la condonación de la obligación principal extingue las accesorias, mientras que la
condonación de éstas dejará subsistente la primera". Aplicación de la regla general "lo accesorio sigue a lo
principal". Por ejemplo, la renuncia a los intereses no implica la remisión del principal.
4. - LA CONFUSIÓN [09F/12F2/13F1]
4.1 Noción General Y Supuestos
Se dará la extinción de la obligación a causa "de confusión de los derechos" cuando " se reúnan en una
misma persona los conceptos de acreedor y deudor" (Art. 1192 CC). El Código Civil declara, ipso iure o
automáticamente, extinguida la obligación, herencia de nuestro derecho histórico y del Derecho romano de
la imposibilidad de coexistencia en una misma persona de cualidades opuestas.
Puede darse en circunstancias muy diversas, ya sea Inter vivos (ejemplo de sociedad que compra una fábrica
con la que tenía relaciones comerciales) o Mortis causa: frecuentes casos por deber los herederos al causante
y viceversa.
4.2 Régimen Jurídico Básico [07S/08F]
1. No se dará confusión en caso de patrimonios separados por disposición legal, aunque acreedor y
deudor sean la misma persona. De ahí que el art. 1192.2 establezca que la confusión no tendrá
consecuencias extintivas en caso de herencia, cuando ésta haya sido aceptada a beneficio de inventario.
2. En caso de que existan obligaciones accesorias, la extinción de la obligación principal por confusión
conlleva la extinción de aquéllas, y no al revés. 1193 CC.
3. En el supuesto de existir pluralidad de sujetos acreedores y/o deudores y producirse la confusión parcial,
deberán aplicarse las reglas propias de las obligaciones mancomunadas y solidarias.
a. El art. 1194 CC puede inducir a error, ya que dispone que "la confusión no extingue la deuda
mancomunada sino en la porción correspondiente al acreedor o deudor en quien concurran los dos
conceptos". Hay que señalar que se refiere exclusivamente a mancomunadas y representa la
aplicación concreta para la confusión de lo que con criterio general dispone el art. 1138 CC, es decir,
la fragmentación o división de dicho tipo de obligaciones.
b. Como regla especial, (aunque el Código Civil no lo recoja), en el caso de obligaciones solidarias se
aplica la regla establecida en el art.1143 CC, conforme a la cual, se produce la extinción de la relación
obligatoria en su conjunto, aunque ello no obsta a las consecuentes relaciones internas entre los
acreedores o deudores solidarios.
5. - LA COMPENSACIÓN [CONCEPTO Y REQUISITOS 05F/06S/12S1/16S1/16SR/18F1/19S]*
5.1 Ideas Generales: Concepto *
El término compensación tiene carácter polisémico; coloquialmente equivale a nivelar o igualar el efecto de
una cosa con el efecto de otra cosa contraria. Jurídicamente compensar tiene el significado de indemnizar.
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Sin embargo, en Derecho privado tiene significación propia: la total o parcial extinción de dos deudas
homogéneas cuando sus titulares sean mutua y recíprocamente acreedor y deudor. En la práctica tiene
importante aplicación cotidiana en operaciones comerciales y en particular en las bancarias.
La doctrina y jurisprudencia describen la compensación como pago abreviado, lo que pone de relieve su
fundamento: evitar el doble pago. De este modo, cuando dos personas están vinculadas por dos o más
relaciones obligatorias, para evitar el doble pago, se considera que, en la cantidad o valor concurrente,
quedan extinguidas las obligaciones por el respectivo acreedor.
Junto a la evitación del doble pago, algunos autores destacan una cierta "función de garantía", para los
titulares de créditos y deudas recíprocas, por la posible diferencia en la diligencia entre unos y otros (por
ejemplo, que uno pague y el otro retrase el pago).
Estas ideas inspiran los art. 1156,1202 y 1195 CC, conforme a los cuales la compensación extingue las
dos deudas u obligaciones “cuando dos personas por derecho propio sean recíprocamente
acreedoras y deudoras la una de la otra”.
5.2 Requisitos* De La Compensación (Art. 1.196 CC)
1. "Que cada uno de los obligados lo esté principalmente, y sea a la vez acreedor principal del otro".
Necesidad de reciprocidad entre una y otra persona en las condiciones del acreedor y deudor, que
ambas posiciones se asuman "por derecho propio" (art. 1195 CC) o "principalmente" (art. 1196 CC). Se
excluye la compensación en caso de deudores subsidiarios (art. 1197 CC) o en supuestos de
representación.
2. "Que ambas deudas consistan en una cantidad de dinero, o, siendo fungibles las cosas debidas,
sean de la misma especie y también de la misma calidad, si ésta se hubiese designado"
3. "Que las dos deudas estén vencidas"
4. "Que sean líquidas y exigibles".
5. "Que sobre ninguna de ellas haya retención o contienda promovida por terceras personas y
notificada oportunamente al deudor".
Como excepción, el Código Civil prohíbe la compensación en dos supuestos (art. 1200 CC):
1. "Cuando alguna de las deudas proviniere de depósito o de las obligaciones del depositario o
comodatario.”
2. En el caso de la obligación de alimentos a título gratuito.
5.3 Efecto De La Compensación
El efecto de la compensación es la extinción o liquidación de las deudas recíprocamente homogéneas
en la cantidad concurrente, aunque no tengan conocimiento de ella los acreedores y deudores (art. 1202
CC).
Cantidad concurrente es el montante mínimo de cosas fungibles homogéneas o cifra dineraria de las
deudas. Puede haber compensación total (cantidades coinciden exactamente) o parcial (se extingue el
crédito menor y persiste el mayor por la diferencia resultante).
La compensación tiene carácter automático, ipso iure; es decir, que si se dan las circunstancias exigidas
tiene lugar de forma inmediata, con independencia de la voluntad de los sujetos de las obligaciones, aunque
al menos uno de los interesados habrá de alegarla.
Se deduce que la compensación tiene eficacia retroactiva y que, antes o después, ha de considerarse el
momento temporal en que se producen los requisitos del art. 1196 CC y la extinción ope legis. (cierta doctrina
que considera que el carácter renunciable de la facultad de compensar, la necesaria alegación por el interesado y la
imposibilidad de ser apreciada de oficio pro los Tribunales implican de alguna manera su imposibilidad de ser
automática).
No obstante, la jurisprudencia parece decantarse por la eficacia automática per se, sin requerir
declaración o actuación complementaria de alguna de las partes, que es lo único que afirma el art. 1202
CC.
5.4 Aplicación De Las Reglas De Imputación Del Pago
Art. 1201 CC: "Si una persona tuviere contra si varias deudas compensables, se observará en el orden de
la compensación lo dispuesto respecto a la imputación del pago".
El fundamento para la aplicación de las normas sobre la imputación del pago (art. 1172 CC y siguientes)
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está en la relativa asimilación entre el pago propiamente dicho y el fenómeno de la compensación.
No obstante, no resulta claro que todos los criterios sean aplicables a los casos de compensación por
inadecuados. Son adecuados el art. 1173 y 1174 pero no el art 1.172 (imputación por el deudor o
aceptación de recibo emitido por el acreedor).
5.5 La Pretendida Compensación Voluntaria O Convencional Y Compensación Judicial
La compensación hasta ahora vista es la única y verdadera compensación en nuestro sistema patrimonial,
que debe considerarse compensación legal. Además de ella, puede distinguirse entre:
A) La compensación voluntaria o convencional: Se habla de ella cuando tiene lugar la extinción de dos
obligaciones recíprocas a consecuencia del acuerdo de las partes, pese a no darse los requisitos del
art. 1.196 CC, al faltar, sobre todo, la nota de homogeneidad. En rigor, la mayor parte de ellos no
constituyen propiamente una compensación, sino que son verdaderos contratos que tienen por objeto
no exigirse las respectivas prestaciones. No obstante, la primacía de la autonomía privada autoriza y
legítima tales pactos, considerados incluso por la jurisprudencia.
B) La compensación judicial: Admitida sin reservas por el TS. Es la establecida por sentencia, completa
los requisitos que sin ella no se daban para que entrase en juego la legal, carece de efectos retroactivos,
no puede producir daño a resto de acreedores.
6. - LA NOVACIÓN
6.1 En General: Novación Extintiva Y Novación Modificativa
La novación es considerada por el art. 1.156 como otra causa de extinción de las obligaciones. En su
acepción clásica la novación supone la extinción de una obligación y su sustitución por otra nueva.
En parecidos términos, el Código Civil contemplo la figura ofreciendo un doble concepto:
1. La novación extintiva. En algunos artículos da a entender que la novación conlleva
necesariamente la extinción de la obligación, generándose una nueva. En tal sentido el art.
1156 CC afirma que las obligaciones se extinguen por la novación. También lo refiere así el art.
1207 CC "cuando la obligación principal se extingue por efecto de la novación..."
2. La novación modificativa. La alteración de la obligación preexistente no supone
necesariamente su extinción, sino que solo ocasionará su modificación. El art. 1203 CC "las
obligaciones pueden modificarse...”, el art. 1204 CC "para que una obligación quede extinguida
por otra que la sustituya, es preciso que así se declare terminantemente, o que la antigua y la
nueva sean de todo punto incompatibles".
Esta dualidad entre extinción y modificación responde a razones históricas, en derecho romano se hablaba
de extinción, pero en nuestros tiempos la modificación es cada vez más importante.
6.2 Alcance De La Novación Extintiva
La novación extintiva puede recaer sobre aspectos subjetivos u objetivos de la relación obligatoria.
1. Se habla de novación subjetiva cuando se produce la sustitución del acreedor/deudor por otra
persona diferente con intención claramente novatoria. Tiene escasísima aplicación práctica, siendo
más frecuente acudir a esquemas de la novación modificativa: cesión de créditos y transmisión de
deudas, que se estudiarán más adelante.
2. La novación objetiva puede afectar tanto al propio objeto de la relación obligatoria cuando a los demás
aspectos que no incidan sobre las personas del acreedor/deudor. El art. 1203.1 CC afirma que se lleva
a cabo "variando su objeto o sus condiciones principales". El término “condiciones” no se está utilizando
en sentido técnico, sino de forma figurada o impropia: pactos o estipulaciones que conforme a la
voluntad de las partes constituyen extremos fundamentales o principales de la relación.
6.3 Requisitos De La Novación Extintiva
1. Que la voluntad o intención novatoria de los sujetos de la obligación (animus novandi) no deje
lugar a dudas. Lo formula el art. 1204 CC: "para que una obligación quede extinguida por otra que la
sustituya, es preciso que así lo declare terminantemente, o que la antigua y la nueva sean de todo punto
incompatibles". La voluntad novatoria ha de ser indudable:
" Bien porque sea expresa,
" Bien porque tácitamente se llega al mismo resultado en base a la imposibilidad de conciliar la nueva
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relación obligatoria con la primitiva.
2. La voluntad ha de ser común a ambos sujetos de la obligación: supone acuerdo y capacidad
contractual de ambas partes.
3. Que la obligación primitiva sea válida. De conformidad con el art. 1208 CC: "la novación es nula si lo
fuere también la obligación primitiva, salvo que la causa de nulidad solo pueda ser invocada por el deudor,
o que la ratificación convalide los actos nulos en su origen". Esto es algo confuso:
a. Si la obligación primitiva es nula, la novación será nula también
b. Si la obligación primitiva es anulable y el deudor permite la novación, está será válida.
6.4 Efectos de la novación extintiva
El efecto fundamental será la extinción de la obligación primitiva u originaria.
En el caso de obligaciones compuestas, la extinción de la principal acarrea a desaparición de las
accesorias de forma automática:
1. Todo esto es aplicable en las relaciones inter-partes, es decir, entre los sujetos de la obligación.
2. En caso de haber un tercero implicado en la relación obligatoria a causa de haber asumido alguna
obligación accesoria, el efecto extintivo de la obligación principal no conlleva necesariamente la
extinción de la accesoria. Por ello el art. 1207 CC indica "podrán subsistir las obligaciones
accesorias en cuanto aprovechen a terceros que no hubiesen prestado su consentimiento". Es
decir, la obligación accesoria:
1. Subsistirá si su pervivencia aprovecha o beneficia al tercero
2. Se entenderá extinguida si resulta perjudicial para el tercero.
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3.3. Régimen Normativo De La Cesión De Crédito
La sustitución del acreedor ordinario (cedente) por el nuevo acreedor (cesionario) y la permanencia del
mismo deudor (al que a veces se le denomina deudor cedido) plantean una serie de cuestiones que es
preciso diseccionar.
3.4 Relación Entre Cedente Y Cesionario
Salvo los supuestos de intransmisibilidad, el acreedor puede libremente disponer de su derecho a favor del
cesionario. Por tanto, la validez de la cesión depende únicamente de que cedente y cesionario lleven a
cabo un negocio cualquiera.
La cesión de crédito es un negocio de disposición, bilateral, cuyos sujetos son el antiguo acreedor cedente,
y el nuevo cesionario. Solo es necesario el consentimiento de ambos, pero no el del deudor cedido, al que
solo debe notificarse la cesión para impedir su eventual liberación con el pago al acreedor cedente.
El contrato o negocio de cesión puede realizarse eficazmente conforme al principio de libertad de forma
contractual, aunque hay que precisar numerosas excepciones:
• Los que requieren especiales requisitos de forma: títulos, valores.
• Los que requieren escritura pública: hipotecarios.
• Los que requieren la inscripción en Registro de la Propiedad (art. 1.280 CC).
3.5 Conocimiento De La Cesión Por El Deudor: Relación Entre Deudor Y Cesionario
Aunque la cesión de crédito sea válida y eficaz con el mero consentimiento del cedente y cesionario, el
deudor no puede considerarse vinculado al cesionario más que cuando llega a tener conocimiento de la
cesión de crédito. Por ello, el art. 1527 CC dispone que “el deudor que antes de tener conocimiento de la
cesión satisfaga al acreedor (cedente) quedará libre de la obligación”.
Pese a que la ratio legis del art. 1.527 CC no consiste en establecer los requisitos de la válida cesión, sino
el carácter liberatorio del pago por el deudor, es evidente que al cesionario le conviene poner en
conocimiento del deudor la cesión realizada lo antes posible. En la práctica, lo más frecuente es
documentar la cesión con intervención del deudor, evitándose el eventual pago indebido al acreedor
cedente.
Al cesionario también le interesa que el deudor, una vez conocida, acepte la cesión, ya que el mero
conocimiento de la misma no excluye que el deudor pueda oponer al cesionario, llegando el momento de
cumplimiento, la compensación que le correspondía contra el cedente. Así se desprende del artículo
integrado en sede de compensación, el 1.198, según el cual el deudor puede enfrentarse a la cesión en
diferentes situaciones:
1. No la haya conocido: podrá oponer al cesionario la compensación de los créditos que tuviera
frente al cedente con anterioridad a la cesión e incluso los posteriores hasta que hubiese tenido
conocimiento de la misma (1.198.3 CC)
2. La haya conocido, pero se haya opuesto a ella: solo podrá oponer al cesionario la compensación
de los créditos que tuviera frente al cedente con anterioridad al conocimiento de la cesión (Art.
1198.2 CC) siendo inoponible los posteriores.
3. La haya consentido: el deudor cedido no podrá oponer al cesionario compensación de crédito
alguno que tuviera frente al cedente (1.198.1)
Ha de llegarse a la conclusión de que el conocimiento por el deudor cedido del acto o negocio de cesión es
determinante respecto de la posición a asumir por el deudor en relación con el cesionario.
3.6 La Responsabilidad Del Cedente Frente Al Cesionario [08S]
Los art. 1529 y 1530 CC, son aplicables solo y exclusivamente a la cesión de carácter oneroso. Por el
contrario, en los casos de cesión gratuita se aplica el art. 638 CC, entendiéndose que el donante-cedente
(o cedente a título gratuito), no incurre en responsabilidad aun cuando el crédito no fuera susceptible de
cobro, ni se diese la solvencia del deudor (bonita nominis), ni siquiera, la existencia y validez del crédito.
Para determinar la responsabilidad del cedente a título oneroso, distingue el art. 1529 CC:
1. El cedente de mala fe, quien transmite conscientemente un crédito que sabe prescrito, o conoce
la próxima suspensión de pagos del deudor o se apresura a enajenar los créditos que tiene
contra él responderá siempre del pago de todos los gastos que haya realizado el cesionario y
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de los daños y perjuicios que la falta de cumplimiento del deudor (incluida su insolvencia) le haya
ocasionado (1529.3).
2. Por el contrario, el cedente de buena fe solo responderá de la existencia y legitimidad del crédito
al tiempo de la venta o cesión, pero no de la solvencia del deudor (1.529.1).
3. No obstante, la responsabilidad puede verse:
a. Atenuada, cuando cede el crédito como dudoso (o de dudoso cobro). En tal caso, no habrá
de responder ni siquiera de la existencia y legitimidad del crédito.
b. Agravada: respondiendo incluso de la solvencia del deudor cuando:
1. Tal agravación se haya pactado expresamente (durante un plazo que, tendencialmente
durará un año, contado desde la cesión del crédito, si estaba ya vencido el plazo, o partir
del vencimiento en otro caso: art. 1530 CC)
2. La insolvencia del deudor fuese anterior a la cesión del crédito y pública.
Pero pese a esa agravación de responsabilidad del cedente de buena fe, ésta quedará limitada al precio
recibido y a los gastos realizados por el cesionario (1529.2 y 1518), sin tener que responder de daños y
perjuicios soportados por el cesionario como hace el cedente de mala fe.
3.7 Efectos De La Cesión
Dado que la cesión de crédito es generalmente una simple novación modificativa de la obligación
preexistente, ésta subsiste conforme a su estado anterior: el cesionario en la misma posición en que se
encontraba el cedente, con las mismas garantías y derechos accesorios inherentes al crédito originario
1528 CC. “la venta o cesión de un crédito comprende la de todos los derechos accesorios, como la fianza,
hipoteca, prenda o privilegio”.
El Código Civil no se refiere en ningún momento al valor o importe nominal del crédito cedido. El
cesionario puede reclamar el importe íntegro del crédito, aunque lo haya adquirido a título oneroso por un
precio menor (art. 1535 CC, que establece una regla diferente, precisamente la contraria, para el caso de
cesión de crédito litigioso, por razones de orden público económico: evitar el enriquecimiento o la
especulación sobre la base de los créditos sub iudice).
4.- LA SUBROGACIÓN DEL CRÉDITO Y EL PAGO CON SUBROGACIÓN
4.1 En General
Subrogarse significa suceder a otra persona en una determinada situación jurídica (o a otra cosa, en el
caso de la subrogación real). Como hemos visto, en ocasiones, el pago del tercero comporta la subrogación
del solvens en la posición del acreedor.
En ciertos casos, el solvens que paga o satisface al acreedor sucede a éste en su posición jurídica, pasando
aquél a detentar la titularidad del crédito y sus accesorios. Pero el efecto subrogatorio no es
consecuencia automática del pago realizado por persona distinta al deudor.
En nuestro Código Civil, la subrogación por pago puede encontrar su origen en el convenio de partes o en
una disposición legal.
4.2 Subrogación Convencional [10S]
Existe subrogación convencional en aquellos supuestos de pago del tercero conocido por el deudor en los
que, además, el solvens y el acreedor llegan a tal acuerdo; para ello se requiere:
1. Que se establezca con claridad (la subrogación de un tercero en los derechos del acreedor no
puede presumirse fuera de los casos expresamente mencionados en este Código». Para el CC
español tiene un cierto valor secundario y lo admite porque de no hacerlo atentaría contra la
autonomía privada y contra la admisibilidad general de cesión de créditos.
2. Que el solvens haya realizado el cumplimiento de la obligación con conocimiento del deudor
CC 1158 y 1159, pues si la situación en que se encuentra el deudor no es exactamente ésa, las
consecuencias serán diferentes a la subrogación convencional:
• El pago realizado por sí mismo no es suficiente para que se produzca el efecto subrogatorio, pues
en caso de ignorancia u oposición del deudor no hay subrogación, sino derecho al reintegro o
reembolso.
• Si el deudor, no sólo conoce, sino que también consiente el pago del solvens, éste tendrá derecho
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a la subrogación legal por aplicación del art. 1.210.2.
4.3 Subrogación Legal: Los Supuestos Del Artículo 1210. [07F/09F/11F]
El art. 1210 CC contempla los supuestos generales de subrogación legal por pago. Dispone que: “Se
presumirá que hay subrogación:
1. Cuando un acreedor pague a otro acreedor preferente. Un ejemplo claro sería el pago del segundo
acreedor hipotecario al titular de la primera hipoteca para evitar la ejecución y que el bien salga a subasta. En
este caso, el acreedor que se subroga que coloca en el lugar del accipiens.
2. Cuando un tercero, no interesado en la obligación, pague con aprobación expresa o tácita
del deudor.
3. Cuando pague el que tenga interés en el cumplimiento de la obligación, salvo los efectos de la
confusión en cuanto a la porción que le corresponda. Un ejemplo típico puede ser el pago realizado por
el avalista.
La doctrina mantiene que dicho artículo contiene meras presunciones iuris tantum de subrogación y una
inversión de la carga de la prueba, pero no un efecto subrogatorio ex lege; tesis esta que debe imponerse
a juicio de Lasarte, para el que, los supuestos contemplados en el art. 1210 CC son supuestos de
subrogación legal, aunque no tiene carácter imperativo. La ley presume la subrogación, y es necesario
que, para que no se produzca, expresamente se haya pactado así.
4.4 El Caso Particular Del Art 1211
Art. 1.211: “El deudor podrá hacer la subrogación sin consentimiento del acreedor, cuando para pagar la
deuda haya tomado prestado el dinero por escritura pública, haciendo constar su propósito en ella, y
expresamente en la carta de pago la procedencia de la cantidad pagada”. El nuevo prestamista se subroga
en la posición que ocupaba el acreedor originario (antigüedad crédito, garantías, etc.). Basta la voluntad
del deudor, siendo intrascendente el consentimiento del acreedor (y aún su oposición al pago, o negativa a
la subrogación).
4.5 Efectos Del Pago Con Subrogación
Las consecuencias inherentes a la subrogación son las mismas que en la cesión de créditos: mantenimiento
del crédito tal y como se encontraba en el patrimonio del deudor. Esto es explicita en el art. 1212 CC: “la
subrogación transfiere al subrogado el crédito con los derechos a él anexos, ya contra el deudor, ya contra
terceros, sean fiadores o poseedores de las hipotecas”. Las facultades de carácter accesorios siguen la
suerte de la principal, como en la cesión de créditos.
El efecto traslativo del crédito debe suponer la transferencia por el mismo importe nominal. No obstante,
algunos autores proponen que, en el caso de que el solvens haya obtenido el crédito mediante pago de
cantidad inferior, la transmisión debería entenderse limitada a la cantidad efectivamente pagada (solución
de la compilación navarra). Esta tesis tiene difícil acomodo en nuestro Código Civil.
La íntegra transmisión del crédito supone su previo pago total. Cabe que el acreedor acepte pago parcial
que originará subrogación parcial (art. 1.213).
5. - LOS CAMBIOS DE DEUDOR: LA TRANSMISIÓN DE DEUDAS
5.1 Noción General Y Planteamiento
Es el fenómeno contrapuesto al de la transmisión de crédito, sin que se extinga la relación obligatoria
originaria, puesto que el nuevo deudor ocupará la posición detentada por el deudor primitivo.
Su carácter, no obstante, es de mayor complejidad, ya que al acreedor no le será indiferente la capacidad
de cumplimiento y la solvencia del nuevo deudor. En materia de transmisión de deudas, es fundamental
que la sustitución del deudor originario se realice con el consentimiento del acreedor, para que aquél
quede liberado del cumplimiento de la obligación. Art 1205 CC, la sustitución de “un nuevo deudor en lugar
del primitivo, puede hacerse sin el conocimiento de éste, pero no sin el consentimiento del acreedor”.
La mayoría considera que el Código Civil parte de la base de que, la verdadera transmisión de deudas (o
asunción de deudas) consiste en la liberación del deudor primitivo y la aparición de uno nuevo. De ahí que
el art. 1206 CC afirma que “la insolvencia del nuevo deudor, que hubiese sido aceptado por el acreedor, no
hará revivir la acción de éste contra el deudor primitivo”.
Conviene diferenciarla de aquellos supuestos en los que, sin quedar liberado el primitivo deudor, un nuevo
asume también y justamente con el primitivo, la deuda, en la que el deudor nuevo se introduce en la
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obligación para colocarse como deudor solidario, sin producir efectos liberatorios
Lasarte sigue la tesis mayoritaria que es la reiteradamente expresada por la jurisprudencia desde mediados
XX. Es decir, el cambio de deudor en nuestro Código Civil se construye como una novación, que no tiene
por qué ser extintiva, por lo que del contrato de asunción de deuda puede resultar una asunción liberatoria
(del antiguo) o bien una asunción cumulativa (vinculación de ambos deudores).
5.2 Formas De La Transmisión De Deuda
Suele afirmarse por la doctrina y la jurisprudencia que el cambio de deudor propiamente dicho puede llevarse
a cabo (contrato de asunción de deuda aparte) mediante:
Expromisión: consiste en un pacto o acuerdo entre el acreedor y un tercero, nuevo deudor, que se sitúa
como sujeto pasivo de la relación obligatoria, liberando de la obligación correspondiente al deudor primitivo.
Presupone por principio el consentimiento del acreedor, siendo intrascendente el conocimiento del deudor
primitivo 1205 CC
Delegación: el cambio de deudor tiene lugar a consecuencia de un acuerdo entre el deudor primitivo y el
nuevo deudor, que se coloca en posición de sujeto pasivo de la relación obligatoria, liberando de la misma al
deudor originario. Requiere el consentimiento del acreedor, si bien el consentimiento puede prestarse de
forma expresa, tácita, a posteriori, etc…
5.3 Efectos De La Transmisión De Deuda
Los efectos de la transmisión de la deuda dependen de la opción por la que se pronuncien las partes de la
relación obligatoria y por el entendimiento que de ella haga el intérprete (en último término, el Juez). Dada la
frecuencia de casos, se admite que el cambio del deudor puede plantearse como una novación modificativa,
lo que no excluye casos en los que se produce verdadera novación: sustitución de una obligación por otra
nueva a causa del cambio de deudor.
Aún en el caso de novación modificativa por cambio de deudor, la conservación de las garantías y
obligaciones accesorias no constituye la regla general. Del art 1.207 CC se deduce que las garantías y
accesorios de la obligación principal, pese a la continuidad de la relación obligatoria, se extinguirán a
consecuencia del cambio de deudor, en contra de cuanto ocurre en la cesión de créditos: «Sólo podrán
subsistir las obligaciones accesorias en cuanto aprovechen a terceros que no hubiesen prestado su
consentimiento a la transmisión de la deuda». El art. 1207 CC. Distingue entre:
• Obligaciones accesorias que hayan sido comprometidas por terceros: perviven si los terceros
consienten.
• Obligaciones accesorias que pesan sobre el propio deudor: salvo pacto en contrario, deben
considerarse mantenidas en la obligación renovada.
6.- LA CESIÓN DEL CONTRATO [17F1]
Además del crédito aisladamente considerado, puede ser objeto de transmisión la posición contractual que
ocupe una persona en un contrato determinado.
La cesión del contrato es muy frecuente en la práctica comercial en nuestros días. El CC sin embargo, no
le dedica ninguna norma, no obstante, resulta plenamente admisible por la doctrina y por el art. 1255 CC.
Se requiere:
1. Que sean contratos bilaterales cuyas prestaciones recíprocas no hayan sido totalmente ejecutadas.
2. Que la otra parte del contrato (contratante cedido) acceda o consienta la cesión. Exigencia lógica,
ya que nadie está obligado a contratar una persona diferente a aquella con quien lo hizo.
Como regla general, la cesión del contrato conlleva la liberación o desvinculación del cedente. No obstante,
cabe pacto en contrario, y en la práctica no es extraño que, de forma subsidiaria, el cedente quede obligado
durante un cierto tiempo.
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2.2. Los Supuestos Legales De Derecho De Retención [16F1/18SR/19F1]
En principio, el derecho de retención es una facultad atribuida al acreedor legalmente solo en ciertos casos.
El Código no regula el derecho de retención, sino que lo establece como una facultad generalmente
reconocida al acreedor. Los supuestos fundamentales serían los siguientes:
1. La retención de la cosa mueble o inmueble por el poseedor de buena fe, en tanto no le sean
abonados los gastos necesarios (art. 453.1 CC), el precio de adquisición (art. 464.2 CC) o la cantidad
prestada al transmitente de la posesión (art. 464.3 CC)
2. La retención de la cosa usufructuada (mueble o inmueble) a favor del usufructuario cuando éste
haya atendido a la realización de reparaciones extraordinarias (que en principio son a cargo del nudo
propietario art. 502 y 522 CC).
3. El derecho de retención otorgado a quien haya ejecutado una obra en cosa mueble mientras no le sea
abonada (Art. 1600 CC)
4. La facultad de retener correspondiente a mandatarios y depositarios en tanto no se les abone
cuanto se les deba a causa del mandato o depósito (art. 1730 y 1780 CC).
5. El derecho de retención otorgado al acreedor pignoraticio, extensible a la hipótesis de que el
deudor contraiga una segunda deuda antes de haber pagado la primera (pignus gordianum art. 1866).
Sin embargo, los supuestos en que es aplicable no se agotan con estos enunciados. El derecho de
retención es atribuido legalmente por remisión a un bloque o conjunto normativo en el que la facultad de
retención se conoce de forma indiscutible.
2.3 El Derecho De Retención De Origen Convencional
Pese a su típica formulación legal, el derecho de retención no está excluido del ámbito propio de la autonomía
privada, por lo que puede ser establecido por la voluntad de los particulares, de forma convencional, como
una cláusula o estipulación concreta de un contrato.
Esta conclusión se extrae del 1.255 del Código Civil, dada la inexistencia de norma concreta y la falta de
regulación unitaria. Y aunque puede resultar llamativo, basta pensar que siendo válida la venta con pacto de
reserva de dominio, con mayor razón, podrá admitirse que el vendedor de algo, aun transmitiendo el dominio,
puede retener la posesión de la cosa mientras no se le abone la totalidad del precio.
2.4 Los Efectos De Derecho De Retención
A falta de una regulación unitaria, resulta prácticamente imposible atribuir unos efectos generales a la facultad
de retención. La consecuencia fundamental es la de dilatar la entrega, restitución o devolución de la
cosa, mientras quien tiene derecho a reclamarla no cumpla con la obligación.
El retentor se sitúa en una postura pasiva (procesalmente, excepción) respecto de la restitución frente a quien
le hizo la entrega, pero ¿puede predicarse ese efecto respecto de cualquiera que reclame la cosa, por
ejemplo, acreedores del deudor? ¿Tiene eficacia erga omnes?
Al entender de Lasarte, el derecho de retención propiamente hablado no puede ser calificado de derecho real
autónomo, ni tampoco como derecho de crédito independiente, ni como acto jurídico, sino que debe
caracterizarse como una particular situación posesoria especialmente protegida por el ordenamiento
jurídico. La dificultad radica en si la retención puede ser oponible a terceros o no:
1. Si la facultad de retención tiene origen convencional, debería negarse la eficacia erga omnes
(frente a todos) salvo que los terceros hubiesen podido conocer o conocido la existencia de la
retención. Es decir, los otros acreedores podrán reclamar o perseguir la cosa retenida por el acreedor
retentor salvo que conocieran la existencia del derecho de retención.
2. Al contrario, cuando tienen su origen en el mandato de ley, resulta imposible dar una regla general,
pues dependerá de la regulación específica y de la naturaleza mueble o inmueble del bien retenido.
2.5 Derecho De Retención Y Concurso De Acreedores
Con la Ley 38/2011, de reforma de la Ley Concursal de 2003, se introduce una norma (art. 59 bis CC) por la
cual, una vez declarado el concurso, el ejercicio de la retención por los acreedores quedará
suspendido, el o los acreedores retentores dejaran de retener los bienes hasta que concluya el concurso.
Con ello se pretende engrosar la masa patrimonial del activo del concurso.
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Esta norma tiene una importante excepción, ya que no se aplicará a las retenciones impuestas por la
legislación administrativa, tributaria, laboral y de la seguridad social, que tienen una posición privilegiada
frente a otros acreedores.
2.6 Retención y prenda
La utilización del término “retener en prenda” en el Código Civil merece que se proceda a una distinción
entre ambas figuras, tras poner de manifiesto la mayor doctrina que dicha expresión es una imprecisión
lingüística:
1. El derecho real de prenda conlleva o presupone la retención de la cosa pignorada, y además
la posibilidad de que, en caso de incumplimiento de la obligación garantizada, el acreedor proceda
a la realización del valor de la cosa (ius distrahendi)
2. El retentor no cuenta con esta facultad y no puede enajenar la cosa retenida. En caso de
incumplimiento el retentor no tendrá más remedio que actuar judicialmente conforme a las reglas
generales de ejecución.
No obstante, la jurisprudencia se ha dejado llevar por la expresión para concluir desacertadamente que el
derecho de retención desemboca en la concesión legal de un derecho de prenda o de una garantía legal
pignoraticia. La realidad es que el Código Civil establece que el retentor carece de derecho alguno de
realización del valor de las cosas retenidas.
3 - CLÁUSULA PENAL O PENA CONVENCIONAL [06F/12SR/13F2]
3.1 Introducción
Una de las dificultades cuando se incumple una obligación es determinar (probar) los daños y perjuicios que
han de ser indemnizados. Para ahorrarse dicha, los contratantes establecen una cláusula que les libere de
dicha prueba (por ejemplo, descontar 10000 € del precio por cada día de retraso de la constructora).
A supuestos de este tipo se refiere el Código Civil en su art. 1.152 CC y siguientes con el nombre de
“obligaciones con cláusula penal”, estableciendo una regulación más compleja de lo que aparenta, pues
la denominada cláusula penal puede desempeñar varias funciones (STS 1992):
1. Función coercitiva o de garantía, para estimular al deudor al cumplimiento de la obligación.
2. Función liquidadora del daño, la de evaluar por anticipado los perjuicios que pudiera causar el
acreedor.
3. Función verdaderamente “penal”, consistente en sancionar el incumplimiento.
En general, desempeña un papel garantista del cumplimiento de la obligación, pero de formas diversas.
3.2 La pena sustitutiva o compensatoria [10S]
Conforme al art. 1152.1 CC la función de la cláusula penal estriba en ser una previsión negocial sustitutiva
de la indemnización de daños y perjuicios para el supuesto de incumplimiento definitivo de la obligación: “en
las obligaciones con cláusula penal, la pena sustituirá a la indemnización de daños y al abono de
intereses en caso de falta de cumplimiento, si otra cosa no se hubiera pactado”.
Se habla de pena sustitutiva o compensatoria, cuando las partes valoran anticipadamente los posibles
daños y perjuicios. Y dado que es, anticipado, puede que no se corresponda con los futuros daños y
perjuicios, sino más bien una cantidad de dinero (normalmente) bastante elevada que cumpla:
- Disuadir a deudor del posible incumplimiento (STS 6/2015, STS197/2016 recoge la función de
establecer que la cláusula penal tienen una función básicamente coercitiva).
- Que el acreedor se vea suficientemente resarcido sin tener que probar los daños sufridos (función
liquidadora).
Por lo demás, este último extremo excluye la necesidad de la prueba de daños y perjuicios sin olvidar que el
tenor literal del art. 1152 CC manifiesta que la pena sustitutiva constituye la regla dispositiva general en
la materia salvo pacto en contrario.
3.3. La Prueba Cumulativa [16SR/18F2]
La cláusula penal no es la única de naturaleza sustitutiva, aunque si la más común. El art. 1152.1 CC indica
que puede pactarse otra cosa, y el 1.153 evidencia que “el acreedor podrá exigir conjuntamente el
cumplimiento de la obligación y la satisfacción de la pena” siempre que “esta facultad le haya sido
claramente otorgada”. Es decir, el acreedor puede, en este caso, reclamar simultáneamente la pena y
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además el cumplimiento de la obligación. Se habla entonces de pena cumulativa.
El CC requiere que la naturaleza cumulativa “haya sido claramente otorgada”. No obstante, no siempre es
necesaria la contemplación expresa en el contrato o en su clausulado, sino que, en muchos casos, podrá
deducirse de la propia obligación principal. En definitiva, significa que la voluntad de los contratantes sobre
el particular ha de constar de una manera inequívoca, según se desprende de la numerosa jurisprudencia.
De no ser así, existiendo duda al respecto, primará el carácter sustitutivo de la cláusula penal.
Un subtipo particular de pena cumulativa de especial interés es la pena moratoria, muy frecuente, sobre
todo en los contratos de obra. Suele consistir en la fijación de un tanto alzado por períodos temporales de
demora que se fija como valoración anticipada de los daños ocasionados por el retraso y que es exigible, por
principio, junto con el cumplimiento de la obligación.
3.4 La Multa Penitencial
La multa penitencial o multa de arrepentimiento, consiste en la fijación de una pena (o multa) mediante la
cual se permite a una de las partes desentenderse de la relación obligatoria constituida.
El art. 1153 CC reconoce dicha posibilidad: “El deudor no podrá eximirse de cumplir la obligación pagando la
pena, sino en el caso de que expresamente le hubiese sido reservado este derecho”.
Constituye un supuesto concreto de obligación con una cláusula facultativa, que no agrava la responsabilidad
del deudor en caso de incumplimiento, sino que le permite dejar de cumplir la obligación principal o
garantizada, sustituyéndola por la prestación de la pena. Hay autores que la denominan pena facultativa,
expresión criticable a juicio de Lasarte.
3.5 La Moderación Judicial De La Pena
Por lo general, la previsión convencional de la cláusula penal está referida al incumplimiento de obligación
principal. Esto plantea un problema cuando el incumplimiento no ha sido total, sino solo parcial o defectuoso.
Para resolver esto, el art. 1154 CC establece que “el Juez modificará equitativamente la pena cuando la
obligación principal hubiera sido en parte o irregularmente cumplida por el deudor”.
La moderación judicial solo entrará en juego ante la falta de previsión de las partes sobre el incumplimiento
parcial, defectuoso o extemporáneo. Dado los términos imperativos del artículo el Juez queda obligado a
realizar una moderación equitativa. Existe jurisprudencia reiterada en este sentido y en resaltar el carácter
imperativo. La aplicación del art. 1154 CC queda vedada en caso de incumplimiento total.
3.6. La Cláusula Penal Como Obligación Accesoria Y Subsidiaria [07F]
La cláusula penal solo tiene sentido en cuanto garantía complementaria del cumplimiento de la obligación
principal. Su característica fundamental es la de ser una obligación accesoria, cuya existencia y dinámica
depende de la obligación principal. Por tanto:
1. Su subsistencia depende de la validez de la obligación principal: la nulidad de la obligación
principal lleva consigo la de la cláusula penal.
2. La extinción de la obligación principal o su imposibilidad de cumplimiento por causas no
imputables al deudor comporta la extinción de la cláusula penal.
3. La cláusula penal seguirá la suerte del crédito o de la deuda propio de la obligación en caso de
novación meramente modificativa.
Finalmente, la cláusula penal es una obligación subsidiaria, solo es exigible en caso de incumplimiento
de la obligación principal. Si la obligación está cumplida, la pena queda automáticamente extinguida.
Respecto de la exigibilidad, el Código Civil contiene una regla enigmática: “solo podrá hacerse efectiva la
pena cuando ésta fuere exigible conforme a las disposiciones del presente Código” (Art. 1152.2 CC).
La doctrina y la jurisprudencia deducen que será exigible cuando el incumplimiento sea imputable al deudor,
quien, no habrá de soportar los casos fortuitos o de fuera mayor.
4 - LAS ARRAS O SEÑAL [CLASES = 04S/13F1/18S]
Las arras constituyen un medio de garantía de la obligación contraída. Consisten en la entrega de una
cantidad de dinero u otra cosa como señal de la celebración y del cumplimiento del contrato. La celebración
de ciertos contratos (sobre todo el de compraventa) se suele acompañar de la entrega de una cantidad de
dinero, conocida históricamente con el nombre de «arras» y sustituida en tiempos más recientes por el
vocablo «señal».
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4.1 Arras Confirmatorias
Es la entrega de una cantidad de dinero a modo de señal o parte del precio, realizada por uno de los
contratantes y dirigida a reforzar de algún modo la existencia del contrato, su función es, por tanto, la de
servir de prueba o conformidad de la celebración de este. Asimismo, se considera pago a cuenta,
debiendo completar el comprador la integridad de la prestación debidaEl CC no se ocupa de ellas, porque
previamente habían sido incluidas en el Código de Comercio en relación con el contrato de compraventa
mercantil, aunque usando el nombre de señal, (art. 343 CCom “Las cantidades que, por vía de señal, se
entreguen en las ventas mercantiles, se reputarán siempre dadas a cuenta del precio y en prueba de la
ratificación del contrato, salvo pacto contrario”).
La existencia de arras no altera la dinámica natural de las relaciones contractuales:
1. En caso de cumplimiento, actúan como cantidad a cuenta del precio
2. En caso incumplimiento, las arras no excluyen el ejercicio de la acción de cumplimiento o la
resolución del contrato, y seguirán desempeñando el papel de cantidad a cuenta ya sea en relación
con el precio establecido en el contrato, o con la posible indemnización de daños y perjuicios
dimanante de su incumplimiento.
Se diferencia de la cláusula penal, ya que las arras confirmatorias no excluyen de la necesaria fijación de la
indemnización en caso de incumplimiento, y por consiguiente constituyen un mero anticipo de esta.
Las arras confirmatorias se contemplan expresamente por la ley 3/2017 del Libro sexto del CC de Cataluña,
que establece que “la entrega por el comprador de una cantidad de dinero al vendedor se entiende hecha como arras
confirmatorias, es decir, en señal de conclusión y a cuenta del precio de la compraventa”
4.2 Arras Penitenciales [07S/11F/12S1]
También consisten en la entrega de una cantidad de dinero por uno de los contratantes, pero entendiendo
que cualquiera de las partes puede desistir del contrato celebrado, perdiendo las arras el que las haya
entregado o devolviendo el doble de las mismas el que las haya recibido. También se denomina arras
de desistimiento.
Contempla en el art. 1454 CC: “Si hubiesen mediado arras o señal en el contrato de compra y venta, podrá
rescindirse el contrato allanándose el comprador a perderlas o el vendedor a devolverlas duplicadas”, se
regulan en el apartado de compraventa, su campo natural de desenvolvimiento.
Las arras penitenciales se regulan en sede de compraventa, pero ello no es óbice para que sea aplicable a
otros supuestos.
Las arras penitenciales no representan estímulo alguno para el cumplimiento de la obligación, ni constituye
garantía alguna contra el incumplimiento, se podría identificar con el precio que se asigna a la disolución
del contrato.
4.3 Arras Penales
Las arras desempeñan una función estrictamente penal en caso de que la entrega dineraria realizada tenga
por objeto definir una cantidad indemnizatoria establecida para el caso de incumplimiento (y en la generalidad
de los casos de incumplimiento no definitivo: extemporáneo pero útil, defectuoso...) que retendrá quien las
haya recibido.
Sí se requiere como presupuesto de la categoría que esté excluido el pacto de desistimiento (por coherencia,
sino serían penitenciales) y que, en consecuencia, las partes puedan reclamar el cumplimiento de las
respectivas obligaciones.
Este tipo de arras son posiblemente las de mayor indefinición, Lasarte considera que:
1. En caso de cumplimiento operan igual que las confirmatorias (parte del precio).
2. En caso de incumplimiento, operan de forma parecida a la cláusula penal sustitutiva (mera
promesa de futura ejecución), si bien se discute si la cantidad entregada como arras supone el
techo máximo/mínimo de la indemnización, pudiendo reclamarse una indemnización
complementaria.
4.4 Rasgos Comunes Y Arras Preponderantes
La materia de las arras queda abocado a un claro casuismo, como consecuencia de que el principio de
autonomía privada conlleva que las partes puedan entregar arras en un concepto o en otro, a lo que ha de
sumarse una práctica ausencia de marco normativo de carácter dispositivo que sirva de seguro punto de
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referencia.
Sin embargo, la importancia práctica de las arras en la contratación es innegable, pudiéndose tipificar algún
rasgo común;
1. La dación o entrega de las cantidades en que consisten las arras. En general, en todos los supuestos
es efectiva.
2. La entrega de las arras debe tener lugar en el momento de celebración del contrato.
3. Generalmente se indica que tienen origen voluntario, son fruto del acuerdo de las partes interesadas.
Siempre se deja libertad a las partes para su establecimiento y configuración, los distintos tipos de arras no
son igual de importantes, las arras penales con más imprecisas, raras y escasas.
Pese a que las diferencias teóricas de las arras confirmatorias y penitenciales son claras, en relación con los
casos conocidos por los Tribunales, dista de ser clara y son frecuentes los litigios. Por lo general, el TS se
pronunciaba a favor del juego de las arras confirmatorias, considerando que la calificación como arras
penitenciales ha de ser objeto de interpretación restrictiva, pues el art. 1454 CC tiene un claro “carácter
excepcional”, por lo que su aplicación requiera la voluntad de las partes claramente constatada.
Desde hace algunos años, la jurisprudencia ha dado un importante giro y ha resaltado la preponderancia de
las arras penitenciales. Según la STS 485/2014, a falta de indicación expresa, se considerará que las arras
del artículo 1454CC son penitenciales o de desistimiento. En este sentido fueron otras sentencias entre los
años 2002 y 2009. No obstante, según una STS del año 2018, parece recuperarse la primacía de las arras
confirmatorias.
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En ningún caso se comprometen la propia persona ni los valores de la personalidad del deudor (dignidad,
libertad, etc.). Insistir en esto parece superfluo, hasta hace poco más de un siglo todavía existían países que
consideraban la prisión por deudas, que no se admite en nuestro derecho.
Pero en la actualidad, hay una tendencia observable del ambiente social y económico que propugna
endurecer la posición de los deudores incumplidores, resucitando mecanismos punitivos o penales, lo que
sería un salto atrás. No hay cárcel por deuda.
2.5 La Responsabilidad Universal
La responsabilidad es universal. La universalidad sirve para precisar, por una parte, que es todo el patrimonio
del deudor el que está afecto potencialmente, y por otra, que cualquier elemento de dicho patrimonio puede
ser agredido por los acreedores en exigencia responsable.
Respecto a la primera parte (responde con todo el patrimonio), esto no significa que no exista una regla de
proporcionalidad, es decir, adecuación entre el montante o cuantía de la responsabilidad y la precisión de los
bienes concretos del patrimonio del deudor que va a quedar afectos. Según la legislación procesal, serán
objetos de embargo “bienes suficientes para cubrir la cantidad” en que se cifre la responsabilidad.
Pero por muy cuantiosa que sean las deudas, todo el patrimonio no es ejecutable. La ley determina que los
bienes imprescindibles para la supervivencia del deudor son inembargables (cama, ropa, instrumentos
de trabajo, salario mínimo interprofesional...)
También requiere aclaración el segundo sentido de la nota de universalidad (puede ser agredido cualquier
elemento) pues puede llevar a los acreedores a la elección de elementos patrimoniales para ejecutar que
fuera notablemente perjudicial para el deudor. Para evitar este riesgo, funcionan los llamados beneficios de
orden y excusión real, de modo que la ley clasifica los posibles bienes integrantes del patrimonio del deudor,
en distintas categorías, atendiendo a su más fácil realizabilidad (convertir en dinero mediante su enajenación)
y menor importancia para su titular. Serán agredidos primero los más fácilmente realizables y menos
importantes (dinero, joyas, valores.)
A pesar de estas precisiones, el art. 1911 CC implica que todos los elementos patrimoniales se pueden
encontrar afectos como objeto de la responsabilidad. Y como puede que en ese momento sean insuficientes,
previene que la responsabilidad pesa tanto sobre los bienes actuales como sobre los futuros, es decir, la
responsabilidad perdura en el tiempo.
3 - EL REGIMEN BASICO DE LA RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL UNIVERSAL
3.1 Presupuesto De La Responsabilidad
Para que dé lugar la responsabilidad patrimonial universal es necesario que se den unos presupuestos:
1. Preexistencia de una obligación, pues si no se debe, no se responde. Puede nacer de un contrato,
pero también de cualquier otra fuente (ley, cuasicontrato, acto ilícito).
Sin embargo, cuando se trata de obligaciones nacidas de la comisión de actos ilícitos, se habla de responsabilidad
civil extracontractual (que a su vez da lugar a la responsabilidad patrimonial universal), esto puede generar
confusión pues de la provocación de un daño no nace inmediata dicha responsabilidad patrimonial universal, sino
que nace primero la obligación de reparar el daño causado y, dependiendo de esta obligación nace la
responsabilidad patrimonial universal (también hay obligación preexistente).
2. Que se incumpla la obligación, con un incumplimiento jurídicamente imputable al deudor.
3. El incumplimiento debe producir daño y debe haber un nexo causal entre el incumplimiento y el daño,
además ese daño debe ser reparado.
Cuando concurren estos elementos, el deudor queda obligado a reparar el perjuicio provocado, que puede
ser reparado de diferentes maneras. Una de ellas es mediante cumplimiento coactivo de la prestación debida,
mediante la ejecución forzosa específica. Si el acreedor la usa, mantiene el derecho a la reparación de los
daños.
La responsabilidad patrimonial universal se hará efectiva cuando no se ha escogido la ejecución específica,
o, escogida, deviene inoperante. En ese momento, los acreedores podrán ir contra cualquier elemento
patrimonial (con las salvedades y en el orden establecidos) para ejecutarlo a través de la vía de apremio,
convirtiéndolo en dinero con el que cobrar su indemnización.
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1. No ejercite derechos que le correspondan, como el cobro de deudas pendientes. (deudor inactivo)
2. Transmita a terceras personas sus bienes con la clara intención de burlar su responsabilidad
(deudor activo). En este caso puede incurrir en responsabilidad penal del arts. 257 al 259 CP por
alzamiento de bienes.
Frente a la inactividad del deudor, el derecho concede a acreedores, con carácter general, la facultad de
reclamar en nombre del deudor, los bienes o derechos que éste no llega a ejercitar (bienes presentes), es la
denominada acción subrogatoria, indirecta u oblicua.
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En otros casos, limitados y tasados (con carácter general) el acreedor puede dirigirse directamente contra el
deudor de su deudor (bienes presentes), ejercitando la llamada acción directa.
Frente a la actividad positiva y fraudulenta del deudor (conducta grave, tipificada como delito de alzamiento
de bienes regulado en el Código Penal arts. 257 a 259), se concreta la posibilidad de que el acreedor consiga
la ineficacia de los actos fraudulentos, con la finalidad de que los bienes o derechos transmitidos a terceros
(pasados) se reintegren al patrimonio del deudor, lo que se denomina, acción revocatoria o pauliana.
El CC se refiere a las acciones subrogatoria y pauliana, sin usar dichas denominaciones, en el artículo 1111.
Otorga facultades a los acreedores, de forma que pueden ser ejercitadas en supuesto de inactividad o
actividad fraudulenta del deudor. En cambio, la acción directa no se contempla en el CC de modo general,
únicamente para casos particulares, aunque según la jurisprudencia dictada por el TS, se conoce un éxito
práctico muy superior a la acción directa al de las tradicionales subrogatoria y pauliana.
5.- LA ACCION SUBROGATORIA O INDIRECTA
5.1 Ideas Generales
Art. 1111 CC: “los acreedores, después de haber perseguido los bienes de que esté en posesión el deudor
para realizar cuanto se les debe, pueden ejercitar todos los derechos y acciones de éste con el mismo fin,
exceptuando los que sean inherentes a su persona, pueden también impugnar los actos que el deudor haya
realizado en fraude de su derecho”
La acción subrogatoria constituye la facultad del acreedor, legalmente atribuida, que le permite
ejercitar derechos del deudor a su propio beneficio cuando el acreedor no tenga otro medio de hacer
efectivo su derecho de crédito.
Se atribuye con un claro carácter subsidiario (después de haber sido perseguido...), con escasa
operatividad práctica, pues el acreedor deberá acreditar primero la insuficiencia de bienes del deudor, en un
pleito anterior. Ante tal sinsentido, la jurisprudencia del TS, ha terminado por reconocer que se puede ejercitar
la acción subrogatoria directamente contra el tercero que adeuda algo a su deudor, acreditando en este
mismo procedimiento la insuficiencia de bienes.
Pese a su nombre, no es un supuesto de subrogación ni se puede decir que el acreedor actúe en nombre del
deudor. El acreedor actúa en nombre propio en virtud de la facultad que le atribuye la ley.
5.2 Derechos Ejercitables Por El Acreedor
El art. 1111 CC exceptúa del ámbito de aplicación “los derechos inherentes a la persona del deudor”, de
lo que se trata es de reintegrar al patrimonio del deudor derechos y acciones de contenido patrimonial. Por
ejemplo, no tendría sentido reclamar la patria potestad o un título nobiliario si estos carecen de contenido patrimonial.
5.3 Ejercicio Y Efectos
Conviene indicar que el acreedor, podrá reclamar al tercero (que es deudor del deudor) la totalidad del
crédito, y no sólo la parte que le adeude su deudor. Esto es consecuencia de la mecánica propia de la
institución estudiada: el acreedor no puede cobrarse directamente su derecho de crédito, sino que lo obtenido
mediante acción subrogatoria:
• Habrá de considerarse integrado en el patrimonio del deudor.
• Beneficiará también a todos los demás acreedores y, acaso solo a alguno/s de ellos que ostente
un derecho de crédito preferente.
La entrada o ingreso de lo obtenido en el patrimonio del deudor justifica la denominación de indirecta u
oblicua, pues no es el acreedor el que cobra directamente del tercero, sino del deudor. Así las cosas, el
acreedor que ejercita la acción subrogatoria no tiene un derecho de prelación sobre los eventuales restantes
acreedores, por lo que presenta escaso atractivo para acreedor.
6- LA ACCION DIRECTA
6.1 Noción General
El escaso atractivo de la acción subrogatoria, trae consigo que el ordenamiento jurídico, en determinados
casos, conceda al acreedor la facultad de demandar o reclamar el cumplimiento de la obligación al deudor
de su deudor, sin necesidad de que lo obtenido haya de pasar por el patrimonio del deudor intermedio, es la
denominada técnicamente, acción directa.
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6.2 Algunos Supuestos
Insistir en que no tiene carácter general, sino solo en supuestos concretos y excepcionales, por lo que no
permite su interpretación extensiva de forma indiscriminada:
A. Facultad de trabajadores o suministradores de materiales, en un contrato de obra, de dirigirse
directamente contra el dueño de la obra por la cantidad que éste adeude al contratista, quien a su vez
será deudor de los trabajadores o suministradores, art. 1597 CC
B. Posibilidad de que el mandante se dirija, directamente, contra el sustituto del mandatario, art. 1722
CC
C. Posibilidad de dirigirse directamente contra el asegurador, concedida a la víctima de accidente
automovilístico, en relación con el seguro obligatorio.
D. En el ámbito del seguro obligatorio, también se concede acción directa al perjudicado en algunas otras
disposiciones legislativas que resaltan la responsabilidad extracontractual como objetiva (caza,
energía nuclear, materiales radiactivos).
E. La aprobación de la Ley de Contrato de Seguro, ha consolidado una jurisprudencia dirigida a la
aplicación del esquema de la acción directa en relación con el seguro de responsabilidad civil, incluso
siendo voluntario. El perjudicado o sus herederos tendrán acción directa contra el asegurador para
exigirle el cumplimiento de la obligación de indemnizar, sin perjuicio del derecho del asegurador a
repetir contra el asegurado, en el caso de que sea debido a la conducta dolosa de éste, el daño o
perjuicio causado a tercero.
F. La Ley 9/2013 que modifica la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres y la Ley 21/2003 de
Seguridad Aérea, consagran “En los supuesto de intermediación en la contratación de transportes
terrestres, el transportista que haya realizado el transporte tendrá acción directa por la parte impagada,
contra el cargador principal y todos lo que, en su caso, le hayan precedido en la cadena de
subcontratación, en caso de impago del precio del transporte por quien lo hubiese contratado”.
La acción directa es más ventajosa para el acreedor que la acción subrogatoria, ya que favorece de forma
inmediata a quien la ejercita, sin beneficiar al resto de acreedores, incluso aunque el deudor tenga créditos
preferentes.
7- LA ACCION REVOCATORIO O PAULIANA [04S/05S/08S/10S/15F1]
7.1 Noción General
La acción revocatoria tiene por finalidad el privar de eficacia a los actos de enajenación fraudulentos
realizados por el deudor. Formulada por jurista romano Paulo, por ese motivo se denomina también acción
pauliana.
También tiene carácter subsidiario, pues sólo podrá ser ejercitada por el acreedor cuando no se cuente con
otro medio de satisfacer su derecho de crédito, burlado por el acto dispositivo fraudulento del deudor.
Dicho carácter subsidiario se ha ido flexibilizando progresivamente por la jurisprudencia, de modo que no es
necesario que se acredite la insolvencia de un modo absoluto, como total carencia de bienes del deudor,
sino que es suficiente la acreditación de una significativa disminución de la ganaría patrimonial de deudor
que impida o dificulte el cobro del crédito.
7.2 Presupuestos [07S]
El presupuesto fundamental de la acción pauliana sería la actuación fraudulenta del deudor (consilium
fraudis), dato subjetivo que requiere que el deudor haya tenido conciencia/conocimiento, de que la
enajenación realizada, supone además un perjuicio (eventus damni) para sus acreedores.
La prueba de la conducta fraudulenta es enormemente difícil en la práctica. Por ello, el Código Civil en su
artículo 1297 establece dos presunciones:
1. “Se presumen celebrados en fraude de acreedores todos aquellos contratos por virtud de los
cuales el deudor enajenará bienes a título gratuito”.
2. “También se presumen fraudulentas las enajenaciones a título oneroso, hechas por aquellas
personas contra las cuales se hubiese pronunciado ante sentencias condenatoria en cualquier
instancia o expedido mandamiento de embargo de bienes”.
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De otro lado, la jurisprudencia del TS se muestra cada vez más proclive a superar visiones restrictivas y a
estimar las pretensiones revocatorias fundadas en actuaciones realmente fraudulentas, facilitando la
estimación de las demandas revocatorias.
7.3 Efectos: La Posición Del Tercer Adquiriente
El tercero puede haber adquirido de buena fe, desconociendo el ánimo fraudulento del deudor, o haber
participado en fraude. En el segundo caso, la posición del tercero no es digna de protección, la rescisión del
contrato conllevará la obligación de devolver lo adquirido o indemnizar a los acreedores: “El que hubiese
adquirido de mala fe las cosas enajenadas en fraude de acreedores, deberá indemnizar a éstos de los daños
y perjuicios que la enajenación les hubiese ocasionado, siempre que por cualquier causa le fuere imposible
devolverlas” art. 1298 CC.
Por el contrario, el tercero adquiere de buena fe y a título oneroso, derivado del principio de buena fe y de
protección del tráfico, la transmisión habida no puede ser revocada o rescindida. Por consiguiente, en tal
caso la eficacia de la acción revocatoria queda limitada a la puramente indemnizatoria (art. 1295.3 CC) y la
obligación de indemnizar pesará únicamente sobre el deudor fraudulento (“causante de la lesión”).
Por tanto, la operatividad de la acción revocatoria es virtualmente nula en caso de que el adquiriente no haya
participado en el fraude (cosa muy difícil de probar). De ahí su escasa utilización práctica.
7.4 Plazo De Ejercicio
Art. 1299.1 “la acción para pedir la rescisión dura cuatro años”, El plazo señalado es de caducidad y
comenzará a computarse desde el día de la enajenación fraudulenta.
8. LA ORDEN EUROPEA DE RETENCIÓN DE CUENTAS
Conviene hacer una breve referencia al Reglamento (UE) 655/2014, por el que se establece el procedimiento
relativo a la orden europea de retención de cuentas a fin de simplificar el cobro transfronterizo de deudas en
materia civil y mercantil.
Dicho Reglamento tiene por objeto:
1. Establecer un procedimiento aplicable en toda la UE que permita a cualquier acreedor obtener
una OERC para evitar que el deudor (o cualquier otra persona por cuenta suya) pueda llevar a
cabo transferencias o retirada de fondos en cualquier cuenta bancaria de la que el deudor sea
titular en cualquiera de los Estados UE, poniendo así en peligro la ulterior ejecución de su crédito.
2. La OERC podrá ser utilizada por el acreedor como alternativa a las medidas cautelares previstas
en el Derecho nacional que en cada caso resulte aplicable.
3. Ser aplicable a las deudas pecuniarias de naturaleza civil y mercantil, en asuntos transfronterizos,
si bien se precisa que no se aplicarán a créditos frente a un deudor respecto del cual se haya
iniciado un procedimiento de insolvencia.
El Reglamento es aplicable y vinculante desde del 18 de enero de 2017, con excepción del art. 50 que entró
en vigor el 18 de julio de 2016.
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1. Los cuasicontratos son hechos lícitos, no hay ilicitud, al contrario que en los que originan la
responsabilidad extracontractual.
2. Los cuasicontratos son hechos voluntarios, es decir, actos jurídicos que son llevados a cabo sin
que el sujeto actuante esté obligado a realizarlos.
3. Los cuasicontratos son fuente de obligaciones, siendo indiferente que resulte obligado solo el
autor del acto que los origina o éste y cualquier otra persona afectada por el supuesto de hecho.
El CC identifica como cuasicontratos a la gestión de negocios ajenos y al cobro de lo indebido. Ambas
figuras son distintas entre sí. Agruparlas bajo el nombre de cuasicontratos es un error histórico que carece
de fundamento (STS de 21 de junio de 1945). La doctrina se pronuncia en contra de que esta categoría sea
fuente de las obligaciones (afirmación que se contiene en el art. 1.089) por carecer de fundamento alguno.
1.2 El Error Histórico
Gayo estableció que las obligaciones nacían de los contratos, los delitos y de algunas otras causas.
Posteriormente los juristas de Bizancio consideraron hablar de cuatro fuentes de las obligaciones: el contrato,
el delito, las obligaciones nacidas quasi ex contrato y quasi ex delito.
Una posterior alteración de términos lingüísticos (paráfrasis de Teófilo) estableció que una clasificación de
las obligaciones, atendiendo a la fuente tenía que incluir las nacidas ex quasi contrato. Así nació una
categoría que en el Derecho moderno y contemporáneo carece de sentido alguno.
El respecto y el conservadurismo hacia todo el Derecho romano han hecho que esta categoría llegue hasta
nuestros tiempos, primero incorporándolo al Código Civil francés y posteriormente a la codificación española.
1.3 La Intrascendencia De La Categoría
El error histórico no trascendió al BGB ni a los códigos basados en él (suizo, italiano, portugués). Con acierto,
en estos sistemas se regula la gestión de negocios ajenos como una subsección del contrato de mandato y
reconoce el pago de lo indebido como una mera derivación del enriquecimiento injusto.
En nuestro sistema, el art. 1.887 es una norma definitoria (sin mandato alguno), un tributo al pasado, centrada
en la regulación de las dos figuras de obligaciones legales que el Código Civil regula en los cuasicontratos:
la gestión de negocios y el cobro o pago de lo indebido completado con el estudio del enriquecimiento injusto.
2 - LA CUESTIÓN DE LOS CUASICONTRATOS ATÍPICOS
Si hablar de la categoría de cuasicontratos ya es superfluo, hablar de cuasicontratos atípicos puede resultar
no menos llamativo. La culpa de este problema la tienen dos sentencias del TS de 1909 y 1945, que hablan
de cuasicontratos innominados en determinados supuestos que, sin encajar en los moldes legales de la
gestión de negocios ajenos ni del cobro de lo indebido, exigían una solución que era similar a la que hubiera
derivado de su concepción como cuasicontrato. A partir de entonces comenzó la polémica.
Actualmente, se considera un problema irreal, falsamente planteado pues la solución a los cuasicontratos
innominados debe buscarse dentro de otros cauces de la justicia material (por ejemplo, en la figura del
enriquecimiento injusto) y no dentro de la discutidísima categoría de los cuasicontratos atípicos, los cuales
además carecen de régimen jurídico aplicable.
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3 - LA GESTIÓN DE NEGOCIOS SIN MANDATO
3.1 Noción General Y Fundamento
Nuestro Código Civil (art. 1888 y ss) regula la gestión de negocios ajenos “cuando uno se encarga
voluntariamente de la agencia o administración de los negocios de otro, sin mandato de este".
Por tanto, la gestión de negocios ajenos se dará en aquellos casos en que una persona (gestor),
voluntariamente y sin autorización del interesado (dueño de los bienes o negocios o dominus) asume la
carga de adoptar decisiones respecto de los asuntos de otro.
Al que interviene sin mandato se le denomina gestor. Al interesado en la gestión el Código lo denomina
“dueño” (dominus en ciertas sentencias y exposiciones teóricas), pero no pretende tener significado técnico
alguno, en el sentido de propietario.
3.2 Requisitos O Presupuestos De La Gestión De Negocios Ajenos [04F/06F/08F/12F2]
Las notas más características de la gestión de negocios ajenos son:
1) Actuación voluntaria del gestor: Actúa por iniciativa propia pensando, según su leal saber y entender,
que su intervención está justificada por la situación fáctica existente.
2) Actuación espontánea del gestor: El gestor actúa sin estar obligado ni autorizado por el dueño
(dominus). Actúa por su propia iniciativa, esto es: sin mandato, siendo la figura que, tradicional y
típicamente, mejor corresponde con el encargo de actividades sustitutorias o de interposición gestora.
3) Actuación lícita: al referirse en general a los cuasicontratos los califica como “hechos lícitos”.
4) Actuación útil: La gestión debe ser en general, útil y beneficiosa para el dominus.
5) Actuación desinteresada: En la gestión de negocios ajenos se presupone el carácter altruista y sin
ánimo de lucro por parte del gestor. Este no puede actuar pensando en un beneficio propio. Esto no
supone que el gestor tenga que soportar los gastos o pérdidas que la gestión pueda generarle.
3.3 Régimen Normativo Básico (Se regula en los arts. 1888 a 1894 CC)
El gestor, una vez iniciada la gestión, se encuentra vinculado por su propia decisión de inmiscuirse en los
asuntos ajenos, debiendo observar una conducta acorde con los intereses del dominus.
El dominus no despliega papel alguno en el comienzo de la gestión, sin embargo, una vez concluida, o
incluso iniciada la gestión, puede quedar obligado a compensar o indemnizar al gestor de los gastos suplidos
o de las pérdidas sufridas.
En la gestión de negocios ajenos el art. 1890.2, mantiene que: “la responsabilidad de los gestores, cuando
fueren dos o más, será solidaria”. Dicha norma contrasta con la prevista para el mandato, según dice el
art.1723: “la responsabilidad de dos o más mandatarios, aunque hayan sido instituidos simultáneamente, no
es solidaria, si no se ha expresado así”.
Esta aparente contradicción se debe a que el primer artículo se refiere a que las obligaciones de los gestores
nacen ex lege y en el caso del contrato de mandato cabe la libertad contractual, de ahí que el código
entiende preferible respetar los principios establecidos en los art.1137 y 1138 CC.
3.4 Obligaciones Del Gestor [07F/10F]
Desde el momento en que el gestor se introduce en la esfera ajena, nacen una serie de obligaciones a las
que queda vinculado por disposición de la ley:
A) La continuidad de la gestión: (art. 1888), el gestor “...está obligado a continuar su gestión hasta el
término del asunto y sus incidencias, o a requerir al interesado para que le sustituya en la gestión, si
se hallase en estado de poder hacerlo por sí”. Si el dominus es requerido por el gestor para continuar
la actividad y está en condiciones de hacerlo, el gestor podrá desentenderse de la gestión.
B) El deber de diligencia: art. 1889.1 “el gestor oficioso debe desempeñar su encargo con toda la
diligencia de un buen padre de familia”, en este sentido se recurre al canon medio de diligencia, no
se refiere a la culpa en concreto como ocurre en el mandato contractual.
La infracción de este precepto determina el gestor deba “indemnizar los perjuicios que por su culpa o
negligencia se irroguen al dueño de los bienes o negocios que gestione” Art. 1889.2, dejando al arbitrio
de los Tribunales la posibilidad de moderar dicha indemnización.
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El gestor solo será responsable cuando los daños originados al dominus procedan de su actuación
negligente. Sin embargo, esto puede verse agravado en los siguientes casos (art. 1891):
a. Cuando el gestor lleve a cabo operaciones arriesgadas que el dueño no tuviese costumbre de hacer.
b. Cuando el gestor posponga el interés del dominus al lucro o provecho propio.
C) La responsabilidad por delegación: art. 1890 contempla la posibilidad de que el gestor delegue en
otra persona la ejecución de todos o de algunos de los deberes a su cargo. El gestor responderá de
los actos del delegado o colaborador, sin perjuicio de la obligación directa de este para con el
propietario del negocio. Por tanto, el gestor no queda exonerado de responsabilidad; tampoco el
delegado, pues el CC otorga al dominus acción directa contra él.
3.5 Obligaciones Del Dominus
Aunque la gestión de negocios ajenos no es un contrato bilateral, por razones de justicia, el dominus, que se
ha beneficiado de la gestión, debe sufragar los gastos y las pérdidas sufridas por el gestor. Por este motivo
el CC obliga al dominus a resarcir al gestor en tres situaciones:
A) La ratificación: art. 1892 “la ratificación de la gestión por parte del dueño del negocio produce los
efectos de mandato expreso”. Ratificar significa dar por buena la gestión realizada y asumir las
consecuencias de la misma. La ratificación puede realizarla el dominus de forma expresa (mediante
declaración de voluntad) o tácita (por ejemplo, al realizar la transferencia bancaria para pagar los
gastos).
Según la doctrina la ratificación, la conversión del cuasicontrato en un auténtico mandato, por lo
cual la normativa aplicable será la establecida por el Código para tal institución.
Esta remisión al mandato supone el abandono del criterio objetivo de responsabilidad, pasando a
responder el “gestor-mandatario” solamente en los supuestos de dolo y culpa, eximiéndose al gestor
de responsabilidad en los supuestos de caso fortuito (inaplicación del art. 1891 CC).
B) La gestión útil o provechosa: el art. 1893.1 dice “aunque no hubiere ratificado expresamente la
gestión ajena, el dueño de bienes o negocios que aproveche las ventajas de la misma será
responsable”. el aprovechamiento por el dominus de la gestión realizada basta para que éste quede
obligado, pues la utilidad o el beneficio que la gestión pueda tener para él, tiene un indudable matiz
objetivo, que excluye cualquier acto de voluntad en los asuntos gestionados por otro.
C) La gestión precautoria: La objetividad viene dada ahora no porque el dominus obtenga
aprovechamiento positivo alguno de la gestión, sino porque la iniciativa del gestor encuentre su
fundamento en la evitación de algún mal inminente y manifiesto (sin tener relevancia el
aprovechamiento positivo del dominus sobre la gestión).
Los requisitos que tratan de objetivar la oportunidad de intervención del gestor son:
a. El carácter manifiesto del mal requiere la existencia de circunstancias que, de forma objetiva,
justifiquen la intervención gestoría de cualquier persona (o “buen padre de familia”).
b. La inminencia del perjuicio, referida al hecho de que la evitación del mismo exija la intervención
gestoría ajena de forma temporánea y precisa, ya que su dilación supondría el efectivo
acaecimiento perjudicial o dañino para el dominus.
D) La igualdad de efectos: el art 1893 establece que la gestión útil y la gestión precautoria originan los
mismos efectos: el dominus ha de considerarse responsable de las obligaciones contraídas por
el gestor, ha de indemnizar a éste de los gastos necesarios y útiles que hubiese hecho y ha de
afrontar los perjuicios que el gestor haya sufrido en el desempeño de su cargo.
E) ¿Retribución del gestor?: Nuestro CC no prohíbe la retribución del gestor. Parte de la doctrina
defiende la postura del art. 1711 para que el gestor pueda devengar honorarios o ser retribuido cuando
la gestión consista en servicios profesionales, aún fatando la ratificación. No obstante, el TS entiende
que tal actitud estaría presidida por la codicia de ganar, excluyéndose ánimo de gestionar negocios
ajenos.
3.6 Supuestos Especiales De Gestión
El art. 1.894 contempla y regula dos casos especiales de gestión de negocios ajenos:
• Que el gestor satisfaga los gastos alimenticios o
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• Que el gestor satisfaga los gastos funerarios de una persona.
Atendiendo a quién debe responder de ellos, serán los denominados alimentantes u obligados a la gestión
alimenticia o gestión funeraria, ya que evidentemente no se le pueden pedir a la persona implicada.
4 - EL COBRO O PAGO DE LO INDEBIDO [07F]
4.1 Concepto Y Significado
El artículo 1.895 Código Civil establece que “cuando se recibe alguna cosa que no había derecho a cobrar,
y que por error había sido indebidamente entregada, surge la obligación de restituirla”.
Por eso, en nuestro Código el “pago de lo indebido” se convierte en el “cobro de lo indebido”, pues el obligado
no puede ser el solvens, sino el accipiens del pago. Aun así, los dos términos se usan de forma indistinta.
En este acto jurídico, alguien, por error:
1. Paga algo que no debe o
2. Paga más de lo que debe o
3. Paga a quien no debe
Por este motivo, surge la obligación por parte del accipiens de devolverlo, la obligación de restitución.
4.2 Requisitos O Presupuestos De La Figura [10S]
Deben darse tres requisitos:
A) La realización del pago con animus solvendi. Cuando hablamos de la entrega de una cosa no se
refiere a la entrega de una cosa determinada y específica, puede ser cualquiera otra prestación siempre
que se cumpla el ánimo solutorio (es decir, entendiendo por error el solvens que, mediante su ejecución
cumple una obligación, que es inexistente). (ej. transferencias bancarias por error.)
B) La inexistencia de la obligación: el indebitum. La inexistencia de una obligación (deuda) entre el
solvens y el accipiens en relación con el pago realizado provoca el indebitum. Tradicionalmente se
distingue entre el indebitum ex re y el indebitum ex persona.
1. Cuando se habla de indebitum ex re se refiere a que el pago es indebido por no existir nadie que
tuviera derecho a reclamarlo o por no tener obligación alguna el solvens de llevar a cabo la prestación
ejecutada.
2. En los supuestos de indebitum ex persona la obligación existe, pero quien recibe no es acreedor con
lo que tiene la obligación de restituir lo recibido ya que el deudor no se libera de la obligación que
sobre él pesa.
Si quien recibe el pago es el verdadero acreedor, pero quien lo realiza no es el deudor, el solvens (el
que pago) podrá exigir la restitución al accipiens, salvo que se haya extinguido la obligación del
verdadero deudor, en cuyo caso se prima el interés del acreedor. Si es este caso, el que pago por
error deberá reclamar al solvens beneficiado ejerciendo la acción de enriquecimiento.
C) Error del solvens o de quien hizo el pago. Es necesario para la calificación del pago de lo indebido que
el solvens haya intervenido por error. El Código Civil establece en el art. 1.901 una presunción general
de error “se presume que hubo error en el pago cuando se entregó cosa que nunca se debió o que ya
estaba pagada...”. El art. 1.900 impone la prueba del error en el pago al solvens.
No entra dentro del error del solvens, las prácticas comerciales de poner a disposición de los
consumidores objetos o mercancías no solicitados, con la indicación de devolverlo si no es de su agrado,
al haber clara intención de búsqueda de clientes no de error del solvens. En estos casos el consumidor
no está obligado a su devolución ni se le podrá reclamar el precio.
4.3 La Obligación De Restitución
La consecuencia fundamental del pago de lo indebido es la obligación de restituir (art. 1895). El alcance y la
extensión de la obligación de restituir es diversa según la buena fe o la mala fe del accipens,
La buena fe puede determinar la inexistencia de la obligación de restituir en cualquiera de los siguientes
actos:
• Inutilización del título correspondiente al derecho de crédito.
• Dejar transcurrir el plazo de prescripción sin reclamar el crédito por entenderlo ya pagado.
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• Abandono de las prendas.
• Cancelación de las garantías de su derecho.
El error del solvens en este caso no debe conllevar el del acreedor de buena fe, conforme a las reglas de
diligencia y comportamiento honesto, ya que una vez que entiende que ha cobrado, realiza actos liberatorios
de su deudor.
4.4 La Restitución Del Accipiens De Buena Fe
El accipiens de buena fe ha de devolver la cosa cierta y determinada, de modo que sólo responderá de las
desmejoras o pérdidas de esta y de sus accesiones, si con ellas se hubiera enriquecido (art. 1897). Si las
hubiera enajenado devolverá el precio o cederá la posibilidad para hacerlo efectivo.
Para el supuesto de que la cosa consista en un bien genérico, se impone la conclusión de que el accipiens
habrá de restituir el tantundem (la misma cantidad de género de la misma calidad).
4.5 La Restitución Del Accipiens De Mala Fe
En el caso de mala fe del accipiens, según el art. 1896, la responsabilidad por pérdida o deterioro de la cosa
a devolver se verá agravada por los correspondientes intereses legales si la prestación es económica o si
es fructífera, junto con aquella se habrá de entregar tanto los frutos generados cuanto, los que en condiciones
normales se hubieran producido.
En caso de mala fe el art. 1896 somete al accipiens en caso de pérdida, deterioro o menoscabo de la cosa,
a un régimen riguroso. Debería afrontar:
- Los menoscabos que haya sufrido la cosa por cualquier causa, incluida la fortuita (salvo que hubiera
pasado lo mismo si las cosas estuvieran en posesión del solvens)
- Los perjuicios producidos al solvens hasta que recobre las cosas.
4.6 Aplicación De Las Normas Sobre La Liquidación Del Estado Posesorio
Se refiere a los hipotéticos gastos que haya llevado a cabo el accipiens durante el periodo en que se encuentre
poseyendo la cosa. El Código Civil en su art. 1.898 dispone que “en cuanto el abono de mejoras y gastos
hechos por el que indebidamente recibió la cosa, se estará a lo dispuesto en el título V del libro II” (de la
posesión). La utilización de la cosa lleva una serie de gastos que pueden ser o no reintegrables al poseedor
que deja de serlo, por ello conviene distinguir entre:
A) Gastos necesarios: Van ligados a la propia conservación de la cosa. Los gastos necesarios se abonan
a todo poseedor, de buena o mala fe. Sólo el poseedor de buena fe tiene derecho de retención, es decir,
seguir poseyendo la cosa mientras no le paguen los gastos necesarios.
B) Gastos útiles o mejoras: Son los que conllevan un incremento de valor de la cosa. Para reintegrarse del
importe de los gastos necesarios o los gastos realizados en mejoras, el poseedor de buena fe cuenta a
su favor con el derecho de retención, es decir, seguir poseyendo el material mientras no se les satisfagan
los gastos. Respecto al poseedor de mala fe, el Código Civil no se pronuncia de forma expresa, la mayoría
entiende que no deberían serle abonados.
C) Gastos suntuarios: Se refiere según el Código Civil a gastos de puro lujo o mero recreo, sin que
aumenten el rendimiento económico de la cosa. No son abonables al poseedor de mala fe ni al de buena
fe. Eso sí, el Código da la opción al poseedor que ha efectuado los gastos de llevarse los adornos y
ornamentos añadidos a la cosa principal siempre que no se dañe la cosa principal por retirar éstos o que
el sucesor no prefiera quedárselos pagando su importe. En caso de abonarlos sería A valor de nuevo si
se actuó de buena fe y A valor real si intervino la mala fe, así sale ganando el poseedor de mala fe que
ve como el valor se actualiza con el paso del tiempo
5 - EL ENRIQUECIMIENTO DE LO INJUSTO
5.1 Antecedentes
Los antecedentes se encuentran en el sistema romano, que perfiló una serie de acciones que procuraban
que, en ningún caso, se produjeran situaciones de enriquecimiento patrimonial sin causa ni fundamento.
Sin embargo, en el momento codificador, nuestro Código civil y los demás códigos de la familia latina no
regularon expresamente una acción de enriquecimiento (a diferencia de otros códigos más modernos como
el BGB que si lo han hecho). Esta especie de vacío se ha ido subsanando a base de jurisprudencia, la cual
se basa en el texto de las Partidas.
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Con la reforma del título preliminar del CC de 1973, se trata este tema en el artículo 10.9 que dice que “en el
enriquecimiento sin causa se aplicará la ley en virtud de la cual se produjo la transferencia de valor patrimonial
en favor del enriquecido”. De lo que se deduce que el enriquecimiento injusto es fuente de obligaciones.
La compilación navarra regula de forma detallada la prohibición del enriquecimiento injusto. Así como también
se recoge en Derecho Administrativo y en el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
5.2 Fundamentos De La Prohibición Del Enriquecimiento Injusto
La jurisprudencia del TS para argumentar el enriquecimiento injusto parece basarse en razones de equidad,
que subyace en la aplicación del principio general del derecho “nadie puede enriquecerse injustamente o
sin causa a costa de otro”.
El concepto de enriquecimiento injusto implica una doble concurrencia de un elemento económico (la
ganancia de uno, correlativa al empobrecimiento de otro, mediando un nexo causal entre ambas) y una
condición jurídica consistente en la ausencia de causa justificativa.
De este modo, cualquier prestación hecha sin causa alguna que la justifique, es decir, absolutamente
indebida, puede ser reclamada por quien la realizó, por cuanto lo prestado sólo puede conservarse por el
accipiens mediando liberalidad u otra justa causa.
No deja de ser una noción vaga e imprecisa de difícil determinación concreta. No obstante, el TS ha ido
perfilando los siguientes conceptos:
• La aplicación de la doctrina del enriquecimiento injusto excluye cualquier consideración de tipo
culpabilista, pues no se funda en la culpa, ni en el dolo, ni en la realización de acto ilícito ni siquiera
se asienta en el posible error de alguno de los interesados.
• Se trata de ofrecer una solución a supuestos repugnantes para la idea de justicia atendiendo a datos
puramente objetivos, imponiendo una obligación de resarcimiento.
• Cuando se produce el enriquecimiento injusto existe una obligación de resarcimiento
5.3 Presupuestos [06S/08S/11S/12S/14F/17F2/18S]
Una verdadera legión de sentencias reitera que el enriquecimiento injusto necesita la concurrencia de los
siguientes requisitos:
A) El enriquecimiento patrimonial que puede consistir tanto en un incremento patrimonial como
en la evitación de una disminución por el concepto de daños o de gasto (lucro). Se entiende
como acto o hecho que genera un aumento del valor del patrimonio sea por posesión de una cosa
fructífera, disminución de una deuda, adquisición o generación de un derecho de crédito...
B) La inexistencia de causa, es decir, que para ser injusto o sin causa, carezca de razón jurídica. Se
trata de que no exista hecho, acto o situación alguna que justifique el desplazamiento patrimonial; una
razón de ser que, además de ser lícita, lo justifique.
C) El empobrecimiento en el patrimonio de otra persona en correlación con el enriquecimiento.
Se trata de que el enriquecimiento injusto se produzca a costa del patrimonio del desfavorecido, bien
porque disminuye o bien porque no aumenta lo que debiera aumentar.
D) La relación de causalidad. El enriquecimiento de una parte y el empobrecimiento de la otra deben
estar estrechamente interconectados o ser interdependientes.
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se le puede imponer más que ser reconducido a su nivel inicial. Es decir, la obligación de restituir no puede
exceder la medida del enriquecimiento.
La obligación de restituir en caso de varios deudores ha de configurarse como solidaria conforme con la
línea jurisprudencial
5.5 Características De La Acción De Enriquecimiento
La acción de enriquecimiento es una acción personal. Por tanto, en cuanto no se encuentra regulada
especialmente, en relación con la prescripción debe entenderse que rige el plazo general de los quince años
previsto en el artículo 1.964. Con la entrada en vigor de la Ley 42/2015 de reforma de la LEC, el plazo ha
quedado reducido a la tercera parte: 5 años.
La acción tiene carácter subsidiario, la obligación de restituir que pesa sobre el enriquecido sólo podrá
reclamarse por esta vía si no existe otra posible pretensión autónoma. Sin embargo, cabe, por ejemplo,
ejercitar conjuntamente la acción reivindicatoria sobre una cosa y, al mismo tiempo, la acción de
enriquecimiento por haberse producido un desplazamiento patrimonial complementario sin causa.
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b. Si el proceso penal termina mediante sentencia absolutoria, a partir de la firmeza de ésta comienza
a correr el plazo de prescripción de la posible acción civil de resarcimiento de los daños sufridos por el
perjudicado. La sentencia penal, no genera el efecto de cosa juzgada respecto de la responsabilidad
civil, ni la inexistencia de ilícito penal (judicialmente declarada) implica la inexistencia de
responsabilidad extracontractual que, a continuación, puede ser exigida por la víctima del daño.
c. Es pertinente igualmente el posterior ejercicio de la acción civil cuando la causa penal es objeto de
SOBRESEIMIENTO, pues en tal caso es innegable la competencia del Juez civil para el conocimiento de
los hechos (STS).
d. El perjudicado por el delito puede ejercitar la acción penal, reservándose, sin embargo, las acciones
civiles para, posteriormente, reclamar la reparación por responsabilidad extracontractual en vía civil.
Dicha reserva de la acción civil, que debe plantearse en la propia denuncia o querella, supone un
extraordinario retraso en la reparación del daño, que no quedará definitivamente resuelto hasta la
finalización del segundo proceso.
e. En los supuestos de hallarse el procesado en rebeldía o de fallecimiento del presunto culpable o haber
sido indultado el condenado, si iniciada la acción penal no se llega a dictar sentencia en dicha
jurisdicción, la víctima cuenta con la posibilidad de reclamación civil ante esta jurisdicción, excepto para
indulto.
f. Finalmente, si los causantes del daño han sido varias personas, la responsabilidad civil diferirá o podrá
diferir, según quede determinada exclusivamente en la jurisdicción civil o al contrario, se establezca a
consecuencia del ejercicio de la acción penal, una vez que los imputados sean condenados
penalmente.
Si está involucrado algún menor, habrá que recurrir a la Ley Orgánica 5/2000 de 12 de enero reguladora de
la responsabilidad penal de los menores.
4. LA RESPONSABILIDAD CIVIL Y EL DENOMINADO "DERECHO DE DAÑOS"
El relativo olvido en el que durante años ha vivido la responsabilidad extracontractual para la doctrina ha
provocado un movimiento pendular, según el cual mejor que hablar de responsabilidad civil se debería
construir una teoría general del denominado “Derecho de daños”, como pretendido sector autónomo del
Ordenamiento jurídico.
Esto se debe a la tendencia modernizadora de ciertos autores que parecen disfrutar con la importación o
incorporación de categorías foráneas. En concreto, “Derecho de daños” es la traducción literal de la expresión
anglosajona law of torts, que engloba el tratamiento general de la jurisprudencia sobre los distintos supuestos
de responsabilidad extracontractual. En realidad, no aporta nada a la cuestión
5. FUNDAMENTO Y SISTEMAS DE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL
Responsabilidad extracontractual: producción de un daño que debe ser objeto de reparación, sin que se
requiera la existencia de vínculo obligatorio o relación jurídica alguna entre el autor del daño y la víctima del
mismo (artículo 1902 CC: “el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia,
está obligado a reparar el daño causado”).
Se establece paladinamente un sistema de responsabilidad subjetiva, en el que la responsabilidad civil, una vez
producido el daño, se hace derivar directamente de la culpa en que haya incurrido el autor de la acción u
omisión que merece la calificación del ilícito civil. Los dos elementos para el nacimiento de la responsabilidad
extracontractual serían: (i) el resultado dañoso para un tercero y (ii) la actuación (u omisión) culposa del
agente.
Frente a dicho criterio, otras disposiciones normativas establecen un sistema de responsabilidad objetiva, en el
que, la obligación de resarcimiento se genera por la relación de causalidad entre la actuación (activa u
omisiva) del agente y el daño producido, independientemente de todo elemento de intencionalidad o falta de
diligencia (esto es, culpa) del agente. Bastaría pues que se produjera cualquier daño para que el responsable
del mismo, aun sin culpa alguna, hubiera de indemnizar a la víctima.
Nuestro sistema conserva el dogma de la responsabilidad culposa o subjetiva, atenuándolo con supuestos
de responsabilidad objetiva que cada día asumen mayor frecuencia e importancia, hasta tal punto que en la
actualidad la responsabilidad objetiva constituye la regla general y por el contrario la culposa sería la
excepción. Esto se debe a que, en nuestra sociedad, importa más la naturaleza reparadora de la
responsabilidad extracontractual que la determinación del sujeto responsable de los daños.
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ser susceptibles de reparación específica y de reparación pecuniaria.
En cuanto al daño moral, se definen como aquellos que afectan a los bienes o derechos inmateriales las
personas (honor, libertad, salud), extraños a la noción de patrimonio y que no repercuten de modo inmediato
sobre este.
La doctrina y la jurisprudencia tienden a admitir que todo daño, material o moral, siempre que sea real y
demostrado, da lugar a reparación, es decir, en el ámbito extracontractual, los daños morales son
indemnizables. La LO 1/1982 de Protección Civil del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y
a la Propia Imagen (LOHIP), se pronuncia abiertamente a favor de la indemnización de daños y perjuicios de
daño moral. En iguales términos de daño moral se expresa la Ley de Propiedad Intelectual.
La STS 501/2016 señala la compatibilidad de la indemnización del daño moral y el daño patrimonial, cuando
el perjudicado haya optado, para cuantificarlo, por el criterio de la licencia hipotética, haciendo suya la doctrina
del TJUE de 17 de marzo 2016.
La cuestión teórico-práctica que hoy se plantea es determinar si daño moral y daño material debe englobarse
bajo un mismo concepto (daño) o son dos conceptos diferentes. Según la doctrina más autorizada es
preferible este último: pues mientras que los daños materiales son resarcibles, los daños morales, no
patrimoniales, son compensables. En dicha línea se pronuncia la jurisprudencia del TS, considerando ser
una compensación por los sufrimientos del perjudicado (pretium doloris).
Respecto de la cuantía, debe estarse al prudente criterio del juzgador, atendiendo a las características del
caso y a la gravedad de la lesión.
3 - EL PRESUPUESTO SUBJETIVO: LA CULPA O NEGLIGENCIA
Para que haya obligación de reparar el daño causado, es preciso que este sea atribuible al agente, bien sea
porque este tuviera intención de causar el daño, o bien porque –pudiendo y debiendo preverlo- no previó las
consecuencias dañosas dimanantes de su conducta por negligencia inexcusable.
Este elemento de culpabilidad se deduce del propio art. 1902 CC “interviniendo culpa o negligencia”,
consagrado reiteradamente por la jurisprudencia.
Los presupuestos básicos de la culpabilidad según opinión de la doctrina son imputabilidad del autor y la
conducta dolosa o culposa por parte del agente.
3.1 La Imputabilidad Del Autor Del Daño
Ser imputable equivale a tener capacidad de entender y querer o tener conciencia del alcance de la propia
actuación.
La exigencia de imputabilidad (capacidad de entender y querer) del autor del daño, en realidad no constituye
un presupuesto de la responsabilidad civil según nuestro Ordenamiento. Así, el art. 118 CP exime de
responsabilidad criminal una serie de supuestos, considerados inimputables penalmente, en una expresión
que, ciertamente, no conlleva la inexistencia de responsabilidad civil.
En este sentido, la responsabilidad civil generada a causa de actos de quienes sean penalmente inimputables
en virtud del art. 118 CP se exigirá conforme a las siguientes reglas:
1. En caso de enajenación mental persistente, serán responsables “quienes los tengan bajo su
potestad o guarda legal o, de hecho, siempre que haya mediado culpa o negligencia por su parte y sin
perjuicio de la responsabilidad civil directa que pudiera corresponder a los imputables”. Los
guardadores legales responden por el hecho ilícito del inimputable, aunque dicha responsabilidad se
fundamente en la culpa in vigilando, aunque si se ha observado la debida diligencia en el cuidado, la
responsabilidad patrimonial, podría corresponder a los imputables.
2. El ebrio y el intoxicado (drogas, psicótropos...) habrán de responder por sí mismos.
3. En el supuesto de estado de necesidad, serán responsables civiles directos las personas en cuyo
favor se haya precavido el mal.
En virtud de las reformas operadas por la LO 5/2000 sobre responsabilidad penal de los menores, los
menores comprendidos entre los 14 y los 18 años pueden ser declarados responsables de la comisión de
hechos tipificados como delitos o faltas en el Código Penal, o en Leyes Penales especiales.
Dicha LO hace recaer sobre padres y guardadores la responsabilidad civil de estos menores de forma
solidaria, si bien podrá ser moderada por el juez cuando no hubieren favorecido la conducta del menor con
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
dolo o negligencia grave.
3.2 El Carácter Doloso O Culposo De La Conducta
Los artículos 1902 y 1903 CC mencionan expresa y exclusivamente la culpa como elemento característico
de la conducta responsable. La noción de culpa se refiere a la existencia de una conducta descuidada o poco
cuidadosa que debe ser sancionada tanto en el caso de que genere incumplimiento de una obligación
contractual o un daño (que a su vez genera responsabilidad extracontractual).
La graduación de la culpa (lata o grave, leve y levísima) no tiene interés en la responsabilidad
extracontractual, ya que el autor del acto ilícito responde siempre del daño, cualquiera que sea el grado de
la falta de diligencia.
Los Tribunales deberán apreciar la falta de diligencia, al igual que en la responsabilidad contractual, teniendo
en cuenta las circunstancias de cada caso en concreto, conforme a la interpretación analógica del art. 1104
CC.
Evidentemente, aunque el CC se refiera en los art. reseñados solo a la culpa, no se justifica la exclusión de
las conductas dolosas, las cuales revisten mayor gravedad que la culpa en sentido estricto.
El dolo, en relación con la responsabilidad extracontractual, habría de identificarse con la conducta
deliberada y consciente dirigida a producir daño al otro, revistiendo mayor gravedad. De ahí que el art. 1902
CC, el termino culpa debe ser interpretado en sentido genérico, englobando también el dolo.
3.3 La Prueba De La Culpa
Es nota característica de la responsabilidad extracontractual la necesidad de la prueba de la culpa; la
reiterada jurisprudencia ha venido determinando que el actor ha de probar la culpabilidad del demandado
que establece que incumbe la prueba de las obligaciones al que reclama su cumplimiento
No obstante, la doctrina y la jurisprudencia se han venido planteado desde décadas que basta un mero
principio de prueba de la culpa del demandado una vez acreditado el daño, atendiendo a razones de justicia
material, pues se considera injusto que la víctima, además de sufrir los daños, tenga que soportar la carga
de la prueba.
Siguiendo dicha línea, nuestro TS ha terminado por establecer una verdadera inversión de la carga de la
prueba en beneficio de la víctima, siendo el sujeto responsable quien haya de acreditar haber actuado sin
culpa. Esto es, un grado de diligencia tal que excluya la aparición de responsabilidad extracontractual.
4 - EL PRESUPUESTO CAUSAL: LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD
4.1 Planteamiento: Causas Y Concausas
La mera lectura del art. 1.902 CC evidencia que entre la acción u omisión del agente y el daño inferido a
la víctima debe existir un nexo causal, una relación de causa-efecto o relación de causalidad. Teóricamente
hay pocos problemas, pero en la práctica hay muchos, sobre todo si concurren varias causas o concausas.
Lo que hay que determinar es la vinculación del daño final con las circunstancias de hecho, sea una causa o
sean varias.
Ante ello la doctrina (penalista y civilista) ha propuesto diversas opciones, aunque resultan insatisfactorias
para resolver la multiplicidad de supuestos prácticos.
4.2 Tesis Doctrinales Sobre La Causalidad
A. Teoría de la equivalencia de las condiciones: Propugna la consideración de todas y cada una de las
diversas concausas que hayan contribuido a la producción del daño siempre y cuando este no hubiera
acaecido al faltar alguna. Se identifica esta tesis con la de la conditio sine qua non: solo se tendrán en
cuenta aquellas circunstancias cuya concurrencia haya sido determinante en el resultado dañoso, o de
forma negativa, que de no haberse dado hubieran provocado la ausencia de resultado dañoso u otro
resultado dañoso distinto al efectivamente ocurrido.
B. Teoría de la adecuación o de la causa adecuada: Para la mayoría de los autores la causa origen del
daño solo puede determinarse atendiendo a la adecuación entre aquella y éste. Si el daño objetivamente
contemplado era de esperar como una derivación natural del curso de los acontecimientos, en tal caso
podrá hablarse de relación causal.
C. Teoría de la causa próxima: La jurisprudencia inglesa habla de la necesidad de que entre el daño y la
serie de concausas haya una relación de proximidad, las causas de origen remoto deben ser desechadas.
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D. Teoría de la causa eficiente: En sentido parecido al anterior, la jurisprudencia española prefiere hablar
en algunos casos de causa eficiente, para evitar que la nota de proximidad de la causa pueda excluir
causas menos próximas, que son verdaderamente determinantes del resultado dañoso.
4.3 La Consideración Jurisprudencial De La Relación De Causalidad
La inexistencia de normas en el Código Civil sobre el particular hace que el TS se incline generalmente por
afirmar que la existencia de varias causas generadoras del daño habrá de ser valorada en cada caso por los
Jueces (no sólo la última causa o inmediata).
El TS no se adscribe de manera exclusiva a ninguna de las teorías doctrinales reseñadas, aunque en
ocasiones se ha escorado a favor de una teoría cuando la justicia material lo requería.
El TS, consciente de las diversas perspectivas de interés respecto de la relación de causalidad, las considera
desde una posición meramente instrumental, atendiendo ante todo a un planteamiento realista de los
supuestos litigiosos y procurando lograr la debida justicia material de los casos sometidos a su conocimiento.
4.4 Caso Fortuito, Fuerza Mayor Y Relación De Causalidad
En más de una ocasión el TS ha señalado la estrecha conexión o interdependencia existente entre el caso
fortuito y la relación de causalidad, en el sentido que la presencia en cualquier supuesto de hecho de un
caso fortuito exonera de responsabilidad extracontractual por falta de la correspondiente relación de
causalidad.
En términos didácticos es difícil decidir si en materia de responsabilidad extracontractual, el caso fortuito debe
ser considerado al hilo de la culpa del agente o por el contrario al tratar de la relación de causalidad. En
términos prácticos, la cuestión carece de trascendencia y en gran medida depende del planteamiento
procesal del correspondiente pleito.
Ante la inexistencia de norma alguna en materia de responsabilidad que represente un papel paralelo al
ofrecido por el art. 1105 CC, la jurisprudencia del TS se muestra proclive a considerar aplicable dicho precepto
a los casos de responsabilidad extracontractual, y a él nos hemos de remitir.
Pero la consideración del art. 1.105 CC por la jurisprudencia a efectos de calificación o caracterización del
caso fortuito no significa una especial predisposición del TS a excluir la relación de causalidad o establecer
la falta de culpa del sujeto tendencialmente responsable, pues pretendidos casos fortuitos suelen ser eventos
previsibles que no hubieren originado daño alguno si el sujeto hubiera tenido la debida diligencia.
En lo relativo a la correspondiente indemnización por parte de las Administraciones Públicas, tales supuestos
se encuentran regulados actualmente por las leyes 39/2015 y 40/2015 en virtud de las cuales los particulares
tendrán derecho a ser indemnizados por las Administraciones públicas de toda lesión que sufran en
cualquiera de sus bienes y derechos siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos salvo en casos de causa mayor o de daños que el particular tenga el deber
jurídico de soportar de acuerdo con la ley. Se utiliza el giro de fuerza mayor, pero entendemos que no hay
diferencia con caso fortuito.
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a. Los padres respecto de los daños causados por los hijos que se encuentran bajo su guarda.
b. Los tutores respecto de los daños causados por los menores o incapacitados que estén bajo su
autoridad y habiten en su compañía.
c. Los comerciantes o empresarios respecto de los daños causados por sus empleados o dependientes
en el servicio de los ramos en que los tuvieran empleados o con ocasión de sus funciones.
d. Los educadores o los titulares de determinados centros docentes.
e. El Estado cuando obra por mediación de un agente especial.
2.2 Otros Posibles Supuestos De Responsabilidad Por Hecho Ajeno
Se exige que entre el responsable y el agente del daño exista una relación de subordinación o de particular
custodia o vigilancia. Por tanto, basta con dicha relación de dependencia para que pueda y deba predicarse
la vigencia de la responsabilidad por hecho ajeno, aunque el supuesto de hecho concreto no se encuentre
expresamente contemplado en el Código Civil. (Orfelinato, internado, viaje de fin de curso, etc…)
3 - LA RESPONSABILIDAD DE PADRES O TUTORES [11F/12F1]
3.1 Introducción
Tradicionalmente, se ha considerado que los padres o tutores de los menores o de los incapacitados deberían
ser considerados responsables civiles de los daños ocasionados por las personas de las que son
guardadores legales.
El Código Civil regula la responsabilidad por hecho ajeno en el entendido de que los padres o tutores son
responsables por culpa in vigilando, in custodiando, o in educando.
Art. 1903.2 CC: “los padres son responsables de los daños causados por los hijos que se encuentren bajo
su guarda”.
Art. 1903.3 CC: “los tutores lo son de los perjuicios causados por los menores o incapacitados que están bajo
su autoridad y habitan en su compañía”.
Podemos refundir los dos artículos en el siguiente fundamento: el guardador legal del incapaz de obrar
debe afrontar las responsabilidades dimanantes de los actos dañosos de éste.
3.2 La Presunción De Culpa Y La Objetivación De La Responsabilidad
El fundamento de la responsabilidad de la culpa in vigilando, en teoría, debiera suponer que padres y tutores
quedarán exentos de responsabilidad cuando acrediten haber sido personas diligentes y cuidadosas respecto
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de la conducta de los menores o incapaces. Esto se acepta en el art. 1903 CC al disponer que "la
responsabilidad de que trata este artículo cesará cuando las personas en él mencionadas prueben que
emplearon toda la diligencia de un buen padre de familia para prevenir el daño".
La responsabilidad paterna es una presunción iuris tantum de culpa que admitiría prueba en contrario, con
la consiguiente exoneración de responsabilidad para padres y tutores. Sin embargo, la jurisprudencia del TS
sobre la materia se caracteriza en las últimas décadas por un rigor extraordinario en la prueba de la conducta
diligente, hasta tal punto que, no cabe hablar de responsabilidad por culpa, sino que se ha pasado a
establecer una responsabilidad de carácter objetivo o por riesgo, aunque a veces resulte atemperada.
El TS ha declarado reiteradamente que la exclusión de la responsabilidad de guardadores legales no puede
darse aun cuando estos hayan observado una conducta diligente en relación con la educación y formación
de los menores o incapacitados.
La doctrina se ha pronunciado desde una perspectiva muy crítica, resaltando el excesivo rigor del TS en la
consideración de la materia.
En realidad, el conflicto de intereses en los supuestos de hecho característicos de la responsabilidad paterna
es resuelto por el TS conforme a una argumentación irreprochable: ante la alternativa de que las
consecuencias patrimoniales de la lesión sufrida por otra persona cualquiera (frecuentemente otro menor)
deban afrontarse por la víctima o los padres de ésta o por el causante del daño o los padres de éste, el TS
opta generalmente por esta última solución, cuya justicia parece quedar fuera de toda duda.
3.3 Responsabilidad Civil Dimanante De La Responsabilidad Penal De Los Menores
Nos remitimos a lo dicho en otro capítulo con respecto a la responsabilidad penal de los menores y la
asunción, de manera objetiva y solidaria, de la responsabilidad civil por parte de padres y guardadores legales
(LO 5/2000).
Algunos autores, no obstante, comienzan a exigir un replanteamiento de la cuestión: se sugiere que se
establezca en el Código Civil una regla que permitiera a los Tribunales, atendiendo a las circunstancias
fácticas de cada supuesto, establecer la responsabilidad civil propia del menor por los daños causados
siempre que tenga una mínima capacidad de entender y de querer que, en consecuencia, le permita
responsabilizarse de sus propios actos.
4- LA RESPONSABILIDAD DEL EMPRESARIO
4.1 Carácter Y Presupuesto De Su Exigencia
Según el artículo 1903.4 CC: son igualmente responsables los "dueños o directores de un establecimiento o
empresa respecto de los perjuicios causados por sus dependientes en el servicio de los ramos en que los
tuvieran empleados, o con ocasión de sus funciones". El art. 1904 CC establece que "El que paga el daño
causado por sus dependientes puede repetir de éstos lo que hubiese satisfecho".
Es decir, cualquier daño inferido a terceros en el ámbito empresarial permite la exigencia directa de
responsabilidad al empresario, pero ésta no excluye la posible responsabilidad del dependiente causante
del daño. Además, según el art. 1902 CC, si la víctima identifica al dependiente o empleado, puede accionar
también directamente contra él.
Es decir, un mismo hecho dañoso puede fundamentar una doble exigencia de responsabilidad, pues la
víctima puede dirigirse indistintamente contra el empleado, el empresario o ambos conjuntamente, siempre
que no infrinja el principio procesal ne bis in idem (no hay dos hechos generadores de responsabilidad, sino
dos posibles responsables).
La responsabilidad del empresario se caracteriza por ser directa (no se requiere que previa o
simultáneamente se demande al empleado causante del daño) y por encontrar fundamento en la culpa in
vigilando o culpa in eligendo del propio empresario.
Para la posible exigencia de responsabilidad al empresario, se requieren, de forma concurrente, dos
presupuestos:
> La relación de dependencia: el empleado causante del daño debe encontrarse respecto del
empresario en una situación de subordinación, responde a las órdenes o instrucciones del
empresario. Se refiere a situaciones laborales o cualquier otra relación laboral pasajera que conlleve
“trabajar para otro”
> La actuación del dependiente en la esfera de actuación de la empresa. Sólo generan
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responsabilidad cuando puedan considerarse inherentes al desempeño de sus funciones o gestiones
encomendadas.
Sin embargo, en la actualidad la jurisprudencia del TS responde más a la doctrina del riesgo que a la visión
original que proporciona la interpretación literal del Código Civil.
En relación con los empresarios, la posibilidad de exoneración del artículo 1903 CC ha pasado a ocupar un
papel marginal, pues se persigue la reparación de la víctima.
4.2 El Derecho De Repetición
El art. 1904 CC: "El que paga el daño causado por sus dependientes puede repetir de estos lo que hubiese
satisfecho". La responsabilidad del empresario no dimana de su propia culpa, pues en ese caso, no le
permitiría repetir contra el dependiente, sino de consideraciones de carácter objetivo o de creación de riesgo
por la actividad empresarial.
La repetición contra el dependiente debe entenderse sometida las reglas del art. 1902 CC y cumplir todos los
presupuestos requeridos por dicho precepto.
4.3 Responsabilidad Civil Del Empresario En El Ámbito De Los Riesgos Laborales
La normativa sobre prevención de riesgos laborales establece la obligación de reparar los daños causados
como consecuencia del incumplimiento por el empresario de las medidas de prevención, pero no
regula el régimen concreto de la responsabilidad civil.
Esta responsabilidad surge del deber de protección eficaz impuesto al empresario. Con carácter general,
estamos ante una responsabilidad contractual, que deriva de la conducta omisiva el empresario por
incumplimiento del deber de protección eficaz y ante una obligación de medios (incumplimiento de la
normativa sobre prevención de riesgos laborales).
El empresario responde de los daños causados por quienes tienen encomendadas tareas de prevención
en su empresa, dependientes, auxiliares y delegados de prevención. El empresario debe resarcir todos
los daños causados, tanto al trabajador como a terceros. Para el cálculo de la indemnización deben
descontarse algunos conceptos, como las prestaciones de la Seguridad Social, pero no cabe descontar el
recargo de prestaciones, ni las mejoras voluntarias previstas en el Convenio Colectivo que resulte de
aplicación.
El empresario tiene igualmente responsabilidad respecto de trabajadores de otra empresa contratista y
subcontratistas (solidaria respecto de sanciones administrativas) y de trabajadores cedidos por empresas
de trabajo temporal (ETT). La responsabilidad en esta materia se entiende solidaria siempre que el
empresario principal se haya reservado tareas de dirección y control de los trabajos que realizan las empresas
contratistas.
Además, el empresario puede incurrir en responsabilidad penal derivada del incumplimiento normativo, y
más cuando la reciente modificación del código penal ha introducido la responsabilidad penal de las personas
jurídicas.
5 - LA RESPONSABILIDAD DE LOS TITULARES DE CENTROS DOCENTES DE ENSEÑANZA
NO SUPERIOR [04F/19F2]
5.1 Redacción Originaria: La Responsabilidad De Maestros Y Profesores
La redacción originaria del artículo 1903.6 CC establecía textualmente que "son, por último, responsables los
maestros o directores de artes y oficios respecto a los perjuicios causados por sus alumnos o aprendices
mientras permanezcan bajo su custodia".
También el hecho de que se les responsabilizara “mientras que éstos permanezcan bajo su custodia” daba
lugar a que en los últimos años muchos educadores se resistieran a extender sus tareas propias más allá de
lo estrictamente necesario dado el riesgo que personalmente asumían, de hecho, los movimientos sindicales
aconsejaban no realizar actividades complementarias o extraescolares alguna.
5.2. La reforma de la Ley 1/1991: la responsabilidad de los titulares de los centros docentes
Después de la reforma de 1991, (Ley 1/1991 que modifica el art. 1903) a fin de adaptar la norma a la realidad
social de la docencia, esta responsabilidad que en principio recaía sobre los profesores y maestros, recae
ahora sobre los titulares de los centros.
La responsabilidad sólo tiene lugar mientras los alumnos se hallan bajo el control o vigilancia del profesorado
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del centro desarrollando actividades programadas o regidas por éste, sean propiamente escolares o
complementarias, y continúa fundándose en criterios de culpa in vigilando o, si se quiere, en culpa in
eligiendo, en tanto que solo opera cuando se hallan bajo el control o vigilancia del profesorado del centro
desarrollando actividades programadas o regidas por este, ya sean escolares o complementarias.
Por enseñanza no superior, según el autor, ha de darse una interpretación amplia, no refiriéndose solo los
estudios reglados, sino cualquier actividad de aprendizaje de menores de edad, con independencia de la
actividad concreta. Obviamente quedan excluidos los estudios universitarios.
Los titulares de los centros podrán exigir de los profesores las cantidades satisfechas si hubiesen incurrido
en dolo o culpa grave en el ejercicio de sus funciones que fuese en causa del daño.
5.3. El derecho de repetición
La Ley 1/1991 añade un párrafo al art. 1904 CC. Así, los titulares de los Centros docentes "podrán exigir de
los profesores las cantidades satisfechas, si hubiesen incurrido en dolo o culpa grave en el ejercicio de sus
funciones que fuesen causa del daño".
Pese a que de su redacción parece deducirse que el desempeño de las funciones propias del profesorado
debe ser causa del daño, el sentido de la norma es bien distinto: ni siquiera en el caso de que los profesores
hayan desempeñado sus funciones incurriendo, por acción u omisión, en culpa grave o dolo, la relación de
causalidad debe darse entre la acción y omisión del profesor y el daño causado, sino entre el hecho o acto
del menor sometido a control o vigilancia y la causación del daño.
Lo que sí ocurre es que la conducta activa u omisiva del profesor determina la responsabilidad de éste en el
caso de haber podido ser un obstáculo a la realización del acto ilícito del menor, si no hubiera intervenido
dolo o culpa grave de aquél.
Por tanto, el profesor queda exonerado de responsabilidad frente al Centro en el caso de que su actuación
sea meramente culposa, mientras que, en caso de culpa grave o dolo, nace el derecho de repetición del
Centro contra el profesor.
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en los casos de reclamación de indemnizaciones por filtraciones de agua a locales o viviendas sitos en
plantas inferiores.
La víctima del daño, una vez acreditada la relación de causalidad, puede reclamar directamente al "cabeza
de familia" la reparación del daño causado basándose en este art. 1910 CC, una norma que es clara muestra
de un supuesto de responsabilidad objetiva, que constituye una obligación legal de indemnizar y resarcir a
quien sufrió el daño, medie o no culpa achacable al cabeza de familia.
La expresión cabeza de familia está obsoleta, que se encuentra referida a habitante de la casa, a la persona/s
responsable del buen orden y concierto de la vivienda. No se requiere existencia de vinculación dominical
(dominio, propiedad), basta una situación de uso.
Sin embargo, la conservación de los elementos del inmueble es obligación del propietario, por lo que si se
produjera la caída de algún elemento del edificio (por ejemplo, una cornisa), el daño sería achacable al
propietario, aunque el edificio se encontrara arrendado.
2- LA EVOLUCION LEGAL: DE LA RESPONSABILIDAD SUBJETIVA A LA OBJETIVA
El incremento de los supuestos legales de responsabilidad no culposa es un fenómeno generalizado en todos
los países evolucionados. Desde la revolución industrial, el incremento de bienes de producción y servicios
o actividades que en sí mismos considerados representan una mayor dosis de peligro o riesgo de daños para
terceras personas, lo que ha requerido una respuesta en los diferentes ordenamientos jurídicos similar a la
de nuestro art. 1902 CC (catástrofe aérea, grupos terroristas) desde una perspectiva distinta a la de
culpabilidad del agente.
Generalizada la situación de riesgo, es lógico que deba generalizarse también la reparación del daño de una
forma objetiva (haya habido o no culpa), siempre y cuando se dé el nexo de causalidad entre un
determinado riesgo hipotéticamente dañoso y los daños efectivamente ocasionados (así se produce además
una inversión en la carga de la prueba).
El fenómeno se cierra con la existencia de un seguro obligatorio legalmente prefijado en la mayor parte de
los casos en que el ordenamiento jurídico establece la responsabilidad objetiva (ejemplo: el seguro obligatorio
del coche, para sufragar los daños a terceros que uno pueda ocasionar).
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lo más parecida posible a la que tendría de no haberse producido el accidente. Para ello, también se
identifican nuevos perjudicados y nuevos conceptos resarcitorios que no están recogidos en el Baremo
vigente. Se sistematizan y dotan de sustantividad propia las indemnizaciones por daño patrimonial (daño
emergente y lucro cesante) que el actual Baremo prevé de un modo simplista e insuficiente.
3. PLURALIDAD DE RESPONSABLES: EL CARÁCTER SOLIDARIO DE LA OBLIGACIÓN
EXTRACONTRACTUAL
En caso de que la responsabilidad extracontractual recaiga sobre dos o más personas en virtud de un mismo
acto ilícito, se plantea el problema de saber si el perjudicado por dicho acto debe reclamar la reparación del
daño:
A) Simultánea o sucesivamente a cada uno de los responsables.
B) A cualquiera de ellos por entero, según convenga al perjudicado, en el entendido de que, después,
entre los distintos responsables «ajustarán cuentas».
Dicha cuestión consiste en atribuir a la obligación extracontractual la naturaleza de mancomunada o, por el
contrario, de obligación solidaria. En la actualidad, la mayoría de los autores y la jurisprudencia, se pronuncian
en favor del carácter solidario de la obligación extracontractual de forma general.
4 - PRESCRIPCION DE LA ACCION [08F/19F1]
4.1 Plazo De Prescripción
Según el art 1968.2 CC "la acción para exigir la responsabilidad civil por... las obligaciones derivadas de la
culpa o negligencia de que se trata en el art 1902 CC desde que lo supo el agraviado" prescribe por el
transcurso de un año.
Dicha prescripción anual es aplicable no solo a las obligaciones del art. 1902 CC sino a las contempladas en
el conjunto de obligaciones extracontractuales reguladas en el Código Civil. Así lo declaran las STS
(respecto de obligaciones del art. 1903 y 1905 CC).
Al contrario, no es aplicable de forma indiscriminada a otros supuestos regulados por disposiciones
específicas como la ley de navegación aérea, la ley de energía nuclear, etc. Lo cual evidencia que cualquier
disposición normativa con rango de ley podrá establecer el plazo de prescripción que tenga por conveniente,
si bien es obvio que el plazo de prescripción anual previsto en el Código Civil constituye de alguna manera
el parámetro natural de referencia en la materia.
No obstante, lo dicho, el TS viene entendiendo que el plazo general de un año no es aplicable a los supuestos
de responsabilidad civil derivada de un delito, respecto de la cual el art..117 CP declara que "se extinguirá
de igual modo que las demás obligaciones, con sujeción a las reglas del derecho civil". Según este artículo
se debería aplicar el plazo de prescripción anual, pero de forma reiterada el TS ha consagrado la aplicación
del plazo general de 5 años (ley 42/2015 de reforma de la LEC).
4.2 ¿Prescripción O Caducidad? Cómputo Del Plazo
La regla general respecto del cómputo del plazo se establece en el art. 1968.2 CC en virtud de la cual una
vez el daño sea real y efectivo, con conocimiento de la víctima, comienza a correr el plazo anual fijado.
Dicho plazo requiere que el daño de la víctima pueda darse por concluido, sin nuevas derivaciones
dañosas para la víctima. Por ello en casos de “daños continuados” y, en particular, en el caso de lesiones
corporales, de difícil determinación médica y cuantificación pecuniaria inmediata, el plazo de prescripción no
comenzará a computarse hasta no poder determinar, con certidumbre, el alcance de la indemnización. En
este sentido, el plazo prescriptivo se inicia en el momento que se conozcan de modo definitivo las
consecuencias del quebranto sufrido, según el alta médica.
El plazo referido es sin duda de prescripción. Igualmente ocurre en la mayoría de las disposiciones
legislativas específicas. Entonces el plazo puede ser interrumpido conforme a las reglas generales.
No obstante, el plazo para ejercitar la acción por responsabilidad civil se convierte en plazo de caducidad en
supuestos específicos, para evitar la continua reviviscencia del posible ejercicio de la acción.
Ejemplos de plazos de caducidad sería el ya referido art. 9.5 LO 1/1982 sobre protección civil del derecho al
honor, a la intimidad y a la imagen, establece un plazo de caducidad de cuatro años para el ejercicio de la
acción. O la LOPJ al establecer el plazo de tres meses para interponer demanda de responsabilidad por
error judicial, opta por la caducidad.
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PREGUNTAS DE EXAMEN
CAPÍTULO 1
2. La noción técnica de obligación [13SR]
3.3 El derecho de crédito: diferenciación de los derechos reales [04S/07S/09S]
5.3 La obligación Natural como deber de moral [14SR]
5.4 La obligación Natural: concepto y jurisprudencia del TS [03F/05F/07F/10S/11F/12F2/16F1]
CAPÍTULO 2
3. Fuentes de las obligaciones [04S/18F2]
5. La voluntad unilateral como fuente de las obligaciones [04F/05F/08F/09F/12F1]
5.2. La promesa pública de recompensa [06F/07F]
5.3. Los concursos con premio [04S]
CAPÍTULO 3
2. Diferencias entre obligaciones Mancomunadas y solidarias [13F2/15F2/16F2]
3. La obligación mancomunada o dividida [08S/19F1]
4. La Presunción Legal de Mancomunidad y la Regla Práctica [04S/11F/14F1]
5.2 La obligación solidaria: solidaridad activa [06F/06S]
6. La solidaridad pasiva [09S]
6.1 La Solidaridad Pasiva: Relaciones externas entre acreedores y deudores solidarios [10F]
6.2 La relación interna entre los codeudores solidarios: El Reembolso [07F/10S]
6.2 Y 6.3 Relación interna entre los codeudores solidarios: reembolso y subrogación legal del deudor-solvens [10S]
7. La insolvencia del codeudor [04S/05F/06F/13S1/15F1/18F1/19SR]
CAPÍTULO 4
1. La prestación en general: Requisitos [06S/09F/12S1/13F1/15SR/18SR/19S]
3.2 La obligación de hacer: obligación de medios y resultado [07S/13SR/15F1/19F2]
5. Obligaciones transitorias y duraderas [07S]
6. Obligaciones principales y accesorias [11S/16SR]
7. Obligaciones de cantidad líquida e ilíquida [05S]
8.3 Las obligaciones indivisibles con pluralidad de sujetos [08S/12F2]
CAPÍTULO 5
2.2 La obligación genérica de género limitado [06F/10F]
1.1 y 3.2 Obligaciones cumulativas y alternativas: concepto y diferencias [12SR]
3.2 Obligaciones alternativas [05S/06S/10S/12SR/18F1]
3.2 y 3.3 Obligaciones alternativas y con cláusula facultativa [06S]
3.3 La obligación con cláusula facultativa [06S/07F/14F2/18F2]
CAPÍTULO 6
1.4 Características de las obligaciones pecuniarias [09F/17F1]
1.5 La distinción entre deudas de dinero y deudas de valor [04F/08F/16F1/17F2/18SR]
1.1 Los intereses convencionales y la usura: el anatocismo [05S]
3.4 El anatocismo: los intereses de los intereses [09F/10F]
CAPÍTULO 7
2.3 El pago del tercero [04F/05F/06S/08F/12SR/13F1]
2.6 El pago al acreedor aparente y el pago al tercero [09S/06S/11F/11S/19S]
3. Los requisitos del cumplimiento: la exactitud de la prestación [12F1/14SR/17F1]
3.1 La identidad de la prestación [11S]
5. El lugar del cumplimento: el artículo 1171 del CC. [08S/13F2/15F2/19F1]
CAPÍTULO 8
1. Imputación y recibo del pago [16F2]
1.4 La imputación de pagos por el acreedor [10S]
2.2 La dación en pago [06S/11S/13S1]
3. El ofrecimiento de pago y la consignación (MORA DEL ACREEDOR) [05S/18S/19SR]
3.6 Requisitos y efectos de la consignación [07F/07S/11S/14F1]
CAPÍTULO 9
3. El caso fortuito y la fuerza mayor como causas de exoneración para el deudor [04S/09F]
5. La mora del deudor [05F]
5.2 La mora del deudor: la intimación o interpelación [09F/10F/11F]
5.3 La mora automática [06F]
5.4 Efectos de la mora del deudor [09S/10F/13F2/14F2/15SR]
7. La reacción del acreedor y la ejecución forzosa [05F]
8. La indemnización de daños y perjuicios [10S/13SR/17F2]
CAPÍTULO 10
4. La confusión [09F/12F2/13F1]
4.2 Régimen jurídico básico de la confusión [07S/08F]
5. La compensación: concepto y requisitos [05F/06S/12S1/16S1/16SR/18F1/19S]
CAPÍTULO 11
3. La cesión de crédito [14SR]
3.6 Responsabilidad del cedente frente al cesionario [08S]
4.2 La subrogación del crédito: subrogación convencional [10S]
4.3 La subrogación legal [07F/09F/11F]
6 La cesión del contrato [17F1]
CAPÍTULO 12
2. El derecho de retención. [09F/12F1/13SR]
2.2 El derecho de retención: supuestos legales [16F1/18SR/19F2]
3. La cláusula penal o pena convencional: concepto y clases. [06F/12SR/13F2]
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
3.2 La cláusula penal: pena sustitutiva o compensatoria [10S]
3.3 La pena cumulativa [16SR/18F2]
3.6 La cláusula penal como obligación accesoria y subsidiaria [07F]
4. Las arras o señal: concepto y clases [04S/13F1/18S]
4.2 Las arras penitenciales [07S/11F/12S1]
CAPÍTULO 13
2. Concepto y caracteres de la responsabilidad patrimonial [04F]
7. La acción revocatoria o pauliana [04S/05S/08S/10S/15F1]
7.2 Presupuestos de la acción revocatoria o pauliana [07S]
CAPÍTULO 14 = NO ENTRA EN EL EXAMEN
CAPÍTULO 15
3. La gestión de negocios sin mandato (AJENOS) [05F/10F/15F2/16F2]
3.2. La gestión de los negocios ajenos: presupuestos y requisitos [04F/06F/08F/12F2]
3.4 La gestión de negocios sin mandato: obligaciones del gestor [07F/10F]
4. Presupuestos del cobro o pago de lo indebido [07F]
4.1 y 4.2 El pago de lo indebido: concepto y presupuestos [10S]
5.3 El enriquecimiento injusto: presupuesto [06S/08S/11S/12S/14F/17F2/18S]
5.3 y 5.4 El enriquecimiento injusto: presupuesto y efectos [05S/12S1/13S1/14F2/15SR/19SR]
CAPÍTULO 16
2. La responsabilidad contractual y extracontractual [07S/05S/11F]
CAPÍTULO 17
2. Los presupuestos de carácter objetivo de la responsabilidad por hechos propios [11S]
2. La responsabilidad civil subjetiva: presupuestos de carácter objetivo [11S]
CAPÍTULO 18
1. La responsabilidad objetiva en el Código Civil [08S]
3. La responsabilidad de los padres o tutores [11F/12F1]
5. La responsabilidad de los titulares de centros docentes de enseñanza no superior [04F/19F2]
CAPÍTULO 19
1.2 La responsabilidad por caída de árboles [14F1]
CAPÍTULO 20
2. Reparación específica y reparación pecuniaria [04S/12SR]
4. Prescripción de la acción: plazo y cómputo [08F/19F1]
FIN DE LAS PREGUNTAS DE EXAMEN
12F1
Personado el Sr Notario D. Alfonso Palacios Rafoso el pasado día 16 de mayo de 2003 en el domicilio de D. García gracia García,
quien se encuentra merendando con su abogado, D. Gumersindo López Azcarate, arguye éste que, en todo caso, la reclamación de
3.000 euros en concepto de daños y perjuicios la considera abusiva. Razone usted sobre este punto. (DOC 1)
12F2
Teniendo a la visto el documento número uno del prácticum y en particular la cláusula penal explique por favor en que consiste esta
cláusula y en particular a cuál de las clases de cláusulas penales puede adscribirse.
12S1
¿Podría realizar algunas precisiones en relación con el tipo de interés pactado convencionalmente y referido en el primer punto
del expositivo de esta escritura de novación (documento 4)
12SR
En conversación privada que hemos tenido con D Alfonso Palacios nos ha contado que parece que quien ha redactado este
documento pretendía insertar la relación triangular existencia en el marco de los supuestos de subrogación legal del artículo 1210
del código civil. Sin embargo, cabe considerar que, por no haber consentimiento del acreedor, efectivamente no puede producirse
la subrogación ¿o sí? Porque ¿siempre, siempre, se requiere la autorización el consentimiento del acreedor originario?
13F1
Lucas vende a Lucia un coche de segunda mano de su propiedad, que entrega el día de la firma de contrato, y cuyo precio se fija en
4000€. Dicho pago se efectuara el día 15 de mayo de 2012 llegada la fecha acordada, Lucía no entrega dicha cantidad ¿Cree que
Lucia ha incurrido en mora? Razone la respuesta.
13F2
Carlos dueño de una vinoteca en la ciudad de Lorca, ha vendido a Mario diez cajas de vino Vega Siciliana reserva de 1970, que
deberá entregar el día 10 de mayo de 2011 y, cuyo pago se ha hecho efectivo en ese momento. Como consecuencia de un
terremoto producido en dicha localidad, Carlos no efectúa la entrega. ¿Puede exigir la entrega de las botellas de vino compradas?
Razone su respuesta.
13S1
Candela al salir de su casa a ir al parque a pasear a su perro de raza Dóberman y antes de atarle la correa, el perro se escapa y se
dirige al conserje, causándole una herida en una pierna que requiere de atención media en el hospital. ¿Cree vd. que podría el
conserje exigir a Candela algún tipo de responsabilidad y de que clase? Razone la respuesta fundaméntala jurídicamente.
13SR
Juan y Pedro de 9 y 11 años respectivamente, estando jugado con un balón en la terraza de su casa, tiran una de las macetas a la
calle, cayendo la misma sobre el toldo del vecino de abajo, ocasionando su rotura ¿Cree que esta acción puede dar lugar algún tipo
de responsabilidad o es un simple hecho fortuito? Razone jurídicamente la respuesta.
14F1
Jorge entrega a paloma la cantidad de 30.000€ en concepto de señal y parte del precio de una vivienda. Llegando el momento final
del pago no puede hacer frente al mismo ¿Qué posibilidades tiene de desistir del contrato? ¿Ante que figura podríamos estar? ¿Cómo
operarían en caso de cumplimiento del contrato? ¿y en caso de incumplimiento?
14SR
Belén le debe a su hermana Beatriz 100.000 cuyo pago deberá efectuar en julio de 2014. En agosto de 2014 y ante la imposibilidad
de afrontar dicho pago, Beatriz ofrece a Belén una motor de su propiedad valorada en 50.000€ con la intención de satisfacer la
deuda. ¿Cree posible que Beatriz quede liberada de su deuda de este modo? Razone jurídicamente la respuesta.
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Apuntes Derecho Civil 2. Manuel Agudo rev.2019 Swanhilda
14F1
Sergio debe a Ana 30.000 euros. Como no tiene dinero para pagarle conviene con Ana la entrega en propiedad de su coche
marca Audi, como pago de la deuda. Digamos en que supuesto de cumplimiento de obligaciones nos encontramos. Motívelo
jurídicamente.
15F1
Andrés compra en el año 2014 un chalet, cuya entrega se efectuará el día 15 de enero de 2015. En el contrato de compraventa, se
inserta una cláusula por cuya virtud tendrá derecho el comprador a descontar 5000€ del precio por cada día de retraso en que incurra
la constructora a contar desde el 15 de enero de 2015 ¿Es válida esa cláusula? ¿Y en su caso, ante qué clase de cláusula nos
encontramos?
15F2
María, Lourdes y Cristina van a su restaurante favorito para celebrar su encuentro, mientras esperan que les sirvan la comida, el
camarero tropieza, con la mala fortuna que derrama la copa de vino en el vestido de seda de Cristina causándole manchas
irreparables. ¿Creen que Cristina puede exigir algún tipo de responsabilidad? ¿De qué tipo? ¿Y a quien iría dirija la acción de
responsabilidad?
15SR
Sergio debe a Ana 30.000 euros. Como no tiene dinero para pagarle conviene con Ana la entrega en propiedad de su coche marca
Audi, como pago de la deuda. Digamos en que supuesto de cumplimento de obligaciones nos encontramos.
16F1
Alicia al salir de su casa el dia 24 de noviembre de 2015 para pasear, al cruzar la calle de paso de cebra, un coche que iba a velocidad
excesiva le arrolla provocándole heridas en su brazo derecho que requieren asistencia médica. Transcurridos dos años desde el
accidente decide interponer demanda exigiendo el resarcimiento del daño causado ¿sería posible?
16F2
Jaime debe a Ana la cantidad de 5000 euros que según consta en el contrato de préstamos celebrado deberá devolver el día 25 de
setiembre de 2016. Llegado el día de cumplimiento de la obligación. Ana se niega sin motivo a recibir el cobro de la cantidad que
se le adeuda. Ante esta situación ¿Qué debe hacer Jaime para cumplir con su obligación?
16SR
Una menor jugando a la comba en el recreo ocasiona a una compañera daños de carácter permanente en un ojo, perdiendo la
visión de éste ¿A quién deberá reclamar la madre de la niña perjudicada?
17F1
Diego presta a su amigo Andrés la cantidad de 5.000 euros para que Andrés pueda comprarse una moto, fijando como fecha de
devolución del préstamo el 1 de enero de 2016. Como el día 15 de enero de 2016 Andrés no ha devuelto dicho préstamo Diego dirige
a él requiriéndole de pago. sin embargo Andrés alega que no efectuará la devolución de la mencionada cantidad ya que diego le
debe 4.000 euros como honorarios profesionales desde el 10 de enero de 2016 ¿Consideran que Andrés puede no efectuar el pago?
¿Y en su caso, ante qué figura jurídica nos encontramos? Razone jurídicamente la respuesta.
17F2
Isabel, el día 17 de noviembre de 2015, vende su colección de sellos a su amiga Poli por la cantidad de 2000 euros que deberá
abonar la compradora en el plazo de tres meses. Transcurrido dicho plazo Poli se dirige a Isabel para abonarle la cantidad adeudada.
Ante su sorpresa Isabel se niega sin razón a recibir el pago… ¿Ante esta situación que debe hacer Poli para satisfacer su deuda?
Razone jurídicamente la respuesta.
18F1
Isabel, de 5 años que está al cuidado de su abuelo Sergio, arroja por la ventana del sexto piso en el que viven, el coche metálico de
Barbie con el que está jugando. Su caída provoca daños en un brazo a una viandante. ¿Ante qué tipo de responsabilidad estamos?
En todo caso, ¿quién respondería? Razone jurídicamente la respuesta.
18F2
Paloma es operada de una lesión en la rodilla el 24 de junio de 2016. Ante los fuertes dolores que sufre, decide consultar a otro
especialista, el Dr. Domínguez, el día 1 de julio de 2017. Este le informa que se ha producido una negligencia en la operación.
¿Existiría algún tipo de responsabilidad del médico que la operó? En todo caso, ¿estaría en plazo para poder reclamar? Razone
jurídicamente la respuesta.
FIN DE LAS PREGUNTAS PRACTICUM (NO ACTUALIZADAS TODAS)
☺☺☺
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