El Creacionismo es un movimiento de vanguardia que surge en la literatura española
del primer tercio del siglo XX , como fundador del movimiento nos encontramos con el poeta chileno Vicente Huidobro, para Huidobro el poeta debe crear en lugar de contar, anima a los poetas a hacer florecer a la rosa en el poema en lugar de cantarla, se trata de un movimiento estético y literario que conlleva un nuevo espíritu. Gerardo Diego se mueve entre las tendencias innovadoras, es un gran cultivador del arte de la vanguardia y la literatura de corte tradicionalista como romances clásicos siguiendo el romancero castellano, heredero de Garcilaso y clásicos barrocos como Góngora, del que Gerardo Diego hace una gran labor de recuperación. Si bien practicó literatura dentro de los postulados del Ultraísmo, lo abandonó pronto, se pueden encontrar poemas del ámbito ultraísta en su libro Evasión.Este autor ha estado en contacto con escritores y artistas que han formado parte de la historia de la literatura española, esta red de contactos, influencias y encuentros supone algo muy positivo a lo largo de su trayectoria tanto literaria como vital. Creacionismo y Ultraísmo parece que van de la mano, Gerardo Diego no se inscribe dentro del superrealismo ya que este opina que hay que escribir con los cinco sentidos en alerta, no aboga por la escritura automática de André Breton. Este poeta asiste a las conferencias del gran poeta chileno Huidobro: el valor del lenguaje poético reside en su alejamiento del lenguaje común, esta reelaboración del lenguaje en la que adquiere una autonomía propia, técnica que ya practicaba Góngora en sus poemas cultos. No hay que olvidar la tradición francesa que ha servido de antecedente para el movimiento tratado en estas líneas, antecedentes que encontramos en el país vecino, tenemos como ejemplo a la figura de Mallarme en su inclusión de la música y disposición tipográfica que recuerda a un cuadro, Huidobro como discípulo del francés, si Góngora tomaba términos del griego y el latín, los poetas creacionistas los tomaban del francés y el inglés. Dentro de esta nueva manera de escribir literatura si bien se realizan innovaciones tipográficas como incluir un amplio espacio amplio entre versos y palabras, evitar la métrica usual o el hecho de evitar los signos de puntuación en ese afán de mostrar el poema como algo para ser visto, una especie de exposición visual.También se suceden las innovaciones en el plano del significado: el poeta debe crear una especie de idioma propio, un sistema de expresión característico basado en la realidad que conoce pero que vaya más allá. Uno de los aspectos fundamentales es la importancia que se le concede a la imagen y el cultivo de esta en el poema. En el intento de no narrar sino de crear, fabricar un mundo propio, una naturaleza propia de autonomía completa el poeta soprende a través de las imágenes a través de las cuales transmite al lector una realidad poemática mediante imágenes de una realidad creada a partir de la realidad que el propio poeta conoce, una realidad autónoma frente a la realidad universal y es que la imagen adquiere valor por sí misma, va más allá del lenguaje. Imagen como base de la creación poética, la imagen debe ser libre , el autor conecta estas imágenes de modo que se crean asociaciones de imágenes. Gerardo Diego, en la revista Cervantes, manifiesta la necesidad de libertad absoluta en la creación de la imagen que se va a utilizar, crear por el placer de crear, construir en lugar de describir, no evocar sino sugerir. Crear una realidad , con las palabras que ya existen, que no tiene por qué coincidir con la realidad natural, ir más allá de la mera imitación de la naturaleza, hacer como ella: crear. No buscan que el poema adquiera cierta eternidad o valor en el tiempo que no sea la del instante creador, con la capacidad de sorprender dentro de la sposibilidades de la palabra y la libertad de las imágenes múltiples, imágenes inesperadas, si bien Góngora como Lope y Quevedo podían utilizar las mismas imágenes, herencia de Garcilaso de tradición grecolatina, estos poetas creacionistas deben crear un mundo nuevo sin imitar a otros. El poema tiene valor por sí mismo por mucho que no coincidan la intención del autor al crear su poema con la interpretación que hace de él pero al entrar en el juego el racionalismo no hay tanta diferencia entre ambas. El Creacionismo se basa en técnicas nuevas en la que se aprende de la naturaleza, la ciencia, se incluyen las artes plásticas y música en la que el creador es una especie de pequeño dios. En su relación con la pintura, es de gran importancia el contacto con el Cubismo, por ejemplo, al mismo Gerardo Diego se le asocia con la pintura cubista de Picasso; surgió la amistad entre él y Juan Gris, gran pintor al que incluso de dedica poemas y tanto aprende de él: colores, formas como triángulos o instrumentos, asociaciones visuales, la disposición o manera de colocar los términos y el uso de lenguaje plástico nuevo o imágenes que recuerdan a un cuadro, el pintor cubista también crea, no imita o contempla la realidad. Con la música se podría decir que nos encontramos con el mismo proceso creador, existe una cierta composición o similitudes en la estructura de una pieza musicala parece una musicalidad variada, por ejemplo, la ruptura del verso.Respecto al séptimo arte, el cine, es innovadora la técnica montaje cinematográfico, esa sucesión de secuencias diversas superpuestas unidas por un delgado hilo que puede ser un concepto o un sonido, presencia de imágenes múltiples de los poemas creacionistas. En resumen, una poesía que une todas las artes.. Gerardo Diego practica la poesía creacionista a la vez que la neoclásica o tradicional, en su persona encontramos tradición e innovación donde la plasticidad y la musicalidad son claves. Villar, del Arturo Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2009 Cuadernos Hispanoamericanos, núm. 361-362 (julio-agosto 1980), pp. 152-169, Madrid: Instituto de Cooperación Iberoamericana