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La Cristologia en Santo Tomas
La Cristologia en Santo Tomas
Bibliografía:
a Originalidad de la cuestión 2
b La reflexión sobre el misterio
c La unión hipostática y la unión por la gracia
a Origen anselmiano
b El plan de Santo Tomás en la III Pars
c Razones teológicas y armonías
4 La humanidad de Cristo
a Los problemas
b Realidades asumidas y realidades coasuntas
c Cristo y la Imagen de Dios
d Dignidad de la Humanidad de Cristo
e La adoración de Cristo
f La naturaleza adámica de Cristo (qq. 4-6)
a Antecedentes escolásticos
b La construcción de Santo Tomás
c La dualidad de voluntades y de operaciones
d La predestinación de Cristo
Introducción
Este texto que sirve de introducción a toda la III Pars hace algunas indicaciones
generales. Al escoger un texto de la anunciación según San Mateo, el Angélico nos
introduce directamente en el clima de la salvación evangélica: el Señor viene a salvar a
su pueblo. El comentario que sigue nos indica enseguida el aspecto primordial bajo el
cual Santo Tomás enfoca esta salvación: el Señor viene a manifestar en sí mismo el
camino de la salvación; por tanto, lo primero que Cristo aporta es la revelación del
camino que hemos de emprender para salvarnos. Finalmente, el inciso resurgendo
implica toda una economía del tiempo, a través de la cual podemos recibir la enseñanza
y los beneficios de Cristo: el fin último, que es la bienaventuranza, se da también al
final, es decir, que interviene al término de una evolución temporal.
Estos datos explican suficientemente la división de conjunto de la III Pars, que
Santo Tomás propone seguidamente:
A partir de esta gran división, Santo Tomás entra en la subdivisión del estudio de
la Encarnación propiamente dicha. Sin embargo, quisiéramos estudiar la primera
cuestión a la luz que aporta este prólogo; por su objeto es una cuestión que rebasa muy
1
Summa Theologiae III, pról.
Cristología 2
ampliamente el estudio de Cristo en sí mismo; ella indica la amplitud con que el teólogo
debe considerar el Misterio de Cristo, subraya las conexiones con el Misterio de Dios,
muestra cómo las diferentes partes que se distinguen en el prólogo –el Salvador en sí
mismo, los sacramentos, el fin último– no son en el fondo sino un único Misterio.
finalidad. La Bondad de Dios nos es accesible cuando vemos que la generosidad divina
crea seres que encuentran en él su perfección. Santo Tomás subraya que si se considera
la plurivalente actividad causal de Dios, el nombre propio de Dios es el de Bueno 3. Por
consiguiente, todo estudio teológico relativo a lo creado se hace bajo el signo de la
Bondad de Dios. Y, si la Bondad de Dios es en último término la gran luz para descubrir
el sentido de lo creado, recíprocamente, el estudio de la creación en su producción, sus
clases de seres, su marcha hacia Dios, nos manifiesta la Bondad de Dios. Dentro de esta
perspectiva la vinculación de la Encarnación a la Bondad divina cobra todo su sentido:
entre todos los modos de comunicación de sí que la Revelación o la razón nos permiten
conocer, la Encarnación es evidentemente el modo supremo; encuentra su fundamento
ontológico último en la contemplación de la Bondad de Dios.
Por otra parte, en las cuestiones 19 y 20, Santo Tomás estudia el mecanismo de
la actividad voluntaria de Dios. En lo relativo a la actividad ad extra, el bien querido por
Dios es el bien conocido por su sabiduría. Esta consideración psicológica ilumina el
carácter voluntario de las acciones divinas: la comunicación suprema de la bondad de
Dios en la Encarnación no es sólo la irradiación suprema de una perfección ontológica
que naturalmente tiende a comunicarse; es también la realización amorosa de un plan de
sabiduría. Estos dos aspectos de la Bondad deben unirse, si se quiere comprender
plenamente la vinculación entre la Encarnación y la Bondad. Mediante la Encarnación
las posibilidades íntimas de irradiación causal de la esencia divina quedan en cierto
modo agotadas; la generosidad de Dios llega al maximum y Dios ejerce su finalidad tan
plenamente cuanto es posible hacerlo respecto de una criatura, puesto que la humanidad
de Cristo se une a Dios en su misma subsistencia. Se ha alcanzado una cima en el orden
de la unión con Dios: del lado de Dios, el sumo don de sí; del lado de la criatura, la
culminación trascendente de su dignidad espiritual.
Para terminar el análisis de este artículo notemos que las soluciones a las
objeciones se sitúan en un plano técnico complementario: demuestran que Dios sigue
siendo el mismo en la Encarnación y que todas las modificaciones se dan por el lado de
la criatura. Además, esta manera de enfocar el problema proporciona la base para una
teología de la humanidad singular de Cristo; sólo la humanidad de Cristo realiza este
modo supremo de la comunicación de Dios.
b Encarnación y salvación del hombre
Podemos apreciar la coherencia de esta visión del Misterio con las grandes
líneas teológicas de la Summa: en la jerarquía de los valores sobrenaturales Santo Tomás
concede el primer lugar al conocimiento de Dios; es lo que la teología intenta expresar;
es lo que se nos dará plenamente cuando tengamos acceso a la bienaventuranza;
finalmente la vida humana considerada en su actividad y en sus principios de acción se
orienta hacia esta bienaventuranza. Si se considera la Encarnación en relación con la
salvación del hombre, habrá que buscar las conveniencias de la misma por relación al
conocimiento de Dios y a la marcha hacia Dios. Y en esta perspectiva habrá que tener
en cuenta principalmente el valor de revelación pedagógica de la Encarnación.
Es el hecho mismo de la unión de Dios con la naturaleza humana y el ejemplo de
la vida de Cristo lo que constituyen lo esencial en cierto modo de la Revelación que
aporta la Encarnación. Esta Revelación viene a ser para nosotros no sólo objeto de
contemplación, sino de conocimiento práctico, en cuanto que nos invita a una operación
personal conforme al Misterio revelado. En este sentido, el mayor beneficio del Misterio
de la Encarnación es permitir al hombre adoptar posición personalmente respecto a
Dios. La Encarnación es el camino para la unión con Dios, la cual se realiza mediante el
ejercicio de las virtudes teologales y la rectitud en el obrar, antes de expandirse en la
bienaventuranza. Si pues Cristo, a través de todo su Misterio, nos revela el camino de la
unión con Dios, remueve los obstáculos que se oponen a ella y es el mediador de un
retorno que pone en actividad todo el organismo sobrenatural, ¿no tenemos aquí, en
última instancia, la suprema conveniencia de la Encarnación?. Lo esencial para Santo
Tomás es que la reparatio vuelve a colocar al hombre en una situación en la que de
nuevo puede unirse personalmente con Dios.
Tal vez esta manera de enfocar las cosas explique también la preferencia que
aquí se concede a la satisfacción de Cristo, entre todos los aspectos de la Redención que
se hubieran podido destacar.
En resumen: Santo Tomás desarrolla indudablemente en la línea trazada desde el
comienzo de la I Pars las conveniencias fundamentales de la Encarnación, tomándolas
de la salvación del hombre: explica aquí en que sentido Cristo es para nosotros via
nobis tendendi in Deum.
Cristología 5
c El motivo de la Encarnación
Está bastante claro: el teólogo tiene por misión descubrir la armonía de lo que de
hecho es y no de lo que sería si...
Santo Tomás ve en Cristo la perfección y el remate del primer hombre. Por eso
mismo deduce la conveniencia de que el segundo Adán venga tras el primero. De este
modo, la Encarnación está en la línea de la Creación. Hay que notar que el elemento
progreso interviene en la naturaleza humana. Se trata sobre todo de la preparación
espiritual necesaria para recibir de Arriba la culminación que es Cristo; negativamente
es caer en la cuenta del pecado y de la necesidad del Salvador;
Bajo esta cita de San Juan, late el axioma neoplatónico: quod est perfectum in
uno genere est causa omnium quae sunt illius generis. Por consiguiente, todo el orden
de la unión con Dios, es decir del acceso a la bienaventuranza, depende de aquel que es
perfecto en la unión con Dios, o sea del Verbo Encarnado, que realiza el tipo supremo
de la unión de la criatura con el Creador. El Verbo Encarnado por razón de su perfección
ontológica, es el principio de culminación para todas las criaturas llamadas a la unión
con Dios.
6
Summa Theologiae III q 1 a 5, sol.
7
Ibídem.
8
Summa Theologiae III q 1 a 6, sol.
Cristología 7
e Líneas fundamentales
Summa Theologiae.
El aspecto del vínculo a destacar es que, al ser la economía cristiana previamente
dada como un hecho revelado, cabe hallar en los datos teológicos precedentes
importantes armonías, gracias a las cuales escapa a toda desvinculación respecto de los
otros campos de la Revelación.
En otros términos, el estudio teológico de la Encarnación se sitúa dentro de un
doble juego de libertades. Así como la Creación primera fue libre y libre fue el
llamamiento hecho a Adán para que realizara en su naturaleza y en su vida profunda la
Imagen de Dios, de la misma manera fue libre el pecado y también la economía de
Cristo determinada por Dios. El examen de la primera libertad plantea al teólogo el
problema de la naturaleza y la gracia. El respeto a la segunda libertad es lo que ha
inducido a Santo Tomás a no elaborar dentro de un marco cristológico su antropología
religiosa y, al propio tiempo, a no excluir la cristología de esa antropología.
Estas consideraciones justifican en última instancia el plan que ha elegido el
Doctor Angélico para hablar de Cristo dentro ya de la III Pars:
a Originalidad de la cuestión 2
Pero por otra parte se da una continuidad real entre una y otra. Si es cierto que
por un lado tenemos la semejanza divina y por otro a Dios mismo, la unión hipostática
no está, sin embargo, separada de la unión por la gracia, ya que aquélla es el principio
de ésta.
El interés de Santo Tomás consiste en el hecho de que, ya en el punto de partida,
unen en la contemplación del Misterio de Cristo los datos que dependen de las
estructuras y los que resultan de la economía.
3 La Encarnación del Verbo
a Origen anselmiano
possit assumere naturam creatam, alia non assumente 13; Santo Tomás trata de la
realidad dada y expone su sentido teológico.
Finalmente, el artículo 8 representa una originalidad respecto de las obras
anteriores; el Angélico enfoca la cuestión por sí misma.
Este plan nos revela el método teológico de Santo Tomás; técnicamente
hablando, las soluciones no son originales. Pero la problemática, dentro del Misterio
revelado de la Encarnación, con su acusada preocupación por conceder el primer puesto
a lo real y no sacar a plaza lo posible, sino para ilustrar la realidad, es verdaderamente
propia del Doctor Angélico.
Sólo nos resta decir una palabra sobre los principios que Santo Tomás pone en
juego y las armonías que descubre. El principio de su investigación, cuidadosamente
establecida en el artículo 1, es la distinción entre el acto y el término de la asunción; la
asunción terminativamente afecta necesariamente a la Persona, y económicamente, a la
Persona del Verbo; la asunción en cuanto acto puede atribuirse a la naturaleza
considerada como principio de acción, o a las tres Personas como autor único de la
acción de la Encarnación.
Esta distinción es la clave de toda la argumentación; es preciso añadir un punto
de referencia: la comparación con las exigencias de unión por gracia, expresada en
términos de actividad sobrenatural de Imagen o adopción. 14 Santo Tomás subraya la
trascendencia de la unión hipostática respecto de la unión por la gracia; rechaza concluir
la necesidad de la Encarnación bajo el pretexto de que la unión por gracia nos hace hijos
adoptivos. Pero también puede poner de relieve en el artículo 8, conveniencias fundadas
en las apropiaciones.
Santo Tomás agrupa estas conveniencias en torno a tres claves: la primera es la
Persona del Verbo, considerada en sí misma: es ante todo el tema del paralelismo entre
la primera creación y la segunda; este tema, hace que resalte el carácter de
recapitulación que tiene la segunda creación, que remata plenamente la obra divina:
Sabiduría: