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Un nacimiento feliz del libro Detective perfecto. Historias homicidas para leer de
noche, escrito por el Dr. Enrique Caballero Peraza, está encabezado con una cita
de Oscar Wilde, en donde, a manera de sarcasmo, el autor irlandés enuncia lo
estúpido que es el acto de matar y que, a pesar de ello, todos, de una manera u
otra, nos llegamos a convertir en asesinos.
El cuento da inicio con la voz en primera persona de una creatura que narra con
desprecio su llegada a este mundo al que no deseaba venir y las dificultades que
tuvo para hacerlo. En su resistencia, el recién nacido describe cómo en un acto de
rebeldía intenta aferrarse al cordón umbilical, pero no es tonto, por el contrario, es
un ser de gran inteligencia que se da cuenta que con esta acción está obstruyendo
el flujo del oxígeno, así que no tiene opción, permite que “lo venzan” y finalmente
nace. Durante el momento de la expulsión, la madre sufre una hemorragia, bajo
esta situación el narrador menciona que en ese momento tuvo la oportunidad de
probar el líquido rojo deleitándose con su exquisito y excitante sabor.
Se lee entre líneas que, debido a la dificultad del parto y la falta de oxigenación, un
grupo de pasantes de enfermería al darse cuenta de la carencia de movimientos y
de llanto por parte del infante, utiliza estrategias que el pequeño describe como
actos de crueldad que dañan su integridad física y moral. En respuesta, en un acto
de venganza, decide sádicamente hacerle “la travesura” de orinarle la cara a la
enfermera que en ese momento le practicaba alguna maniobra.