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Matricula: 1-20-3859
Sección: SOC200001
La servidumbre (del latín servus) era una forma de contrato social y jurídico típica del
feudalismo mediante la que una persona —el siervo, generalmente un campesino—
queda al servicio y sujeta al señorío de otra —el señor feudal, generalmente un noble
o un alto dignatario eclesiástico, o incluso una institución como podía ser un
monasterio—. Durante la Edad Media, un siervo era el habitante de una zona
determinada en la que las funciones públicas eran administradas por el terrateniente
del lugar, al no haber otro tipo de poder o administración. Si bien siervo en su origen
era sinónimo de esclavo, la palabra pasó a usarse para referirse a un hombre libre
sujeto fiscalmente a una tierra. El señor feudal tenía la potestad de decidir en
numerosos asuntos de la vida de sus siervos y sobre sus posesiones. El siervo no podía
traicionar al señor feudal, ya que él le suministraba vivienda, parte de las cosechas y
sus prendas.
El señor feudal, como administrador de la tierra, era quien ostentaba el poder. Este
hombre se encargaba de proteger a sus vasallos; los vasallos, por su parte, estaban
obligados a pagar tributos e impuestos a su señor. Suele decirse, por lo tanto, que el
señor feudal y el vasallo intercambiaban fidelidades
La Iglesia en la era feudal tuvo un rol altamente relevante en las instituciones que
existieron durante la Edad Media, se podría decir que fue el “norte” espiritual del
medioevo. Una vez que se constituyó la nueva sociedad dividiéndose en innumerables
señoríos, era lógico que la Iglesia se fuera adaptando a estos tiempos para prevalecer.