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Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como
se prueba el oro. Él invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi
Dios.
Introducción:
Un ejemplo claro y aplicable a nuestras vidas de nuestro versículo base es el proceso de obtención del
oro. El oro para ser purificado debe ser pasado por el fuego. Pasa por un proceso de fundición y unas
etapas de preparación. El oro es fundido a una temperatura alta, hasta que se derrite, para ser limpiado,
un punto importante dentro de todo este proceso es que, no debe exceder el calor y la temperatura
necesaria. Luego el mismo es pasado por otro proceso donde es golpeado para darle forma y finalmente
luego de cada etapa por la que pasa, sale resplandeciente, brillando en su esplendor y reconocido como
el metal más bello, y de mayor valor.
Un especialista en la materia comentó lo siguiente: “El oro se purifica en el fuego, porque a través de
ese proceso el metal inicia los primeros pasos para alcanzar su máxima pureza”.
A menudo así pasa con nuestras vidas, debemos ser sometidos a tribulaciones (procesos) para ir
perfeccionándonos cada vez en el Señor, así como en el proceso del oro, el cual no debe exceder el
calor y la temperatura necesaria, así Dios nos da tribulaciones que podemos soportar, recordemos lo
que dice la Primera epístola a los Corintios en el capítulo 10, versículo 13:
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más
de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.
Al igual que el oro, en el horno de la aflicción, nos hacemos quebrantables y Dios puede trabajar con
nuestro carácter hasta moldearlo a través del “proceso de fundición”. En la prueba estamos más
susceptibles y dispuestos a escuchar a Dios hablar a nuestras vidas y aferrarnos a Él y se activa nuestra
fe.
En esta lección analizaremos 3 manifestaciones del amor y poder de Dios cuando nos encontramos en
medio de pruebas:
Detrás de cada prueba Dios tiene un propósito establecido que obrará a bien, aunque en el
momento en que estamos metidos en el horno no lo podamos entender. Cuando somos
pasados por el fuego, Dios no nos deja solos, Dios se mete con nosotros al horno y
permanece a nuestro lado hasta el final del proceso. Nunca nos hará pasar por situaciones
que no podamos enfrentar, y así como el oro no es sometido a un exceso en la temperatura,
Dios sabe perfectamente el grado de calor que podemos soportar. Una vez, salimos del
horno salimos libres de impurezas y de todo lo que nos impide brillar.
Nosotros como creyentes, debemos tener la seguridad de que Dios estará presente en las
tribulaciones que como prueba ponga en nuestra vida, debemos aprender a confiar en que,
por más dura que sea la prueba o la circunstancia, él siempre estará para librarnos y su
presencia estará de continuo en nuestra vida.
Mientras, más el oro es golpeado para adquirir forma y pasado por el fuego, mayor es su
valor, y así pasa con nosotros, Dios nos honra y nos hace brillar con un valor incalculable.
El diamante para ser pulido también atraviesa por un proceso de fricción. A nadie (ni a ti, ni
a mí) nos agrada ser pasados por fuego, pero es necesario que así sea para que luego de
haber superado todo obstáculo que nos permitió crecer y adquirir el brillo y el valor que Dios
espera y quiere de nosotros, podamos ser testimonio de las grandezas de Dios y de su
infinita fidelidad y su inmenso amor. Nada mejor que ser probados y estirados en el camino,
para ser oro puro en las manos de Dios. Las pruebas que Dios pone en nuestra vida son
para que nosotros podamos adquirir resistencia, paciencia, perfección y valor.
Muchas personas hoy en día piensan que nadie ha sido probado como ellas. No importa la
experiencia por la que hayas o estes pasando; hay personas que han atravesado por la
misma clase de pruebas que nosotros. Lo alentador es que Dios proveerá para nosotros
una salida, es decir, el medio para salir de esas situaciones de prueba. Dios es fiel, y no
permitirá que seamos probados más allá de lo que podamos soportar.
Dios pone pruebas difíciles, pero luego otorga la victoria a los que en él confían. El hecho
de ser cristianos no nos inmuniza de tener que atravesar por momentos difíciles y amargos
en nuestra vida. Pero ser creyentes nos otorga una unción especial porque estamos llenos
del Espíritu Santo que nos da la fortaleza para poder salir adelante y recibir la recompensa
de nuestro Padre.
Una de las cosas más difíciles de la vida de un creyente es el hecho de ser discípulo de
Cristo, ya que a pesar de las pruebas debemos dar buen testimonio y salir victoriosos de la
situación adversa que estamos pasando. Pero cuando estamos atribulados, podemos
hacernos muchas interrogantes con respecto a lo que Dios permite que pase en nuestras
vidas.
No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida,
para que podáis soportar.
En este sentido, las tribulaciones que Dios permite en nuestra vida tienen un propósito
divino, no se dan de forma casual ni por mala suerte, ni nada de eso, ya que todo,
absolutamente todo es de Dios, y él controla lo que existe en el cielo y en la tierra y en los
lugares que no conocemos. Ese propósito tiene que ver con nuestra transformación
espiritual, ya que Dios nos está moldeando a la imagen y semejanza de Cristo, y esa es la
meta, así como el oro es pasado por un proceso, así nuestra vida deberá pasarlo.
Así que las pruebas difíciles forman parte de un proceso de santificación y consagración, y
por eso somos apartados para los propósitos de Dios y equipados para experimentar la
Gloria de Dios en nuestra vida. Tal como lo dice su palabra en la primera epístola de Pedro,
Capitulo 1, versículos del 6 al 7:
6
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que
ser afligidos en diversas pruebas, 7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que
el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra
cuando sea manifestado Jesucristo,
Entonces se puede afirmar que, mediante todas las pruebas y tribulaciones de la vida,
estamos en victoria. A pesar de que estamos librando una batalla espiritual, el diablo no
tiene la potestad sobre los Hijos de Cristo.
El Señor no nos deja solos, él nos guía a través de su Santo Espíritu y nos da la autoridad
de su palabra para darnos fortaleza en medio de la prueba y alentarnos a seguir adelante.
Tal como lo expresa su palabra en la primera epístola a los Corintios en el capítulo 15,
versículo 57:
57
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Contesta las siguientes preguntas conforme a la lección estudiada, con refuerzo bíblico (puedes
apoyarte con el contenido):
1. Tomando el ejemplo del proceso de obtención del oro, ¿Qué sucede con nuestra vida cuando
pasamos por el fuego/horno?
2. Según el relato del libro de Daniel 3:1-30, ¿por qué motivo fueron echados al horno de fuego
Sadrac, Mesac y Abed-nego?
3. Según el relato del libro de los Reyes 17:1-7, ¿Cuál fue la bendición que recibió Elías durante
su tribulación?
4. De acuerdo al 13 del capítulo 10 de la primera epístola a los Corintios, ¿cómo nos muestra
Dios su fidelidad en medio de las tentaciones y pruebas?
5. De manera breve, comparte una experiencia o testimonio personal de alguna prueba por la
que hayas pasado y lograste ver el amor de Dios: