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HERRERO, Yayo ECONOMÍA ECOLÓGICA Y ECONOMÍA FEMINISTA: 2014

UN DIÁLOGO NECESARIO.

Modelo de pensamiento occidental, intensificado por neoliberalismo, desarrollado en


contradicción con bases materiales que sostienen la vida.
Cimientos patriarcales, antropocéntricos y capitalistas, sociedades actuales ponen en riesgo
equilibrios ecológicos que permiten la vida humana (y no sólo ésta) y amenaza con colapsarlo
todo.
El sistema se expandió sin tener en cuenta que la vida humana tiene 2 dependencias materiales:
1. la naturaleza y sus límites
2. imposibilidad de sobrevivir en solitario, necesitamos que otros nos dediquen tiempo para llevar
vidas decentes.
Sociedad capitalista ignora la existencia de límites físicos planetarios y oculta los tiempos
necesarios para la reproducción de la vida social cotidiana.
Se basa en la creencia de una falsa autonomía, de la naturaleza y del resto de las personas.
Descubrir el andamiaje cultural que sostiene estas visiones, revisar los esquemas mentales con
que se comprende y actúa en el mundo es fundamental para poder reubicar la especie humana
dentro del planeta y establecer relaciones diferentes para situar el bienestar de las personas en
equidad como prioridad social.
Es un momento crítico dentro del planeta, las variables ecológicas están cambiando a ritmo
drástico y a dirección impredecible. De seguir así, puede que llegue un punto físico donde sean
imposibles las transiciones para caminar hacia un modelo diferente.
Reorientar la economía hacia un modelo justo y sostenible es urgente, las visiones convencionales
son incapaces de hacerlo porque se pierden en indicadores económicos que no dan real cuenta de
lo que sostiene en verdad la vida. Al dirigir la mirada en la dirección equivocada no pueden
comprender lo que desaparece a pasos agigantados, suelo fértil, biodiversidad, regulación del
clima.
La economía feminista y la ecológica son imprescindibles para lograr este cambio.
Son dos planteamientos heterodoxos que coinciden en señalar el cambio del foco de interés desde
el dinero hacia lo que posibilita una vida buena.
Ambas visiones valoran elementos, procesos y sujetos que, aunque cruciales para la existencia
humana, han sido invisibilizados por el pensamiento hegemónico.

Ecodependientes e interdependientes
Somos ecodependientes porque somos una más de las especies y obtenemos de la naturaleza lo
que necesitamos para estar vivos.
Las sociedades occidentales son casi las únicas que han establecido una ruptura radical entre
naturaleza y cultura.
Comprender lo humano como superior y opuesto a la naturaleza impide comprender las
relaciones de dependencia, considerar la naturaleza como almacén a disposición de algunos y
aboga por destruir o alterar la dinámica que regula y regenera lo vivo, toda una tendencia suicida.
También somos profundamente interdependientes. Dependemos desde el nacimiento hasta la
muerte, emocional y físicamente del tiempo que otras personas nos dan. Y en particular en
algunos momentos críticos del ciclo vital.
El cuerpo considerado como una mercancía más. Sin asumir vulnerabilidad de la carne,
contingencia de la vida humana, menos se reconocen trabajos que se ocupan de atender cuerpos
vulnerables. Invisibilizan la interdependencia, desvalorización de centralidad antropológica de las
relaciones y vínculos entre personas, subordinación de emociones a la razón, característica de la
sociedad patriarcal.
Economía feminista sostiene: contradicción reproducción natural y social y proceso de
acumulación de capital. Inviabilidad economía inconsciente de límites biogeofísicos y ritmos
naturales.
El dialogo entre paradigmas es necesario porque podría ser una sociedad con conciencia y
responsabilidad ecológica, pero profundamente patriarcales y al revés, dar propuestas de
reorganización feminista, pero con un consumo inviable de materiales y generación de residuos.
Cada paradigma por separado en condición necesaria pero no suficiente en sus visiones.

Somos un mundo con límites y restricciones


Así como los recursos no renovables son limitados en su cantidad, los renovables lo son en su
capacidad y velocidad de regeneración. Y éstos no se pueden controlar por la tecnociencia.
Hay 9 límites planetarios en los procesos biofísicos: ritmo extinción biodiversidad, ciclos del
nitrógeno y fósforo, agotamiento ozono estratosférico, acidificación de océanos, uso de agua
dulce, cambios en uso del suelo, contaminación de atmósfera por aerosoles y contaminación
química. Los primeros 4 están sobrepasados.
Hoy ya no nos sostenemos sobre la riqueza que la naturaleza regenera, se menoscaban los fondos
que usa para hacerlo.
Hasta qué punto las sociedades están dispuestas a asumir los riesgos de forzar los cambios en la
autoorganizaicon de la naturaleza, está relacionada con las visiones del poder político y económico
para obtener beneficios.
Necesariamente las mayorías sociales deben haber interiorizado en sus esquemas mentales el
analfabetismo ecológico de un inviable progreso sin fin.
Nuestra especie está adaptada a ciertas composiciones actuales, y la desaparición de especies
provoca la pérdida de adaptación a un entorno cada vez más cambiante.
Los límites al crecimiento impuesto por el declive de la energía fósil barata y otros minerales que
sostienen las industrias.

Los mitos biocidas de las sociedades capitalistas


La subjetividad que tenemos, se relaciona con la cultura material que utilizamos (Hernando).
Al intentar intervenir el plano político y socioeconómico para un mundo más justo y sostenible, es
fundamental analizar y comprender sobre qué piso se sostiene la cultura, sus dogmas y mitos.
Ficción capitalista de sistema económico autorregulado. Provoca desajustes en modelos sociales,
concepción de persona e imaginarios colectivos. La ciencia económica planteada, funciona con la
única motivación de la ganancia. Y la economía tradicional se funda sobre esta ficción.
Se plantea desvelar estas creencias para recomponer un conocimiento para reorientar.

Fundamentalismo económico
1. La producción puede desvincularse de la vida.
Se reduce el concepto de valor al de precio. Se va desde el valor de uso y la satisfacción de
necesidades al valor de cambio y generación de beneficios.
Así desaparece del campo de análisis todo lo que no se compra ni vende. Se expulsa la compleja
regeneración natural y los trabajos humanos fuera de la esfera mercantil.
Las primeras nociones de ciencia económica, producción basada en la capacidad de acrecentar
riquezas que producía la naturaleza, sin menoscabar la base física de la regeneración cíclica.
La economía capitalista da un giro, producción como cualquier proceso que aumenta el valor
monetario. Producidos a voluntad, sin idea de límite, como simple extracción.
2. tierra y trabajo sustituibles por capital
Parece asombroso el cultivo en invernaderos o hidroponia (que requiere mucho capital).
Pero para cosechar hay mucho detrás, petróleo para el plástico, agua (desde otros lados o de allí),
químicos fertilizantes y fitosanitarios, trabajo duro. En países enriquecidos lo hacen en condiciones
casi de explotación muchas veces.
Mientras hay tierras y mano de obra barata puede que se siga en esta línea, pero por más que se
pague, no se puede regenerar lo destruido, no en tiempos a escala humana.
La pobreza energética aflora en países enriquecidos, evidenciando la inviabilidad de mantener el
esquema desigual de acceso a la energía.
Quienes apuestan a sociedades más justas e igualitarias, el esfuerzo de austeridad deberá
realizarlo en territorios en que las personas sobreconsumen por encima de lo posible.

3. producir más es siempre mejor


El precio de un producto en el mercado no incorpora necesariamente la generación de residuos ni
el agotamiento de recursos finitos, o trabajadores.
Esto sólo logra acrecentar lo negativo, sin valorar si es o no socialmente necesario. Además de que
la economía tradicional no tiene herramientas para medir ese deterioro y celebra cualquier tipo de
beneficio económico.
Así se produce el dogma de la economía convencional: defiende cualquier crecimiento económico,
independiente de la naturaleza de la actividad que lo sostiene, es positivo en sí mismo y es la única
forma de garantizar el bienestar social.
Perseguir el crecimiento económico como fin en sí, sin saber a costa de qué, para satisfacer qué y
quién se apropia de los beneficios. Razonar solo los beneficios, corta los vínculos entre naturaleza
y vida humana con la economía.

4. trabajo es sólo lo que se hace a cambio de salario


Nacimiento de industrias y ciudades (desposesión de campesinado) nació proletariado, personas
que sin medios de producción, se vieron obligados a vender su fuerza de trabajo a los dueños de
esos medios de producción.
Trabajo, ahora era eso que se hacía en la esfera mercantil a cambio de un salario y todo fuera de
ella pasó a no ser nombrado, aunque siguiera siendo imprescindible para la supervivencia como
para “fabricar” la nueva “mano de obra”
La nueva economía comenzó a tratar la tierra y el trabajo como mercancías y como si fueran
producidos para ser vendidos.
Nueva noción de trabajo, exigió a cuerpos a ser apropiados a la regularidad y automatismo. La
regeneración y reproducción del cuerpo no es responsabilidad de la economía, ya que las relega al
espacio doméstico. Trabajo de mujeres dentro de la casa.
Paradójicamente la solidaridad y el cuidado de la vida están suspendidos en el espacio mercantil
que organiza naturaleza y vida humana en torno a beneficios, allí también esta suspendida la
moral que puede otorgar derechos económicos y sociales.

Hacia una cultura de la sostenibilidad


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