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Su primer decreto fue una amnistía general y el segundo fue reabrir las escuelas,
cerradas por Reina Barrios, medidas hábiles con el fin de granjearse la voluntad ciudadana.
Por ser Estrada Cabrera casi desconocido en los círculos políticos de la capital nadie pudo
prever las características que tendría su gobierno, ni sus intenciones.
Al igual que el padre del liberalismo guatemalteco, Justo Rufino Barrios (1873-1885),
Estrada Cabrera fue un típico dictador latinoamericano, cuidadoso a la hora de acercarse a
la poderosa élite que manejaba los cafetales.
Un aspecto que es interesante es que a pesar del severo control que Estrada
estableció en las instituciones públicas las cuales burocratizo para entrampar el desarrollo
de la élite guatemalteca, el desarrollo industrial no se detuvo.
Pero la forma más estratégica que Estrada utilizó en contra de la Oligarquía
modernizante fue abrir las fronteras de Guatemala para que inversionistas extranjeros
vinieran al país con privilegios ilimitados, incluso mayores que los concesionados a los
oligarcas nacionales, esto provoco aún más distanciamiento entre el gobierno y la élite
guatemalteca.
Rápidamente esta compañía recibió concesiones de tierras para sembrar fruta, pero
principalmente banano y rápidamente una concesión de los ferrocarriles con la promesa de
modernizarlos y ampliar su redes.
Poco a poco alemanes, italianos, americanos, franceses, suizos y españoles fueron llegando
a Guatemala a establecer nuevas redes familiares y comerciales mezclándose rápidamente
con la oligarquía liberal y colonial por lo que la élite guatemalteca fue perdiendo su carácter
nacionalista.
La Oligarquía intento competir con los extranjeros, pero un nuevo colapso en los precios
internacionales del café provocó que los capitales externos rápidamente obtuvieran el
control de todas las líneas de ferrocarril, en concesión por 99 años por una mínima suma
de dinero, con lo obtuvieron los edificios, líneas telegráficas, estaciones y tanques ya
construidos con impuestos nacionales.
Otros beneficios que recibió la UFCO por parte del gobierno de Estrada fue la exención de
impuestos de exportación por 35 años, 68 hectáreas de tierra en el pacífico para la
producción bananera valuadas en 50 millones de dólares.
Por el contrario, el gobierno promovió leyes como el decreto de los jornaleros que
brindaba la posibilidad a las empresas y cafetaleras aprovechar de forma obligatoria la
mano de obra de los trabajadores, esto constituyó uno de los mayore atractivos para la
instalación de dichas empresas en Guatemala y Latinoamérica.
El decreto establecía que los indígenas quedaban obligados a trabajar en las fincas
cuando los dueños de éstas los necesitaran y sin importar en donde se encontraran, y
también quedaban bajo la tutela de las autoridades locales, quienes se encargaban de velar
porque los contingentes de indígenas fueran enviados a las fincas.
El patrón y sus agentes estaban obligados a mantener el orden sus fincas, a exigir a
los jornalero que trataran de acomodarse en su finca, a llevar un registro o matrícula de
cuentas corrientes, en donde asentará semanalmente él debe y el haber de cada jornalero,
a proporcionar a los colonos habitaciones de teja o de paja, y proporcionarle trabajo a ellos
y sus familias para que todos ellos pudieran ganarse un jornal.
Si el patrón o sus representantes no cumplían con sus obligaciones, eran penado con
una multa de diez a cincuenta pesos, según los casos, y ningún patrón tenía derecho de
castigar al colono o jornalero por faltas cometidas en la finca, sino que debía dar parte a la
autoridad local más inmediata para que conociera de la falta y la castigara.
Cuando algún particular deseaba un mandamiento de jornaleros, tenía que
solicitarlo del jefe político del departamento, cuya autoridad designaba el pueblo de indios
que debía proporcionar a los mozos.
Cuando un patrón solicitaba un mandamiento de jornaleros tenía que pagar medio real
por cada jornaleros si el mandamiento era por ocho o quince días, y si era por más de quince
días un real por cada uno.
Los jornaleros habilitados eran los que recibían dinero anticipado y quedaban
obligados a pagarlo con su trabajo personal en una finca; tenían las mismas obligaciones
que el colono con la diferencia de que cuando no estaban concertados por tiempo
determinado, podían retirarse de la finca, una vez pagado el anticipo.
Por su parte, los jornaleros no habilitados eran los que se comprometían a trabajar
sin recibir anticipo alguno y tenían que cumplir el tiempo porque se obligó a trabajar, el que
generalmente era de una semana como mínimo. A estos jornaleros se les tenía que pagar
su jornal semanalmente a menos que se hubiera estipulado otra cosa.
El 12 de agosto de 1903, el gobierno emitió una circular enviada a los jefes Políticos,
a quienes se les informaba que el reglamento mencionado no debería «nunca convertirse
en un azote para el infeliz, ni en ramo de especulación y de comercio, que es tan más infame
cuanto que recae sobre los desheredados de la fortuna, sobre los padres que abandonan sus
hogares, que no pueden ni subsistir con el mezquino jornal que ahora se les paga «.
«Por estas poderosas razones «, continuaba la circular, «se le solicita notificar a los
propietarios y pueblos de su jurisdicción, que el jornal que desde el próximo 1 de septiembre
debe satisfacerse a los mozos es el de doce reales diarios, sin descuento alguno «. Y
finalizaba: «haga Ud. que los jornaleros cumplan con exactitud los compromisos contraídos;
que los propietarios entre sí respeten sus mutuos derechos; que no se exploten la ignorancia
o la pobreza, y que no recobren por ninguno ni a ninguno de forma indebida «.
Actividad 25
4. Explique con sus palabras ¿Qué era el decreto de los jornaleros y como se desarrolló
durante el gobierno de Manuel Estrada a partir de 1898?
7. Observe el siguiente video y haga un ensayo de una página como mínimo con el
contenido del video, recuerde que no tiene que transcribir literalmente el
contenido, debe observar el video, tomar notas y luego escribir su ensayo.