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Cambios generados como producto de la firma del Acta de Independencia en el Reino

de Guatemala.

Se debe iniciar aclarando que el proceso de declaratoria de la independencia del Reino de


Guatemala; que estaba conformado por Chiapas, Guatemala, San Salvador, Comayagua,
Nicaragua y Costa Rica, se originó de forma apresurada y desordenada, situación que se dio
porque desde 1809 se habían ido manifestando procesos de independencia de las colonias
españolas a lo largo de todo el continente americano. Las colonias españolas del sur del
continente y las colonias del reino de México encontraron feroz resistencia de parte de los
españoles para evitar su independencia, pero al ir triunfando una a una las colonias y lograr
su independencia, lograr la misma gesta sin entrar en conflicto bélico con España era
posible; en el reino de Guatemala los criollos entendieron que, si no iniciaban el
movimiento independentista, lo iban a iniciar otros grupos influyentes que no ostentaban el
poder y en el proceso se harían con el poder político.

Según Fuentes y Guzman, “la independencia suprimió el gobierno representativo de las


clases dominantes españolas, pero fue la implantación de una clase social dominante a
medias, que desde su nacimiento había sido un órgano del sistema. Las colonias se
consolidaron con grupos locales de españoles que la monarquía tuvo que tolerar como
colaboradores y participes en la explotación de los nativos. Consistió a la clase dominante
a medias, pero ella nunca estuvo conforme con su situación. Y cuando por fin tomó el
poder, hizo lo que tenía que hace de conformidad con su esencia histórica: entregarse a
explotar a los indios y a las capas medias pobres sin interferencia extranjera. Suprimió el
tributo que ya no se justificaba y que siempre le había sido incomodo porque absorbía
fuerza de trabajo indígena a favor de la metrópoli, y suprimió el monopolio comercial”
(Peláez, 1994).

Cambios significativos para la gran mayoría de la población no se manifestaron con la


firma del acta de Independencia, este acto envalentonado de las elites que compartían el
poder con las autoridades reales instauradas en el reino de Guatemala, solo fue una ágil
ardid para aprovechar los aires de cambio que se daban por todo el continente americano.
El gran mérito que se les debe reconocer a los signatarios de la independencia, radica en
haber sabido explotar al máximo el empuje de los movimientos independentistas.
Los criollos, hijos de los primeros españoles en Guatemala (conquistadores), siempre
vieron con recelo a los funcionarios reales encargados de exigir y recoger el tributo para la
corona, creyeron estar entregando parte de un botín que ellos, sus padres o abuelos se
habían ganado con sangre y lágrimas, por ello los constantes roces entre la Real Audiencia
y el Ayuntamiento, los primeros representantes de la corona y los segundos representantes
de los criollos en Guatemala.

La independencia fue solo una forma rápida de liberarse del yugo de obediencia que se
tenía para con la corona española, acto que por trescientos años de colonización había
estado presente en el imaginario colectivo del criollo heredero de la conquista.
El acta es una síntesis de lo tratado en la asamblea y se puede observar la indecisión de los
asambleístas en cuanto tomar responsabilidad política, ya que delegaron al futuro congreso
la determinación de los alcances de la independencia, la forma de gobierno y la
constitución que debía regir.

En los sucesos que culminaron el 15 de septiembre, y en la propia reunión celebrada ese


día, no hubo una participación decisiva del pueblo, a tal grado que quienes se hicieron
presentes en las afueras del Palacio de los Capitanes Generales lo hicieron en calidad de
curiosos animadores, no de protagonistas.

Para la gran mayoría, representada por los indígenas originarios del territorio del reino de
Guatemala, ningún cambio se manifestó producto de la declaratoria de la independencia;
las condiciones de explotación, avasallamiento y menoscabo del indígena no cambió, lo
único que cambió es que a partir de la proclamación de la independencia ya no tendrían dos
amos a quien servir, la corona española y los criollos, quedarían ahora bajo el yugo
exclusivamente de la nueva clase dominante.
En el artículo primero del acta donde se afirma que se hace la independencia “para
prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el
mismo pueblo”. Es una prevención que responde, no solo al ánimo cauteloso, sino a la
visión de la clase social a la que pertenecían los signatarios.

En cuanto a las medidas tomadas como resultado de la firma de la Independencia, se


pueden mencionar los siguientes, producto de la desvinculación de la corona:
Inmediata supresión de la tributación del reino de Guatemala a la corona española, medida
que por trescientos años había obligado a compartir la explotación de la mano de obra
esclava.

Toma de control total de la administración política y económica de las colonias del reino de
Guatemala. Aseguramiento de las posesiones y privilegios de la iglesia católica en
Guatemala, asegurándose el monopolio de la fe al declararse el catolicismo como la
religión oficial del reino de Guatemala. Esto para buscar frenar la influencia del
protestantismo.

Conformación de un gobierno representativo de todas las provincias del reino de Guatemala


totalmente independiente de la corona española. Aunque hasta que eso sucediera se
mantendría la figura de la capitanía general.

Peláez, S. M. (1994). LA PATRIA DEL CRIOLLO. Mexico D.F.: Ediciones en Marcha.


Recuperado el 06 de Julio de 2022

(Grijalva, 2017)
(DERECHO, 2020)

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