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Era la noche del 24 de diciembre de 1998, eran las 11:30 p.m., cuando Nicolás se
encontraba en su recámara acostado, se suponía que tenía que estar dormido
para que el gran Santa Claus le viniera a dejar sus regalos, pero este, como todos
los niños, querían ver al misterioso y mágico viejito peli blanco.
Él no era el único que se encontraba despierto en esa casa, sino que también
Timothée, el hermano menor de Nicolás. Los dos se habían puesto de acuerdo
para ver a Santa esa noche, su plan consistía en que el menor de los hermanos
saldría de su cuarto gateando y sin hacer ruido dando la media noche, iría
directamente al cuarto de su hermano mayor, y de ahí, bajarían las escaleras y
esperarían a lo lejos a Santa en la cocina. El plan para ellos era perfecto, ellos
estaban en una posición muy buena, pues veían directamente a la chimenea, todo
iba a la perfección, hasta que, a Nicolás, le dieron ganas de ir al baño, pero él se
estaba aguantando, porque no quería perderse la oportunidad de ver a Santa.
Pero eran tan grandes sus necesidades que tuvo que ir a atenderlas.
No, no puedo, como le puedes pedir a una madre que se calme cuando no sabe
dónde diablos está su hijo. - respondió ella casi gritándole en la cara.
Yo también estoy preocupado, también es mi hijo, pero que se supone que pueda
hacer a esta hora, no sé dónde está ese maldito, no sé a dónde se lo llevaron. -
respondió él.
Los dos se comenzaron a decir de cosas y Nicolás al ver todo se retiró a su
recámara. A la mañana siguiente, ya estaba el anuncio de la desaparición de
Timothée en la televisión y este decía así:
Se reporta la desaparición de Timothée Adams, de 5 años de edad, la última vez
visto fue en la sala de su vivienda y se lo llevó un sujeto disfrazado de Santa
Claus, le pedimos a todas las familias del condado que cierren muy bien todas las
puertas y ventanas de sus casas, y que les pongan un especial cuidado a sus
hijos, pues se han estado reportando varios robos en la ciudad. Les pedimos de
favor que, si reconocen a este niño, llamen al número que está en pantalla,
ayuden lo a regresar con su familia.
Los padres de Nicolás ya estaban pegando por toda la ciudad carteles de su hijo,
y como el caso llegó a oídos de familia y vecinos, estos ayudaron a repartir y
pegar los anuncios. El pequeño Nicolás no sabía por qué santa se había llevado a
su hermano, no se supone que él trae la felicidad a las casas, no se la roba.
Las horas, se convirtieron en días, los días en meses y los meses en años, ya se
iban a cumplir casi 4 años desde la desaparición del pequeño Timothée, hasta que
un día, Nicolás ya con 11 años, vuelve a pedirle a ese mismo Santa, que le
devuelva a su compañero de vida, que mil veces hubiera preferido ser el, a quien
se lo llevaran, desde el día de la desaparición, Nicolás no dejaba de pensar en
ello, todas las noches se repetía esto:
Esa frase fue la que terminó comiéndole el cerebro, pues no podía dejar de pensar
en su hermano, cada día de esos 4 años él se arrepiente de haber sido un mal
hermano, él cree que no lo trato lo suficientemente bien y fue por eso que santa se
lo quito, porque él no lo merecía. Nicolás todos los días fue a la tumba de
Timothée, aunque no hubiera cuerpo en aquel ataúd, pues los padres ya habían
perdido todas las esperanzas de reencontrarse con su hijo.
Cuando Nicolás terminó su visita, se dirigió a su casa y se fue directo a dormir,
como era costumbre él ya había dejado una carta en el árbol y en esta solo pedía
una cosa y era:
Quiero a mi hermano devuelta.
FIN