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CONCLUSIONES

La intervención de la psicología en el campo de la salud es importantísima y más aún durante estos últimos años de
pandemia donde la salud mental se ha visto afectada por nuevos retos y circunstancias que han impactado en distintos
niveles. Los enfoques para afrontar este tema son variados y desde muchos campos distintos; como lo define Reynaga
(2001): la salud psicológica debe partir de una concepción integral o multidimensional de la salud, como un proceso
complejo y dinámico, unida a factores biopsicosociales, económicos, culturales, etc.

En coherencia con este concepto de salud integral, entendemos la salud psicológica o mental como el estado psicológico
de bienestar percibido (Sánchez, 1996), acompañado por una sensación subjetiva de bienestar general y de satisfacción
con la vida.

Para lograr una adecuada salud integral es necesario cumplir con ciertos requerimientos y cuidados; las formas de
intervención son muchas, pero podemos resumir algunos principios básicos como: dormir las horas adecuadas (entre siete
y 8 horas diarias), llevar una alimentación nutrida y balanceada, así como buenos hábitos de alimentación, mantener un
peso sano, evitar el consumo de drogas, no fumar o tomar o hacerlo de manera moderada, practicar actividad física
regular, mantener niveles bajos de estrés, tener una buena higiene, etc.

Otra cuestión importante es la promoción de estos hábitos de salud por el sistema educativo, de salud y de gobierno, ya
que su obligación es proporcionar y difundir información precisa y herramientas que faciliten e inviten a adaptar y
mantener conductas saludables en la población.

Independientemente del campo de intervención, la importancia de la educación sobre las conductas adecuadas para
mantener una buena salud mental y física son fundamentales para una vida satisfactoria y para el buen funcionamiento y
desempeño de los individuos, la cual también se verá reflejada en sus entornos familiares, sociales y laborales.

Las personas aprenden a identificar sus acciones como causa de los sucesos que le acontecen y a confiar en la posibilidad
de modificar las conductas riesgosas para su salud. Es de alta importancia que los individuos logren percibirse como
agentes concretos de cambio y que se consideren capaces de lograr los cambios conductuales que sean necesarios para
optimizar su nivel de salud.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

- Florentino, M.T. (2004). Conductas de la salud. En L.A. Oblitas (Comp.), Psicología de la Salud y Calidad de Vida.
México: Thompson Learning. Unidad III. Intervención en el campo de la psicología de la salud. Lectura 5.
- 1ª Conferencia Internacional sobre la Promoción de la Salud; Ottawa, Canadá (1986), Carta de Ottawa para la
Promoción de la Salud. Publicada por la DGPS (2015). Recuperado de:
https://www.gob.mx/salud/documentos/carta-de-ottawa-publicado-por-la-dgps

- Patricia, R.E. (2004). Prevención de la enfermedad (Cuarta Unidad Modular), Universidad de Costa Rica
Vicerrectoría de Acción Social Facultad de Medicina Escuela de Salud Pública. Recuperado de
https://montevideo.gub.uy/sites/default/files/concurso/materiales/anexo_07_-_niveles_de_prevencion.pdf

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