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La situación de enunciación

(Capítulo 1 del libro Estrategias de lectura y escritura de textos. Perspectivas teóricas y talleres) Por
María Cristina Martínez.

En la construcción del Ethos, “No se trata de afirmaciones vanagloriantes que el orador puede hacer
sobre su propia persona en el contenido de su discurso, afirmaciones que al contrario podrían molestar
al auditor, se trata más bien de la apariencia que le confiere el enunciado, la entonación, cálida o severa,
la escogencia de las palabras, de los argumentos...” (Ducrot, 1984:201)

En este primer capítulo se pretende mostrar cómo se realiza el proceso de la comunicación


discursiva como práctica social y, cómo a través de los enunciados en ella construidos se ponen en
escena las diferentes imágenes de escritor y de lector.

Aprender a hablar es aprender a decir enunciados en situaciones de interacción social concretas.


Hablamos por medio de enunciados en los cuales manifestamos a otros nuestros deseos, nuestras
necesidades, nuestros intereses, nuestras exigencias y nuestros saberes y en los cuales, por supuesto,
construimos también una imagen de nosotros mismos y de otros.

Así, es por medio de la cadena de interacción de enunciados a los que estamos expuestos que
aprendemos a hablar y que vamos construyéndonos como sujetos discursivos. Toda interacción de
enunciados está relacionada con un género discursivo particular o una práctica social enunciativa
concreta como por ejemplo la interacción madre-hijo, la conversación cotidiana con los amigos o
vecinos, el discurso pedagógico e instruccional de la escuela, la conversación amorosa, el discurso
religioso, literario, periodístico, profesional o político, entre otros. Entonces, el léxico que utilicemos, las
formas sintácticas y formas organizativas que tomará el enunciado (oral o escrito) estarán relacionados
de manera general con el tipo de género discursivo (o práctica enunciativa) en el cual se enmarca
nuestra interacción. Es diferente por ejemplo el léxico y organización que tomará un enunciado al hablar
de temas como “la legalización de la droga” o “el comercio de armas” en una conversación cotidiana, a
la que tomarían en un ensayo escrito para ser publicado en un periódico.

En la interacción de enunciados se pueden identificar los momentos en que se establece una


alteridad, es decir, el cambio entre los sujetos que intervienen en la situación discursiva, se puede
identificar además una diferencia entre esos sujetos que intervienen en ella (heterogeneidad) y una
posibilidad de exterioridad en relación consigo mismo (un fuera de mí). Pero, además, en el enunciado
mismo (visto como la unidad de la comunicación discursiva) se pone en escena, se construye de manera
simultánea, una relación de intersubjetividad puesto que la intencionalidad del YO está ligada, no sólo al
tema y su conclusividad parcial, sino a otros enunciados anteriores y a la posibilidad de respuesta por
parte del TU. La dialogía (Bajtin) de los sujetos discursivos y el contexto de comunicación concreta
entran en el enunciado como parte semántica del mismo, como sus componentes.

En el enunciado surgen, en él se construyen las diferentes miradas que los sujetos dan al mundo
natural, social y cultural, se construyen las pertenencias a un grupo, a una cultura, a una familia. En él y
por él nos construimos y construimos a otros como sujetos discursivos, traemos otras voces de otros
enunciados anteriores y posibles enunciados posteriores. Así, el tipo de interacción entre los
participantes de una práctica social de comunicación discursiva, se evidencia a través de una situación
de enunciación donde el locutor realiza simultáneamente varias acciones: (i) al mismo tiempo que
expresa su punto de vista y se construye una imagen de sí mismo (Ethos), (ii) evalúa y responde a
enunciados anteriores objetándolos o apoyándolos (Tiers), y (iii) se anticipa a los posibles enunciados de
su interlocutor buscando acuerdo o desacuerdo, construyendo en el enunciado también una imagen de
éste (Pathos). El enunciado será entonces el resultado no de un sujeto sino siempre de por lo menos dos
‘sujetos socialmente organizados’ que intervienen semánticamente en su construcción . Todo enunciado
estará siempre orientado hacia un interlocutor y este será construido en él como enunciatario.

El interlocutor, por su parte, al percibir y comprender los enunciados que el locutor emite,
adopta una postura activa de respuesta: si está o no de acuerdo, lo completa, lo acepta o lo impugna,
etc. Acepta la imagen que le proponen, se reconstruye o construye y por supuesto construye o
reconstruye al otro. Esta posibilidad de réplica no necesariamente tiene que ser inmediata, puede ser
una respuesta de “efecto retardado” (como ocurriría con el texto escrito) en la que, en otro intercambio
discursivo, el interlocutor, ahora como locutor, responderá a las palabras del locutor del enunciado
anterior, dando continuidad, a través de este proceso dinámico de intertextualidad, a la característica
dialógica del discurso. Comprender, es comprender en relación con otros textos anteriores y posibles, es
reconocer el papel activo del “otro” en el enunciado. La comprensión también es dialógica. Estas
consideraciones son válidas no sólo para los enunciados en un texto oral de un género discursivo
particular sino también para los de un texto escrito.

La situación de enunciación se presenta aquí como el componente básico de toda práctica


social discursiva y estará siempre presente en los diferentes niveles de la organización discursiva.
Niveles que se presentan en este libro por separado (por razones metodológicas) pero que por supuesto
ocurren de manera simultánea en la producción discursiva y responden a la compleja plurifuncionalidad
del lenguaje visto como discurso.

Las relaciones de fuerza enunciativa

Todo acto de comunicación discursiva, desde la conversación más sencilla en la calle, hasta las
formas más complejas de discurso escrito son prácticas sociales en las que se intercambian enunciados.
En cada acto de enunciado se instauran relaciones de fuerzas sociales existentes entre los interlocutores
que intervienen en la situación de comunicación discursiva específica. Entonces las formas de
manifestación que toma el enunciado se definen no sólo por el carácter genérico de la práctica social
discursiva, sino también por el tipo de relaciones de fuerza social que se establecen entre los
participantes de la interacción discursiva específica, las cuales se manifiestan por medio de tonalidades
que van a dar cuenta de las diversas orientaciones del enunciado.

En todo enunciado se construye siempre una relación dinámica de fuerzas con respecto a unos
enunciados anteriores ajenos y de manera predictiva con respecto a unos posibles enunciados o réplicas
posteriores lo cual crea una dinámica dialógica compleja e intertextual en el enunciado mismo (oral o
escrito). Un locutor (o varios locutores), un escritor (o varios escritores), en el momento del enunciado,
se transforman en un Sujeto Enunciador (Ethos) cuando en el enunciado se pone en escena un punto de
vista y una intencionalidad discursiva; un interlocutor o varios interlocutores se transforman en Sujeto
Enunciatario (Pathos) a través de la puesta en escena de mecanismos predictivos y anticipaciones
ligadas a la intencionalidad enunciativa, al tipo de conocimiento y de interés que se le adjudica al
auditorio y al género discursivo en el cual se inscribe el enunciado; los enunciados de otros
interlocutores en situaciones de comunicación discursiva previas, se transforman en Lo Referido, en la
Voz ajena (Tiers) a través de la puesta en escena de voces que apoyan o contradicen el punto de vista de
uno de los enunciadores.

Así en el nivel del enunciado no estamos hablando de sujetos empíricos sino de los sujetos
discursivos esbozados en y por el enunciado. En un mismo enunciado podemos encontrar puntos de
vista opuestos lo cual evidencia la posibilidad de encontrar por lo menos dos enunciadores, y cada uno
se manifiesta por medio de diferentes voces (ver ejemplo “La carrera femenina”). La situación de
comunicación específica, el orador, el referente y el auditorio son aspectos que se fusionan con las
formas materiales del mensaje durante la dinámica de semantización del enunciado transformándose
como componentes de éste en: situación de enunciación, enunciador, lo referido (lo dicho) y el
enunciatario.

Las relaciones sociales y las tensiones entre los enunciadores (enunciador (YO), enunciatario
(TU) y lo referido (LO)) se manifiestan en el enunciado desde tres orientaciones que son las que
componen el acto evaluativo de la enunciación:

1. Desde la postura activa del locutor/autor en relación con el interlocutor/ lector (destinatario); La
relación valorativa entre ellos hará por una parte que el enunciado se impregne de una entonación que
pondrá en evidencia la manera como el locutor se asume en términos de Enunciador. Esta entonación se
puede manifestar a través de una voz de autoridad, de protesta, de solidaridad, la de un pedagogo o la
de un científico, entre otras. Por otra parte, esa relación valorativa hará que el enunciado instaure una
imagen que el locutor asigna en términos de Enunciatario a su interlocutor, en virtud de la Actitud de
Respuesta Anticipada (ARA) del primero hacia el segundo, lo cual pone de manifiesto la búsqueda de un
aliado, un testigo, o por el contrario, un intruso o un oponente. A la tensión que rige entre los dos
interlocutores se denomina Tonalidad predictiva.

2. Desde la postura activa del locutor en relación con lo dicho, o con respecto al enunciado
ajeno/referido en el enunciado; se establece una Relación Valorativa (RV) que se manifestará a través de
la posición que asuma el primero en términos de Enunciador con lo dicho o con el enunciado ajeno
(Tiers): una mirada de respeto, de sumisión, de odio, de crítica, de engrandecimiento, de acuerdo, de
ironía, de burla, de apropiación. Esta evaluación se manifestará por medio de una asimilación o una
distinción entre los enunciados: lo dicho, lo referido y el enunciado que dice o refiere. A la tensión que
rige entre el Enunciador y el Tiers se denomina Tonalidad apreciativa.

3. Desde la postura activa del mismo locutor/autor con respecto a él mismo y a sus intenciones en
relación tanto con el interlocutor/ lector como con lo dicho/lo referido (o enunciado ajeno). La relación
valorativa implica una toma de posición en términos de intención la cual se manifiesta a través del Punto
de Vista asumido por el Enunciador en relación con los otros dos (el Enunciatario y el Tiers). Esta
relación se manifiesta a través de un propósito o voz preferencial expresada en el enunciado: convencer,
informar o proponer, seducir, instruir o hacer actuar, persuadir. A la tensión que se instaura entre el
Enunciador (Endor) y los otros dos sujetos discursivos (Enunciatario y Tiers) se le denomina Tonalidad
intencional.

Comprender lo que otro escribe, escribir para que otro comprenda.

Podemos resumir lo anterior diciendo que el enunciado es la instancia de discurso, el escenario


interpretativo de lo real, la metáfora de la realidad donde ocurre la transformación de la experiencia de
la realidad en sentido, donde el locutor/autor de un texto despliega intencionalmente la posición y
evaluación de un enunciador con relación a su propio enunciado y a los enunciados de otros (voz ajena)
y con respecto al interlocutor/lector al cual le adjudica una posición de enunciatario. El locutor instaura
no sólo la presencia del interlocutor en el texto, sino también la presencia de otros y su propia
presencia, el todo con una actitud predictiva y evaluativa que conlleva un anhelo de respuesta activa por
parte del interlocutor/lector.

Reconocer que el texto, oral o escrito, es resultado de una dinámica interactiva de fuerzas
enunciativas es un punto de partida fundamental para el desarrollo de estrategias discursivas y
sobrepasar el famoso “tormento de la palabra escrita” de la “hoja en blanco”. La situación social de
enunciación que se construye en el texto a través de su organización composicional y las imágenes
evocadas, indican no sólo su inscripción en un género discursivo específico, sino también los puntos de
vista que en él se movilizan y la intencionalidad discursiva que lo atraviesa. Cuando se identifican las
diferentes voces construidas en el enunciado se logran hacer las inferencias adecuadas en relación con
la intención y el punto de vista del locutor/autor del texto. Es a esta polifonía enunciativa y a la
intertextualidad construida en un enunciado a las que nos debemos exponer en primera instancia para
comenzar a establecer una comprensión dialógica intencional no solamente con los textos que leemos
sino también con los que producimos.

La situación de enunciación inscrita en un género discursivo específico incide de manera


importante en la estructura organizacional del texto; esto se pone en evidencia cuando se pide a
diferentes estudiantes reconstruir un texto teniendo en cuenta interlocutores de características
socioculturales distintas. Sin embargo, es importante destacar que no siempre las relaciones
enunciativas están explícitas en el texto y que al contrario muchas veces se ocultan; pero el léxico, la
complejidad de la construcción sintáctica, la mayor o menor ampliación semántica, la organización
global del texto y la profundidad del tema, pueden ser las claves para inferir el tipo de situación
enunciativa que se ha construido y el marco genérico que la caracteriza.

Trabajar en el nivel enunciativo del texto implica desarrollar estrategias acerca de la


construcción discursiva para comprender que todo discurso y muy especialmente el discurso escrito, por
ejemplo, el de la prensa o el de la televisión y radio es una construcción reelaborada de la realidad en
cuya producción se ‘ponen en escena’ roles discursivos tanto de autor como de lector. Estos roles o
voces son construcciones enunciativas, puntos de vista, versiones e interpretaciones diferentes de la
realidad que se transportan a través de los enunciados expuestos en la comunicación discursiva de las
prácticas sociales.

Abordar el lenguaje desde el discurso permite romper la dicotomía entre significación y


comunicación y postular que la función esencial del lenguaje es la de establecer una comunicación
discursiva con sentido. Trabajar en el nivel enunciativo del texto y en la dimensión dialógica del discurso
implica preparar a los estudiantes para comprender lo que otro escribe o dice y escribir y hablar para
que otro comprenda.

Elementos para la construcción discursiva

Para poner en escena la situación de enunciación que implica las fuerzas enunciativas, todo
locutor/autor intencional toma decisiones y hace una serie de escogencias en relación con:

a) El género discursivo (pedagógico, publicitario, jurídico, religioso), el propósito (para enseñar,


persuadir, hacer querer, manipular, hacer actuar), el léxico más apropiado (común, familiar,
especializado).

b) La organización composicional sintáctica y semántica pertinente (simple, compleja, reiterativa)

c) El tono expresivo y el registro de lengua (amistoso, solemne, lejano, rebuscado, formal, oficial,
informal, familiar, vulgar)

d) Las formas de manifestación de la relación con el lector (focalizada en el YO (elocutivo), focalizada en


el TU (elocutivo), focalizada en el objeto (de locutivo) o combinación de las anteriores.

e) Lo dicho, el dominio o discurso referido (un relato, sobre una disciplina, una opinión, una idea, sobre
lo que otro dijo).

f) Los modos de organización discursiva o secuencias textuales pertinentes: expositivo, narrativo,


argumentativo, descriptivo.

g) Las formas de organización retórica estructural más convenientes: en forma de comparación y


contraste, o de problema-solución, o de causa-efecto, o de seriación o fases, o de ventajas,
inconvenientes y remedios posibles, etc. Tales condiciones se cumplen solamente si los interlocutores
toman conciencia de la situación de enunciación en la que se encuentran o pretenden crear, la cual está
en relación con:

a) El reconocimiento del género discursivo, el tipo de relaciones sociales y contratos discursivos que se
establecen en el género y los rituales propios de la situación de enunciación específica.

b) La identificación de un punto de vista y un propósito: la posición de la voz del enunciador o rol


asumido con respecto a la posición o voz que le asigna al enunciatario y a la voz de Lo dicho o el Tiers.

c) La definición de un estilo en el marco de la actividad enunciativa social en la que se encuentran.

d) La personalidad y el estado de ánimo.


SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN

Prof. Francisco Cruz

Comunicación:

La comunicación se define como el acto a través del cual transmitimos nuestros sentimientos,
emociones, saberes, etc. Esta actividad es posible gracias a la facultad con la que nacemos todos los
seres humanos: el lenguaje. Esta facultad es exclusiva de nuestra especie, aunque hay quienes afirman
que los animales tienen su propio lenguaje. Sin embargo, el cómo es entendido el lenguaje en la
presente exposición va más allá de la mera emisión de sonidos instintivos que, para satisfacer
necesidades inmediatas, producen los animales en un momento determinado. La comunicación humana
es más que instinto, pues a través del intercambio dialógico podemos definirnos como seres sociales y
culturales, que poseemos creencias, ideologías y valores que hemos adquirido en la dinámica de
interacción social.

Enunciado- interacción dialógica- situación de enunciación

Los humanos nos comunicamos mediante enunciados (discursos) los cuales serán el resultado de la
interacción dialógica que establece el locutor (persona que transmite el enunciado) con el interlocutor
(persona que recibe el mensaje y del cual se espera una respuesta activa dentro de la construcción del
enunciado [texto]). En otras palabras, la construcción discursiva no es una creación exclusiva del
locutor, sino que el interlocutor, en ese proceso dialógico, aportará sus puntos de vista, sus creencias
sobre aquello que se le está comunicando. La relación dialógica no solo ocurre en la oralidad sino
también en la escritura, aunque en esta modalidad de comunicación la reacción o respuesta del
receptor sea más retardada o de largo plazo. Este proceso de intercambio dialógico social, cultural,
ideológico, etc. recibe el nombre de situación de enunciación.

Inferencias enunciativas: imágenes del locutor, el enunciador, el enunciatario, puntos de vista,


estados anímicos, intencionalidad, ideología.

La situación de enunciación es un espacio discursivo actualizado, concreto que permite establecer


relaciones sociales, ideológicas, culturales entre un yo, un tú y el discurso, tema o enunciado referido.
Estas relaciones contribuyen a un desdoblamiento de los sujetos que en la dinámica enunciativa
intervienen según la intención o propósito que tenga el locutor: informar, convencer, explicar. Así, el
locutor (el yo o sujeto empírico responsable del discurso que se comunica) se convierte en lo que es
conocido como enunciador, el cual asumirá, según la práctica social en la que se comunica, la imagen de
investigador, pedagogo, periodista, crítico, la de un experto en el tema, la de un investigador o tal vez
la imagen de enunciador que desea convencer a su interlocutor. En esta dinámica el enunciador va
dejando sus huellas, su visión del mundo. A su vez, el interlocutor (el tú receptor) dentro de la práctica
social discursiva se constituirá en enunciatario, de quien el emisor construirá una imagen que puede ser
de jerarquía (de igualdad, de inferioridad) de un estudiante, la de una persona que no comparte las
mismas creencias que el enunciador, la de una persona que no conoce nada sobre el tema que se le
quiere comunicar, de alguien que le interesaría comprar un producto que se le oferta o simplemente
que quiere aprender o informarse de tal o cual tema.

Lo anterior se puede explicitar más a través de este ejemplo: Supongamos que un profesor de
Matemática 101 está explicando a un grupo de estudiantes las ecuaciones de primer grado. El profesor,
que es el locutor de esta situación de enunciación, tendrá la imagen de un enunciador especializado
(pedagogo) en el área de las matemáticas, interesado en que sus interlocutores (los alumnos) aprendan
el tema que trata de transmitir. Para lograr este propósito, el pedagogo seleccionará las palabras y las
estructuras lingüísticas u oracionales que más coadyuven a la comprensión por parte de los alumnos, a
quienes el emisor ha atribuido una imagen de enunciatarios que “desean” aprender el tema en
cuestión. El medio que utilizará el profesor será su propia voz y los recursos didácticos que estén a su
alcance para lograr su objetivo. Por otro lado, el registro o nivel de lengua empleado será más o
menos formal por ser los interlocutores estudiantes universitarios, aunque como se dijo
anteriormente, ajustado al nivel de los receptores.

El ejemplo anterior obliga a hacer las siguientes precisiones:

1ro. La situación de enunciación está inscrita en una práctica social más general , la cual une al
enunciador y al enunciatario a través de los tipos de enunciados o discursos que se emplean en la
esfera social en la que interactúan dichos sujetos discursivos; en este caso, la esfera o práctica social
sería la pedagógica por haber una relación entre un enseñante y un aprendiz, además de que el
intercambio es de carácter académico por el lugar y el tema mediante el cual se da esa relación
maestro-alumno. En consecuencia, el tema, la intencionalidad y el contexto de la esfera social en la que
se lleva a cabo un intercambio comunicativo clasificarán dicha práctica discursiva en académica,
religiosa, periodística, judicial, administrativa, política, pedagógica, científica, literaria, cotidiana. Cada
una de estas prácticas sociales enunciativas se llama género discursivo. Es decir, un género discursivo se
refiere a cada una de las “formas típicas del enunciado” que una comunidad de hablantes ha creado
para comunicarse, según sus necesidades. En otras palabras, los géneros discursivos existen por una
necesidad sentida de comunicación en el seno de la sociedad y, como se dijo anteriormente, por las
prácticas discursivas (religiosa, académica, política, etc.). Cada género discursivo adopta unos modos de
organización (narrativo, descriptivo, argumentativo, conversacional) y delineará el tipo de texto
específico a través del cual se comunicará el enunciado (informe, resumen, ensayo, receta de cocina,
afiche publicitario, etc.).

2do. Existe una relación entre el enunciador y los demás componentes de la situación de enunciación: el
enunciatario y el enunciado. Estas relaciones, como se pudo ver, son de cercanía o lejanía, de
admiración o de odio, de respeto, de amistad, de jerarquía, etc. Estas relaciones del enunciatario con los
demás agentes de la situación de enunciación generan tres tipos de tonalidades sociales:
a) Predictiva, la cual se refiere a la imagen que del enunciatario crea el locutor y de las posibles
reacciones que de éste espera el enunciador.

b) Apreciativa, que tiene que ver con la postura que asume el enunciador frente al discurso que
comunica y las voces de autoridad que éste evoca.

c) Intencional, que alude a la imagen que se construye del enunciador según su punto de vista y su
intencionalidad comunicativa.

En síntesis, la situación de enunciación es el proceso discursivo que sirve de escenario para la


construcción del enunciado o discurso. Esa construcción dependerá de la interacción dinámica
entre un locutor y un interlocutor, quienes al convertirse en sujetos discursivos (enunciador y
enunciatario, respectivamente) tendrán una imagen atribuida por el gran responsable del acto
discursivo: el locutor.

Por otro lado, la situación de enunciación (conjunto de interacciones entre el emisor, el receptor, el
contexto situacional [histórico, cultural y social] y el enunciado) forma parte de una práctica social
discursiva más englobadora llamada género discursivo. Los géneros discursivos son fruto de las
necesidades comunicativas que se suscitan dentro de la sociedad. En términos estructurales se
concretizan en un tipo de texto y asumen, según la intención de enunciación, diversas maneras de
organización (descripción, narración, exposición). De todo lo anterior se desprende que en el
proceso enunciativo de un discurso cualquiera existen varios componentes: el género discursivo, el
tipo de texto, el medio mediante el cual se transmite el mensaje, el propósito, el locutor, el
enunciador, el interlocutor, el enunciatario, el tema o discurso referido, las diferentes voces ajenas
que aparecen en el texto y, finalmente, el registro.

Finalmente, al ser la dinámica enunciativa de carácter dialógico e interactivo el tono social del
discurso variará según la relación que establezca el locutor con el enunciatario (tonalidad
predictiva), según la relación locutor/enunciado (tonalidad apreciativa) y según la interacción del
locutor consigo mismo (tonalidad intencional).

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