Está en la página 1de 11

Propulsión espacial

(Redirigido desde «Propulsor»)

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda

Proyecto Bussard, uno de los sistemas de propulsión pensados para los viajes interestelares.

Se denomina propulsión espacial a cualquier tecnología capaz de impulsar una


nave por el espacio. Para efectuar viajes espaciales es necesario algún sistema
de propulsión capaz de imprimir aceleración a los vehículos. Debido al vacío del
espacio exterior, cualquier aceleración deberá basarse en la tercera
ley Newton (o ley de acción y reacción), según la cual, «por cada fuerza que actúa
sobre un cuerpo, este realiza una fuerza de igual intensidad, pero de sentido
contrario». De esta manera, si un objeto expulsa parte de su masa en una
dirección, el resto del objeto se desplazará en sentido contrario. Este es el
fundamento de los motores a reacción, también llamados de «propulsión a
chorro»: en ellos, parte de la masa de la nave (el combustible) es expulsada a
gran velocidad en una dirección, ocasionando que el resto de la nave se desplace
en el sentido opuesto.
El motor más empleado para la propulsión de naves espaciales es el motor
cohete, pues es capaz de generar una enorme potencia y, a diferencia de otros
tipos de motores, no necesita de oxígeno atmosférico para funcionar. Sin
embargo, a pesar de la gran potencia de los motores cohete, no son eficientes
para las enormes distancias espaciales. Con este propósito se están desarrollando
los motores iónicos, que gracias a la mayor velocidad de salida del propelente
pueden ser diez veces más eficientes. Aun así, ningún motor conocido hasta el
momento es capaz de obtener velocidades suficientes como para plantear viajes
interestelares. No obstante, existen diversas alternativas a los motores a reacción:
la más inmediata la constituyen las velas solares, capaces de obtener impulso de
la radiación solar, del viento solar, incluso de rayos láser o
de microondas enviados desde la Tierra. No se puede descartar tampoco que en
un futuro lejano sean viables otros métodos de propulsión más exóticos, como los
«motores de curvatura» o motores warp.
Índice

 1Necesidad de sistemas de propulsión


 2Efectividad de los sistemas de propulsión
o 2.1Cinemática de la propulsión
o 2.2Requerimientos de la propulsión a chorro
o 2.3Parámetros de la eficiencia de la propulsión
o 2.4Cálculos de la propulsión a chorro
 3Métodos de propulsión a chorro
o 3.1Motores cohete
o 3.2Reactores para el lanzamiento
o 3.3Aceleración de la masa reactiva por electromagnetismo
o 3.4Sistemas sin masa reactiva transportada en el cohete
 4Véase también
 5Referencias
 6Enlaces externos

Necesidad de sistemas de propulsión[editar]


Los satélites artificiales deben ser lanzados para ser puestos en órbita. Y una vez
que han alcanzado su posición estacionaria en la órbita nominal, necesitan alguna
manera de control de actitud para que se puedan mantener apuntando una cierta
posición entre la Tierra, el Sol y posiblemente algunos objetos astronómicos de
interés. Los satélites no sufren por lo general una resistencia
aerodinámica apreciable (si bien en las órbitas más bajas todavía persiste una
enrarecida atmósfera remanente). Por este motivo pueden permanecer en órbita
durante largos períodos con solo una pequeña cantidad de propelente, utilizado
tanto para propulsarse como para realizar pequeñas correcciones. Muchos
satélites necesitan ocasionalmente moverse de unas órbitas a otras y precisan por
tanto de una cierta cantidad de propelente. Cuando este tipo de satélites han
agotado su capacidad para hacer estas operaciones, se dice que su vida útil se ha
agotado.
Durante la fase de lanzamiento todas las naves espaciales emplean cohetes de
propelente químico, bien en estado líquido (propelente y oxidante separados), o
bien sólido (propelente y oxidante mezclados). Aunque para órbitas bajas y cargas
medianas y pequeñas existen algunos diseños recientes, tales como el cohete
Pegaso o la nave SpaceShipOne), que durante la primera fase del lanzamiento,
aprovechan la sustentación aerodinámica y el oxígeno presente en la atmósfera
para la combustión, evitando así tener que cargar con él en el propio cohete,
reduciendo los costes.
Las naves espaciales que realizan viajes interplanetarios han de recorrer largas
distancias. Por esta razón, además del lanzamiento requerido para abandonar
la atmósfera de la Tierra (como en el caso de los satélites) necesitan un segundo
sistema de propulsión para viajar por el espacio o, al menos, para poder corregir
su trayectoria. Las naves interplanetarias realizan estas correcciones mediante
pequeñas propulsiones de corta duración, mientras que generalmente, su
desplazamiento principal se basa únicamente en su impulso inicial y simplemente
tienen un comportamiento de caída libre a través de su órbita.

Concepción artística del funcionamiento y disposición de una vela solar.

La manera más simple y eficiente para cambiar de una órbita a otra desde el punto
de vista de consumo de propelente se denomina transferencia de Hohmann: la
nave espacial empieza en una órbita circular alrededor del Sol, y durante un corto
período efectúa un impulso en la dirección de movimiento de la nave, tangente a
su trayectoria. De esta manera la nave acelera o desacelera, pasando a adoptar
una órbita elíptica alrededor del Sol, que es tangente a la órbita previa. La nave
espacial así propulsada cae libremente en esta órbita hasta que alcanza su
destino. Cuando las naves se acercan a un planeta con atmósfera, se puede
recurrir al aerofrenado que a veces se emplea para el ajuste final de la órbita. 1
Otros métodos de propulsión, tales como las velas solares, proporcionan un
impulso reducido, pero constante:2 una nave con un sistema de propulsión de
estas características podría ser capaz de viajar largas distancias interplanetarias
utilizando un propelente inagotable como la radiación solar. Estas naves seguirían
una trayectoria diferente a la definida por la transferencia orbital de Hohmann, ya
que pueden ser permanentemente empujadas radialmente desde el Sol hacia el
exterior del sistema solar.
Las naves espaciales que pretendan realizar viajes interestelares necesitarán
métodos de propulsión más eficientes, pues dada la magnitud de las distancias
interestelares, se necesitará de una gran velocidad para recorrerlas en un intervalo
de tiempo razonable hasta llegar al destino. Adquirir estas velocidades es un reto
tecnológico hoy en día.

Efectividad de los sistemas de propulsión[editar]


La masa de la Tierra genera un pozo gravitatorio: para que un cuerpo pueda
escapar de esta fuerza gravitatoria ha de alcanzar una velocidad superior a los
11.2 km/s. Esta velocidad se denomina velocidad de escape. Si la nave es
tripulada, su aceleración no debería diferir mucho del valor de 1 G (9.8 m/s²), pues
es la aceleración a la que el cuerpo humano está acostumbrado. Si bien se han
descrito casos de personas capaces de soportar aceleraciones hasta los 15 G,
cuando se somete al cuerpo a periodos prolongados de caída libre se producen
náuseas, debilidad muscular, reducción del sentido del sabor, falta de asimilación
del calcio, y otros síntomas.3
Cinemática de la propulsión[editar]
Una nave espacial modifica su velocidad v mediante su sistema propulsor. Debido
a la inercia, cuanta más masa posea la nave, más difícil será acelerarla. Por ello
se suele hablar del momento de una nave, y para cuantificar el cambio de
momento se habla de impulso. De esta manera, el objetivo de la propulsión en el
espacio es crear impulso. Cuando la nave espacial es lanzada desde la Tierra, el
método de propulsión empleado deberá superar la fuerza gravitacional para
obtener una aceleración neta positiva. Ponerse en órbita consiste en alcanzar una
velocidad tangencial tal que genere una fuerza centrípeta suficiente para
compensar el efecto del campo gravitatorio de la Tierra.
La razón de cambio de la velocidad se denomina aceleración, y la razón de
cambio de momento se denomina fuerza. De esta manera, para alcanzar una
cierta velocidad, se puede imprimir una pequeña aceleración durante un periodo
largo de tiempo, o puede imprimirse una gran aceleración durante un periodo corto
de tiempo. De manera similar, se puede lograr un mismo impulso con una gran
fuerza aplicada durante un corto período, o con una fuerza menor, pero aplicada
más tiempo. En ausencia de fuerzas externas, según las leyes de conservación
del momento, para acelerar un cuerpo en el vacío parte de su masa deberá
desplazarse en sentido opuesto al resto. Esta masa que se desplaza en sentido
opuesto es el propelente, y su masa se denomina «masa de reacción».
Requerimientos de la propulsión a chorro[editar]
Para lograr que un cohete funcione son necesarias dos cosas:

 Masa de reacción
 Energía
El impulso proporcionado al expulsar una partícula de masa reactiva, si esta posee
una masa de m a una velocidad v, es igual a m•v. Pero esta partícula se expulsa
con una energía cinética igual a m•v2/2, que debe proceder de alguna parte. En
un cohete de combustible sólido, líquido, o híbrido, el propelente debe quemarse,
proporcionando energía, y los productos de la reacción se permite que fluyan
hacia el exterior por la parte trasera de la nave espacial, proporcionando masa
reactiva. En un propulsor iónico, se emplea la electricidad para acelerar los iones y
expulsarlos. Existen otros dispositivos que proporcionan energía eléctrica como
los paneles solares o un reactor nuclear, mientras que los iones son los
encargados de proporcionar la masa reactiva.
Parámetros de la eficiencia de la propulsión[editar]
Cuando se menciona la eficiencia de un sistema de propulsión a chorro, los
diseñadores a menudo se centran en el empleo adecuado de la masa reactiva. La
masa reactiva debe llevarse necesariamente en el cohete y debe ser consumida
irreversiblemente al ser usada. Una manera de medir la cantidad de impulso que
es posible obtener de una cantidad dada de masa reactiva es lo que se denomina
el impulso específico, llamando así a la cantidad de impulso por unidad de peso en
la Tierra (se designa típicamente como ). La unidad para este valor es segundos.
Como el impulso específico se mide con relación de peso en la tierra, a menudo
no es importante cuando se habla de vehículos en el espacio, por esta razón se
habla a veces de impulso específico en términos de unidades de masa. Esta
manera alternativa de medir el impulso específico empleando unidades de masa
(kg) hace que tenga unidades de velocidad (m/s), y en realidad es igual a la
velocidad de las partículas (velocidad de evacuación) del motor cohete
(denominado de manera típica como ). Resulta confuso que ambos conceptos de
impulso específico se denominan de manera similar. Aunque los dos valores
difieren en un factor igual a la G, la aceleración de la gravedad sobre la superficie
terrestre ().
Un cohete con una velocidad de evacuación alta puede alcanzar el mismo impulso
empleando una masa de reacción menor. Por lo tanto la energía requerida para
impulsar es proporcional al cuadrado de la velocidad de evacuación de la masa
reactiva, de esta manera se necesita imprimir mucha energía a la masa reactiva.
Esto es un problema si es un requerimiento que el motor proporcione una gran
cantidad de empuje. Para generar una gran cantidad de impulso por segundo, se
debe emplear una gran cantidad de energía por segundo. De esta manera un
motor altamente eficiente requiere grandes cantidades de energía para
proporcionar grandes cantidades de empuje. Como resultado, la mayoría de los
motores se diseñan para proporcionar bajos niveles de empuje.
Cálculos de la propulsión a chorro[editar]
Quemar el propelente de un cohete de una nave espacial es la mejor manera de
producir un cambio neto de velocidad en el espacio; a esta variación la
denominamos 'delta-v'. La variación total de velocidad la representamos como  de
un vehículo y representa una de las incógnitas a resolver cuando se emplea la
ecuación cinemática de un cohete, donde M es la masa de combustible (o de
propelente), P es la masa de la carga útil (incluyendo la masa estructural del
cohete), y  es la velocidad de evacuación de propelente por la tobera. Todo estos
parámetros forman parte de la ecuación de Tsiolkovsky:
Por razones históricas, la velocidad  se escribe a menudo como
donde  es el impulso específico del cohete, medido en segundos, y  es la
aceleración gravitatoria en la superficie terrestre. Para un viaje de largas
distancias la mayoría de la masa de la nave espacial es masa reactiva.
Debido a que es necesario que la masa reactiva proporcione un aumento
de velocidad a la masa de la carga útil. Si se tuviera que proporcionar a
una carga útil de masa P un cambio de velocidad de , y el motor del cohete
tuviera una velocidad de evacuación ve, entonces la masa M reactiva sería
calculada mediante la ecuación de Tsiolkovsky mediante 
Para  más pequeña que la ve, esta ecuación es lineal, y puede verse
que basta con emplear una pequeña masa reactiva. Si  es comparable
con ve, entonces se necesita aproximadamente el doble de masa de
propelente que de carga útil (lo que incluye motores, tanques de
combustible, estructura, y demás). Tras este punto, el crecimiento es
exponencial; las velocidades más altas que la velocidad de evacuación
requieren ratios cada vez mayores de masa de propelente con respecto
a la carga útil. Para poder lograr esto, mucha de la energía almacenada
se destina a acelerar la propia masa reactiva. Además conviene
recordar que los motores (Por reglas termodinámicas) nunca son 100 %
eficientes, liberan energía sin utilizar, pero si se asume un 100 % de
eficiencia se necesitaría una energía de
Comparando con la ecuación de cohetes (que muestra cuanta
energía necesita un vehículo) y la ecuación energética (que muestra
la energía total requerida) se puede comprobar que bajo la
suposición de un 100 % de eficiencia en el motor, no toda la energía
proporcionada acaba en el vehículo, sino una parte de ella; de
hecho la mayor parte de ella, acaba siendo energía cinética de la
masa evacuada. Para una misión, por ejemplo, de lanzamiento y
planetizaje (Aterrizar en otro planeta) es necesario tener en cuenta
que hay que superar las fuerzas de gravedad (son resistentes al
despegue, y provocan un aumento del propelente necesario). Es
típico considerar estas caractersísticas y otras muchas para poder
lograr un correcto delta-v efectivo en la misión. Por ejemplo, cuando
se lanza una nave a una misión de órbita baja se requiere una delta-
v de 9.3 a 10 km/s, este valor forma parte de los número integrados
de los computadores de a bordo.
Por ejemplo, si se quieren enviar 10 000 kg a Marte, la  requerida
para alcanzar una LEO (low earth orbit: órbita baja terrestre) es de
aproximadamente 3000 m/s, empleando una órbita de transferencia
de Hohmann. Si hubiera necesidad de guiar la nave se necesitaría
mucho más propelente. Para ajustar el argumento, los cohetes
impulsores empleados hoy en día pueden ser:

Mínim
Velocidad
Energía a
efectiva Impulso Masa de Energía
por kg potenci
de específic propelent requerid
Motor de a
evacuació o e a
propelent por N
n (s) (kg) (GJ)
e de
(m/s)
empuje
Cohete de
combustibl 1000 100 190 000 95 500 kJ 0,5 kW
e sólido

Cohete
bipropelent 5000 500 8200 103 12,6 MJ 2,5 kW
e

Propulsor
50 000 5000 620 775 1,25 GJ 25 kW
iónico

Se ha de observar que cuando se es más eficiente en el consumo


de combustible los motores pueden necesitar menos peso de
propelente para las mismas funciones; esta masa es casi
despreciable (en relación con la masa de carga útil) para algunos de
los motores. Sin embargo, es de notar que es requerida una gran
cantidad de energía.

Métodos de propulsión a chorro[editar]


Los métodos de propulsión pueden clasificarse mediante la manera
de acelerar la masa reactiva. Existen algunos métodos especiales
para los lanzamientos, las llegadas a los planetas y los aterrizajes. 4
Motores cohete[editar]
Artículo principal: Motor cohete

Test de un motor cohete "frío" (apagado) de la NASA (National Aeronautics and


Space Administration: administración nacional de la aeronáutica y el espacio).

La mayoría de los motores cohete son motores de combustión


interna motores de calor (debido en parte al protagonismo que toma
la combustión). El motor de un cohete generalmente produce altas
temperaturas en la masa reactiva, produciendo un gas caliente.
Este se produce mediante el quemado de un combustible sólido,
líquido o gaseoso con un oxidante en una cámara de combustión. Al
gas extremadamente caliente se le permite escapar a través de una
abertura capaz de hacer expandir el gas a una proporción alta, la
abertura se denomina: tobera. Esta tobera con forma de campana le
proporciona al cohete una forma característica. El efecto de la
tobera provoca una aceleración drástica de las partículas
transformando la mayor parte de la energía térmica en energía
cinética. Las velocidades de evacuación de gases a nivel de presión
normal pueden llegar a superar fácilmente casi 10 veces la
velocidad del sonido.
Los cohetes que emiten plasma pueden potencialmente transportar
reacciones dentro de una botella magnética y lanzar el plasma vía
una tobera magnética, de tal manera que no haya contacto material
con el plasma. Desde luego la máquina que haga esto es compleja,
pero las investigaciones en fusión nuclear han desarrollado
métodos, algunos de los cuales han sido usados en sistemas
especulativos de propulsión a chorro.
Véase motor cohete para una lista de los diferentes tipos de
motores cohetes empleados en la industria aeroespacial así como
los diferentes formas de la cámara de combustión, incluyendo los
químicos, eléctricos, solar, y nuclear.
Reactores para el lanzamiento[editar]
Artículo principal: Reactores

Los estudios muestran que los motores a reacción, tales como


los ramjets o los turbojets son generalmente demasiado pesados (la
razón empuje/peso es baja) para cualquier desarrollo de
operaciones de lanzamiento, por esta razón se suelen lanzar desde
otras naves ya en vuelo. Los sistemas de lanzamiento pueden
ser lanzamiento aéreo desde un avión (como por ejemplo desde
una B-29, Pegasus y White Knight) donde hacen uso de sus
sistemas de propulsión.
Por otra parte, existen los aerorreactores que son motores ligeros
que tienen la ventaja de tomar aire durante la fase de ascenso:

 SABRE: un aerorreactor que emplea como combustible


hidrógeno con un pre-enfriador5
 ATREX: otro aerorreactor de bajo peso con pre-enfriador6
 Motor de ciclo de aire líquido: Se trata de un motor que
emplea hidrógeno y aire líquido antes de ser quemado en
la cámara de combustión
 Scramjet: se trata de un aerorreactor que emplea
combustión supersónica
Los cohetes normalmente se lanzan desde una posición casi
vertical y vuelan durante una decena de kilómetros antes de llegar a
su órbita; este inicial lanzamiento vertical consume mucho
propelente, pero es óptimo desde el punto de vista de resistencia
aerodinámica. Los aerorreactores queman propelente más
eficientemente y permiten emplear una trayectoria más tangencial,
los vehículos típicamente vuelan tangencialmente a la superficie de
la Tierra hasta que abandonan la atmósfera terrestre, en este
instante desarrollan un segundo cohete delta-v que enlaza este
estado con la órbita.
Aceleración de la masa reactiva por
electromagnetismo[editar]

Motor de prueba que acelera iones empleando fuerzas electromagnéticas.

En lugar de someter a un líquido a altas temperaturas y a


la dinámica de fluidos para acelerar la masa reactiva a altas
velocidades, existen una variedad de métodos que emplean las
fuerzas del campo electrostático o electromagnético para acelerar la
masa reactiva. Generalmente en este tipo de motores la masa
reactiva es una corriente de iones. Tales motores necesitan de una
fuente de energía potente para poder funcionar, y unas altas
velocidades de evacuación requieren altas cantidades de energía.
Para algunas misiones la energía solar puede ser suficiente, y es
empleada muy a menudo, pero para otras se requiere una fuente de
energía nuclear; los motores que emplean la energía de una fuente
nuclear se denominan cohetes de electricidad nuclear. Con la
capacidad actual de generación de electricidad, bien sea
químicamente, nuclear o solar se tiene una limitación de empuje con
este tipo de propulsión.
Algunos métodos electromagnéticos:
 Propulsión iónica
o Propulsión electrostática de iones
o Propulsión emisión de campo eléctrico
o Propulsión mediante efecto Hall
o Propulsión de doble capa Helicon
o Propulsión sin electrodos mediante plasma
(aceleración por fuerzas electromagnéticas;
emite plasma).
o Propulsión de pulsos inductivos
 Propulsión de dinámica por magnetoplasma
 Cohete de impulso específico variable
Sistemas sin masa reactiva transportada en el
cohete[editar]

Estudio de la NASA sobre una vela solar. La vela podría tener una magnitud de
medio kilómetro.

La ley de la conservación de momento establece que cualquier


motor que no emplee masa reactiva, no puede mover su centro de
gravedad (cambiar la orientación es, sin embargo, posible). Sin
embargo, el espacio no está vacío, especialmente en el área
del Sistema Solar, donde puede haber campos magnéticos,
el viento y la radiación solar. Muchos sistemas de propulsión
intentan diseñarse de manera tal que se aprovechen de estas
características. Debido a la característica difusa de estos
fenómenos en el sistema solar, los motores que aprovechan estas
fuentes de energía necesitan de unas estructuras de tamaño
considerable. Los motores de estas características no necesitan (o
en cualquier caso emplean una cantidad muy pequeña) de masa
reactiva:

 Propulsión mediante cables7


 Propulsión mediante velas solares
 Propulsión mediante velas magnéticas
 Propulsión mediante plasma mini-magnetosférico
Para cambiar la orientación de la nave espacial en el espacio no
existe, sin embargo, tal restricción, la ley de conservación
de momento angular no impone restricciones, muchos satélites
emplean un volante de inercia para controlar la orientación del
satélite. Este método no es el único para controlar la actitud del
mismo, se pueden emplear sistemas que aprovechen el viento solar
o las fuerzas magnéticas para hacer la misma función, algunos de
estos sistemas pueden diseñarse de tal manera que pueden servir
como sistema secundario.

Véase también[editar]
 Nave estelar de agujero negro

 Propulsión espacial termonuclear

Referencias[editar]
1. ↑ «Surfing an alien atmosphere» (en inglés). Consultado el 3 de julio
de 2010.
2. ↑ «Solar sailing facts- what we do», artículo en inglés en el sitio web
The Planetary Society
3. ↑ «Medicina aeroespacial», artículo en español en el sitio web
FECYT. Consultado el 3 de julio de 2010
4. ↑ A pesar de que en la época de los descensos en la Luna se utilizó
la palabra «alunizaje», actualmente se recomienda utilizar la palabra
«aterrizaje»[1] con respecto a cualquier cuerpo celeste, ya que esta
no significa ‘descender en el planeta Tierra’, sino ‘descender en
tierra firme’.[2] Así, existen los verbos:
 amerizar (de amerizaje), que —dicho de un hidroavión
o de un aparato astronáutico— significa ‘posarse en el
mar’.[3]
 amarar (de mar), que —dicho de un hidroavión o de un
aparato astronáutico— significa ‘posarse en el agua’.[4]

De lo contrario en un futuro no muy lejano habría que inventar toda


una serie de verbos para adaptarse al descenso en cada cuerpo
celeste: mercurizaje, venerizaje, amartizaje, ajovizaje, ganimedizaje, 
ioizaje, europizaje, saturnizaje, uranizaje, neptunizaje, plutonizaje,
etc.

5. ↑ «The SABRE engine», artículo en inglés en el sitio web Reaction


Engines. Consultado el 5 de noviembre de 2006.
6. ↑ Harada, Kenya, et al.: «Development study on precooler for
ATREX engine», artículo en el sitio web Institute of Space and
Astronautical Science: Propulsion System Laboratory. Consultado el
5 de noviembre de 2006.
7. ↑ «NASA calls on industry, academia for in-space propulsion
innovations», artículo en inglés del 24 de octubre de 2002 en el sitio
web de la NASA.

También podría gustarte