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Capítulo

XIII

Las noticias
periodísticas

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A pesar del compromiso expreso suscrito por los expedicionarios de que
únicamente el señor Juan Móricz estaría habilitado para efectuar, autorizar o
prohibir, declaraciones públicas a los organismos de difusión y permitir la
reproducción de toda fotografía relacionada con la “Expedición Móricz 1969”, la
noticia se dio a conocer periodísticamente Así fue que los días jueves 21 de agosto
de 1969 y 28 de septiembre de 1969 los diarios EL COMERCIO de la ciudad de
Quito, y EL TELEGRAFO de la ciudad de Guayaquil dieron a conocer la noticia del
descubrimiento, mediante los reportajes cuya copia facsimilar transcribo a
continuación:

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DIARIO EL COMERCIO -Del jueves 21 de Agosto de 1969

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DIARIO EL COMERCIO - Edición No. 23.736 del 28 de septiembre de 1969

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DIARIO EL TELÉGRAFO - Suplemento TRICOLOR del 28 de septiembre de 1969

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El diario CLARÍN de Buenos Aires en su edición del día 17 de octubre de 1969
difunde la noticia del descubrimiento.
Posteriormente, con fecha 21 de noviembre de 1969 la revista VISIÓN en la página
60B, bajo el título de Arqueología publicó la noticia del hallazgo.

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En el mes de diciembre de 1969, la revista VISTAZO informó con el texto
reproducido a continuación respecto de la “Expedición Móricz 1969” y el
descubrimiento de un mundo subterráneo en la República del Ecuador.

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Como consecuencia de estas informaciones la noticia se regó a diferentes partes del
mundo dando origen a especulación e investigación por parte del mundo científico

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y periodístico. Estos comentarios sirvieron de antecedente para las expediciones
que vendrían después de las cuales se hablará posteriormente.

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Capítulo

XIV

Gestiones oficiales

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Ante la inercia de los organismos oficiales el señor Juan Móricz, en su calidad
de súbdito de la nación Argentina y jefe único de la expedición envió con fechas 19 y
25 de septiembre de 1969 sendos telegramas al excelentísimo señor don Juan Carlos
Angamón Presidente de la República de Argentina y al señor capitán Enrique Green
Uria, concebidos en los términos siguientes:

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En el afán de obtener alguna decisión oficial que permitiera continuara con la
segunda fase de la expedición, el día 22 de octubre de 1969 fueron invitados a cenar
en el hotel Colón Internacional de la ciudad de Quito, el Ministro de Defensa señor
Jorge Acosta Velasco y los Comandantes Generales de las tres distintas ramas de las
Fuerzas Armadas Ecuatorianas señores: Comandante General del Ejército Edmundo
Baquero Salgado; Coronel de E.M. de Aviación César Rohón; y Comandante General de
Marina Jorge Cruz Polanco, todos colaboradores cercanos del Gobierno presidido por
el doctor José María Velasco Ibarra. Estuvo presente, además, el edecán del señor
Ministro de Defensa.

De izquierda a derecha: General César Ron, Doctor José María


Velasco Ibarra, señor Jorge Acosta Velasco, Comandante General del
Ejército Edmundo Baquero Salgado; y, Comandante General de
Marina Jorge Cruz Polanco

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El señor Juan Móricz monopolizó la reunión con sus comentarios y
explicaciones respecto de la importancia pre-histórica de su descubrimiento. Sin
embargo, el auditorio más parecía interesado en los tesoros descubiertos que en el
aspecto cultural de los mismos, llegando incluso alguno de ellos a preguntar, con
mucha seriedad, si podría irse a los Llanganates por debajo de la superficie terrestre o
si, quizás, existía vinculación entre el hallazgo efectuado por Móricz y el fabuloso
tesoro de los Llanganates. Móricz en ningún momento perdió la serenidad y respondió
siempre educadamente a la audiencia. Terminó la cena después de haber paladeado
algunas bebidas fuertes y al retirarse los funcionarios me quedé con una sensación de
aislamiento y frustración pues, en síntesis, la reunión había resultado muy agradable,
pero totalmente inútil.

Al día siguiente, esto es el 23 de octubre de 1969, nos reunimos en el Ministerio


de Relaciones con el Sub-Secretario doctor Alfonso Barrera Valverde quien, una vez
informado de la situación, se comprometió a hacer presencia oficial en el lugar del
hallazgo supeditada al traslado aéreo de la comitiva por helicóptero.

Con posterioridad traté de conseguir una audiencia con el Presidente de la


República valiéndome de mi amistad con el señor Cristóbal Bonifaz Jijón. La gestión
tuvo éxito y la entrevista se llevó a cabo en el hotel flotante “Lina A”, de bandera
griega, alquilado por una empresa ecuatoriana para servicios turísticos en las Islas
Galápagos, empresa que inauguraba dichos servicios brindando un coctel en la
embarcación, en la ciudad de Guayaquil, el día 27 de noviembre del año 1969.
Asistieron muchísimos invitados, destacándose entre ellos el señor Presidente de la
República, el señor Juan Móricz, el señor Cristóbal Bonifaz Jijón y yo. Allí, el señor Juan
Móricz le hizo entrega oficial al Doctor José María Velasco Ibarra del documento
siguiente:

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Los resultados de esta reunión están sintetizados en la comunicación que
aparece a continuación suscrita por el señor Juan Móricz:

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Poco tiempo después llegó a manos del señor Juan Móricz un proyecto de
Decreto Ejecutivo preparado por la Asesoría Jurídica de la Comandancia General de las
Fuerzas Aérea Ecuatoriana en el cual, contrariando los deseos del descubridor y
seguramente sin el conocimiento del Presidente de la República se pretendía
convertirlo en guía para una pretendida “toma de posesión” que permitiera a las
Fuerzas Armadas Nacionales preservar los objetos descubiertos. El texto fue el
siguiente:

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Innecesario es decir que el Proyecto de Decreto antes transcrito no mereció la
más mínima consideración por parte del señor Juan Móricz.
A partir de entonces NADA OFICIAL OCURRIÓ

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Capítulo

XV

En la Casa de la
Cultura
Ecuatoriana

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La institución denominada actualmente “Casa de la Cultura Ecuatoriana” fue
creada con el nombre de “Instituto Cultural Ecuatoriano”, por el Presidente
Constitucional de la República Doctor Carlos Alberto Arroyo del Río, mediante Decreto
Ejecutivo No. 1755 publicado en el Registro Oficial No. 959 del día jueves 11 de
noviembre de 1943.

Sus objetivos culturales son, básicamente, editar las obras de autores clásicos
ecuatorianos, organizar, certámenes, exposiciones, viajes y visitas de provecho
cultural; patrocinar conferencias, conciertos, representaciones teatrales y
manifestaciones científicas, literarias o artísticas; fundar academias, centros de
estudio para el cultivo de esas mismas actividades; estimular el desarrollo o
aprendizaje de conocimientos que contribuyan a la difusión de la cultura mediante la
concesión de premios o becas; adquirir libros, documentos, objetos, bienes de
cualquiera clase y elementos adecuados o necesarios para esa difusión; y establecer
museos, galerías de arte, archivos o dependencias de mejoramiento cultural; y
propender en la forma más amplia y por los medios que a su juicio sean apropiados al
desarrollo de la cultura y de las manifestaciones intelectuales el país.

Un Instituto de esta naturaleza no podía permanecer indiferente a la


información oficial enviada al Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana por el
Subsecretario de Finanzas, mediante oficio 3395 de fecha 8 de julio de 1969 que
aparece reproducido en la página 16 de la presente obra; tampoco podía ignorar las
reseñas periodísticas relacionadas con el descubrimiento de las Cuevas de los Tayos.
Con este antecedente, la sección de Ciencias Históricas y Geográficas organizó una
reunión de los miembros del Núcleo del Guayas a la cual fue invitado el señor Juan

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Móricz en calidad de descubridor del sistema y conferencista a fin de determinar el
esclarecimiento de cuestiones históricas arqueológicas auspiciadas recientemente por
CETURIS, organismo oficial del Estado. La reunión estuvo prevista inicialmente para el
día 19 de noviembre de 1969 pero hubo de ser postergada hasta fines del mes de
diciembre de dicho año a fin de obtener de CETURIS las fotografías de la expedición
necesarias para proyectarlas en la pantalla del cine de la Casa de la Cultura de
Guayaquil.

La reunión habida con esta finalidad a fines del mes de diciembre del año 1969,
en la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas, fue organizada con el patrocinio del
historiador ingeniero Miguel Aspiazu Carbo quien, en su calidad de Director de la
Sección de Ciencias Históricas y Geográficas se expresó, a manera de introducción en
los términos siguientes:

Señoras y señores: ante las noticias publicadas en la prensa, en una forma


bastante vaga, sobre el descubrimiento y la expedición a las “Cuevas de los Tayos”, las
secciones de historia y de antropología de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo
Guayas, no podía permanecer impasible y, por el ansia de conocer, en una forma
precisa, de que se trataba, nos dirigimos al organismo oficial que auspició esta
expedición, que fue CETURIS, para que nos permitiera tener a) datos sobre lo que se
había realizado, b) una información oficial sobre lo que se estaba haciendo;, c) Si había
habido la participación o no de alguna institución oficial cultural y, sobre todo, d) velar
para que un futuro próximo en que hubieran nuevas expediciones, éstas se pudieran
efectuar con la concurrencia de algunos miembros de la Casa de la Cultura, Núcleo del
Guayas que estuvieran deseosos de ayudar a preservar los vestigios de otras
civilizaciones que pudieren contener dicha cuevas. Tras nuestras gestiones finalmente
hemos logrado que CETURIS nos proporcione gentilmente algunas de las
transparencias y fotografías tomadas allí, y como aquí están presentes tres de los
expedicionarios: el señor Móricz, gestor de la expedición; el Doctor Gerardo Peña
Matheus; y la señora Lilian Icaza Pérez, el señor Móricz nos podrá explicar algo de lo
que vieron, con lo cual espero que nosotros podamos, a pesar de nuestra ignorancia
sobre el asunto, hacer las preguntas pertinentes para orientar en una forma mejor lo
que debe de ser preservado de vestigios de otras civilizaciones, ya que, dándose la
buena y mala suerte de que sea CETURIS la entidad que auspició esta expedición,
alrededor de CETURIS se hacen presiones de carácter netamente turístico para que
pueda ir la gran masa a entrar, a ver, a buscar, y eso no es lo que más nos conviene. Por

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todas estas razones, aquí esperamos que en esa reunión podamos oír, de las diversas
personas concurrentes, sus opiniones para organizar mejor futuras expediciones y
sobre todo acelerar el proceso de conocimiento de esto. La noticia del hallazgo de
estas cuevas y todas las incógnitas que contienen, y las proyecciones y comentarios
que se han hecho enlazándolas con pasadas culturas, han movido a diversos países
para que éstos se interesen y quieran participar en la búsqueda, pero
desgraciadamente, hasta hoy nuestro gobierno y ninguno de sus organismos ha
tomado actitud alguna para hacer un declaración formal preliminar sobre el asunto y
lo que debe hacerse al respecto. Ojalá que de esta reunión podamos nosotros hacer
sugestiones para salir por los fueros del interés y del prestigio nacional y enrumbar
cuanto antes la dilucidación de la incógnita que se ha levantado con este hallazgo.

Sabido es que el señor Móricz que está aquí, entre nosotros, ya cosa de cinco
años, ha sido el iniciador de una serie de inquietudes al respecto y por lo tanto nada
me parece mejor que el mismo señor Móricz, que está aquí presente, sea quien nos
haga un pequeño resumen de los antecedentes de esta búsqueda, de cómo se hizo su
expedición y nos explique mejor cada uno de los dispositivos que se van a proyectar
para que nosotros podamos comprender mejor todo el asunto y apreciar algo que
quizás las fotografías no llegan a darnos en detalle y lo que han estado allí lo han visto
y , sobre todo, ver cómo podemos hacer, cuanto antes, algo que ponga en su verdadero
plano el valor que pueden tener estos hallazgos. Con ustedes el señor Móricz.

De inmediato, el señor Juan Móricz tomó la palabra y expuso:


Señoras, señores: Agradezco la gentil invitación de la Casa de la Cultura
Ecuatoriana, Núcleo del Guayas, efectuada por primera vez, desde muchos
meses y días transcurridos después de haber abandonado el sistema de
cuevas subterráneas que atraviesa la República del Ecuador.
Debo hacer un somero resumen para que los presentes puedan interpretar,
quizás, algunas actitudes a veces mal entendidas por falta de dialogo
precisamente con quienes debieron haber sido los primeros en ser
informados por la expedición. Después de, aproximadamente, veinte
años, de investigaciones y estudio, no puedo ni debo omitir la verdad
de los acontecimientos. No acostumbro a mentir. Mi calidad de
investigador me obliga a decir la verdad, duela a quien duela y pese a
quien pese. Hace unos cinco años he venido por primera vez a Ecuador;
no sabía aún que lazos íntimos de la antigüedad me hacían uno más de
los ecuatorianos. En la búsqueda del origen del hombre terráqueo,
cósmico, como todos ustedes saben, las opiniones están divididas y aún no
sabemos a ciencia cierta quien pueda tener razón o no. En la investigación
muchas veces se choca, pero eso es lo de menos, porque es absolutamente
natural que, en el trajinar diario, las opiniones no coincidan. Muy triste sería
si coincidiera pues entonces no sería investigación; pero fuera de eso hay

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algo mucho más triste, más doloroso y es que cuando después de cinco años
por fin he logrado armar, organizar una expedición, con el único fin y
objetivo de llevar al Ecuador, oficialmente, a los umbrales de un mundo
subterráneo desconocido aún, pero muy conocido en la mitología, he
chocado con intereses inconfesables que han impedido hasta el presente la
continuación de los trabajos.
Cuando el día 26 de julio, día en que nació y falleció mi madre, salió
esta expedición, tenía por único objetivo “verificar la existencia real de
un mundo subterráneo y llegar a sus umbrales”, para luego informar al
poder ejecutivo, informar a la Casa de la Cultura, informar al pueblo del
Ecuador, América toda y la humanidad. Después de algunas semanas de
trajinar en la selva, venciendo obstáculos naturales, hemos encontrado que
ciertos intereses no tienen el menor deseo de hacer conocer la realidad de lo
sucedido, esto es de cómo se ha organizado la expedición, con qué fines y
que objetivos, para que informen al Poder Ejecutivo Nacional, a la Casa de la
Cultura, a las Academias, Universidades, e instituciones en la República, así
como al pueblo del Ecuador que es el primero a quien corresponde conocer
de todo esto. Compromisos contraídos por escrito no han sido cumplidos. Yo
me he quedado, en las estribaciones orientales, en la entrada de la
llamada “La Cueva de los Tayos” durante más de cincuenta días
tratando de aprovisionar un campamento para realizar la segunda
parte de la expedición llamada “Taltosok Barglangja” “Caverna de
Seres Superiores” conocidos en la mitología antigua Magiar, que es el
nombre que corresponde, el nombre correcto que debe utilizarse acá,
pues son los seres que, según la mitología nos narra, han construido y
preservado durante milenios y milenios este sistema subterráneo de
Cuevas.
Confiado en el honor de los señores que me han acompañado, y confiado en
que cumplirían con su compromiso contraído e informarían con exactitud
del hallazgo, he estado, en compañía de algunos militares esperando en la
cueva más de cincuenta días, no esperando simplemente, sino abriendo la
selva, derribando árboles para dejar limpias unas seis hectáreas,
construyendo una casa, aprovisionando al campamento de agua y de
servicios que no existían en la selva anteriormente. Por radio se me ha
prometido todo; se me ha dicho que el señor Presidente de la República me
envía sus felicitaciones; se me ha dicho por radio que el Directorio de la
Corporación Ecuatoriana de Turismo me felicita con aplauso. Sin embargo,
una vez regresado, el Directorio de la Corporación Ecuatoriana de
Turismo, hasta el presente, no ha tenido interés en escuchar mi
exposición o informe del jefe de la expedición que lleva mi nombre. He
intentado ver al excelentísimo señor Presidente de la República; con mucha
dificultades, pues se me ha obstruido el camino, por fin he logrado verlo un
momento el día que se inauguró el barco de turismo a las Islas Galápagos.
Ese día, como anteriormente ya una vez, se ha ofrecido realizar lo que yo
había denunciado y pedido. En la denuncia se pide oficialmente al
excelentísimo señor Presidente de la República del Ecuador y sus
correspondientes ministros que para la segunda etapa de la expedición, se
invite a venir del exterior un cuerpo de científicos en calidad de
observadores neutrales para garantizar la pureza de procedimiento que
creo indispensable por qué, señores, el mundo subterráneo que existe en el
oriente ecuatoriano alberga no solamente escrituras sino codiciados tesoros,
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tesoros fácilmente convertibles en dinero. Por eso, he pedido que se
convoque, se invite a científicos, a observadores neutrales, desde el
exterior, pero ante todo que se convoque en el Ecuador a un cuerpo
compuesto de las entidades oficiales ecuatorianas: Casa de la Cultura,
Universidades, Institutos Científicos y Notables de este país para que
acompañen en la segunda etapa de la expedición para que estén
presentes, a fin de preservar, bajo garantía de estos señores:
científicos, notables, profesores e investigadores ecuatorianos junto
con los del exterior, para demostrar al mundo que en el Ecuador sí
reina la pulcritud en los procedimientos. Esto se me ha rechazado; No
oficialmente, ni verbalmente, pero se ha hecho lo imposible para que no
pueda llegar a los foros necesarios para hacer de esto una realidad. Y se me
ha tratado de llevar a una miserable expedición con el objeto de traer
objetos para presentárselos al señor Presidente o a quien corresponda luego.
Señores, no jugamos: lo que existe en el interior de las Cuevas de los Tayos es
Patrimonio Cultural de toda la Humanidad. Se encuentra en territorio
ecuatoriano y peruano, pero es patrimonio de toda la Humanidad. Existe
una biblioteca en la cual, en láminas de oro, está escrita la historia
desconocida de la Humanidad.
Constituye la verdadera Biblia de la Humanidad. Durante los cuatro
meses que he estado fuera del Campamento he hecho lo imposible por
convencer a ciertas autoridades y a ciertos señores de que se use el
procedimiento correcto en estos casos. Hasta el momento,
lamentablemente, debo decir que no he tenido éxito. Sin embargo, debo
informarles que en el exterior, desde el Dalai Lama que se encuentra
en la India y ha pedido informes, el Japón y la China, Ulam Bator en
Mongolia, la Academia de Leningrado y de Moscú, las Universidades
Alemanas y Suizas, la Sorbona de París, Hungría, Austria, están
perfectamente informados no sólo de la existencia y realidad del
mundo subterráneo sino de todos los pormenores que han acaecido o
sucedido. Lamento, es sumamente penoso para mí que he encontrado acá
en el Ecuador el origen del pueblo del cual yo desciendo, tener que decir esto.
Tengo confianza aún, y creo que los señores presentes que hasta el momento
no han sabido que es lo que en realidad sucede con la Cueva de los Tayos y a
lo cual tienen derecho a conocer, quizás estén aún a tiempo de tomar alguna
medida. Siempre he tenido la esperanza de que en el Ecuador, la gente que
realmente es sana, que cree en su patria, cree en su pasado y cree en el
porvenir maravilloso que le espera, aún están a tiempo y puedan hacer algo
por sobreponerse a aquellos que han olvidado que tienen obligaciones
primordiales con la patria y con la humanidad.
Antes de salir, los miembros de la expedición suscribieron un documento que
es usual en todas las expediciones y que dice que nadie puede hacer
declaraciones pues éstas le corresponden exclusivamente al jefe de la
expedición. A pesar de ello se han hecho muchas, variadas y confusas
declaraciones. Es por esta razón que, a causa de un artículo aparecido
últimamente, suscrito por un ex - miembro de la expedición, el señor José
Antonio Rojas, éste ha sido expulsado, de ella pues no tenía derecho a

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confundir a la opinión pública con su escrito. Yo lamentablemente, hasta
este momento, no disponía de elementos para poderles brindar a ustedes la
realidad palpable de las cueva. Una muy pequeña parte es lo que, a través de
la gentileza del señor Miguel Aspiazu, Director de la sección de Historia del
núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en este momento
podemos ofrecer. Pero a más de eso, deseo ofrecer algo más: en mi calidad
de Jefe único de la “Expedición Móricz 1969”, a quien corresponden las
declaraciones y el uso de este material, yo le ofrezco a la Casa de la Cultura
Ecuatoriana núcleo del Guayas que se sirva sacar copia de los diapositivos
que en este momento se encuentran acá puesto que yo mismo así lo haré,
antes de devolverlos a la Corporación Ecuatoriana de Turismo, para mi uso
y para hacerlos conocer mediante conferencias y publicaciones, pues según
el documento suscrito por los expedicionarios yo soy el único con derecho a
disponer de ellos razón por la cual reitero mi autorización para que la Casa
de la Cultura saque todas las copias que crea necesarias.

Móricz hizo una pausa y, cambiando el tono airado de su voz, en forma calma y
reposada, dijo:

Señores: Desde la más remota antigüedad se conocía que en ciertos


cataclismos que azotaron la humanidad, gentíos de esas épocas se han
salvado en cuevas y cavernas construidas hace remotos tiempos. Muchas
leyendas, muchas mitologías nos hablan de ello pero muy poco o nada se ha
encontrado. Conocemos muchas cavernas, muchos sistemas de cuevas, pero
hasta el presente no hemos encontrado una en la cual, sin lugar a duda, se
encuentre en su construcción o acondicionamiento la mano del hombre. En
la Cueva de los Tayos, en los primeros dos mil metros recorridos, ustedes
podrán verificar, con sus propios ojos, la presencia de la huella del hombre.
Este descubrimiento tiene trascendencia para todo el género humano. En lo
sucesivo las diapositivas que se pasarán, a pesar de que muy mal las
conozco porque recién ahora he visto algunas, trataré de explicarles, pero
los señores presentes en su calidad de profesores, científicos, investigadores
y estudiosos, sabrán ver por sí mismo la realidad de lo que se proyectará.
Por favor, señor, comience la proyección:

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1) Río Santiago, en el Oriente.

2) Río Zamora orilla izquierda en “La Unión”.

3) La Puntilla, lugar hasta el cual hemos llegado en canoa


para desde allí ir hasta la Jibaría a pie, escalando las montañas.

4) Bajando a la quebrada donde se encuentra la Cueva.

5) Piedra escrita con ideograma que se encuentra en La


Esperanza, próxima a La Unión.

6) Escritura de la Piedra aclarada con tiza.

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7) Signo central de la piedra que también se puede apreciar en el tatuaje
de la frente del Cacique Najambi.

8) La misma piedra desde otro ángulo. Existen varias piedras más.

9) Otra foto de la misma piedra.

10) Cacique Najambi de la jibaría del Coangos.

11) Preparativos para el descenso a la Cueva.

12) Jibaría

13) La boca de acceso a la Cueva fotografiada desde abajo.

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14) Escalera de descenso en el interior de la cueva. Yo
mismo mandé a construir esta escalera para facilitar el
descenso pues anteriormente lo he hecho con sogas.

15) Galería construida. Tiene aproximadamente en


este momento, un metro cincuenta de alto. Existe en las
tradiciones en el Popul Vuh, la narración exacta referente a
que hubo una época en que cuando las aguas inundaron la
tierra conocida, probablemente haciendo alusión al
diluvio, arrastraron gran cantidad de piedras, como se
puede apreciar en la fotografía, y aquellos que vivían
dentro del mundo subterráneo han quedado obstruidos en
el sistema de cuevas y cavernas y no han podido salir durante mucho tiempo. La
obstrucción del lugar, se aprecia perfectamente bien en la fotografía. Frente a este
antiguo corredor se encuentra la puerta de entrada al mundo subterráneo.

16) Puerta ciclópea de entrada al mundo


subterráneo. Nótese simetría y perfección de las
líneas. Allí reina la más absoluta oscuridad. Una
vez adentro, se abre una especia de sala grande o
avenida que tiene muchos cientos de metros de
largo, tal vez seiscientos u ochocientos y el ancho
podrá ser de cincuenta a sesenta metros u ochenta metros; la altura podría ser de cien
o ciento veinte metros se ha podido tomar medidas. No hemos traído equipos. Todo
eso corresponde a la segunda parte de la expedición. Se han tomado únicamente
películas y fotografías para verificar la existencia real de lo aseverado en mi denuncia y
presentar las pruebas al Poder Ejecutivo y al cuerpo de científicos
del Ecuador. Para eso debía servir este material.

17) Otro ángulo de la misma puerta de entrada. No se aprecia en


la transparencia una escalera destruida por la cual se puede bajar y
seguir caminando hasta la entrada.

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18) La misma puerta de entrada vista del otro lado.-
En ambos lados de ella se aprecia el mismo trabajo, el
mismo tallado.

19) Sector en que se filtra un rayo de luz semejante a una


catedral que se encuentra en cierto sector. La abertura tendrá,
aproximadamente, cien a ciento cincuenta metros de alto. Es
impresionante.

20) Pasadizo por el cual no se ha podido seguir por falta de


elementos y escaleras. Este pasadizo conduce a otro sector.
Desde el lugar por el cual se entra, se ramifica muchos
corredores, unos van por arriba y otros por bajo en distintas
direcciones. Hemos recorrido, aproximadamente, dos mil metros,
nada más. No se pudo avanzar más. La segunda etapa de la
expedición requerirá, quince días a treinta días debajo de la
tierra, con las debidas vituallas, aprovisionamiento, equipos,
teléfonos, etc. para poder recorrer una pequeña parte del mundo
subterráneo.

21) Lajas. Se encuentra a unos seiscientos metros de


la entrada al laberinto o túnel central.

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22) Estalactitas y estalagmitas.- Son de gran importancia para,
en el futuro, poder verificar la antigüedad de la construcción. Las
gran avenida, o sala central, en cierto sector, lo que podemos
llamar cielo raso se ha derrumbado probablemente a causa de
un gran cataclismo o un muy fuerte sismo. En otras partes del
mundo subterráneo el cielo raso no permite la filtración del agua,
al menos en las partes conocidas que yo he recorrido eso se ha
podido constatar. Las estalagmitas y estalactitas que existen en grandes cantidades en
este sector, probablemente se han originado después del cataclismo, lo cual nos puede
dar indicio de la antigüedad. Tratándose de una construcción ciclópea como un
elemento de juicio allí ven dos estalagmitas que, por su tamaño, vemos que no se trata
de estalagmitas de cinco o diez mil años, sino de mucho más. Eso se podrá comprobar
una vez que se realice una expedición realmente científica como la que se ha proyectado
y se ha pedido. Estas estalagmitas se encuentran en el lugar, repito, en que un cataclismo
ha derrumbado el cielo raso. Eso significa que su formación es posterior a la
construcción o acondicionamiento del mundo subterráneo por la mano del hombre, lo
cual nos enfrenta a cifras sobre las cuales todavía sería muy prematuro aventurar.

23) Parte del derrumbe.- Allí mismo hay otros túneles


o galerías que corren mucho más abajo. Una de ellas lleva
también a un pequeño arroyo pero la gran parte de ellas
son inmensamente grandes, superpuestas unas sobre
otras. Luego, más adelante se encuentran escaleras,
esculturas, a las que todavía esta expedición de verificación, no ha llegado, pero que yo,
personalmente, he recorrido.

En este punto de la proyección, la voz asombrada del ingeniero Miguel


Aspiazu Carbo interrumpe el silencio para expresar con incredulidad “Perdón
profesor .... ¿Usted ha establecido la presencia de esculturas? “

Sí responde firmemente Móricz -Yo he estado allí.- En esta parte que se ve,
no existen esculturas, pero más adelante sí-

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24) Un pájaro Tayo.- La cueva ha sido denominada por los pájaros Tayos que la
habitan, llamados también guácharos. Se alimentan de semillas y sus deyecciones o
guano cubre toda la superficie. Su nombre es “Steatornis Caripensis”. Estas son las
aves que habitan en el mundo subterráneo. En la provincia del Azuay, en el cantón Sig-
Sig, a pesar de que en este momento ya lleva un nombre distinto, la gran plaza es
llamada “turul”. Turul es el nombre de un pájaro que nos relata la mitología y es lo que
acá se conoce hoy como Tayo. Los jíbaros, una vez al año, fines de mayo y principios de
Junio, descienden una sola vez a la Cueva de los Tayos para hacer una cosecha de
pichones de tayo, y nunca más vuelven hasta el siguiente año.

Terminada la proyección, el señor Juan Móricz se expresó en los términos siguientes:

“Como he dicho anteriormente, me siento en la necesidad ante ustedes de no


omitir la verdad ni tergiversar nada. Señores: lo poco que se ha visto, lo poco
que se ha apreciado, ha sido publicado en los diarios El Comercio de Quito
y El Telégrafo de Guayaquil, y ha sido suficiente para que una cantidad de
institutos exteriores de Alemania, la Unión Soviética y Francia se
interesaran y declararan que es uno de los descubrimientos más
formidables de los últimos tiempos. Todos han ofrecido su colaboración.
Países de Latinoamérica quieren hacer su aporte científico, pero ha causado
una gran extrañeza que desde el Ecuador no se ha elevado hasta el presente una
sola voz oficial que diera a conocer en una acta pública la realidad del
descubrimiento, la realidad de la existencia de este sistema de Cuevas. Se ha
tratado de hablar de Turismo; pues bien, debo decirles, señores que este
descubrimiento, turísticamente, es muy inferior a la Luna. La Luna puede
ofrecer una vista perfecta, una visión, una imagen de la Tierra que nosotros no
conocemos. Sin embargo, hoy que están pisando la Luna, no se habla de
Turismo, por que antes del turismo está la ciencia. Sería un desatino, sería
vergonzoso que nosotros nos pusiéramos a hablar de turismo únicamente para
que se cumpliera lo que se ha hecho en más de una entrada de las cuevas: los
primeros visitantes, para llevarse algún recuerdo, han destruido estalactitas y
estalagmitas.

Me duele decirles, pero solamente los expedicionarios presentes en este


momento acá, más el señor Hernán Fernández que es un caballero, correcto,
extraordinariamente bueno como expedicionario, y un señor, más un policía
llamado Benusino, el sargento Herrera, el cabo Guevara, guía Punín, y su hijo
Martó Punín, la señora Lilian Icaza, el Doctor Gerardo Peña Matheus y yo no
han tocado nada. Quiero evitar que en el futuro vuelva a repetirse la
destrucción de estalagmitas pues un pequeñísimo trozo requiere, por lo menos
tres milenios; y si alguien se anima a hablar de turismo, primero debe preservar
estos tesoros turísticos y luego tratar de proyectar lo que hoy debe ser ciencia,
hacia el turismo.

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A continuación se inició un interesantísimo debate en que cada uno de los
presentes planteaba incógnitas, preguntas e inquietudes que fueron debidamente
absueltas por el señor Juan Móricz. Se habló de espeleología, capas subterráneas,
formaciones geológicas, capas de arenisca, relieves tectónicos, ríos subterráneos,
calizas arqueología, sumerología, e historia.

Retomada la palabra Móricz expresó:

“Hemos comprobado que existen diversas opiniones de los distintos


investigadores. Todavía no hemos llegado a dilucidar si el origen del hombre es
terráqueo o es cósmico. En eso estamos empeñados y cada uno de nosotros trata
de llegar no a una conclusión sino a una verificación real. En síntesis, queremos
saber quiénes somos, de donde venimos hacia donde vamos; por eso
investigamos”.

En este punto, Móricz, apartándose del tema, pero en relación directa con él,
empezó a ilustrarnos respecto de un hallazgo sensacional en el aspecto científico, cuyo
comentario es objeto del capítulo siguiente.

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