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Clasismo 

es el prejuicio y discriminación basados en la pertenencia o no a
determinadas clases sociales. Según el diccionario de la RAE, es la actitud de quienes
defienden la discriminación por motivos de pertenencia a otra clase social.1 Por lo general,
un clasista asume su pertenencia a una u otra clase y obra en consecuencia para
beneficiar los intereses de quienes son de su misma clase y en perjuicio de quienes no
pertenecen a ella.
La discriminación clasista es posible debido a que se asume que la sociedad está
separada en clases sociales. De la discriminación clasista son víctimas quienes ocupan la
posición de la clase baja o clase media por las clases dominantes.
El clasismo es un fenómeno heredero del racismo. El origen de la discriminación no se
basa en este caso en diferencias étnicas, sino en la pertenencia a diferentes clases
sociales, debido a las condiciones socioeconómicas del individuo o grupo social. El
problema se agrava cuando la estratificación de las clases coincide
con determinadas etnias, produciéndose un solapamiento de sentimientos discriminatorios
racistas y clasistas.
Existen ideologías políticas fundamentadas en algún tipo de clasismo. De acuerdo a Max
Weber, por ejemplo, una vez un grupo o clase ha obtenido un estatus elevado a través de
ciertos logros, sus miembros tienden a limitar las oportunidades de que otros individuos las
sustituyan, lo que a su vez genera conflictos que pueden incluso desembocar
en revoluciones.
En sectores del movimiento obrero y las izquierdas de varios países de habla hispana, la
palabra clasismo suele utilizarse también en una acepción invertida. De esto modo,
sería clasista quien defiende los intereses de la clase obrera, promoviendo la lucha de
clases. En la Argentina, el término fue usado para denominar a un sector sindical que
cobró fuerza en los años 70: la Corriente Sindical Clasista, que tuvo una de sus principales
expresiones en los sindicatos SITRAC-SITRAM, y aún hoy se utiliza en ese sentido.2

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