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Evangelio de Juan

Redención Particular

PROFESOR: Omar Reyes

-Cristian Raymundo Molina Meza

16/03/22
Introducción.
Seré breve introduciendo este ensayo para no limitar la lectura del mismo debido a
su extensión.
En el presente ensayo se estudiará a la mayor profundidad y claridad posible la
doctrina de la redención particular o expiación limitada. Tratando de definirla,
abordar su historia, desambiguarla y mostrarla en las Escrituras.
Considero de gran importancia abordar esta doctrina, ya que es una que genera
gran confusión y desagrado entre las personas, y aún quienes dicen sostenerla,
no parece que estén de acuerdo en todo momento.
Por lo tanto escribo este ensayo, tanto para cumplir con los requisitos de la
materia de Evangelio de Juan, en el IBLR, como esperando que sea de utilidad
para cualquier lector.

1. ¿Qué es la redención particular?


La Redención particular, también conocida por los nombres expiación limitada o
expiación definida, es una doctrina sostenida por algunas corrientes de teología
protestante, como lo son los reformados (los cuales suelen usar más el término
expiación limitada) y bautistas particulares (quienes suelen usar el término
redención particular).
En resumidas cuentas lo que esta doctrina enseña es que aunque la muerte de
Jesucristo es suficiente para expiar los pecados de todo el mundo, era la
intención de Dios el Padre que la expiación de la muerte de Cristo fuera eficaz
solo en los elegidos, llevándolos sin falta a la salvación.
Se puede encontrar la doctrina en los cánones de Dort de la siguiente manera:
“Porque este fue el soberano consejo y la más misericordiosa voluntad y propósito
de Dios Padre, que la eficacia vivificadora y salvadora de la preciosísima muerte
de Su Hijo se extendiera a todos los elegidos, para otorgarles solo a ellos el don
de la fe que justifica, para así llévalos infaliblemente a la salvación”

2. Historia de la doctrina de la Redención particular.


Quienes creen en esta postura claramente remontaran la historicidad de la
doctrina a los tiempos apostólicos, pues esta sería enseñada por los apóstoles
mismos en las Escrituras.
Sin embargo, muchos de los cristianos han pasado por alto el asunto de la
expiación limitada. Si pensamos en los padres de la iglesia lo más probable es que
no los encontremos hablando al respecto de lo que trata esta doctrina, y si lo
hacen lo harían de manera un tanto vaga o incluso en oposición a esta.
Los protestantes reformados suelen apelar a San Agustín para dar fuerza a su
doctrina, y dejar claro que no enseñan algo novedoso, y con justa razón lo hacen,
pues parece ser que el entendimiento de Agustín de la predestinación es
prácticamente idéntico con el concepto de la predestinación reformada. Y si el
entendimiento de la predestinación es el mismo, tenemos entonces la
consecuencia lógica de la expiación limitada.
También los elementos de la doctrina que se conocerán como expiación limitada
fueron sostenidos por Godescalco de Orbais (808 - 867), Thomas Bradwardine
(1290 - 1349) y Gregorio de Rimini (1300-1358), aunque hubo menos precisión
con respecto al alcance de la expiación antes del período de la Reforma.
La doctrina no se formalizó hasta muchos años después de la reforma, aunque
sus implicaciones ya eran sostenidas. Hay quienes tratan de decir que podemos
encontrar la doctrina de la expiación limitada expuesta por primera vez en la
tercera sigla del acróstico “TULIP”, el cual fue formulado en los cánones de Dort
en los años 1618–19. Pero no es así, de hecho es un tanto incoherente querer
atribuir un acróstico con siglas en inglés a un sínodo holandés.
Ciertamente en el sínodo se discutieron y afirmaron las doctrinas concernientes a
lo que enseña el acróstico TULIP, pero la mención de este acróstico no se
encuentra hasta el siglo XX.
De cualquier manera, los cinco puntos del calvinismo se discutieron, como tales,
antes del auge popular de este acrónimo, por ejemplo, en la obra de RL Dabney,
Los cinco puntos del calvinismo, alrededor de 1878. Los cinco encabezados de
Dabney son depravación total, llamamiento eficaz, elección de Dios, particular
redención y perseverancia de los santos.
El primer uso de TULIP en este sentido parece ser en 1905 por el reverendo
Cleland Boyd McAfee, en una conferencia ante la Unión Presbiteriana, Newark,
NJ, según lo registrado por William H. Vail, escribiendo en The New Outlook
(1913).
Concluyo que, de acuerdo a quienes creen en esta doctrina, afirman que se
encuentra desde los tiempos apostólicos, aunque su formalización como
“redención particular” y “expiación limitada” se encontrarán en años posteriores al
sínodo de Dort.
3. Desambiguación de la doctrina.
Hay algo que personalmente me resulta frustrante, y es lo confuso que puede ser
entender lo que algunos reformados sostienen o enseñan en ocasiones con
respecto a la doctrina de la redención particular. Aún los mismos reformados han
llegado a discutir entre sí con respecto a lo que esta doctrina implica o lo que fue
originalmente enseñado. Un ejemplo es Richard Baxter, quien creo que afirmaba
la expiación limitada, pero con lo difícil que se vuelve entenderla, la negaba,
afirmando que Calvino no la enseñó.
Así que, en la siguiente parte de este ensayo, abordare algunos aspectos de esta
doctrina, que por sí mismos pueden resultar confusos y necesitan una urgente
desambiguación.

3.1 La Redención particular/expiación limitada es en cuanto a propósito.


El término “expiación limitada” lleva a las personas a pensar que el pago de los
pecados efectuado por cristo en la Cruz no es de infinito valor, sino que, Cristo
pagó, del total de pecados cometidos en el mundo, cierto porcentaje, el cual
corresponde a los pecados de los escogidos. Pero esto no creo que deba ser así,
pues, como bien lo dice R. C. Sproul lo que la doctrina trata es el propósito de la
expiación y no su suficiencia.
La redención es particular y la expiación limitada porque la Salvación en el plan de
Dios no es una posibilidad, sino algo que ha de ocurrir, pero no para todos, sino
para aquellos que el Señor soberanamente escogió.

3.2 ¿Cuándo es efectiva la expiación?


Para entender mejor esta doctrina es necesario definir lo que entendemos por la
expiación. Pues he encontrado que los reformados sostienen al mismo tiempo dos
posturas con respecto a la expiación, y muchas veces se termina tildando a uno u
otro de no comprender la expiación limitada.
Si por expiación se entiende el pago por los pecados hecho en Cristo,
encontramos entre los reformados que:
1. Cuando Cristo murió, los pecados de los escogidos fueron pagados, de tal
manera que los escogidos nacen sin pecado y sin culpa en el mundo.
2. Cuando Cristo murió efectuó un pago por los pecados de los escogidos, de tal
manera que, por la predestinación ellos creerán y por la fe se hará efectivo en
ellos el pago de sus pecados.
Pareciera (pues en realidad es lo suficientemente ambiguo) que personas como
John Owen afirmarían la primera postura, aunque podría ser compatible con la
segunda si se entiende que al decir que “Cristo pagó por los pecados de los
escogidos” Owen se refiere a que al morir Jesús, hizo un pago que de manera
infalible habría de hacerse efectivo en los escogidos en el momento de la fe. Pero
me parece muy improbable.
Si afirmamos la primera postura (la cual no creo que sea bíblica en lo absoluto ni
enseñada en Dort ni por Calvino), ¿no tendríamos que decir que, como dijimos
anteriormente, del total de pecados cometidos por la humanidad, Jesús pagó el
porcentaje equivalente al de los escogidos? Es decir, si la humanidad cometió
100 pecados, y los escogidos 20 de esos 100, Jesús solo cubrió 20 en esa Cruz.
Esto implica dos cosas:
1. El sacrificio de Cristo no es de infinito valor.
2. Es un sacrificio cuantitativo y no cualitativo.
3. En el hipotético caso de que un no escogido creyera, no sería suficiente el
sacrificio de Cristo para salvarle.
Pero creo que lo que verdaderamente corresponde a la expiación limitada es lo
contenido en la segunda postura. Si la afirmamos entonces podríamos decir sin
ningún problema que el sacrificio de Cristo es suficiente para todos y solo efectivo
en los escogidos.
Las implicaciones en contraste serían:
1. El sacrificio de Cristo es de infinito valor.
2. Puede que el sacrificio de Cristo sea tanto cualitativo.
3. En el hipotético caso de que un no escogido creyera podría ser salvo.

Afirmo pues que el pago por los pecados fue realizado en la Cruz, pero es efectivo
en el momento de la fe. Y no tengo problema mayor con que algún reformado
sostenga la primer postura antes mencionada, siempre y cuando se hable de cada
una de manera individual y no ambigua.

3.4 Expiación cualitativa o cuantitativa.


Creo que gran parte de la problemática radica en este punto, y que incluso, las
dos posturas anteriormente mencionadas se resumen en esto: si la expiación es
cualitativa o cuantitativa.
Cuando decimos que la expiación es “cuantitativa”, decimos que los pecados
pagados en la muerte de Cristo, fueron pagados de acuerdo a una cantidad
proporcional al sacrificio de Cristo. Un ejemplo fue mencionado anteriormente, si
en el mundo se cometieron 100 pecados, el sacrificio de Cristo es el pago de 20,
que corresponde a los escogidos.
Cuando decimos que es cualitativa, se dice que Jesús pagó por los pecados no en
cuanto a cantidad, sino en cuanto a calidad. Es decir, todo pecador debe pagar su
pecado con la muerte, y Cristo, siéndole imputada la condición de pecador, muere
con la muerte que merece todo pecador. Siendo así, que Jesús en su sacrificio
puede pagar por los pecados de todos aquellos a quienes les sea impartido el
beneficio de su muerte.
La postura uno, mencionada en el punto anterior de la efectividad de la Salvación,
corresponde a la expiación cuantitativa. Y la postura dos, a la cualitativa. Y aunque
esto no necesariamente es así, por lo general es así como las personas se
adhieren a una u otra postura.

Creo que esto es necesario tener claro, para que no se piense que la expiación
limitada tiene que ver exclusivamente con creer en una expiación cuantitativa, sino
que, esta doctrina trata un asunto distinto.

3.5 “¿Por quién murió Cristo?”


Personalmente, esta es una pregunta que odio. Ya que muchos pretenden usarla
como una manera de diferenciar la expiación limitada de la ilimitada, pero
utilizando al azar cualquiera de las dos posturas mencionadas anteriormente de la
expiación.
La pregunta es lo suficientemente ambigua como para significar distintas cosas y
ser respondida de diferentes maneras. Por ejemplo, se puede entender como
“¿los pecados de quienes fueron cubiertos en la Cruz?”, “¿a quienes quiso salvar
Cristo al morir?”, ¿quiénes pueden ser salvos por la muerte de Jesús?, etc.
Creo que lo correcto es preguntar ¿Fue el propósito de Dios salvar a todos, darle
una oportunidad de ser salvos a todos o salvar a los escogidos? Esta pregunta es
una manera más adecuada y mucho menos ambigua de diferenciar la llamada
“expiación limitada” y “expiación universal”.
Este es un problema: quien sostiene que la expiación es cuantitativa, por lo regular
negara que “Cristo murió por todos los pecados de todos los pecadores”, un
ejemplo sería el argumento de John Owen para la expiación limitada. Pero no solo
eso, sino que también negarían que “Cristo murió por todos los pecadores”.
Mientras que, quien sostiene que la expiación de Cristo es cualitativa, podría
perfectamente decir “Jesús murió por todos los pecados de todos los pecadores”.
Significando que, es un sacrificio capaz de cubrir todos los pecados y salvarlos a
todos, tomando el lugar que los todos los pecadores merecen.

4. La doctrina de la redención particular/expiación limitada en las Escrituras.


Afirmo con gran seguridad que, de acuerdo a las Escrituras, la Salvación es una
obra meramente de Dios, que obra sobre los escogidos y sobre nadie más recae
esta salvación, no por causa de insuficiencia de poder ni en Dios ni en el sacrificio
de Cristo, sino porque Dios decidió desde la eternidad otorgar el don de la fe que
justifica solo a los escogidos, y nadie más ejercerá esta fe por causa de la
incapacidad de la voluntad humana.
Así que, procederé a fundamentar con las Escrituras que lo enseñado en esta
doctrina es verdad.

4.1 ¿Quiénes pueden ser salvos?


Si encontráramos en las Escrituras evidencia de que cualquier persona puede ser
salva, y no está limitada al grupo de personas, llámense “escogidos” o
“predestinados”, entonces probaríamos que la redención particular es falsa, ya que
en realidad la salvación es una posibilidad para todos en general y nadie en
particular.
“Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió, y yo lo resucitaré en
el día final.” Juan 6:44
Vemos pues, que la Salvación no depende de los hombres, no tienen ellos la
posibilidad de ser salvos a menos de que Dios les traiga a sí mismo. Y aquellos
que son “traídos” serán también “resucitados”. Esto nos debe llevar a concluir que
la Salvación no es una posibilidad para todos, sino una obra de Dios en algunos,
pues claramente no todos serán salvos.
Aunque haya quienes quieran decir que ese “atraimiento” de Dios al hombre es
resistible, no podemos separar que Jesús dijo que los “atraídos” serán resucitados
(en el sentido salvífico, por supuesto), así que, tendrían que afirmar ellos que
aunque alguien resista al Señor, aun así será resucitado para salvación, lo cual es
claramente un sin sentido.

26 pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. 27


Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28 y yo les doy vida
eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre
que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi
Padre.” Juan 10:26-29.
Para poder ser salvo, es necesaria una condición previa. Jesús mismo lo dijo,
quienes no creen, es por una razón, porque solo sus ovejas pueden hacerlo, solo
sus ovejas pueden oír su voz y seguirlo.
Pero, ¿quiénes son esas ovejas? Jesús dijo: “el Padre me las dio”. Las ovejas no
se convierten en ovejas del Señor Jesucristo por algo que hacen, sino porque el
Padre las entregó a Jesús, y que es esto sino aquella elección que el Padre hizo
sobre nosotros desde antes de la fundación del mundo. Por lo tanto, solo las
ovejas de Cristo pueden ser salvas.

4.2 ¿Cuál era el plan de Dios?


Aunque hasta aquí hemos concluido que quienes no son ovejas por la elección del
Señor no pueden creer y ser salvos, cabe aún la posibilidad de que alguien objete
y diga que después de la muerte de Cristo, Dios comenzó a ejercer una gracia que
le da a todos la posibilidad de salvarse. A esto respondo de dos maneras:
La primera, es que no hay en la Escritura, de manera explícita aquello a lo que
algunos llaman “gracia preveniente”, que regenere al hombre en un “estado
adámico” que le da a todos la capacidad de elegir si creer o no. Y que al contrario,
el apóstol afirma en Tito 3:5, que no fuimos salvos por alguna “obra justa” que
hubiéramos hecho nosotros, así sea el creer, sino que fue Él en su gracia que
obró la Salvación por el Espíritu Santo.
La segunda, es que, quien llega a ser salvo, solo lo llega a ser por la previa
elección y predestinación del Señor. No hay en la Escritura pasaje alguno en el
que se hable de alguien que fue salvo sin previamente ser escogido o
predestinado, pues el plan de Dios siempre fue el de salvar a los que predestinó y
a nadie más.
29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen
hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre
muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que
llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó. 8
Romanos 8:28-29.
El plan de Dios, como bien está plasmado en este pasaje de Romanos, no es dar
la posibilidad a cualquiera de ser salvo, sino de realmente salvar a los que él
conoció y predestinó.

Conclusión.
Creo que es necesario comprender mejor esta doctrina y que debe hacerse un
esfuerzo por hablar de la doctrina de manera que no sea ambigua. Creo que la
doctrina de la redención particular, o expiación limitada es bíblica, siempre y
cuando se entienda de manera correcta. Creo que el eterno propósito de Dios, fue
el de salvar a los escogidos por Él, y a nadie más, que la Salvación es
completamente una obra de Dios y no algo alanzado por mérito humano alguno.

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