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La vida avanza, y yo con los brazos cruzados

María

Es lunes y María está terminando de trabajar. Mientras espera al ascensor lee su


conversación con el grupo de amigos de toda la vida. Todos están comentando sus
novedosos proyectos en los que están inmersos y las vacaciones a las que irán con sus
amigos y familias.

María se decide a comentar algo que le preocupa, pero finalmente se echa para atrás. A
veces se siente inquieta por el contraste que hay entre lo que piensa que debería de estar
haciendo y lo que realmente hace.

Mirando Instagram, descubre varias fotos de sus amigas del colegio celebrando el
cumpleaños número 27 de una de ellas en un bar de la zona. En cuanto ve la imagen y lee
el comentario “El hogar se halla donde esté tu corazón”, siente un demoledor pinchazo de
nostalgia y comenta: “Felicidades!!! ¡¡Se les extraña!! Besos”

Al salir de la oficina, recibe una llamada de su mamá: “¡¡Hola mami!!” “Hola cariño, ¿qué tal
vas?” “Bien, bueno. Ahora, me voy a comer con amigos del trabajo, ¿Te puedo llamar
mañana?” “Ah claro, claro. ¡solo quería saber si estabas bien que hace tiempo que no me
llamás…!” “Perdoname ¡pero sí estoy bien! En el trabajo he estado muy ocupada y tengo
muchas cosas en el día a día. Ya sabés como es la vida de Londres” “Claro, claro. Bueno,
te dejo entonces. ¡Que te vaya bien y te divirtás! Un beso” “Adiós, adiós mami”.

Tras la llamada, María se siente fatal por haberle ocultado sus preocupaciones a su mamá,
pero pensar que sus papás se iban a preocupar aún más le haría sentirse peor. Realmente
le encanta Londres, pero siempre hay una parte de ella que le hace preguntarse cómo sería
su vida si no se hubiese ido de su ciudad.
Ahora tiene 27 años. Se mudó a Londres cuando consiguió un puesto de trabajo como
profesora en un colegio infantil, en el cual está encantada y se siente realizada. De hecho,
cuando le aceptaron para el puesto le entraron muchas ganas de comenzar este nuevo
capítulo de su vida.

Desde pequeña le han inculcado el valor del trabajo bien hecho. Su papá es un reconocido
profesor de universidad y su mamá trabajó a tiempo parcial, dejándolo después para cuidar a
sus hijos. María siempre había admirado la firmeza con la que sus papás habían decidido lo
que querían en su vida. Se podría decir que creció con la mentalidad de que, para tener una
buena vida, hay poner en práctica todas y cada una de las cualidades. Por fin llega a casa
después de un rutinario día laboral. De hecho, en casa continúa con su rutina, preparándose
como cada noche para ir a dormir. Mientras se lava la cara, comienza a desconectar de la
realidad para sumergirse en sus pensamientos y dejar volar la imaginación sobre cómo debería
ser su vida. Por ejemplo, le gustaría conocer a un chico y casarse, asentarse y tener una vida
tranquila. Le encantaría también aprovechar sus talentos, como viajar y hacer cosas que le
llenen de verdad, aunque todas ellas no son ahora más que fantasías. Y con esto, su
autocompasión no hace más que aumentar: “Tal vez sea solo un mal día. Mi vida no es tan
mala. Mañana veré las cosas de otra manera.”

Rodrigo

Lunes 19.00h. Rodrigo sale de su oficina camino a casa. Ha sido un día agotador y sólo puede
pensar en la cena. “Voy a comprar un par de tomates y alguna verdurita y me haré una buena
ensalada.” Pensando esto, se cruza con un puesto de hamburguesas y no puede evitar
cambiar de opinión “Mejor me pido una hamburguesa y la caliento en casa, para cenar”.

Dicho y hecho, al llegar a casa calienta su exquisita preparación en el microondas mientras


revisa su celular. Sus amigos están hablando por el chat de fut, y aún tiene pendiente
contestar un mensaje de una chica que conoció en una fiesta hace unos días. Sin pensar
mucho, envía un par de emojis (los primeros que le salían) y continúa expectante comer su
manjar. Así, con su comida ya caliente, se tira en el sofá y, tras un par de horas de su serie
favorita, comienza a sentirse cansado. Sin embargo, en lugar de meterse en la cama, toma su
tablet para ver Instagram y después de ponerse al día se pone a ver un poco de pornografía.
Ahí se estanca durante media hora. Se siente relajado, aunque algo vacío: “¿será todo esto
siempre así? “. Rodrigo tiene 27 años. Ha vivido toda su vida en la misma ciudad. Al terminar
sus estudios, consiguió un trabajo estable en una empresa de contabilidad. Por eso decidió
vivir por su cuenta, para tener más autonomía e independencia.

Le encantaba la idea de ser un adulto, Tiene claro que le gustaría cambiar algunos aspectos
de su vida y hacer algo con sentido en su día a día, pero la idea de tener una vida rutinaria es
demasiado para él. Además, cambiar de hábitos es tan complicado, especialmente cuando
tiene que utilizar su tiempo libre y encontrar un equilibrio entre descansar y hacer cosas
significativas. También le gustaría dejar de ver porno, ya que ha observado cómo le afecta en
la manera en la que ahora mira a las mujeres y a su capacidad para concentrarse, pero cuando
le entran las ganas es difícil resistirse.

Antes de irse a dormir, coge su teléfono para ver sus redes sociales. Al parecer, la chica con
la que habla le escribió preguntando por su viaje reciente al Sudeste Asiático. Esto le hace
sentirse interesado por ella. “¡Es verdad!, ya nadie me pregunta por mi viaje. ¡Fue tan
increíble!” Había pedido un par de meses de vacaciones para ir de mochilero por Vietnam,
Laos y Camboya, esperando que encontrarse con otras culturas, conocer gente de otros
países y salir de casa le pudiera ayudar a recomenzar, pero a las pocas semanas de su
regreso volvió a su rutina habitual autonomía e independencia. Le encantaba la idea de ser un
“adulto real”. Además, si se alejaba de sus papás aprendería a apreciarlos más y así cuando
los ve tendría momentos más agradables con ellos. Era una decisión donde nada podía salir
mal. Sin embargo, habían pasado 2 años y se había metido en una rutina viciosa con el trabajo,
casa, la tele y los videojuegos. Los fines de semana salía con su grupo de amigos. De vez en
cuando conocía a alguna chica y, a pesar de que no tenía ningún problema para salir con ellas,
raramente pasaba de esa la fase para perder el interés y olvidarse de ellas.

Responde a la chica y se mete en Instagram. Al ver la cantidad de cosas fascinantes que la


gente de su edad está haciendo, se siente aún más frustrado. Recuerda su viaje y se dice…
“Mi vida es siempre igual: trabajo, ahorro, viajo y ¿después qué?, simplemente pasa el
tiempo”. Tras un par de minutos, antes de dormir se dice a sí mismo: “En fin, mañana será
otro día”.
María & Rodrigo

Por fin llegan las vacaciones de Navidad y María tiene pensado pasarlas con su familia y
amigos en su ciudad natal. Un día, va a una fiesta de inauguración del apartamento de una
amiga que se independizó. Al llegar, mientras intenta reconocer a alguien (odia estar sola
durante mucho tiempo), se encuentra con Rodrigo. Él la conoce del colegio y entablan una
conversación cordial mientras llegan sus amigas.

Rodrigo: ¿¡María!?

María: Hola Rodrigo, ¡tanto tiempo!

Rodrigo: ¡Muchísimo!, Desde el colegio... Escuché que trabajás en Londres...

María: ¡Sí! Todo bien, estoy de profesora en un colegio y genial, la verdad, cumpliendo un
sueño. Además, Londres, que es... “la gran ciudad”, es muy cool. Mucho ambiente, amigos
de distintos países… hay tanta gente que siempre tenés planes, no paras de hacer cosas.

¿Y qué es de tu vida?

Rodrigo: Yo muy bien también, me estuve planteado más de una vez esto de irme a trabajar
fuera, pero no sé… en casa como en ningún lado. Ahora estoy con contrato fijo en una
empresa de contabilidad, vivo en un apartamento y tengo a los amigos y familia cerca.
Intento disfrutar de las pequeñas cosas del día a día, “Intento comer sano, hacer deporte, leer
libros interesantes, tocar algún instrumento….

A medida que Rodrigo habla María piensa: “Este chico tiene una buena vida, vive cerca de sus
amigos y familia, tiene un buen trabajo y una semana estable y estructurada, además, tiene
dinero y tiempo para viajar. Realmente parece que disfruta de las pequeñas cosas de la vida”.
Durante la noche, María se pone al día con otros amigos. Un montón de “¿Cómo va el trabajo?,
¿Qué tal la vida?”. A su vuelta a casa, experimenta una sensación agridulce. Le ha encantado
ver a viejos amigos y también se siente satisfecha por el reconocimiento que ha recibido de
los demás. Pero sabe que lo que ella les ha explicado es solo una parte de la verdad. Además,
la conversación con Rodrigo le hace sentirse peor. ¿Tengo el enfoque correcto en esta fase
de mi vida? ¿Qué intento demostrarme trabajando en el extranjero? ¿Cómo puedo vivir con
esta inquietud que a veces siento?

Rodrigo piensa en la conversación con María y cómo él solo ha contado una parte de la verdad.
“Sé que no tengo que contarle todo a todo el mundo, pero... ¿estoy demasiado preocupado
por la impresión que quiero causar en los demás? ¿Es tan importante para mí mantener la
apariencia de estar totalmente bien con mi vida? “También piensa en cómo María quedó
impresionada con su ambiciosa vida. Eso le ha hecho más consciente de sus propias
deficiencias y frustraciones

María

“No estoy lista para volver mañana” se dice María mientras empieza a deshacer sus maletas.
“Estoy contenta de haberme puesto al día con todo el mundo, pero solo quiero que la gente
me trate como una más, una de toda la vida y no como un invitado”. Vuelve a pensar en la
conversación con Rodrigo “Me gustó verlo otra vez, espero no sonara como una chica
independiente obsesionada con mi carrera profesional, sería súper desagradable”.

Es el día de vuelta al trabajo y María se siente aliviada por volver a la rutina. Cuando mira su
teléfono después de un día muy ocupado, abre sus notificaciones y ve un mensaje: “¡Qué
bueno verte la semana pasada!¡Se te extrañaba!" María piensa que es un mensaje bonito, pero
cuanto más lo piensa, más percibe la superficialidad de todo. "¿Cuándo me he convertido en
el "amigo visitante" en lugar de la amiga que vive un poco lejos?" Esto le molesta más de lo
que está dispuesta a admitir. Le vuelve a venir ese sentimiento de inquietud y no puede evitar
sentir que debería dedicar más tiempo a conocer a más gente, y posibles pretendientes
Esta idea le produce ansiedad y su mente comienza a correr en diferentes direcciones. "¿La
vida de todos sigue adelante y yo me quedo con los brazos cruzados?" Al mismo tiempo
piensa: "Tal vez necesito ir a casa y relajarme sola y realmente procesar cuáles son mis
próximos pasos ..." Mientras navega por sus pensamientos, una voz le interrumpe: "¡Hola
María, hay un After Office en la esquina, ¿te unís?" Ella piensa por un momento y luego
decide que irá. ‘Quizás sea mejor concentrarse en el presente ahora mismo. El futuro puede
esperar".

Rodrigo

Es el último día de las vacaciones de Navidad. Mañana, la rutina empieza otra vez. Rodrigo,
sentado en el sofá, reflexiona sobre las vacaciones. Tuvo buenos momentos con su familia,
tuvo fiestas, hizo buenos planes y se reencontró con amigos que no había visto en años.
Recordó especialmente la conversación con María que le hace pensar: “Esta chica realmente
sabe lo que quiere en su vida. Ella no duda y simplemente trabaja en lo que considera
importante". Él siente la motivación para sacar más provecho de la vida diaria; cambiar
algunos hábitos y comenzar nuevos proyectos.

Rodrigo coge un papel y escribe algunos de sus propósitos para el nuevo año:

1. Ir al gimnasio tres veces a la semana.


2. Comer sano durante la semana. Comida basura solo los sábados.
3. Netflix dos tardes, las demás son para leer y aprender cosas nuevas
(idiomas, instrumentos…)
4. No más porno. Invertir el tiempo en buscar buenas amistades femeninas y en citas serias.
5. Pensar con tiempo qué voy a hacer el fin de semana y cómo voy a aprovecharlo.
6. Eliminar las aplicaciones de RRSS de mi teléfono y solo seguirlas a
través de la computadora.

Dos semanas después, Rodrigo, el lunes por la tarde, sale del trabajo. Ha sido un día duro.
Tenía planeado ir al gimnasio, pero después de un día tan difícil, se convence a sí mismo de
ir a casa, pedir una pizza y quedarse en el sofá: "Estoy cansado, me merezco relajarme".
Los propósitos han ido bien la primera semana después de las vacaciones. Sin embargo, en
la segunda semana, ya sin motivación, necesita determinación para seguir cumpliéndolos. Al
no lograr cumplir todos, poco a poco va retrocediendo a sus antiguos hábitos.

Ese mismo lunes, una vez en la cama, se siente aliviado. Ha sido una tarde relajada, en el
sofá y sin pensar en resoluciones ni en mejorar. Al mismo tiempo, también le surge un
sentimiento de desánimo. Tratando de lidiar con ese sentimiento, piensa: “Soy así, tengo que
aceptarlo, mi vida no es tan terrible. Hago cosas buenas, no soy una mala persona y no hago
daño a nadie. Simplemente no logro mejorar algunas cosas. Quizás en el futuro me irá mejor
y de una manera más natural". Este razonamiento le da algo de paz interior. Sin embargo,
mientras se duerme, un pensamiento inquieto lo persigue: "la vida continúa y yo estoy con
los brazos cruzados."
Nota Técnica
Caso: Crecimiento Personal

Rodrigo y María se enfrentan a desafíos personales y ambos tienen dificultades para afrontarlos.
Por ello, es importante que se tomen su tiempo y hagan una auto reflexión sincera para saber
dónde estás, cómo estás y a dónde quieres ir. Ser sincero con uno mismo significa, en primer
lugar, conocerse a sí mismo: “Conocerse implica ir a lo profundo; sumergirse en el corazón y
en el alma y examinarlos con la luz de la conciencia”. Eso es impensable si uno no se toma
tiempo de silencio y reflexión, de modo que seas capaz de diferenciar las ideas y las emociones
y distinguir lo que forma parte de ti y lo que no; cuáles son las cosas que puedes cambiar en ti
mismo y las que no. A veces puede ser difícil distinguir entre los sentimientos pasajeros y los
deseos duraderos. Otras veces,
puede ser difícil distinguir entre lo que eres y lo que piensas y, lo que los demás piensan y ven
en ti. Parece que tomarte un tiempo regularmente para el silencio y la reflexión (sin tu
smartphone, sin gente a tu alrededor, sin música, etc.) no es un lujo, sino una necesidad para
conocer las habitaciones más profundas de tu corazón.

No siempre es fácil abrirse con todos tus defectos y carencias a otras personas y no es
necesario siempre que seas sincero contigo mismo. En el caso, vemos que tanto a María como
a Rodrigo les cuesta mostrarse tal y como son. Vemos como les resulta difícil dejar ver esa parte
no tan buena de ellos mismos. Requiere humildad, confianza y valentía. Sin embargo, si te abres
de esa manera a las personas adecuadas a tu alrededor (personas que te conocen y que se
preocupan por ti), puede ayudarte a conocerte mejor.
Imagina que una de tus mejores amigas está sentada en el sofá contigo y se queja sobre dónde
cree que va (o no va) su vida. Entre copas de vino, te pide tu opinión. ¿Qué haces? ¿Le vendes
la frase "todo saldrá bien al final" o te pones serio con ella? Digamos que eres sincero con ella. ¿Y
ahora qué? ¿Cómo consigues que ella resuelva sus problemas sin tener que rechazar todas las
decisiones que ha tomado hasta ahora? "Cuando ya no podemos cambiar la situación, no nos
queda sino cambiar nosotros mismos."

Viktor Frankl (El hombre en busca del sentido) El conocimiento sincero no sólo se trata de
saber dónde estás en la vida, sino también de saber a dónde quieres ir. En la vida nos enfrentamos
a decisiones importantes que debemos tomar: ¿continúo en este camino o voy hacia otro?
Antes de tomar decisiones importantes, tenemos que pensar cómo beneficiará esa decisión a
nuestras vidas. Para eso, tenemos que reafirmar los ideales que queremos perseguir y priorizarlos.

Imagina que tienes ochenta años y miras tu vida pasada. ¿Cuáles crees que son las cosas que te
darán satisfacción mirando introspectiva? ¿Qué es lo que quieres? Piensa en la familia, la
amistad, el amor, el trabajo, la vida espiritual, el compromiso social... ¿Puedes hacer una jerarquía
de ideales? ¿Puedes concretarlos? Una vez tengas una imagen más o menos clara de los pilares
que son importantes en tu vida y los hayas priorizado, debes preguntarte qué puedes hacer
ahora, en la fase en la que te encuentras, para avanzar en una buena dirección hacia esos ideales.
Por supuesto, no podemos tener un control completo sobre el futuro; la incertidumbre es parte
de la vida. Sin embargo, esperar pasivamente lo que el futuro nos traerá, conlleva también el
riesgo de volverse mediocre y simplemente "seguir la corriente". Y posponer las elecciones
puede hacer que perdamos oportunidades de traer más satisfacción a nuestras vidas.

En algunos casos, puede ser prudente posponer las elecciones importantes. Sin embargo, a
veces puede ser el resultado de una falta de carácter: vemos la situación ante nosotros, y
sentimos los nervios o incluso el ansia de hacer una elección y de ir por ella. Recurrimos a cosas
innecesarias y sin sentido para llenar el espacio de pensamiento, huyendo de la decisión que
está ante nosotros. Es fácil que estas distracciones tomen el control, y que de hecho se
conviertan en lo principal que llena nuestra vida diaria.
Piensa, por ejemplo, en el uso de tu móvil o en la cantidad de tiempo que pasas en las redes
sociales. ¿Son estos instrumentos saludables para el contacto social y la relajación, o son una
forma de distraer su mente y corazón de las cosas más importantes y que se enfrentan en tu
vida? Puede que incluso llegues al punto de utilizar distracciones como el teléfono inteligente
y los medios sociales para presentar una imagen de ti mismo al mundo exterior que no sea
acorde con la realidad de tu vida, con el fin de obtener una gratificación instantánea que
proviene de una especie de reconocimiento social que recibes.

"La mayor amenaza a nuestra capacidad de contemplación es la incesante fabricación de cosas


de mal gusto, estímulos vacíos que matan la receptividad del alma”. Joseph Pieper (Felicidad
y Contemplación)

La felicidad consiste en alcanzar objetivos valiosos y satisfactorios en la vida y eso requiere más
que comodidad y gratificación. Requiere esfuerzo, paciencia y concentración. Requiere
virtudes. Las virtudes forman a una persona y su carácter. Moldean la forma en que piensas y
percibes. Por el contrario, los vicios no son sólo malos hábitos. Influyen en la forma en que te
miras a ti mismo y al mundo que te rodea, y también afectan a tus creencias y convicciones.
Por ejemplo, en el caso, la pornografía afecta la capacidad de Rodrigo para enfocarse y también
su percepción de las mujeres, aunque esta no es su intención.

Integrar las virtudes en tu vida no es una tarea fácil. En el caso, Rodrigo realmente quiere cambiar
algunos hábitos para lograr más satisfacción en su vida, pero es un verdadero desafío para él.
Cambiar
los hábitos es un proceso largo que requiere paciencia. No puedes cambiarte a ti mismo, así
como así. Tienes que ir paso a paso: una resolución concreta tras otra; una pequeña mejora tras
otra, sabiendo que a veces caerás y tu orgullo y expectativas recibirán golpes.
También es difícil hacer algo así sólo; necesitas ayuda de otras personas y necesitas tiempo para
una auto reflexión sincera de forma regular
¿En qué momento interrumpimos este círculo vicioso de llenar nuestras mentes con ideas
poco realistas sobre cómo deberían ser nuestras vidas según los demás, según una
percepción ingenua o autocompasiva de nosotros mismos o según lo que experimentamos

en los medios sociales? ¿Cuándo empezamos a centrarnos en ideas realistas y que nos hagan
reflexionar para ayudarnos a sacar el máximo provecho de nuestras vidas?

“Esta vaga inquietud es algo más que debo vencer. La vida es difícil, es verdad, una lucha, minuto
a minuto (¡no te excedas ahora, Etty!). Pero la lucha en sí misma es emocionante. En el pasado,
viviría de manera caótica en el futuro, porque me negaba a vivir aquí y ahora.

Quería que me entregaran todo en una bandeja, como un niño malcriado. A veces tenía la
sensación bastante indefinida, de que algún día «lo lograría», de que tenía la capacidad de
hacer algo «extraordinario» y, en otras ocasiones, el miedo salvaje de «caer al abismo». Ahora
me doy cuenta de por qué. Simplemente me negué a hacer lo que debía hacerse, lo que estaba
justo debajo de mi nariz. Me negué a subir al futuro paso a paso.” Etty Hillesum (Una vida
interrumpida. Los diarios, 1941-1943).

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