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Antonio jose de sucre 67pag.

edwar laime

Batalla de Pichincha
La batalla del Pichincha ocurrió el 24 de mayo de 1822 en las faldas del volcán
Pichincha, a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, cerca de la ciudad de Quito.
El encuentro, que ocurrió en el contexto de las guerras de independencia
hispanoamericanas, enfrentó al ejército independentista unido bajo el mando del mariscal
venezolano Antonio José de Sucre, conformado: por una División la de Gran Colombia, un
batallón de guayaquileños y otra División peruana bajo el mando de Andrés de Santa Cruz,
coronel del ejército del Perú, contra el ejército realista comandado por el
comandante Melchor Aymerich. La derrota de las fuerzas españolas condujo a la liberación
de Quito y aseguró la anexión de las provincias que pertenecían a la Real Audiencia de
Quito, también conocida como la Presidencia de Quito, a la Gran Colombia y de la
jurisdicción administrativa colombiana finalmente emergió la que hoy conocemos
como República del Ecuador.

Antecedentes
Podría afirmarse que la campaña militar por la independencia de Quito se inició el 5 de
agosto de 1820, cuando la ciudad costanera de Esmeraldas proclamó su independencia
de España después de una rápida y casi incruenta revuelta contra la guarnición local. Los
líderes de la revuelta, una combinación de oficiales peruanos y venezolanos del Ejército
colonial junto con intelectuales locales y patriotas, formaron un consejo de gobierno y un
ejército con el propósito de defender la ciudad y extender el movimiento independentista a
otras provincias de la Presidencia. Para entonces, el curso de las guerras de
independencia en América del Sur había cambiado en contra de España; la victoria de
Simón Bolívar en la Batalla de Boyacá selló la independencia del Virreinato de Nueva
Granada, mientras que en el Sur José de San Martín, tras haber desembarcado con su
ejército en la costa peruana en septiembre de 1820, preparaba la campaña para la
independencia del virreinato del Perú.

Primeras campañas en la Real Audiencia de Quito


Artículos principales: Primera Junta de Gobierno Autónoma de Quito,  Provincia Libre de
Guayaquil,  Independencia de Ecuador,  Gran Colombia y Organización territorial de la Gran
Colombia.
Los primeros movimientos empezaron en 1809 con la rebelión de los Criollos contra
el dominio español conocida como El Primer Grito de Independencia
Americana. Aunque hay otros precursores como Eugenio Espejo, sabio criollo de
origen mestizo que lanzó las primeras proclamas por escrito en la publicación «El Nuevo
Luciano de Quito». Los sublevados formaron una Junta de Gobierno provisional el 10 de
agosto de 1809 en Quito, sublevando el poder español y gobernándose autónomamente;
sin embargo los participantes acabaron siendo encarcelados y asesinados en la Matanza
del 2 de agosto de 1810. Este capítulo de la historia ecuatoriana fue tomado como ejemplo
en el inicio de varios procesos libertarios en América Latina. En esa fecha los sublevados
propugnaban el liderazgo de una junta autónoma de gobierno, cambiar las autoridades en
Quito, manteniendo su autonomía utilizando la estrategia de las máscaras de Fernando
VII, que consistía en jurar una falsa lealtad al cautivo rey Fernando VII con el fin de
mantener la autonomía.10 La historiografía del Ecuador considera este suceso como el
Primer Grito de Independencia Hispanoamericana y el inicio del proceso de emancipación
de la región. Terminado el dominio francés y con la negativa del rey de España, Fernando
VII, de acatar la Constitución de Cádiz, se desencadenaron una oleada de movimientos
independentistas en la América Española. En 1820 tras la independencia de Guayaquil. El
gobierno independiente de Guayaquil formó un ejército de hombres locales, de tal vez
1800 soldados, y en noviembre lo envió hacia la región sierra, con el propósito de sumar
adeptos a la causa independentista. Tras algunos éxitos iniciales, como la declaración de
independencia de Cuenca el 3 de noviembre de 1820, los independentistas sufrieron una
grave derrota ante el ejército realista en la batalla de Huachi, cerca de Ambato, que les
obligó a regresar a las regiones costeras.
En febrero de 1821 Guayaquil ya había recibido refuerzos, armas y provisiones de parte de
Bolívar, quien para entonces era Presidente de la República de Colombia, coadyuvado
desde Santafé por el Vicepresidente Francisco de Paula Santander. En mayo del mismo
año, el general de brigada Antonio José de Sucre, Comandante en jefe de la División Sur
del ejército colombiano y el subordinado de mayor confianza de Bolívar, arribó a
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Guayaquil. El debía asumir la dirección del ejército Patriota, y empezar las operaciones
con miras a la liberación de la ciudad de Quito y todo el territorio de la Real Audiencia de
Quito. El objetivo político de Bolívar era incorporar todas las provincias de la Real
Audiencia, incluyendo Guayaquil, a Colombia. Guayaquil, por su parte, no había decidido
si incorporarse a Perú o Colombia, y muchos de sus ciudadanos querían establecer su
propia República. El avance de Sucre a través de los Andes empezó en julio de 1821. Al
igual que en la primera campaña, tras tener algunos éxitos iniciales, Sucre fue vencido por
el ejército Realista el 12 de septiembre, coincidentemente en el mismo lugar donde ocurrió
la anterior batalla de Huachi. Esta segunda campaña terminó con un armisticio entre los
independentistas y los realistas el 18 de noviembre de 1821.
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Planificación

De vuelta en Guayaquil, el General Sucre concluyó que la mejor estrategia para la próxima
campaña sería evitar cualquier intento de avanzar directamente hacia Quito vía Guaranda,
en favor de un avance indirecto, marchando primero hasta Cuenca antes de redirigirse
hacia el Norte, a través de los Andes, en dirección a Quito. Este plan ofrecía numerosas
ventajas: al recapturar Cuenca se podría impedir las comunicaciones entre Quito y Lima, y
le permitiría a Sucre esperar por los refuerzos que entonces San Martín le había prometido
enviar desde el Perú. Además, un progresivo avance desde la costa y ascensión a través
de las montañas le permitiría a su ejército una gradual adaptación a los efectos fisiológicos
del cambio altitud. Pero fundamentalmente, era la única forma de evitar un combate directo
en condiciones desfavorables con las fuerzas Realistas que venían de Quito.

La campaña
Para enero de 1822 Sucre ya había organizado la nueva campaña. Su ejército constaba
de aproximadamente 1700 hombres, entre veteranos de sus campañas anteriores y
nuevos reclutas. Había hombres de las tierras llanas de la Provincia de Guayaquil y
voluntarios que provenían de la Sierra, como el héroe cuencano Abdón Calderón, cuyo
padre había muerto heroicamente en 1812, defendiendo al Estado de Quito. Los dos
contingentes pronto fueron organizados como el Batallón Yaguachi; también había
soldados neogranadinos y venezolanos enviados por Bolívar, unos cuantos oficiales y
soldados españoles que habían cambiado de bando, un batallón entero de
voluntarios británicos e incluso unos cuantos irlandeses y franceses. El 18 de enero el
ejército Patriota se dirigió a Machala, en el llano. El 9 de febrero, tras haber cruzado los
Andes, Sucre entró en el pueblo de Saraguro, donde su ejército se juntó con los 1300-
1500 hombres de la División peruana, enviados por San Martín, al mando del
Coronel Andrés de Santa Cruz. Esta fuerza (Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito)
estaba conformada en su mayoría por reclutas peruanos, existían también chilenos,
argentinos y alto-peruanos (bolivianos), tenía también oficiales argentinos, entre los que
destacaban Félix Olazábal, ambos de Infantería y Antonio Sánchez de Caballería y un
escuadrón del Regimiento de Granaderos a Caballo de los Andes (argentino) al mando
de Juan Lavalle. Al enfrentar esta fuerza multinacional de alrededor de 3000 hombres, el
destacamento Realista de caballería, de unos 900 hombres, que defendía Cuenca se retiró
hacia el Norte, siendo perseguido a la distancia por la caballería Patriota. Cuenca fue
entonces recapturada el 21 de febrero de 1822, sin que se disparara un solo tiro.
Durante marzo y abril, los Realistas continuaron marchando hacia el Norte, logrando con
éxito evitar enfrentarse con la caballería Patriota. Sin embargo, el 21 de abril se produjo un
feroz encuentro entre las fuerzas de caballería en Tapi, cerca de Riobamba. Al final del día
los Realistas nuevamente se retiraron, mientras que el ejército principal de Sucre procedió
a capturar Riobamba, quedándose ahí hasta el 28 antes de reanudar su viaje hacia Quito.
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Acercamiento a Quito
El 2 de mayo de 1822, la fuerza principal de Sucre había alcanzado la ciudad
de Latacunga, 90 km al sur de Quito. Ahí Sucre procedió a reorganizar sus tropas,
sumando voluntarios de los pueblos cercanos, mientras esperaba refuerzos, en especial el
Batallón Alto Magdalena (de Colombia) y nuevos informes de inteligencia sobre el
paradero del ejército Realista.
Mientras tanto, Aymerich alistó los puntos de resistencia y posiciones de artillería en los
principales pasos montañosos que dirigían a Quito. Sucre, empeñado en evitar un
enfrentamiento frontal en terreno desfavorable, decidió avanzar paralelamente a los
flancos de las posiciones Realistas, marchando por las laderas del volcán Cotopaxi para
así poder llegar al Valle de los Chillos, en la retaguardia de las posiciones defensivas
Realistas. El 14 de mayo el ejército Realista, intuyendo las intenciones de Sucre, comenzó
a replegarse, llegando a Quito el 16. Dos días después, y tras una muy difícil marcha, el
ejército de Sucre ocupó Sangolquí, siendo recibidos por Rosa de Montúfar en la hacienda
Chillo-Compañía, misma que había heredado de su padre el marqués de Selva Alegre.1819

Maniobras finales
En la madrugada del 23 de mayo de 1822, el ejército patriota, conformado por 2971
hombres, empezó a ascender por las laderas del volcán Pichincha. En la vanguardia
estaban 200 colombianos del Alto Magdalena, seguidos por el ejército principal de Sucre;
en la retaguardia estaban los británicos del Albión, protegiendo el tren de municiones. A
pesar del enorme esfuerzo de las tropas, el avance por las laderas del volcán fue más
lento de lo que se esperaba, y la llovizna que cayó durante la noche convirtió los senderos
en ciénagas.
Cuando amaneció, para consternación de Sucre, el ejército no había logrado un avance
significativo, hallándose literalmente a mitad del camino, a 3500 metros sobre el nivel del
mar y a la vista de los centinelas Realistas en Quito. A las ocho en punto, ansioso por el
lento avance del Albión, y con sus tropas exhaustas y afectadas por la altitud, Sucre
ordenó a su ejército detener el avance para descansar, pidiendo a sus oficiales ocultar sus
batallones como mejor pudieran. Envió parte del batallón Cazadores del Paya en una labor
de reconocimiento, seguidos por el Trujillo, un batallón peruano. Una hora y media
después, repentinamente, los hombres del Paya fueron golpeados por una descarga, bien
apuntada, de mosquetes. Esta acción dio inicio a la batalla.

Desarrollo de la batalla
Cuando amaneció, los centinelas posicionados cerca de Quito avistaron a las tropas
patriotas ascendiendo por las laderas del Pichincha. Aymerich, entonces consciente de la
intención de Sucre de flanquearlo por medio del ascenso al volcán, ordenó a su ejército de
1894 hombres ascender la montaña lo más pronto posible, para enfrentar ahí a Sucre. Al
haberse encontrado en un campo de batalla tan improbable, los dos comandantes no
tuvieron otra opción más que enviar gradualmente sus tropas a la batalla. Existía poco
espacio para maniobrar en las empinadas laderas del Pichincha, entre profundos
barrancos y densos matorrales.
Los hombres del Paya, tras recuperarse de la conmoción inicial, se reposicionaron bajo el
fuego enemigo, esperando la llegada del batallón Trujillo. Sucre, esperando que los
españoles estén más cansados que sus propias tropas, envió también al batallón
Yaguachi, conformado por ecuatorianos. El batallón Alto Magdalena trató de hacer un
movimiento de flanqueo, pero sin éxito, pues el terreno no se lo permitió. Pronto, los
batallones Paya, Trujillo y Yaguachi (batallones patriotas), sufriendo muchas bajas y con
pocas municiones, comenzaron a replegarse.
Para entonces el destino de la batalla para los Patriotas parecía depender del Albión, que
transportaba las municiones tan necesitadas; y sin embargo se desconocía su paradero. A
medida que el tiempo pasaba, los Realistas parecían ganar el control de la batalla. El otro
batallón peruano Piura, fue obligado a retroceder. En medio de la desesperación, a los
hombres de reserva del batallón Paya se les ordenó cargar contra el enemigo con sus
bayonetas. Ambos bandos sufrieron grandes bajas, pero la situación más o menos se
estabilizó para los Patriotas. A pesar de esto, Aymerich, como parte de su estrategia,
durante el ascenso al Pichincha separó de su fuerza principal al batallón Aragón,
ordenándole avanzar hasta la cúspide del volcán, para así luego atacar a los Patriotas por
la retaguarda, rompiendo sus líneas en el momento indicado.20 El Aragón era el mejor
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batallón del ejército realista; estaba conformado por veteranos españoles que habían
actuado tanto en Guerra de la Independencia Española como en otras batallas en América
del Sur, y en ese momento se hallaba sobre los Patriotas y listo para atacar.
Afortunadamente para los Patriotas, cuando el Aragón estaba por cargar sobre la alicaída
línea Patriota, fue detenido en seco por el Albión, que entró inesperadamente en la batalla.
Resulta que el Albión consiguió avanzar a una posición más alta que la de los españoles.
Pronto, el Magdalena se unió a la batalla, y el Aragón tras sufrir fuertes bajas, se
desintegró. Entonces el Magdalena avanzó hasta la línea Patriota para reemplazar al
Paya, y cargó contra la línea Realista, que terminó por romperse.21

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