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Bucando Reden - 1 - Aidan & Ethan
Bucando Reden - 1 - Aidan & Ethan
—Me cogiste.
—Por siempre.
Y luego, lo hizo.
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Capítulo Uno
De vuelta en Redemption para comenzar un nuevo
capítulo en su vida, después de todo este tiempo.
Maldita sea.
Ethan Ashworth.
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Mierda.
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Aidan dejó la calma de ese día tan especial en su joven
vida se escapara mientras la cabaña aparecía a su vista.
Justamente donde él sabía que estaría. Con un techo con
campanario y grandes ventanales a cada lado de la puerta, la
pequeña casa tenía un porche que se extendía por la longitud
del frente, y un conjunto de escalones en el medio que
llevaba a la derecha del sendero rocoso hasta la puerta en la
parte delantera.
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Capítulo Dos
Santa jodida. Aidan Morgan. En su puerta principal.
Ethan trabajó como el mismo diablo para controlar sus rasgos
y no mostrar ninguna emoción en absoluto. También quería
que sus piernas no lo bloquearan para que no tropezara como
un tonto.
más.
Debido a que Aidan había huido.
de la escalera.
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Incluso si él se lo merecía.
antes...
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¿Qué carajo?
Mierda.
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Capítulo Tres
Aidan golpeó la puerta de la cabaña, maldiciéndose por
violar la petición de Ethan de mantener su nueva relación
estrictamente profesional. Aidan discutía con las
circunstancias atenuantes que estaban involucrados. Se había
mantenido lejos durante veinticuatro horas; no podía estarlo
más. La madre del hombre estaba enferma, por el amor de
Cristo. Eso cambiaba todo.
—Ethan.
Un indicio de vida de repente despertó en los ojos de
Ethan, quemando el azul por sólo una fracción de segundo. —
Ah, y ¿cuándo debería haber compartido mis problemas
contigo, Aidan? —dijo, su voz afilada como hielo—. ¿Durante
una de las muchas veces que me invitaste a visitarte, o
cuando venías a casa? O tal vez durante una de las largas
llamadas telefónicas o cartas, o correos electrónicos que
hemos compartido, donde nos asegurábamos de estar al día
con la vida el uno del otro. En uno de esos escenarios debí
haberme tomado el tiempo para decirte que mi madre estaba
devastada por el cáncer de cuello uterino un año después de
que te fuiste, tan jodidamente malo que mi gran, fuerte papá
nos dejó, a mí y a Wyn dejándome al cuidado de ella a
nuestra suerte, con sólo su dinero culpable para llevarnos a
través de él. ¿Debería haberte seguido la pista para decirte
cómo de eufóricos estábamos cuando ella se abrió paso a
través de él hasta la remisión, sólo para que la atacara de
nuevo el año pasado? Dime, Aidan. ¿Cuándo debería haber
compartido toda esta información con mi mejor… —levantó
las manos e hizo comillas en el aire con los dedos—… amigo?
de una pared a la otra. Santa madre, era como vivir fuera con
todas las comodidades del interior.
Todo lo que Ethan había deseado en la cabaña de sus
sueños. Uno que, cuando oyó al respecto, hizo que a Aidan le
doliera por vivir en ella también.
—No estoy…
Todo Ethan.
de empujarlo lejos.
—Te he deseado por siempre, Ash —confesó Aidan con
voz cruda de la emoción—. Dolía por ti. —Le dio un beso en la
piel, amando la sensación caliente de ella en contra de sus
sensibilizados labios. Las manos de Ethan se quedaron en su
pelo, pero Aidan no podía reducir la velocidad. Él bajó la
cabeza y comenzó a besar su camino por el torso de Ethan.
Se dejó caer de rodillas, enterrando su rostro contra el
estómago de Ethan, derramando todo lo que sucedía dentro
de él mientras empujaba el slip de Ethan hasta sus caderas,
saltando su erección libre, donde la punta rozó el cuello de
Aidan y dejó una mancha de pre semen—. Nunca dejé de
necesitarte. —Cristo, el olor del pre semen del hombre asaltó
la nariz de Aidan, con vertiginosa intensidad. Arremolinando
una lamida por el ombligo de Ethan, Aidan inhaló de nuevo, y
continuó su viaje hacia abajo. Quería aprender cada
centímetro de este hombre íntimamente y visitar lugares a los
que nunca había ido durante esa tarde que habían compartido
en el bosque.
—Ash…
estabas.
—Estoy bien. —La voz de Ethan se cortó—. Mi mamá
está muy bien, y mi hermano está muy bien también. —Su
mandíbula chasqueó, sin embargo, y su mano temblaba
ligeramente en el picaporte—. Ahora tienes la actualización
oficial, por lo que puedes irte.
—Allí estaré.
Rinng. Ringgg.
El teléfono sacó a Ethan de su autocompasión. Se puso
de pie y corrió hacia él, levantándolo antes de que un tercer
timbrazo sonara. —¿Hola? —Se detuvo para tragar en un
esfuerzo de borrar la falta de aire en su voz. Sabía que sólo
podía ser una persona—. ¿Que está mal, hombre?
Esta vez, las risas que brotaron de los dos hermanos era
reales.
Wyn.
¿Ese era el pequeño Wyn? Wyn Ashworth, el
hermano pequeño de Ethan, todo crecido. Mierda.
¿Cuándo llego a ser tan condenadamente grande? Cuando te
fuiste, imbécil. La culpa respondió a Aidan su propia
pregunta.
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AC: Assistant Chief que significa jefe asistente.
—No lo creo. —El tono brusco de Ethan perforó a Aidan
en el corazón—. Voy a estar aquí como dije que lo haría.
—Está bien.
en casa por mí, ¿sabes? —Su mirada casi negra se reunió con
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Capítulo Cinco
El corazón de Aidan se rompió por el temblor del hombre
en sus brazos. Todo en él quería proteger a Ethan de todo
mal y dolor, y asegurarse de que nunca haya nada malo
tocando su vida de nuevo.
—Y-yo...
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Capítulo Seis
Las zapatillas de deporte de Aidan golpeaban la acera a
un ritmo castigador, pero continuó aumentando la velocidad y
la longitud de su carrera diaria, necesitando el agotamiento
temporal que le haría seguir. El cansancio y la incapacidad
para pensar no iba a durar mucho más tiempo que la duración
de una ducha y una comida, pero Aidan tomaría lo que sea
que pudiera conseguir.
hablando.
Había tan poca emoción en la voz de Ethan que Aidan
bien podría haber sido un extraño. Menos, si eso era posible.
Empujando hacia abajo la ola de dolor que le hizo desear
sacudir a Ethan y exponer quién y lo que eran el uno para el
otro, aún lo eran, joder. Aidan luchó a través de la
necesidad de salir por los dos. Posó su mirada en Kara, la
preocupación muy real en sus ojos. —Estoy seguro de obtener
algo en casa —prometió—. Está justo al final del bloque.
—Sí, yo también.
—Entonces. —Aidan se puso boca arriba y dio a Ethan un
codazo juguetón—. Ya que realmente puedes construir algún
día, háblame de tu cabaña otra vez.
—Bien, bien...
—Tú puedes.
experimentado en su vida.
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Capítulo Siete
Aidan golpeó con los nudillos en la puerta principal de la
casa familiar, rezando como el infierno que su información
fuera correcta.
me imagino.
Tocó con su mano el rabillo del ojo, sintiendo los surcos
en sí mismo. —Quizás. Por supuesto, podría ser sólo del
hecho de que me estoy haciendo mayor también.
—Pero...
mañana.
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cualquier cosa.
Pensar que Aidan podría actuar como un bálsamo
calmante sobre su alma cansada. El hombre no había traído
consuelo en este momento, eso era malditamente seguro.
Ethan sólo quería empujar al hombre y proteger a su madre
de curiosos, incluso si ellos pensaban que eran sinceros.
Cuando vio el camión de Aidan en la calzada, actuó por
instinto y saltó en proteger. Ethan sólo quería una persona en
su vida que no le lastimase como él lo hizo.
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Ethan golpeó la puerta de la pequeña casa, sin saber qué
hora era, o incluso qué día. Todo lo que sabía era que no se
sentía humano, y no tenía ningún control sobre ninguna
maldita cosa a su alrededor, o la forma de recuperarlo.
Cuando llegó una visión de sí mismo en el espejo retrovisor
hacia unos minutos, ni siquiera reconoció el rostro que le
devolvía la mirada, a pesar de que, lógicamente, sabía que
tenía que ser él, ya que la gente en el hospital le reconoció
sólo unos minutos antes de que él se pusiera detrás del
volante de su coche.
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Capítulo Ocho
Aidan gimió y se tambaleó bajo la fuerza del beso de
Ethan. El hombre empujó su lengua contra la juntura de los
labios de Aidan, exigiendo la entrada, y, Oh Cristo, Aidan
abrió y lo dejó dentro. Ethan devoró a Aidan con la invasión,
hundió las manos en la espalda de Aidan, arrastrando las
uñas sobre la carne de Aidan provocando un escalofrío en
Aidan. La lujuria y la necesidad negada por mucho tiempo se
apoderaron de Aidan y le hizo llegar a la cintura de los
pantalones vaqueros de Ethan y arrancar su camisa, con
ganas de poner sus manos en el cuerpo que había soñado
durante muchos años.
descanso.
El sonido no se detuvo, y fue entonces cuando los
recuerdos de la noche anterior, mejor dicho más temprano
esta mañana, se estrelló sobre él con el poder de un
maremoto.
—Mierda.
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Capítulo Nueve
—Maldita sea, maldita sea, maldita sea. —Aidan giró en
un círculo, justo en el lugar que estuvo de pie cuando besó a
Ethan por primera vez. Ese día, había sabido que su corazón
siempre estaría vinculado a este accidental mejor amigo del
que se había enamorado, lo que no había sabido es que
tardarían más de una década en estar juntos.
Fuego.
—Tú no…
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Capítulo Diez
—¡Escuché a la mujer diciendo que todavía había otro
niño en el edificio! —Ethan elevó el volumen y la fuerza de su
voz con cada palabra—. ¡La madre estaba durmiendo! La
chica no le dijo a la mujer que tenía a un amigo porque tenía
miedo de meterse en problemas! ¡Qué diablos esperabas que
hiciese!
cambiado.
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Aidan levantó una ceja. —Así que estás diciendo que has
estado exactamente en una. —Su voz no podría haber sido
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más seca.
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—Oh, por favor. —Maddie rodó los ojos—. Así que tuviste
sexo con Ethan. ¿Creías qué pensaría que sólo sería besarse o
algo así?
—Sí, sí. Todavía soy virgen —Lanzó las palabras por ahí,
por lo que ambos hermanos se encogieron—. No hay ningún
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chico en esta ciudad con el que quiera tener sexo en breve.
¿Es eso lo que queríais oír?
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Capítulo Once
—Lo siento, te deje fuera de ti —dijo Ethan a su
hermano por centésima vez. Ya había explicado cómo había
llegado a su coche ayer por la mañana y empezó a conducir,
pasando algún tiempo en la montaña, y luego condujo un
poco más, necesitando estar solo. Luego recibió el mensaje
del localizador sobre el incendio, y en base a donde estaba,
llego allí tan pronto como pudo. Ethan había intentado
disculparse y explicarle todo a Wyn unas buenas setenta y
cinco veces en persona esta mañana, pero ahora, aquí estaba
Wyn, llamando para comprobar a Ethan, una vez más—. No
voy a apagar mi móvil y desaparecer de nuevo. Lo prometo.
Oh, joder.
—¿Qué…?
—Espera…
Mientras Aidan dijo te quiero por tercera vez, se puso el
teléfono en la oreja. —Quien quiera que seas, él te llamará. —
Tiró el teléfono a un lado, dejando que cayera al suelo sin
apartar la mirada de la cara de Ethan ni un momento—.
Tenemos que arreglar esto entre nosotros hoy. —Se agachó a
por la cremallera de los pantalones vaqueros de Ethan—. Pero
en este momento, tengo que estar desnudo contigo.
Todo él.
—La ropa. —Aidan se puso a horcajadas y se quitó la
gruesa camisa, indiferente a si se dañaba irreparablemente—.
Demasiada ropa. —Se sacó su camiseta sobre la cabeza y la
arrojó a un lado también, donde flotó y se detuvo a los pies
de la cama. Luego fue derecho al botón en sus pantalones
vaqueros.
Con los años, Aidan había soñado con tocar a Ethan por
todas partes y haciendo mil diferentes cosas al cuerpo del
hombre, todos ellos íntimos, algunas de ellas crudas y
básicas. Los sueños más febriles de Aidan siempre lo ponían
de rodillas, donde chupaba a Ethan hasta que no podía tener
más placer y se corría en la boca de Aidan. Cada vez Aidan se
hundía en la alegría de esa fantasía en particular, dándose
cuenta de lo mucho que le encantaba la idea de tener una
pulsante verga en su boca. Durante todos esos años
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separados, Aidan había encontrado muchos hombres
físicamente atractivos, pero nunca había desarrollado
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A nadie más.
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Capítulo Doce
—Ethan, estás bien... Oh, bueno... —La voz de Kara se
apagó mientras iba a la deriva a través de la cabaña hacia la
cama.
—Gracias.
instante.
—No dejes que el brusco Coop te engañe. —Ethan puso
sus brazos alrededor del cuello de Aidan y acercó sus rostros
casi tocándose—. Todos ellos te respetan enormemente ya, o
no habrías tenido una participación completa de esta reunión.
Han transferido su lealtad a ti, y escuchan cuando hablas.
Todos quieren ser buenos bomberos para ti.
Fin
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Sobre el Autor
Soy una mocosa de la fuerza aérea y pasé la mayor
parte de mis años de crecimiento viviendo en el extranjero en
Italia e Inglaterra, así como en Florida, Georgia, Ohio y
Virginia mientras estábamos en Estados Unidos. Ahora vivo
en Florida una vez más con mi gran familia maravillosamente
agresiva y mi gato de tres patas, Harry. He estado leyendo
novelas románticas desde que tenía doce años de edad, y
veinte años después todavía las adoro. Actualmente, tengo
una obsesión inexplicable con los porteros de hockey, y un
afecto descarado para The Daily Show con Jon Stewart.
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Coordinacion de Proyectos
Traducción
Roxx
Corrección
Mila