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PALACIO DE BELLAS ARTES

Con el propósito de reunir y exhibir lo más sobresaliente del arte nacional e


internacional, el 29 de septiembre de 1934 se inauguró oficialmente el Palacio
de Bellas Artes, así como el Museo que alberga este recinto perteneciente
al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), el primer recinto de
arte en el país, actualmente considerado el más importante para la exhibición
del arte plástico en todas sus manifestaciones.

Además, es un referente en la historia de la plástica mexicana, pues de las


colecciones que ha albergado se han alimentado otros recintos que surgieron a lo
largo del siglo XX, como el Museo de Arte Moderno, la Pinacoteca Virreinal, el
Museo Nacional de San Carlos y el Museo Nacional de Arte.

Actualmente, a 85 años de su inauguración, el recinto cuenta con una colección


permanente de 17 murales, y cinco salas para exposiciones temporales con lo
más representativo del arte nacional e internacional: Nacional, Diego Rivera,
Fernando Gamboa, Paul Westheim y Justino Fernández.

La construcción del Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, comenzó en


1904 por encargo del entonces presidente de México Porfirio Díaz al arquitecto
italiano Adamo Boari, para conmemorar el Centenario de la Independencia, sin
embargo, en un inicio, el recinto fue concebido como un espacio dedicado a la
ópera y distintos conciertos, no como un museo.

Fue hasta 1931 que, a partir de la concepción de que el recinto debía ser más que
un teatro, el arquitecto mexicano Federico Mariscal retomó el proyecto y le
anexó un Museo de Artes Plásticas con sala de conferencias anexa y una sala
para exposiciones temporales; un Museo de Artes Populares y un Museo del Libro
y Biblioteca.

Posteriormente, en 1932, el ingeniero, y entonces secretario de Hacienda,


Alberto J. Pani, impulsó la última etapa de construcción del edificio, que
transformó para que funcionara como foro nacional para las artes escénicas y
plásticas, ganándose el nombre de Palacio de Bellas Artes.

TEORIA
La arquitectura es un acto creativo. Produce obras que influyen directa y
profundamente en la vida de todos y cada uno de los seres humanos y contribuye
a conformar la ciudad, la creación más compleja que se ha producido en la historia
de la humanidad”, afirmó la directora de Arquitectura y Conservación del
Patrimonio Artístico Inmueble del INBA, Dolores Martínez Orralde, durante los
comentarios finales de la mesa redonda: “Diálogo de Arquitectura Contemporánea
Italia-México: Teoría y Práctica”.

Martínez Orralde moderó la charla realizada la noche de este martes en la Sala


Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en la que participaron los
arquitectos Bernardo Gómez Pimienta y Carlos González Lobo (México) y  Livio
Sacchi y Paolo Desideri (Italia)

Bernardo Gómez Pimienta comentó que esta mesa fue la oportunidad perfecta
para ver muchas similitudes entre Roma y México en cuanto a su cultura y
arquitectura, y cómo es que ambas son ciudades con una historia rica, que se ha
ido sedimentando. 

El Académico Emérito de la Academia Nacional de Arquitectura, añadió que esta


charla también permitió conocer las experiencias de cada una de estas ciudades
“y por este motivo, debe de verse como un ejercicio de conocerse mejor, de
aprender unos de otros y de acercarnos y hacernos amigos ”.  

Durante su intervención, Livio Sacchi, actual presidente de la Orden de Arquitectos


de la Ciudad de Roma, habló sobre el exitoso proceso de recuperación del Centro
Histórico de L’Aquila, ubicado en la ciudad capital de Abruzos, región en el centro
de Italia, el cual, destacó el arquitecto, fue muy parecido al del Centro Histórico de
la Ciudad de México.

Explicó que el objetivo de esta recuperación fue el de regenerar, hacer sustentable


y adaptar a la vida contemporánea este espacio, tomando en cuenta diversos
aspectos como el que se encuentra en una zona sísmica, muy parecida a la de
México. 

“En este sentido, nuestra propuesta tenía tres caminos que eran convertirlo en un
sitio de  interés religioso, porque tiene una catedral histórica. El segundo era que
debía de tener un objetivo cultural que se relacionará con el religioso y finalmente
uno musical, ya que tenemos una gran tradición musical que no debía de
perderse”.    

Para el también consejero, profesor, escritor y especialista en diseño


arquitectónico y restauración, todo proceso de recuperación de un Centro
Histórico, debe de tomar en cuenta diversos elementos, entre los que destacan,
que el trabajo sea desarrollado por personas que sepan del tema, por ejemplo,
arquitectos y docentes de arquitectura.

Quienes se encargarán de crear un plan estratégico que considere diversos


elementos como el paisaje, que después de la intervención, el sitio sea un área
con edificios de interés público y principalmente un espacio de desarrollo
económico.

Carlos González Lobo reflexionó sobre la arquitectura en México que desde su


perspectiva, parte de un mundo de horror. Y destacó que para él hay dos
posiciones fuertes entorno al patrimonio. 

Una que está luchando por revalorarlo en función de su rentabilidad y puesta en


valor en el mercado inmobiliario o de valores culturales y que muestra la tendencia
nostálgica a la recuperación de lo viejo por viejo. Y una que habla de la  “otra
versión”, es decir, que lo muestra como una ciudad histórica en donde residen
habitantes que pueden o no estar en él.  

“En este contexto hay una polémica ya que existen personas que consideran y
defienden que es necesario que la conservación y puesta en valor del patrimonio
histórico debe defender a sus habitantes, a los usos y costumbres instaladas, a las
procesiones y las fiestas, pero yo creo que es más importante vivir la ciudad y
rescatar todo su valor histórico”.   

Paolo Desideri presentó diversos proyectos en los que ha participado, entre los
que destacó la estación de tren Tiburtina ubicada en Roma, Italia, una intervención
que consistió en crear una nueva estación en el mismo sitio  y que precisaba ser
una estación de alta velocidad, contemporánea y con un aspecto funcional que
además sirviera como un espacio público monumental. 

Para el docente de composición la arquitectura debe de ir más allá del efecto


funcional, por lo que debe de diseñarse como un lugar que despierte el
sentimiento de ser un espacio colectivo, público, una tendencia que es importante
y elemento esencial de la arquitectura contemporánea italiana.

Para el especialista todos los proyectos arquitectónicos deben de destacar por sus
materiales, formas, dimensiones, volúmenes, sus áreas verdes y el uso adecuado
de la luz para generar explosiones visuales, y no por el uso de la tecnología en
ellos, ya que en ocasiones este herramienta es una trampa que genera más
problemas que soluciones.

El también investigador y escritor reveló que es importante que los proyectos


arquitectónicos igualmente “generen lazos de unidad entre lo antiguo y lo
moderno, de tal forma que se conviertan en espacios públicos que permitan no
solo caminar por ellos, sino también verlos como lugares históricos, metafísicos,
extraordinarios, increíbles, óptimos, reconfortables ”.

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