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“ISAAC NEWTON”
Un colegio excelente para estudiantes extraordinarios como TÚ
I. DEFINICIÓN
Movimiento aparecido en el Perú como respuesta a la fatiga del modernismo a pesar de su plenitud.
En la segunda década de nuestro siglo el modernismo estaba ya desgastado para los escritores peruanos por
ello, comenzó a perder adeptos y simpatizantes y surgieron numerosas voces que lo repudiaron. Entre ellas, las
que conformaban el movimiento Colónida.
II. CARACTERÍSTICAS
Espíritu renovador.
Musicalidad modernista.
Interés por lo nacionalidad
Temática localista.
Inclinación esteticista.
IV. REPRESENTANTES
Abraham Valdelomar. El más alto exponente de este grupo
Percy Gibson
Alberto Hidalgo
Federico More
Pablo Abril de Vivero
Luis Alberto Sánchez
Ventura García Calderón
José Carlos Mariátegui
Pedro Zulén
Propósito:
Comprende la vida y obra de Abraham Valdelomar.
I. UBICACIÓN:
ÉPOCA : Contemporánea
MOVIMIENTO LITERARIO : Colónida
GÉNERO LITERARIO : Narrativo (cuento, novela), Lírico.
CALIFICATIVO : “El Conde de Lemos”, “El Dandy”
SEUDÓNIMO : “Paracas”.
NOMBRE COMPLETO : Pedro Andrés Valdelomar Pinto.
II. SOBRESALIÓ:
Fue fundador y animador de “Colónida”, revista de gran resonancia, y movimiento iconoclasta y renovador.
Representante de la inquietud renovadora de nuestra literatura.
Es el iniciador del cuento criollo, que resalta la vida doméstica y provinciana y, de la biografía novelada
Nació en Pisco, en 1888. Su infancia rural, vinculada al mar y la campiña influyó en sus cuentos y poesía. Mi
infancia fue dulce, serena, triste y sola, / se deslizó en la paz de la aldea lejana / entre el manso rumor con que
muere una ola, / y el tañer doloroso de una vieja campana, diría en Tristitia.
La familia se traslada a Lima, estudia en el colegio Nuestra señora de Guadalupe, siendo colegial publicó la revista
“Idea Guadalupana”.
Estudió en la Universidad de San Marcos. Apoyó la campaña presidencial de Billingurst. Cuando éste asume el
poder en 1912, lo nombra Director del diario oficial “El Peruano”.
Un año después viaja a Italia como diplomático, aquí escribe uno de sus mejores cuentos “El Caballero Carmelo”.
En 1914 Oscar R. Benavides derrota a Billingurst. Valdelomar renuncia a su cargo diplomático y regresa al Perú.
Se dedica a la actividad periodística y a la creación de sus obras. En 1916, fundó y dirigió la revista “Colónida”,
expresión de una corriente esteticista en el Perú. Es entonces cuando nace el verdadero Valdelomar, y por
consenso unánime, la nueva generación le otorga el bastón de gran Mariscal de la Revolución Literaria del Perú. Y
de la costa del Pacífico.
En 1919, fue elegido representante por Ica al Congreso Regional del Centro, cuya sede fue Ayacucho. En esta
ciudad muere trágicamente al asistir a una reunión de ese congreso, al rodar de una escalera y fracturarse la
columna vertebral el 03 de noviembre de 1919.
Cultivó casi todos los géneros. Rescató el valor de las cosas cotidianas del hogar, la significación de la provincia y
las características de la costa.
La mayoría de sus obras se caracterizan por el tono nostálgico, tierno en íntimo. Destacó más el cuento y la
poesía. En ellos evoca con frecuencia, escenas familiares de su infancia rural, aldeana vinculada al mar y a la
campiña de Pisco.
V. PRINCIPALES OBRAS
A) CUENTOS
B) NOVELAS C) TEATRO
“La ciudad de los Tísicos”. “El vuelo”.
“La ciudad muerta”. “Verdolaga”.
“Yerba Santa”. “La Mariscala”. (Con la colaboración de J.C. Mariátegui )
“La Mariscala”. ( biografía novelada ) “Palabras”.
D) ENSAYOS
“Belmonte el trágico”.
“Psicología del gallinazo”.
“Decoración de Ánfora”.
“Brillantes inconexiones estéticas”.
“Amores de Pizarro”. (Amores de F. Pizarro con la ñusta Huaylas, hija de Huayna Cápac.)
“Neuronas”. (Breviario de ideas y sentencias)
“Omega, la calavera mi amiga”.
E) POESÍAS
“Las voces múltiples” (Volumen antológico 1916) se reúnen versos de ocho autores, considerados
integrantes de la promoción “Colónida”, aquí sobresalen sus poemas más celebrados. “Tristitia”, “El
hermano ausente en la cena pascual”, “Confiteor”, “Invocación a la Patria”, “Ofertorio”, “La danza de
las horas”, “He vivido mi alma”, “Blanca, la novia”.
Valdelomar sin duda es uno de nuestros mejores cuentistas. Tiene el mérito de haber hecho ingresar en
nuestra Literatura, a la aldea a los niños con sus cuitas, ensoñaciones y esperanzas. Asimismo sus
composiciones poéticas tan grávidas de sentimiento y de nostalgia. Pues es el fundador y jefe del movimiento
“Colónida”, unos de los mejores narradores peruanos contemporáneos y uno de los máximos representantes
de la generación del 30.
Lo característico en Valdelomar es la ternura, el primo descriptivo, su poderosa imaginación y su finísima
sensibilidad, ya que todo resalta mejoren su aspecto hogareño y provinciano.
Ciclo vital
Época
Apreciación crítica
Mov. Literario
Líricas
Gén. Literario
Prosa
Obras
Calificativo
Dramáticas
INSTRUCCIONES: Lee en forma correcta la siguiente antología de Abraham Valdelomar. Luego contesta las
siguientes interrogantes.
TRISTITIA
Mi in-fan-cia que fue dul-ce, se-re-na, tris-te y so-la, 14 A
se des-li-zó en la paz de u-na al-de-a le-ja-na 14B
en-tre el man-so ru-mor con que mue-re u-na o-la 14 A
y el ta-ñer do-lo-ro-so de u-na vie-ja cam-pa-na. 14B CONSONATE
EL CABALLERO CARMELO
(Fragmento)
II
Amanecía, en Pisco, alegremente. A la agonía de las sombras nocturnas, en el frescor del alba, en el
radiante despertar del día, sentíamos los pasos de mi madre en el comedor, preparando el café para papá.
Marchábase éste a la oficina. Despertaba ella a la criada, chirriaba la puerta de la calle con sus mohosos goznes;
oíase el canto del gallo que era contestado a intervalos por todos los de la vecindad; sentíase el ruido del mar, el
frescor de la mañana, la alegría sana de la vida. Después mi madre venía a nosotros, nos hacía rezar, arrodillados
en la cama, con nuestras blancas camisas de dormir; vestíanos luego, y, al concluir nuestro tocado, se anunciaba a
lo lejos la voz del panadero. Llegaba 'éste a la puerta y saludaba. Era un viejo dulce y bueno, y hacía muchos
años, al decir de mi madre, que llegaba todos los días, a la misma hora, con el pan calientito y apetitoso, montado
en su burro, detrás de los dos "capachos" de cuero, repletos de toda clase de pan: hogazas, pan francés, pan de
mantecado, rosquillas...
Madre escogía el que habíamos de tomar y mi hermana Jesús lo recibía en el cesto. Marchábase el viejo, y
nosotros, dejando la provisión sobre la mesa del comedor, cubierta de hule brillante, íbamos a dar de comer a los
animales. Cogíamos las mazorcas de apretados dientes, las desgranábamos en un cesto y entrábamos al corral
donde los animales nos rodeaban. Volaban las palomas, picoteábanse las gallinas por el grano, y entre ellas,
escabullíanse los conejos. Después de su frugal comidal, hacían grupo al rededor nuestro. Venía hasta nosotros la
cabra, refregando su cabeza en nuestras piernas; piaban los pollitos; tímidamente se acercaban los conejos
blancos, con sus largas orejas, sus redondos ojos brillantes y su boca de niña presumida; los patitos, recién
"sacados", amarillos como yema de huevo, trepaban en un panto de agua, cantaba, desde su rincón, entrabado, el
Carmelo; y el pavo, siempre orgulloso, alharaquero y antipático, hacía por desdeñarnos, mientras los patos,
balanceándose como dueñas gordas, hacían, por lo bajo comentarios, sobre la actitud poco gentil del petulante.
Aquel día, mientras contemplábamos a los discretos animales, escapóse del corral el Pelado, un pollón sin
plumas, que parecía uno de aquellos jóvenes de diez y siete años, flacos y golosos. Pero el Pelado a más de eso
era pendenciero y escandaloso, y aquel día, mientras la paz era en el corral y los otros comían el modesto grano,
él, en pos de mejores viandas, habíase encaramado en la mesa del comedor y roto varias piezas de nuestra
limitada vajilla.
El pobre Pelado estaba condenado. Mis hermanos pidieron que se le perdonase, pero las roturas eran
valiosas y el infeliz sólo tenía un abogado, mi hermano y su señor, de poca influencia. Viendo ya perdida su
defensa y estando la audiencia al final, pues iban a partir la sandia, inclinó la cabeza. Dos gruesas lágrimas
cayeron sobre el plato, como un sacrificio, y un sollozo se ahogó en su garganta. Callamos todos. Levan tóse mi
madre, acercóse al muchacho, lo besó en la frente, y le dijo:
IV
Esbelto magro, musculoso y austero, su amada cabeza roja era la de un hidalgo altivo, caballeroso,
justiciero y prudente. Agallas bermejas, delgada cresta de encendido color, ojos vivos y redondos, mirada fiera y
perdonadora, acerado pico y agudo. La cola hacía un arco de plumas tornasoles, su cuerpo de color carmelo)
avanzaba en el pecho audaz y duro. Las piernas fuertes que estacas musulmanas y agudas defendían, cubiertas
de escamas, parecían las de un armado caballero medioeval.
Una tarde, mi padre, después del almuerzo, nos dio la noticia. Había aceptado una apuesta para la jugada de
gallos de San Andrés, el 28 de julio. No había podido evitarlo. Le habían dicho que el Car melo, cuyo prestigio era
mayor que el del alcalde, no era un gallo de raza. Molestóse mi padre. Cambiáronse frases y apuestas, y aceptó.
Dentro de un mes toparía el Carmelo con el Ajiseco de otro aficionado, famoso gallo vencedor, como el nuestro,
en muchas lides singulares. Nosotros recibimos la noticia con profundo dolor. El Carmelo iría a un combate y a
luchar a muerte, cuerpo a cuerpo, con un gallo más fuerte y más joven. Hacía ya tres años que estaba en casa,
había él envejecido mientras crecíamos nosotros. ¿Por qué aquella crueldad de hacerla pelear?..
Llegó el terrible día. Todos en casa estábamos tristes. Un hombre había venido seis días seguidos a
preparar al Carmelo. A nosotros ya no nos permitían ni verlo. El día 28 de julio, por la tarde, vino el pre parador y
de una caja llena de algodones sacó una media luna de acero con unas pequeñas correas; era la navaja, la
espada del soldado. El hombre la limpiaba, probándola en la uña, delante de mi padre. A los pocos minutos, en
silencio, con una calma trágica, sacaron al gallo que el hombre cargó en sus brazos como a un niño. Un criado
llevaba la cuchilla y mis dos hermanos le acompañaron.
Batió las alas el vencedor. Aplaudió la multitud enardecida, y ambos gallos, sangrando, fueron sacados del
ruedo. La primera jornada había terminado. Ahora entraba el nuestro: el Caballero Carmelo. Un rumor de
expectación vibró en el circo:
- El Ajiseco y el Carmelo!
- Cien soles de apuesta!...
Sonó la campanilla del juez y yo empecé a temblar.
En medio de la expectación general salieron los dos hombres, cada uno con su gallo. Se hizo un profundo
silencio y soltaron a los dos rivales. Nuestro Carmelo al lado del otro era un gallo viejo y achacoso; todos
apostaban al enemigo, como augurio de que nuestro gallo iba a morir. No faltó aficionado que anunciara el triunfo
del Carmelo, pero la mayoría de las apuestas favorecía al adversario. Una vez frente al ene migo, el Carmelo
empezó a picotear, agitó las alas y cantó estentóreamente. El otro, que en verdad no parecía gallo fino de
distinguida sangre y alcurnia, hacía cosas tan petulantes cuan humanas: miraba con desprecio a nuestro gallo y se
paseaba como dueño de la cancha. Enardeciéronse los ánimos de los adversarios, llegaron al centro y alargaron
sus erizados cuellos, tocándose los picos sin perder terreno. El Ajiseco dio la primera embestida; entablóse la
lucha; las gentes presenciaban en silencio la singular batalla y yo rogaba a la Virgen que sacara con bien a
nuestro viejo paladín.
Batíase él con todos los aires de un experto luchador, acostumbrado a las artes azarosas de la guerra.
Cuidaba poner las patas armadas en el enemigo pecho, jamás picaba a su adversario -que tal cosa es cobardía---,
mientras que éste, bravucón y necio, todo quería hacerla a aletazos y golpes de fuerza. Jadeantes, se detuvieron
un segundo. Un hilo de sangre corría por la pierna de Carmelo. Estaba herido, mas parecía no darse cuenta de su
dolor. Cruzáronse nuevas apuestas en favor del Ajiseco y las gentes felicitaban ya al poseedor del menguado. En
su nuevo encuentro, el Carmelo cantó, acordóse de sus tiempos y acometió con tal furia que desbarató al otro de
un solo impulso. Levantóse éste y la lucha fue cruel e indecisa. Por fin, una herida grave hizo caer al Carmelo,
jadeante...
- ¡Bravo! ¡Bravo el Ajiseco! - gritaron sus partidarios, creyendo ganada la prueba.
Pero el juez, atento a todos los detalles de la lucha y con acuerdo de cánones dijo:
- ¡Todavía no ha enterrado el pico, señores!
En efecto, incorporóse el Carmelo. Su enemigo, como para humillarlo, se acercó a él, sin hacerle daño.
Nació entonces, en medio del dolor de la caída, todo el coraje de los gallos de "Caucato". Incorporado el Carmelo,
como un soldado herido, acometió de frente y definitivo sobre su rival, con una estocada que lo dejó muerto en el
sitio. Fue entonces cuando el Carmelo que se de sangraba, se dejó caer, después que el Ajiseco había enterrado
el pico. La jugada estaba ganada y un clamoreo incesante se levantó en la cancha. Felicitaron a mi padre por el
triunfo, y, como esa era la jugada más interesante, se retiraron del circo, mientras resonaba un grito entusiasta:
- ¡Viva el Carmelo!
Yo y mis hermanos lo recibimos y lo condujimos a casa, atravesando por la orilla del mar el pesado camino y
soplando aguardiente bajo las alas del triunfador que desfallecía.
VI
Dos días estuvo el gallo sometido a toda clase de cuidados. Mi hermana Jesús y yo le dábamos maíz, se lo
poníamos en el pico; pero el pobrecito no podía comerlo ni incorporarse. Una gran tristeza reinaba en la casa.
Aquel segundo día, después del colegio, cuando fuimos yo y mi hermana a verlo, lo encontramos tan decaído que
nos hizo llorar. Le dábamos agua con nuestras manos, le acariciábamos, le poníamos en el pico rojos granos de
granada. De pronto el gallo se incorporó. Caía la tarde y, por la ventana del cuarto donde estaba, entró la luz
sangrienta del crepúsculo. Acercóse a la ventana, miró la luz, agitó débilmente las alas y estuvo largo rato en la
contemplación del cielo. Luego abrió nerviosamente las alas de oro, enseñoreóse y cantó. Retro cedió unos pasos,
inclinó el tornasolado cuello sobre el pecho, tembló, desplomóse, estiró sus débiles patitas escamosas y,
mirándonos, mirándonos amoroso, expiró apaciblemente.
ACTIVIDAD
1. En el poema "Tristitia", ¿cuáles son las notas características de su infancia y la aldea donde ella transcurrió?
Sus características eran tristes, pero no de odio o cólera, hay afecto y soledad por ese pueblo.
2. ¿Qué elemento de la naturaleza sobresale? ¿Qué importancia tiene en relación a la infancia del poeta?
Era el mar, pues este decía le encantaba la paz que otorgaba el mar, sus olas, su olor en si todo le
gustaba.
3. ¿Cómo era el carácter de sus padres?
Eran frios, secos, tristes, serios.
4. ¿Cuál es, pues, el tema de "Tristitia".
Es una descripción de su triste infancia, pero no mala, de una manera pacífica que no se expresa tanta.
5. Indica la métrica y rima del soneto. Luego de una adecuada lectura en voz alta del texto explica si la sonoridad
del poema tiene estrecha relación con el tema.
Si tiene sonoridad ya que no es potente o con enojo si no es algo fluido, tranquilo, triste, pacifico y
solo despierta centímetros tristes en uno.
6. Del cuento "El Caballero Carmelo", refiere en orden cómo era un día de la vida familiar del autor.
Se despertaba desayunan rezaban y luego se cambiaban, después de entraban al corral a ver los
animales, los daban de comer para luego almorzar.
7. Identifica los hechos principales del relato, esquematiza su argumento y haz una síntesis.
Estos quieren comerse a “Pelado” (un gallo) por lo tanto la llegada de Carmelo tuvo consecuencias.
Le dicen que su gallo no es de raza por lo tanto acepta una pela con un aficionado y su gallo Ajiseco.
Llegan al lugar y empezó la pelea entre los gallos.
Carmelo era un gallo viejo por ende la apuestas eran hacia el otro gallo.
Caramelo fue el primero en ser herido por lo tanto las apuestas ya estaban cas definidas.
Pese a estar muy herido Carmelo le dio un golpe que hizo que Ajiseco clavara el pico, este debido a
sus heridas falleció al poco tiempo.
8. Uno de los rasgos más distintivos del lenguaje literario es el aprovechamiento de la adjetivación, utilizando sus
posibilidades descriptivas y caracterizadoras. Extrae ejemplos de ambos textos.
Esbelto magro, musculoso y austero, su amada cabeza roja era la de un hidalgo altivo, caballeroso,
justiciero y prudente. Agallas bermejas, delgada cresta de encendido color, ojos vivos y redondos,
mirada fiera y perdonadora, acerado pico y agudo.
Mi infancia fue dulce triste serena y sola.
9. Describe por escrito el lugar dónde pasaste tu infancia y relata un pasaje de ella. O refiere cómo es un día en
tu vida familiar.
La pase en la Ciudad de Cajamarca en la casa de mis abuelos, comía e el primer piso y dormía en un
cuarto compartido con mis papas, mi hermano tenia su cuarto aparte, tenia 5 años por ende jugaba en
el patio con mi triciclo junto con mis demás primos, pero cuando mi primita lloraba siempre me
culpaban y me daban una gritada.
Mi mamá trabajaba como profesora, mi hermano ya terminado la secundaria, mi papá trabajaba en la
mina Yanacocha y yo me iba al jardín.
Me recogía mi mamá o mis abuelos, raras veces mi papá, regresábamos junto con mi prima a casa me
cambiaba la ropa y tocaba el almuerzo, de una ves terminando de comer me iba con mi prima a jugar
con nuestros triciclos, después hacia las tareas que me dejaban y otra ves jugaba o miraba películas
junto con mi prima luego cuando anochecía me iba a comer, tocaba las 9:00pm y finalmente dormía.