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¿Quien era EPAFRAS en la Biblia?

EPAFRAS. Pablo lo llama cariñosamente «nuestro consiervo amado», y «fiel ministro


de Cristo» (Colosenses 1:7); fundó la iglesia de Colosas, de la cual fue más tarde
obispo.

El alentador informe que dio a Pablo sobre la «fe en Cristo Jesús» de los colosenses y
su «amor en el Espíritu» fortaleció al apóstol durante su primer encarcelamiento en
Roma. El que Pablo lo llame «mi compañero de prisiones por Cristo Jesús» (Filemón
23) podría referirse a un verdadero encarcelamiento de Epafras (aunque la alusión pu-
diera ser a un cautiverio «espiritual» y no «físico»).

El celo de Epafras lo llevó a evangelizar pueblos vecinos como Laodicea o Hierápolis


(Colosenses 4:12-13). Al adherirse a Pablo en sus saludos a Filemón, demostró su
constante preocupación por los miembros del Cuerpo de Cristo. Según la tradición,
Epafras padeció el martirio en Colosas.

CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN
SIERVO DE JESUCRISTO
No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo
para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo
vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en
Dios.

1 Timoteo 4: 12 TLA

INTRODUCCIÓN

SIERVO DE JESUCRISTO: no es solo aquel que de tiempo completo ha sido llamado a


trabajar en la obra de Dios, sino que realmente lo es todo aquel que ha sido salvo, El amor
de Cristo  nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos
murieron;  y él por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para
aquel que murió y resucitó por ellos.[1]

A todos nos ha llamado el Señor a servir.

¿Cuál debe ser la actitud de alguien que es guiado por un ministro joven?

Algunos tienen la tendencia a menospreciar la poca edad y la  inexperiencia de sus líderes


espirituales. Pero no menosprecie a su ministro porque es joven.
Tanta gente hay que predica a Jesucristo solo por dinero o fama. Han desplazado y
pervertido el modelo de servicio que la Biblia enseña. Es por eso que vamos a ir a la Biblia y
examinaremos las normas y principios que tienen que ver con el ministerio.

Hay por lo menos cinco áreas de nuestra vida en las que el ministro debe ser ejemplo:

i.
                      la manera de hablar,
       ii.            la conducta,

      iii.            la caridad,

     iv.            la fe y

       v.            la pureza sexual.

En el capítulo tres Pablo habla de los requisitos ministeriales personales: Palabra fiel:   «Si


alguno anhela obispado, buena obra desea».  Pero es necesario que el obispo sea:

I.
                      irreprochable, alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo.
       II.             marido de una sola mujer, debe tener una sola esposa.

     III.             sobrio, controlar todos sus deseos.

     IV.             prudente, pensar dos veces lo que va a hacer.

       V.             decoroso, debe comportarse correctamente.

     VI.             hospedador, recibir con gusto en su hogar a los visitantes.

   VII.             apto para enseñar; saber enseñar.

VIII.             que no sea dado al vino, no debe ser borracho.


     IX.             ni amigo de peleas; ni violento.

       X.             que no sea codicioso de ganancias deshonestas,

     XI.             sino amable,

   XII.             apacible, tranquilo.

XIII.             no avaro,[2] no estar preocupado sólo por el dinero.

Luego deja ver el apóstol los requisitos familiares del pastor:

I.
                      que gobierne bien su casa,
 
       II.             que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad  (pues el que no sabe gobernar

su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); 

Y se agregan otros dos requisitos personales:

XIV.             que no sea un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
No debe ser alguien con poco tiempo de haber creído en Jesucristo, pues puede volverse
orgulloso, y entonces recibirá el mismo castigo que Satanás.
   XV.             También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga
en descrédito y en lazo del diablo.[3]

Adicional a esto hemos estado estudiando en estos meses anteriores y en este capítulo
cuatro los requisitos funcionales del ministerio. ¿Qué es lo que hace a alguien un buen
ministro de Jesucristo? Seguro que no es la popularidad ni la cantidad de gente que tiene en
su congregación.

Ya hemos estudiado seis de las características de un buen siervo de Jesucristo descritas en


este pasaje de 1 de Timoteo 4:

Un buen ministro de Jesucristo:

1. ADVIERTE DEL ERROR A LA CONGREGACIÓN

Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo.[4]

Un buen siervo de Jesucristo:

2.       ES UN ESTUDIANTE EXPERTO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS

nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido.[5]

Un excelente siervo de Jesucristo:

3.       DESECHA LO QUE NO SIRVE

Desecha las fábulas profanas y de viejas.[6]

Un buen siervo de Jesucristo es:

4.       DISCIPLINADO EN SU PIEDAD PERSONAL

Ejercítate para la piedad.[7]

Un excelente ministro de Jesucristo es:

5.       LABORIOSO

por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios[8]

Un buen siervo de Jesucristo:

6.       ENSEÑA CON AUTORIDAD


Esto manda y enseña.[9]

Un buen ministro de Jesucristo:

7.       ES EJEMPLO DE VIRTUD A LOS CREYENTES

sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.[10]

Modelo, imagen, patrón. El ejemplo personal es la retórica más poderosa. Una vida piadosa.

¡Qué tremendo problema crean aquellos que no practican lo que predican!

Toda vida que carece de virtud espiritual realmente carece de impacto en los demás. Y no
me refiero con impacto a la apariencia o a la superficialidad, sino a la profundidad, a la
transformación.

Pablo nos invita a ser como él:

Por tanto, os ruego que me imitéis.[11]

Sed imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo.[12]

Lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará
con vosotros.[13]

Alguno dirá: ¡Pero claro era el apóstol Pablo!

Pues bien no sólo era Pablo, como él y con él había muchos buenos siervos de Jesucristo que
también eran ejemplo a los hermanos:

Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no


anduvimos desordenadamente entre vosotros,  ni comimos de balde el pan de nadie, sino
que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de
vosotros;  no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo
para que nos imitaseis.[14]

Hermanos, sed imitadores de mí y mirad a los que así se conducen según el ejemplo


que tenéis en nosotros.[15]

Vosotros vinisteis a ser imitadores nuestros y del Señor, recibiendo la palabra en


medio de gran tribulación, con el gozo que da el Espíritu Santo.[16]

Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál


haya sido el resultado de su conducta e imitad su fe.[17]
No hay mayor impacto en el oyente que una vida ejemplar.

Ninguno tenga en poco tu juventud.

Lo que a Timoteo le faltaba en experiencia y edad tenía que ser contrarrestado con una vida
ejemplar. Timoteo tenía que ganarse ese respeto.

¿Qué edad tenía Timoteo? No lo sabemos a ciencia cierta, pero lo seguro era que Timoteo ya
no era un adolescente. Para los griegos un hombre se consideraba joven hasta los cuarenta
años. Así que podemos suponer que tenía menos de cuarenta años.

Una vida ejemplar ¿en qué aspectos?

Ø  PALABRA: Las conversaciones.

¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?, porque de la


abundancia del corazón habla la boca.[18] Con las conversaciones se revela el estado del
alma.

Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.[19]

La conversación que debe caracterizar a un siervo de Dios:

Por eso, desechando la mentira, Excluya la mentira. No distorsione la verdad, hablad


verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. Que se
pueda confiar en lo que se dice. Hable la verdad siempre. Mentirle a otro quebranta la
unidad, crea conflicto y destruye la confianza.

Airaos, pero no pequéis;  no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al
diablo. No permitamos que la ira se convierta en pecado. Indignación tal que lleva a
palabras hostiles, malas palabras, paleas, eso debe estar erradicado de la vida del ministro.

El que robaba, no robe más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para
que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Ninguna palabra corrompida
salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a
fin de dar gracia a los oyentes. No hay lugar en la vida del siervo del Señor para
chistes verdes, para vulgaridades. Eso no quiere decir que no nos podamos reír, claro que el
humor sano es necesario y útil.

Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la


redención.
Quítense de vosotros toda  amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda
malicia.  [20]

Ø  CONDUCTA: El estilo de vida. La manera en que una persona se conduce, se


comporta.

Vivimos de acuerdo a nuestras convicciones. Lo que creemos en nuestro corazón se


convierte en un estilo de vida.

Un hombre es lo que vive no lo que dice. Eso es lo que impactaba del ministerio de
Jesús: Cuando terminó Jesús estas palabras, la gente estaba admirada de su
doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.[21]

¿Y cómo enseñaban los escribas? Los maestros judíos de la época de Jesús decían pero no
hacían. Eso acaba con cualquier ministerio:

En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos.  Así que, todo lo que os digan
que guardéis, guardadlo y hacedlo; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen,
pero no hacen.  Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de
los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. Antes bien, hacen todas sus
obras para ser vistos por los hombres, pues ensanchan sus filacterias  y extienden los
flecos de sus mantos; aman los primeros asientos en las cenas, las primeras sillas en las
sinagogas, las salutaciones en las plazas y que los hombres los llamen: "Rabí, Rabí".

»Pero vosotros no pretendáis que os llamen "Rabí", porque uno es vuestro Maestro, el
Cristo, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra,
porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros, porque
uno es vuestro Maestro, el Cristo. El que es el mayor de vosotros sea vuestro
siervo,  porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

»Pero ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos
delante de los hombres, pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.

»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas,
y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.

»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis mar y tierra para hacer
un prosélito  y, cuando lo conseguís, lo hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.

»¡Ay de vosotros, guías ciegos!, que decís: "Si alguien jura por el Templo, no es nada; pero
si alguien jura por el oro del Templo, es deudor". ¡Insensatos y ciegos!, porque ¿cuál es
mayor, el oro o el Templo que santifica al oro? También decís: "Si alguien jura por el
altar, no es nada; pero si alguien jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor". ¡Necios
y ciegos!, porque ¿cuál es mayor, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda? El que jura
por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el Templo, jura
por él y por el que lo habita;  y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios  y por aquel
que está sentado en él.

»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, el anís y el


comino, y dejáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era
necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y tragáis
el camello!

»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque limpiáis lo de fuera del vaso y del
plato,  pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia.  ¡Fariseo ciego!, limpia primero
lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera quede limpio.

»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros


blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, pero por dentro están
llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la
verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e
iniquidad.

»¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los
profetas y adornáis los monumentos de los justos,  y decís: "Si hubiéramos vivido en los
días de nuestros padres, no habríamos sido sus cómplices en la sangre de los
profetas". Con esto dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de aquellos
que mataron a los profetas. ¡Vosotros, pues, colmad la medida de vuestros
padres!  ¡Serpientes, generación de víboras!, ¿cómo escaparéis de la condenación del
infierno?[22]

Enseñanzas huecas sencillamente porque no se practica lo que se predica.

Es por eso que el ministro debe ser irreprensible.

Ø  AMOR: Servicio a otros, incluso a expensas de los sacrificios personales.

No es ninguna emoción romántica.

Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.[23]

Vivir sacrificadamente a favor del pueblo de Dios. De eso Pablo es ejemplo de amor:
porque para mí el vivir es Cristo y el morir, ganancia.

Pero si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué


escoger: De ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con
Cristo,  lo cual es muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa
de vosotros. Y confiado en esto, sé que quedaré, que aún permaneceré con todos vosotros,
para vuestro provecho y gozo de la fe, para que abunde vuestra gloria de mí en Cristo
Jesús por mi presencia otra vez entre vosotros.[24]

Pero de ninguna cosa hago caso ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que
acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio
del evangelio de la gracia de Dios.[25]

Y yo, con el mayor placer, gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor
de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.[26]

Ejemplo en su amor por otros.

Ø  FE: lealtad, fidelidad, confianza.

Lo que se requiere de los administradores es que cada uno sea hallado fiel.[27]

Hombres de verdad, eso distingue al buen ministro de Jesucristo.

Reitero, no solo era el apóstol Pablo:

Epafras: Así lo aprendisteis de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro


de Cristo,[28]

Tíquico: Todo lo que a mí se refiere, os lo hará saber Tíquico, amado hermano y fiel


ministro y consiervo en el Señor.[29]

Ø  PUREZA: en el aspecto sexual.

La historia ha demostrado las tragedias que desencadenan las caídas de los líderes
cristianos en el área sexual.

Y es este aspecto todos somos propensos a caer, por eso hay que mantenerse firme. Así que
el que piensa estar firme, mire que no caiga.[30]

El enemigo es especialista en enfilar su artillería hacia esta área.


Huye también de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los
que de corazón limpio invocan al Señor.[31]

Dime con quien anda y te diré quién eres. Rodeémonos de gente de corazón puro que amen
al Señor.

 CONCLUSIÓN

Debemos ser íntegros, vivir lo que predicamos. Solo así podemos ser realmente los siervos
que nuestro Dios desea que seamos.

Que lo que digamos compruebe lo que hacemos. Lo que hacemos habla más fuerte que lo
que decimos.

Debemos ser ejemplo en todos los aspectos de nuestra vida. Un hombre que no es un
ejemplo a los demás en estas áreas que hemos mencionado hoy debería no ocupar una
posición de liderazgo espiritual, porque no está cumpliendo con los estándares establecidos
por Dios mismo.

No es capricho de la iglesia, no son objeciones de la organización. Ese es el filtro que Dios ha


puesto para sus siervos.

Quizás no seamos perfectos pero debemos procurar serlo y mantenernos en ese camino. Mis
ojos pondré en los fieles de la tierra, para que estén conmigo; El que ande en el camino de
la perfección, éste me servirá.[32]

No es suficiente escuchar o leer la Palabra de Dios, ni incluso conocerla bien. Debemos


también ponerla en práctica. Qué fácil es escuchar un sermón y olvidarnos de lo que dijo el
predicador. Qué fácil es leer la Biblia y no pensar en cómo vivir de una manera práctica en
nuestra vida cotidiana. Qué fácil es discutir lo que significa un pasaje y no vivir su
significado. Exponernos a la Palabra de Dios no es suficiente. Ella nos debe conducir a la
obediencia.

Estamos invitados a servir a nuestro Señor, pero no podemos hacerlo de cualquier manera,
por eso es necesaria la preparación. Como vamos camino hacia la perfección, vamos
buscando lo excelente, debemos entonces procurar ser excelentes siervos de Jesucristo.

Ya hemos recibido seis consejos que debemos ir incorporando en nuestra vida de servicio y
veremos que Dios nos lleva a cumplir su propósito en nuestra vida:

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