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RUINAS DE SAN ANDRÉS

San Andrés es un sitio maya prehispánico de El Salvador, cuya larga ocupación


se inició alrededor del año 900 a. C. como un pueblo agrícola en el valle
de Zapotitán del departamento de La Libertad. Este asentamiento temprano fue
desocupado por el año 250 a causa de la enorme erupción de la caldera del Lago
de Ilopango, y fue nuevamente ocupado en el siglo V, junto con muchos otros
sitios del valle de Zapotitán. Entre 600 y 900 d. C. San Andrés fue la capital de
un señorío maya con supremacía sobre los demás asentamientos del Valle.
La arqueología demuestra que San Andrés tuvo fuertes contactos
con Copán y Teotihuacán, y que recibió bienes comerciados desde lugares tan
lejanos como los actuales territorios del Petén guatemalteco y Belice. San Andrés
colapsó como centro político hacia finales del siglo IX. La última evidencia de
actividad prehispánica en el sitio fue entre los años 900 y 1200 como sitio
residencial, que consiste en una capa final con fragmentos de incensarios y
cerámica pintada con escenas de sacrificio en estilo Mixteco-Puebla, los cuales
pertenecen a una fase cultural nueva, denominada como Guazapa, relacionada
con la ciudad prehispánica de Cihuatán.
Después de la conquista española, las ruinas de San Andrés se encontraban
dentro de una hacienda colonial dedicada a la ganadería y la producción de añil
(índigo). Asimismo, debido a la erupción de El Playón en 1658, el obraje de añil de
la hacienda fue sepultado, aunque quedó conservado y casi intacto.
TAZUMAL

El sitio arqueológico Tazumal está ubicado en el corazón del municipio


de Chalchuapa, departamento de Santa Ana, El Salvador a ochenta kilómetros al
occidente de la capital. Esta zona está dentro del área arqueológica de Chalchuapa,
cuya superficie aproximada es de 10 km² y donde también se localizan los sitios
arqueológicos de Pampe, Casa Blanca, El Trapiche y Las Victorias.

Su nombre proviene de la finca en donde se encontraban las estructuras


principales, cuando iniciaron las excavaciones (por Stanley Boggs) en la década de
1940s.

Consiste una serie de estructuras que fueron el escenario de un importante y


sofisticado centro ceremonial que sería ampliado en diversas etapas a lo largo de
su historia. Sería construido en el período clásico temprano (200 d. C. - 600 d. C.),
y continuaría siendo ocupado en el clásico tardío (600 d. C. - 900 d. C.) y
posclásico temprano (900 d. C. - 1200 d. C.); siendo un asentamiento de cultura
maya en el clásico y nahua en el posclásico. Viéndose influenciado a lo largo de su
historia por Copán y Teotihuacán (en el clásico), y por los toltecas (en el posclásico).
JOYA DE CERÉN

Joya de Cerén es un sitio precolombino de El Salvador situado en las proximidades


de San Juan Opico y Las Flores, en el departamento de La Libertad, en la región
centroccidental de El Salvador. Estuvo habitado al menos desde el año 400 por un
pueblo agrícola tributario de San Andrés y fue abandonado alrededor del año 600 a
causa de la erupción de la Laguna Caldera. El sitio permite apreciar la vida
cotidiana de un pueblo maya agricultor de hace 1400 años (siglo VII), el único
conocido en El Salvador.
Es uno de los sitios arqueológicos más importantes de Mesoamérica porque
muestra cómo era la vida de la gente común y corriente. Por eso se le llama a
menudo la Pompeya de América, en comparación con el sitio arqueológico
de Pompeya, localizado en Italia.
Alrededor del año 250 las grandes partes de la zona central y oeste de El
Salvador fue soterrada bajo densas capas de ceniza provenientes del volcán
Ilopango. El área fue abandonada y la evolución cultural del período preclásico
tardío maya fue interrumpida por muchos siglos hasta que la ceniza se convirtió en
suelo fértil.
El restablecimiento no comenzó sino hasta alrededor del año 400. El asentamiento
de Joya de Cerén fue fundado antes de finalizar el siglo VI.
En 1993, Joya de Cerén fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco.

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