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Y soy un pastor pragmático recuperado. Me gradué del seminario hace diecisiete años y me
convertí en el pastor principal de South Shore Baptist Church en Hingham, Massachusetts, dos
años más tarde. El seminario me proporcionó una base teológica sólida, herramientas
exegéticas agudas y una firme comprensión de la historia de la Biblia. Esa educación alimenta
Pero a pesar de mis estudios, entré en el trabajo pastoral sin algo crucial: un enfoque bíblico del
ministerio en la iglesia local. No tenía lo que Tim Keller llama una visión teológica: esa
filosofía ministerial que conecta nuestras creencias doctrinales con nuestro ministerio práctico
diario [1].
Bueno, eso no es exactamente cierto. En realidad sí tenía una visión teológica aunque
EL PRAGMATISMO EN LA PRÁCTICA
Permíteme definir a qué me refiero con «pragmatismo». Es el enfoque que dice que una iglesia
puede usar cualquier medio efectivo para ganar almas para Jesús, hacer discípulos, hacer que la
iglesia crezca o edificar el Reino. Una iglesia puede adoptar cualquier estructura, programa o
estrategia que «funcione» para alcanzar a personas para Cristo siempre y cuando la iniciativa
financiar el viaje misionero de los jóvenes. Pero además de una programación dudosa como
esa, el ministerio de una iglesia sólo está limitado por su creatividad. Siempre que se esté de
acuerdo con una breve lista de doctrinas básicas, o con un puñado de propósitos bíblicos, la
El pragmatismo tiene proverbios como: «Los métodos de la iglesia cambian, pero su mensaje
sigue siendo el mismo» y «No hay una forma correcta de hacer iglesia». Al igual que la
mayoría de proverbios, esos dichos contienen un núcleo de verdad. Pero para el pragmatismo,
estos son los gritos de guerra para una forma al estilo empresarial, orientada en los resultados y
El pragmatismo fue el sistema operativo durante los primeros siete años de mi ministerio.
Jugué con muchas aplicaciones ministeriales diferentes en esa plataforma: drama, un tercer
servicio de adoración, cafeterías y, por supuesto, muchísimos programas. Si alguien tenía una
idea ministerial y la energía para dirigirla, solía respaldarla porque, ¡podría funcionar! No estoy
sugiriendo que todas esas iniciativas ministeriales eran malas, o que las iglesias deberían
aplastar las nuevas ideas, o que no debemos ser apasionados por alcanzar a las personas. Pero
la mezcolanza programática que se formó en la iglesia era un indicativo de una visión teológica
pragmática.
Durante esos primeros siete años de ministerio, la iglesia creció constantemente en números.
Las personas llegaban a la fe y se involucraban. Todo lo que hacíamos parecía tener éxito. Y
eso es lo que importa, ¿no? Pero incluso mientras la iglesia crecía, algo más lo hacía en mi
corazón: un persistente descontento y desilusión con la forma en que hacíamos iglesia.
A pesar del aparente éxito de nuestra iglesia, mi pragmatismo me dejaba vacío y desorientado.
parecía haber varias razones para mi respuesta, derivadas de las debilidades inherentes del
pragmatismo:
El pragmatismo es agotador
Tienes que estar al tanto de las últimas tendencias ministeriales, leer los libros/manuales más
También debes conocer a las personas dentro y fuera de la iglesia para discernir qué los
cada dos años. El pastor pragmático debe ser en parte gurú del cambio organizativo, en parte
el estado actual de las personas. ¿Vienen, se quedan, se convierten, dan, participan o sirven? Si
es así, entonces no dejes de hacer lo que haces porque algo está funcionando.
Por supuesto, un buen liderazgo pastoral implica escuchar con humildad a la congregación.
Pero el pragmatismo me impulsó más allá de la sensibilidad pastoral hacia el temor al hombre.
que celebra a los practicantes exitosos. Los pastores que han descifrado el código para llegar a
los baby boomers, a los millennials, a los posmodernos o a los urbanitas atraen a multitudes de
pastores que buscan ayuda. Incluso a nivel local, cuando los pastores regulares se reúnen
inevitablemente quieren saber: uno, quién en el grupo tiene los ministerios prósperos, y dos, lo
inquietantemente relativista y arbitraria. ¿Por qué la iglesia debe seguir mis ideas y no las de
alguien más? ¿Solamente porque soy el pastor principal? ¿Por qué implementar este modelo de
iglesia exitoso en lugar de otro modelo exitoso? ¿Y cómo definimos el «éxito» o sabemos
cuando algo «funciona»? ¿Quién establece esos parámetros y en qué se basa? A veces tenía la
tres meses. Les dije a los ancianos que pensaba dedicar ese tiempo a buscar el «modelo
correcto» para nuestra iglesia en crecimiento. Mi plan era visitar más de una docena de iglesias
de todo el país para encontrar el mejor modelo de ministerio. Era el último peregrinaje
pragmático.
Pero en lugar de encontrar la iglesia correcta a la que imitar, encontré algo más en mi sabático:
la Biblia.
Para mi sorpresa, descubrí que la Biblia tiene mucho que decir acerca de la forma en que
hacemos iglesia, mucho más de lo que los pragmáticos quieren admitir. La Biblia nos da algo
más que solamente doctrinas básicas o principios ministeriales generales. Presenta una visión
teológica robusta del ministerio en la iglesia local, centrada en el evangelio y con varias
implicaciones prácticas.
preguntas como: «¿Habla la Escritura de esto?» y «¿Cómo debería el evangelio dar forma a
esta decisión?». Durante los últimos siete años me he reprogramado para pensar teológicamente
¿Qué aspecto tiene en la práctica una visión bíblica y teológica para nosotros? Se parece a la
primacía de la predicación expositiva para que la Palabra de Dios dirija nuestra agenda.
Significa que nuestros ancianos están pasando de un modelo de junta directiva a una
mentalidad de pastoreo. Se ha visto como dos servicios de adoración adoptando un solo estilo
mezclado para reflejar la unidad que vemos enfatizada en la Biblia. Ha significado (para
santuario.
Mientras escribo esto, nuestros ancianos y equipo pastoral se debaten entre decidir si seguir
servicios, también miramos lo que la Biblia dice acerca de la naturaleza misma de una
congregación. ¿Podemos ser un cuerpo que no se reúne, una familia de la iglesia que no
interactúa entre sí o un pueblo en comunión que no comparte la Cena del Señor? ¿Qué
MI REVOLUCIÓN COPÉRNICA
me siento a la deriva en el mar del pragmatismo, sino que puedo trazar un rumbo utilizándola
como sextante. Las reacciones de la gente no me desconciertan porque veo como las decisiones
ministeriales fluyen de un fundamento teológico, permitiéndome confiar en Dios aún cando las
personas no están contentas. Pero lo más satisfactorio de todo es que Dios y su Palabra han
A mis hermanos pastores que luchan por entender el ministerio, cobren ánimo porque hay
sabiduría que se puede obtener. Y comienza con el temor del Señor y su Palabra.