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Desde los ojos del hombre

Estrategias para el aprendizaje de la comunicación oral y escrita


Felipe Fernández
Paulina Sánchez Iturrieta
27/05/22

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Últimamente ha surgido en línea un nuevo término: “Male gaze”. Traducido al español sería
algo así como “la visión de hombre”. Es un término acuñado para referirse al cómo los
hombres/sociedad visualizan a la mujer, como la representan en los medios de comunicación,
en publicidad, servicios, etc. La imagen de la mujer es tomada como un objeto, un bien de
consumo, incluso, sobresexualizada por los rasgos que la conforman y juzgada por esas
mismas características. El referirse al concepto de cosificación como “male gaze” romantiza
de forma sutil la concepción que ciertos hombres tienen de la mujer, como mencionan
Arruzza, C., Fraser, N., & Bhattacharya, T. (2019) “Algunos hombres perciben a las mujeres
como entes «fuera de control» y a la sociedad moderna, con sus nuevas libertades sexuales y
fluidez de género, como algo «fuera de quicio»”. Desde temprana edad se condiciona a las
mujeres para complacer la mirada de aquellos que nos rodean. Más que “una forma de ver a
la mujer”, también se transforma en una filosofía de vida, incluso para ella misma: esa
incesante hambre masculina presentándose en su propia mente y en su forma de verse a sí
misma. La sociedad, por una forma de pensar colectiva, ve a la mujer como un objeto sexual,
algo obsceno y que debería cubrirse para evitar tragedias provocadas por otros ya que
seguramente sería su culpa por querer tentarlo.

La cosificación de la mujer es una problemática real, que tiene consigo consecuencias en el


mundo actual y afecta a la mujer diariamente. Un estudio realizado por la UN Women
Committee UK (2021) en el Reino Unido muestra una terrorífica cifra que afirma que el 97%
de la población femenina entre 18 a 24 años ha sufrido de acoso/abuso sexual, dejando fuera
un mínimo 3%. Ya sea en la calle, en su lugar de trabajo o estudio, en el transporte público
o incluso en su propio hogar, por completos desconocidos o sus más cercanos, una mujer es
una constante víctima de un depredador silencioso, por abuso de poder o por el simple placer
de hacerlo. En otro estudio hecho por la misma organización se observan estadísticas que
enseñan que cada 10 minutos, en cualquier parte del mundo, al menos una mujer se siente
insegura dentro del espacio público.

Todas las mujeres saben de qué les estoy hablando. Es la arrogancia lo que lo

hace difícil, en ocasiones, para cualquier mujer en cualquier campo; es la que

mantiene a las mujeres alejadas de expresar lo que piensan y de ser escuchadas

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cuando se atreven a hacerlo; la que sumerge en el silencio a las mujeres

jóvenes indicándose, de la misma manera que lo hace el acoso callejero, que

este no es su mundo. Solnit, R. (2018).

Las estadísticas señaladas anteriormente no se alejan de la misma realidad chilena, según un


informe realizado por Cambiarnos (2020) asegura que nueve de diez mujeres habrían vivido
acoso sexual dentro del transporte público, y que una de cien habría experimentado otro tipo
de acoso. Dosis de violencia que se ven normalizadas por la frecuente ocurrencia de éstas,
reflejo de una cultura machista y poco solidaria con el género femenino, generando así una
gigantesca inseguridad y herida en el género a la hora de enfrentarse a la sociedad y al
exterior, en su propio país. Un testimonio anónimo dejado en el OCAC (Observatorio contra
el acoso en Chile) el 2019 cuenta la historia sobre una mujer que, a las 8 de la mañana, se ve
acosada por un conductor que ella desconocía y le insistía subiese a su vehículo, situación
que, de no haber sido por otros conductores que iban pasando por allí, pudiese haber
terminado en una tragedia. Lamentablemente si existen casos en los que la víctima no pudo
ser capaz de vivir para contarlo, como los son las 17 muchachas desaparecidas en México las
cuales habrían sido todas encontradas sin vida semanas después de su desaparición. Jóvenes
las cuales, todas serían menores de edad. Es el pensamiento inculcado en los varones desde
temprana edad que la mujer es un objeto de uso, una certeza de siempre estar, “la que limpiará
tras su marido” “la que lo esperará en la casa” mientras el hombre es “quien lleva el pan a la
mesa” “el que debe sacar adelante a la familia”. Estas ideas quedan implantadas en la mente;
y son estas mismas las que contienen y justifican la normalización de la violencia.

Pero claro que quiero todo lo que un hombre puede querer, como un

hombre en un mundo de hombres, quiero desafiar la ley. Frontalmente. Sin

atajos ni excusas. Quiero obtener más de lo que me prometieron al principio.

No quiero que me cierren la boca. Despentes, V. (2019).

Hoy en día han nacido una gran cantidad de movimientos y organizaciones que se preocupan
de hablar y luchar por las mujeres alrededor del mundo, movimientos como el “Me too” u

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organizaciones como la mencionada anteriormente. Todo con el fin de enfrentarse al
pensamiento machista de la población y generar espacios seguros. Tristemente en la
actualidad no existe rincón del mundo donde no se pueda ser excusada ni pasada por
desapercibida la presencia femenina. Es prácticamente inevitable, una experiencia que
cualquiera puede narrar con detalle; no tiene edad límite ni viene con advertencia, una
constante: la “mirada del hombre”.

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Bibliografía

· Arruzza, C., Fraser, N., & Bhattacharya, T. (2019). Manifiesto de un feminismo para el 99%.
Herder Editorial.

· Cambiarnos (2020) Ella se mueve ¿segura?. Disponible en:


https://www.cambiarnos.cl/estudio-ella-se-mueve-segura-she-moves-safely/

· Despentes, V. (2019). Teoría King Kong. L'Altra editorial.

· Observatorio contra el acoso en Chile (2019) Él detuvo el auto, se bajó y me insistió: “le
estoy diciendo que se suba”. Disponible en: https://ocac.cl/el-detuvo-el-auto-se-bajo-y-me-
insistio-le-estoy-diciendo-que-se-suba/

· Solnit, R. (2018). Los hombres me explican cosas. Capitán Swing Libros.

· UN Women National Committee (2021) Safe Spaces Now. Disponible en:


https://www.unwomenuk.org/safe-spaces-now

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