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Curso de recuperación 1ª Área (Social)

Mauricio Méndez Cortés Grupo 4


Narración de un cuento Ing. Enrique Melo Guerrero

“Escuché un ruido y me escondí en el armario.”


Anochecía y me encontraba solo en casa. Mis padres habían salido a una
cena de negocios al centro de la ciudad.
Mientras ellos habían salido, yo me había quedado en el gran departamente
jugando gustoso en casa, no había quien me supervisará, ni quién me mandará a
la cama temprano en esa noche. Tenía diversos juguetes, entre ellos carros,
muñecos y una o dos pelotas con las que pasaba Buenos ratos de diversión.
Sin darme cuenta, transcurrían cerca de las diez de la noche, todo iba bien,
continuaba jugando y fuera solo se encontraba lloviznando muy leve. La noche
avanzó y la tormenta se hizo presente en su esplendor. Había truenos y
relampagos muy frecuentes.
No tardó en caer el primer relámpago con gran estrépito y con él, la luz se
ausento en todo el edificio. Con la tormenta y ahora sin luz en el departamento,
comencé a ver qué sombras y que estás se movían, las que jugaban con mi mente
de tan solo ocho años de edad. Con la poca luz que emanaba de los edificios
vecinos, creí haber visto como figuras que se formaban en la sala iban y venían de
un lugar a otro.
Sin saber que era aquello que creí haber visto esa noche en el
departamento, el miedo comenzó a inundar mi mente, el cuerpo se me erizaba,
sentía los cabellos encrespados, mis manos sin motivo aparente tenían un ligero
temblor y mis piernas no respondían.
Me encontraba, sin saberlo, cerca de una mesa de centro en la sala,
observando aquel excelso y espeluznante escenario en el qué marchaban todas
aquellas sombras a ritmo hacía mí. Continué, sin poder moverme, temoroso en
ese lugar y tiritando con mayor notabilidad que la mesa de centro comenzó a
vibrar.
Con un estruendoso ruido, un vaso colocado en la mesa de centro,
comenzó a moverse a un extremo, y sin demora se desplomó al suelo. El miedo
en mí aumento en gran medida que al escuchar aquel ruido, mi corazón comenzó
a latir tan rápido que sentía se salía del pecho. Gire cautelosamente para saber
que había Sido aquel horrible ruido, y al momento de ir dando vuelta me pareció
haber visto una figura que se dirigía hacía dónde me encontraba resguardado al
mismo tiempo que un relámpago se hacía presente. La figura junto con el sonido
causado por el relámpago, provocó en mí un gran miedo que me hizo pararme sin
pensarlo y correr.
Seguí corriendo sin rumbo, a pesar de que conocía perfectamente el
departamento, hasta que al fin logré llegar a una habitación, y afortunadamente
encontré una puerta y pude acceder hasta poder encerrarme en el armario. Ahí
me quedé y decidí no salir pese a que advertí que la luz se había restaurado en el
departamento.

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