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Liliane Moura
Liliane Moura
Textos
Renato de Oliveira
Ilustraciones
Nathália Vernizzi
Traducción
Eloy Couceiro
Revisión
Denis Cavallini
Portada, Proyecto gráfico y Maquetación
Título original
Viajando nas Estrelas
Infantil-juvenil
Contacto: www.lilianemoura.com.br
Email: lmouramm@gmail.com
DEDICATORIA
Dedico este libro a mis hijas Tatiane y Tammy que me inspiraron con su amor. A mis
padres, que me dieron la libertad de ser y existir. A mis amigos espirituales que me acompañan
y a los hermanos de otras Esferas. A todos los niños y padres que educan a sus hijos en base al
amor, a la fraternidad y a la igualdad de almas. A mis amigos, Renato, Nathália, Eloy y Denis,
que me han ayudado a materializar este trabajo. ¡Que este “Viaje” les ayude a llegar a la
eternidad de lo que ya somos! ¡Paz y Luz!
Liliane Moura
INTRODUCCIÓN
Mientras duermen, Talita y su hermanita Milly salen de sus cuerpos en un viaje astral
donde conocerán a un amiguito de otro planeta, Txan, que les lleva a aprender cosas sobre el
Universo, la vida fuera de la Tierra y al encuentro con las personas que ya se han ido.
Constatando que la muerte no existe, aprenden la alegría de vivir, ¡ya que son eternas!
Esta Obra habla sobre el ecosistema y la protección del medio ambiente, sobre
nuestras emociones y sentimientos, la meditación, la bioenergía, la amistad, el amor y ¡servirá
para comprender mejor la diferencia entre nuestros sueños y nuestros viajes astrales!
Talita siempre fue una niña alegre, divertida y con mucha imaginación. Le encantaba
dejar su pequeño cuerpo durmiendo en la cama y salir volando con su espíritu por la ventana
de la habitación, igual que los superhéroes de los cómics. Cada vez que volvía de sus viajes se
despertaba e intercambiaba aventuras con su hermanita Milly.
—¡Milly! ¡Encontré a mamá fuera del cuerpo y volamos juntas por encima de unas
montañas cubiertas de hielo!
El Viaje Astral era algo que la madre de Talita y Milly conocía bien, puesto que ya
desde pequeña se interesó por esas aventuras; así que cuando sus hijas empezaron a vivir
estas experiencias siempre escuchaba atentamente sus historias. Ella les enseñaba que era
natural que las personas dejasen sus cuerpos físicos durmiendo y se fuesen con sus cuerpos
astrales hacia otros lugares, pero que no todas lo recordaban después.
Muchas veces Milly encontraba a su hermana fuera del cuerpo en un lugar que parecía
un colegio, donde aprendían muchas cosas; una de las enseñanzas era ver los colores que
rodeaban a las personas, plantas y animales.
—¡Mira, Talita! ¡Hay una pequeña nube blanca alrededor de esta flor! ¡Qué bonita!
—¡Es verdad, Milly! ¡Y tiene otro color alrededor! ¡Es naranja! Recuerdo que
aprendimos en la Escuela Astral que esto es el aura. Es muy divertido, ¿no?
Talita tenía muchas amigas. Y siempre que podían hablaban sobre sus "sueños". Para
ellas eran solo fantasías y no realidades como lo eran para Talita y para Milly. Tal vez porque
sus madres no sabían nada sobre el tema y, por ello, decían a sus hijas que era pura
imaginación de sus cabecitas.
Un cierto día, en la hora del patio del colegio, Talita encontró a su hermana Milly
consolando con un abrazo a una amiguita que lloraba por haber "soñado" con su abuela que
había muerto y que echaba mucho de menos.
—No llores Carol, ¿no sabes que, en verdad, nadie muere? Tu abuela sigue viva en otro
lugar, cuidando de ti. Cuando duermes, tu espíritu sale del cuerpo y puede hablar con otros
espíritus. Por eso te encontraste con ella.
—Ah... ¿Entonces no fue un sueño, Milly? ¡Qué bien! Me siento más feliz de saberlo.
¿Qué más se puede hacer fuera del cuerpo?
—¡Un montón de cosas! Puedes volar sobre el mar, ir hasta las estrellas, jugar en
parques, conocer a personas y visitar a otras que no ves desde hace tiempo.
Al escuchar la conversación entre las dos, Talita aprovechó para contarle sus
experiencias a Carol.
—Milly, ¡se te ha olvidado decir que también podemos conocer lugares como
bibliotecas, colegios y grandes jardines con flores de colores!
—Es verdad Talita, ¿te acuerdas cuando fuimos a un Templo que parecía una Iglesia
donde los niños vestían de azul, eran calvos y algunos tenían el pelo muy largo recogido en una
coleta? Rezaban en un idioma que yo no conocía...
—Es verdad, Milly, y después de una semana, mamá y papá nos llevaron a conocer un
Templo y cuando llegamos allí vimos que era igualito al que habíamos ido fuera del cuerpo,
¿verdad?
Carol se estaba divirtiendo mucho con toda esa información. Aprendió que esas
aventuras eran conocidas como Viajes Astrales y que, muchas veces, además de tener estas
experiencias fuera del cuerpo, soñábamos fantasías también.
Empezaba a hacerse tarde cuando Milly y Talita llegaron a casa y su mamá les pidió
que fueran a la panadería a comprar panecillos para la cena. Las dos iban hablando por el
camino cuando Milly, al mirar al cielo, se asustó al ver algunos puntos luminosos que se
movían, como si fueran pequeñas estrellitas subiendo y bajando y haciendo círculos, hasta que
de repente una de ellas, la más grande, se transformó en una gran bola de luz, como una Luna
llena, y desapareció de repente dejando un rastro en el cielo. Volvieron corriendo a casa y se lo
contaron a su madre. Ella dijo que podría ser una estrella fugaz o incluso una nave
extraterrestre, ya que en aquel barrio era muy normal que aparecieran.
Milly y Talita se quedaron tranquilas con la naturalidad en que su madre dijo aquello.
Cenaron y se fueron a la cama.
Esa noche Talita, al salir de su cuerpo, se encontró sola, sin su hermana. Pensó que
Milly aún estaría intentando quedarse dormida o que ya se habría marchado a otro lugar; era
normal que eso sucediera. Cuando Talita se dio cuenta de que estaba en el jardín de su casa,
percibió otra presencia a su lado. Fue una gran sorpresa: por primera vez estaba frente a
frente con un ser de otro planeta: ¡un Extraterrestre!
—¿Quién eres? —preguntó Talita, aún sorprendida.
—No tengas miedo, soy solo un amigo. Vengo de otro planeta. Me llamo Txan.
¿Quieres conocer la nave de mi padre y mi planeta?
—¿¡¿¡¿Yo?!?!? ¿Salir de mi planeta? ¡¿Y mi madre y mi hermana, se quedarán solas?!
—No te preocupes Talita, volveremos antes de que todas os despertéis. ¿Vamos?
Tienes muchas cosas que aprender en este viaje...
Al llegar a la nave, Txan le presentó su padre a Talita. Su nombre era Dmix. Un hombre
alto y rubio con el pelo largo y liso. Le esbozaba una ligera sonrisa. Talita se preguntaba todo el
tiempo cómo un extraterrestre podía parecerse a la gente del planeta Tierra. ¡Ella había visto
en los cómics y en películas que eran bajitos, cabezones, de ojos grandes y terroríficos! Pero
eso no se parecía en nada a lo que estaba viendo: seres iguales que ella y muy buena gente.
Txan le explicó que existen seres como esos de las películas, pero no son malos, al
revés, también son buenos. Se sentía segura y protegida a su lado. Enseguida quiso saber un
montón de cosas, ya que Talita era muy curiosa.
—Sr. Dmix, ¿tú también eres un espíritu como yo? Quiero decir, ¿estás fuera del
cuerpo mientras tu otro cuerpo sigue dormido en su cama?
A Dmix, Talita le pareció muy lista por su pregunta y le respondió, sonriendo:
—Puedes llamarme Dmix, Talita. Todos somos espíritus, pero entiendo lo que me
quieres decir. Ahora no estoy durmiendo, pero algunas veces sí que os visitamos mientras
nuestros cuerpos físicos descansan en nuestras camas.
—¿Por qué necesitamos el cuerpo físico? Cuando estoy solo con mi cuerpo astral
puedo volar hacia donde quiera, saltar más alto, conocer muchos lugares rápidamente... ¡¡¡Me
siento libre!!! ¿Me puede contestar? —preguntó Talita.
Txan se limitaba a sonreír a su padre ante tantas preguntas. Con calma Dmix contestó:
—Talita, debes valorar tu cuerpo físico, pues a través de él respiraste por primera vez,
a través de él conociste la belleza, el placer de sentir el tacto de una flor... fue a través de él
que por primera vez te percibiste como un ser vivo, pues fue el primer instante de tu vida. Es a
través de él que descubrimos las sensaciones.
Las palabras de Dmix llegaron al corazón de Talita. Cómo le gustaría que Milly y sus
padres estuvieran con ella. Curiosa, en seguida se puso a preguntar:
—Txan, ¿tú juegas en tu planeta?
Txan se rió mucho y en seguida su padre contestó por él:
—Talita, vas a conocer nuestro planeta. Así se aclararán todas tus dudas, ¿vale?
—Pero... ¿vamos a tardar mucho, Dmix?
—No te preocupes por el tiempo; como te dije, volverás antes de que todos
despierten. ¿Vamos? ¿O tienes miedo?
—¿Miedo? ¿Yo? ¡Estoy lista!
Al llegar con la nave al planeta, Talita avistó una plaza llena de árboles y bellísimas
flores con colores que jamás había visto en la Tierra. Sus cantos parecían música de verdad.
Mientras caminaban y observaban las casas que parecían de cristal, preguntó:
—Dmix, ¿por qué existe el miedo?
—El miedo no existe, querida Talita. Ha sido inventado por las personas. El miedo es lo
opuesto al Amor. Cuando amamos, no sentimos miedo, pues el amor nos da coraje, fuerza,
voluntad y placer para vivir con felicidad y alegría. El miedo nos hace sentir frágiles,
quitándonos la curiosidad de conocer la vida, de conocernos... De querer saber quién es Dios...
Y de dónde venimos.
—Es verdad Dmix, cuando siento miedo, me siento desprotegida, ¿por qué?
—Porque en ese momento no confías en tu Luz. Cuando sientes miedo te distancias de
ella, o sea, de tu corazón. Y el miedo te hace sentir sola en la oscuridad. Pero cuando volvemos
a confiar en nuestra fuerza, esa Luz se fortalece y el miedo desaparece, ¿entiendes? Estar en tu
Luz es ser lo mejor de ti misma. Y cuando eres lo mejor de ti misma, el Universo te protege. A
eso se le llama paz de espíritu. Es cuando sientes un entusiasmo por hacer cosas buenas en tu
vida. Es cuando tu luz está encendida.
—¡Ah! Ahora entiendo porqué el miedo me deja triste... Es porque mi lucecita se
apaga, ¿verdad, Dmix? ¿Tú también tienes una lucecita, Txan?
En ese momento, Txan le miró a Talita en sus ojitos y dijo, esbozando una sonrisa:
—Es esa Luz la que ilumina mi camino por la vida. Te voy a enseñar un truco, Talita:
siempre que tengas dudas a la hora de tomar una decisión entre dos caminos, cierra tus ojos,
lleva tu pensamiento corazón adentro. Empieza a imaginarte escogiendo el primer camino...
¿Cómo te sientes? ¿En paz? ¿Qué sientes en tu corazón? Si es paz, esta es la decisión correcta
que tu propia luz te ha enseñado. Solo la luz de tu espíritu puede traerte la solución y la paz
que necesitas.
—¡Uau! Gracias Txan. Le enseñaré esto a Milly.
Ya estaba amaneciendo cuando Milly entró corriendo en la habitación de Talita
llamándola para jugar, pues era sábado y tenían todo el día para divertirse. Talita, aún medio
atontada con tantos descubrimientos durante su viaje a otro planeta, enseguida quiso contarle
todo a su hermana, pero Milly estaba tan eufórica por jugar que ni le prestó atención. Así que
Talita creyó que era mejor dejarlo para luego y divertirse. Seguro que más tarde, por la noche,
su hermana estaría deseosa de escuchar su aventura. Mientras jugaban, Milly se distrajo por
un momento al observar una luz que brillaba justo por encima del sitio donde estaban y llamó
su hermana para que también la viese.
—Talita, ¿qué es aquella luz tan grande? ¿Las estrellas no aparecen más tarde?
Como Talita ya estaba más acostumbrada enseguida le contestó a su hermana que
podrían ser sus nuevos amigos de otro planeta.
—¿Has conocido otro planeta, Talita? ¿Por qué no me has llamado? Ya lo sé, a ellos les
gustas más que yo, ¿verdad? —dijo Milly llorando.
—Milly, no te pongas triste hermana mía —dijo Talita con una sonrisa expresando
Paciencia—. En breve, también los conocerás...
En seguida la nave dio una vuelta entre las nubes y se fue. Talita entendió aquello
como un "hola" de sus amigos. Hizo un saludo en su dirección y volvió a divertirse con su
hermana.
Cuando llegó la noche, Talita aprovechó para contar toda la experiencia a sus padres.
Milly, enfadada por no haber ido con su hermana a conocer otro planeta se quejó a su madre:
—Mamá, ¿por qué no pude ir junto a mi hermana? ¿Porque soy pequeña y aburrida?
Ellos creen que soy tonta, ¿no es verdad, mamá? Que no voy a entender nada... —dijo Milly
llorando. Con paciencia, su madre la abrazó y dijo:
—Hija mía, tú no eres ni aburrida ni tonta. Eres una niña muy lista y muy curiosa,
siempre quieres saberlo todo. No debes sentirte así, menos que los demás, pues cada persona
tiene un valor único: tienes que amarte a ti misma, valorarte para que cosas buenas te
sucedan, ¿entiendes? Si te crees mala, a tu alrededor solo llegarán malas situaciones.
Recuerda, Milly: las personas te tratan como tú te tratas. Y si tú te tratas mal, ¿cómo pueden
las personas tratarte bien?
—Pero yo quería ser igual que mi hermana...
—Milly, querida, sé siempre tú misma, pues todos tenemos la libertad de ser lo que
queremos en la vida, ¿sabes? Nuestra responsabilidad es descubrir lo que tenemos de mejor
dentro de nosotros y ofrecer al mundo nuestra contribución para una vida mejor, no solo para
nosotros como para toda la humanidad, ¿comprendes? Somos todos diferentes, cada persona
tiene su forma de ser. Lo importante es descubrir cómo marcar la diferencia en este planeta.
Tú, con tu forma de ser, alegre, amorosa, siempre feliz, ya eres de gran ayuda, pues irradias
mucha luz allá donde vas, así como tu hermana... Nunca desprecies tu voluntad, hija, pues de
ella nace la capacidad de experimentar algo que podría realizarte y hacerte muy feliz. Y si tú
estás feliz, ¿quién podrá estar triste a tu lado? Ahora venid las dos y dadme un beso de buenas
noches.
—Dmix, ¿es por eso que mi madre siempre dice que debemos tratar con amor desde
una planta hasta el mismo planeta? —dijo Milly.
—Es verdad, Milly. ¿Sabíais que al entrar en el mar por la noche podéis ver ese
plancton? Es luminoso, como luciérnagas brillando. ¡Es un espectáculo maravilloso! ¿Y sabíais
también que cuando cantáis o ponéis una música suave cerca de una planta, ésta crece más
bonita? Haced la prueba: plantad dos habas por separado, cada una en un vaso. Regadlas
todos los días, pero con una diferencia: a una habladle, cantadle... a la otra, simplemente
regadla. Después veréis el resultado. ¡La que recibe más atención crecerá más rápido y más
bonita! Y el planeta también permanecerá bello si le tratamos bien siendo buenos ciudadanos,
respetándolo sin envenenarlo. Por esta razón estáis aquí. Los niños sois el comienzo de todo.
Todo lo que se hace para enseñar un niño, se hace por una razón importante: sois el futuro de
vuestro planeta.
Talita y Milly estaban contentas por aprender tantas cosas, pero en el fondo de sus
corazones, se sentían tristes por saber que existen personas capaces de destruir la naturaleza.
Txan, al leer sus pensamientos, les dijo:
—Niñas, no os pongáis tristes, ya que siempre existe esperanza. Las personas no saben
lo que hacen porque no han despertado aún para la verdad Universal, que es el Amor. La
evolución pertenece a todos, sin excepción. Lo importante es que practiquéis lo que estáis
aprendiendo.
En ese momento, Dmix llamó la atención de todos para mirar algo a través de la gran
ventana.
—Mirad, niños. Vamos a acercarnos al planeta para que veáis algo. ¿Veis esas tierras?
Son los continentes. Allí está Europa, al lado de Asia, cerca de África, las Américas... ¿Estáis
viendo algo que marque la frontera entre los países?
—No Dmix —dijo Milly—. En realidad, no es posible saber ni siquiera quién es quién.
Todos se rieron y Txan aprovechó para hablar.
—Si no existen marcas en el suelo que separen un país del otro, ¿por qué tiene que
haber tantos gobernantes, si todo es una sola cosa? El planeta debería tener solamente un
gobierno y todos deberían hablar el mismo idioma. En planetas más evolucionados no existe
nadie que mande. Existe el respeto a todos, la ayuda a todos. Somos regidos por la Ley
Universal. Si todos se miraran y sintieran que son parte de un mismo Universo, se amarían de
verdad. Sentirían que son partes de Dios que a todo y a todos los crea, sin diferencias. Pues
Dios es sensación, Él es quien nos inspira a sentir el Amor dentro de nosotros. Cuando os deis
cuenta de que el Amor es el sentimiento más elevado que existe, sentiréis explotar la Luz en
vuestros corazones e irradiarse a todas las personas. No habrá más motivos para las guerras,
pues ya no habrá apego a las cosas y a las posesiones. Las personas comprenderán que todo
puede ser de todos.
Al despertase, lo primero que hicieron Talita y Milly fue abrazar muy fuerte a sus
padres.
—Mamá, esta noche he aprendido más cosas sobre Dios y sobre el Amor. Me he
despertado con ganas de decirte que te quiero mucho a ti, a papá y a toda mi familia. ¡Y amo a
todo el mundo también!
Talita y sus padres rieron mucho con Milly.
—¿Qué más has aprendido, Milly? —preguntó su padre.
—Que nosotros, los niños, ¡somos el futuro de nuestro planeta! —contestó Milly—.
¿Qué te parece, papá?
—Que es verdad, hija mía —contestó su padre—. Los niños expresan con naturalidad
todo lo que sienten y piensan. Todo sin maldad y sin miedo. ¿Vosotras sabíais que los indios no
conocen la palabra miedo? Desde pequeños ya salen a cazar solos en medio de la selva. Crecen
sin miedo, ya que son puros de corazón. En realidad, hija mía, existe un lado bueno en todos
los adultos. Es el lado infantil que cada uno lleva dentro de su corazón lo que con el tiempo
olvidan. Es el lado alegre y sin maldad. Aprended una cosa queridas mías: si tocáis el lado
bueno de todos solo os devolverán lo que tienen ellos de bueno. Cuando miráis las cualidades
de una persona aprendéis a no juzgar ni a condenar, pues estáis comprendiendo la evolución
del otro. Estáis aceptando su forma de ser. Eso se llama respeto.
—Uau, papá, ¿tú también estás aprendiendo todo esto con seres de otro planeta? —
preguntó Talita.
—Algunas cosas sí; otras, la propia vida me las ha enseñado. ¿De qué sirve tanta
información si no ponemos en práctica lo que aprendemos? Poner en práctica significa vivir lo
aprendido. Bueno, ¿qué tal si nos vamos todos ahora a la playa?
—¡Qué bien! —gritaron las niñas. Arreglaron las cosas y cogieron la carretera.
—Habéis llegado a tiempo para jugar en la arena y bucear en el mar.
—Hijas, ¿estáis sintiendo cómo la energía del sol entra en vosotras? —dijo su madre.
—Sí mamá; es como si el sol y yo fuéramos una sola persona. ¿Es eso posible, mamá?
—preguntó Talita.
—Sí, hija. Cuando pones tu atención en todo lo que la vida te ofrece, lo aprovechas de
una forma más saludable. Ese es el propósito de la vida: enseñarte que la maravilla está en
cada instante. La naturaleza es bellísima y nos enseña mucho.
—Mamá, me siento tan feliz de poder ver lo que es bello y sentir esa paz... —dijo Milly.
—Yo también, hija. Es una pena que la mayoría están adormecidos pensando que la
vida no tiene maravillas, que todo es peligroso aquí. No se paran a sentir el perfume de las
flores, no escuchan el sonido de las olas, no perciben su propio caminar, ni tampoco escuchan
su respiración. Solo valoran el sufrimiento. Pero no se dan cuenta de que el sufrimiento lo
causa el olvidarnos de quiénes somos. Cada vez que alguien empieza a sentir que cada
momento de la vida es bello, está empezando a despertar el amor que existe en su corazón.
Una vez aprendí que la vida no habla con palabras, sino a través de situaciones. Coloca
sensaciones en tu mente para que entiendas y recibas en tu corazón el lenguaje del Universo.
Aprendí también que la vida siempre te trae aquello que necesitas comprender. A veces es a
través de un libro, de las palabras de un amigo o incluso de un accidente. Pero necesitas saber
escuchar. Y saber escuchar es estar en comunión con Dios en tu corazón. Es saber dejar que tu
inteligencia vea con los ojos del espíritu. De esta forma, hija, todos empiezan a mirar la vida
como un paraíso a descubrir; y con eso aprovechan cada instante, ¿entiendes?
—Lo he entendido, mamá —dijo Milly, levantándose y sacudiendo la arena de su
cuerpo.
En ese momento, Talita se levantó y llamó a todos para caminar y coger conchitas en la
arena.
Cuando terminaron de tomar los zumos, Milly y Talita corrieron al agua para lavar sus
chanclas y, muy cerca, vieron a una pareja discutiendo.
Notaron que se gritaban mucho el uno al otro. Se acercaron a sus padres y Talita
comentó:
—Vaya. No entiendo porqué los adultos se pelean tanto y se ponen tan nerviosos.
Al escuchar a Talita, su madre dijo:
—A veces una persona no está de acuerdo con lo que piensa la otra y empiezan los
conflictos, la falta de comprensión y de respeto, en vez de hablar con calma y de llegar a un
acuerdo, ¿entiendes, hija? En muchos momentos las personas dejan que los problemas
interfieran en su paz interior. Es como el mar. Míralo. Observa sus olas.
—¡¿El mar?! ¿Qué tiene el mar, mamá? —preguntó Milly.
—Mirad hacia alta mar, bien lejos de la playa, donde no hay olas. ¿Sentís qué tranquilo
es? Aquello es el corazón del océano. Ahora, mirad las olas. ¿Percibís como una rompe detrás
de otra en la arena? El mar, aún sabiendo que sus olas romperán en la arena, permanece
calmo y en paz. Así deberían ser las personas. Aún con sus problemas diarios tendrían que
sentir calma y tranquilidad en sus corazones para poder resolverlos. Las olas son como los
problemas del día a día de las personas. Y la alta mar, como sus corazones serenos.
Tras la explicación de su madre, Talita comentó:
—Aquella pareja, en vez de pelearse, debería mirar al mar y aprender de la propia
naturaleza, ¿no es así, mamá? —dijo riendo. Justo enseguida, Milly también dijo:
—Y si no aprendieran al menos estarían mirando un bonito paisaje en vez de estar
gritándose el uno al otro.
Todos se rieron mucho, pero ya era hora de marcharse.
Milly, ya fuera del cuerpo, notó otras presencias en su habitación: una niña y una
mujer.
—¿Quiénes sois? ¿También venís de otro planeta?
—No. Somos amigas espirituales, Milly.
—¡Ah! Vivís en ciudades astrales, ¿no es así? ¿Sois espíritus que ya han muerto y nos
ayudáis en este vida?
—Exactamente, querida. Hemos venido a buscarte para que conozcas un lugar y
vuelvas a ver a una persona a la que quieres mucho. ¿Vamos?
—Vaya, ya estoy ansiosa.
—Ansiedad, Milly, es esperar por algo que aún no ha pasado. Y eso te hace perder la
oportunidad del momento presente. Si no calmas tus emociones serás atraída de vuelta a tu
cuerpo y despertarás, perdiendo toda la experiencia. Ahora cierra los ojos y piensa en la
palabra Luz...
Al abrir los ojos, Milly y sus amigas aparecieron en un jardín con algunas personas.
Unas caminaban, otras meditaban. Junto a ellas había enfermeras. Milly preguntó:
—¿Este es un Hospital del plano astral?
—Sí. Aquí recibimos espíritus que han muerto en la Tierra y que necesitan ayuda antes
de ir a otras ciudades astrales.
—¡¿Por qué necesitan ayuda si ya han muerto?!
—Milly, no todos aceptan la muerte. Nuestro trabajo aquí es explicarles que están en
otro plano. Enseñarles amigos y familiares que ya habían muerto para ayudarlos en la
aceptación de una nueva vida. Damos cursos y enseñamos trabajos que pueden aprender para
perfeccionar los dones que les servirán en una próxima vida. La reencarnación.
—El amor es eterno, querida mía. Jamás olvidamos a quiénes amamos. Vamos a
caminar un poco...
Su abuela le dijo que no sufriese por su ausencia, y sí que sintiera y valorara más la
presencia de aquellos que estaban a su lado. Después de un rato, se despidieron con mucho
cariño. Fue una noche de muchas lecciones. Pero... ¿dónde estaría Talita?
Aún era de noche cuando Talita fue despertada por Txan en su habitación.
—¿Vamos a dar un paseo? —dijo Txan.
—Txan, ¡¿dónde está Milly?!
—Fue a visitar un hospital en el plano astral; y también a tu abuela.
—Qué bien, Milly echa mucho de menos a la abuela. Yo también he hablado con ella
algunas veces estando fuera del cuerpo. En el Plano Espiritual, ¿solo hay espíritus? ¿Son
nuestros ángeles de la guarda?
—Unos son desencarnados y otros, como nosotros, son encarnados que ayudan
cuando salen del cuerpo al dormir. Muchas personas en tu planeta ni siquiera imaginan que
existimos y que hacemos ese trabajo. ¡Mucho menos creen en espíritus! ¿Has pensado alguna
vez cómo sería si nosotros, los extraterrestres, apareciéramos con nuestro cuerpo físico
delante de vosotros? Desgraciadamente la gente aún no está preparada, pues creen que
somos malos. Se hacen películas y reportajes, que echan en los cines y en la televisión,
enseñando exactamente lo contrario de lo que somos y de lo que queremos de vosotros. No
queremos guerras ni conquistar vuestro planeta, Talita. Solamente queremos enseñaros a que
os améis más, a vosotros y a vuestro mundo, para que no acabéis con vuestra propia raza,
destruyéndoos los unos a los otros. Aunque no creáis en amigos espirituales ni en seres de
otros planetas, os ayudamos igualmente.
—La pureza es el coraje de asumir lo que sientes en tu corazón. Es tener el valor de ser
diferente y aceptar las diferencias de los demás con simplicidad. Las diferencias existen
exactamente para hacer la gran diferencia. De esa manera, nos autoconocemos y nos
aceptamos como somos, sin incomodarnos con lo que piensen los demás de nosotros. Lo
importante es lo que piensas de ti mismo. Como ya dijimos, cada uno tiene su individualidad.
Tú eres único en el universo. Cada ser es diferente de otro ser, aún siendo creado por el mismo
Dios.
Talita, en esos momentos, estaba pensando en cómo era tímida a veces delante de las
personas. Txan, al leer sus pensamientos, dijo:
—Talita, si lo que tienes para mostrar es bueno, guarda en una cajita la opinión de los
demás. Aprende a ser tú misma. No tengas vergüenza de ti, ya que la vergüenza significa que
te gustaría ser más de lo que eres. Eso quiere decir que no te aceptas cómo eres. No te valoras.
Con eso sientes vergüenza de mostrar tu lado verdadero, sintiendo miedo a que los demás no
te acepten cómo eres. Ámate, ya que el amor es la mayor motivación que existe en el Universo
para que estemos siempre en evolución y mejorando como seres inteligentes.
—Txan, mi madre siempre dice que el amor no es un sentimiento que tenemos que
buscar en algo. Ella dice que el amor ya es el propio Ser. Que estamos hechos de amor.
—Y es verdad, Talita. Si Dios es amor, si Dios nos ha creado, somos dioses del amor.
Por eso no es necesario llamar al amor, ya está en nosotros. No es necesario pedirle que venga
a nosotros y sí dejarlo salir, liberarlo de nuestros corazones. No se pide el amor. Se da. Solo se
obtiene el amor amando.
—Vaya Txan, me gustaría tanto que las personas de mi planeta se amaran más y que
fueran más felices. ¿Por qué es tan difícil?
—No existe nada difícil Talita; tan solo mientras pienses que lo es. Recuerda: para
conocerte mejor y evolucionar vigila tus pensamientos, observa las ideas en las que crees de
verdad. Practicando eso tendrás el poder de sacar de tu mente las ideas que perjudiquen tu
evolución. La dificultad es una de ellas, que puedes empezar a sustituir por facilidad. Cuando
quieres mucho algo y sientes en tu corazón una sensación agradable, es tu espíritu deseando.
Cuando el deseo viene de él viene en forma de amor. Y el amor, siendo el poder más grande
del Universo, elimina las dificultades. Y todo sucede con más facilidad.
—Txan, ¿cómo puedo saber si lo que quiero viene de mi corazón, o mejor, de mi
espíritu, o no?
—Siente, Talita. ¿Qué sensación te viene junto con el deseo? ¿Es de paz? ¿Te hace
sentir completa cuando te imaginas teniendo lo que quieres? Entonces viene del espíritu. Si no
viene de él viene de tu mente, tan solo de tu cabeza. Es un querer sin amor, y cuando no existe
amor en un deseo es porque tu mente se ha colocado por delante de tu corazón en ese
momento.
—Lo he entendido, Txan. Es como si lo que quisiera fuera tan solo para enseñar a los
demás y no para mi misma, ¿verdad?
En la noche siguiente despertaron fuera de sus cuerpos, dentro de la nave. Había una
persona más, una mujer.
—Os presento a mi madre, Líris.
—Txan me ha contado todo lo que habéis hablado. Es muy bueno que conozcáis otras
culturas y otras formas de vida, ¿no os parece?
—Estamos aprendiendo muchas cosas...
—¿Qué más os gustaría saber? —dijo Líris.
—Me gustaría saber si en vuestro planeta rezáis como en el nuestro —preguntó Talita.
Nos quedamos en silencio y ninguna pregunta nos vino a la mente, porque en ese
momento, natural e intuitivamente, teníamos todas las respuestas. El más profundo sentido
de toda la existencia nace en nuestros corazones: el amor. Y en ese encuentro solo queremos
expandir ese sentimiento a nuestro alrededor, emanando rayos de luz hacia todas las
personas. Es un momento de paz.
—Vaya, ¡ahora entiendo porque a mi madre le gusta tanto meditar! —dijo Milly
sonriendo.
Talita, que solo estaba escuchando la conversación entre Milly y Líris, decidió
preguntar también:
—Líris, ¿la paz nos trae inteligencia?
—Cuando estás en paz consigues prestar más atención a ti misma y a tu alrededor. Y
cuanto más te conoces, más te entiendes; por lo tanto, más entiendes a los demás. Cuanto
más estás contigo más te sentirás bien al estar con los demás. Aprendes a no despreciar a
nadie; pues quién ama, ama a todos y a nadie desprecia.
—¿Quieres decir que si medito seré más inteligente?
Todos se rieron y Líris contestó:
—Porque sois puros de corazón, no habéis aprendido aún la maldad. Solo veis el lado
bueno de los demás. Cuando tu madre se pelea contigo enseguida lo olvidas, no te importa.
Eso es porque tienes la pureza en tu corazón. No has aprendido a guardarle rencor a nadie. El
adulto no; cuando pierde el niño en su interior pierde también la pureza y entra en la maldad
de los demás. Y eso solo perjudica su corazón.
—¿Sabes, Líris? Tengo algunas amigas en el colegio que me dicen que sus madres les
enseñan que no deben decir todo lo que piensan a las personas, que no deben sonreír
demasiado ni llorar para no pasar vergüenza delante de los demás. Yo creo que eso no es ser
natural, ¿no te parece?
—Claro que no es natural, Milly. De esa forma las madres están reprimiendo los
propios impulsos de cada niño. Con el tiempo, cuando sean mayores, estos impulsos se habrán
transformado en complejos de inferioridad, haciendo que se sientan menos que los demás,
dando más importancia a los demás que a ellas mismas. Son pocas las madres que saben que
deben trabajar bien los impulsos de sus hijos, con firmeza y con cariño, sin negarlos para que
en el futuro se transformen en grandes talentos.
—Por ejemplo: si un niño tiene la manía de hablar mucho, de contar historias, etc.,
podrá desarrollar el talento de ser un escritor, un profesor, o hacer teatro, entre otras cosas.
Pero si su madre ve esa cualidad como un defecto creerá que es un niño aburrido que habla
demasiado y le mandará callar siempre, conteniendo su expresión y haciéndole pensar que es
un inútil, que nadie presta atención a lo que dice, dejándolo con un complejo de inferioridad,
¿entiendes? Mientras una madre valora la naturalidad como talento, la otra lo menosprecia
como defecto. Y aprended una cosa más, niñas: los defectos no existen. Los defectos son
cualidades mal desarrolladas, ¿vale?
Todos se rieron.
Mientras hablaban bajaron con la nave hasta el planeta de Txan y se pusieron a
caminar para conocer otros bellos lugares.
—Si yo viviera en un sitio como éste, Líris, sería mucho más fácil tener en mi mente
solo pensamientos positivos y bellos, ¡puesto que todo aquí es maravilloso! —dijo Talita.
—Es verdad, mi hermana —dijo Milly—. Las personas no tendrían por qué hacer
guerras o pelearse y causar sufrimiento.
En ese momento Txan escuchó el comentario de sus amigas y dijo:
—Os olvidáis que los malos pensamientos os vienen a la mente porque les dais poder a
los demás, concediendo más importancia a lo que dicen ellos que a vuestros propios
sentimientos.
»Todos tenemos un poder personal único. Es el poder de la elección. Puedes, a través
de él, escoger qué pensar, decidir qué es verdad para ti, escoger a lo que quieres dar
importancia o no en tu vida. Así, si un pensamiento malo llega a tu mente, basta escoger si
quieres seguir con él en tu cabeza o no.
»Si decides quedarte con él sufrirás las consecuencias pasando a sentirte mal,
deprimida, y acabarás sufriendo con cosas que no vienen de ti, sino de otras personas. Ahora,
si escoges no darle importancia, verás y sentirás un bienestar y una seguridad maravillosas en
tu corazón. Ser inseguro es no estar seguro de tu espíritu. Es no creer en él. Que sepáis que
dentro de vosotras ya existe la verdadera Milly y la verdadera Talita. No necesitáis enseñaros a
nadie. El espíritu de cada persona ya nace listo, basta querer conocerlo dentro de vosotras.
Dmix, que estaba callado todo este tiempo, observando y escuchando la conversación,
dijo:
—Mirad niñas, la naturaleza no quiere retener a nadie; ella quiere que nos
expandamos. Cuando estás 100% de tu parte, o sea, valorando tu luz, nada está en contra
tuyo. Nunca desistas de ti. Honra siempre tu luz.
—Entonces, si estoy siempre con mi espíritu y observo siempre lo que él quiere que
haga, ¿tendré todo lo que quiero, Dmix? —preguntó Milly.
—Milly, presta atención a lo que te voy a decir: si tu espíritu te da la inspiración y la
intuición de algo también te da las condiciones para realizar lo que quieres. Cuando le apoyas ,
todo sucede, querida.
—Vaya Dmix, creo que tendré que corregir un montón de cosas en mí para llegar a
realizar todo lo que quiero —dijo Talita.
—No hay que corregir Talita, y sí aprender. No te condenes, no te juzgues equivocada,
tú y todas las personas necesitáis aclararos. Eso es la evolución. Lo más importante es eliminar
el miedo de tu corazón, puesto que pierdes el entusiasmo de hacer los cambios que necesitas
cuando sientes miedo. Pierdes el entusiasmo de ser creativa, de tener coraje, de ser tú misma.
Y con eso pierdes la oportunidad de dejar en el mundo tu rica y grandiosa participación.
El tiempo fue pasando y todos decidieron volver a la Tierra. Durante el camino, Dmix
empezó a hablar:
—Niñas, con respeto me permito repetir las palabras de sabiduría que ya se han dicho
a vuestra gente: la nueva era reside en vosotros. Sois la semilla del cambio en vuestro planeta.
Cada uno de vosotros tiene un compromiso con la verdad y un encuentro marcado con uno
mismo, con su espíritu, con su luz, y al fin y al cabo, con la humanidad entera. Cada uno de
vosotros puede traer las soluciones de un mundo mejor puesto que si lo que existe a vuestro
alrededor es el reflejo de lo que sois, sois el inicio de todo lo bueno y el final de todo lo malo.
Dentro de vosotros tenéis la semilla de la posibilidad de lo nuevo, del Paraíso, de lo bueno y de
lo bello.
»La vibración de las personas, la sintonía de las personas en el bien, es lo que hará la
nueva era. Debéis persistir para vencer. Abrir la ventana de la luz del futuro y recibir la claridad
de un nuevo sentimiento. Tenéis no solo un compromiso con vosotros, sino también con
vuestra época y con el tiempo en que estáis viviendo. Las cosas cambian porque un grupo cree
en algo diferente. Y con la fuerza de esas ideas se van vigorizando, restaurando, revitalizando y
abriendo puertas que estaban cerradas.
Y, así, ¡la historia entera de vuestro planeta puede cambiar! ¡Basta creer en uno
mismo! Mucha Paz y mucha Luz en vuestros corazones, niños.
Fin