Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Competencia
Puede decirse entonces que es viable constatar una violación al derecho o interés
colectivo a la moralidad administrativa simplemente con la verificación del
quebrantamiento de una norma legal que la desarrolle de manera directa e
inequívoca como principio; sin embargo, en las más de las veces no ocurre así,
pues aunque exista (y debe existir) una norma como referente, se hace necesario
un desarrollo interpretativo y argumentativo del juez en cada caso, capaz de
demostrar la efectiva violación o amenaza al derecho o interés colectivo a partir
del análisis de la relación entre la moralidad administrativa entendida como
principio y la norma aludida. Nota de Relatoría: Ver Sentencia proferida el de junio
de 2001, exp. AP 166 de 2001. Consejero Ponente: Alier Eduardo Hernández
Enríquez.
La nulidad de actos y contratos debe, como se dijo, constituir la última ratio de las
determinaciones del juez de la acción popular para “hacer cesar ... la vulneración o
agravio” o “restituir las cosas a su estado anterior”. En el caso objeto de análisis,
se insiste, las acciones que provocaron la violación a la moralidad administrativa
fueron la escogencia de un contratista que no se podía seleccionar, así como
contratar con él; la única manera de hacer cesar esta vulneración es dejar sin
efectos estas acciones. Por este motivo se revocará la sentencia de primera
instancia que declaró improcedentes las pretensiones del demandante en lo
relacionado con el derecho colectivo o interés a la moralidad administrativa; se
declarará la efectiva violación de este y se declarará la nulidad del acto de
adjudicación de Internacional de seguridad Ltda como contratista, así como el
contrato celebrado con esta sociedad comercial. Las legislaciones civil en general
y administrativa en particular, son claras en permitir al juez declarar la nulidad
absoluta de actos y contratos de manera oficiosa, siempre que se incurra en
alguna de las causales taxativamente señaladas por el ordenamiento jurídico y
que las partes interesadas hayan participado del respectivo proceso judicial. En el
caso objeto de análisis se profirió como se advirtió una decisión (acto)
abiertamente contraria al derecho cuandoquiera que se escogió como contratista a
un sujeto que no se podía escoger; esta ilegalidad trae como consecuencia la
posibilidad del juez de anular dicho acto. Por su parte, resulta también pertinente
la anulación del contrato, por cuanto este se celebró con base en esta primera
decisión y tal como lo prevé la ley, esta situación da lugar a la nulidad absoluta del
mismo. Se recuerda así mismo, que las partes contratantes participaron
activamente en el proceso judicial que con esta sentencia se termina. La sala
plena de esta Corporación, así como esta sección han señalado que la anulación
de un contrato, no necesariamente debe hacerse en el marco de un proceso
promovido por una acción contractual y que por el contrario tal decisión judicial
puede tomarse en cualquier tipo de proceso. Finalmente se indica que si bien el
actor popular solicitó la “revocación directa” del acto a través del cual se adjudicó
el contrato objeto de análisis; de las pretensiones del mismo contenidas en la
demanda, así como del desarrollo del proceso, se evidencia de manera clara la
intención de este de que se declarara por parte el juez de la acción popular la
cesación de efectos del mencionado acto y como consecuencia la cesación de
efectos del contrato, que en desarrollo de este, se celebró. Es importante subrayar
este aspecto, por cuanto al entender de esta sección, para poder declarar la
nulidad de actos y contratos en medio de acciones populares, se hace
indispensable que el actor lo solicite al impetrar la acción. Nota de Relatoría: Ver
sentencia del 6 de septiembre de 1999, Exp: S- 025, la Sala plena del Consejo de
Estado; sentencia del 1 de agosto de 2002, Exp. No. 21041, la sección tercera del
Consejo de Estado
CONSEJO DE ESTADO
ANTECEDENTES
1. La demanda
A su vez, Encinales Arana & Cía. Ltda. está conformada por los siguientes
socios:
- Darío Encinales Arana
- Paola Encinales Moya
Por lo anterior, la parte actora afirmó que estas empresas se hallan incursas
en causales de inhabilidad para ser adjudicatarias del contrato con Emcali aludido,
lo cual constituye una irregularidad que atenta contra los derechos colectivos a la
moralidad administrativa, a la defensa del patrimonio público y a la libre
competencia económica.
2. Contestación de la demanda
2.3 Internacional de Seguridad Ltda. manifestó que con ocasión del proceso
licitatorio en cuestión, no se vulneraron o amenazaron los derechos colectivos y
que dicho proceso se realizó con plena observancia de la normatividad aplicable.
4. Alegatos de conclusión
“(...) no está demostrado que Emcali haya realizado acuerdos previos con
intención de favorecimiento (sic), ni se demuestra tampoco que el pliego de
condiciones para la licitación impidiera o limitara de alguna manera la
igualdad de oportunidades o la obtención de mejores condiciones para la
entidad. Por otra parte, tampoco estaba la entidad en condiciones de
conocer previo a la adjudicación, la composición accionaria y societaria de
las firmas socias de Grancolombiana, pues tal información no aparece en el
certificado de Cámara de Comercio de la misma.” (folios 373 y 374,
cuaderno principal)
5. Recurso de apelación
CONSIDERACIONES
1
El artículo 38 de la Ley 489 de 1998 incluye al interior de la Rama Ejecutiva del Poder público a las entidades
descentralizadas y dentro de ellas a las empresas industriales y comerciales del Estado. (Literal b del numeral 2).
ley, basta verificar la connotación de “entidad pública” que detenta Emcali, para
concluir la oportunidad del conocimiento de esta jurisdicción.
2. Legitimación activa
“Finalmente, hay que observar que estas acciones tienen una estructura
especial que la diferencia de los demás procesos litigiosos, en cuanto no
son en estricto sentido una controversia entre partes que defienden
intereses subjetivos, sino que se trata de un mecanismo de protección de
los derechos colectivos prexistentes (sic) radicados para efectos del
reclamo judicial en cabeza de quien actúa a nombre de la sociedad, pero
que igualmente están en cada uno de los miembros que forman la parte
demandante de la acción judicial.”
2
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 16 enero de 2001, Consejera Ponente: María Elena Giraldo Gómez.
Exp. AP-144 de 2001.
vulnerados con ocasión de la adjudicación del contrato de prestación de servicios
de vigilancia para las instalaciones de Emcali.
Moralidad administrativa
3
A título de ejemplo puede señalarse la Sentencia de sección tercera de 16 de febrero de 2001, exp: AP-170 de 2001,
Consejero Ponente: Alier Eduardo Hernández Enríquez.
4
Verbigracia la Sentencia e sección tercera de 13 de febrero de 2006, exp: AP01594-01, Consejero Ponente: Germán
Rodríguez Villamizar.
5
Sobre la incidencia simultánea de estos últimos fenómenos, puede consultarse la Sentencia e Sección primera de 19 de
febrero de 2004, exp: 00599-01, Consejero Ponente: Rafael E. Ostau de Lafont Pianeta.
“La corrupción administrativa se ha convertido en una preocupación social
que se refleja en la producción de normas que intentan contrarrestar sus
efectos nocivos para el bien común. Tales normas, por supuesto, suponen
una intervención jurídica en los campos de la moral, lo cual es per se complejo,
dado que la corrupción no se reduce a una mera contradicción de la ley en el
ejercicio de una función publica, sino que se trata de una fenomenología de
contracultura que se filtra en el tejido social, viciando las relaciones entre los
administradores y los administrados; se trata de la degradación de la autoridad
de la que ha sido investido un funcionario, con la pretensión de obtener algo a
cambio. En todo caso, el derecho ha regulado algunos aspectos de aquellos
que preocupan a la comunidad y son entendidos por ella dentro del concepto
de corrupción, los cuales, en razón de tal regulación, han adquirido una
segunda naturaleza -la jurídica-, sin perjuicio de la suya inicial -la moral. Pero
ello no implica que la esfera de lo jurídico y lo moral se superpongan de
manera absoluta. Lo que sucede con la adopción jurídica de un fenómeno
moral puede representarse, como se ha hecho tradicionalmente, por medio de
dos círculos secantes, entre los cuales sólo hay identidad allí donde hay
intersección. Así, sólo rigen por igual los preceptos morales y los jurídicos
respecto de los elementos que les sean comunes” 6.
6
Consejo de Estado, sección tercera, Sentencia de 16 de febrero de 2001, exp: Ap-170 de 2001, Consejero Ponente: Alier
Eduardo Hernández Enríquez.
interés) colectivo en cambio, alcanza una connotación subjetiva toda vez que crea
expectativas en la comunidad susceptibles de ser protegidas a través de la acción
popular.
Cuando una persona interpone una acción popular por considerar que se violó
o se esta amenazando la moralidad administrativa, se evidencia que ésta tiene la
voluntad soportada en la capacidad - poder de perseguir que se le garantice un
comportamiento determinado de la administración o del sujeto que ejerza la
función administrativa acorde con ella. Su titularidad atribuida a la comunidad es,
pues, la principal característica que detenta la moralidad administrativa en su
dimensión de derecho o interés colectivo.
7
EBERHARD SCHMIDT – ASSMANN. La teoría general del derecho administrativo como sistema. Madrid –
Barcelona, Inap, Marcial Pons, 2003. pp. 72-79. En la doctrina nacional puede encontrarse sustento de esta tesis en:
JORGE IVÁN RINCÓN. Las generaciones de derechos fundamentales y la acción de la Administración Publica. Bogotá,
Universidad Externado de Colombia, 2004. p.p 226-246.
8
SCHMIDT – ASSMANN con una idea de derecho fundamental no limitada a las libertades individuales señala: “Es
dudoso en qué medida se pueden deducir directamente derechos subjetivos administrativos a partir de los derechos
fundamentales. Esto es: si los derechos fundamentales no solo dotan de sentido interno a las normas administrativas, sino
que, además, esos mismos derechos fundamentales despliegan una suerte de “eficacia externa”. Se ha aceptado esa
deducción de derechos subjetivos administrativos cuando en el propio ámbito de protección el derecho fundamental se
pueden localizar con precisión los elementos que dan vida al derecho subjetivo administrativo: los bienes jurídicos
afectados, la forma en que pueden ser lesionados y las reacciones jurídicas necesarias frente a la lesión.” (Subrayas fuera
de texto) Ibid. P. 87.
En el caso del derecho o interés colectivo a la moralidad administrativa según
lo indicado y con base en los pronunciamientos de esta sección, puede verificarse
la existencia de los tres elementos a simple vista; sin embargo para efectos de
comprender mejor la decisión que se adoptará en esta Sentencia, resulta
pertinente hacer una revisión de cada uno de ellos:
9
El vínculo directo de las normas sobre inhabilidades e incompatibilidades en la celebración de los contratos estatales y la
moralidad administrativa fue subrayado por la CORTE CONSTITUCIONAL, en la sentencia C-179 de 2005. Magistrado
Ponente: Jaime Araujo Rentería. Por la relación directa que detenta este aspecto con el caso concreto analizado, más
adelante se presentarán referencias adicionales y más específicas.
La moralidad administrativa, en cuanto principio constitucional y legal que
orienta la función administrativa, hace parte de la “legalidad” que esta debe
observar, pero de manera alguna esto significa que se manifieste únicamente a
través de reglas y límites para el ejercicio de esta función, pues como se observó
detenta un valor normativo de manera autónoma a más de manifestarse también
como expectativa de la comunidad. No pueden confundirse entonces los
principios de legalidad y moralidad administrativa, aunque existe una estrecha
relación entre ellos.
Esta sección ha subrayado esta situación ida en los siguientes términos 10:
10
Consejo de Estado. Sección tercera. Sentencia proferida el de junio de 2001, exp. AP 166 de 2001. Consejero Ponente:
Alier Eduardo Hernández Enríquez.
11
Consejo de Estado. Sección Tercera. Sentencia proferida el 16 de febrero de 2001 exp. AP 170.
12
Ver, entre otras, Corte Constitucional T 406 de 1992.
formal resuelto en una simple legalidad; es una inequívoca proclamación de
valores supralegales y de su valor vinculante directo 13.
“De allí que es tarea del juez garantizar la vinculación directa de la función
administrativa al valor de los principios generales proclamados por la
Constitución, aunque eso le cueste, como ya lo ha reconocido la
jurisprudencia de esta corporación, hacerse cargo de la difícil tarea de
aplicar directamente tales principios, cuyo contenido, por esencia, es
imposible de definir a priori, pues de hacerlo se corre el riesgo de quedarse
en un nivel tan general, que cada persona puede extraer significados
distintos y llegar a soluciones diversas14.
13
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. Reflexiones sobre la ley y los principios generales del Derecho. Editorial Civitas
S.A. Madrid 1986. P 170
14
LARENZ , Karl. Derecho Justo, fundamentos de ética jurídica. Editorial Civitas. Madrid 1993. P 37.
15
Se identifica aquí la expresión “legítimamente” en relación con la necesidad de un soporte normativo consecuente con
el principio de legalidad (artículo 6 constitucional).
por moralidad administrativa a entes públicos en ejercicio de las funciones
legislativa o judicial.
De nada servirían las acciones populares si los jueces que conocen de ellas
no tuvieran la capacidad de adoptar medidas dirigidas a “evitar” daños o “restituir”
las cosas a su estado anterior. La subjetividad de los derechos o intereses
colectivos se evidencia con la expectativa de la comunidad de obtener una
efectiva garantía de los mismos.
Esta acción no siempre será necesaria, pero cuando se requiera debe ser
desplegada por parte de los jueces que conocen de acciones populares por este
concepto. En el caso de una omisión de quien ejerce la función administrativa es
evidente que este mecanismo no resulta viable; así mismo, situaciones concretas
en las que se evidencie no una efectiva violación sino una puesta en peligro o
amenaza a la moralidad administrativa, pueden no demandar esta medida.
En últimas corresponde al juez de cada caso, evaluar la medida
correspondiente y suficiente para evitar la violación o puesta en peligro o
conjurarla a través del retorno de las cosas a su estado anterior. Si solo puede
lograr esto a través de la declaratoria de nulidad de un acto o un contrato, no debe
vacilar en hacerlo, porque solo así se haría efectiva la connotación subjetiva que
se predica de la moralidad administrativa entendida como derecho o interés
colectivo.
Patrimonio público
“En cuanto al derecho colectivo al patrimonio público cabe señalar que este
concepto no se agota en la enumeración de los bienes inembargables,
imprescriptibles e inalienables ni en los que integran el territorio colombiano
(arts. 63 y 101 C.P.), sino que “por patrimonio público debe entenderse la
totalidad de bienes, derechos y obligaciones de los que el Estado es
propietario, que sirven para el cumplimiento de sus atribuciones conforme a
la legislación positiva; su protección busca que los recursos del Estado
sean administrados de manera eficiente y responsable, conforme lo
disponen las normas presupuestales”19.
17
MAURICE HAURIOU, Précis de droit administratif et de droit public, París, Dalloz, 1933 (12 edición). P. 787.
18
Establece el artículo 63 constitucional: “Los bienes de uso público, los parques naturales, las tierras comunales de
grupos étnicos, las tierras de resguardo, el patrimonio arqueológico de la nación y los demás bienes que determine la ley,
son inalienables, imprescriptibles e inembargables.”
19
Consejo de Estado, Sección tercera, sentencia e 31 de octubre de 2002. Consejero Ponente: Ricardo Hoyos Duque, exp:
AP-518 de 2002. El texto entre comillas de esta cita corresponde a la sentencia de la Sección Cuarta del 31 de mayo de
2002, exp: 25000-23-24-000-1999-9001-01.
Cuando la Constitución Política concibió al patrimonio público como
derecho o interés colectivo, fue mas allá de la pretensión de desarrollos
normativos como los apenas aludidos, pues atribuyó valor subjetivo (protegido
constitucionalmente con la acción popular) a la expectativa ciudadana de un
correcto y ajustado manejo de los bienes, derechos y obligaciones “de los que el
Estado es propietario”. Esta dimensión subjetiva que alcanza el patrimonio público
con el artículo 88 constitucional, se subraya, no es individual sino colectiva y por
tanto cualquier miembro de la comunidad está legitimado para pedir a la
jurisdicción contencioso administrativa su protección. Sobre los alcances de la
subjetividad de los derechos colectivos, pueden extenderse muchas de las
consideraciones expuestas a propósito de la moralidad administrativa, que no se
presentan aquí para evitar ser repetitivos y fortalecer los contenidos de este fallo
que constituyen su ratio decidendi tal y como se evidenciará más adelante.
20
Corte constitucional, sentencia C-088 de 2000.
21
La cercanía entre estos dos derechos o intereses colectivos fue ya advertida por esta sección en la sentencia de 17 de
junio de 2001, Consejero Ponente: Alier Eduardo Hernández Enríquez, exp: AP- 166 de 2001, en la que también se
analizó la violación a los derechos colectivos a la moralidad administrativa y patrimonio público con ocasión de un
contrato estatal para la construcción de un estadio.
derecho o interés colectivo, su estudio demanda un riguroso análisis probatorio en
cada caso, del que se infiera un efectivo detrimento al patrimonio público con
ocasión de una “acción u omisión” de una entidad pública o cuando menos una
seria y razonable amenaza del mismo. Esto implica un deber de diligencia
inmenso del actor popular, toda vez que él soporta la carga de la prueba 22.
En otros términos, para que resulte procedente una acción popular por
violación o puesta en peligro del derecho a la libre competencia económica, se
hace necesario evidenciar la dimensión colectiva de este. Como consecuencia de
ello no basta la demostración de la afectación que de este derecho le haga un
agente económico a otro, sino que se hace necesario demostrar y evidenciar una
afectación a una colectividad indeterminada o determinable.
24
Al menos esta es la posición de esta Corporación desde 1994. CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C-265 de 1994.
Magistrado Ponente: Alejandro Martínez Caballero.
constituyen entonces los bienes jurídicos protegidos con el derecho colectivo a la
libre competencia económica. Demostrar esta afectación, a través de acciones
específicas de autoridades públicas o particulares, con la finalidad de obtener una
garantía25, implica entonces probar el detrimento que sufren los consumidores de
una determinada actividad económica o la alteración o irrupción indebida a un
mercado específico.
25
Siguiendo de esta manera el razonamiento e los elementos de la subjetividad del derecho colectivo anunciados a
propósito de la moralidad administrativa.
26
Artículo 28 de la ley 472 de 1998.
Siendo ello así, la finalidad de la acción popular impone, de una parte, la
carga para el actor popular de precisar y probar los hechos de los cuales se deriva
la amenaza o vulneración de los derechos o intereses colectivos alegada en la
demanda y, de otra, la obligación para el juez de verificar que, de los hechos
planteados en ella, sea posible deducir dicha amenaza o vulneración.
- Copia simple del acta de inicio del contrato No. GA-PS-026-2005 (para la
prestación del servicio de seguridad y vigilancia en las dependencias del área de
administración central) celebrado entre Emcali y Grancolombiana de Seguridad
Valle Ltda., de fecha primero de marzo de 2005 (folios 198, cuaderno 1).
- Copia simple del acta de inicio del contrato No. GA-PS-024-2005 (para la
prestación del servicio de seguridad y vigilancia en las dependencias del área de
comunicaciones) celebrado entre Emcali e Internacional de Seguridad Ltda., de
fecha primero de marzo de 2005 (folios 200, cuaderno 1).
A solicitud de esta sección fueron aportadas por las partes las siguientes
pruebas documentales:
Relación directa con el cargo por violación o puesta en peligro del derecho
o interés colectivo de la moralidad administrativa en el caso objeto de análisis,
guarda el régimen de inhabilidades e incompatibilidades consagrado en el artículo
8 de la Ley 80 de 1993. Para pasar a analizar esta censura se hace imprescindible
constatar si esta ley se aplica a Emcali, dada su condición de empresa prestadora
de servicios públicos domiciliarios.
No existe duda, al tenor de lo establecido en los artículos 32 y 31 de la Ley
142 de 1994 que el régimen aplicable a las empresas prestadoras de servicios
públicos domiciliarios es, por regla general, el derecho privado y que solo
excepcionalmente en los casos expresamente señalados en la ley, resultan
aplicables disposiciones y normas propias del derecho público. No existen dudas
tampoco de que el régimen de inhabilidades e incompatibilidades consagrado en
el artículo 8 de la Ley 80 de 1993 es una manifestación del derecho público y por
consiguiente, para poder aplicársele a una empresa prestadora de servicios
públicos domiciliarios, debe existir norma expresa que así lo establezca.
27
Reconocimiento de esta situación hizo la propia Emcali en el numeral 3 del 1.9 del pliego de condiciones relativo a los
“requisitos para participar en la licitación”, donde se estableció: “3. No hallarse incurso ni incurrir posteriormente en las
inhabilidades e incompatibilidades consagradas en los artículos 37 y 44.4 de la Ley 142 de 1994, 180 de la Constitución
Nacional y la ley 80 de 1993 y/o las que la adicionen, modifiquen o subroguen.”
En los literales g) y h) del numeral 1 del artículo 8 de la Ley 80 de 1993 se
establece:
28
En el numeral 1. 24 del Pliego de condiciones de la licitación pública GA-DS-003-2004 se estableció: “1.24 PLAZO Y
FORMA DE ADJUDICACIÓN. El representante legal, hará a adjudicación correspondiente dentro de los diez (10) días
hábiles siguientes, después de cumplido el trámite a que se refiere el numeral anterior, de la siguiente forma: A pesar de
que los proponentes deben cotizar la totalidad de los puestos solicitados para todas las áreas de la Empresa, EMCALI
E.I.C.E E.S.P adjudicará a las CUATRO (4) PRIMERAS Empresas que obtengan un puntaje de setenta (70) puntos en
adelante...”
de verificarse relaciones de parentesco y cercanía entre dos o más oferentes sin
duda alguna se altera de manera más evidente la selección objetiva de los
mismos, toda vez que podía ocurrir, como en efecto aconteció, que resultaran
adjudicatarias.
Del acervo probatorio analizado, se deriva que son ciertas las afirmaciones
hechas por el actor en el sentido: 1) que socios de una empresa participante y
adjudicataria, lo eran también de otra sociedad comercial que a su vez era socia
de otra empresa participante y adjudicataria; 2) que socios de una empresa
participante y adjudicataria, eran miembros de la junta directiva de una sociedad
comercial que a su vez era socia de otra empresa participante y adjudicataria;
3)que un socio de una empresa participante y adjudicataria, era representante
legal de otra sociedad comercial que a su vez era socia de otra empresa
participante y adjudicataria y; 4) que un socio de una empresa participante y
adjudicataria tenía vínculo de primer grado de consanguinidad con socios de una
sociedad comercial que a su vez era socia de otra empresa participante y
adjudicataria.
29
CONSEJO DE ESTADO, Sección tercera. Sentencia de 26 de abril de 2006. exp. 68001-23-31-000-1993-08337-
01(15163). Consejera Ponente: María Elena Giraldo Gómez.
dejarán constancia escrita de la hora y fecha exactas de la presentación de
propuestas, indicando de manera clara y precisa el nombre o razón social
del proponente y el de la persona que en nombre y por cuenta de éste ha
efectuado materialmente el acto de presentación.” (subrayas fuera de texto)
30
Sentencia C-179 de 2005. Magistrado Ponente: Jaime Araujo Rentería.
31
De 22 de diciembre de 2004. Licitación Pública GA-DS-003-2004. (Folios 470 y 471).
32
Contrato No. 180-GA-PS-0024-2005 de fecha 8 de enero de 2005, cuya acta de inicio se desarrolló el 1 de marzo de
2005. (Folios 461 a 469).
celebración del contrato, este último también violó la moralidad administrativa,
pues una de sus partes terminó siendo un sujeto de derecho que no podía
conforme al ordenamiento jurídico celebrar ese negocio jurídico con Emcali. Así
mismo, se sustenta esta idea, en atención a que tal como obra en el expediente
(folios 39 a 57), el actor de esta acción popular solicitó la revocatoria directa del
acto de adjudicación poniendo en conocimiento de la administración y
argumentando las inhabilidades tantas veces mencionadas, y pese a ello el
contrato se perfeccionó33.
Como apenas se dijo, los actos a través de los cuales se afectó el derecho
colectivo a la moralidad administrativa fueron el acto de adjudicación y el contrato
celebrado entre Internacional de seguridad Ltda y Emcali. Puede decirse que la
conducta lesiva de la Autoridad Pública fue escoger el contratista y contratar con
él; garantizar el amparo de la moralidad administrativa entonces no se puede
lograr con alguna suspensión, con alguna interrupción, ni con ninguna otra
decisión distinta a dejar sin efectos la adjudicación aludida y como consecuencia
dejar sin efectos el contrato mencionado.
33
Este hecho adicional no está probado en este proceso, toda vez que solamente obra copia simple de esta solicitud de
revocatoria directa en el expediente.
administrativa fueron la escogencia de un contratista que no se podía seleccionar,
así como contratar con él; la única manera de hacer cesar esta vulneración es
dejar sin efectos estas acciones.
“Art. 900. Será anulable el negocio jurídico celebrado por persona relativamente incapaz y el que haya sido consentido
por error, fuerza o dolo, conforme al Código civil.
Esta acción sólo podrá ejercitarse por la persona en cuyo favor se haya establecido o por sus herederos, y prescribirá en el
término de dos años, contados a partir de la fecha del negocio jurídico respetivo. Cuando la nulidad provenga de una
incapacidad legal, se contará el bienio desde el día en que ésta haya cesado”.
Ley 80 de 1993. “Art. 44. Los contratos del Estado son absolutamente nulos en los casos previstos en el derecho común y
además cuando:
1°. Se celebren con personas incursas en causales de inhabilidad o incompatibilidd previstas en la Constitución y la ley;
2°. Se celebren contra expresa prohibición constitucional o legal;
3°. Se celebren con abuso o desviación de poder;
4°. Se declaren nulos los actos administrativos en que se fundamente; y
5°. Se hubieren celebrado con desconocimiento de los criterios previstos en el artículo 21 sobre tratamiento de ofertas
nacionales y extranjeras o con violación de la reciprocidad de que trata esta ley”.
“Art. 46. Los demás vicios que se presenten en los contratos y que conforme al derecho común constituyen causales de
nulidad relativa, pueden sanearse por ratificación expresa de los interesados o por el transcurso de dos (2) años contados a
partir de la ocurrencia del hecho generador del vicio.”
dicho acto. Por su parte, resulta también pertinente la anulación del contrato, por
cuanto este se celebró con base en esta primera decisión y tal como lo prevé la
ley, esta situación da lugar a la nulidad absoluta del mismo. Se recuerda así
mismo, que las partes contratantes participaron activamente en el proceso judicial
que con esta sentencia se termina.
La sala plena de esta Corporación, así como esta sección han señalado que la
anulación de un contrato, no necesariamente debe hacerse en el marco de un
proceso promovido por una acción contractual y que por el contrario tal decisión
judicial puede tomarse en cualquier tipo de proceso 35.
Finalmente se indica que si bien el actor popular solicitó la “revocación directa” del
acto a través del cual se adjudicó el contrato objeto de análisis; de las
pretensiones del mismo contenidas en la demanda, así como del desarrollo del
proceso, se evidencia de manera clara la intención de este de que se declarara
por parte el juez de la acción popular la cesación de efectos del mencionado acto
y como consecuencia la cesación de efectos del contrato, que en desarrollo de
este, se celebró. Es importante subrayar este aspecto, por cuanto al entender de
esta sección, para poder declarar la nulidad de actos y contratos en medio de
acciones populares, se hace indispensable que el actor lo solicite al impetrar la
acción.
FALLA
A juicio de la Sala, las inhabilidades referidas para distintos proponentes que sean
parientes de que trata el artículo 8º de la ley 80 ha de interpretarse de manera
“lógica” y “teleológica”, de modo que se haga extensiva a situaciones no
expresamente contenidas en dicho precepto. No concluyo como lo hace la
sentencia, que sea factible hacer una interpretación extensiva de las inhabilidades
previstas en el artículo 8º de la ley 80 para participar en licitaciones o concursos y
para celebrar contratos con entidades estatales. Si bien este tipo de preceptos
tienen por objeto preservar valores superiores como la moralidad administrativa y
la igualdad, la jurisprudencia tiene determinado que la aplicación de estos
preceptos exige una interpretación restrictiva, en tanto según el principio
hermenéutico pro libertate, entre varias interpretaciones posibles de una norma
que regula una inhabilidad, debe preferirse aquella que menos limita el derecho de
las personas. En otros términos, está prohibida constitucionalmente la
interpretación extensiva de las causales de inhabilidad, toda vez que las palabras
de la ley son la frontera que no se puede traspasar en el ejercicio hermenéutico de
las mismas, pues de hacerlo se vulnerarían los derechos fundamentales al debido
proceso (art. 29 CN) y a la igualdad (art. 13 Ibid.). De modo que a mi juicio no
puede configurarse vulneración alguna al derecho colectivo a la moralidad
administrativa como consecuencia de una “inhabilidad” que deduce el juez popular
a partir de una interpretación extensiva del artículo 8º de la ley 80 de 1993, que
constitucionalmente está prohibida. Nota de Relatoría: Ver Sentencia T 1039 de
2006, MP Sierra Porto de la Corte Constitucional
FF: LEY 80 DE 1993 ARTICULO 8
CONSEJO DE ESTADO
SECCION TERCERA
SALVAMENTO DE VOTO
Mi disentimiento con la providencia versa sobre dos aspectos del problema jurídico
abordado por la Sala: i) Anulación de contratos estatales en sede popular y ii) ¿Es
posible hacer interpretaciones extensivas, respecto de normas sobre inhabilidades
cuya vigencia puede discutirse?.
La sala plena de esta Corporación, así como esta sección han señalado
que la anulación de un contrato, no necesariamente debe hacerse en el
marco de un proceso promovido por una acción contractual y que por el
contrario tal decisión judicial puede tomarse en cualquier tipo de
proceso37.
36
Las normas pertinentes sobre la materia, establecen lo siguiente:
Código Civil. “Art. 1741. Nulidad absoluta y relativa. La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad
producida por la omisión del algún requisito o formalidad que las leyes prescriben para el valor de ciertos actos o
contratos en consideración a la naturaleza de ellos, y no a la calidad o estado de las personas que los ejecutan o
acuerdan, son nulidades absolutas. Hay asimismo nulidad absoluta en los actos y contratos de personas absolutamente
incapaces.
Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la rescisión del acto o contrato”.
Código de Comercio. “Art. 899. Será nulo absolutamente el negocio jurídico en los siguientes casos:
4. Cuando contraría una norma imperativa, salvo que la ley disponga otra cosa;
5. Cuando tenga causa u objeto ilícitos, y
6. Cuando se haya celebrado por persona absolutamente incapaz”.
“Art. 900. Será anulable el negocio jurídico celebrado por persona relativamente incapaz y el que haya sido consentido
por error, fuerza o dolo, conforme al Código civil.
Esta acción sólo podrá ejercitarse por la persona en cuyo favor se haya establecido o por sus herederos, y prescribirá en
el término de dos años, contados a partir de la fecha del negocio jurídico respetivo. Cuando la nulidad provenga de una
incapacidad legal, se contará el bienio desde el día en que ésta haya cesado”.
Ley 80 de 1993. “Art. 44. Los contratos del Estado son absolutamente nulos en los casos previstos en el derecho común
y además cuando:
1°. Se celebren con personas incursas en causales de inhabilidad o incompatibilidd previstas en la Constitución y la ley;
2°. Se celebren contra expresa prohibición constitucional o legal;
3°. Se celebren con abuso o desviación de poder;
4°. Se declaren nulos los actos administrativos en que se fundamente; y
5°. Se hubieren celebrado con desconocimiento de los criterios previstos en el artículo 21 sobre tratamiento de ofertas
nacionales y extranjeras o con violación de la reciprocidad de que trata esta ley”.
“Art. 46. Los demás vicios que se presenten en los contratos y que conforme al derecho común constituyen causales de
nulidad relativa, pueden sanearse por ratificación expresa de los interesados o por el transcurso de dos (2) años
contados a partir de la ocurrencia del hecho generador del vicio.”
Finalmente se indica que si bien el actor popular solicitó la ‘revocación
directa’ del acto a través del cual se adjudicó el contrato objeto de
análisis; de las pretensiones del mismo contenidas en la demanda, así
como del desarrollo del proceso, se evidencia de manera clara la
intención de este de que se declarara por parte el juez de la acción
popular la cesación de efectos del mencionado acto y como
consecuencia la cesación de efectos del contrato, que en desarrollo de
este, se celebró. Es importante subrayar este aspecto, por cuanto al
entender de esta sección, para poder declarar la nulidad de actos y
contratos en medio de acciones populares, se hace indispensable que
el actor lo solicite al impetrar la acción.”
Debo subrayar, ante todo, que el criterio que paso a exponer no discute la
procedencia de este medio procesal cuando la conducta vulnerante del derecho o
interés colectivo sea un contrato estatal o un acto administrativo, toda vez que se
trata del mecanismo idóneo para la protección de los derechos e intereses
colectivos, con independencia de la naturaleza de la conducta vulnerante. Lo que
cuestiono es la competencia del juez, en el juicio popular, para anular contratos
estatales y actos administrativos, por las siguientes razones:
1. La lectura de los artículos 9, 10, 15, ordinal b) del 18 e inciso segundo del 40 de
la ley 472 no permite deducir competencia alguna para anular contratos estatales
ni actos administrativos en sede popular, de ellos tan sólo puede inferirse que un
contrato estatal o un acto administrativo puede ser causante de una vulneración
de un derecho o interés colectivo y frente a esas situaciones el juez cuenta con
unas atribuciones muy amplias para hacer cesar esa vulneración o amenaza, pero
no por la vía de la anulación.
2. La definición del tema debe partir del análisis de la norma de competencia del
juez popular -tanto en su tenor literal, como en la historia de su establecimiento-
37
En sentencia del 6 de septiembre de 1999, Exp: S- 025, la Sala plena del Consejo de Estado afirmó: “De acuerdo con
las dos disposiciones transcritas, la facultad del juez de lo contencioso administrativo para declarar de oficio la nulidad
absoluta de un contrato estatal, se halla sujeta a dos condiciones: que la nulidad absoluta se encuentre plenamente
demostrada en el proceso, y que en él intervengan las partes contratantes o sus causahabientes”.
En sentencia del 1 de agosto de 2002, Exp. No. 21041, la sección tercera del Consejo de Estado sostuvo lo siguiente:
“En consecuencia, como quiera que se trata de una facultad legal permanente del juez administrativo, éste no solo
puede, sino que debe ejercerla, en todos aquellos eventos en los que estén acreditados a cabalidad los dos
presupuestos antes relacionados, cualquiera que sea el proceso, instancia o trámite procesal en que sea advertida la
existencia de la nulidad absoluta del contrato, aun en el trámite del recurso de anulación de laudos arbitrales, como ya lo
ha precisado la Sala en oportunidades anteriores, con ocasión de estudiar y decidir la validez del pacto arbitral, habida
cuenta de la naturaleza contractual que reviste dicho acuerdo entre las partes del contrato.”
estudio que permite concluir la ausencia de atribución expresa para adoptar tal
decisión.
2.1. El juez, como todo servidor público, en cuanto hace a las atribuciones y
facultades que le conciernen está sometido al principio de legalidad. De ahí que
entre nosotros las competencias deben ser expresas, lo cual excluye de entrada la
posibilidad de hablar de “competencias implícitas” o de “competencias por
especialidad”38, que podrían surgir del objeto o fin mismo del órgano, o si se quiere
de la aplicación analógica de atribuciones, sobre la base del principio a majori ad
minus (el que puede lo más puede lo menos) propio de las relaciones entre los
particulares, construidas a partir de un principio antinómico al de la función
pública: la autonomía de la voluntad.
El precepto trascrito prevé cuatro tipos de medidas que el juez puede adoptar: (a)
una orden de hacer o no hacer; orden que definirá de manera precisa la conducta
por cumplir con el fin de proteger el derecho o interés colectivo amenazado o
vulnerado y de prevenir que se vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que
dieron mérito para acceder a las pretensiones del demandante; (b) condenar al
38
GORDILLO, Agustín, Tratado de Derecho Administrativo, El acto administrativo, Fundación de Derecho Administrativo,
Biblioteca Jurídica Diké, 1ª edición colombiana, Medellín, 1999, p. VIII-30.
pago de perjuicios cuando se haya causado daño a un derecho o interés colectivo
a favor de la entidad pública no culpable que los tenga a su cargo; (c) exigir la
realización de conductas necesarias para volver las cosas al estado anterior a la
vulneración del derecho o interés colectivo, cuando fuere físicamente posible; (d)
prevenir que se vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que dieron mérito
para acceder a las pretensiones del demandante.
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo, Estudios sobre los límites del poder de policía general y del poder reglamentario,
40
4. Si bien de acuerdo con el artículo 1742 del Código Civil (subrogado por el
artículo 2º de la ley 50 de 1936) 43 la nulidad absoluta puede y debe ser declarada
41
“En términos jurídicos generales, el mandato del superior que debe ser obedecido, ejecutado y cumplido por los
inferiores o subordinados (…) Mandamiento expedido por un Tribunal”CABANELLAS, Guillermo, Diccionario
enciclopédico de derecho usual, Editorial Heliasta, Tomo V, 20ª edición, Buenos Aires, 1986, p. 690, en el mismo sentido
CABANELLAS DE TORRES, Guillermo, Diccionario jurídico elemental, Editorial Heliasta S.R.L., Buenos Aires, 1994, p.
282 y 283.
42
Cfr. GACETA DEL CONGRESO No. 493, año IV, jueves 28 de diciembre de 1995; GACETA DEL CONGRESO No.
198, Año V, martes 28 de mayo de 1996; Proyectos de ley números 005 de 1995, 024 de 1995 y 084 de 1995 Cámara
acumulados, número 10 de 1996 Senado, Senador Héctor Helí Rojas Jiménez en GACETA DEL CONGRESO, No.498,
año V, jueves 7 de noviembre de 1996, p. 6 y 11. Texto aprobado sin modificaciones en primer debate en Senado, vid.
GACETA DEL CONGRESO No. 11, Año VI, lunes 3 de febrero de 1997, p. 43.
43
“[la] Sala ha precisado y hoy lo reitera que ‘…el poder excepcional que al fallador le concede la ley para declarar de
oficio la nulidad absoluta, no es irrestricto, panorámico o ilimitado, sino que, por el contrario se encuentra condicionado a
la concurrencia de las tres circunstancias siguientes: 1ª. Que la nulidad aparezca de manifiesto en el acto o contrato. 2ª.
Que el acto o contrato haya sido invocado en el litigio como fuente de derechos y obligaciones para las partes, y 3ª. Que
al litigio concurran, en calidad de partes, las personas que intervinieron en la celebración de aquel o sus causahabientes,
en guarda del postulado de que la nulidad de una convención, en su totalidad, no puede declararse sino con la audiencia
de todos los que la celebraron’ (Se subraya; CLXV, 56, CCXL, 553; Vid: cas. civ. 10 de septiembre de 2001, Exp. 5961)”:
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE CASACION CIVIL, Sentencia de 25 de julio de 2005, Referencia:
Expediente 20915, , M. P. Carlos Ignacio Jaramillo Jaramillo. En el mismo sentido CORTE SUPREMA DE JUSTICIA,
por el juez, aun sin petición de parte, cuando aparezca de manifiesto en el acto o
contrato, el alcance de este precepto está circunscrito a que el juez que conozca
del asunto tenga competencia para proferir declaraciones anulatorias y aquellas
que le son connaturales como la disposición sobre restituciones mutuas.
SALA DE CASACION CIVIL, Sentencia de 11 de marzo de 2004, Referencia: Expediente No. 7582, M. P. José
Fernando Ramírez Gómez; Sentencia de 13 de mayo de 2003, Ref: Expediente No. 6760, M. P. Cesar Julio Valencia
Copete; Sentencia de 28 de septiembre de 2004, Referencia: Expediente No. C-7896, M. P. Jaime Alberto Arrubla
Paucar; Sentencia de 25 de abril de 2003, Referencia: Expediente No. 7140, Magistrado Ponente José Fernando
Ramírez Gómez; Sentencia de 13 de diciembre de 2001, Ref: Expediente Nro. 6849, M. P. Silvio Fernando Trejos
Bueno; Sentencia de abril 10 de 1996, Referencia: Expediente No. 4414, M. P. Rafael Romero Sierra; Sentencia de 20
de abril de 1998, Referencia: Expediente No. 4839, M. P. Nicolás Bechara Simancas; Sentencia de 10 de octubre de
1995, Ref: Expediente No. 4541; M. P. Carlos Esteban Jaramillo Schloss.
44
El Consejo de Estado inclusive se ha inclinado por la procedencia de la disposición sobre restituciones, cuando la
nulidad del contrato es producto de la excepción. CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO, SECCION TERCERA, Sentencia de noviembre 25 de 2004, Radicación: 110010326000200300055-
01, Expediente: 25560, Referencia: Recurso de Anulación de Laudo Arbitral, Actor: Sociedad Centrimed Ltda,
Demandado: Hospital Militar Central, C.P. German Rodríguez Villamizar.
ley 472), exoneración que si bien ratifica la procedencia de la acción popular
frente a actos administrativos, al mismo tiempo cierra la posibilidad de la
declaración de nulidad a la cual le es propia, cuando de actos particulares se
trata, el cumplimiento del requisito del previo agotamiento de la vía gubernativa,
conforme lo dispone el artículo 135 del C.C.A., normativa cuya importancia como
instituto garantista ha sido subrayada por la jurisprudencia constitucional 45.
45
Cfr. CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencias C-060 de 1996, M.P. Antonio Barrera Carbonell y C 319 de 2002, M.P.
Alfredo Beltrán Sierra.
actos que no han sido demandados (numerales 2º y 4º del artículo 137 del
C.C.A).
10. Por último, la tesis que expongo garantiza el respeto del artículo 29 Superior
en tanto no se cambia al juez que el legislador ha definido previamente como el
competente para anular el contrato estatal, que lo es de la acción relativa a
controversias contractuales y no el de la acción popular, además de que busca
mantener la seguridad jurídica en tanto atiende exigencias establecidas por el
legislador tales como la legitimación en causa para demandar, o el señalamiento
de términos para intentar la acción. En contraste, el criterio del cual disiento
46
Vid. CONSEJO DE ESTADO, SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SECCIÓN TERCERA, Sentencia de
5 de julio de 2006,Rad. 25000232600019990048201 (21051), Actor: Municipio de Puerto Boyacá, Demandado: Nación-
Ministerio de Minas y Energía-Fondo Nacional de Regalías , Asunto: Acción de Reparación Directa–Apelación Sentencia,
C.P. Ruth Stella Correa Palacio.
47
CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C 088 de 2000.
permite que por la vía de la acción popular el contrato estatal pueda demandarse
por cualquier persona y en cualquier época.48
A juicio de la Sala, las inhabilidades referidas para distintos proponentes que sean
parientes de que trata el artículo 8º de la ley 80 ha de interpretarse de manera
“lógica” y “teleológica”, de modo que se haga extensiva a situaciones no
expresamente contenidas en dicho precepto.
No concluyo como lo hace la sentencia, que sea factible hacer una interpretación
extensiva de las inhabilidades previstas en el artículo 8º de la ley 80 para
participar en licitaciones o concursos y para celebrar contratos con entidades
estatales. Si bien este tipo de preceptos tienen por objeto preservar valores
superiores como la moralidad administrativa y la igualdad, la jurisprudencia 49 tiene
determinado que la aplicación de estos preceptos exige una interpretación
restrictiva, en tanto según el principio hermenéutico pro libertate, entre varias
interpretaciones posibles de una norma que regula una inhabilidad, debe
preferirse aquella que menos limita el derecho de las personas. En otros términos,
está prohibida constitucionalmente la interpretación extensiva de las causales de
inhabilidad, toda vez que las palabras de la ley son la frontera que no se puede
traspasar en el ejercicio hermenéutico de las mismas, pues de hacerlo se
vulnerarían los derechos fundamentales al debido proceso (art. 29 CN) y a la
igualdad (art. 13 Ibid.). Así lo puso de relieve recientemente la Corte
Constitucional en sede de tutela al indicar que:“el intérprete de las disposiciones
legislativas en la materia ha de ceñirse en la mayor medida posible al tenor literal
49
Ver entre muchas otras providencias: CORTE CONSTITUCIONAL Sentencias C 147 de 1998, T-282 de 2006:
y gramatical de los enunciados normativos, sin que pueda acudir prima facie a
criterios interpretativos tales como la analogía, la interpretación extensiva para
ampliar el alcance de las causales legalmente fijadas.” 50
Por otra parte, también es importante subrayar que si bien el artículo 44.4 de la ley
142 dispone que en los contratos de las entidades estatales que presten servicios
públicos se aplicarán las reglas sobre inhabilidades e incompatibilidades previstas
en la ley 80 de 1993, cuando sean pertinentes, este precepto debe interpretarse
sistemáticamente con el artículo 3º de la ley 689 en cuanto dispuso, en forma
categórica, que los contratos que celebren las entidades estatales que prestan los
servicios públicos no estarán sujetos a las disposiciones del Estatuto General de
Contratación de la Administración Pública, para deducir si esos contratos están o
no sometidos al régimen de inhabilidades establecido en la Ley 80 de 1993, así las
cosas ¿Cómo podría afirmarse que se está infringiendo el derecho colectivo a la
moralidad administrativa si, por una parte, la inhabilidad invocada resulta de una
interpretación extensiva inadmisible constitucionalmente según reiterada
jurisprudencia constitucional y si, además, podría alegarse que eventualmente el
artículo 44.4 de la ley 142 que sirve de fundamento para aplicar el artículo 8º de la
ley 80, podría interpretarse razonablemente que fue derogado tácitamente por la
ley 689?
Estas razones me llevan a concluir que debió optarse por confirmar la decisión del
a quo, por la cual se negaron las pretensiones de la demanda.
Fecha ut supra.