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El presente escrito tiene por objeto explicar a grosso modo en qué consiste la propuesta de
reforma tributaria en materia de sector hotelero, y a partir de ello determinar cuáles son las
consecuencias jurídicas que se derivan de estas eventuales y nuevas disposiciones
tributarias, en relación con el beneficio o exención tributaria que actualmente tienen los
empresarios de hoteles, así como la afectación que ello produciría al principio constitucional
tributario de irretroactividad de la ley y a la teoría de la situación jurídica consolidada.
Dicho esto, de ser que se apruebe en el congreso la reforma tributaria, lo cual objetivamente
hablando es de altísima probabilidad, se derogaría el parágrafo 5 del Art. 240 y los
numerales 3, 4 y 5 del Art. 207-2 del Estatuto Tributario, en donde aún se establece una
tarifa especial de renta de 9% para quienes construyan o remodelen hoteles en el país, así
como la exención total de rentas para los Servicios hoteleros prestados en nuevos hoteles
que se hayan construido dentro de los quince (15) años siguientes por un término de 30
años a partir de la promulgación del vigente estatuto tributario. En este sentido, la aplicación
de la disposición propuesta en la reforma implicaría la eliminación por completo de las
exenciones de renta que están contempladas para los servicios hoteleros y para la
construcción y remodelación de los mismos, por lo cual aquellas personas naturales o
jurídicas que construyeron un hotel en virtud de la vigencia de estas normas, y que podían
ser beneficiarias de la exención durante treinta (30) años (término que fue ampliado durante
la reforma tributaria de 2018), perderían esa garantía y tendrían que comenzar a tributar.
Ahora bien, resulta pertinente hacer la aclaración que en el listado de normas a derogar que
contempla el proyecto de reforma, se adujo que “los contribuyentes que hubieren
acreditado las condiciones para acceder a las tarifas diferenciales y demás beneficios
tributarios derogados o limitados mediante la presente ley, podrán disfrutar del respectivo
tratamiento durante la totalidad del término otorgado en la legislación bajo la cual se
consolidaron las respectivas situaciones jurídicas”. Para nosotros esta estipulación es
fundamental y trascendental para la temática en cuestión, toda vez que ello significa que los
constructores y remodeladores de hoteles que tengan aprobados a la fecha todos los
requisitos de ley para ser beneficiarios de la exención o de la tarifa especial del 9%, podrán
seguir conservando sus derechos adquiridos, además que esto iría en línea con lo
estipulado por la jurisprudencia constitucional, especialmente mediante la sentencia C-235
de 2019, en la cual se sostiene la necesidad de garantizar los derechos adquiridos en el
marco del tratamiento diferencial tributario.
En este mismo sentido, vale la pena tener en cuenta lo que se conoce como situaciones
jurídicas consolidadas. Con referencia a este aspecto debemos tener en cuenta que la
reforma tributaria apunta a establecer una nueva tarifa de renta para el sector hotelero y
turístico, lo cual, además de ser una medida irrisoria al pasar de 9% a 35%, es una medida
que transgrede las situaciones jurídicas consolidadas. La ley 2068 de 2020, por la cual se
modifica la Ley General de Turismo y se dictan otras disposiciones, es clara en su artículo
41 al darle el beneficio de renta del 9% a los nuevos hoteles, a los que entran a
remodelarse, a los parques temáticos y a otros beneficiarios por un plazo de 20 años. El
lapso de tiempo impuesto por está ley no solo permite reconocer que quienes hayan
cumplido con los requisitos luego de su entrada en vigencia podrán ser beneficiarios, sino
que también aquellos que en los 20 años siguientes decidan poner un hotel o remodelar el
que tienen también adquieran ese beneficio. Es por esta razón que la reforma estaría
desconociendo las posibles situaciones jurídicas consolidadas en lo referente a la renta del
sector hotelero.