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HISTORIA EXTERNA DE LA CONTAMINACION DEL AGUA.

La contaminación de las aguas es un complejo fenómeno social, económico y


ambiental que constituye uno de los más serios obstáculos para el “Buen Vivir”.
El deterioro de la calidad de las aguas es notorio, altamente nocivo y de
grandes dimensiones cuando se trata del impacto ambiental de las actividades
extractivistas, principalmente hidrocarburíferas y mineras, actividades que han
generado una afectación ambiental con muy graves y permanentes daños para
la salud y la vida de la gente y a los ecosistemas. Se considera que, por debajo
de los 2 mil metros de altitud, prácticamente todos los causes de agua
existentes en el Ecuador están contaminados por actividades de distinto origen,
en las que hay que considerar también la contaminación originada en las
actividades agrícolas por el uso de agrotóxicos y la resultante por la inexistencia
de sistemas de remediación de las aguas servidas de los centros urbanos. El
derecho al agua no se refiere solo al acceso a la misma, sino que incluye la
garantía de calidad del líquido vital. Actuar para prevenir, reducir, controlar,
remediar la contaminación, así como brindar reparación adecuada a las
poblaciones afectadas, es una responsabilidad de cumplimiento inmediato por
parte de las autoridades y la ciudadanía. El Foro de Recursos Hídricos expresa
su solidaridad con los luchadores y defensores del agua y la naturaleza que
están siendo criminalizados por su lucha contra la presencia de mineras a gran
escala que afectará su acceso al agua y condiciones de vida. Se solidariza
también con las comunidades que levantaron el juicio contra Texaco,
demandando la remediación y reparación por uno de los mayores daños
ambientales en la historia de la humanidad.
El estado de la contaminación de las aguas La contaminación se ha convertido
en un problema visible y cotidiano. Las actividades industriales de distinto orden
y las aguas servidas que se arrojan desde las ciudades sin ningún tratamiento,
son las mayores fuentes de contaminación de los recursos hídricos. A esto se
añade la convivencia con animales de pastoreo junto a las fuentes y a prácticas
inadecuadas de uso, que provocan también contaminación a pequeña escala.
Las actividades productivas de más fuerte impacto contaminante son la minera -
petrolera, la industrial y la agroindustrial, por el excesivo uso de agrotóxicos. El
VI Foro de Recursos Hídricos, realizado en el año 2010, trató esta problemática
desde tres ángulos diferentes, que se resumen a continuación previo a
presentar la propuestas de políticas que surgieron de esos estudios y de los
trabajos de las comisiones respectivas. Los estudios resumidos son: “La
contaminación de las aguas, como consecuencia de las actividades
agropecuarias: diagnóstico y revisión desde el marco regulatorio y de control”,
preparado por Arturo Campaña K.1 y Carlos Nieto C. 2 “Lineamientos
generales para una propuesta de políticas nacionales para el control de la
contaminación del agua”, preparado por Agustín Rengel Barrera 3 . “Políticas
para la prevención y el control de la contaminación originada en empresas
extractivistas que afectan al agua en la Amazonía ecuatoriana”, realizado por
Edgar Isch L.4
Contaminación por uso de agrotóxicos El Ecuador ingresa a la llamada
Revolución Verde a mediados del siglo pasado. En nuestro país, el modelo
agrario que privilegia el monocultivo y el uso masivo de plaguicidas inició en la
producción bananera, como principal producto de exportación. A lo largo de
cincuenta años a partir de la lucha contra la sigatoka, el Ecuador, país de alta
vocación agrícola, se iría convirtiendo en productor de exportación y de
consumo interno altamente dependiente del uso de agrotóxicos. Existen
alrededor de 220.000 hectáreas de tierra dedicadas al cultivo de banano en
Guayas, Los Ríos y El Oro. A su vez la extensión de cultivos de palma africana
ha crecido enormemente: si en 1991 bordeaba las 75.000
La contaminación de las aguas por actividades agropecuarias, una revisión
desde el marco regulatorio y de control A la luz de lo hasta aquí señalado, se
puede afirmar sin temor a equivocaciones que los dos recursos naturales que
son la base de la agricultura y que están manejados bajo la figura de
externalidad en los modelos de producción agropecuaria, son el suelo y el agua.
A continuación, se intenta un análisis breve sobre la institucionalidad y sobre el
funcionamiento y aplicación de los aspectos regulatorios y de control, en
relación con los efectos negativos de las actividades agropecuarias, en la
conservación de los recursos naturales, específicamente en el recurso agua.
Conclusiones adicionales señalan que: Las actividades agropecuarias que
usan agrotóxicos tienen responsabilidad en la contaminación de las aguas, la
que llega a sitios distantes de la producción agropecuaria. Aparentemente hay
claridad en cuanto al marco regulatorio y de control de las actividades
agropecuarias, tanto para preservar la calidad de losproductos de consumo
nacional y de exportación como para evitar daños o intervenciones negativas al
entorno ambiental. Sin embargo, en la práctica, tanto la legislación vigente es
ambigua y hasta obsoleta, como el marco institucional encargado de la
regulación y control es complejo y carente de coordinación. Hay deficiencias en
el registro de plaguicidas, requiriendo un pleno cumplimiento de las normas de
la Comunidad Andina. Hay fortalezas y debilidades en el cumplimiento del
proceso regulatorio y de control del uso de plaguicidas por parte del organismo
oficial (Agrocalidad), que deben considerarse en la construcción de una nueva
política sectorial.

Contaminación por aguas residuales El Ecuador es uno de los países con una
significativa tasa de crecimiento poblacional, y existe una tendencia de
concentración urbana cada vez más notoria. Este crecimiento, a través del
tiempo, ha generado espacios urbanos consolidados, núcleos satélites y
corredores urbanizados, lo que significa presiones crecientes sobre los recursos
naturales y la consecuente producción de desechos.
Para tener claridad en el real alcance de lo que significa la contaminación del
agua en las ciudades, necesariamente se debe considerar los extremos, es
decir, el origen y el punto de captación del agua que ingresa a la ciudad, su uso
y transformación en el espacio urbano, y el lugar en donde se descargan los
residuos con capacidad de contaminar cuerpos receptores (hídricos o suelos).
Esto significa que es conveniente, para lograr una visión completa del
problema, la definición territorial de las áreas de influencia y de las áreas de
asentamiento urbano. Como una de las justificaciones de necesidad de
implementación de políticas de prevención y control de la contaminación, es
preciso tener presente la sensibilidad de los ecosistemas hídricos en sus
características físicas, químicas y biológicas cuando son sometidos a la acción
natural o a la intervención humana, por lo que se vuelve éticamente inevitable el
considerar la minimización de los efectos adversos provocados por la
extracción, uso y descarga de residuos, en miras a mantener la salubridad de
los ecosistemas, que a su vez significa mantener espacios vitales sostenibles
para los seres vivos. Conforme se mencionó, las fuentes de agua para los
distintos usos de las poblaciones provienen de los ecosistemas hídricos, donde
se encuentran ríos, quebradas, lagos, humedales, depósitos de agua
subterránea y, en casos excepcionales, agua meteórica. Por otro lado, los
cuerpos receptores de agua de desecho constituyen estos mismos ecosistemas
hídricos, y adicionalmente el océano y el suelo.
Así los problemas del agua en relación a las industrias extractivas son múltiples.
Si nos centramos a contaminación, esta se presenta en el agua utilizada en
grandes volúmenes, en la disposición de desechos peligros afectando fuentes y
cauces de recursos hídricos, por accidentes y derrames y, todo ello con
químicos e hidrocarburos peligrosos que generan daños en el recurso suelo,
afectación negativa a los seres vivos y una cantidad de enfermedades que
afectan a las comunidades, junto a la destrucción de sus fuentes de vida
tradicional.
Concesiones de agua para actividades extractivistas El análisis de las
concesiones de agua para las actividades mineras y extractivistas tiene estas
dificultades por la manera de llevar la información correspondiente y por el
evidente uso de aguas sin el respectivo permiso, especialmente para el caso de
las empresas petroleras y mineras. Hay que anotar que ese subregistro
posiblemente es más agudo por cuanto la producción petrolera se encuentra en
la región amazónica, de altas lluvias y ríos de grandes caudales, motivo por el
cual siempre el control del uso del agua por parte del Estado fue mucho más
inequitativo.
Poco más adelante, con fuentes oficiales, se estima que en el año 2004 se
explotaron 191 millones 795 mil 463 barriles de crudo desde 98 campos
petroleros, produciéndose de manera simultánea 667 millones 271 mil 680 y
seis barriles de agua de formación, altamente contaminantes. (Acción
Ecológica, 2006)
Contaminación en los siglos XVIII y XIX ;No todas las formas de organización
de la producción han sido y son ecológicamente sostenibles. La relación con la
naturaleza varía en relación al modo en que se implementan las prácticas
productivas y por lo tanto a la forma de control ejercido sobre los ecosistemas.

Desde la Revolución Neolítica las prácticas productivas provocaron, en mayor o


en menor medida, la transformación de los ecosistemas naturales. Durante toda
la Era Preindustrial la deforestación fue el atentado ecológico más extendido,
provocando las primeras crisis energéticas por la escasez de leña y madera que
se extendieron entre los siglos XVI y XVIII. Esta crisis sería superada mediante
el uso de combustibles fósiles.

 El hallazgo de fuentes de energía alternativas, primero el carbón y luego el


petróleo y el gas, se convirtió en el soporte de la industrialización y del
desarrollo de la sociedad industrial desde finales del siglo XVIII. El criterio que
marcó el paso de la antigua sociedad agrícola a la industrial fue el incremento
constante de la productividad que se tradujo, en términos ecológicos, en un
incremento paralelo del desorden natural y en el desarrollo de formas cada vez
más peligrosas de contaminación.

La fase de industrialización concentrada desarrollada durante el siglo XIX, trajo


consigo una revolución en la envergadura, la intensidad y la variedad de
contaminantes liberados al ambiente; comenzando por el uso del carbón, cuya
combustión produce dióxido de carbono,  vapor de agua, óxidos de azufre y
productos volátiles originados por la combustión incompleta. La fundición de
metales, junto con el resto de los primeros procesos industriales, también
generó grandes cantidades de gases.

La primera expansión industrial creó zonas de contaminación sobre todo en la


grandes concentraciones urbanas: paisajes arruinados por el humo y los gases
tóxicos de las chimeneas, montañas de materiales de desecho, corrientes de
agua contaminadas con residuos industriales y otras formas de contaminación
que se fueron incrementando exponencialmente hasta la actualidad.

Uno de los casos más conspicuos de procesos de contaminación provocados


por el hombre a partir del siglo XIX y hasta la actualidad, se manifiesta por el
incremento sostenido de la concentración de dióxido de carbono en la
atmósfera. Desde el punto de vista histórico, las emisiones de este gas han
estado directamente vinculadas a la producción de energía.

Está demostrado que la calidad del ambiente constituye un requisito

indispensable para la salud humana y el desarrollo sostenible. El plan de acción

de las Naciones Unidas para el desarrollo en el siglo XXI, denominada “Agenda

21”, acordada en la “Cumbre de la Tierra” efectuada en Río de Janeiro, 1992,

reitera que “los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones

para un desarrollo sostenible. Ellos tienen derecho a una vida saludable y

productiva, en armonía con la naturaleza”.

Es responsabilidad de la ONU y de organizaciones internacionales; brindar

información sobre procesos de producción menos contaminantes a través del

Programa de Producción Limpia del PNUMA.

Si bien el desarrollo industrial de un territorio puede inducir una fuerte

reactivación socioeconómica y mejoras en la calidad de vida de la población,

también es capaz de ocasionar importantes modificaciones del entorno y

diversas formas de contaminación del aire, las aguas y los suelos, agotamiento

de recursos naturales y su degradación. Todo ello influirá negativamente, de

forma directa o indirecta sobre el bienestar, la calidad de vida y la salud de la

población. Debe realizarse un riguroso análisis científico dirigido a identificar y

ponderar la magnitud y severidad de los posibles impactos ambientales y en la

salud; derivados de un proyecto de desarrollo y, en consecuencia, la adopción


de las medidas de prevención y control pertinentes, así los efectos negativos

serán minimizados, en tanto sean maximizados los positivos, proceder

denominado “evaluación de impacto ambiental. 1-3

Por lo anterior se decide exponer los elementos esenciales del tema que nos

ocupa acorde con la política ambiental del desarrollo industrial que está regida

por las organizaciones internacionales.

El pasado siglo XX aportó numerosos ejemplos de la enérgica implementación

de procesos de industrialización en diversos países y territorios en aras de

lograr un rápido desarrollo industrial y económico, pero sin considerar en su

justa magnitud sus posibles impactos en el ambiente, cuyas consecuencias

sobre la salud resultaron a veces rápidamente evidentes. Algunas de ellas son

la denominada “asma epidémica en la ciudad de Yokkaichi”, posterior a la

construcción de un gran complejo petroquímico; la intoxicación crónica por metil

mercurio en pescado (enfermedad de Minamata) o la intoxicación crónica por

cadmio, caracterizada por daño renal, fragilidad ósea y dolor en el agua de

regadío del arroz, denominada “itai – itai” (dolor, dolor), episodios todos

ocurridos en Japón, en la década siguiente a la Segunda Guerra Mundial. Estos

ocasionaron severos impactos en la salud pública, así como elevados costos


económicos por la implementación de las medidas para la mitigación de sus

consecuencias, muy superiores a los beneficios económicos iniciales. 4

Otros problemas más complejos pueden tener lugar a consecuencia del rápido
y desmesurado crecimiento demográfico en urbanizaciones carentes de un plan
director que garantice los recursos e infraestructuras necesarias para la
satisfacción de las necesidades básicas de las nuevas poblaciones y distritos
urbanos, tales como las necesidades de viviendas, fuentes de abasto, sistemas
de tratamiento de agua, la disposición de residuales y demás elementos que
garanticen las acciones básicas de saneamiento ambiental, las redes viales que
den respuesta al incremento del tráfico, entre otros, así como nuevas
transformaciones en el uso del suelo, la demanda de nuevas infraestructuras y
equipamientos de los servicios de alimentación, educación y salud, por citar
algunos de los principales.4

Hasta la primera mitad del siglo XX el escaso y anárquico desarrollo industrial


de Cuba estuvo centrado en la agricultura, vinculado principalmente a la
industria azucarera. Luego del triunfo revolucionario de 1959, considerados los
problemas de la economía heredada, se iniciaron importantes esfuerzos
dirigidos a lograr el reordenamiento, incremento y la diversificación de la
industria nacional con el propósito de incrementar y estabilizar los ingresos
monetarios del país, que permitiesen la creación y sostén de múltiples
instalaciones y servicios de beneficio social, el incremento del poder adquisitivo
y la calidad de vida de la población, entre otras necesidades, a pesar de la
influencia negativa de factores internos y externos, en primer término el
mantenido bloqueo económico por parte de los Estados Unidos de América. En
este contexto, la súbita desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista
europeo, y con ello de los principales vínculos económicos con el exterior,
obligaron a cambiar radicalmente y en condiciones adversas, la estrategia de
desarrollo económico del país.

A tales fines, en la actualidad tiene lugar el desarrollo de diversos polos


industriales en el país, entre los fundamentales se encuentran los de
Cienfuegos, Mariel, Matanzas y Moa. Los mismos pudieran ocasionar
modificaciones ambientales con posibles impactos adversos directos e
indirectos sobre la salud pública y la sociedad, magnificados por sus
proximidades a grandes núcleos urbanos, de no mediar una adecuada
planificación territorial y las correspondientes evaluaciones de impactos
ambientales, con vistas a evitar o minimizar sus potenciales efectos adversos y
acentuar los favorables, mediante las modificaciones y demás acciones de
prevención y control..
El procedimiento de evaluación rápida es sumamente útil para realizar una
evaluación inicial de las fuentes y de los niveles de emisión de un área que
tenga pocos datos o ninguno sobre cargas de contaminación. También es útil
para la selección de áreas prioritarias para la realización de monitoreos más
extensos, con vistas a la conducción de estudios de casos como parte de los
programas de salud pública dirigidos al control de la contaminación; y para la
formulación de políticas y reglamentos de control de la contaminación
enmarcadas dentro de las actividades nacionales de salud ambiental. 5

Se han desarrollado procedimientos para identificar, evaluar y mitigar los


efectos para el ambiente y la salud vinculados a los principales proyectos
industriales, agrícolas y otros grandes proyectos de desarrollo antes de que los
mismos se ejecuten. Se han preparado guías de evaluaciones de impacto en
salud ambiental (EISA) por varias organizaciones internacionales incluyendo la
oficina regional de la OMS para Europa (1985,1986). Varios países también han
preparado guías nacionales.

Como una evaluación de impacto ambiental (EIA) es un proceso práctico a


desarrollar en un plazo relativamente breve, generalmente no es posible
ejecutar simultáneamente una investigación preliminar adicional. En
consecuencia, las conclusiones usualmente deben ser basadas en
conocimiento científico aceptado actualmente. Más aún, no pueden ejecutarse
mediciones actuales durante la etapa preparatoria de un proyecto, que no sean
evaluaciones de los niveles de base o mediciones de proyectos pilotos.

El componente de salud de las evaluaciones de impacto ambiental debe


incorporar algo más que la mejor información científica disponible. Debe
obtener información basada en la comunidad y conocimiento tradicional de
pueblos nativos y otros en la comunidad. Y debe reconocer que muchos
proyectos tienen tanto beneficios como efectos adversos para la salud y el
bienestar. Mediante la creación de trabajos y el aporte de otros beneficios
económicos que contribuyan a un mejor nivel de vida, la salud puede ser muy
mejorada a causa del proyecto en cuestión.

Los efectos adversos para la salud pueden ser desproporcionadamente


experimentados por las personas que no compartirán los beneficios de un
proyecto. Por esto el componente de salud de la EIA debe evaluar quien se
beneficiará y quien puede sufrir los efectos adversos. Si son identificados
efectos adversos potenciales, las recomendaciones para las medidas de
mitigación y seguimiento deben ser incluidas en la declaración de impacto
ambiental (DIA), quien propone el proyecto. La EIA debe también considerar
alternativas al proyecto, que incluye los efectos potenciales en la salud de no
permitirse que el proyecto proceda. Aunque pueden existir consideraciones
jurisdiccionales respecto a cual departamento gubernamental es responsable
de la salud ocupacional v.s salud pública en algunos países, ambos
componentes son esenciales para determinar los beneficios potenciales y los
efectos adversos de una propuesta.

La colaboración multidisciplinaria es crucial en EIA. Es importante asegurar que


los componentes de salud sean consideradas en cada una de las etapas de la
evaluación. Para que sea efectiva, la EIA debe ocurrir en la etapa de planeación
del proyecto. Por lo tanto, debe ser un componente integral en el diseño de un
proyecto, más que algo añadido después que se ha terminado el diseño. De
esta forma, el EIA debe sugerir diseños alternativos del proyecto con mayores
beneficios y menores riesgos para la salud.

La evidencia muestra que los factores ambientales influyen en el 80 % de las


enfermedades estudiadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se
calcula que en todo el mundo el 24 % de la carga de morbilidad (años de vida
sana perdidos) y aproximadamente el 23 % de todas las defunciones
(mortalidad prematura) son atribuibles a factores ambientales. El grueso de
estos efectos recae en los grupos más vulnerables como niños, gestantes,
enfermos crónicos y personas de la tercera edad.4,6-8

Contaminación en los siglos XVIII y XIX ;No todas las formas de organización
de la producción han sido y son ecológicamente sostenibles. La relación con la
naturaleza varía en relación al modo en que se implementan las prácticas
productivas y por lo tanto a la forma de control ejercido sobre los ecosistemas.
La presión que se ejerce sobre ellos es directamente proporcional a la
necesidad de energía y materiales para asegurar su mantenimiento.

Desde la Revolución Neolítica las prácticas productivas provocaron, en mayor o


en menor medida, la transformación de los ecosistemas naturales. Durante toda
la Era Preindustrial la deforestación fue el atentado ecológico más extendido,
provocando las primeras crisis energéticas por la escasez de leña y madera que
se extendieron entre los siglos XVI y XVIII. Esta crisis sería superada mediante
el uso de combustibles fósiles.

 El hallazgo de fuentes de energía alternativas, primero el carbón y luego el


petróleo y el gas, se convirtió en el soporte de la industrialización y del
desarrollo de la sociedad industrial desde finales del siglo XVIII. El criterio que
marcó el paso de la antigua sociedad agrícola a la industrial fue el incremento
constante de la productividad que se tradujo, en términos ecológicos, en un
incremento paralelo del desorden natural y en el desarrollo de formas cada vez
más peligrosas de contaminación.
La fase de industrialización concentrada desarrollada durante el siglo XIX, trajo
consigo una revolución en la envergadura, la intensidad y la variedad de
contaminantes liberados al ambiente; comenzando por el uso del carbón, cuya
combustión produce dióxido de carbono,  vapor de agua, óxidos de azufre y
productos volátiles originados por la combustión incompleta. La fundición de
metales, junto con el resto de los primeros procesos industriales, también
generó grandes cantidades de gases.

La primera expansión industrial creó zonas de contaminación sobre todo en la


grandes concentraciones urbanas: paisajes arruinados por el humo y los gases
tóxicos de las chimeneas, montañas de materiales de desecho, corrientes de
agua contaminadas con residuos industriales y otras formas de contaminación
que se fueron incrementando exponencialmente hasta la actualidad.

Uno de los casos más conspicuos de procesos de contaminación provocados


por el hombre a partir del siglo XIX y hasta la actualidad, se manifiesta por el
incremento sostenido de la concentración de dióxido de carbono en la
atmósfera. Desde el punto de vista histórico, las emisiones de este gas han
estado directamente vinculadas a la producción de energía.

Está demostrado que la calidad del ambiente constituye un requisito


indispensable para la salud humana y el desarrollo sostenible. El plan de acción
de las Naciones Unidas para el desarrollo en el siglo XXI, denominada “Agenda
21”, acordada en la “Cumbre de la Tierra” efectuada en Río de Janeiro, 1992,
reitera que “los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones
para un desarrollo sostenible. Ellos tienen derecho a una vida saludable y
productiva, en armonía con la naturaleza”.

Es responsabilidad de la ONU y de organizaciones internacionales; brindar


información sobre procesos de producción menos contaminantes a través del
Programa de Producción Limpia del PNUMA.

Si bien el desarrollo industrial de un territorio puede inducir una fuerte


reactivación socioeconómica y mejoras en la calidad de vida de la población,
también es capaz de ocasionar importantes modificaciones del entorno y
diversas formas de contaminación del aire, las aguas y los suelos, agotamiento
de recursos naturales y su degradación. Todo ello influirá negativamente, de
forma directa o indirecta sobre el bienestar, la calidad de vida y la salud de la
población. Debe realizarse un riguroso análisis científico dirigido a identificar y
ponderar la magnitud y severidad de los posibles impactos ambientales y en la
salud; derivados de un proyecto de desarrollo y, en consecuencia, la adopción
de las medidas de prevención y control pertinentes, así los efectos negativos
serán minimizados, en tanto sean maximizados los positivos, proceder
denominado “evaluación de impacto ambiental. 1-3

Por lo anterior se decide exponer los elementos esenciales del tema que nos
ocupa acorde con la política ambiental del desarrollo industrial que está regida
por las organizaciones internacionales.

El pasado siglo XX aportó numerosos ejemplos de la enérgica implementación


de procesos de industrialización en diversos países y territorios en aras de
lograr un rápido desarrollo industrial y económico, pero sin considerar en su
justa magnitud sus posibles impactos en el ambiente, cuyas consecuencias
sobre la salud resultaron a veces rápidamente evidentes. Algunas de ellas son
la denominada “asma epidémica en la ciudad de Yokkaichi”, posterior a la
construcción de un gran complejo petroquímico; la intoxicación crónica por metil
mercurio en pescado (enfermedad de Minamata) o la intoxicación crónica por
cadmio, caracterizada por daño renal, fragilidad ósea y dolor en el agua de
regadío del arroz, denominada “itai – itai” (dolor, dolor), episodios todos
ocurridos en Japón, en la década siguiente a la Segunda Guerra Mundial. Estos
ocasionaron severos impactos en la salud pública, así como elevados costos
económicos por la implementación de las medidas para la mitigación de sus
consecuencias, muy superiores a los beneficios económicos iniciales. 4

Otros problemas más complejos pueden tener lugar a consecuencia del rápido
y desmesurado crecimiento demográfico en urbanizaciones carentes de un plan
director que garantice los recursos e infraestructuras necesarias para la
satisfacción de las necesidades básicas de las nuevas poblaciones y distritos
urbanos, tales como las necesidades de viviendas, fuentes de abasto, sistemas
de tratamiento de agua, la disposición de residuales y demás elementos que
garanticen las acciones básicas de saneamiento ambiental, las redes viales que
den respuesta al incremento del tráfico, entre otros, así como nuevas
transformaciones en el uso del suelo, la demanda de nuevas infraestructuras y
equipamientos de los servicios de alimentación, educación y salud, por citar
algunos de los principales.4

Hasta la primera mitad del siglo XX el escaso y anárquico desarrollo industrial


de Cuba estuvo centrado en la agricultura, vinculado principalmente a la
industria azucarera. Luego del triunfo revolucionario de 1959, considerados los
problemas de la economía heredada, se iniciaron importantes esfuerzos
dirigidos a lograr el reordenamiento, incremento y la diversificación de la
industria nacional con el propósito de incrementar y estabilizar los ingresos
monetarios del país, que permitiesen la creación y sostén de múltiples
instalaciones y servicios de beneficio social, el incremento del poder adquisitivo
y la calidad de vida de la población, entre otras necesidades, a pesar de la
influencia negativa de factores internos y externos, en primer término el
mantenido bloqueo económico por parte de los Estados Unidos de América. En
este contexto, la súbita desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista
europeo, y con ello de los principales vínculos económicos con el exterior,
obligaron a cambiar radicalmente y en condiciones adversas, la estrategia de
desarrollo económico del país.

A tales fines, en la actualidad tiene lugar el desarrollo de diversos polos


industriales en el país, entre los fundamentales se encuentran los de
Cienfuegos, Mariel, Matanzas y Moa. Los mismos pudieran ocasionar
modificaciones ambientales con posibles impactos adversos directos e
indirectos sobre la salud pública y la sociedad, magnificados por sus
proximidades a grandes núcleos urbanos, de no mediar una adecuada
planificación territorial y las correspondientes evaluaciones de impactos
ambientales, con vistas a evitar o minimizar sus potenciales efectos adversos y
acentuar los favorables, mediante las modificaciones y demás acciones de
prevención y control.

Existen numerosos ejemplos que muestran que la planificación adecuada


reduce significativamente el impacto de las actividades humanas sobre el
ambiente. En los países en desarrollo, las dificultades para formular programas
adecuados de gestión ambiental son mayores y existe la necesidad de contar
con herramientas prácticas que permitan la implementación generalizada y la
estandarización de las etapas iniciales críticas del proceso de planificación.

El procedimiento de evaluación rápida es sumamente útil para realizar una


evaluación inicial de las fuentes y de los niveles de emisión de un área que
tenga pocos datos o ninguno sobre cargas de contaminación. También es útil
para la selección de áreas prioritarias para la realización de monitoreos más
extensos, con vistas a la conducción de estudios de casos como parte de los
programas de salud pública dirigidos al control de la contaminación; y para la
formulación de políticas y reglamentos de control de la contaminación
enmarcadas dentro de las actividades nacionales de salud ambiental. 5

Se han desarrollado procedimientos para identificar, evaluar y mitigar los


efectos para el ambiente y la salud vinculados a los principales proyectos
industriales, agrícolas y otros grandes proyectos de desarrollo antes de que los
mismos se ejecuten. Se han preparado guías de evaluaciones de impacto en
salud ambiental (EISA) por varias organizaciones internacionales incluyendo la
oficina regional de la OMS para Europa (1985,1986). Varios países también han
preparado guías nacionales.
Como una evaluación de impacto ambiental (EIA) es un proceso práctico a
desarrollar en un plazo relativamente breve, generalmente no es posible
ejecutar simultáneamente una investigación preliminar adicional. En
consecuencia, las conclusiones usualmente deben ser basadas en
conocimiento científico aceptado actualmente. Más aún, no pueden ejecutarse
mediciones actuales durante la etapa preparatoria de un proyecto, que no sean
evaluaciones de los niveles de base o mediciones de proyectos pilotos.

El componente de salud de las evaluaciones de impacto ambiental debe


incorporar algo más que la mejor información científica disponible. Debe
obtener información basada en la comunidad y conocimiento tradicional de
pueblos nativos y otros en la comunidad. Y debe reconocer que muchos
proyectos tienen tanto beneficios como efectos adversos para la salud y el
bienestar. Mediante la creación de trabajos y el aporte de otros beneficios
económicos que contribuyan a un mejor nivel de vida, la salud puede ser muy
mejorada a causa del proyecto en cuestión.

Los efectos adversos para la salud pueden ser desproporcionadamente


experimentados por las personas que no compartirán los beneficios de un
proyecto. Por esto el componente de salud de la EIA debe evaluar quien se
beneficiará y quien puede sufrir los efectos adversos. Si son identificados
efectos adversos potenciales, las recomendaciones para las medidas de
mitigación y seguimiento deben ser incluidas en la declaración de impacto
ambiental (DIA), quien propone el proyecto. La EIA debe también considerar
alternativas al proyecto, que incluye los efectos potenciales en la salud de no
permitirse que el proyecto proceda. Aunque pueden existir consideraciones
jurisdiccionales respecto a cual departamento gubernamental es responsable
de la salud ocupacional v.s salud pública en algunos países, ambos
componentes son esenciales para determinar los beneficios potenciales y los
efectos adversos de una propuesta.

La colaboración multidisciplinaria es crucial en EIA. Es importante asegurar que


los componentes de salud sean consideradas en cada una de las etapas de la
evaluación. Para que sea efectiva, la EIA debe ocurrir en la etapa de planeación
del proyecto. Por lo tanto, debe ser un componente integral en el diseño de un
proyecto, más que algo añadido después que se ha terminado el diseño. De
esta forma, el EIA debe sugerir diseños alternativos del proyecto con mayores
beneficios y menores riesgos para la salud.

La evidencia muestra que los factores ambientales influyen en el 80 % de las


enfermedades estudiadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se
calcula que en todo el mundo el 24 % de la carga de morbilidad (años de vida
sana perdidos) y aproximadamente el 23 % de todas las defunciones
(mortalidad prematura) son atribuibles a factores ambientales. El grueso de
estos efectos recae en los grupos más vulnerables como niños, gestantes,
enfermos crónicos y personas de la tercera edad.4,6-8

Especial relevancia tiene la estimación de los riesgos para la salud de la


población general y grupos de riesgo específicos, derivadas de las exposiciones
crónicas de baja intensidad a múltiples contaminantes y la degradación del
hábitat y los ecosistemas.4,9-13 En varios países la influencia de la contaminación
industrial influye en la expectativa de vida, como por ejemplo en China cuya
industrialización ha producido un decrecimiento de 5,5 años de expectativa de
vida.14 Todo lo expresado anteriormente fundamenta la necesaria realización de
proyectos de investigación que den respuesta a la interrogante de si el
desarrollo de estos polos industriales en el país será compatible con la
sostenibilidad del ambiente.15

En la actualidad el INHEM y el Instituto de Salud de los trabajadores (INSAT),


en conjunto con varias instituciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y
Medio Ambiente y otras instituciones de diversos organismos del Estado,
trabajan en proyectos relacionados con el tema en varios de los polos de
desarrollo industrial antes mencionados, lo que pone de manifiesto el carácter
intersectorial de estos estudios. Los resultados obtenidos aportarán criterios
científicamente avalados que fundamenten la adopción de medidas dirigidas a
prevenir o disminuir al mínimo la exposición de los trabajadores y la población
general a los contaminantes derivados de la construcción, explotación y
disposición de residuales y desechos de dichas industrias y por ende de sus
posibles impactos adversos sobre la salud; elementos que se corresponden con
la política y propósitos del Ministerio de Salud Pública.

Para la prevención de los riesgos que se derivan de la contaminación industrial


es imprescindible una estrategia de integración eficaz del desarrollo sostenible,
donde la protección del medio ambiente esté incluida en los objetivos
económicos y sociales de un país. Esto repercute favorablemente en el estado
de salud de la población quién a su vez debe estar consiente también del rol
que tiene en esta estrategia. La EIA es la medida más eficaz para minimizar el
impacto negativo en las actividades con un fuerte potencial de contaminación.

Bibliografía • Acción Ecológica (1995). Amazonia por la vida. Derechos de las


poblaciones frente a la actividad petrolera. Abya Yala. Quito. • Acción Ecológica
(2006). La remediación ambiente tal: un perverso negocio. Alerta verde número
148 de diciembre 2006. Quito. • Acción Ecológica- CONAIE (2006). Atlas
amazónico ecuador: agresiones y resistencias. Inventario de impactos
petroleros 2. Acción ecológica, Quito. • Acosta, Alberto (2009). La maldición de
la abundancia. Abya Yala, CEP, Swissaid. Quito. • AGROCALIDAD. 2010. Base
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Quito, Ecuador. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-
30032014000300008

BIBLIOGRAFIA

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Recibido: 8 de octubre de 2013.


Aprobado: 15 de marzo de 2014.
Susana Suárez Tamayo. Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y
Microbiología (INHEM). Calle Infanta No. 1158 e/ Clavel y Llinás. La Habana.

Correo electrónico: susana@inhem.sld.cu

http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1561-
30032014000300008

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