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UNIVERSIDAD DE NARIÑO

FACULTAD CIENCIAS DE LA SALUD


TECNOLOGIA EN PROMOCION DE LA SALUD
DOCENTE: Nasly Cristina Rodriguez

Sentidos especiales: visión, gusto, olfato, audición y equilibrio

Introducción
Los sentidos especiales son el oído, la vista y los sentidos químicos, gusto y olfato. Bajo esta
denominación se incluyen aquellos órganos de los sentidos que presentan una agrupación
de sus receptores en una zona concreta del cuerpo. Además, la mayor parte de ellos se
caracterizan por ser receptores secundarios; es decir con una célula especializada que, una
vez estimulada, transmite la señal mediante una sinapsis a la fibra nerviosa aferente.
Visión
La visión constituye uno de los sentidos más importantes. En el ser humano es con
diferencia el sentido más desarrollado y una gran parte de la corteza cerebral está dedicada
al análisis de esta información sensorial. La luz es energía electromagnética en forma de
ondas, que han de llegar al receptor situado en la profundidad del ojo, en la capa sensible
o retiniana. El estímulo, antes de llegar a los receptores, ha de atravesar una serie de
elementos que forman parte de la estructura del ojo o globo ocular, y en este camino el
estímulo es desviado para lograr alcanzar con la máxima eficiencia los receptores lumínicos
o fotorreceptores.
1. Anatomía funcional del ojo o globo ocular: El globo ocular es una estructura
aproximadamente esférica de unos 2,5 cm de diámetro, situado en la cavidad
orbitaria. Su pared está formada de tres capas, que de más externa a más interna
son: Esclerótica o cápsula conjuntiva gruesa que en su porción anterior es
transparente y recibe el nombre de córnea Uvea o túnica vascular, que en su porción
posterior se denomina coroides y dispone de un epitelio pigmentario formado de
melanocitos. En su parte anterior se encuentra el cuerpo ciliar (elemento de sujeción
del cristalino) y el iris. El cuerpo ciliar consiste en un grupo de fibras musculares lisas
que componen el músculo ciliar, del cual salen fibras suspensorias (zónulas) que
sujetan el cristalino. El iris, es un músculo en forma de disco. Esta situado por delante
del cristalino y por detrás de la cornea. El iris es el que da color a los ojos y en su
centro se encuentra un orificio, la pupila. La contracción o relajación del iris permite
un cambio en el diámetro pupilar que actuará a la manera de un diafragma de una
cámara de fotos. El cristalino, situado por detrás del iris, es una lente biconvexa
formada por fibras que son células sin núcleo extendidas longitudinalmente cuya
neoformación es continua a lo largo de toda la vida. La porción anterior, o región
situada por delante del cristalino esta rellena de una solución acuosa o humor
acuoso que nutre cristalino y córnea, y su presión sirve para mantener la forma del
globo ocular. Se divide en dos cámaras: cámara anterior entre la córnea y el cuerpo
ciliar o el iris, y la cámara posterior entre el cuerpo ciliar y el cristalino. El humor
acuoso es un ultrafiltrado del plasma que se está formando y drenando
continuamente. Por detrás del cristalino está el humor vítreo que es una sustancia
gelatinosa y transparente con un alto contenido en agua. Retina o capa nerviosa, se
extiende por la porción posterior del globo ocular. Es la capa más interna y en ella
se encuentran los fotorreceptores: conos y bastones. Los fotorreceptores cubren
toda la parte posterior del ojo a excepción de la mancha ciega o disco óptico (zona
donde se inicia el nervio óptico). En su parte posterior, se distingue una mancha
amarilla denominada mácula lútea que contiene una depresión, la fóvea, que se
caracteriza por ser la zona de máxima agudeza visual.

2. Audición y equilibrio
El órgano de la audición y del equilibrio se encuentran situados en el oído interno. Cada uno
de ellos está diseñado para recibir una información diferente.
Audición
Las ondas sonoras que constituyen el estímulo auditivo se producen por incrementos y
decrementos de ondas de presión mecánicas transmitidas en un medio material elástico
como el aire o el agua. Están compuestas por un conjunto de ondas sinusoidales (o tonos
puros) que se caracterizan por su longitud de onda, amplitud, frecuencia y velocidad. La
longitud de onda es la distancia entre dos puntos de igual presión, la amplitud corresponde
a la desviación máxima de la presión sonora en reposo, normalmente se utiliza el término
nivel de presión del sonido o intensidad sonora, que es una medida de la energía que
transporta la onda se mide en una escala relativa logarítmica en belios (B) o decibelios (dB).
Estructura funcional del oído
El oído se divide en tres partes:
1. Oído externo. Está formado por el pabellón auricular y el conducto auditivo externo. El
pabellón funciona como una superficie de captación de las ondas sonoras, ayudando a
localizar el origen del sonido. El conducto auditivo externo, transmite las ondas sonoras
hacia el tímpano, membrana de forma cónica que es el límite entre el oído externo y el
medio.
2. Oído medio. Está formado por una cadena de tres huesecillos que funcionan como un
sistema de palancas para transmitir la energía de la onda sonora desde el tímpano hasta la
cóclea.
3. Oído interno. Alojado en el peñasco del temporal presenta una estructura de conductos
bastante compleja, de ahí que también reciba el nombre de laberinto. Está formado por el
laberinto óseo y en su interior el membranoso. Tiene dos regiones:

• El vestíbulo y los canales semicirculares que constituyen el órgano del equilibrio.


• La cóclea o caracol, que es un tubo enrollado de unos 3,5 cm que da dos vueltas
y ¾ sobre su eje donde se localizan los receptores auditivos.

Vías auditivas
A través de las vías auditivas con sus correspondientes sinapsis o relevos, se lleva la
información de la onda sonora hasta la corteza donde se obtendrá la sensación auditiva. En
una sensación auditiva se pueden diferenciar los siguientes componentes:
1. Tono o altura del sonido. Es decir, la capacidad de diferenciar la frecuencia del sonido.
La deformación de la membrana basilar tiene una amplitud máxima en zonas diferentes
dependiendo de la frecuencia de la onda sonora.
2. Intensidad del sonido. Viene dada por la frecuencia de potenciales de acción en las fibras
sensoriales y permite diferenciar sonidos fuertes de débiles.
3. Localización del sonido. El origen del sonido con respecto a nuestro cuerpo es posible
conocerlo por la forma con que se procesa la información procedente de cada oído. Si la
fuente del sonido está más próxima a un oído que a otro, existirá un retraso sonoro, entre
la llegada del estímulo a cada oído. Esta diferencia temporal en el procesado de la
información permite determinar la localización. Otro parámetro que es utilizado con el
mismo fin, es la diferencia en la intensidad sonora. El sonido más próximo a un oído que a
otro llegará con un valor de intensidad superior, ya que en la transmisión hasta el segundo
consume parte de su energía y por lo tanto llega con menor intensidad. 
Las fibras
aferentes primarias forman parte del nervio estato-acústico (o vestíbulo-coclear, u VIII par
craneal). Penetran en el encéfalo y la primera sinapsis se realiza a nivel de la parte superior
del bulbo, en los núcleos cocleares, dorsales y ventrales; conservando su organización
tonotópica, que se va a mantener en todos los núcleos de relevo y en la corteza auditiva.
Sentido del equilibrio
El sentido del equilibrio desempeña una función importante en el mantenimiento de la
postura corporal y también en la estabilización de los ojos, en especial durante el
movimiento.
Estructura del sistema vestibular. El órgano del equilibrio está situado en la región
vestibular del laberinto u oído interno. Consta de dos cámaras el utrículo y el sáculo y tres
canales semicirculares. Utrículo y sáculo se disponen horizontal y verticalmente, y los tres
canales se sitúan en ángulos rectos entre sí. Existen dos tipos de células sensoriales:
Vías vestibulares. Las fibras primarias, que junto con las auditivas forman el octavo par
craneal, sinaptan en los núcleos vestibulares en la protuberancia. De estos núcleos salen
fibras secundarias hacia:

• Cerebelo.
• Formación reticular.
• Motoneuronas de la médula espinal que controlan los músculos del cuello.
• Núcleos de los músculos oculares.

Las conexiones que se establecen son complejas ya que están implicadas en funciones
principalmente motoras como son el control del equilibrio corporal, los reflejos posturales
y la acomodación ocular.

Sentido químicos
Los sentidos químicos, el gusto y el olfato, se encuentran entre las respuestas más
elementales del ser vivo a su entorno. Los receptores del gusto y del olfato son
quimioreceptores, se activan ante estímulos de naturaleza química. Los receptores del
gusto son receptores secundarios, mientras que los del olfato son las neuronas aferentes
primarias modificadas. La diferencia entre ambos respecto al estímulo radica en que los
quimiorreceptores gustativos detectan moléculas que están en solución, y los olfativos,
moléculas que además de ser solubles han de ser también volátiles.
3. Sensibilidad gustativa
En la mucosa lingual se encuentran pequeñas proyecciones denominadas papilas
gustativas, en ellas se alojan los botones gustativos (10.000). Los botones se localizan en las
papilas de la lengua, en la mucosa del paladar blando incluyendo la úvula, en la epiglotis, la
faringe y el primer tercio del esófago. Los botones están formados por células de sostén y
células sensoriales (50/botón), estas células derivan de células epiteliales y se renuevan
cada 10 días. Las células receptoras envían prolongaciones en forma de microvellosidades
por su extremo apical y a través de una pequeña apertura, el poro gustativo, quedan
expuestas a los estímulos químicos. En la cara basal o polo opuesto las células receptoras
hacen sinapsis con fibras aferentes. Existen clásicamente cuatro sabores primarios: dulce,
salado, ácido y amargo, y también se ha incorporado un quinto conocido con el nombre de
umami, correspondiente al glutamato y aspartato sódico utilizados ampliamente en la
comida oriental. La complejidad del sabor de los alimentos es debida a la mezcla de las
diferentes modalidades gustativas y añadidamente a la información olfatoria. El
reconocimiento de un sabor determinado depende de la actividad de una población de
células gustativas.
Los potenciales de acción desencadenados por un estímulo gustativo se transmiten a los
nervios gustativos a través de sinapsis. A la hora de determinar si un sabor es agradable o
desagradable no sólo interviene el tipo de estímulo sino que la concentración del estímulo
también participa en la sensación. Su función es la protección, con el objeto de no introducir
en el organismo sustancias lesivas. La mayor parte de las sustancias tóxicas presentan un
sabor amargo que da lugar a su rechazo con lo que son suficientes concentraciones muy
bajas para detectar dicho sabor; en cambio, otras sustancias menos peligrosas requieren
concentraciones mucho más altas para hacer una identificación del sabor. Las fibras
aferentes gustativas inervan de forma muy ramificada los botones gustativos. Estas fibras
penetran en el encéfalo a través de los pares craneales VII, IX y X (facial, glosofaríngeo y
vago). A nivel del bulbo establecen la primera sinapsis en una parte del núcleo del tracto
solitario denominada núcleo gustativo, las fibras secundarias realizan la segunda sinapsis
en núcleo ventral posteromedial del tálamo, y las terciarias alcanzan la corteza sensorial
gustativa, localizada en la posición inferior del lóbulo parietal, al lado de la información
somatosensorial de la lengua.

4. Sensibilidad olfatoria
El sentido del olfato no está muy desarrollado en el ser humano. Se trata de un sentido que
es relevante en otros animales, pero que en la evolución de la especie humana ha quedado
relegado a favor de otras modalidades sensoriales. El epitelio olfatorio es una pequeña zona
de 2,5 cm2, en el techo de las fosas nasales, bajo la lámina cribosa del etmoides. El aire al
penetrar en la cavidad nasal, debido a lo tortuoso de sus paredes, desarrolla una serie de
turbulencias permitiendo a las sustancias contactar con el epitelio o mucosa olfatoria. En
dicho epitelio hay células de sostén y células sensoriales o células olfatorias (10 millones)
que se recambian cada 30 días. Estas células son neuronas bipolares, con una prolongación
dendrítica ciliada que acaba en la superficie del epitelio nasal recubierta por una capa de
moco.
Los estímulos olorosos son difíciles de clasificar, existen unos 10.000 estímulos diferentes
que son agrupados de forma muy subjetiva en múltiples clasificaciones. Dentro de ellas una
de las más comunes les clasifica en siete olores primarios: alcanforado, almizclado, floral,
mentolado, etéreo, acre y pútrido. Cualquier estímulo ha de ser una molécula volátil, que
alcanza el epitelio olfatorio a través de la vía aérea; debe a continuación disolverse en la
capa mucosa para estimular la célula olfatoria.
Los receptores olfatorios son muy sensibles, es decir tienen umbrales de estimulación muy
bajos, unas pocas moléculas de una sustancia química son suficientes para detectar la
sensación de un olor. El umbral de excitabilidad o límite absoluto define la concentración
mínima de una sustancia necesaria para reconocer que huele a algo. Por ejemplo, para el
metilmercaptano (presente en el ajo), la concentración se encuentra en el rango picomolar.
El umbral de identificación es superior, y depende de la humedad del aire, de la temperatura
y del tipo de sustancia, específicamente de su solubilidad. Estos receptores se adaptan
rápidamente (1 minuto), este hecho explicaría que olores que al principio son muy
evidentes, no se detectan al cabo de un tiempo. Esta adaptación no se produce en el propio
receptor sino a nivel del sistema nervioso central.

NOTA: para complementar y aclarar algunos aspectos teóricos, revisa el siguiente enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=RcNd-Q8sMGo

REFERENTE: Universidad de Cantabria. Sentidos especiales: visión, gusto, olfato, audición y equilibrio. Disponible en:
https://ocw.unican.es/mod/page/view.php?id=576

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