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LA VIDA OCULTA EN LA MASONERIA

denota su categoría en la Orden, pues la Comasonería confiere los grados del antiguo y aceptado
rito escocés. Así cada hermano recibe la influencia que necesita para fortalecerse en la obra
correspondiente a su grado. Cada hermano ha de inclinar respetuosamente la cabeza al recibir el
incienso en prueba de que dedica toda su fuerza al G. A. D. U.

ENCENDIMIENTO DE LAS CANDELAS

El P. D. es el luciferario que lleva la luz a sus hermanos. El 1. P. M. le da la luz tomada del fuego
sagrado y él la lleva al V. M., quien prende en ella una cerilla con la que enciende la candela de su
sitial y después apaga la cerilla con el apagaluces, sin soplada jamás, para no contaminar el fuego
sagrado con el aliento. Por la misma razón los parsis, llamados adoradores del fuego porque
consideran este elemento como el mayor símbolo y expresión de la Divinidad, no soplarán en modo
alguno el fuego de ritual.

El V. M. dice:
- Que la luz de la sabiduría ilumine nuestros trabajos (en este punto enciende la candela). Su
sabiduría es infinita.

En seguida el P. D. lleva la luz a los P. V. y S. V. quienes encienden sus candelas y hablan


adecuadamente de la fuerza y belleza del G. A. D. U.

Esta ceremonia nos vuelve a recordar los tres Aspectos del Lagos o G. A. D. U. que en este caso
están simbolizados en la manifestación de lo incondicionado en las condicionadas modalidades de
sabiduría, fuerza y belleza como preparación de la apertura de la Logia y el comienzo de la obra de
la construcción del templo. Al comenzar los trabajos, según veremos en el siguiente capítulo, se
invierte el proceso; pero todavía no tenemos más que la preparación o sea la sabiduría para
proyectar, la fuerza para ejecutar y la belleza para adornar.

Muy poco se comprende el significado del fuego en las ceremonias eclesiásticas o masónicas. Una
candela encendida con religioso intento equivale a una oración y siempre atrae de lo alto un flujo de
energía. Así es que los tres principales dignatario s de la Logia, al pronunciar aquellas frases cuando
encienden sus candelas no sólo expresan simbólicamente que representan cada uno un Aspecto del
Lagos, sino que en efecto están estableciendo un medio de enlace con dichos Aspectos en respuesta
a su impetración. Las luces eléctricas que usan algunas Logias en substitución de las candelas no
producen el mismo efecto, pues dan luz, pero no fuego, y por lo tanto es deficiente su resultado. Sin
embargo, la luz eléctrica es admisible para la Estrella flamígera y la Estrella de Iniciación, cuyo
efecto y simbolismo se contraen a la luz.

Aquí sube de punto la importancia de lo ya dicho acerca del auxilio que los hermanos deben prestar
a los oficiales. Cuando el V. M. dice: "Que Su Sabiduría ilumine nuestros trabajos", los hermanos
deben coadyuvar al esfuerzo de atraer la divina sabiduría para que por conducto del V. M. se
derrame sobre todos. De la propia suerte, cuando el P. V. dice: "Que la luz de Su fuerza nos asista
en nuestra obra", todos deben pensar intensamente en la fuerza divina y emitir el anhelo de que por
él fluya. Otro esfuerzo análogo se ha de hacer cuando el S. V. dice: "Que la luz de belleza se
manifieste en nuestra obra" y el I. P. M. declara: "Su luz habita perpetuamente entre nosotros."

No debemos asociar a estos pensamientos la antigua y a mi entender falsa idea de la plegaria


encaminada a llamar la atención del G. A. D. U. Sabemos que de continuo efunde Su energía, y a
nosotros nos incumbe abrir el conducto. Su símbolo en el mundo físico es el Sol que

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incesantemente derrama luz y calor sin que nadie le ruegue que refulja. Por lo tanto, al pronunciar
aquellas palabras el V. M. y los V. V., sólo procuramos hacernos y hacer de la Logia canales para
Su servicio

Importante es en todo este proceso la actitud mental de los hermanos, pero mayormente durante el
incensamiento del altar, pues entonces han de pensar en el amor divino con redoblada intensidad. Al
V. M. le incumbe dirigir en conjunto los trabajos, y a cada oficial el desempeñar cumplidamente sus
funciones; pero el feliz éxito del plan depende del recogimiento e inegoísmo de cada hermano
presente, pues sin esta condición no podrá tener vida la obra. Cabe el riesgo de que si bien algunas
Logias masónicas tiñen intensamente sus trabajos con el magno ideal de caridad, fracasan por
completo en la radiación de influencia espiritual. Practican exacta y hermosamente el ritual, pero no
se dan cuenta de la importancia del pensamiento en él concentrado y de la comprensión de cuanto
entraña y significa. La bendición del G. A. no se impetra tanto por virtud de la mera fórmula de
palabras y ademanes, como por el espíritu que anima los trabajos de la Logia.

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