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3. ¿De qué manera debe ponderarse la prueba en los casos relativos al contrato
En Buenos Aires a los seis días del mes de mayo de 2011, reúnense los señores Jueces de la Sala
el autorizante, para dictar sentencia en la causa "KRESZES DAVID JULIO c/ BANCO PATAGONIA
(SECRETARIA N° 46), donde está identificada como expediente N° 52.468, en los cuales como
consecuencia del sorteo practicado de acuerdo con lo previsto por el art. 268 del Código Procesal,
resultó que debían votar en el siguiente orden, Doctores: Vassallo, Heredia y Dieuzeide.
I. David Julio Kreszes dedujo demanda contra el Banco Patagonia S.A. pretendiendo ser
resarcido de los daños y perjuicios que dijo haber padecido sufridos como consecuencia del robo
de la caja de seguridad 38, módulo 4, de la cual era titular y que se hallaba ubicada en la sucursal
En su escrito de demanda, con una peculiar diagramación, dedicó el escrito sustantivo (luego
de indicar la cuantía del reclamo y enunciar no sólo el contenido de la caja sino los daños que dijo
sufridos), a referirse sobre la naturaleza del contrato de caja de seguridad, referir el derrotero de la
En el “anexo hechos” refirió las diferentes mudanzas que debió realizar del contenido de su
caja de seguridad frente a sucesivos traslados de la sucursal bancaria. Luego indicó las
circunstancias en las cuales advirtió el faltante en una de sus cajas de seguridad (al tiempo de
concurrir a ella, la que no presentaba signos de violación), para luego referir lo actuado en sede
a. Así respecto de los U$S 119.000 que dijo se encontraban allí depositados, señaló que U$S
49.000 provenían de un retiro de fondos hecho por él, su madre y hermano de la sociedad
Los U$S 70.000 eran propiedad de su madre, el cual se originó en: 1) la venta de una
propiedad (Boulogne Sur Mer 659, piso 3 “A”); 2) la mensualidad que recibía de Alemania como
reparación de los sufrimientos padecidos en la época del nazismo; 3) los ahorros que su padre
fallecido pudo reunir como empresario textil, en una primera etapa y luego modificando su rubro por
el metalúrgico.
b. También denunció haber sufrido el hurto de un grupo de joyas que describió mediante un
listado que se encuentra glosado en fs. 53, y que valoró en un mínimo de U$S 40.000.
c. Ciertas monedas, que en el escrito de inicio identificó como 50 mexicano de oro, que valuó
Respecto de las mismas dijo también que habían sido regalados a su madre por su marido.
En un nuevo anexo “Daño moral y daño psíquico” (fs. 254), desarrolló un breve fundamento
descripto, un resarcimiento por lucro cesante que dijo debía traducirse en los intereses tasa activa
en dólares, sin indicar sobre que base (dólares hurtados, mexicano de oro, joyas), calculados
En fs. 267 modificó nuevamente el monto del reclamo pues respecto de los mexicano de oro
depositados los valores sin efectuar inversión alguna, 2) resaltó diferencias en cuanto al detalle de
las joyas hurtadas según las denuncias iniciales presentadas en el Banco y en la Comisaría, y las
declaraciones posteriores; 3) destacó que la madre era titular de otra caja de seguridad en la
misma sucursal y se preguntó por qué guardaría sus joyas en una caja de seguridad a la que no
tenía acceso. Con relación a ello, alegó que el actor tenía a su disposición el contenido de ambas
cajas de seguridad cuando descubrió el robo y podría haber pasado el contenido de una caja de
seguridad a la otra “para poder reclamarlos con posterioridad o para reforzar su teoría”.
Dejó planteado en forma subsidiaria el caso fortuito, para la hipótesis que fuera probado el
Sostuvo haber tomado todas las medidas de seguridad y que el supuesto hurto habría de
alegó que no procedían en tanto los valores en una caja de seguridad se encontraban
El Banco negó la pertinencia de la indemnización por daño moral; amén que el mismo se
Por último destacó que no procedía el reclamo por daño moral y/o psíquico de la madre del
actor quien no se había presentado en las actuaciones. Finalmente, manifestó que en el hipotético
caso de que prosperara el reclamo por este rubro, no debía ser valorado en dólares
estadounidenses.
III. La sentencia de la anterior instancia (fs. 1088/1101) hizo lugar parcialmente a la demanda.
Estimó probada la existencia en la caja de la suma de dinero denunciada (U$S 119.000) y su
robo, por lo cual condenó al Banco a restituirlos con más sus intereses.
mercado, pero los limitó a 25 y no a los 50 denunciados, al estar a la denuncia inicial hecha por el
También desestimó la indemnización por daño psíquico, por entender, con base en el peritaje
de fs. 697/702, que no podía concluirse que el episodio fuera causa única ni determinante de la
Finalmente hizo lugar a la indemnización por daño moral, que estimó en $ 30.000, con más
los intereses calculados a la tasa que cobra el Banco de la Nación Argentina en sus operaciones
de descuento a treinta días, desde la fecha en que el actor descubrió el robo y hasta el efectivo
pago.
El Banco demandado expresó sus agravios en fs. 1117/1122, los que fueron contestados en
fs. 1151/1157; mientras que el actor lo hizo en fs. 1142/1148, pieza que fue refutada en fs.
1161/1166.
IV. La extensión de las impugnaciones deducidas por las partes torna lógico iniciar el estudio
por la articulada por el Banco demandado. Es que su eventual progreso, total o parcial, podría
De la lectura del escrito mediante el cual el Banco fundó su apelación resulta evidente que la
Sus agravios, desarrollados en cinco capítulos (reitera el título “tercer agravio”), se orientan a
criticar el modo como fue ponderada la prueba por la sentencia, que llevó a entender acreditada la
existencia en la caja de seguridad de los U$S 119.000 que denunció el actor en su demanda; haber
autorizado liquidar un 6% de interés anual sobre el importe de la condena anterior; haber admitido
Aún cuando el tema no integra el catálogo de los agravios antes descriptos, entiendo que
existe un aspecto del conflicto que no ha sido tratado en la causa (en rigor ni siquiera fue
planteado), que por constituir uno de los presupuestos de la acción, debe ser analizado con
Es que debe ser decidido, en primer término, si el aquí actor está o no legitimado para
demandar como lo hace, toda vez que si bien los tribunales de alzada deben actuar dentro de los
carriles del recurso, ello no les impide revisar de oficio la concurrencia de los presupuestos
procesales (Hitters, J., Técnica de los recursos ordinarios, La Plata, 2000, p. 394, n° 225; Rivas, A.,
Tratado de los recursos ordinarios, Buenos Aires, 1991, T. 2, p. 851, n° 420); revisión que,
que la solución puede alcanzar respecto de éstos (Hitters, J., ob. cit., p. 395, n° 225), y que -entre
otras hipótesis posibles concierne a la legitimación para obrar-, que puede ser investigada
oficiosamente al momento de ser dictada la sentencia, dado que la calidad de titular de derecho de
la parte actora -o la calidad de obligado de la parte demandada- es necesaria para la validez del
pronunciamiento (conf. Palacio, L. y Alvarado Velloso, A., Código Procesal Civil y Comercial de la
Rivas, A., ob. cit., loc. cit.; Carlo Carli, La demanda civil, página 231; Morello, A., Códigos
346/347, La Plata, 1991; esta Sala, 5.6.2007, “Larregui, Mariano c/Banco Itaú Buen Ayre y otro
s/ordinario”; íd. Sala D, 8.3.2007, “Mohamed, José Luis c/Vidal, José María s/ordinario”; íd. Sala D,
22.5.2009, “Frávega Guillermo Horacio y otro c/Poder Ejecutivo Nacional y otro s/sumarísimo”; íd.
Sala D, 17.5.2010, “Andrade Alfredo c/Poder Ejecutivo Nacional y otros s/amparo”; íd. Sala D,
4.5.2009, “Maiorano, María Cristina c/Poder Ejecutivo Nacional y otro s/Sumarísimo”; íd. Sala D,
11.11.2008, Uriarte María del Carmen y otros c/Banco HSBC Bank Arg. S.A. s/amparo”; esta Sala,
1.9.2010, “Allaría Ledesma & Compañía Sociedad de Bolsa S.A. c/ Administración Gómez Vidal
S.A. y otro s/ ordinario” e “Interfly Tour S.A. c/ Vigilante S.A. y otro s/ ordinario”; esta Sala,
25.9.2009, “Díaz, Carlos Alberto c/ Obra Social del Personal de la Actividad Perfumista s/
ordinario”; esta Sala, 7.8.2007, “Intergrabo S.R.L. c/ Acción por la República s/ ordinario”; esta
Sala, 11.2.2009, “Viggiano de Fabregas, Norma y otro c/Banco BNP Paribas y otro s/ordinario”;
esta Sala, 12.10.2010, “Meini Nelly Elba contra Banco Patagonia S.A. y otro s/ordinario”; CNCom,
En igual sentido, la Corte Nacional en la causa “Mata Peña, José Rafael”, reiteró la facultad
de los jueces de examinar, aún de oficio la legitimación de quienes promueven una acción en tanto
sentencia” (Fallos: 308:1489 y sus citas; 325:2982; considerando 4 del voto de la mayoría; CSJN,
11.12.2007, “Mata Peña José Rafael y otro c/Estado Nacional y otro s/amparo”, Fallos. 330:5111).
Con fundamento en lo hasta aquí dicho, ingresaré en el estudio de la legitimación del actor
En el “Anexo Hechos” que obra glosado en fs. 43/47, específicamente al denunciar el origen
de los fondos y bienes presuntamente guardados en la caja de seguridad violada dijo que:
a. los U$S 119.000 estaban compuestos por: 1. U$S 49.000 que provenían de “retiros que los
socios (el actor, su hermano Elías y su madre Sara Matys) de la primera sociedad…” (Provemet
S.A.) “…hemos realizado a los fines de separar de la actividad habitual una cierta cantidad de
actual y futuro, lo cual acredito con la documentación adjunta” (fs. 45); 2. La suma de dólares
setenta mil –U$S 70.000-…” “…eran propiedad de mi madre Sara Matys…”. Luego describe el
origen de estos fondos, que fincan en la venta de un inmueble, una mensualidad abonada por
b. las monedas de oro (50 mexicanos), también dijo ser de propiedad de su madre; su origen,
de su madre (fs. 45), y fueron en parte obsequio de su esposo y en buena medida alhajas
familiares que fueron traídas de Europa por su madre y abuela, al emigrar a nuestro país.
La descripción que acabo de realizar, que se corresponde puntualmente con los dichos del
actor, revela que él no es propietario de buena parte de los bienes cuya restitución es pedida
Como ya dije, con base en la descripción realizada por el señor Kreszes, los dólares
mientras que los U$S 49.000 restantes habrían derivado de un retiro de fondos que concretaron los
tres socios (el actor, su hermano y su madre) de la sociedad Provemet S.A., sin precisar y menos
En cuanto a los mexicanos de oro y las alhajas, han sido atribuidas como de propiedad de la
Sin embargo debo descartar la existencia de tal óbice procesal como causa de rechazo
Como dijo mi colega el Dr. Heredia en su voto en la causa “Crossnet S.A.”, al que adherí, “si
bien el uso de una caja de seguridad es 'personal' en el sentido de que solamente aquél que ha
estipulado el contrato puede requerir su apertura (si se trata de un contrato suscripto por una
persona jurídica, ese derecho lo ejerce la persona investida de la facultad de apertura pertinente) y
que, por ello mismo, el usuario no puede ceder a otro la utilización de la caja (conf. Molle, G., ps.
617 y 619, nº 5 y 6), nada impide, sin que por ello exista cesión alguna de ese uso, que el usuario
titular deposite en el cofre efectos o valores ajenos de los que, no obstante, tuviera su
disponibilidad. Ello es así, porque no hay obligación de que en una caja de seguridad bancaria
solamente se alojen bienes del contratante del servicio. Todo contratante de una caja de seguridad
puede, en efecto, alojar en ella efectos o valores de propiedad de terceros de los que, como se dijo,
se tuviera su disponibilidad”.
“Y ocurriendo esto último, no es inapropiado que frente a la sustracción ilícita de esos bienes
de terceros de la caja de seguridad, sea el usuario titular del contrato a quien correspondía la
doctrina, al legitimar al usuario titular del contrato para reclamar el resarcimiento de los perjuicios
sufridos con motivo del robo del contenido de una caja de seguridad, aunque no fuera propietario
de los bienes en ella depositados (conf. CNCom. Sala D, 13/9/00, “Szulik, Héctor y otro c/ Banco
Mercantil Argentino S.A.”, ED 195-566; íd. Sala A, 12/4/99, “Toscano, Carmen c/ Banco Mercantil
Argentino S.A.”, LL 2000-A, p. 66; Rouillón, A. y Alonso, A., Código de Comercio, Comentado y
“Cabe destacar, para disipar dudas, que tampoco se ha invocado en autos la existencia de
regla convencional alguna que hubiese prohibido el ingreso de bienes de terceros en la caja de
seguridad, y que lo dispuesto por el art. 2215 del Código Civil excluye -desde una visión conceptual
del tema- la adecuación de la defensa que aquí se considera (CNCom. Sala D, causa “Szulik”,
cit.).
En tales condiciones, es lógico que el titular contractual legitimado para demandar ofrezca y
produzca prueba tendiente a acreditar la existencia de tales bienes atribuidos a terceros, su origen
y el depósito de ellos en la caja de seguridad” (CNCom Sala D, 8.7.2010, “Crossnet S.A. c/ Banco
Río de la Plata S.A. s/ ordinario”; en igual sentido, CNCom Sala A, 15.11.2000, “Fridman, Jacobo c/
Despejada esta duda, cabe ingresar específicamente en el recurso deducido por el Banco
demandado.
A tal fin separaré en capítulos los diferentes agravios que realizó según los bienes que, según
En uno de los tantos anexos en que el actor dividió, o mejor dicho, “desguazó” su demanda,
pues además los presentó en forma separada y en un período de alrededor de cinco meses, el
señor Kreszes describió el contenido de la caja de seguridad violada para luego describir el origen
Como anticipé, afirmó que la suma de U$S 119.000 reclamada se componía de 1. U$S
49.000 retirado por los tres socios de Provemet S.A. (el actor, su hermano Elías y su madre Sara
Matys), mientras que 2. los U$S 70.000 restantes provenían a. de la venta de un inmueble
(Boulogne Sur Mer 659 piso 3° “A”); b. de una mensualidad que la señora Matys recibía de la
República de Alemania desde 1965 como resarcimiento por los padecimientos que sufrió durante el
régimen nazi y c. de los ahorros colectados por su padre ya fallecido. Debo recordar aquí, pues ya
lo consigné más arriba, que esta suma (U$S 70.000) fue atribuida por el actor como de propiedad
exclusiva de su madre.
De tal dictamen resulta que los únicos socios de Provemet S.A. son el actor, Elías Kreszes y
Sara Matys de Kreszes (fs. 797v); que según el cuadro allí plasmado, los dos hermanos poseen
cada uno el 38,45% del paquete accionario, mientras que su madre el titular del 23,10%.
Al no haber sido indicado cuál fue el importe, del retirado de la sociedad, que fue depositado
por cada uno en la caja de seguridad siniestrada, aparece razonable asignar a cada uno el
porcentual que poseen en el ente, tanto más cuando una buena parte de los retiros han sido
Así, David y Elías Kreszes habrían ingresado cada uno la suma de U$S 18.840,5, mientras
Al haber ocurrido el robo en junio de 2005 (cuanto menos en esa fecha fue descubierto), es
pertinente evaluar los retiros que, por todo concepto, realizaron los socios durante 2004 y los
Tomando una cotización promedio de $ 2,90 por dólar, vigente durante el primer semestre de
2005, es razonable concluir que los mentados David y Sara Matys de Kreszes han demostrado
largamente la existencia de los fondos denunciados, pues los importes que derivan de la causa
invocada (retiro de una sociedad que integran) son por demás superiores al porcentual de moneda
ello mi voto en “Chimatti”), que por las características del contrato de caja de seguridad, que en lo
que aquí interesa, es esencial el secreto y, por tanto, la ausencia de inventario o control de
contenido por parte del Banco, tornan dificultosa la prueba del daño.
Esta dificultad no soslaya la necesidad de acreditar los perjuicios. Tampoco invierte la carga
de la prueba que, como principio general, reposa sobre quien invoca el faltante (cpr. 377).
Pero esta característica esencial del contrato, sumado al reconocido incumplimiento del
Banco a su deber de seguridad, permiten que en estos casos el juez pueda recurrir a las
presunciones (CNCom Sala E, 19.9.2003, “Saccone, María c/ Banco Caja de Ahorro”, DJ 2004-1,
40; esta Sala, 12.8.1998, “Gordon Claudio y otro c/ Banco Mercantil Argentino S.A.”; LL 1999-A,
48).
exigir en su acreditación una prueba acabada y precisa, pues ello llevaría a tornar de cumplimiento
deducido por Héctor Horacio García y Héctor Oreste García en la causa “García Héctor Oreste y
otros c/ Banco de Quilmes S.A.”, Fallos 323:76; CNCom Sala B, 26.3.1993, “Sucarrat, Gustavo A.
c/ Banco de Galicia y Buenos Aires S.A.”, LL 1994-E, 437; CNCom Sala B, 4.10.1996, “Quisquisola,
Roberto H. c/ Banco Mercantil Argentino S.A.”, LL 1997-B, 80; CNCom Sala B, 27.12.2006,
CNCom Sala B, 7.12.2007, “Feldman, Néstor y otro c/ Banco de Crédito Argentino S.A.”; La Ley on
LL 2005-E, 232).
Aquí cabe reparar que la presunción, al decir de Barbier, “…es una consecuencia que se
obtiene por el establecimiento de los caracteres comunes de los hechos. Luego, las presunciones
no constituyen un medio especial de prueba, sino que son obtenidas por el juez de los medios de
seguridad una prueba rigurosa e inequívoca, se le impondría una carga cuyo cumplimiento sería
impracticable, dada la ausencia de toda exteriorización que se sigue respecto de los objetos
De allí que sea menester que el presunto damnificado demuestre indiciariamente que tenía
los valores que denunció o, mejor dicho, que por sus condiciones personales y/o económicas
estaba en condición de poseerlos (CNCom Sala E, 19.9.2003, “Saccone” ya citado; CNFed Civil y
Comercial Sala II, 9.10.2007, “B., C. A. c/ Banco de la Nación Argentina”; La Ley on line
Así, de tratarse de dinero efectivo, el pretensor deberá acreditar, por ejemplo, la operación
comercial de la que derivó, o si esta no ha sido invocada, simplemente que su nivel de vida es
compatible con la magnitud de los ahorros que denunció guardados en la caja de seguridad (esta
Sala, 7.3.2007, “Chimatti José Mateo y otro c/ Banco Sudameris Argentina S.A.”).
Para ello “...el juez para su determinación, de conformidad con lo previsto por el cpr. art. 386,
deberá estar a la secuencia fáctica referenciada por el peticionante corroborada por las
valor de aquéllas. (CNCom., Sala B, in re, "Sucarrat, Gustavo c/ Banco de Galicia y Buenos Aires
S.A. s/ ordinario", del 26.03.93). En igual sentido: CNCom., Sala A, "Aramendi de Pittaluga, María
c/ Banco Mercantil Argentino S.A. s/ ordinario"; CNCom Sala C, “Rodo, Jorge c/ Banco Galicia y
Buenos Aires s/ ordinario" del 25.08.97; CNCom Sala B, "Caricati, Héctor c/ Banco Mercantil S.A. s/
ordinario", del 18.11.97 y "Unger, Leonardo y otro c/ Banco Mercantil Argentino S.A. s/ ordinario",
del 15.05.01; y CNComercial, Sala D, “Szulik, Héctor y otro c/ Banco Mercantil S.A. s/ ordinario",
del 15.05.01”. (esta Sala,, 7.3.2007, “Chimatti”, ya citado; Kemelmajer de Carlucci, A., Luces y
servicio de cajas de seguridad, página 800, del Homenaje al Profesor Manuel Laquis).
En el caso, el actor no se limitó a una prueba de indicios, sino con base en la contabilidad de
la sociedad, acreditó haber retirado del ente, él y su madre, sumas superiores a las que dijo
David y Sara Matys de Kreszes compatible con su afirmación de poseer en su caja de seguridad la
moneda extranjera que derivó del retiro de la sociedad, aún cuando pudiera detraerse de tales
ingresos una porción que pudiera seguir otro destino. De todos modos tal hipótesis debería ser
Que tanto David como Sara Matys de Kreszes no hubiesen declarado, en su presentación
impositiva dichos fondos (fs. 799 y vuelta), no obsta a la conclusión anterior. Es que bien puede
Tampoco incide en la solución anticipada, que esos fondos hubieran tenido como destino
No ignoro que la decisión empresaria parece haber sido adoptada luego del robo, lo cual
parecería descartar tal destino (fs. 798v). Pero aún soslayando ello, no es desacertado pensar que
la compra la harían los socios por sí y no la sociedad, para luego prestar o alquilar el inmueble al
ente.
De todos modos, cualquiera fuere el destino del dinero lo real es que, conforme la prueba
valorada, puede presumirse que el mismo se encontraba en la caja de seguridad al tiempo del
robo.
Ello justifica la admisión de este rubro, y por consiguiente el rechazo del presente agravio
respecto de David como Sara Matys de Kreszes, y respecto de los importes retirados de la