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Este documento explica el significado de la vocación como un llamado de amor de Dios. La vocación supone un encuentro entre la libertad de Dios que llama y la libertad humana que responde. No se refiere solo a una aptitud profesional, sino a la llamada eterna que brota del corazón para establecer una relación con Dios. La vocación dura toda la vida y tiene características como que la iniciativa es de Dios, el llamado es personal, la respuesta es libre y Dios elige a los sencillos.
Este documento explica el significado de la vocación como un llamado de amor de Dios. La vocación supone un encuentro entre la libertad de Dios que llama y la libertad humana que responde. No se refiere solo a una aptitud profesional, sino a la llamada eterna que brota del corazón para establecer una relación con Dios. La vocación dura toda la vida y tiene características como que la iniciativa es de Dios, el llamado es personal, la respuesta es libre y Dios elige a los sencillos.
Este documento explica el significado de la vocación como un llamado de amor de Dios. La vocación supone un encuentro entre la libertad de Dios que llama y la libertad humana que responde. No se refiere solo a una aptitud profesional, sino a la llamada eterna que brota del corazón para establecer una relación con Dios. La vocación dura toda la vida y tiene características como que la iniciativa es de Dios, el llamado es personal, la respuesta es libre y Dios elige a los sencillos.
Etimológicamente la palabra Vocación proviene del latín
VOCATIO, que se refiere a la acción de llamar. Por tanto podemos decir que Vocación significa llamado.
Cuando se aplica este término a nuestra relación con
Dios, entonces se está hablando de un Dios que llama, que quiere establecer contacto con nosotros, que desea iniciar una relación especial con él. Y por supuesto, que espera una respuesta por parte de la persona llamada.
Por tanto en este sentido la vocación supone el
encuentro de dos personas, de dos libertades: la libertad de Dios que llama y la libertad del hombre que responde a esta llamada. Por eso no es correcto decir: “Tengo vocación de maestra”, “vocación de médica” o “vocación de músico”, ya que estas expresiones se refieren a una aptitud especial de esa persona para una profesión o actividad humana. La profesión es un trabajo, un quehacer que puede ser inestable, que puede variar con el tiempo o por las diferentes situaciones de la vida. Y la vocación es la llamada irresistible y eterna que brota de lo más profundo del corazón del ser humano, allí donde resuena la voz de Dios. Esta llamada llega como una inspiración o moción interior por la que Dios inclina a una persona hacia un determinado estado o forma de vida. Porque la Vocación no es solo la primera llamada de Dios y la respuesta inicial del ser humano. Es el estado de vida resultante del diálogo entre Dios y la persona, y debe durar la vida entera. Características comunes a toda vocación La iniciativa siempre es de Dios El llamado es siempre personal La llamada de Dios es gratuita La respuesta siempre es libre y puede ser rehusada Dios elige a los sencillos y pequeños La iniciativa siempre es de Dios No es una ocurrencia de la persona, no proviene de un deseo meramente humano. Es Dios quien inicia el diálogo, quien se abre a la persona, quien se acerca amorosamente a su creatura para entablar una relación con ella.
El llamado es siempre personal
Dios se revela como un Dios personal, que nos ama personalmente, que nos conoce a cada uno de sus hijos por nuestro nombre. Por eso su llamada para ti, su plan para ti es solo para ti y para nadie más. Y si tú no lo realizas, ese plan, esa llamada, se quedará sin realizar. La llamada de Dios es gratuita Lo mismo que su amor. Dios no nos pide nada a cambio, Él nos ama y nos llama primero, sin esperar que nosotros lo conozcamos o lo amemos. Y nos llama porque nos ama, y no por otra cosa.
La respuesta siempre es libre y
puede ser rehusada
Dios nos ha creado libres, y toda respuesta a su amor y
a su llamado es, por tanto, en libertad. Él nunca nos va a obligar, porque así como nos ama gratuita y libremente, espera la respuesta de nuestro amor de la misma manera: libre y gratuita. Dios elige a los sencillos y pequeños Ellos, como niños-as, son los que se abren a Él, se reconocen necesitados/as de su amor y son sensibles a su voz. Recordemos la oración de Jesús: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños…”
Los “sabios e inteligentes” son los que están llenos
de sí mismos y por tanto no necesitan a Dios. Ellos no pueden escuchar su voz ni recibir su llamada porque no le dejan espacio en sus vidas. Completamos la ficha