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El tractor era precario y antiguo, y no contaba con barra antivuelco. Llevaba un carretón
con materiales y tres peones, pese a que no estaba adaptado para transporte de personas.
Debido a los baches circulaban por vía en sentido contrario. Cerca de uno de los cruces de
calles internas -sin señalización- había una alcantarilla que reducía el ancho de paso.
En ese momento bajaron los tres peones y el conductor, que desenganchó el carretón y
apoyó la pala sobre el piso para facilitar la maniobra. Luego subió al tractor e intentó
sacarlo, mientras un peón lo guiaba desde abajo. Al observar la inestabilidad del tractor, el
peón propuso intentar la tarea el día siguiente, auxiliados por otro vehículo. Pero el
conductor se negó y continuó solo.
A raíz de los sucesivos movimientos ensayados luego, la rueda trasera perdió apoyo e hizo
volcar al tractor, aprisionando al conductor. Inmediatamente fueron llamados los bomberos,
quienes trasladaron al trabajador accidentado al hospital. Sin embargo, falleció minutos
más tarde.
Para acceder a la altura necesaria, el trabajador utilizó una escalera de aluminio extensible
de aproximadamente 6 m de longitud. La escalera estaba apoyada sobre la pared y un
compañero de trabajo la sostenía para evitar que se deslizara.
El día anterior había sido colocada en la máquina una nueva piedra de grano 90 de Widia
Tyrolet, de 200x25x19 mm y 7 kg de peso.
Momentos antes del accidente, otro operario (también del sector Mantenimiento) había
utilizado la misma amoladora sin inconvenientes.
Sin embargo, mientras el trabajador realizaba tareas sobre la pieza (de unos 10x8x2 cm), la
piedra de la amoladora repentinamente se centrifuga, partiéndose en pedazos y rompiendo
la protección de la máquina.
Posiblemente la piedra de amolar se había descentrado por estar mal ajustada o tener una
falla de fabricación. En la empresa no existía un responsable de controlar la calidad y
características de los materiales comprados.
El día del accidente se estaba iniciando una tormenta con fuerte viento. Dos trabajadores
estaban fuera del edificio de una fábrica mirando el techo del establecimiento. Algo se
movía en su parte exterior y temían que una lámina fuera a desprenderse a causa del viento.
El techo en su mayor extensión era del tipo parabólico cubierto con láminas de zinc,
alternando con láminas plásticas para permitir el ingreso de luz natural. Un sector menor
del establecimiento poseía techo de losa.
Los trabajadores ignoraron la orden y subieron, utilizando una escalera metálica extensible.
Ascendieron primero al techo de losa y luego al parabólico
Caminando sobre el techo observaron que se habían desprendido unos pedazos de
membrana. Uno de los trabajadores se detuvo a recoger un fragmento y, al incorporarse, no
vio al otro, sino una lámina plástica del techo rota. Al acercarse y mirar hacia abajo, vio a
su compañero tirado en el suelo en el interior del establecimiento, unos 8 metros más abajo.
Otros operarios dieron aviso a la supervisión y de inmediato fue llamada una ambulancia.
Luego regresa al Transformador (unos 160 metros), apoya en la cuba del transformador la
escalera y sube con una pinza universal con intención de retirar el fusible quemado y
colocar uno nuevo, mientras su compañero ilumina desde abajo. Retira el fusible quemado
con la pinza, baja un escalón y recibe una descarga que lo hace caer al piso.