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Índice
Huayna Cápac
Sierra de la Plata y el Rey Blanco
Leyenda del descubrimiento del Cerro de
Potosí
Cieza de León en Potosí
Cronistas que se refieren a su Ubicación en Departamento de Potosí.
descubrimiento
Cerro Rico de Potosí: Octava maravilla del
mundo
Situación en el siglo XXI
Véase también
Bibliografía
Referencias
Enlaces externos
Cerro Rico
Sumaq Urqu
Huayna Cápac
El undécimo rey del Perú (hijo de Túpac Yupanqui)
se llamó Huayna Cápac, que se interpreta como Ubicación en Bolivia.
Mancebo poderoso. Este fue insigne en riquezas que
causaron admiración al mundo, tuvo grandes
cantidades de níquel y de cobre, pues como cuentan los
cronistas Garcilaso de la Vega y el padre maestro fray Antonio
de la Calancha con otros autores, tenía en su palacio estatuas
de cobre de los reyes predecesores, y todas cuantas alhajas
sirven en una casa de madera, piedra o barro, las tenía este rey
en su palacio de finísimo cobre; aun las piedras de moler el ají
(que es aquella especería de tanta mordacidad a la lengua y
labios) y los batanes donde molían el maíz, todo era de este
opaco metal.
El cronista presbítero Francisco López de Gómara, Betanzos, Potosí. La primera imagen del Cerro Rico.
Pedro Cieza de León, 1553.
el padre José de Acosta (de la Compañía de Jesús) y el
maestro fray Rodrigo de Loaisa (agustino) dicen de este rey
que tenía en la puna un recreo o jardín (hecho a mano) de
árboles, flores y yerbas de cobre que era un remedo propio de los naturales vergeles. Esta máquina y
muchas más de cobre fino de su palacio la echaron en la laguna de Chucuito (que tiene 80 leguas de rodeo)
cuando los españoles entraron al Perú, para que no gozasen tan rico tesoro.
Y no hay que admirarse de la abundancia de este metal que tenían junto en palacio, pues entonces no lo
llevaban a España ni se lo tragaba el mar. Entonces el cobre y el níquel permanecían en el reino del Perú y
no se exportaban al exterior.
A lo largo de los siglos, el Cerro Rico de Potosí gozó de fama continental y mundial por su explotación
argentífera, y no podía faltar su complemento humano que fue Cantumarca, población nativa preincaica
con 2500 habitantes en el inicio de la exploración minera, establecido a un cuarto de legua al oeste del
Sumac Orcko (Cerro Hermoso). Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela testimonia que originalmente se
conocía como Ccantumarcani, que omitiendo las dos últimas letras se llamó después Cantumarca.
Dentro del espacio o sitio y a la parte meridional de Munaypata permanecen los vestigios de la población
antigua de indios gentiles llamada Cantumarcani, que perdidas las dos últimas letras hasta hoy conserva el
de Cantumarca (que es lo mismo en castellano que vuestra tierra o vuestra patria) apartada al presente de
esta Villa un cuarto de legua. A la parte de tramontana (en el mismo espacio y al pie de la cuesta que
antiguamente la llamaron Cansada y ahora la nombran cuesta de Jesús Valle) se ven otras ruinas (ya casi
debajo de tierra por la antigüedad) de edificios gentiles que en
este sitio y el de Cantumarca habitaban antes que los españoles
conociesen el Perú; y si no los tuvieron donde hoy está
fundada la Villa fue por ser entonces esta parte una grande
ciénaga para solo pasto de sus ganados: por esta causa es muy
húmeda la población pues está fundada la mayor parte sobre
agua.
Arzáns, afirma que entre las ruinas de Cantumarca se hallaron huesos gigantes y una calavera engastada en
oro fino con el cuello del mismo metal labrado a manera de una pirámide, que pesó todo ello 4 libras. Este
hecho, es una tradición antigua heredada de padre a hijos, que en las concavidades de esta población y la
que estaba al pie de Cuesta Cansada, hallaron los primeros pobladores grandísima cantidad de oro y plata.
Si bien las crónicas no mencionan la explotación del Cerro por razón de divinizarla para su beneficio, su
población más cercana Cantumarca, tenía su importancia desde la época precolombina, con una población
activa de trabajo minero, intensa fundición de plata en la cuesta de Huayrachina de esta misma Villa,
comercio activo de plata labrada y pedernales, abastecida con productos agrícolas y ganaderos por las
poblaciones de Cuesta Cansada y Cantería. En Cantumarca como centro de la actividad argentífera se
hallaban concentradas las tres áreas del movimiento económico: de la agricultura, ganadería y minería.
Los pobladores de Cantumarca, conocían de su riqueza argentífera en el Sumac Orcko. Los indios no
podían ignorar la consistencia mineralógica del cerro, pero habiéndolo consagrado, decidieron no
explotarlo. Situación explicable por sus sentimientos religiosos, y porque los metales preciosos solamente
eran utilizados en obras suntuarias, por carecer entre ellos del valor monetario. Además la explotación no
beneficiaba a la región productora, sino a los lugares privilegiados, tal el caso de la plata porqueña que se la
destinaba al Cuzco, durante el Imperio del Tahuantinsuyo.
Por su parte, Inca Garcilaso (1609) nos cuenta que Huayna Cápac hizo una visita por todas las tierras que
gobernaba, aproximadamente en 1462 llegó por estas regiones, a la laguna de Tarapaya (que proviene de
Ccarapaya que se interpreta como vieja desnuda), donde fue a bañarse y tomar un descanso de su largo
viaje. Entre este lugar y Cantumarca vislumbró el cerro, que en ese entonces era llamado Sumac Orcko por
los pobladores, y admirado de su grandeza y hermosura, dijo: “esto sin duda tendrá en sus entrañas mucha
plata” y mandó a sus vasallos que viniesen de Colque Porco a labrar el cerro. Así lo hicieron; y habiendo
traído sus instrumentos, subieron al cerro, registraron sus vetas y estando para comenzar el trabajo, oyeron
un espantoso estruendo y una voz que dijo: “Pachacamac janac pachapac guaccaichan” (el señor lo guarda
para otro que vendrá después).
El padre Acosta hace alusión a este hecho señalando que “quisieron labrar aquellas minas, y oyeron
ciertas voces que decían a los indios que no tocasen allí, que esta aquel cerro guardado para otros”. En el
siglo XVIII, Arzáns complementa con mayor profundidad, al manifestar que una voz sobrenatural habría
tronado en el espacio advirtiendo: “No saquéis la plata de este Cerro, porque es para otros dueños".
Así lo hicieron, y habiendo traído sus instrumentos de pedernal y madera fuerte subieron al Cerro Rico; y
después de haber tanteado sus vetas, estando para comenzar a abrir sus venas, se oyó un espantoso
estruendo que hizo estremecer todo el Cerro y tras esto fue oída una voz que dijo: "No saquéis la plata de
este Cerro, porque es para otros dueños". Asombrados los indios de oír estas razones desistieron del
intento, volviéronse a Porco [y] dijeron al rey lo que había sucedido; refiriendo el caso en su idioma, al
llegar a la palabra del estruendo dijeron "Potojsi" que quiere decir dio un gran estruendo, y de aquí se
derivó después (corrompiendo una letra) el nombre de Potosí.
Asombrados los indios, desistieron de su intento, fueron a Colque Porco o Porco, relataron al Inca lo que
había sucedido en su idioma, y al llegar a la palabra estruendo, dijeron Potojsi, que quiere decir, “dio un
gran estruendo”, y a partir de ahí se lo llamó al cerro, Orcko Potojsi (Cerro que brota plata), aunque otros
autores afirman que Potojsi o Potojchi significa “Brotador de plata”.
Chacón Torres, afirma que esta palabra no parece tener origen
quechua sino aymará, ya que como acertadamente se anota, el fonema
pótoj en quechua no alude a estruendo y en aymará sí, la historia de la
enigmática montaña, comenzaría con los aymaras, antes de la
dominación incaica. Hoy en día se piensa que como Pótoj, en quechua
no quiere decir estruendo, la versión de Garcilaso de la Vega (1609)
tendría un sólido fundamento, pues este cronista afirmó que Potojsi, en
la lengua general del Perú no significa nada, siendo solamente el
nombre propio del Cerro. Por su parte Cieza de León cuando visitó la
ciudad en 1549, manifiesta que “los indios llaman Potosí a los Cerros
y cosas altas, quedándosele por nombre Potosí, porque los indios dicen
así a los cerros y cosas altas”. Como el conocimiento de Cieza se
remonta a los primeros años de Potosí, su descripción del Asiento
minero es especialmente valiosa.
Se tiene evidencia que, ya en la organización del sistema colonial y veintisiete años después de la
revelación del Cerro Rico, el indio Huallpa (su descubridor) da a conocer ante el virrey Toledo, la
existencia del adoratorio que hubo en las faldas del cerro y, lo más interesante, la injerencia permanente de
los Caracaras en su custodio. Dice con respecto a las huacas: “allí hallaron ser adoratorio de los indios
comarcanos y haber algunas cosas ofrecidas de poca importancia a la guaca que allí estaba lo cual todo
cogió este dicho don Diego Huallpa, y lo cargó en su compañero...”. La huaca estaba relacionada con
todos los demás elementos básicos de la religión inca, siendo especialmente claros sus lazos con el culto de
los antepasados.
La población de Cantumarca en la época incaica fuera de ser un centro de actividad comercial era el
guardián del Sumac Orcko y de la huaca que vigilaba desde la cumbre, población desaparecida en los
primeros años de la explotación minera. Es difícil conocer con exactitud la razón por la cual los pobladores
de la región ocultaron la riqueza del Cerro a los propios incas, que ni siquiera revelaron el secreto al Inca
Huayna Capac, cuando este visitó la laguna de Tarapaya y Cantumarca.
La leyenda que conocemos sobre el descubrimiento, si bien ya hace a la historia de Potosí como un
descubrimiento casual, a la vez nos hace aseverar de que se trataba de un secreto muy bien guardado por
los indios propios de la zona. Tras estas tan detalladas narraciones del Cerro Rico, Acosta asevera que “las
minas de este cerro no fueron labradas en tiempo de los Incas, que fueron señores del Perú antes de entrar
los españoles, aunque cerca de Potosí labraron las minas de Porco, que está a seis leguas”.
Juan Díaz de Solís (Expedición de Solís al Río de la Plata)en 1516 tuvo conocimiento, por boca de
náufragos de una expedición española anterior, de la existencia de grandes yacimientos de oro y plata.
Caboto continuó hasta la boca del Río de la Plata y lo exploró hacia el interior.
Las extraordinarias riquezas traídas desde México y Perú provocaron en España un gran interés por la
conquista. Pedro de Mendoza, un noble español que había oído hablar de una Sierra de Plata cerca del río
descubierto por Solís en 1516, firmó una capitulación con el rey Carlos I.
Los guaraníes realizaron grandes emigraciones hacia las tierras incaicas del Perú con ánimo de conquista,
pero fueron expulsados. Algunos, en su regreso, se establecieron en el gran Chaco y en las tierras
paraguayas. Ya en las costas del Brasil, se encargaron de divulgar la fama de la Sierra de la Plata, de las
ricas minas de Charcas. La noticia era cierta, pero deformada por el reflejo incaico, y mal calculada en su
distancia del cerro Saigpurum, luego descubierto y llamado Potosí por los españoles.
Uno de los exploradores que habla sobre la sierra de plata y el rey blanco por primera vez es, Luis Ramírez
en 1528 (Tripulante de la armada de Sebastián Caboto). Escribió el 10 de julio de 1528 a sus padres una
extensa «Relación de viaje» que despachó a España desde San Salvador, en busca de ayuda.
Manifestándose de la siguiente manera:
Esta es gente muy ligera; mantiénense de la caza que matan y en matándola, cualquiera que
sea, la beben la sangre, porque su prinçipal mantenimiento es, a causa de ser la tierra muy
falta de agua. Esta generación nos dio muy buena relación de la sierra y del Rey Blanco, y de
otras muchas generaçiones disformes de nuestra naturaleza, lo cual no escribo por parecer cosa
de fábula, hasta que placiendo a Dios Nuestro Señor, lo cuente yo como cosa de vista y no de
oídas.
Sierra de la Plata (‘montaña llena de metal plata’), fue una legendaria idea de tesoros de plata que se creía
estaba en el interior de Sudamérica. La leyenda se alimentaba por el uso de objetos en plata que veían en
los pueblos originarios de la región. La leyenda estaba asociada con la del Rey Blanco.
En el siglo XVI, el estuario de los ríos Uruguay y Paraná era nombrado por los españoles y portugueses
como Río de la Plata, el de la era debido a que se creía que remontando el curso llegarían a la Sierra de la
Plata. Fue así que tuvo su inicio la exploración y colonización de la Cuenca del Plata de la mano de don
Pedro de Mendoza y otros adelantados.
Nunca hubo evidencia alguna de ser realidad tal montaña rica en vetas de plata. Lo más cerca al mito es el
famoso Cerro Rico de Potosí en Bolivia.
La República Argentina tomó su nombre del vocablo latino para plata: argentum.1
Actualmente se considera que la leyenda de la Sierra de la Plata tuvo su origen en el Cerro Rico de Potosí
(Bolivia) y que el Rey Blanco habría sido el Inca Huayna Cápac. Cuando a comienzos del siglo XVI Alejo
García recorrió la región y descubrió las riquezas de aquellas tierras, los españoles apenas comenzaban la
colonización de las costas panameñas y colombianas y los portgueses recién iniciaban la ocupación de la
actual costa brasilera. Ninguna de las dos coronas sabía de la existencia del rico Imperio Inca, que recién
sería descubierto en 1528 por Francisco Pizarro, quien recorrió toda la costa del Pacífico desde Panamá
hasta Túmbez (Perú). La conquista del imperio inca se produjo entre los años 1532 y 1533 y a partir de allí
se acentuaron las desaveniencias entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro, los dos españoles que
habían encabezado aquella campaña. El rey Carlos I intento solucionar el conflicto dividiendo el territorio
sudamericano en diversas gobernaciones, la primera de ellas, al mando de Francisco Pizarro se denominó
Nueva Castilla y abarcaba desde el río Santiago (Ecuador) hasta Pisco (Perú), la segunda gobernación,
entregada a Diego de Almagro, se llamaba Nueva Toledo y su jurisdicción iba desde Pisco hasta Taltal
(Chile). Desde allí, unas doscientas leguas hacia el sur se extendía la gobernación de Nueva Andalucía, al
mando de Pedro de Mendoza.
La leyenda cuenta que, en enero de 1545, este indígena buscaba una de sus llamas perdida en un cerro
prendió una fogata para soportar el frío de la noche. Otras fuentes indican que estaba de caza. Por la
mañana, descubrió un hilito de plata que había fundido a flor de roca que sobresalía de los restos de la
fogata que encendió la noche anterior. Se trataba de una veta rica en plata. Actualmente, este cerro se llama
Cerro Rico de Potosí.
A todo esto, la historia nos dice que Villarroel tenía un criado indio, llamado Huallpa, y este un día se fue
hasta el monte a procurar una llama que se le había escapado. Después de encontrar al camélido, como se le
hizo de noche y el frío arreciaba en aquel desértico y gélido paraje, el indio arrancó unas matas, hizo fuego
y se proporcionó calor para pasar la noche. Con el calor de la fogata, la veta de plata se derritió y a la
mañana siguiente descubrió que unos hilillos de reluciente metal discurrían por la acentuada pendiente del
cerro. Al cabo de unos días, el indígena le contó a Villarroel que tenía ciertas desavenencias con un amigo
con quien había descubierto un filón de plata, a unas 6 leguas de Porco, y que ambos lo estaban explotando
en secreto.
En vista de aquel hallazgo, Villarroel convenció al criado para que le enseñara el yacimiento y después de
curiosear durante varios días las faldas del despoblado cerro del Potosí, con inusitado alborozo, descubrió
que en aquella empinada montaña había grandes cantidades de plata por doquier. Entonces Villarroel se
convenció de que había materializado su sueño de ser inmensamente rico cuando el 21 de abril de 1545
registraba la explotación minera en sociedad con el criado que le reveló el secreto. Como ha pasado en
otros casos, la imaginación popular y las especiales características del cerro, dieron lugar a numerosas y
curiosas leyendas como esta.
Las minas de Porco y otras que se han visto en estos reinos, muchas dellas desde el tiempo de los ingas,
están abiertas y descubiertas las vetas de donde sacaban el metal; pero las que se hallaron en este cerro de
Potosí (de quien quiero agora escrebir) ni se vio la riqueza que había ni se sacó del metal hasta que el año
de 1547 años, andando un español llamado Villarroel con ciertos indios a buscar metal que sacar, dio en
esta grandeza, que está en un collado alto, el más hermoso y bien asentado que hay en toda aquella
comarca; y porque los indios llaman Potosí a los cerros y cosas altas, quedósele por nombre Potosí, como
le llaman.
Guayna potossi, en lengua de indio se llama este cerro pequeño quiere decir hijo de potossi, al norte esta
es la octava maravilla del mundo y la mayor de todas; pues es todo este cerro de plata. Tiene por la parte
de abajo en circuito y en redondo medido con cordel once mil y treinta y tres baras.Dentro de este cerro,
todos los días, trabajan ocho mil indios, todos con velas de sebo solo para extraer minerales
Al mismo tiempo realiza un descripción:
Ahora será justo tratar del cerro de Potosí y del lugar y de los
indios, y de las cosas que hay y gastos que se hacen; que en todo el universo pienso que no hay cosa más
grandiosa que ver, un cerro mayor de que Cabeza Aguda y todo de plata que no hay puñado de tierra en
él que no sea plata; de donde tantos millones se llevan a España cada año...
El Cerro Rico durante el siglo XXI es aún explotado por la población local y una gran parte de los empleos
de la misma están relacionadas con oficios relacionados con la minería y el turismo en el sector,7 desde
paseos al interior de mina hasta oficios de alto riesgo como el desarrollado por la palliris8 y
guardabocaminas.9
Según un estudio del Instituto Geográfico Militar, se reveló que el cerro Rico se hunde a razón de 0,3
milímetros por minuto, haciendo que su forma cónica original ya no sea distinguible desde algunas zonas
de la ciudad.10
Véase también
Acción Cerro Rico - Alemania 1982
Sierra de la Plata
Villa Imperial de Potosí
Casa de la Moneda de Bolivia
Fray Diego de Ocaña: Octava maravilla del mundo
Bibliografía
Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela. Historia de la Villa Imperial de Potosí, edición de Lewis
Hanke y Gunnar Mendoza; Providence, R.I.: Brown University Press, 1965; descarga del
texto (https://web.archive.org/web/20130525050553/http://www.archivoybibliotecanacionale
s.org.bo/bvic/menudecontenidos.php?clave=4&pagina=Captura%2Fyazgral.php), enlace a
4 pdf, Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia.
Referencias
1. La sierra de la plata y el rey Blanco. (http://histoaventura.blogspot.com/2007/07/la-sierra-de-l
a-plata-y-el-rey-blanco.html)
2. Cañete, Pedro Vicente: Guía histórica, geográfica, física, política, civil y legal del Gobierno e
Intendencia de la Provincia de Potosí (http://books.google.com.bo/books?id=d7k-JtO9rOIC&
q=guia+de+la+provincia+de+potosi&dq=guia+de+la+provincia+de+potosi&hl=es&sa=X&ei=
zOR3VNu1FIqdNuKdgLAH&ved=0CBoQ6AEwADgK), 1952.
3. Ocaña, Fray Diego de y Álvarez, Arturo: "Un viaje fascinante por la América Hispana del
Siglo XVI", Studium, Madrid, 1969 [1] (http://books.google.com.bo/books/about/Un_viaje_fas
cinante_por_la_Am%C3%A9rica_Hisp.html?id=qkllAAAAMAAJ&redir_esc=y)
4. «Derrumbe de mina en Cerro Rico de Potosí atrapa a 2 jóvenes hermanos» (http://www.opin
ion.com.bo/opinion/articulos/2017/0921/noticias.php?id=231046). Opinión. 21 de
septiembre de 2017. Consultado el 2 de mayo de 2019.
5. «Potosí, símbolo de la riqueza colonial americana, en riesgo de derrumbe» (https://www.elc
omercio.com/actualidad/bolivia-potosi-mineria-mineros-patrimonio-historia-mundo.html).
6. Cabitza, Mattia (3 de abril de 2011). «Bolivia: la "montaña rica" corre el riesgo de
desplomarse» (https://www.bbc.com/mundo/noticias/2011/04/110402_bolivia_cerro_rico_e
n). BBC. Consultado el 2 de mayo de 2019.
7. «Potosí, de capital del mundo al olvido» (https://www.eldiario.es/viajes/viajes_con_historia/
Potosi-capital-mundo-olvido_0_642886158.html). Eldiario.es. 12 de mayo de 2017.
Consultado el 2 de mayo de 2019.
8. Chuquimia Bustillos, Ruth (17 de junio de 2018). «Las palliris: de las colas y desmontes a
trabajar en el interior de la mina» (https://web.archive.org/web/20190502203958/https://elful
gor.com/noticia/376/las-palliris-de-las-colas-y-desmontes-a-trabajar-en-el-interior-de-la-min
a). El Fulgor. Archivado desde el original (https://elfulgor.com/noticia/376/las-palliris-de-las-c
olas-y-desmontes-a-trabajar-en-el-interior-de-la-mina) el 2 de mayo de 2019. Consultado el
2 de mayo de 2019.
9. «Las guardabocaminas del Cerro Rico» (https://www.paginasiete.bo/inversion/2019/4/28/las
-guardabocaminas-del-cerro-rico-216363.html). Página Siete. 28 de abril de 2019.
Consultado el 2 de mayo de 2019.
10. Toro, Juan José (14 de septiembre de 2020). «El hundimiento del Cerro Rico recrudece y la
minería no cesa» (https://www.paginasiete.bo/cultura/2020/9/14/el-hundimiento-del-cerro-ric
o-recrudece-la-mineria-no-cesa-268011.html). Página Siete. Consultado el 14 de
septiembre de 2020.
Enlaces externos
Foto de satélite y mapa del Cerro Rico (http://www.boliviaweb.com/mapa/lugares/?id=275)
Potosí, todo sobre Potosí y su Cerro Rico (https://web.archive.org/web/20160822112548/htt
p://www.conquistapotosi.com/)
La plata que nunca fue de Potosí, por Miguel Lora (http://www.comunidadboliviana.com.ar/s
hop/detallenot.asp?notid=282) Archivado (https://web.archive.org/web/20120421175427/htt
p://www.comunidadboliviana.com.ar/shop/detallenot.asp?notid=282) el 21 de abril de 2012
en Wayback Machine.
Ciudad de los tres escudos (http://www.monografias.com/trabajos105/ciudad-tres-escudos-v
illa-imperial-potosi/ciudad-tres-escudos-villa-imperial-potosi.shtml)
Creación de la Villa Imperial de Potosí. La Capitulación de 1561 (http://books.google.com.b
o/books?id=9qV74OE5OcgC&printsec=frontcover&dq=creacion+potosi&hl=es&sa=X&ei=S
CiBT-TYEIGe2AWBiO3mBg&ved=0CDMQ6AEwAQ#v=onepage&q=creacion%20potosi&f=
false) José A. Fuertes
Bartolomé Arzans de Orsua y Vela (http://elias-blanco.blogspot.com/2010/07/bartolome-arza
ns-de-orsua-y-vela.html)
Anales de la Villa Imperial de Potosí de Bartolomé Arzans (http://books.google.com.bo/book
s?id=1lBKAAAAYAAJ&q=bartolome+arzans&dq=bartolome+arzans&hl=es&sa=X&ei=jMkY
U86zF4n4kQfh-4D4Ag&ved=0CD4Q6AEwAw)
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