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INTRODUCCIÓN

Primeramente, hay que diferenciar entre lengua hablada y lengua escrita: no debemos escribir como
hablamos, en particular en el ámbito académico.

La lengua hablada, oral, coloquial es la que empleamos todos los días para comunicarnos natural y
espontáneamente. Se caracteriza por el uso generalizado de expresiones que todas las personas de
nuestro entorno entienden con facilidad, pero que muchas veces se alejan del “lenguaje formal”.

La lengua escrita, en este caso académica, se considera formal porque se apega a las reglas tanto
gramaticales como ortográficas, además de utilizar vocabulario pertinente y preciso.

Para identificar mejor la diferencia, una peculiaridad del lenguaje oral es el empleo frecuente de
expresiones con sentido figurado, metafórico, es decir, no literal, por ejemplo:

COLOQUIAL FORMAL

Sacar de onda Desconcertar, impresionar, sorprender, asustar, consternar, confundir, turbar,


perturbar, alterar, asombrar, trastornar, aturdir, inquietar, afectar.

Se le fue la onda Olvidar, distraer, o ambos: Lo olvidó porque se distrajo.

Qué onda Puede tratarse de un saludo: ¡Hola!, ¡Qué tal!, ¿Cómo estás?, ¿Cómo te va?
O de una pregunta: ¿Qué sucede?, ¿Qué pasa?, ¿Qué ocurrió?

Buena onda Referido a una persona: agradable, simpática, amable, afable, amigable, educada,
cortés, respetuosa, atenta, cordial, gentil, sociable.
O a una respuesta positiva: ¡Qué bien!, ¡Qué bueno!, ¡Qué buena noticia! ¡Qué
buena suerte!, ¡Qué fortuna!

Mala onda Referido a una persona: desagradable, antipática, odiosa, molesta, fastidiosa,
insoportable, grosera, descortés, irrespetuosa, impertinente, insolente, desatenta,
desconsiderada, enojona, frívola, aburrida, arrogante, pedante.
O a una respuesta negativa: ¡Qué mal!, ¡Qué malo!, ¡Qué mala noticia!, ¡Qué mala
suerte!, ¡Qué lamentable!

Antes que nada o Antes que todo, primero que todo; mejor: primeramente, inicialmente, para
Primero que nada comenzar, para empezar, para iniciar, en (un) principio, en un inicio, en primer
lugar, como primer punto.

Más que nada Principalmente, básicamente, fundamentalmente, primordialmente,


prioritariamente, especialmente, esencialmente, particularmente, sobre todo.

De vez en cuando Ocasionalmente, esporádicamente, a veces,


De vez en vez algunas veces, rara vez, raras veces.
De cuando en cuando
De tiempo en tiempo
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Día a día Diariamente, cada día.
Mes tras mes Mensualmente, cada mes.
Año con año Anualmente, cada año.

Según de lo que se hable: una fiesta, un libro, una película, un lugar, un automóvil, un concierto, un
viaje…, los adjetivos coloquiales “chido”, “padre”, “de pelos” y otros semejantes equivaldrían a: bonito,
lindo, hermoso, ameno, divertido, entretenido, animado, grandioso, estupendo, espléndido, magnífico,
maravilloso, excelente, asombroso, sorprendente, impresionante, emocionante, sublime, fabuloso,
fantástico, fenomenal, increíble, extraordinario.

Por otro lado, aunque ambas lenguas son igualmente aceptables y válidas, ocurre que también hablamos
con errores gramaticales, ortográficos y léxicos, los cuales muchas veces pasamos al papel, por ello el
interés en corregir o mejorar nuestra expresión, tanto oral como escrita.

Un ejemplo de error gramatical al hablar es el uso incorrecto de las preposiciones:

En base a → debe ser → con base en


De acuerdo a → debe ser → de acuerdo con
En relación a → debe ser → en relación con
con relación a
De favor → debe ser → por favor
Se enoja de todo → debe ser → Se enoja por todo
Se ríe de todo → debe ser → Se ríe por todo
Se preocupa de todo → debe ser → Se preocupa por todo

Un ejemplo de error “ortográfico” al hablar es acentuar equivocadamente verbos como:

Diferencío → debe ser → diferencio


Financíes → debe ser → financies
Negocíen → debe ser → negocien
Evidencían → debe ser → evidencian
Adecúes → debe ser → adecues
Evacúen → debe ser → evacuen

Al hablar se cometen errores léxicos con mucha frecuencia por contar con un vocabulario muy reducido
o por utilizarlo mal; por ejemplo, el adjetivo desapercibido(a/os/as) −a pesar de que ya está aceptado con
el sentido de inadvertido(a/os/as)− originalmente se deriva del verbo apercibir, que significa: “prevenir,
disponer, preparar lo necesario para alguna cosa. || Galicismo por advertir, darse cuenta, etc.”
(Diccionario enciclopédico UTEHA: México, 1953). Por lo tanto, desapercibido se podría considerar
expresión coloquial, es decir, informal.

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De modo similar, algunas palabras se emplean con un sentido tomado principalmente del inglés, cuando
en español tenían otro significado o cuando existen otras más adecuadas; por ejemplo, la gente dice y
escribe:

“Fue una noticia impactante”. Impactar: 1. Chocar violentamente una cosa en movimiento contra otra;
especialmente un proyectil contra un blanco. 2. Causar una intensa impresión emocional o un gran
desconcierto. Por ello convienen más los adjetivos: impresionante, desconcertante, sorprendente… Lo
mismo sucede con el sustantivo impacto, muy utilizado en lugar de repercusión, efecto, consecuencia,
influencia, producto, alcance, resultado, secuela.

“Llegué tarde a la oficina porque había mucho tráfico”. Traficar: Negociar, comerciar ilegal y
clandestinamente, o con mercancías o productos que prohíbe la ley. Por eso conviene más el sustantivo
tránsito, de ahí el Reglamento de tránsito, el policía de tránsito y el accidente de tránsito.

Al referirse a un congreso, a una conferencia, a un concierto, a un espectáculo: “El evento se llevará a


cabo en el auditorio”. Evento: Suceso imprevisto; eventualidad: Suceso que puede ocurrir o no,
especialmente un problema que se plantea o que se presenta de modo imprevisto. Por ello convienen más
los sustantivos acto, actividad o los ya citados congreso, conferencia, concierto, u otros como ceremonia,
recepción, gala, etcétera. Aquí también se recomienda evitar el verbo llevar a cabo, ya que su excesivo
uso casi lo ha convertido en una muletilla, cuando se pueden emplear otros como: realizar, efectuar,
acaecer, acontecer, verificarse.

Las anteriores son palabras del español a las cuales se les ha cambiado el sentido; sin embargo, otro
problema del lenguaje es abusar de los llamados “préstamos léxicos”, vocablos tomados de otro idioma
(anglicismos, galicismos, germanismos, etc.) que muchas veces llegan a sustituir, incluso a desplazar, a
muchas palabras propias del español, fenómeno muy preocupante debido a que empobrece el lenguaje.
Entre muchos ejemplos, destaca el verbo checar:

“Voy a checar mi correo”, “Chécalo en el diccionario”, “Checa la información”: ver, revisar, consultar,
verificar, cotejar, corroborar, comprobar, confirmar, constatar, confrontar.

“Me hice un chequeo médico”: examen, revisión, auscultación, reconocimiento, observación,


exploración; con sus respectivos verbos: examinar, revisar, auscultar, reconocer, observar, explorar.

“Los empleados checan entrada y salida”: registrar, marcar, sellar, firmar, anotar.

“Tu novio/a te está checando”: vigilar, cuidar, celar, espiar, controlar (caso extremo, acosar).

“Tus datos no checan con los míos”: concordar, coincidir, corresponder.

“Hay que checar precios”: cotizar, comparar.

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