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Estimados alumnos:

Hace 6 años, con un cúmulo de temores bajo el brazo, llegaron por


primera vez a la escuela. Ahora, ya sin aquellos temores, pero si con
tristeza, llego la hora de la despedida, de decir: ¡Adiós!
Se despiden de su escuela y atrás quedaran sus puertas abiertas.
Han sido 6 años de esfuerzo y, en ocasiones, los deberes escolares
fueron arduos. Pero fueron también 6 años de recompensas y de
satisfacciones, de amistades y recuerdos que permanecerán para
siempre en el libro de sus vidas.
Son ustedes un buen ejemplo para nosotros que ingresaremos a
ocupar los lugares vacantes.
¡Cuánto entusiasmo y dedicación demostraron como estudiantes de
primaria!
Sus maestros los recordarán como estudiantes honestos y
responsables, alegres y comprometidos. A partir de este momento la
primaria será un capítulo en el libro de sus vidas. Ahora se
enfrentarán a un presente con nuevos desafíos.
En las turbulencias que pudieran surgir en su camino, cada uno de
ustedes deberá reafirmar una visión de justicia, de paz y de respeto a
los derechos humanos y a las leyes que rigen nuestro país.
Por ahora, una cosa les debe quedar clara; el estudio, y nada más
que el estudio, será la llave que les abrirá las puertas del mañana.
En un mundo cambiante como el que nos tocó vivir, la preparación es
la mejor estrategia para enfrentar las crisis de un mundo incierto.
El futuro de cada uno de ustedes no está en manos del destino; y
aún cuando pudieran creer que el destino es el que baraja las cartas,
son ustedes quienes las juegan. Lo que les quiero decir, es que
ustedes formarán su propio destino. Ustedes y sólo ustedes son
quienes deben preguntarse qué es lo que desean hacer con sus
vidas.
Sus padres, sus maestros, han puesto los cimientos: el respeto a la
dignidad de la persona; el respeto que debe empezar por ustedes
mismos, y debe continuar con sus familias, con todos los que los
rodean y con la sociedad entera. Aprendan a decir sí, y aprendan a
decir no, cuando sea necesario.
¡Ustedes son personas valiosas! ¡No permitan que nada ni nadie los
desvíe de su camino como personas dignas y honestas!
Sigan siendo buenos hijos, respeten siempre a sus padres, protejan a
sus hermanos. Sean personas cabales. Un hombre cabal, una mujer
cabal, es una persona comprometida con su familia y con la
sociedad, pero sobre todo, comprometida consigo misma.
Asuman con entrega, con coraje y con valor la responsabilidad de
empuñar el timón de sus vidas, que la mar les pertenece.

¡Buen viaje!

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